domingo, 16 de junio de 2024

 

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS  PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.

LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISAREL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.

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TEMAS TERTULIA 21-6-2024

EGOS Y OTRAS IDEAS RARAS.

PATRIAS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



TEXTOS TERTULIA 14-6-2024

ACUERDOS

SOLIDARIDAD

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


5 poemas de Los nombres sencillos de las cosas, de Victoriano Crémer

04 Jun 2024

/

LAURA DI VERSO

La editorial Averso ha reunido los poemas escritos por Victoriano Crémer a lo largo de 80 años. Como afirma José Enrique Martínez en el prólogo de la presente antología: “Crémer fue desde el principio, mentor y ejemplo práctico del proceso de rehumanización de la lírica de posguerra. Su poesía fue, siempre, un compromiso asumido con la realidad y con el hombre en su totalidad”.

En Zenda reproducimos cinco poemas de la antología Los nombres sencillos de las cosas (Averso), de Victoriano Crémer.

*** 

Hombre habitado

Yo era un larguísimo corredor vacío;
asediadas de sombras mis paredes
en un abrazo desolado y yerto
de último adiós, sin esperanzas, mudo.

¡Oh, pasos resonados en lo hondo,
pasos tan sólo; fantasmal quejumbre!
Suspiros rebotados; inconcretos
deseos de nacer de un alma en vilo.

A mi quieto silencio no llegaba
el eco alucinado de la estrella.

La soledad tan sólo y el vacío
estirando mi piel hasta confines
donde, a veces, el pájaro de goma
se clava, en la avidez de su ceguera.

Mi resonante soledad sin norma:
ajena al viento, extraña al mar gimiendo;
inútil soledad deshabitada;
cáscara huérfana de gajos divinales.

¿Por qué soles y vientos y palabras?
¿Por qué espumas y pájaros y flores?
¿El Hombre es en sí mismo fango y nube?
¿Y sin él no aletea el Universo?

Lentamente, llamadas fulgurantes
ahíncan sus apremios en mi duelo.
Florece en mi dintel el nardo húmedo
y espadas amarillas lengüetean.

¡Oh, corredor vacío, violado
por ángeles de paz y de sosiego!…
¡Oh, largo espacio, desolado y mudo,
herido por el Verbo y por la Gracia!…
Plenitud de la sangre caudalosa
jugando a fecundar vértebras, venas…

Al fin tu planta, Dios, en mi silencio,
apretado de miedos como un bosque.
Tu eterna voz, sonando marinera
en mi vacío caracol humano.

Te siento así. Me siento por Tu peso.
Al fin soles y vientos y palabras
se espesan en mis sombras conmovidas
por Tu presencia en mí: Hombre Habitado…

Clarísima evidencia de mi alma
yo, el Hombre, cara al sol que centellea,
abandono mis nombres contra el suelo
que suena como un mundo abandonado.

Y me esgrimo a lo alto como un rayo
jubiloso entre nubes. Y me empino
tan cercano a Dios vivo que su aliento
me traspasa y me punza las entrañas.

¡Oh, plenitud de ser! Macizo goce.
¡Oh inmenso mar rompiéndose en mi frente!
(Sentirse gravitar sobre sí mismo
y, sin embargo leve, transparente, aéreo).

Te siento, sí, Me siento por tu peso.
Y soy en Ti porque tu voz me suena.
Porque tu fresco tacto derramado
desbordó las acequias de mi alma.

(De Tacto sonoro, 1944)

***

Evidencia

¿El Amor es tan sólo
el labio que le nombra;
una voz en la sangre
extrañamente amiga?

Su musical latido
como en la rosa crece
cósmicamente y se abre
tal un fruto celeste.

¿La Belleza transforma
su sencilla evidencia,
o los ojos persiguen
los perfiles remotos?

No es el día más claro
ni más lúcido el aire
porque la luz se envuelva
o a un dulce sol se rinda.

Claridad que nos viene
del oriente del alma,
cómo invades las cosas
y les das luz y forma…

Insospechadamente
el mundo se resume
y, definido, muestra
su claro ser, su esencia.

