VOCES entre VOCES
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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.
6 poemas de Florencia Lobo
Florencia Lobo es una poeta nacida en Tucumán en 1984 y se crio en Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina. Se formó en Letras, Corrección de Textos y Edición. Publicó los libros de poemas El lento deambular de las tormentas (El Suri Porfiado, 2018) y Los bosques bajo el agua (Tanta Ceniza, 2024). Forma parte de la antología digital Patagonia lee del Plan Nacional de Lecturas (2021) y de la Antología de poetas argentinas (1981-2000) compilada por Elena Anníbali (Ediciones del Dock, 2023). Poemas suyos fueron traducidos al inglés y al italiano y publicados en diversas revistas del país y el extranjero. Fue directora de la Editora Cultural Tierra del Fuego, donde actualmente coordina tareas de edición y promoción de obras.
***
Perros del invierno
Llegan
noticias de mi ciudad.
Enloquecieron los perros
como enloquecen
los vientos
o las flores que nadie mira.
Perros
que quizá
una vez fueron Toby
o Negro o Lola
reunidos en
las calles
mordiendo el aire
sus sombras
los cuerpos que
atraviesan
el reino transparente del invierno.
En
geografías lejanas
los hechos extraños duplican
la extrañeza.
¿Se
acordará la gente?
¿Se acordará?
Hablo de un verbo en desuso:
acordarse
es irse del olvido
y también despertar,
ponerse cuerdo.
***
Mirando un sauce
Nadie
le pregunta al sauce
por qué nace llorando.
Y
hasta nos complacemos
al verlo esparcir su llanto
suave como el
andar de las ballenas
o esos parajes tranquilos
adonde van a
morir los barcos.
El
sauce llora y el viento se demora
entre sus hojas
como
queriendo beber de esa tristeza.
¿Y
qué sabemos de esas garzas
que se pasan la vida
mirando el
agua y en el agua
el reflejo del cielo y en el cielo
el pez que
no aparece?
Es
tan hermoso y sin embargo
nada sabemos de las garzas
ni de la
tristeza de los charcos
ni del verde llorar de las iguanas
o de
las lagartijas.
Nada
sabemos y no importa
mientras podamos ver llorar el sauce
o
esas aves quietas
que se pasan la vida
buscando el pez del
cielo
el
triste pez
que no aparece.
***
Archipiélago
Penetra surdamente no reino das palavras
Carlos Drummond de Andrade
Se
entra en la palabra archipiélago
buscando islas
pero
dice la etimología
que lo único hallable ahí
es el mar
no
un tejido de orillas
un islario bordado
por la espuma y el
tiempo
solo
el mar, el mar inmenso,
el archimar
por
lo demás, nada sorprende:
toda palabra es por fuera un borde
y
en el fondo agua
siempre removida.
***
Pavesas
En
la noche negrísima
un bosque de nieve
alumbrado por fogatas.
Semblantes
que brillan
y palabras que se arrojan
como ramitas al fuego
de
la conversación.
Así
era y así
sigue siendo.
Hay
brasas que duran
toda la noche.
Pavesas
cuyo
viaje
no tiene fin.
***
Estábamos pobres
Estábamos
pobres,
dice
la abuela,
que aprendió el yagán
antes que el castellano.
Estábamos
pobres,
como
estar perdida
o enferma.
Cosas que a cualquiera
le toca
transitar
y luego pasan
como pasa el invierno.
La
pobreza no es una condición,
sino un estado.
Todos
experimentan
en algún momento el hambre
y en otro
la
felicidad del alimento,
la dicha del estómago colmado.
Lo
mismo toca a veces
a los zorros
y a toda fauna
que anda por
los bosques.
Rico y pobre
son
conceptos arrastrados
a esta costa
como tantas otras cosas.
Como
nosotros.
Que no sabemos estar.
***
La lengua
Me
saco la lengua
y me pongo otra.
Pero me queda grande
el
yagán.
Tantas
nieves
para mi sola nieve,
tantas playas
para mi sola playa.
Yagán
se escurrecomo arroyo de montaña.
Las palabras son peces
que
boquean en la orilla.
