VOCES
entre VOCES
"El
arte es maravillosamente irracional, no tiene el menor sentido, y, a
pesar de todo, es necesario". Günter Grass.
TEMAS
TERTULIA 1-4-2016
La
primera vez que . . .
Semilla
mágica.
La
risa.
TEXTOS
TERTULIA 25-3-2016
El
libro en blanco.
Los
santos culpables.
Historia
de un boligrafo.
HISTORIA
DE UN BOLIGRAFO.
Nací
hace casi doscientos años en una ciudad de China, pudiera llamarse
Hang-Lu, en el seno de una fábrica de productos de material escolar.
Sin
poder siquiera despedirme de mis progenitores, todos mis hermanos y
yo fuimos trasladados hasta EEUU, y luego repartidos en distintos
hogares. A mí me tocó una humilde casa de Ohio, donde una niña de
11 años, llamada Annette, empezó a tratar conmigo.
Al
cabo de unos meses, al llegar abril, se aburrió de mí. Iba a
abandonarme en la calle, pero una persona mayor le dijo que no; y me
dejaron olvidado en el trastero.
Allí
pasé los siguientes 9 años, hasta que un día, haciendo limpieza,
Annette me volvió a coger. Aunque ya no se acordaba de mí, sí se
sorprendió de que siguiera vivo. Y volvió a tratar conmigo, hasta
que mi vida útil llegó a su fin. Momento en el cual, esta vez sí,
fui abandonado sin más miramientos en un gran parque de la ciudad.
Nada
demasiado relevante me ha sucedido desde entonces, durante estos casi
dos siglos (mucho tiempo para Annette, seguro, pero insuficiente para
que llegara mi hora aún); hasta hoy, que me han recogido los
doctores Carlson y Stevens y me han colocado en una bonita vitrina
junto con otros semejantes. Ayer tratados como vulgares basuras, y
hoy curiosidades dignas de observar en museos y exposiciones.
(Historia
de un bolígrafo Bic)
Sara
Vidal Tanaka
HISTORIA
DE UN BOLIGRAFO.
Ni
nací, ni crecí, ni me reproduje, ni morí, pero todo eso, y mucho
más, pude contarlo mientras bailaba frenéticamente sobre docenas de
hojas de papel que hoy guardan, de alguna manera, mi humilde memoria.
Nekovidal
– nekovidal@gmail.com
LOS
SANTOS CULPABLES
¿Hay
alguno que no lo sea puesto que todos se creían con derecho a
imponer su dios a los demás?
Nekovidal
– nekovidal@gmail.com
LOS
SANTOS CULPABLES
¿
Alguien sabe qué comen. ?
He atrapado un ángel.
¡ Qué cosa más extraña es esto de la vida.!
Cada amanecer viene creciendo la esperanza y la barba.
Hoy me ha hablado dios.
Me ha dicho que hay que creer
sólo en uno mismo y en el prójimo.
Necesitamos ser generosos con los sentimientos.
Oye, si ves a alguien desnudo caminando por la calle,
soy yo que no me quedan vestiduras por rasgarme.
Si todo lo que hacemos es para que nos quieran.
¿Por qué nos damos puñaladas por la espalda?
Dime, quién no sabe que siente el corazón de un zombie.
Pásate conmigo. Dime lo que piensas.Yo tengo el pecho abierto.
Se perdieron las llaves, que cerraban todas mis puertas.
JJC
He atrapado un ángel.
¡ Qué cosa más extraña es esto de la vida.!
Cada amanecer viene creciendo la esperanza y la barba.
Hoy me ha hablado dios.
Me ha dicho que hay que creer
sólo en uno mismo y en el prójimo.
Necesitamos ser generosos con los sentimientos.
Oye, si ves a alguien desnudo caminando por la calle,
soy yo que no me quedan vestiduras por rasgarme.
Si todo lo que hacemos es para que nos quieran.
¿Por qué nos damos puñaladas por la espalda?
Dime, quién no sabe que siente el corazón de un zombie.
Pásate conmigo. Dime lo que piensas.Yo tengo el pecho abierto.
Se perdieron las llaves, que cerraban todas mis puertas.
JJC
EL
LIBRO EN BLANCO
Hoy
me han enviado un regalo, es un libro muy bonito, sus pastas son de
mi color preferido, me lo ha regalado una persona con gran
sesibilidad.
Me
he sorprendido cuando he visto que no tenía título, pero al abrirlo
me he sorprendido aún más: No tiene nada escrito, sólo una nota
que dice:“Un libro escrito te encorseta, un libro en blanco fomenta
tu imaginación”.
Este
libro en blanco ha sido un regalo muy especial, en sus páginas, que
ahora están vacías, puedo escribir tantas, tantas cosas que podrán
ser leídas por otras personas, puedo plasmar en él ilusiones,
inquietudes, etc.
