domingo, 22 de septiembre de 2024

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS  PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.
ADEMÁS, RECIENTEMENTE UN GRUPO FINANCIERO ISRAELÍ HA COMPRADO UNA GRAN PARTICIPACIÓN DE CARREFOUR.
LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISAREL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.

Poema de Robert Hayden

04 Sep 2024

Juan Domingo Aguilar

 

Robert Hayden fue un poeta, ensayista y profesor nacido en Detroit, Michigan, EE.UU. en 1913. Estudió poesía en la Universidad de Michigan y luego enseñó tanto en la Universidad de Michigan como en la Universidad de Fisk. Fue elegido miembro de la Academia Americana de Poetas en 1975, un año después se convirtió en el primer afroamericano en servir como consultor en Poesía de la Biblioteca del Congreso (1976-1978), un papel que hoy se conoce como Poeta Laureado de los Estados Unidos. Hayden también fue uno de los poetas afroamericanos más célebres de su época, produciendo obras perdurables, como «The Middle Passage» y «Those Winter Sundays». Algunos de sus libros más destacados son Heart-Shape in the Dust. (1940),   The Lion and the Archer: Poems (1948),  A Ballad of Remembrance (1962), Words in the Mourning Time (1970), o American Journal (1978). Murió en Ann Arbor, Michigan, el 25 de febrero de 1980. Presentamos su mítico poema Those Winter Sundays con traducción de Fausto Marcelo Ávila.

***

Esos domingos de invierno

También los domingos mi padre se levantaba temprano
y se vestía en el frío azulnegro,
luego, con las manos agrietadas que dolían
por el trabajo en el clima de los días laborables, hizo
arder fuegos acumulados. Nadie nunca le dio las gracias.

Me despertaba y escuchaba el frío astillarse, romperse.
Cuando las habitaciones estaban calientes, él llamaba,
y lentamente me levantaba y me vestía,
temiendo las cóleras crónicas de esa casa,

hablándole con indiferencia,
que había ahuyentado el frío
y lustrado también mis zapatos buenos.
¿Qué sabía yo, qué sabía yo
de los oficios austeros y solitarios del amor?

https://www.zendalibros.com/1-poema-de-robert-hayden/


TEMAS TERTULIA 27-9-2024

CARO

BARATO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 20-9-2024

FEMINISMO

LOCURA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


FEMINISMO

Pocas cosas hacen más daño al movimiento feminista y sus justas reivindicaciones que la, a mi juicio, errónea interpretación que algunas mujeres hacen de la igualdad de derechos:

Creen que ser feminista significa cometer los mismos errores y estupideces que los hombres.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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FEMINISMO

La sombra del monstruo.

Adolfo parecía respetar y admirar a las mujeres, sobre todo a su madre, la misma a la que debía su meteórica carrera de pianista, de niño prodigio a intérprete prodigioso. Educado, parecía tener siempre a mano la palabra o el gesto apropiado para cada ocasión. En realidad, Adolfo tenía auténtico pánico a las mujeres, su controladora madre grabó a fuego en su mente infantil una imagen de mujer autoritaria, todopoderosa y cruel que nunca conseguiría borrar en toda su existencia. Adolfo era, simplemente, una víctima más que se iría transformando poco a poco en verdugo.

Con los años se dedicó, entre otras actividades docentes, a dar clases particulares de piano a la que acudían chicas y mujeres de diferentes edades. Pronto mostró su preferencia por las más jóvenes, eran dóciles, inseguras, manipulables, de alguna forma ignorantes del campo en que se encontraban y esa ingenuidad le excitaba sobremanera. Algunas llegaban a formar parte de su séquito, generalmente esperaba a que fueran mayores de edad para dar el paso. Las niñas, chicas, mujeres, generalmente callaban, algunas por ingenuidad, otras por vergüenza, otras por miedo. Adolfo parecía haber encontrado un lugar perfecto en el mundo para su monstruo, ése que había creado su madre como alquien lo había creado a su vez dentro de ella, un monstruo tan antiguo como la humanidad.