En
el hueco de mi lengua
arrojo otra, que es
como decir:
abro
otros ojos,
abro el asombro,
completo el mundo.
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TEMAS TERTULIA 13-12-2024
INMORTALIDAD
GUERRAS
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
TEXTOS TERTULIA 6-12-2024
CONFESIONES
ROLES
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
CONFESIONES
ROMPER MI TACITURNIDAD
Distinguidos amigos: En alguna ocasión os dije que os enviaría algún escrito de los que produce mi aislamiento. Tal vez no tenga gran importancia; acaso sea mi necesidad de romper mi taciturnidad.
Con cierta frecuencia recibo la visita de la siguiente idea: si se dispusiera de algún poder taumatúrgico fuera conveniente modificar los principios que consagró la gran revolución y en vez de «libertad, igualdad y fraternidad» habría que imponer «libertad, variedad o diversidad y solidaridad». En su día fue fecundo el sentimiento igualitario. Después por desviaciones morales hemos confundido la igualdad en la excelencia con la igualdad en lo ínfimo, en lo vegetativo y vamos aceleradamente decayendo a pesar de los progresos económicos y tecnológicos.
Dice el maestro que la historia es una profecía del revés. Conociendo con rigor el presente podemos predecir la trayectoria que hemos seguido en el pasado = historia. El dominio del presente puede abrirnos el camino del futuro = profecía. Se hace evidente que tanto para ver lo que ha de venir como para ver lo que sucedió en el pasado, es imprescindible tener un juicio lo más exacto posible del presente.
Nos hacemos buen cargo de las situaciones en las que los cambios del poder se hacían por la fuerza; cada cambio de él se efectuaba por la violencia con grave trastorno y daño para la sociedad. Se viene a la mente el reinado de los visigodos en España.
Para evitar estas catástrofes suponemos que alguien de entre los mejores tuvo la ida de deificar al gobernante; el rey lo era por gracia divina al igual que sus subordinados colaboradores que designaba. Pero a estas jerarquías sagradas, la embriaguez del mando les hizo olvidar lo principal, que es que Dios ayuda solo al que se esfuerza para estar a la altura de su tiempo y de su misión; consecuentemente derivaron a la ineptitud.
El pueblo reaccionó anulando todos los derechos privados que designó peyorativamente como «privilegios» y decretó la igualdad de todos los humanos. Fue positivo que todos los hombres se sintieran capaces de aspirar a todo mediante su esfuerzo. Es totalmente negativo que se crean acreedores a los puestos superiores por naturaleza, no por su esfuerzo.
Una sociedad igualitaria de raíz es una sociedad estéril sin presente y sin futuro por carecer de prototipos a emular que nos inciten a la excelencia.
En cuanto a substituir la hermandad por la solidaridad pensamos que el hecho de haber nacido de la misma madre no ha sido suficiente para evitar el cainismo y que tal vez fuera más fecunda la idea que con el próximo y con independencia de la madre, hemos de convivir aunque sea nuestro adversario. Teniendo que convivir con el próximo o hermano avieso mientras el juez no lo encarcele, será preferible cuidar sus faltas espirituales y materiales antes de que le disparen sus carencias. Magistralmente se sentenció: «En el reverso de toda subversión hay que contar siempre con la deserción de las minorías».
Ubrique, 25 de enero de 2018
Prudencio Cabezas Calvo
"Memoria inacabada" Editorial Tréveris.
CONFESIONES
Confieso que no necesito más confesor que mi conciencia.
Confieso que me asombra que me siga asombrando el ser humano.
Confieso que no creo en banderas ni escudos, sólo en personas.
Confieso que he creído demasiado tiempo en la confesión, ahora ya sólo en la reflexión.
Confieso que he vivido por encima, por debajo, pero casi siempre a la par de mis posibilidades.
Confieso que he robado a ladrones y perdonado a pecadores sin requerirles confesión.
Confieso que he vivido y sobrevivido a mucho más de lo que creía.
Confieso que debería confesar más a menudo mis errores y mirar menos los ajenos.
Confieso que apenas sé nada de la vida, y llevo en este planeta más de medio siglo.
Confieso que he sido rebelde hasta el hartazgo, de algo hay que alimentar la vida . . .
