domingo, 29 de enero de 2023

 

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

Los nuevos hallazgos de papiros en los últimos años (el papiro de 2004 con el que West completa un bonito poema que conocíamos muy fragmentariamente, y los papiros de 2014 que dan en el Newest Sappho de Obbink) me han traído treinta y tantos años después a estas versiones de Safo. Se incorporan así al libro algunos poemas y fragmentos que nos eran desconocidos y se completan de otro modo otros poemas. El lector que yo era entonces no consideró en su día algunos fragmentos que el lector que soy ahora sí ha considerado. Sale, pues, un libro ampliado y también revisado. Una revisión inevitable a lo largo de la cual no dejó de visitar ni un día mis oídos el verso aquel de Luis Javier Moreno a la Nefertiti del museo de Berlín: “Por usted, majestad, no pasa el tiempo”. Juan Manuel Rodríguez Tobal.

Zenda adelanta cinco poemas y fragmentos de Safo.

***

Desde Creta ven, Afrodita, aquí,
a este sacro templo, que un bello bosque
de manzanos hay, y el incienso humea
ya en los altares;

suena fresca el agua por los renuevos
y las rosas dan al lugar su sombra,
y un profundo sueño de entre sus hojas
trémulas baja;

pasto de caballos, el prado aquí
lleno está de flores de primavera
y las brisas soplan oliendo a miel…

Ven, Chipriota, y cíñete con guirnaldas
y en las copas de oro con linda gracia
a la fiesta unido el divino néctar
échanos luego.

***

y te invito, Abantis, a que ahora cantes
de Gongula tú y en tu mano el arpa:
¡cómo ya el deseo a redor revuela
de ti, mi bella!,

pues con solo ver su pequeña capa
sientes ya el hechizo, y yo lo gozo,
que es la diosa misma nacida en Chipre
quien te reprocha…

cuando rezo…
esa palabra…
yo quiero…

***

y la noche entera con sus canciones
celebrando pasan tu amor las jóvenes
y a la casadita con mil violetas
en su regazo.

Venga, arriba, novio; salir ahora
con los mozos toca. Que así podremos
ver hoy menos sueño que los pardales
gorgoriteantes.

***

otra chica no habrá,
creo, jamás,
viendo la luz del sol,

que se pueda decir
que en su saber
se te parezca a ti…

***

Como la dulce manzana rojea en la rama más alta,
alta en la más alta punta, y la olvidan los cosechadores.
Ah, pero no es que la olviden, sino que alcanzarla no pueden.

—————————————

Autora: Safo. Traductor: Juan Manuel Rodríguez Tobal. TítuloPoemas y fragmentosEditorial: Hiperión. Venta: Todos tus librosAmazonFnac y Casa del Libro.

TEMAS TERTULIA 3-2-2023

LA PALOMA

ENTELEQUIA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

 “No hay futuro sin memoria” 

(El Correo de Andalucía)(Emilio Lledó, filósofo)

TEXTOS TERTULIA 27-1-2023

EL TÚNEL

VENGANZA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



El neoliberalismo supone el dominio de los que han tenido mejores posibilidades de educación para imponerse a los otros. No hay igualdad y por eso es detestable"

(Lecturas Sumergidas, Emilio Lledó, filósofo) 

EL TÚNEL

La Teoría de juegos fue descubierta por Schelling y Robert Aumann, siendo ambos premiados con el Nóbel de Economía en 2005. Es una teoría ya demostrada, puramente matemática, aunque de aplicación en muchos campos, que nos enseña, entre otras cosas, que en un conflicto, especialmente en el que no intervengan muchas personas u organizaciones, es mucho más práctico actuar juntos, colaborando, para evitar un desastre, que el ir cada uno egoístamente por su lado. Matemáticamente es mucho más probable que se produzca una catástrofe para un grupo como consecuencia de una decisión errónea tomada por un pequeño grupo que si deciden todos los individuos del grupo, asumiendo la decisión de la mayoría.

De ahí el peligro del tipo de democracia representativa actual, que deja en manos de un reducido grupo las decisiones que afectan al conjunto de la ciudadanía, además del peligro añadido por la posibilidad de toma de decisiones con intereses egoístas o corporativos.

Por la misma razón, la democracia participativa, en la que las decisiones la toman todos los individuos de un grupo o nación mediante asambleas en grupos reducidos y sistemas informáticos en grandes grupos, es, matemáticamente hablando, mucho más efectiva (recuérdense las innumerables declaraciones de guerra hechas por un solo individuo a lo largo de la historia, arrastrando a una sociedad a la tragedia).

