sábado, 30 de abril de 2016

Buda, Principal, Jardín, Agua, Estanque, Flora
VOCES entre VOCES
"El arte es maravillosamente irracional, no tiene el menor sentido, y, a pesar de todo, es necesario". Günter Grass.


TEMAS TERTULIA 1-4-2016
    La primera vez que . . .
    Semilla mágica.
La risa.

TEXTOS TERTULIA 25-3-2016
El libro en blanco.
Los santos culpables.
Historia de un boligrafo.

HISTORIA DE UN BOLIGRAFO.
Nací hace casi doscientos años en una ciudad de China, pudiera llamarse Hang-Lu, en el seno de una fábrica de productos de material escolar.
Sin poder siquiera despedirme de mis progenitores, todos mis hermanos y yo fuimos trasladados hasta EEUU, y luego repartidos en distintos hogares. A mí me tocó una humilde casa de Ohio, donde una niña de 11 años, llamada Annette, empezó a tratar conmigo.
Al cabo de unos meses, al llegar abril, se aburrió de mí. Iba a abandonarme en la calle, pero una persona mayor le dijo que no; y me dejaron olvidado en el trastero.
Allí pasé los siguientes 9 años, hasta que un día, haciendo limpieza, Annette me volvió a coger. Aunque ya no se acordaba de mí, sí se sorprendió de que siguiera vivo. Y volvió a tratar conmigo, hasta que mi vida útil llegó a su fin. Momento en el cual, esta vez sí, fui abandonado sin más miramientos en un gran parque de la ciudad.
Nada demasiado relevante me ha sucedido desde entonces, durante estos casi dos siglos (mucho tiempo para Annette, seguro, pero insuficiente para que llegara mi hora aún); hasta hoy, que me han recogido los doctores Carlson y Stevens y me han colocado en una bonita vitrina junto con otros semejantes. Ayer tratados como vulgares basuras, y hoy curiosidades dignas de observar en museos y exposiciones.
(Historia de un bolígrafo Bic)
Sara Vidal Tanaka

HISTORIA DE UN BOLIGRAFO.
Ni nací, ni crecí, ni me reproduje, ni morí, pero todo eso, y mucho más, pude contarlo mientras bailaba frenéticamente sobre docenas de hojas de papel que hoy guardan, de alguna manera, mi humilde memoria.
Nekovidal – nekovidal@gmail.com

LOS SANTOS CULPABLES
¿Hay alguno que no lo sea puesto que todos se creían con derecho a imponer su dios a los demás?
Nekovidal – nekovidal@gmail.com

LOS SANTOS CULPABLES
¿ Alguien sabe qué comen. ?
He atrapado un ángel.
¡ Qué cosa más extraña es esto de la vida.!
Cada amanecer viene creciendo la esperanza y la barba.
Hoy me ha hablado dios.
Me ha dicho que hay que creer
sólo en uno mismo y en el prójimo.
Necesitamos ser generosos con los sentimientos.
Oye, si ves a alguien desnudo caminando por la calle,
soy yo que no me quedan vestiduras por rasgarme.
Si todo lo que hacemos es para que nos quieran.
¿Por qué nos damos puñaladas por la espalda?
Dime, quién no sabe que siente el corazón de un zombie.
Pásate conmigo. Dime lo que piensas.Yo tengo el pecho abierto.
Se perdieron las llaves, que cerraban todas mis puertas.
JJC


EL LIBRO EN BLANCO
Hoy me han enviado un regalo, es un libro muy bonito, sus pastas son de mi color preferido, me lo ha regalado una persona con gran sesibilidad.
Me he sorprendido cuando he visto que no tenía título, pero al abrirlo me he sorprendido aún más: No tiene nada escrito, sólo una nota que dice:“Un libro escrito te encorseta, un libro en blanco fomenta tu imaginación”.
Este libro en blanco ha sido un regalo muy especial, en sus páginas, que ahora están vacías, puedo escribir tantas, tantas cosas que podrán ser leídas por otras personas, puedo plasmar en él ilusiones, inquietudes, etc.
Creía que podría poner en marcha mi imaginación y escribir alguna historia con un final feliz, pero buscando un tema me he quedado en blanco así que he decidido, finalmente, escribir en el libro en blanco sobre los infinitos tonos del color blanco mientras contemplo desde mi ventana, tras las sábanas blancas tendidas, la inmaculada blancura de la nieve.
María C.G.C.