Adelanto la frente
a la lluvia y su gozo
me conmueve en un beso
profundo y sosegado.

La redondez del aire,
apenas si nacido
ya proclama su triunfo,
su invasión imprevista.

Y la sorpresa intacta
de la luz. Y la rosa
en el ingenuo alarde
de su perfecta cima…

Mundo fuerte y sencillo
con su pura belleza
cambiante, como el mar
remoto y milagroso.

Volver a los caminos
soñados, como vuelve
el desterrado un día:
con la Patria en el alma.

Virginales, los seres
avanzarán sus manos,
tocarán nuestros labios
y el verbo se hará flor.

Y diremos los nombres
sencillos de las cosas
con la voz de los árboles
y el ritmo de los ríos.

Cantaremos: Amor,
y Noche y Rosa y Viento,
dejando que los astros
y el corazón recreen.

Y gritaremos: Monte
y Mar, Cielo, Esperanza,
como las caracolas,
tristemente lejanos.

Y soñaremos: Vida,
Libertad, Muerte, Deseo,
sin pétalos retóricos
ni palomas cansadas.

Y rezaremos: Dios.
Así, sencillamente.
Como a un buen padre llama
el hijo abandonado.

(De Las horas perdidas, 1949)

***

Canción para dormir a un niño pobre

Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.

Madre, tengo miedo

del aire.

Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.

Madre, quiero una

que hable.

Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.

Madre, quiero un oso

que baile.

Pandero de harina:
lana en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.

Madre, se me hielan

las carnes.

Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.

Madre, no te oigo.

¡Tengo hambre!

¡Uuuuuuh!… Duerme, mi niño,
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.

(De Nuevos cantos de vida y esperanza, 1952)

***

Contemplación del tiempo 

Contemplo lo pasado y no me asusta
soñar en el futuro y comprenderle,
que es mucha vida navegante
en soledad bajo los puentes.

Un año más importa si es camino
que va hacia nunca y de la nada viene
si registra la huella que dejamos
al paso y permanece.

Somos años, caminos, puentes, sueños
consumidos de amor, lluviosamente
metidos en la tierra,
anónima simiente.

La soledad, que es tiempo que medimos,
nos acompaña sin tristeza y siente
la azul gravitación de la esperanza,
por todos los años de los años…

Siempre.

(De Última instancia, 1984)

***

Para el aire

Una vez fui joven
y las gloriosas golondrinas
sostenían el vuelo.
Con tanto cielo sobre mí
coloqué alma y más alma en el camino
y esperé el paso
de los bueyes sagrados
que transportan
amor entre las piedras.

Seguro ya de los destellos
de mis sangres resonantes
me acogí a la sombra
enamorada que el viento
hacía crujir…

Me sentí distinto
al que fuera antes de amar
y tan leve como el soplo
de un dios vacante
en el aire,
por el aire,
ay, para el aire…

(De El último jinete, 2008)

—————————————

Autor: Victoriano Crémer. Título: Los nombres sencillos de las cosas. Antología poética (1928-2008). Editorial: Averso. Venta: Todos tus libros.

BIO

Nacido en Burgos en 1907, Victoriano Crémer pronto se traslada con su familia a León, donde desarrolla, hasta su muerte en 2009, su tarea literaria. Terminada la Guerra Civil, comienza su vida profesional ligada al mundo periodístico y editorial. En 1944 cofunda y dirige la revista Espadaña, que orienta la poesía de posguerra española en un sentido humanista. Ese mismo año aparece su poemario Tacto sonoro, al cual seguirán Caminos de mi sangre (1947) y La espada y la pared (1949), donde el poeta refleja la angustia existencial, el dolor humano y la problemática social. En 1952 publica Nuevos cantos de vida y esperanza, libro que le otorga gran renombre nacional. El amor y la sangre (1966), Última instancia (1984), La escondida senda (1993) o El Último jinete (2008) son algunos de los libros más destacados de su dilatada trayectoria poética. Reconocido con el Premio Boscán (1951), el Premio Nacional de Poesía (1963), el Premio de las Letras de Castilla y León (1994) o el Premio Jaime Gil de Biedma (2008), la poesía de Crémer ahonda en el hombre y su preocupación vital.