Un claro ejemplo es el que se ve reflejado en la película Teléfono rojo, volamos hacia Moscú, ambientada en la Guerra Fría, en la cual el general Rupper, en un ataque de locura, inicia un ataque nuclear contra la Unión Soviética. Finalmente se evita una catástrofe gracias a la aterradora amenaza de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

En la película, era un ordenador quien, haciendo un análisis similar al de la Teoría de juegos conseguía disuadir a los militares de seguir en su locura, evitando así la III Guerra Mundial.

Hay experimentos que también demuestran la Teoría de juegos, pero de otra forma. Supongamos que dos personas tienen que repartirse una cantidad de dinero, y que una de ellas ofrece cierta cantidad y la otra debe decidir aceptarla o no. Si uno de los individuos acepta la oferta, los dos se llevarán al menos algo, pero si la rechaza, ninguno se llevará nada. Es posible que el que ofrece ofrezca mucho menos que la mitad, o la mitad, según su personalidad y circunstancias. Lo curioso es que la oferta será refutada en el caso de que la diferencia entre ambas cantidades sea muy grande, sacrificando el beneficio propio con tal de evitar un beneficio injusto y abusivo en el otro. Parece que nos gusta la justicia por naturaleza, y ante situaciones claramente injustas sentimos ciertas ansias de venganza, incluso perjudicándonos con ello.

Si la ciencia ya nos ha demostrado que el altruismo es más rentable que el egoísmo y que somos una especie gregaria y cooperante por naturaleza, ¿qué más necesitamos para empezar a aplicar estos comportamientos naturales y efectivos en nuestra vida cotidiana?

Mientras, aquí permanecemos todos manipulados por los más débiles y enfermos de nuestra especie, secuestrados por nuestros miedos y nuestra ignorancia en este túnel al final del cual no sabemos si se encuentra la luz de un futuro mejor o el destello final de la extinción.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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"Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos ante los otros que al final nos acabamos disfrazando ante nosotros mismos".

(Francois de La Rochefoucauld)

EL TÚNEL

Al salir del túnel se vislumbraba un camino entre la hierba, empecé a caminar y tras cinco minutos bajo el sol que calentaba mi cuerpo gratamente vi una pequeña cabaña de madera, la rodeaban dos decenas de cipreses que la protegían de las montañas, un pequeño riachuelo bajaba por uno de sus laterales y el rumor del agua proporcionaba el sonido perfecto para acompasar el canturreo de los pájaros, aquel lugar parecía salido de algún cuento de los Hermanos Green. Había un pequeño jardín rodeando el porche de la casa con flores de múltiples colores que contrastaban con el color oscuro de la madera, decidí llamar a la puerta y una voz que me sonó familiar contestó del otro lado con un “voy”. Cuando se abrió la puerta no podía creer lo que veía, mi hermana fallecida hacía siete años me sonrió y me dijo que entrara, yo entré en la casa sin dejar de mirarla intentando entender que pasaba, me dijo que me estaban esperando y que me dirigiera al salón, seguí la dirección que me sugirió con su brazo antes de meterse en la cocina y llegué a una gran sala de enormes ventanales que permitían ver al fondo las montañas nevadas, una chimenea chispeaba en la esquina y me pareció uno de los lugares más acogedores en los que había estado nunca, cuando me adentré algo más en aquella sala distinguí dos cabezas que sobresalían de un sofá que miraba hacia la chimenea, me acerqué como una gata curiosa hacia ellos y en cuanto me oyeron se levantaron dos personas de edad avanzada, eran dos hombres vestidos con ropa típica de montaña, no les había visto nunca antes pero me llamaron por mi nombre para invitarme a sentarme allí con ellos. Aún permanecía atónita sin poder entender cómo acababa de ver a mi hermana fallecida abrirme la puerta cuando sonó un timbre y estas dos personas que me acompañaban en el sofá me dijeron que fuera a abrir la puerta. Volví sobre mis pasos recordando el camino y abrí la puerta mientras sentía el latido de mi corazón en la garganta. Cuando abrí la puerta mi padre me abrazó en silencio allí mismo bajo el quicio de la puerta y me sentí la persona más feliz y más segura del mundo, noté esa sensación de tranquilidad y paz que solo recordaba haber sentido un par de veces en mi infancia, no quería abrir los ojos ni soltarme de aquel abrazo, quería prolongarlo todo lo posible, ya no me preguntaba cómo podía ser posible, sólo esperaba el siguiente reencuentro y fue al volver juntos a la sala de estar en completo silencio cuando a través de ese enorme ventanal distinguí la figura de mi hermano bajando por un sendero de las montañas con mis perros que corrían tras unos palos que les estaba tirando, se les veía claramente a cada uno de ellos aunque ya empezaba a caer la noche. No sé cuanto tiempo estuve allí de pie mirando a través del ventanal disfrutando de aquella estampa que emanaba libertad, la libertad que sabía que ellos estaban degustando como el mayor de los placeres, sentía una emoción plena como la que se siente al ver a alguien que hace cumplir tus sueños. Se encendió entonces la luz de la sala y mi madre me cogió de la mano y pude sentir su caricia en mi mano mientras me llevaba a la cocina, me senté en una silla atónita por verlas juntas a ella y a mi hermana, estaban haciendo un pastel y aquel olor de la cocina mezclado con el ambiente hogareño que se respiraba era como un bálsamo para mi agitado corazón que lejos de sufrir se había agrandado y sentía que no me cabía en el pecho. En ese momento mi cabeza comenzó a pensar cómo había llegado allí, recordé el túnel y lo comprendí todo.