HISTORIAS DEL LIBRO EN BLANCO

1 Aquel niño tenía el libro en blanco.
Era huérfano y no tenía recuerdos.

2 Desde aquel día que su hijo se fue, las páginas del libro quedaron en blanco.
Ya no se construían recuerdos.
Sólo la luz se reflejaba.

3 Aquel libro en blanco esperaba la historia de mañana, la historia de una sonrisa que nace de la tristeza cristalizada.

Kupukupu

EL LIBRO EN BLANCO

Al nacer sólo somos eso: un libro en blanco.
Con la portada y la contraportada impresas con un nombre que otros eligieron por nosotros, ya que pocas son las culturas humanas que, sabiamente, ponen un nombre provisional a sus niños y les permiten elegir el propio libremente al llegar a la juventud.
La portada, el bagaje genético, la contraportada, las circunstancias, familia, lugar de nacimiento, situación económica, etc. bajo las cuales venimos al mundo.
Las primeras páginas también son otros quienes las escriben por nosotros, principalmente nuestros padres, abnegados pero cómplices, verdugos y víctimas a un tiempo, de todo un sistema absurdo y antivital heredado durante generaciones, todas fraguadas a base de miedo y miseria, miles de generaciones . . . aún no ha nacido la primera libre.
Un sistema educativo primitivo y castrante nos enseña a no cuestionar la autoridad, no preguntar, no replicar, lacerando así uno de nuestros más preciados tesoros: la curiosidad por saber.
Poco a poco, en una tétrica caverna platoniana acabamos confundiendo nuestro ser con nuestra sombra, tan vencidos como convencidos, incluso atacando con furia a quien se atreva a invitarnos a abandonar ese lúgubre lugar donde han recluído nuestra mente.
También nos enseñan a temer o reprimir la alegría, la fiesta, el juego y hasta el sexo, máxima expresión de la vida, porque las personas felices son tan peligrosas como las libres en el contexto de las sociedades enfermas y alienadas. Atacar al diferente es la consigna que primero aprende el esclavo, al menos el que se somete y resigna a la condición de tal, por muy libre que se crea, pues ése es el esclavo perfecto, el que ni sospecha que lo es.
Nos instruyen en obsoletos y nada eficientes sistemas sociales verticales y muy jerarquizados, desperdiciando la mayoría del conocimiento que podríamos aportarnos unos a otros, derrochando energía en egos hipertrofiados que necesitan la constante sumisión de sus semejantes para dar un mínimo sentido a sus pobres vidas, a través de la codicia material o la miseria espiritual, puede ser un banquero, un especulador de bolsa, un sacerdote de cualquier religión o el vecino de al lado, todos se estudiarán en el futuro como algunas de las mayores aberraciones del pasado.
Nos enseñan a respetar trapos de colores a los que llaman banderas, supuestos representantes de la fantasía paralela de las patrias y naciones, pero no a las personas de esos lugares, a creer en fronteras y divisiones irreales, límites creados a lo largo de siglos por guerras sangrientas, límites que nunca se corresponden con los de las verdaderas culturas humanas, tan ricas como diversas.
Esa locura sirve de pretexto para arrastrarnos a guerras que siempre son civiles y fratricidas, de las que sólo obtienen beneficio los seres más tristes y enfermos de nuestras sociedades.
Nos enseñan u obligan a creer en dioses cuya existencia nadie ha podido demostrar, en un acto de arrogancia propio de un demente, a menudo utilizando mensajes de justicia, paz o perdón, tan alejados de quienes los predican como la luz de la oscuridad.
Una a una van rellenando, entre borrones y tachaduras, nuestras páginas vitales de conceptos contradictorios, prejuicios, ideas destructivas, miedos, integrismos y fanatismos que, muy a menudo, nunca llegamos a identificar siquiera como tales ni de los que ni sospechamos ser rehenes.
Algunos, los más lúcidos o agotados, deciden quemar el libro a mitad del camino, la mayoría, más fuertes, tozudos, o alienados, se arrastra página a página hasta un final casi siempre patético.
Pero llegará un día, necesitamos creerlo para poder escribir hoy una página más, en que toda esta locura cotidiana no será más que objeto de estudio de nuestros descendientes, asombrados ante nuestra ceguera como nosotros nos asombramos hoy de que, no hace mucho, se cazaran y comieran unos a otros nuestros ancestros, o que seres humanos de todas las razas y culturas se vendieran como mercancías, o que pareciera razonable para la mayoría quemar a una persona en una hoguera o asesinarla en un altar como ofrenda a cualquier religión o ideología.

Nekovidal – nekovidal@gmail.com


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