https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-los-nombres-sencillos-de-las-cosas-de-victoriano-cremer/


ACUERDOS

Tras cada acto, gesto o vivencia humana se esconde un acuerdo: nacemos porque nuestros padres acordaron que naciéramos, o al menos dejarnos nacer, generalmente sobrevivimos porque la sociedad humana en que hemos nacido tiene acordado que no se puede disponer de nuestra vida. Gracias a los acuerdos tenemos derechos, incluso cuando todavía no sabemos qué es un derecho.

Dependientes y mimetizados con nuestros padres, apenas captamos la esencia del acuerdo hasta los seis o siete años, cuando damos el primer paso hacia nuestra independencia individual al comenzar nuestra etapa social.

La idea de acuerdo sufre luego un pequeño cataclismo en la adolescencia, cuando debemos aprender a distinguir entre autoridad exterior e interior. Obsesionados por afirmar nuestra recién estrenada vida adulta, solemos caer en la negación de toda autoridad y todo acuerdo, incapaces de comprender todavía la diferencia entre lo ilegítimo de la autoridad exterior, que se ejerce mediante la fuerza o la coacción, y la natural legitimidad de la interior que nace como resultado del desarrollo de la empatía y la madurez. Si no se supera apropiadamente esta etapa el individuo puede pasar el resto de su vida debatiéndose en la inseguridad de una eterna adolescencia e incapaz de desarrollar una empatía que le haga crecer como ser humano individual y social.

Si seguimos avanzando, un buen día captamos, finalmente, la esencia misma del acuerdo e interiorizamos la importancia de respetarlo al comprobar que todos los mecanismos de nuestras sociedades funcionan en base a ellos: ya no necesitamos que se nos imponga mediante ninguna autoridad exterior lo que debemos hacer, se desarrolla la empatía y colaboramos en cada paso social sin esperar recompensa alguna, porque comprendemos que la recompensa última es la supervivencia y el bienestar de todos.

Por acuerdo mutuo formamos parejas, familias, equipos, grupos, partidos y hasta ejércitos, donde nada funciona si no se respeta lo acordado, y donde lo acordado, sea lo que sea, ha de serlo siempre libremente, tratándose en caso contrario, de un grupo, o bien destructivo, o bien que infrautiliza el potencial constructivo y creativo de todo grupo humano libre.

También mediante el desarrollo de la idea de acuerdo aprendemos a disfrutar las mil formas de amistad que la vida nos ofrece: apreciamos con intuición natural el valor de quien los respeta y es consecuente con los acuerdos tanto como el peligro de quien los rehuye o manipula, aprendemos a disfrutar de los beneficios del pacto libre y solidario y a defendernos de quien egoístamente pretende pasar por encima de él creyendo neciamente obtener un mayor beneficio personal. Una vez que la experiencia nos da las claves para distinguir a unos de otros, tenemos en nuestras manos las llaves de una poderosa herramienta: comprendemos que casi cualquier objetivo está a nuestro alcance si nos reunimos el número suficiente de personas abrigando la misma ilusión, y aprendemos, a veces mediante dolorosas lecciones, cómo canalizar la energía destructiva de quien todavía no conoce el arte de respetar el acuerdo mutuo.

Gracias al acuerdo multiplicamos nuestros conocimientos y vivencias, pues acordamos compartirlas sin más placer ni interés que compartirlas, aún cuando tras ese placer natural se esconda una fórmula tan práctica y eficiente como para hacer coincidir el interés común con el individual.

Simplemente, somos una especie social, algo que nunca deberíamos olvidar.

También gracias a los acuerdos disfrutamos de innumerables beneficios, comodidades y objetos que nunca podríamos fabricar por nosotros mismos, porque hemos acordado almacenar y transmitir después de la muerte cuanto cada uno de nosotros ha aprendido a lo largo de su vida. Esa es nuestra grandeza, la herramienta que nos ha convertido tanto en reyes como en, paradójicamente, tiranos de la vida en este planeta.