Eva Camba Paz

"La risa y las lágrimas son respuestas a la frustración y agotamiento. Por mi parte prefiero reír, puesto que luego hay que limpiar menos".

(Kurt Vonnegut )



VENGANZA

Hace pocos días me dijo una amiga que yo no soy rencorosa; pero sí, sí que lo soy; es solo que entiendo el rencor exactamente como lo define el diccionario: «Sentimiento de hostilidad o gran resentimiento hacia una persona a causa de una ofensa o un daño recibidos». Aunque, ciertamente, no me pongo a trabajar para devolver mal por mal. Me parece acertado el pensamiento acuñado por Hannah Arendt sobre los malvados, la «banalidad del mal».

El malvado es un bruto, un ser que actúa siguiendo las reglas de un sistema sin reflexionar sobre sus actos, un ser capaz de cometer hechos atroces sin arrepentimiento, sin remordimiento, sin pesar; por eso lo saludable es alejarse de quien nos daña, algo que la venganza no permite. Y es que la venganza no es gratuita; la venganza nos roba, literalmente, la vida y pone nuestra energía al servicio del verdugo.

La venganza nos convierte en alguien tan mezquino como aquel a quien perseguimos logrando que seamos uno con él. Melville supo reflejar muy bien el arduo camino de la «vendetta». Es obvio que la gran ballena blanca no pensó en dejar cojo a Achab -recordemos que las ballenas no piensan-, no tomó una decisión, simplemente siguió su instinto; pero el capitán, cegado por el dolor, dedicó el resto de sus años a recorrer los mares en busca de venganza ofreciendo a cambio no solo su propia vida, también la vida de aquellos a los que arrastró en su campaña.

Sé que la maldad anida en algunos seres, que es preciso tener localizados a los cetáceos asesinos que surcan los mares que navegamos, pero de ahí a entregarles todo el tiempo, casi todo el pensamiento, parte de las noches y la mitad de los días, va un abismo. Personalmente, aunque para ello tenga que recortar el relato de mi historia obviando algunos hechos, prefiero quitar protagonismo a los infames y darle alas a la vida, a morir arponeada a lomos de un gigante blanco soñando que el Ismael de turno, testigo superviviente de la cruzada, narrará algún día mi «digna hazaña».

No es cuestión de perdón, es que me pueden las ganas de vivir.

28/enero/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»



"Él atacó todo en la vida con una mezcla de genio extraordinario e incompetencia ingenua, y era a menudo difícil decir cuál era cuál".

(Douglas Adams)


LA VENGANZA DEL TESORERO


De Ramírez se había hablado mucho y de muchas formas: desde unos pocos que nunca habían cuestionado su honradez a otros muchos que desconfiaban de él: “Las cuentas no están claras”, decían.

Ramírez, tesorero de la asociación desde el nacimiento de ésta, nunca había sustraído la más mínima suma de dinero, llegando incluso a ponerlo de su bolsillo en un par de ocasiones para ahorrar tiempo y evitar suspicacias, pero los malos pensamientos son tan libres como el mejor de ellos.

Finalmente Ramírez fue despedido, más porque la mayoría así lo decidió que porque hubiera alguna prueba de su falta de honestidad.