Confieso que obligar a confesar es una de las mayores canalladas que se pueden hacer a un ser humano.
Confieso que me falta la arrogancia suficiente para intentar describir a cualquier dios, reconozco mirarlos a todos de reojo.
Me confieso, en cuanto a ideas, no instituciones, cristiano, budista, taoísta y aspirante a mediopensionista.
Confieso que me persigue la sensación de ir aprendiendo demasiado tarde.
Confieso que la vida se me ha escapado de las manos como el agua.
Confieso que a veces me da miedo quedarme sin sueños.
Confieso que nunca he creído en las confesiones, sólo en el aprendizaje.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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ROLES
Era un niño que quería llorar copos de nieve. Viajó muy, muy lejos hacia el norte buscando el frío necesario para ello, pero no lo conseguía.
Desistió. Creció. Se convirtió en un adulto más, ridiculizando en su mente todo lo que uno quiere olvidar para no sentirse ridículo.
Un día llegó a helarse por dentro lo suficiente como para cumplir su sueño infantil.
Pero ya no podía saberlo.
Ni siquiera recordaba cómo se derraman las lágrimas.
Sara V.T.
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ROLES
Diálogo con mi Otro
-- El Lenguaje es el camino y la Poesía el atajo.
-- ¿ Te parece que es así ?
-- Seguro. Pero, ¡atención! en el atajo nos encontramos con lo inesperado del sendero. Todo pedrusco tosco.
-- ¡Furtivo risco! Te agrego que el poema-travesía requiere de un esfuerzo descomunal para poder levantar el velo del horizonte.
-- Velo... velo... rugoso acre. Nos obliga a revisitar todo de nuevo. Engendrar cordeles.
-- ¡ Reeducarnos ?
-- Si. Se espera siempre que la poesía desenvuelva aquello diferente que no está a la vista de lo que seduce la acción de los hombres.
-- ¿ De qué materia está hecha la seducción de los hombres ?
-- Se hace muy difícil percibirla. Seguramente, en una anómala época de improbidades, lo único que pueda salvarnos es abrir caminos con la poesía.
-- ¿ Volveremos a la senda de Homero ?
-- ¿¡... !?
Juan Disante
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ROLES
Recibimos
Oleadas
Lastimeras
Esperando
Superarlas
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
Disonancia cognitiva: la teoría que explica el autoengaño
Descubrimos el concepto de "disonancia cognitiva" de la mano de Leon Festinger.
Es habitual dar por sentado que los seres humanos, por el hecho de ser capaces de razonar, nos comportamos de una manera racional; es decir, que nuestras acciones se basan en conclusiones a las que llegamos a través de maneras lógicas de pensar.
Sin embargo, muchas veces, esos momentos en los que reflexionamos sobre algo no son más que una fachada, una excusa superficial que ponemos por encima de una decisión irracional que ya hemos tomado, aunque no nos demos cuenta de ello.
El psicólogo Leon Festinger propuso la teoría de la disonancia cognitiva, que explica cómo las personas intentan mantener la consistencia interna de sus creencias y de las ideas que han interiorizado.
En este artículo veremos qué es la disonancia cognitiva según Festinger, y sus implicaciones para nuestras vidas.
Artículo relacionado: "Historia de la Psicología: autores y teorías principales"
¿Qué es la disonancia cognitiva?
El psicólogo social Leon Festinger sugirió que los individuos tienen una fuerte necesidad de que sus creencias, actitudes y su conducta sean coherentes entre sí, evitando contradicciones entre estos elementos. Cuando existe inconsistencia entre éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía de las ideas mantenidas por la persona, algo que en muchas ocasiones genera malestar.
Esta teoría ha sido ampliamente estudiada en el campo de la psicología y puede definirse como la incomodidad, tensión o ansiedad que experimentan los individuos cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen. Este displacer puede llevar a un intento de cambio de la conducta o a defender sus creencias o actitudes (incluso llegando al autoengaño) para reducir el malestar que producen.
Festinger fue el autor de “Theory of Cognitive Dissonance" (1957), una obra que revolucionó el campo de la psicología social, y que se ha utilizado en distintas en áreas, como la motivación, la dinámica de grupos, el estudio del cambio de actitudes y la toma de decisiones.