Lola disfrutaba tocando el piano desde muy pequeña, desde que oyó por primera ese instrumento, y sus padres la enviaron varios años a dar clases particulares con el mejor profesor de la ciudad: Adolfo.

El profesor incluía en sus clases todo tipo de toques y manoseos más o menos disimulados pero esta vez se había equivocado de presa: Lola no quería ser Lolita y la niña, ya adolescente en realidad, en un ataque de valentía se atrevió a decirle, tras una explicación sobre la forma de interpretar determinados acordes que, sin manos, también lo comprendía. Él, lógicamente, se hizo el indignado, dijo al resto de alumnas que salieran de la sala y le dió un discurso lo suficientemente intimidatorio como para poder seguir manteniendo su harén de dóciles e indefensas mujercitas fuera de peligro, un harén con el único tipo de mujeres a las que no temía: las que podía controlar y dominar.

Los padres de Lola nunca llegaron a saber la verdadera razón de la repentina pérdida de interés de la niña por el piano que hasta entonces había adorado, abandonó los estudios.

El tiempo pasó, pulió todas las aristas de la memoria y transformó en polvo lo que de la tierra había venido: Adolfo, tras años ejerciendo de víctima-verdugo, de miserable pederasta manipulador, pasó a otra vida donde, previsiblemente, hará menos daño a sus semejantes.

Lola ya es una mujer madura que parece haber completado casi todos los senderos que se recorren en una vida, hoy por hoy, normal: noviazgo, matrimonio, hijos, carrera laboral, divorcio, etc.

Lola se considera feminista y dice no odiar a los hombres ni al mundo masculino en general. Una vez divorciada y ya con sus hijos mayores, recurre a distintas páginas y aplicaciones de internet en las que conoce a hombres con los que mantiene relaciones aparentemente tan normales como ocasionales. Esos hombres han de tener todos unas características muy definidas: tranquilos, inferiores intelectualmente a ella, mediocres, manipulables, dóciles, obedientes, y que nunca se atrevan a cuestionar su autoridad, aparentemente dialogante, o sus ideas.

Si ocasionalmente el amor, ése mágico truco de la vida para que la vida siga, llamaba a su puerta, lejos de abrir, intentaba destruirlo lo antes posible por todos los medios a su alcance, le daba miedo, mucho miedo, y negarlo era su forma de defenderse, nunca era difícil encontrar una disculpa a mano, el ser humano es muy hábil en eso.

Lola era una mujer inteligente y sabía manejar las situaciones para provocar siempre, a medio o largo plazo, el mayor daño posible en los hombres, su herida de la adolescencia estaba tan abierta como el primer día. Sabía qué hacer y decir en cada caso para frustrarles, sabía ver todos los defectos reales e imaginarios en cada uno de ellos y como hacer para, tras utilizarlos hasta el límite de los sentimientos, apartarse a tiempo para hacerles caer y, si era posible, que sufrieran. Sus ansias de vengarse de aquel cerdo la acompañarían toda su vida, disfrazada su enorme agresividad pasiva de mil formas sutiles, sin un grito, casi sin emoción, pero acertando en el punto en que se le puede hacer daño a cualquier hombre . . . o intentando acertar, al menos.

Nunca llegó a sospechar siquiera que buscaba el mismo tipo de víctimas que aquel siniestro profesor de piano encontró en ella, con las mismas características, la misma actitud que ella busca y encuentra en sus dóciles amantes.

Sabía como hacer daño a cualquier hombre y lo hacía con maestría dentro de sus posibilidades.

Utilizaba la agresividad pasiva con tal arte que no sólo engañaba al resto del mundo, también se engañaba perfectamente a si misma, no planteándose la menor duda. Lástima de aquella bofetada nunca dada a aquel profesor...

Cada día los monstruos buscan víctimas que transforman en monstruos en una cadena trágica de cientos de generaciones que perpetúan el dolor y el miedo en la humanidad.