El tesorero se vengó de la desconfianza de todos los socios y de las difamaciones vertidas sobre él pidiendo dinero prestado, con la excusa de una urgencia médica, a todos y cada uno de ellos. Sin que nadie lo supiera, Ramírez había sido afortunado días antes con uno de los mayores premios de lotería de la historia y poco tiempo después les devolvió a cada uno la suma que le habían prestado multiplicada por mil: cincuenta euros se transformaron en cincuenta mil y mil euros, que sólo le había prestado Engracia, la señora de la limpieza, que le conocía desde niño, se transformaron en un millón. El resto sigue maldiciendo el momento en que decidieron no prestarle siquiera diez o veinte euros y aprendiendo la lección, en este caso evidente, de que no hay nada más estúpido que el egoísmo, ni más contraproducente que el juicio precipitado.

Salvo Engracia, que se jubiló anticipadamente, todos los demás siguen recibiendo cada año una postal, siempre de un hotel de lujo diferente de un lugar diferente del mundo, y el mismo día en que Ramírez había pedido, años atrás, dinero para una urgencia médica familiar a todos ellos: un sospechoso veintiocho de diciembre.
 

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La exposición en el Museo del Elíseo de Lausana hace un recorrido por las imágenes que transitan entre el arte y el escándalo

Kissing-nun, 1992

Esta foto realizada para una campaña publicitaria de Benetton fue prohibida en Italia y Francia gracias a las presiones del Vaticano. A pesar de ello, ganó el premio a la Mejor Publicidad en Gran Bretaña”

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

LA PALABRA FELICIDAD

27 ENERO, 2023 JOSEMARCELORUIZ 

Por José Marcelo Ruiz

La palabra felicidad se ha usado hasta la saciedad, pero hay muy pocos estudios serios sobre ella. Los más recientes son los realizados por la biología, que sostiene que nuestro mundo mental y emocional está regido por mecanismos bioquímicos modelados por millones de años de evolución. Formado por un complejo sistema de nervios, neuronas y sustancias bioquímicas como la serotonina, la dopamina y la oxitocina. Y de los niveles alcanzados, de dichas sustancias en cada individuo, dependerá su estado de felicidad. Cuyo nivel está determinado genéticamente en cada persona. Pero las sensaciones placenteras son tan pasajeras, por lo tanto, los instantes de felicidad son breves.  

   Los biólogos no son fanáticos, y admiten también los factores psicológicos y sociológicos, pero sólo como acontecimientos externos, cuyas vivencias hacen que identifiquemos las sensaciones placenteras con la felicidad, y el dolor con el sufrimiento.

   Desde la perspectiva psicológica, la felicidad es una cuestión totalmente subjetiva. El estado de salud, la riqueza material o nuestra relación social con la comunidad son circunstancias externas y objetivas que influyen. Pero son las aspiraciones que nos proponemos en la vida, las que determinan con los logros o fracasos los estados subjetivos de satisfacción o de frustración. Por ello, se llega a la deducción de que la persona es más feliz cuando se siente satisfecho con lo que tiene; evitando las frustraciones con nuevos deseos.

   El budismo habla de la felicidad como un estado de serenidad alcanzado por la mente. Para alcanzarla, hay que controlar las sensaciones: evitando la búsqueda de los logros externos, así como dejarnos llevar por los sentimientos; y así evitar la tensión constante y la insatisfacción.

   Otro tema, con el que nos enfrentamos, es encontrar un significado a la vida. Que la felicidad no es hacer una evaluación, y preguntarnos: si vivimos más momentos agradables que desagradables. Mas bien, la felicidad reside en que la vida de uno tenga sentido, y valga la pena vivir. Así  lo  afirmaba el filósofo alemán Nietzsche: “Si uno tiene una razón por la que vivir, lo puede soportar todo”. Este planteamiento superaría todas las adversidades de la vida: los temores… Como el miedo al fracaso que conduce al conformismo, así conseguiríamos elevar el espíritu de superación; las enfermedades; e incluso el miedo a la muerte, aceptándola como un hecho natural.

    Se reunieron poetas, filósofos, sacerdotes y científicos para hablar sobre la felicidad. El científico argumentó que la vida no tiene significado, porque la vida se acaba con la muerte, por lo tanto, la felicidad es un engaño. El sacerdote profetizó que después de la muerte, existe otra vida y, en esta última reina la felicidad. El poeta que el amor da sentido a la vida, porque nos fortalece para enfrentarnos a las adversidades, y ello es motivo para querer vivirla. El filósofo que sólo hay una vida, razón suficiente para vivirla plenamente, y sin miedo a la muerte. Después de debatir durante mucho tiempo, llegaron a la conclusión de que  para ser feliz en la vida, hay que aceptar la muerte. Tú, como persona, eliges tu razón para vivir. Aunque la felicidad sea muy subjetiva, e impensable de alcanzarla. ¡Vive la vida!