Los acuerdos, por supuesto, son susceptibles de ser utilizados para destruir, pues cuando fallan los acuerdos empáticos, otros ocupan su lugar, pudiendo llegar a pactarse el peor acto destructivo.

Sí, todos los acuerdos humanos constructivos se pueden romper, manipular, menospreciar o destruir, pero también la vida es susceptible de ser víctima de la muerte, y no por ello renunciamos a vivir . . .

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net




SOLIDARIDAD

Siempre me han gustado las frases de los grandes, ellos son capaces de concentrar sentimientos en pocas palabras mientras yo, para expresar lo que ronda por mi cabeza, necesito parrafadas interminables. Ellos, los grandes, saben recoger un pensamiento universal y enunciarlo contundente en un renglón; la brevedad insufla tal potencia y precisión a la idea que esta da en la diana de lleno.

Por mucho que lo intente nunca llegaré a tener esa habilidad, sencillamente no está entre mis características; yo necesito lanzar varios dardos, cambiar de posición, situar los pies y pedir silencio a la sala para poder decir, o al menos intentarlo, lo que bulle no solo en mi cabeza, también en mi corazón y en mi barriga. Y es que, en mí todo se junta y hierve a la vez.

Años atrás, debido a motivos de cuyo nombre no quiero acordarme -confío en que don Miguel perdone este guiño-, mi mirada hacia la vida era más oscura, más doliente. Por decisión propia y pasito a paso, como se llega a la excelencia, introduciendo algún cambio drástico en el modo de hacer las cosas, he logrado modificar la dirección de mis ojos para ver lo amable, lo digno de cuanto me toca vivir. Porque, la veamos o no, siempre existe una parte amable en todo lo que acontece.

Durante un par de meses he estado en una situación de debilidad física que ha supuesto el menoscabo de mi autonomía; a través de esta vivencia me ha dado cuenta de que la debilidad tiene un aroma específico que da lugar a comportamientos diversos. Para ser congruente con mi opción de dirigir la vista a lo benévolo descartaré hablar de aquellos que muestran rechazo. Y haré lo mismo con las conductas misericordiosas, ciertamente bastante desagradables y artificiales. Me ceñiré, sin más, al comportamiento solidario. Porque los solidarios existen.

Los solidarios son esos seres que, conocedores y conscientes de su propia debilidad, llevan a cabo una labor silenciosa para ayudar a disolver la inseguridad que detectan en otros aumentando, con ello, la sensación de normalidad de quien está reducido. Lejos de anular lo que pueda quedar en pie del malogrado para sentirse superiores, insisten en recordarle sus capacidades reales a fin de que recupere la dignidad ante sí mismo y, no contentos con ello, animan al damnificado a que tome sus propias decisiones. Sin interés alguno en contar cuánto saben de la vida, luchan incansables por el rescate de la identidad de quien, por razones varias, se ha visto obligado a dejarla en el camino. Y, aunque dicen actuar como cualquiera en su lugar, yo me atrevería a jurar que actúan desde una conciencia superior que respeta la vida de cada ser humano desde la paridad, pase lo que pase, caiga quien caiga y pese a quien pese.

Como veis, me enredo más de lo deseable con mis pensamientos y mis sentimientos; así es que para mostrar mi agradecimiento a quienes consiguen que siga confiando en el ser humano, echaré mano de una breve frase del gran Galeano que lo resume a la perfección: «La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo».

Junio 2024

Texto: Vicki Blanco

Foto: Manu Mariscal.



SOLIDARIDAD

La cola de comprar pan

y dar los buenos días con la boca chica. Entre dientes.

La cola de camas en el pasillo de urgencias.

La cola del supermercado y se me olvidó pesar el alma.

La cola de la iglesia para que te den la hostia.

La cola de venga usted mañana y su puta madre.

La cola de los corruptos y los jueces riéndose

en nuestra cara desde los paraísos fiscales.

