VOCES entre VOCES
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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.
3 poemas de Marina Mariasch
14 Ago 2024 Juan Domingo Aguilar
Marina Mariasch es una poeta y narradora nacida en Buenos Aires, Argentina, en 1973. Es autora de libros de poesía como coming attractions (1997), xxx (2001) y tigre y león (2005) en el sello editorial Siesta, que fundó y codirigió. Esos y otros libros suyos fueron reunidos bajo el título Paz o amor (2014). Siguieron El matrimonio (2011; Los libros de la Mujer Rota, 2020; Planeta, 2023), Estamos unidas (2015), Encantada de conocerte (2016), Mutual sentimiento (2018) o Efectos Personales (2022). Junto al colectivo feminista de literatura Máquina de Lavar publicó La pija de Hegel (2014). Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y docente universitaria. Condujo programas de televisión sobre literatura en diversos canales. Codirige con Fabián Casas La inquietud, programa de radio sobre literatura producido por el Ministerio de Cultura de la Nación. Ha escrito sobre temas culturales en diversos medios, como Rolling Stone, Clarín, Página/12. Integra Latfem.org y el movimiento Ni Una Menos. Es militante por los derechos humanos. Presentamos una selección de poemas de La pequeña compañía (Caleta Olivia, 2022), una antología que condensa veinticinco años de poesía de la autora.
******
No compren fantasmas
La frase estaba tallada en la puerta
por la que se entra al patio, una puerta
de lata antigua de servicio pintada
alguien había tallado ahí, levantando
la pintura verde casi negro
la advertencia. No niego
que me dio miedo, el tobogán
de plástico roto que quedó
en el jardincito del fondo era el mismo
que me había llevado ahí. Una casa
tres avenidas al oeste de mi
cuna de oro. Al tobogán
lo dejamos en la vereda, a la frase
no la tapamos, en cambio pintamos
con colores fuertes y vivos
otras en la misma puerta, una manera
de exorcizar: El amor
es un búmerang, serán tus sueños
los mismos que los míos? Taza,
taza, hay una luz
que nunca se apaga. La casa
era un exilio de lo permanente
lo que habíamos pensado
para siempre, un clavo
para sostener un cuadro
con una imagen perfecta
o no tanto, pero suficiente
mente bella para siempre.
Exilio de lo permanente,
pegamos afiches con cinta scotch,
pintamos las paredes, todo
puede cambiar de un momento
a otro, en la mudanza
el collar de rocas negras
octágonos no tan pequeños
se había partido, turmalina
buena fortuna dijo en el viejo
mercado la vendedora, rota
seguiría surtiendo el mismo
efecto? El día de la mudanza
dos amigas se sentaron a la mesa
recién apoyada en el lugar
de permanencia, reuniones
y comidas y se sacaron
chispas, los ojos, mechones
de pelo. Atribulada iba y venía
llevando y trayendo cajas y órdenes
y mi mamá ya fantasma pero todavía
viva negó con la cabeza
miró a mis amigas, negó
que eso fuera algo de hacerle
a una amiga el día que entra
a una casa nueva. Cizaña
recién sembrada. En el pasillo
había una virgen de una religión cualquiera
una iemanjá y una cruz
en un rosario de colores vivos
decidí conservarlos, no se tira
pensé lo que sobrevive
y tiene nombre antes que uno.
Yo solo quería que pasaran
los días, andar en bombacha,
remera y tazón de café con leche,
lo que se dice entrecasa, aunque
suene tonto, las palabras son
dispositivos inútiles para la
paz de la mañana. No es que
los venerara. Había comprado
fantasmas, mucho antes
hay que odiar un poco
lo que se ama. Siguen acá
entre nosotros, viendo cómo
nos aman y se van, cómo
traen flores de las que
se pudren y otras que
siguen vivas cada temporada.
Lo variable se vuelve
estático nunca permanente
duradero, llegaron cosas
de otras casas. Cambió
la época, dejó de ser la
misma, no hay hamacas
ni juegos que no sean
de mente, de mesa.
La casa de la miel
es esta no es la de al lado
no es la de enfrente.
Esa cerró, la otra navega
un barco ebrio. Acá nunca
falta la miel, es la nuestra
atravesó tres casas, tres
avenidas hacia la pobreza
es nuestra amalgama, nuestra
agalma, la palabra que nunca
aparece cuando la quiero
nombrar. Permanece.
En la cadena del temblor
que caminamos en pijama
con tazas de café en la mano
siguen ahí algunas cosas
seguimos nosotros, no somos
los mismos, pero tampoco
tanto, yéndonos a dormir
levantándonos, sin saber
muy bien cuándo se termina
pero sabiendo bien
cuando nos juntamos
en el horno para que nos de
calor, cuando compartimos
secado de pelo lavado
de manos, que se termina.
