domingo, 29 de septiembre de 2024

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS  PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.
ADEMÁS, RECIENTEMENTE UN GRUPO FINANCIERO ISRAELÍ HA COMPRADO UNA GRAN PARTICIPACIÓN DE CARREFOUR.
LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISAREL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.

3 poemas de Marina Mariasch

14 Ago 2024  Juan Domingo Aguilar

 

Marina Mariasch es una poeta y narradora nacida en Buenos Aires, Argentina, en 1973. Es autora de libros de poesía como coming attractions (1997), xxx (2001) y tigre y león (2005) en el sello editorial Siesta, que fundó y codirigió. Esos y otros libros suyos fueron reunidos bajo el título Paz o amor (2014). Siguieron El matrimonio (2011; Los libros de la Mujer Rota, 2020; Planeta, 2023), Estamos unidas (2015), Encantada de conocerte (2016), Mutual sentimiento (2018) o Efectos Personales (2022). Junto al colectivo feminista de literatura Máquina de Lavar publicó La pija de Hegel (2014). Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y docente universitaria. Condujo programas de televisión sobre literatura en diversos canales. Codirige con Fabián Casas La inquietud, programa de radio sobre literatura producido por el Ministerio de Cultura de la Nación. Ha escrito sobre temas culturales en diversos medios, como Rolling Stone, Clarín, Página/12. Integra Latfem.org y el movimiento Ni Una Menos. Es militante por los derechos humanos. Presentamos una selección de poemas de La pequeña compañía (Caleta Olivia, 2022), una antología que condensa veinticinco años de poesía de la autora.

******

No compren fantasmas

La frase estaba tallada en la puerta

por la que se entra al patio, una puerta

de lata antigua de servicio pintada

alguien había tallado ahí, levantando

la pintura verde casi negro

la advertencia. No niego

que me dio miedo, el tobogán

de plástico roto que quedó

en el jardincito del fondo era el mismo

que me había llevado ahí. Una casa

tres avenidas al oeste de mi

cuna de oro. Al tobogán

lo dejamos en la vereda, a la frase

no la tapamos, en cambio pintamos

con colores fuertes y vivos

otras en la misma puerta, una manera

de exorcizar: El amor

es un búmerang, serán tus sueños

los mismos que los míos? Taza,

taza, hay una luz

que nunca se apaga. La casa

era un exilio de lo permanente

lo que habíamos pensado

para siempre, un clavo

para sostener un cuadro

con una imagen perfecta

o no tanto, pero suficiente

mente bella para siempre.

Exilio de lo permanente,

pegamos afiches con cinta scotch,

pintamos las paredes, todo

puede cambiar de un momento

a otro, en la mudanza

el collar de rocas negras

octágonos no tan pequeños

se había partido, turmalina

buena fortuna dijo en el viejo

mercado la vendedora, rota

seguiría surtiendo el mismo

efecto? El día de la mudanza

dos amigas se sentaron a la mesa

recién apoyada en el lugar

de permanencia, reuniones

y comidas y se sacaron

chispas, los ojos, mechones

de pelo. Atribulada iba y venía

llevando y trayendo cajas y órdenes

y mi mamá ya fantasma pero todavía

viva negó con la cabeza

miró a mis amigas, negó

que eso fuera algo de hacerle

a una amiga el día que entra

a una casa nueva. Cizaña

recién sembrada. En el pasillo

había una virgen de una religión cualquiera

una iemanjá y una cruz

en un rosario de colores vivos

decidí conservarlos, no se tira

pensé lo que sobrevive

y tiene nombre antes que uno.

Yo solo quería que pasaran

los días, andar en bombacha,

remera y tazón de café con leche,

lo que se dice entrecasa, aunque

suene tonto, las palabras son

dispositivos inútiles para la

paz de la mañana. No es que

los venerara. Había comprado

fantasmas, mucho antes

hay que odiar un poco

lo que se ama. Siguen acá

entre nosotros, viendo cómo

nos aman y se van, cómo

traen flores de las que

se pudren y otras que

siguen vivas cada temporada.

Lo variable se vuelve

estático nunca permanente

duradero, llegaron cosas

de otras casas. Cambió

la época, dejó de ser la

misma, no hay hamacas

ni juegos que no sean

de mente, de mesa.

La casa de la miel

es esta no es la de al lado

no es la de enfrente.

Esa cerró, la otra navega

un barco ebrio. Acá nunca

falta la miel, es la nuestra

atravesó tres casas, tres

avenidas hacia la pobreza

es nuestra amalgama, nuestra

agalma, la palabra que nunca

aparece cuando la quiero

nombrar. Permanece.