Lola, como la mayoría de las personas, creía conocerse y nunca llegó a sospechar siquiera que ella misma había acogido y alimentado durante años al monstruo que una vez devoró parte de su felicidad y torció su destino para siempre.

Con heridas diferentes, Lola somos todos.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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FEMINISMO

Posturas del Kamasutra


Tú arriba,

yo abajo,

y entre los dos un mundo.

Tumbados, tú de espaldas,

yo de frente dándome con un muro.

Tú bocabajo,

yo encima de otra cumbre.

Tú borracha, yo en celo

paseando el perro.

Tu dormida en misa de rodillas

y yo mojando tetas de monja en el café.

Tú, bailando desnuda en la luna roja,

yo cantando helado cara al sol.

Tú cazando con tacones

y yo herido sin tu carne.

Yo, aquí te pillo, aquí te mato,

tú te mueres por llegar en lencería

casta hasta la madrugada.

JJC – Juan Jiménez Caballero

LOCURA

Radiantes estaban en su no-fiesta
Delirando por el porvenir truncado que jamás sería
Las hirientes palabras oídas
Convertidas en un lujoso collar de metralla

Abrazos no, hoy no, aquí no
Pesaban los recuerdos mientras se internaba
Cual espuma en los orificios invisibles de la luna
-Incendiemos selenitas sin compasión-

Aries, eres y no eres
Seguimos inmersos en nuestra batalla con Morfeo
Guerra no declarada, guerra perdida y ganada
¿Qué fue de esos gorriones que nunca vinieron?

Nunca tuerces tu brazo, no
Pensar en peces solo te hace llorar, sí
Golpeamos el suelo con rabia contenida
Mientras en la televisión sigue sonando tu melodía

Cosechas dolores, siegas mi alma
Testarudo como aquel representante de los dioses
Ligero como tres plumas sin ave
Rascan los segundos albinos desde mi siembra

Diseña tu estrategia, arquitecto
Diseña un objetivo adecuado para el rebaño
Dame la espalda mientras puedas
Que el azul de mis lágrimas no te sorprenda

Quién lloró por las muelas del juicio
Quién juzgó sin micrófonos abiertos
Alegría en el comité de los tímidos
Un chin-chin por la grandeza soportada

Sara V.T.

https://iderinaweb.wordpress.com



¿LOCURA?

TU NOMBRE

Mi memoria se apaga, silenciosamente,

en un mundo propio, en un mundo nuevo.

En un cuarto trastero busco sus pedazos

antes de que se desvanezcan las imágenes.

Lucho batallas imposibles

por una fracción de mis recuerdos

y vivo como una extraña

con el resto del mundo.

Los días y las noches pasan

sin claros ni oscuros.

En mi vida de sombras

Tu nombre vuelve de tiempo en tiempo.

Hay un recuerdo dentro del ser humano de una realidad más trascendental. Ese recuerdo a veces nos crea un malestar interior porque añoramos al Ser Amado que está lejos y a la vez cerca.


Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Andando el camino

16 septiembre, 2024 

Por José Marcelo Ruiz

Amador López García, médico de Atención Primaria, es autor del libro Medicina de Familia: Andando el camino. Historias en la historia,de la editorial Círculo Rojo.En él nos relata sus memorias.

  Lo inicia hablando de Orea (Guadalajara), su pueblo natal, y de Molina de Aragón, haciendo una bellísima semblanza de su paisaje, y de la vida de sus habitantes. De su infancia y del viaje a casa de sus tíos, situada en una barriada a las afueras de la ciudad de Valencia, donde conoce el mar Mediterráneo y su luz. De su adolescencia, sus primeros años de estudios en un colegio religioso; dura y penosa época alejada de su familia. Más adelante nos narra cómo finaliza su bachiller, y becado realiza sus estudios universitarios; relatándonos su compromiso con la sociedad y la transición democrática.

  Como quien anda un camino, introduce historias de vidas de enfermos en la historia social y política en que vive. Lo hace por etapas, desde 1959-1965 hasta 2018-2021. Nos acerca a su labor como médico de familia, lo hace hablándonos sobre las poblaciones y centros de salud donde ha ejercido. En su atención a los enfermos descubriremos su humanidad, y su vocación profesional.