                                                              José Marcelo Ruiz

   Este artículo se ha publicado en la prensa impresa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 27 de enero de 2023. Mi agradecimiento personal al director del medio D. Francisco Gálvez por su interés sobre los temas de cultura, de opinión y pensamiento.


https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2023/01/27/la-palabra-felicidad/


domingo, 22 de enero de 2023

 

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

"Un coche se quema", de Francisco Cenamor (España, 1965)



Aquel coche ardiendo junto a la estación es un poema.

La única ocupante se ha salvado de milagro,

como nos salvamos tantas veces de la soledad de nuestro propio destino.

Los transeúntes pasan junto a él como pasamos por nuestras vidas,

sin ver que nos jugamos el futuro a cada paso.

Otros coches tratan de dejar atrás las llamas,

como ese pasado a punto de estallar que siempre se nos olvida

Pero el coche estalla y nos miramos aterrorizados sin saber a donde huir.

Como la cortina de humo son nuestras esperanzas,

nuestras ilusiones se escapan mientras el cuerpo doliente queda en el suelo.

La policía, los bomberos, la ambulancia llegan tarde al lugar de los hechos.

Retirado el coche, las manchas del suelo se asemejan a nuestras vidas:

los peatones que no lo han visto arder las rodean

sin pararse a pensar qué pudo haber pasado


Francisco Cenamor en Ángeles sin cielo (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2003).

Otros poemas de Francisco Cenamor y artículos sobre su obra

Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog

 “Creo decididamente en la enseñanza pública, en una enseñanza en la que no sea el dinero el que cambie las perspectivas o los tipos de enseñanza, porque además no suele cambiarlo”

(Filosofía & co) (Emilio Lledó, filósofo) 


TEMAS TERTULIA 27-1-2023

EL TÚNEL

VENGANZA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



TEXTOS TERTULIA 20-1-2023

MAR

UNIVERSO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Vive una buena vida honorable. Entonces, cuando seas mayor y pienses en ello, podrás disfrutarlo por segunda vez”.

(El Dalai Lama, Tenzin Gystaso)


MAR


Yo me vine a vivir cerca del mar un poco por decisión propia y un poco obligada por las circunstancias. Creo yo que así es la vida, nadie es absolutamente libre. Algunos días echo de menos el bullicio de la gran ciudad, pero si me detengo a analizarlo, lo que realmente extraño es la juventud que me habitaba cuando estaba dentro de ese bullicio. Otros días echo de más esta forma de vida monótona y previsible que llevo y la comparo con aquellos días de agitación, hasta que caigo en la cuenta que lo que me ralentiza no es el lugar, sino los años. Y yendo más al fondo, si hay algo que me perturba es tener la memoria abarrotada de recuerdos y que algunos no estén bien archivados.


Dicen los estudiosos de la epigenética que los recuerdos los fabricamos, que no son reales. Al parecer procesamos los hechos dependiendo de nuestras emociones y capacidades y así guardamos las vivencias; después, cada vez que sacamos a la palestra un recuerdo le cambiamos algo, una pizca, un pequeño detalle casi imperceptible, y lo volvemos a guardar modificado, de tal modo que la siguiente vez que recordamos el recuerdo ya no es el mismo de la vez anterior. Si este proceso es así, resulta que nada de nuestro pasado existió y, sin embargo, los hechos son en gran parte el motivo por el que tomamos decisiones.


A mí me cuesta mucho entender todo esto, y confieso que no me importa demasiado si mis recuerdos son reales o no, lo son para mí y eso es suficiente; pero quisiera que esta memoria mía se pudiera resetear como la de los ordenadores o, al menos, tener la posibilidad de mandar algunos archivos a la papelera para que cuando voy a rescatar un bello recuerdo este no aparezca salpicado de incómodas reminiscencias: miradas, voces, gestos o hechos que ya no le valen a nadie para nada.