La relación entre la mentira y la disonancia cognitiva
La relación entre la mentira y la disonancia cognitiva es uno de los temas que más ha llamado la atención de los investigadores. El propio Leon Festinger, junto a su colega James Merrill Carlsmith, realizó un estudio que demostró que la mente de quienes se autoengañan resuelve la disonancia cognitiva “aceptando la mentira como una verdad”.
Si bien la disonancia cognitiva puede ser resuelta de diversas maneras, en muchas ocasiones optamos por "hacer trampas" para hacer que desaparezca. Eso pasa por manipular nuestras propias ideas y creencias para hacer que encajen entre sí de manera aparente, creando la ficción de que la aparición del malestar de la disonancia cognitiva no tenía razón de ser, en primer lugar. Sin embargo, eso nos vuelve vulnerables a toparnos una y otra vez con las consecuencias de esa contradicción encubierta que no hemos resuelto realmente.
El experimento de Festinger y Carlsmith
Ambos diseñaron un experimento para probar que si tenemos poca motivación extrínseca para justificar un comportamiento que va en contra de nuestras actitudes o creencias, tendemos a cambiar de opinión para racionalizar nuestras acciones.
Para ello, pidieron a unos estudiantes de la Universidad de Standford, divididos en tres grupos, que realizaran una tarea que evaluaron como muy aburrida. Posteriormente, se le pidió a los sujetos que mintieran, pues tenían que decirle a un nuevo grupo que iba a realizar la tarea, que ésta había sido divertida. Al grupo 1 se le dejó marchar sin decir nada al nuevo grupo, al grupo 2 se le pagó 1 dólar antes de mentir y al grupo 3 se le pagó 20 dólares.
Una semana más tarde, Festinger llamó a los sujetos del estudio para preguntarles qué les había parecido la tarea. El grupo 1 y 3 respondió que la tarea había sido aburrida, mientras que el grupo 2 respondió que le había parecido divertida. ¿Por qué los miembros del grupo que habían recibido solamente 1 dólar afirmaban que la tarea había sido divertida?
Los investigadores concluyeron que la gente experimenta una disonancia entre las cogniciones en conflicto. Al recibir sólo 1 dólar, los estudiantes se vieron obligados cambiar su pensamiento, porque no tenían otra justificación (1 dólar era insuficiente y producía disonancia cognitiva). Los que habían recibido 20 dólares, sin embargo, tenían una justificación externa para su comportamiento, y por tanto experimentaron menos disonancia. Esto parece indicar que si no hay ninguna causa externa que justifique el comportamiento, es más fácil cambiar de creencias o actitudes
Aumentar la disonancia cognitiva para pillar a un mentiroso
Otro famoso estudio en esta línea de investigación lo llevó a cabo Anastasio Ovejero, y concluyó que, respecto a la mentira, “Es necesario entender que los sujetos por lo general viven en consonancia cognitiva entre su pensar y actuar y si por algún motivo no pueden ser congruentes, intentarán no hablar sobre los hechos que generan la disonancia, evitando así aumentar ésta y buscarán reacomodar sus ideas, valores y/o principios para así poder autojustificarse, logrado de esta manera que su conjunto de ideas encajen entre sí y se reduzca la tensión”.
Cuando se presenta la disonancia cognitiva, además de hacer intentos activos para reducirla, el individuo suele evitar las situaciones e informaciones que podrían causarle malestar.
Un ejemplo sobre el uso de la disonancia cognitiva para detectar a un mentiroso
Una de las maneras de pillar a un mentiroso es provocando un aumento de la disonancia cognitiva, para de esta manera detectar las señales que le delaten. Por ejemplo, un individuo llamado Carlos, que llevaba dos años sin trabajo, empieza a trabajar como comercial para una compañía eléctrica. Carlos es una persona honesta y con valores, pero no tiene más remedio que llevar dinero a casa a final de mes.
Cuando Carlos acude a visitar a sus clientes, tiene que venderles un producto que sabe que a la larga acarreará una pérdida de dinero para el comprador, por lo que esto entra en conflicto con sus creencias y valores, provocándole la disonancia cognitiva. Carlos tendrá que justificarse internamente y generar nuevas ideas dirigidas a reducir el malestar que puede sentir.