 Con su entrega y dedicación afronta todas las carencias socioeconómicas y materiales, que se daban en las poblaciones rurales. Percibimos cómo va sorteando, contracorriente, las dificultades y cambiando su entorno más cercano, para que su labor fuese satisfactoria y diese mejor resultado; adaptándolos a los cambios que la sociedad iba demandando. En la lectura observamos que nunca se ha sentido cómodo y confortable en la rutina. Siempre se ha replanteado todos los aspectos de su vida laboral. Ha resuelto las dudas preguntándole a quienes más saben; y estudiar, sobre todo estudiar, ha sido el complemento.

  Si a esa dedicación y entrega se une la calidad humana, el médico de Atención Primaria lo que hace es derribar todas las fronteras de discriminación socioeconómicas, políticas, psicológicas… Esto lo observamos en la lectura de las historias de las vidas de los enfermos, que se relatan en este libro, y en ellas, encontraremos: Ejemplos de humanidad que nos enseñarán a afrontar la vida.

  En estos tiempos de grandes avances tecnológicos y científicos, es triste que se le dé menos importancia a la Atención Primaria. Como Dr. Amador López expresa en el epílogo: “la esencia de la medicina está en la Atención Primaria. El médico por excelencia es el especialista de familia, cercano a la población, a la cabecera del enfermo en su casa, con un conocimiento integral e integrador de la salud”.

  Os invito a la lectura de este libro, porque encontraréis en sus relatos clínicos, dignos ejemplos de humanidad, que nos servirán para afrontar la vida. La segunda razón, para tomar conciencia de lo importante que es la medicina de familia. Y la tercera, porque su apasionante lectura es una fuente de aprendizaje.

José Marcelo Ruiz

Este artículo se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes,13 de septiembre 2024. Mi agradecimiento personal al director del medio Francisco Gálvez por su interés por los temas culturales, de pensamiento y opinión.


https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2024/09/16/andando-el-camino/


September 10, 2024   |   Lee Online


Las familias tóxicas: ¿debemos separarnos de ellas?

 Si bien la familia siempre se representa como ese hogar al que siempre volver, lo cierto es que esto no siempre es así 



 

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de las familias tóxicas, de cómo muchas veces toleramos comportamientos en nuestro núcleo familiar que no toleraríamos fuera, viendo si debemos separarnos de ellas. Del mismo modo, entenderemos cómo debe construirse un entorno familiar saludable y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

Natalia Menéndez, Pol Bertran


 

 

¿Cómo reconocer a una familia tóxica? 

La familia constituye la unidad básica a partir de la cual nos organizamos como sociedad. Esta representa el primer grupo social al cual pertenecemos y es por ello que cumple funciones vitales para nuestra supervivencia como especie. En ella encontramos soporte para ver cubiertas necesidades básicas como el alimento, pero también es la fuente de la que obtenemos calor y seguridad. En la familia adquirimos también valores y aprendemos, en definitiva, aquellas cosas que nos preparan para salir al mundo e integrarnos en él.

El papel de la familia en nuestro desarrollo emocional es crucial, y es que nuestros progenitores deben ser la base segura a partir de la cual desarrollar una identidad y un conjunto de creencias acerca de cómo funcionan las relaciones y la vida en general.

Si bien la familia siempre se representa como ese hogar al que siempre volver, lo cierto es que esto no siempre es así. No todas las familias logran cumplir ese papel de protección, de hecho algunas pueden constituir una fuente de estrés crónico y experiencias traumáticas muy dolorosas: hablamos de familias tóxicas o disfuncionales.

Esa construcción social de la familia como un lugar idóneo donde refugiarse hace que aquellas personas que viven una realidad distinta se sientan tremendamente solas. Muchas sienten que ellas mismas son el problema, que quizá merecen el maltrato que reciben e incluso pueden percibirse como malas personas por sentir rechazo ante sus familiares.