Creía
que podría poner en marcha mi imaginación y escribir alguna
historia con un final feliz, pero buscando un tema me he quedado en
blanco así que he decidido, finalmente, escribir en el libro en
blanco sobre los infinitos tonos del color blanco mientras contemplo
desde mi ventana, tras las sábanas blancas tendidas, la inmaculada
blancura de la nieve.
María
C.G.C.
HISTORIAS
DEL LIBRO EN BLANCO
1
Aquel niño tenía el libro en blanco.
Era
huérfano y no tenía recuerdos.
2
Desde aquel día que su hijo se fue, las páginas del libro quedaron
en blanco.
Ya
no se construían recuerdos.
Sólo
la luz se reflejaba.
3
Aquel libro en blanco esperaba la historia de mañana, la historia de
una sonrisa que nace de la tristeza cristalizada.
Kupukupu
EL
LIBRO EN BLANCO
Al
nacer sólo somos eso: un libro en blanco.
Con
la portada y la contraportada impresas con un nombre que otros
eligieron por nosotros, ya que pocas son las culturas humanas que,
sabiamente, ponen un nombre provisional a sus niños y les permiten
elegir el propio libremente al llegar a la juventud.
La
portada, el bagaje genético, la contraportada, las circunstancias,
familia, lugar de nacimiento, situación económica, etc. bajo las
cuales venimos al mundo.
Las
primeras páginas también son otros quienes las escriben por
nosotros, principalmente nuestros padres, abnegados pero cómplices,
verdugos y víctimas a un tiempo, de todo un sistema absurdo y
antivital heredado durante generaciones, todas fraguadas a base de
miedo y miseria, miles de generaciones . . . aún no ha nacido la
primera libre.
Un
sistema educativo primitivo y castrante nos enseña a no cuestionar
la autoridad, no preguntar, no replicar, lacerando así uno de
nuestros más preciados tesoros: la curiosidad por saber.
Poco
a poco, en una tétrica caverna platoniana acabamos confundiendo
nuestro ser con nuestra sombra, tan vencidos como convencidos,
incluso atacando con furia a quien se atreva a invitarnos a abandonar
ese lúgubre lugar donde han recluído nuestra mente.
También
nos enseñan a temer o reprimir la alegría, la fiesta, el juego y
hasta el sexo, máxima expresión de la vida, porque las personas
felices son tan peligrosas como las libres en el contexto de las
sociedades enfermas y alienadas. Atacar al diferente es la consigna
que primero aprende el esclavo, al menos el que se somete y resigna a
la condición de tal, por muy libre que se crea, pues ése es el
esclavo perfecto, el que ni sospecha que lo es.
Nos
instruyen en obsoletos y nada eficientes sistemas sociales verticales
y muy jerarquizados, desperdiciando la mayoría del conocimiento que
podríamos aportarnos unos a otros, derrochando energía en egos
hipertrofiados que necesitan la constante sumisión de sus semejantes
para dar un mínimo sentido a sus pobres vidas, a través de la
codicia material o la miseria espiritual, puede ser un banquero, un
especulador de bolsa, un sacerdote de cualquier religión o el vecino
de al lado, todos se estudiarán en el futuro como algunas de las
mayores aberraciones del pasado.
Nos
enseñan a respetar trapos de colores a los que llaman banderas,
supuestos representantes de la fantasía paralela de las patrias y
naciones, pero no a las personas de esos lugares, a creer en
fronteras y divisiones irreales, límites creados a lo largo de
siglos por guerras sangrientas, límites que nunca se corresponden
con los de las verdaderas culturas humanas, tan ricas como diversas.
Esa
locura sirve de pretexto para arrastrarnos a guerras que siempre son
civiles y fratricidas, de las que sólo obtienen beneficio los seres
más tristes y enfermos de nuestras sociedades.
Nos
enseñan u obligan a creer en dioses cuya existencia nadie ha podido
demostrar, en un acto de arrogancia propio de un demente, a menudo
utilizando mensajes de justicia, paz o perdón, tan alejados de
quienes los predican como la luz de la oscuridad.
Una
a una van rellenando, entre borrones y tachaduras, nuestras páginas
vitales de conceptos contradictorios, prejuicios, ideas
destructivas, miedos, integrismos y fanatismos que, muy a menudo,
nunca llegamos a identificar siquiera como tales ni de los que ni
sospechamos ser rehenes.
Algunos,
los más lúcidos o agotados, deciden quemar el libro a mitad del
camino, la mayoría, más fuertes, tozudos, o alienados, se arrastra
página a página hasta un final casi siempre patético.
Pero
llegará un día, necesitamos creerlo para poder escribir hoy una
página más, en que toda esta locura cotidiana no será más que
objeto de estudio de nuestros descendientes, asombrados ante nuestra
ceguera como nosotros nos asombramos hoy de que, no hace mucho, se
cazaran y comieran unos a otros nuestros ancestros, o que seres
humanos de todas las razas y culturas se vendieran como mercancías,
o que pareciera razonable para la mayoría quemar a una persona en
una hoguera o asesinarla en un altar como ofrenda a cualquier
religión o ideología.
Nekovidal
– nekovidal@gmail.com
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