El cliente, por su parte, podría observar una serie señales contradictorias si presiona lo suficiente a Carlos para lograr que aumente la disonancia cognitiva, pues esta situación tendría un efecto en sus gestos, su tono de voz o sus afirmaciones. En palabras del propio Festinger, “Las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos".
La psicóloga, autora del libro “Emociones expresadas, emociones superadas”, agrega que debido a la disonancia cognitiva, “El malestar viene acompañado generalmente por sentimientos de culpa, enfado, frustración o vergüenza”.
El clásico ejemplo de los fumadores
Un ejemplo clásico cuando se habla de la disonancia cognitiva es el de los fumadores. Todos sabemos que fumar puede provocar cáncer, problemas respiratorios, fatiga crónica e, incluso, la muerte. Pero, ¿por qué la gente, sabiendo todos estos efectos perniciosos que causa el humo, todavía fuma?
Saber que fumar es tan perjudicial para la salud pero continuar fumando, produce un estado de disonancia entre dos cogniciones: “debo estar sano” y “fumar perjudica mi salud”. Pero en vez de dejar el tabaco o sentirse mal porque fuman, los fumadores pueden buscar autojustificaciones como “de qué sirve vivir mucho si no se puede disfrutar de la vida”.
Este ejemplo muestra que a menudo reducimos la disonancia cognitiva distorsionando la información que recibimos. Si somos fumadores, no prestamos tanta atención a las pruebas sobre la relación tabaco-cáncer. Las personas no quieren oír cosas que les pongan en conflicto con sus más profundas creencias y deseos, a pesar de que en el mismo paquete de tabaco haya una advertencia sobre la seriedad del tema.
La infidelidad y la disonancia cognitiva
Otro ejemplo claro de la disonancia cognitiva es lo que le ocurre a una persona que ha sido infiel. La mayoría de individuos afirman que no serían infieles y saben que no les gustaría sufrirlo en sus carnes, aun y así, en muchas ocasiones, pueden llegar a serlo. Al cometer el acto de infidelidad suelen justificarse diciéndose a sí mismos que la culpa es del otro miembro de la pareja (ya no le trata igual, pasa más tiempo con sus amigos, etc.), pues soportar el peso de haber sido infiel (pensando que la infidelidad es de malas personas) puede causar mucho sufrimiento.
De hecho, después de un tiempo, la disonancia cognitiva puede llegar a empeorar, y ver constantemente a su pareja puede obligarle a confesar, pues cada vez puede llegar a sentirse peor. La lucha interna puede llegar a ser tan desesperante que los intentos de justificarse ante esta situación pueden causar serios problemas de salud emocional. La disonancia cognitiva, en estos casos, puede afectar a distintas áreas de la vida, como pueden ser el trabajo, las amistades en común, etc. Confesar puede llegar a ser la única manera de librarse del sufrimiento.
Cuando ocurre la disonancia cognitiva debido a una infidelidad, el sujeto se ve motivado a reducirla, pues le produce un enorme malestar o ansiedad. Pero cuando por distintos motivos, no es posible cambiar la situación (por ejemplo al no poder actuar sobre el pasado), entonces el individuo tratará de cambiar sus cogniciones o la valoración de lo que ha hecho. El problema surge porque al convivir con esa persona (su pareja) y verla diariamente, el sentimiento de culpa puede acabar por “matarle por dentro”.
Beasley, R.K.; Joslyn, M.R. (2001). Cognitive Dissonance and Post-Decision Attitude Change in Six Presidential Elections. Political Psychology. 22(3): pp. 521 - 540.
Chen, M. Keith; Risen, Jane L. (2010). "How choice affects and reflects preferences: Revisiting the free-choice paradigm". Journal of Personality and Social Psychology. 99 (4): pp. 573 - 594.
Festinger, L. (1962). Cognitive Dissonance. Scientific American. 207(4): pp. 93 - 106.
Matlin, M. (2009). Cognition. Hoboken, NJ: John Wiley & Sons, Inc.
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