La realidad es que muchas veces toleramos conductas dentro de nuestra familia que jamás toleraríamos a otras personas, ya que seguimos manteniendo esa idea de que las acciones de los familiares siempre son correctas y van en nombre del amor (algo que muchas veces no es así). La persona por ello termina sintiéndose atrapada en un sistema donde cada vez está más confusa y bloqueada, sin saber bien cómo actuar.

El primer paso para saber cómo gestionar una situación así es reconocer que nuestra familia es tóxica y posee dinámicas disfuncionales, algo que no siempre es sencillo. A menudo, normalizamos o evitamos ver comportamientos en casa que realmente se alejan de lo normal. Algunos ejemplos pueden ser:

  • Presencia de conflictos constantes: En todas las familias pueden aparecer diferencias. Sin embargo, no es normal que en casa siempre haya un nivel de conflicto elevado, especialmente cuando aparecen acciones violentas entre los distintos miembros.

  • Críticas permanentes: En las familias disfuncionales es habitual la existencia de una crítica muy dura entre los miembros. Lejos de ser una crítica constructiva, se trata de comentarios orientados a hacer daño o abusar del otro.

  • Vínculos poco seguros: Las relaciones entre los miembros no son profundas ni estables. No hay cercanía ni conexión, muchas veces los familiares actúan de manera independiente sin considerar al resto.

  • Déficits en la comunicación: Los miembros de la familia no logran comunicarse eficazmente entre ellos. A veces los conflictos se evitan, otras se abordan desde la agresividad, pero no se logra establecer un estilo asertivo para llegar a acuerdos.

  • Control y manipulación: En las familias disfuncionales muchas veces aparecen conductas de control. Algunos miembros pueden tratar de coartar la libertad de otros, impidiendo su independencia y su reafirmación.

  • Roles poco claros: A veces los roles de los distintos miembros no están claros e incluso pueden darse inversiones, de forma que los hijos pueden convertirse en padres de sus padres. Los límites se desdibujan y esto genera dinámicas muy problemáticas en el sistema familiar.

  • Problemas de salud mental: No es de extrañar que en familias disfuncionales sean comunes las problemáticas de salud mental, como por ejemplo el consumo de sustancias.

Vivir en una familia con conductas tóxicas puede repercutir seriamente en nuestra salud emocional. Cuando crecemos en un entorno de estas características, los cimientos de nuestra persona no son firmes y por consiguiente aparecen consecuencias como la baja autoestima, el sentimiento de soledad / inutilidad, la desconfianza hacia los demás, la sensación de vacío interior…lo cual condiciona en su conjunto el curso vital de la persona.





 


 

Cómo construir un núcleo familiar sano y romper el ciclo

Aunque mirar para otro lado puede resultar tentador, lo cierto es que ante una situación como esta es necesario afrontar la realidad de nuestra familia y entender qué podemos hacer para que el daño en nuestra salud mental sea el mínimo posible. Esto es clave ya que nos permitirá romper el ciclo de la violencia y evitar perpetuar estas dinámicas con nuestra descendencia.

  • Permítete sentir dolor: Es normal que esta situación te duela. No minimices ni ocultes lo que sientes, date permiso de experimentar rabia, frustración y tristeza ante una familia que no es la que necesitabas. Esto requiere atravesar un duelo, así podrás llegar a aceptar tu realidad (que no resignarte).

  • Establece límites: En cada caso será necesario recurrir a medidas más o menos extremas. Si sientes que contactar con tu familia es destructivo, limita dicho contacto y trata de reforzar otras fuentes de apoyo (pareja, amigos…). La distancia reduce la posibilidad de que los familiares puedan ejercer daño y entrometerse en tu vida. Los límites no implican agresividad, puedes ser cordial y a la vez mantenerte firme en tus decisiones.

  • Gestiona tus emociones y cuídate: Una situación así puede generar un gran desgaste emocional, por lo que es necesario contar con espacios donde desahogarnos y obtener oxígeno. A veces, este espacio puede ser la terapia psicológica.




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