Y luego la cola para votar. Ésa si que tiene guasa.

La cola para tatuarte en la frente ”tonto el que lo lea”.

La cola del banco y los números rojos. Dame algo.

La cola para que te pongan un sello en el culo.

La cola, la gran cola de los parados,

que llega hasta un precipicio. Esperando que el S A E

haga su trabajo.

La cola de "sálvese quién pueda".

La cola. La larga cola de los desencantados

y de los sapos que esperamos algo más que un beso.

La cola para buscar un puto décimo de lotería,

con la fecha de cuando te casaste con tu mujer.

Que no te va a tocar.

La cola de los hambrientos. De los que no tienen

p'a calentarse en esta España donde se pone el sol.

La cola de mi gato sin cola. La de Nacho Vidal.

La cola en las farmacias comprando cosas para dormir

y no despertar.

"La banca gana con la deuda pública más

de lo que costó el rescate"

Y esto no trae cola. Mientras los ricos

y "el silencio de los buenos" ganen la liga.

Abandona la cola y empieza a tirar piedras...

JJC – Juan Jiménez Caballero



SOLIDARIDAD

LA TRANSFORMACIÓN

Me vestía de forma espléndida,

con telas de seda y collares de oro,

diamantes de Surat

y chales de Pashmina.

Pero desde que te conozco,

no llevo más que una tela de algodón

de color azafrán alrededor de mi cuerpo

y un collar de rudraksha colgado al cuello

con el que te rezo.

Sencilla y limpia, soy tu compañera de viaje.

Sin perfumes, sin adornos externos.

Como el ganado marcado por el amo,

soy una oveja más de tu rebaño.

El color azafrán es un color sagrado que visten normalmente los hombres espirituales de la India. El Rudraksha es una semilla sagrada que se utiliza para hacer rosarios. Surat es una ciudad india famosa por sus diamantes.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


MAR ADENTRO

14 JUNIO, 2024 

Por José Marcelo Ruiz

Cuando la palabra se manifiesta a corazón abierto, como un río de sangre que derrama a borbotones los sentimientos, los vomita de lo más hondo del alma;  y eleva místicamente la mirada  al cielo, al mar, a la naturaleza, a lo humano y lo divino. Quedan los interrogantes, y sus respuestas. Entonces se ofrece lo poético como misterio revelado. Formas de mirar al mar, poemario de Emilia García Castillo, cumple con creces esas premisas de revelación poética. Porque no sólo interviene la mirada de la poeta, sino es un intercambio de miradas, un diálogo mutuo de complicidad y entrega.

   Francisco Montoro, autor del preámbulo, dice: “Los poemas de Mª Emilia se convierten en las claves para interpretar su mundo, el mundo presente, su capacidad de análisis y su modo de degustar la vida. […] Una mujer-poeta que, desde siempre, se esfuerza en ser una niña, que mira con ojos de luz las oscuridades del acontecer, que navega en las soledades del alma para alcanzar el puerto seguro del entorno vital y de reconocerse a sí misma y a los suyos.”

     Navega mar adentro buscando sus entrañas,  y nos dice que “el miedo es alto y ciego como noche / en mar alta, nublada, negra y gruesa. /El miedo es agua helada entre mis pechos/cuando cuento las olas que me faltan.” Los corazones de los náufragos están cansados de luchar a mar abierto.  Negra noche. Negrura arriba y abajo. Negrura sin horizonte. Cuentan la insistente llamada de las olas, que golpean, lamen, sacuden, acarician su esperanza. La poeta vigila la crecida del agua y reza para que se sosiegue. Reza para que puedan pisar tierra. Pero la mar huele a sal y algas, a naufragio.