En la cadena del temblor

que caminamos en pijama

con tazas de café en la mano

siguen ahí algunas cosas

seguimos nosotros, no somos

los mismos, pero tampoco

tanto, yéndonos a dormir

levantándonos, sin saber

muy bien cuándo se termina

pero sabiendo bien

cuando nos juntamos

en el horno para que nos de

calor, cuando compartimos

secado de pelo lavado

de manos, que se termina.

***

Buscá el dolor, no lo

esquives fue el consejo

del doctor entonces me senté

sobre las pantorrillas sobre los

empeines de los pies. Con los años

cede, con los años se des

sensibiliza y logra evadir

la confrontación con el dolor

como una lengua de abstracción

financiera que no toca

la desigualdad ni la política.

Nada reducido a un sí

ni a un no, jamás un sí o un no,

ni respuestas tajantes, la

heterogeneidad de un muestrario

de pinturas de alba un pantone

de colores tinturas de cabello

pantene hechos rulito sobre el cartón

castaño claro castaño

oscuro azabache una hilera

de personas a la hora

de buscar empleo no tiene

esos matices. Un

«panel de expertos» observó

y dijo: aquí no es

que no haya más nada, aquí

hay fuego, hay cenizas,

semillas y también barro.

pero ante todo hay un gran abismo

una fractura abierta en el

inconsciente, un lugar

abierto, indeterminado, una hebra

desconectada como alguien

que se levanta muchísimo

más temprano. Según

Lacan la verdadera enfermedad

mental del ser humano

es creerse un yo.

Aunque sea el rey

el que se cree rey

Aunque sea Jesús

el que se cree Jesús

Aunque sea Cleopatra

la que se cree Cleopatra

Aunque sea Bergoglio

el que se crea Francisco

es entonces cuando ese

alguien está loco.

Puede apagarse una luz

en el corazón.  Vos te creíste

el dueño del dolor

en los huesos, en la panza, la

cabeza, creíste tener

la hegemonía de la

tragedia te creíste un yo.

Todo esto sucedió hace años

en un mundo remoto

y triste no podíamos respirar ni

tocarnos y nos tomábamos

la fiebre al menos tres veces

al día. No pienso en vos

como un mal hombre

eras un hombre asustado: algo

se había vuelto blando

adentro tuyo, lo sentiste

una mañana en el medio

del pecho ahí donde empieza

el estómago, las entrañas,

sobresalía, una bestia extraña,

suave, que te comía por dentro,

una mujer, dos hijos, volver

a tener una familia. ¿Y de quién

es la culpa de que hayan

matado lo blando delante

de tus ojos? La historia

no se repara sino al estar

en otro lugar. Y en ese otro

lugar también te persigue.

O acaso no nos fuimos a una

isla para estar menos expuestos,

para no estar expuestos

permanentemente? Fue al revés.

A la hora de la siesta el animal

grande se comió al chico.

No supiste si decírmelo. Silencio.

Renuencia a hablar, a hablar

de sí, misterio. Control

de las reglas del diálogo.

No contestar no preguntar

no escuchar. Clausura se

cierra la compuerta. El río

puede hacer locuras

inundarlo todo y desaparecer

a la mañana siguiente

dejando agujeros en las

paredes de barro, cuevas

para las alimañas del agua.

Los restos quedan

en la orilla junto a los

juncales, los globitos rosados

de los caracoles. Esos días

juntamos tierra en cuchara

al costado del camino de piedra

gajos para llevar al volver

de esa abundancia agreste

a lo que habíamos construido,

dos castillos con una fosa

de cocodrilos en el medio

un río bravo, una calle

a contramano, un hospital

cada vez más difícil tender

un puente. el calor

nos aborreció y no volvimos.

***

Todo parece lejos

ahora que hablamos

por teléfono o directamente

no hablamos decimos

hablar a escribir y también

a marcar una estrellita en un

texto breve ya escrito.

no hablamos ni

escribimos. todo

está tan lejos

la taza de té

en la cocina

la taza de té que

deseo y que todavía

no preparé está

lejos en la cocina

fría en el camino

a la cocina hace

frío. Me dio miedo

irme y que no me

extrañaras y me

fui y nunca supe ni

sabré si me extrañas

te o no pero sé que

estás lejos y no

me hablaste ni me

escribiste. El café

cerró y abrió

con cambios en

la decoración y

las luces. Estuve

ahí muchas veces

enamorada con

libros sobre la mesa

y un chocolate. Lo

frío y lo caliente se

llevan muy bien, Las

luces de neón antes

eran mejores pero ahora

las luces ambientes

son más cálidas.