Pero como no existe ese reseteo humano que anhelo, me he buscado un método que me ayuda a despejar el ambiente mental de molestos merodeadores; cuando aparecen estas memorias arduas voy hacia el mar y, mirando el horizonte, dejo el mundo a mi espalda y recuerdo el poema de Manuel Machado:


«…Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,
para mi amarga vida fatigada...
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar, y no pensar nada...!»


21/enero/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»

Hay siete mil millones de personas en el mundo, y ninguna busca sufrir. Ninguna elige tener problemas. Muchos problemas, incluso graves, son de nuestra propia creación. Esto sucede por ignorancia. Podemos superar la ignorancia, pero hace falta decisión y un gran esfuerzo”.

(El Dalai Lama, Tenzin Gystaso)

MAR

Y el mar no sabía qué hacer con tantas frases que se había llevado de la orilla, con tantos nombres qué habían borrado sus olas y decidió devolverlas de algún modo, pensó en perfumar sus aguas y devolver un aire limpio y aromático pero la sal no se lo permitió. Decidió entonces transmitir tranquilidad. pero a veces se sentía agitado por el viento que doblegaba su voluntad.

Finalmente comenzó a componer con sus olas un ritmo personal y característico que la gente pudiera disfrutar, que les relajara y permitiera dormir incluso por las noches y que aunque el viento soplase fuerte no supusiera malestar, y fue así como pudo perdonarse a si mismo por haber borrado tantas frases de amor, tantos pequeños poemas y nombres de personas amadas.

Eva Camba Paz

Éramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y 

solo yo. Uno de los dos faltaba”. 

(Antonio Porchia)

UNA MIRADA AL MAR


 Toda su vida había sido una constante y melancólica mirada al mar: esperando a su padre pescador cuando era niña, la ilusión del retorno de la seguridad y la consiguiente sensación de inseguridad tras la partida, una infancia entre paréntesis . . .

Años después esperaría a sus hermanos, que, apartados de los juegos infantiles por la tiranía de la la pobreza, habrían de pasar a los juegos de hombres, esos en los que la muerte no tiene vuelta atrás. Uno nunca regresó, y en el fondo del mar, junto a él, reposarían para siempre las risas de toda la familia.

También a su pequeño gran amor, el único, en realidad, lo esperó mirando al mar, cuando decidió emigrar al otro lado del mundo soñando con un mundo mejor. Dieciséis años después le escribió para decirle que no le esperara más, cuando a ella ya sólo le quedaba tiempo para esperar.

Cada mañana de cada día miraba al mar con sus ojos cada vez más cansados y un alma callosa que ya no sabía que buscaba realmente con la mirada.

Un día pensó: “¿Me mirará también a mi el mar?, ¿Me estará esperando?” y emprendió el camino de reencuentro con su hermano y con tantas otras ilusiones ahogadas.

Los pescadores dijeron que había sido un golpe de mar, pero quienes la conocían siempre sospecharon que había sido un golpe de memoria el que la había empujado a echar una última mirada al mar.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".(Eduardo Galeano)

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Un artista contemporáneo pintó un cuadro –La Luz del Mundo– que muestra a un hombre en un jardín a medianoche. En su mano izquierda sostiene una lámpara mientras que con la derecha está llamando a una pesada puerta.

El día en que se mostraba esta obra por primera vez se encontraban presentes varios críticos de arte. Cuando se descubrió la cortina que lo escondía, uno de ellos se acercó al artista para decirle:

-Señor Hunt, ¿por qué no ha terminado la obra? 

-Está terminada –contestó el artista.

-Pero si no hay pomo ni cerradura en esa puerta –señaló el crítico.

-Eso –dijo el artista– es la puerta del corazón humano y sólo puede ser abierta desde dentro.

                 (Farifax Downey/El Corazón Humano)

Las neuronas espejo

Las neuronas espejo o especulares las descubrió Giacomo Rizzolati en 1996, a través de experimentos con monos en la Universidad de Parma (Italia). Como su mismo nombre indica, son las que nos permiten comprender a nuestros semejantes, viéndonos reflejados en ellos y a ellos en nosotros. Este descubrimiento ha llegado a ser considerado tan importante para la psicología, según especialistas como Vilayanur Ramachandran,  como el descubrimiento del ADN para la biología, ya que ha conseguido demostrar que somos unos seres sociales por naturaleza, teniendo la cualidad de ponernos en el lugar del otro (empatía).

Este descubrimiento viene a desmitificar, entre otros prejuicios, la importancia de la originalidad, ya que demuestra que la imitación es un buen paso inicial para aprender antes de dar el paso siguiente de elaborar nuestras propias ideas.