    La autora del prólogo Margarita García – Galán habla del alma de Mª Emilia, y nos dice que “vestida de algas y espuma, desnuda de vanidades, cercana siempre a lo humano, me acerca más y más a su universo de poeta que canta a la vida, a lo bello, al amor dolorido, a lo incomprensible, a lo que tendría que ser y no es. […] Desde su orilla  mira al mar. Al mar amigo, al mar profundo, al mar inhóspito, al mar amante…” 

    Como poeta mira al mar, y ese azul que ayer le bastaba para sentir que el mundo era bueno, hoy le lastima. Y la mar le mira, le devuelve su mirada dolorida, porque crece el mar conteniendo una isla de bolsas, caucho, goma deforme, basura… Ese abrazo del mar le ahoga. Entonces camina tierra adentro, al mar de las ciudades. Lanza una cuerda hacia algún punto de agarre, al urbano naufragio del amor, que se hunde en lentas soledades. Encuentra ese mar de invernaderos, siente el mar, y el grito amargo y la dulce alegría de los que dejaron el mar, mar adentro.

José Marcelo Ruiz

Este artículo ha sido publicado en la prensa escrita NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), 14/06/2024. Mi agradecimiento personal al director del medio D Francisco Gálvez por su interés por los temas culturales, de opinión y pensamiento.

https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2024/06/14/mar-adentro/


Ubuntu: cómo huir del individualismo y volver a conectar con la comunidad

  MANERAS DE VIVIR     por Rut Prado       

«Yo soy porque nosotros somos». Una frase simple pero capaz de capturar la esencia de la filosofía ubuntu. Enraizado en las culturas africanas,el concepto ubuntu enfatiza la interconexión, la empatía y la humanidad compartida. En un mundo cada vez más individualista y competitivo, hay quien se ha interesado e incluso abrazado el espíritu ubuntu con el objetivo de transformar profundamente la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con nuestro entorno laboral.

Los orígenes de ubuntu

El término proviene de las lenguas bantúes de África meridional y se traduce como «humanidad hacia otros» o «yo soy porque nosotros somos». Esta filosofía ancestral sostiene que nuestra identidad y nuestro bienestar están intrínsecamente ligados a toda nuestra comunidad. En otras palabras, solo podemos realizarnos plenamente a través de nuestras relaciones con los demás.

El concepto de ubuntu ganó relevancia mundial gracias al arzobispo Desmond Tutu, quien lo utilizó como base para promover la reconciliación y la unidad en Sudáfrica después del apartheid. Según Tutu, «Una persona con ubuntu está abierta y disponible para los demás, los respalda, no se siente amenazada cuando otros son capaces y buenos porque está segura de sí misma, ya que sabe que pertenece a una gran totalidad»,

Desmond Tutu en Hay-On-Wye el 28 de mayo de 2009. Foto: Peter Rhys Williams (Shutterstock)

Aplicar ubuntu en tu vida personal

En el plano personal, poner en práctica la filosofía ubuntu consiste en algo tan sencillo como:

  1. Practicar la escucha activa. Prestar atención plena cuando alguien habla, sin interrumpir y sin pensar en tu respuesta. Tratar de comprender genuinamente su perspectiva y sus emociones.

  2. ¡Empatizar! Intentar ponerse en el lugar del otro, especialmente al enfrentarse a conflictos o malentendidos. En definitiva, se trata de pensar en cómo se sentiría uno mismo en esa situación y actúar en consecuencia.

  3. Ofrecer apoyo y ayuda. Se trata de estar atento a las necesidades del entorno y brindar tiempo, habilidades o recursos cuando alguien los necesite, sin esperar nada a cambio.

  4. Celebrar los logros ajenos. Alegrarse genuinamente por los éxitos y las alegrías de los demás, en lugar de sentir envidia o competencia. 

  5. Promover la inclusión. Tratar de crear espacios acogedores donde todas las personas se sientan valoradas y respetadas, independientemente de sus diferencias. En definitiva, se trata de celebrar la diversidad como una fortaleza.

«Ubuntu no significa que la gente no se preocupe de su progreso personal. La cuestión es: ¿mi progreso personal es también el progreso de mi comunidad?» – Nelson Mandela.