Así todo en mi vida,

lo que brilla y lo que

entibia el ambiente.

Tratamos de no ser

víctimas de nuestro

propio imaginario.

Una vez en una

isla creí que está

bamos solos. A veces

creo que solos

es lo mismo que juntos.

En un kiosco de esquina

robé un par de ojotas

porque hacía calor

y no tenía pero después

me di cuenta que eran

dos ojotas idénticas

las dos para el mismo

pie y las tire a la basura.

¿Podés esperar?”, dijiste

mientras dabas vuelta

la mochila y desparra

mabas papelitos y

billetes que también

son papelitos en el suelo

¿Podés esperar? me pediste

te podés calmar?

te podés callar? podés

bajar el nivel de ansiedad?

muchas variantes

del cristianismo promueven

una comunicación personal

constante intensa

con Dios, para pedirle cosas,

perdón, fortaleza, soluciones

y reclamos. No fuiste

dios aunque estuvieras

en mi altar y no te pedí

como si lo fueras. Me

pediste la espera y

al final tenías razón

la espera es lo peor

la espera es pensar

y no hacer nada. Pero

en la espera recetada

por Dios puede pasar

que las cosas se acomoden

que no te atiendan nunca

y la herida cierre, que

la puerta -esa- no

se golpee nunca más.

De ahí, me doy

media vuelta y camino

despacio, sin hablar

sin escribir, hacia

el otro lado del mundo

por un camino distinto.

 ***

Vida en el universo

 

Ojalá todo se quedara quieto

La semilla no brotara

Es el día después de las elecciones

Y ganó el pueblo, todo es promesa

Y papelitos en el suelo, es el primer día

Que espié tu perfil y te mandé

algo, ni un sí ni un no, todo es promesa.

Un terreno fértil donde las palabras van plantando

movimiento a la superficie plana. Es una llanura baldía

que se codifica a medida que avanza, y configura un destino,

el viaje emocional y filosófico.

Vas a darme un beso en el baño de chicas

en una lectura torcida

voy a sentir tu pija dura en el jean vas a darme

en el sillón de casa donde me dieron uno, dos, mil

novios. voy a darme besos con otro no me va gustar

la lengua loca una serpiente hachada voy a pedir

que me rescates y vas a renunciar. vas a aparecer

en el tablero de búsquedas random

en la oficina de google vas a hablar en perfecto voy

a desdibujar mi deseo en pos del tuyo vas a cargar

antivirus en mi compu nueva y las tintas porque

sos un poco solemne y no comés pescado

vamos a abrazar el alcohol y tener sexo

triste y un par de mañanas con panza

de mate vamos a ver una peli con propina

ideológica que te va a gustar

vamos a dormir juntos la siesta vos vas

a dormir la siesta yo voy tomarme un cuartito

vamos a irnos un finde a colonia clase style

vas a decirme jenny

por jenny holzer

por jenny williams

por jenny von westphalen

por jenny packham

por jenny mccarthy

calamity jane

jenny from the block

y vamos a pensar en vivir juntos

en el barrio cerrado de tu facebook

pero sin decirnos nada

vas a poner algo de cris en tu muro algo de cris

no irónico y el kirchnerismo

nos separará el kirchnerismo

nos separará

la militancia nos separará

la cuenta del chino nos separará

la ansiedad nos separará

la poesía nos separará

internet nos separara

el aire acondicionado nos separará

el realismo nos separará

el freelancismo nos separará

todo va a pasar muy rápido

porque en realidad quiero quemar todo

terminar terminar terminar

antes de que se convierta en algo

somos lo que resta de nuestros proyectos

de autodestrucción y no sé qué pensar

de lo que llamás tu obra.

¿son buenas tus obras? ¿son malas?

ya no sé qué es el arte ni entonces

cómo salvarme estamos por ahí,

en la capital del desencuentro

haciendo arte o plata

para que nos quieran, entonces

todo está bien todo está

bien todo lo horrible

también está bien.

bien por nosotros que rezamos

por los que rezan de verdad.

bien por nosotros que caminamos entre fantasmas.

el corazón encuentra su presa y sale

música, algo realmente abstracto,

como cuando alguien alimenta su proyecto

en base a sentimientos, tan inestables

como los pasos de un bebé, que rara vez

encuentra un ritmo sostenido.

pero las bases, mentira, se transforman.

las narraciones pierden sus orígenes en los mitos del tiempo y

vuelven sus horizontes reales en el ojo de la mente.

nos alejamos. desde arriba,

reaccionamos a los marrones del desierto

y al verde de la vegetación y al azul del cielo

y las nubes, y  el cielo está abajo, encerrado en una pelota

de cristal… Es hermoso, es hermoso. De lejos,

vemos lo brillante, no vemos las estrellas, vemos los bordes

negros. todo es a la vez claro y enciclopédico,

Este es nuestro hogar. Siempre va a ser nuestro hogar.

Nuestro punto de origen. queremos salir pero no queda otra
que hacer de esta una base sustentable.

https://www.zendalibros.com/3-poemas-de-marina-mariasch/

                                       

TEMAS TERTULIA 4-10-2024

MAR

DESIERTO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

TEXTOS TERTULIA 27-9-2024

CARO

BARATO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

CARO

CARÍSIMO

¿Qué sale caro en la vida?

Soñar con paraísos en los que nunca ponemos la primera piedra.

Reír sin ganas, por miedo o compromiso.

Vivir soñando con pequeños sueños: un coche grande, un traje caro o cualquier objeto material no imprescindible para una sana felicidad, comparándolo, además, con cuanto tiene tu vecino. Confundir, en definitiva, el precio y el valor de las cosas.

Creer en el discurso hueco de cualquiera que se cree con derecho a gobernar tu vida personal o social, los llaman políticos.

Creer que el amor es servidumbre o dolor.

Mirar la vida con miopía o mezquindad.

No darse cuenta de que ya hace un par de siglos que es la banca quien gobierna el mundo y los políticos sus patéticos lacayos.

Rogar un derecho o negárselo a alguien.

Creer que existen personas buenas o malas en vez de personas sanas o enfermas.

No saber poner la otra mejilla u olvidar que, por alguna razón, todos tenemos sólo dos.

Creer que el ruido es felicidad y que la felicidad se puede comprar.

Convencerse de que existe una sola idea o religión por la que vale la pena matar o morir.

No saber distinguir a quien miente y, lo que es peor, a quien se miente a si mismo.

No proteger a los niños y respetar a los ancianos, nuestro antes y después ante la vida.

Creer que lo hasta ahora creído ha de ser creído para siempre, olvidar que la más antigua tradición humana fue una innovación, una idea nueva, una novedad, en su momento.

Todo esto, antes o después, sale carísimo . . .

Nekovidal - nekovidal@gmail.com

ARTES LIBRES www.arteslibres.net

CARO

No tiene culpa mi lengua

del veneno de la serpiente

y a uno le duele de morderse hasta los pensamientos.


Es cierto,

en nuestra boca cabe todo, canciones de amor

al lucero del alba.

El regusto a pólvora; de un tiro a bocajarro.


Pepín Espinosa




BARATO

ME SOBRAN CONCEPTOS

Tengo un concepto de cómo tengo que vivir.

Un concepto que vino de mi ADN,

que llegó con mi padre y mi madre.

Mi maestro me dice que borre los conceptos,

que haga un contrato de compra-venta con él.

Si yo le doy a mi maestro mis conceptos,

él me da mi libertad.

El maestro es el que conduce al discípulo a la libertad. Sin embargo, para alcanzar esa libertad tenemos que dejar nuestra genética que es nuestro Karma.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

El dilema del erizo de Schopenhauer: cómo encontrar la distancia justa para no hacernos daño y ser felices

Las relaciones humanas son complejas. Si nos acercamos demasiado a alguien, podemos acabar sufriendo. Si nos alejamos de todos, la soledad se vuelve insoportable. Es esto, precisamente, lo que abordaba Schopenhauer en su parábola del erizo, que puede enseñarte a tener relaciones más saludables.

Celia Pérez León

Redactora especializada en estilo de vida y nutrición



Es una fría noche de invierno. Dos erizos se acercan en busca de calor muto. Pero cuanto más se acercan, más se lastiman con las púas del otro. Así que se alejan. Sin embargo, al perder el contacto con el otro, el frío vuelve a atenazarles, y vuelven a intentar acercarse. Repiten el ciclo una y otra vez, hasta encontrar la distancia adecuada: suficientemente cerca para compartir el calor, suficientemente lejos para no lastimarse con las púas.

Esta parábola, que le otorgó a Arthur Schopenhauer la fama que tanto ansiaba en 1851, es conocida como El dilema del erizo. Más allá de su simpleza como cuento, refleja la compleja naturaleza de las relaciones humanas y la lucha por encontrar el equilibrio entre la intimidad, y el distanciamiento.