Ubuntu en el ámbito profesional

Y en lo que respecta al ámbito profesional, más de lo mismo:

  1. Fomentar el trabajo en equipo. Tratar no tanto de competir con el resto de compañero como de buscar oportunidades para colaborar y aprovechar las fortalezas de cada uno. En definitiva, la filosofía ubuntu cree en el trabajo en equipo.

  2. Practicar la generosidad intelectual. Compartir conocimientos, ideas y recursos con el entorno. Ayudar a otros a crecer y desarrollarse, sabiendo que su crecimiento beneficia a toda la organización.

  3. Cultivar relaciones auténticas. Esto es, tomarse el tiempo necesario para conocer a los colegas más allá de sus roles laborales. Mostrar interés en sus vidas y en su bienestar, y crear un ambiente de confianza y apoyo mutuo.

  4. Liderar con empatía. Quienes se encuentran en una posición de liderazgo deberán practicar la escucha activa y tratar de comprender las perspectivas y necesidades de su equipo. Tomar decisiones considerando el impacto en las personas y en la comunidad laboral.

  5. Promover un propósito compartido. Ayudar al equipo a ver cómo su trabajo contribuye a un objetivo mayor y significativo. Fomentar un sentido de pertenencia y de responsabilidad colectiva hacia la misión de la organización.

«En el espíritu de ubuntu, la apertura, la disponibilidad, el ser generoso, el querer aprender del otro se convierte en una vocación en el mundo de los negocios» – Reuel Khoza, empresario sudafricano.

Desafíos y recompensas de vivir ubuntu

Abrazar la filosofía ubuntu en un mundo que a menudo prioriza el individualismo y la competencia puede resultar todo un reto. Uno de los principales obstáculos son precisamente todas esas personas que no comprenden o no valoran este enfoque, o que intentan aprovecharse de la  generosidad de quien sí cree en el espíritu ubuntu. Sin embargo, es importante recordar que vivir bajo esta filosofía no significa descuidar las propias necesidades.

Como dice el proverbio africano, «si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado». Esto es, para practicar el ubuntu es necesario armarse de paciencia y creer en el bienestar colectivo como nuestro propio bienestar.  Al cultivar relaciones auténticas, la empatía y un sentido de propósito compartido, también encontramos un mayor sentido de pertenencia y realización personal.

«Entonces, si mi humanidad está atada a tu humanidad, en todo lo que hago debo considerar lo que eso le hace a otra persona» –Pumla Gobodo-Madikizela, psicóloga y autora sudafricana

Ubuntu y otras prácticas y filosofías

La interconexión que propugna el ubuntu está también implícito en otras prácticas tales como:

  1. Mindfulness. La atención plena permite estar más presente y consciente en cualquier tipo de interacción con los demás, y cultivar una mayor autoconciencia y autorregulación emocional.

  2. Comunicación no violenta (CNV). Este enfoque desarrollado por Marshall Rosenberg enseña a comunicarse de manera empática y compasiva, enfocándose en las necesidades y sentimientos subyacentes en lugar de en los juicios o las críticas.

  3. Liderazgo servicial. Este estilo de liderazgo, popularizado por Robert K. Greenleaf, se centra en servir primero a los demás y ayudarlos a crecer y desarrollarse, en lugar de buscar el poder o el reconocimiento personal.

  4. Ética del cuidado: Desarrollada por filósofas como Carol Gilligan y Nel Noddings, esta teoría moral enfatiza la importancia de las relaciones, la empatía y el cuidado en la toma de decisiones éticas.

Llevar ubuntu al mundo

En un planeta cada vez más interconectado y enfrentado a desafíos globales complejos, la filosofía ubuntu considera que nuestro destino está entrelazado con el de toda la humanidad y con el de la tierra misma. De ahí que quienes siguen estas prácticas lo hacen no solo para tratar de  transformarse a sí mismos, sino que también para contribuir a crear un mundo más compasivo, inclusivo y sostenible.

Como dijo el arzobispo Desmond Tutu, «no puedes ser humano todo por ti mismo, y cuando tienes esta cualidad eres conocido por tu generosidad».



https://www.yorokobu.es/filosofia-ubuntu/


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