El dilema del erizo

A primera vista, podrías pensar que el final de este cuento es, sin duda alguna, un final feliz. Quizá sea así porque no conoces la reflexión que su autor, Schopenhauer, “el filósofo del pesimismo”, hizo sobre la misma. En la misma expresaba que, pese a que los erizos había encontrado la distancia adecuada, esta jamás les permitiría estar completamente a salvo de los pinchazos, ni completamente arropados por el calor contrario. Siempre se encontrarían en un punto lo suficientemente cómodo, pero no tanto como habrían deseado.

Y es que lo que Schopenhauer buscaba señalar por medio de esta metáfora es que, en nuestras interacciones, estamos atrapados entre dos males: la soledad y el peligro de lastimarnos los unos a los otros.



Seguro que este dilema te hace sentir identificada, porque le sucede a todo el mundo. Vemos en esta parábola el reflejo de una búsqueda de equilibrio que todos, en mayor o menor medida, hemos experimentado alguna vez. Por ejemplo, en el contexto de la pareja, demasiada cercanía puede hacer que te sientas asfixiada emocionalmente. Y el contrario, la distancia emocional, puede hacer que un sentimiento de vacío y desconexión comience a hacer mella en la pareja. La clave, por tanto, reside en encontrar la distancia adecuada.

La ambivalencia emocional en el amor

Sigmund Freud, en su obra Psicología de grupo y análisis del yo, utilizó el dilema del erizo para explicar lo que él denominó “ambivalencia de los sentimientos”. Según Freud, las emociones humanas en el amor están invariablemente mezcladas: “en el amor, hay odio; en el odio, amor.

Esta ambivalencia es parte de la naturaleza humana, y aceptar su existencia es crucial para navegar nuestras relaciones íntimas sin expectativas irreales de perfección.

El dilema del erizo puede ayudarnos a comprender esto de forma metafórica, para luego aplicarlo en nuestra vida. Porque, si bien se trata de un conflicto filosófico, solo si lo traducimos en aplicaciones prácticas tendrá un valor real en nuestras vidas.




¿Cómo aplicar el dilema del erizo a tu vida?

Si esta parábola ha resonado contigo y con todo lo que sucede en tu interior, es porque representa la experiencia humana en sí misma. Y, por suerte, puedes usar esto para trabajar ciertos aspectos de la forma en la que te relacionas con los demás, para intentar encontrar esa distancia adecuada que te permita huir de la soledad, sin acabar lastimándote. Para ello, te recomendamos poner en práctica los siguientes consejos:

  • Comunícate con claridad y honestidad. La clave para evitar lastimar al otro y ser lastimado es la comunicación. Hablar abierta y sinceramente sobre tus necesidad y expectativas ayuda a establecer límites claros y evitar malentendidos.

  • Respeta el espacio de los demás. Cada persona necesita su espacio. No importa si estamos en una relación de pareja, amistad o trabajo. El respeto por la individualidad del otro es esencial. Aprender a dar espacio cuando es necesario y aceptar que todos necesitamos momentos de soledad es parte del equilibrio.

  • Aprende a gestionar el conflicto. El conflicto es inevitable en cualquier relación cercana. En lugar de evitarlo, invierte tu energía en aprender a enfrentarlo de forma constructiva. Las discusiones no tienen por qué volverse destructivas. Al contrario, pueden convertirse en oportunidades para ajustar esa “distancia emocional” y fortalecer el vínculo.

  • Acepta la ambivalencia emocional. Las emociones humanas no son simples. Debes aceptar que puedes amar y sentir, al mismo tiempo, frustración o irritación por aquella persona a la que amas. La perfección no existe, y aceptar esa realidad te ayudará a disfrutar plenamente de tus conexiones con otras personas.

  • Desarrolla tu calor interior. Elizabeth Gilbert, autora de Comer, Rezar, Amar, mencionó en su libro el dilema del erizo para explicar que había aprendido a generar su propio calor interior. El propio Schopenhauer también hacía mención de este hecho. El enfoque de la autora, sin embargo, era menos pesimista, y afirmaba que cultivar este calor interior es esencial para mantener relaciones saludables, puesto que evita que dependamos completamente del calor de los demás. Así, encontrar esa “distancia saludable” es más sencillo.

https://www.cuerpomente.com/psicologia/dilema-erizo-schopenhauer-como-encontrar-distancia-justa-para-no-hacernos-dano-ser-felices_13801



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