***
Buscá el dolor, no lo
esquives fue el consejo
del doctor entonces me senté
sobre las pantorrillas sobre los
empeines de los pies. Con los años
cede, con los años se des
sensibiliza y logra evadir
la confrontación con el dolor
como una lengua de abstracción
financiera que no toca
la desigualdad ni la política.
Nada reducido a un sí
ni a un no, jamás un sí o un no,
ni respuestas tajantes, la
heterogeneidad de un muestrario
de pinturas de alba un pantone
de colores tinturas de cabello
pantene hechos rulito sobre el cartón
castaño claro castaño
oscuro azabache una hilera
de personas a la hora
de buscar empleo no tiene
esos matices. Un
«panel de expertos» observó
y dijo: aquí no es
que no haya más nada, aquí
hay fuego, hay cenizas,
semillas y también barro.
pero ante todo hay un gran abismo
una fractura abierta en el
inconsciente, un lugar
abierto, indeterminado, una hebra
desconectada como alguien
que se levanta muchísimo
más temprano. Según
Lacan la verdadera enfermedad
mental del ser humano
es creerse un yo.
Aunque sea el rey
el que se cree rey
Aunque sea Jesús
el que se cree Jesús
Aunque sea Cleopatra
la que se cree Cleopatra
Aunque sea Bergoglio
el que se crea Francisco
es entonces cuando ese
alguien está loco.
Puede apagarse una luz
en el corazón. Vos te creíste
el dueño del dolor
en los huesos, en la panza, la
cabeza, creíste tener
la hegemonía de la
tragedia te creíste un yo.
Todo esto sucedió hace años
en un mundo remoto
y triste no podíamos respirar ni
tocarnos y nos tomábamos
la fiebre al menos tres veces
al día. No pienso en vos
como un mal hombre
eras un hombre asustado: algo
se había vuelto blando
adentro tuyo, lo sentiste
una mañana en el medio
del pecho ahí donde empieza
el estómago, las entrañas,
sobresalía, una bestia extraña,
suave, que te comía por dentro,
una mujer, dos hijos, volver
a tener una familia. ¿Y de quién
es la culpa de que hayan
matado lo blando delante
de tus ojos? La historia
no se repara sino al estar
en otro lugar. Y en ese otro
lugar también te persigue.
O acaso no nos fuimos a una
isla para estar menos expuestos,
para no estar expuestos
permanentemente? Fue al revés.
A la hora de la siesta el animal
grande se comió al chico.
No supiste si decírmelo. Silencio.
Renuencia a hablar, a hablar
de sí, misterio. Control
de las reglas del diálogo.
No contestar no preguntar
no escuchar. Clausura se
cierra la compuerta. El río
puede hacer locuras
inundarlo todo y desaparecer
a la mañana siguiente
dejando agujeros en las
paredes de barro, cuevas
para las alimañas del agua.
Los restos quedan
en la orilla junto a los
juncales, los globitos rosados
de los caracoles. Esos días
juntamos tierra en cuchara
al costado del camino de piedra
gajos para llevar al volver
de esa abundancia agreste
a lo que habíamos construido,
dos castillos con una fosa
de cocodrilos en el medio
un río bravo, una calle
a contramano, un hospital
cada vez más difícil tender
un puente. el calor
nos aborreció y no volvimos.
***
Todo parece lejos
ahora que hablamos
por teléfono o directamente
no hablamos decimos
hablar a escribir y también
a marcar una estrellita en un
texto breve ya escrito.
no hablamos ni
escribimos. todo
está tan lejos
la taza de té
en la cocina
la taza de té que
deseo y que todavía
no preparé está
lejos en la cocina
fría en el camino
a la cocina hace
frío. Me dio miedo
irme y que no me
extrañaras y me
fui y nunca supe ni
sabré si me extrañas
te o no pero sé que
estás lejos y no
me hablaste ni me
escribiste. El café
cerró y abrió
con cambios en
la decoración y
las luces. Estuve
ahí muchas veces
enamorada con
libros sobre la mesa
y un chocolate. Lo
frío y lo caliente se
llevan muy bien, Las
luces de neón antes
eran mejores pero ahora
las luces ambientes
son más cálidas.
Así todo en mi vida,
lo que brilla y lo que
entibia el ambiente.
Tratamos de no ser
víctimas de nuestro
propio imaginario.
Una vez en una
isla creí que está
bamos solos. A veces
creo que solos
es lo mismo que juntos.
En un kiosco de esquina
robé un par de ojotas
porque hacía calor
y no tenía pero después
me di cuenta que eran
dos ojotas idénticas
las dos para el mismo
pie y las tire a la basura.
“¿Podés esperar?”, dijiste
mientras dabas vuelta
la mochila y desparra
mabas papelitos y
billetes que también
son papelitos en el suelo
¿Podés esperar? me pediste
te podés calmar?
te podés callar? podés
bajar el nivel de ansiedad?
muchas variantes
del cristianismo promueven
una comunicación personal
constante intensa
con Dios, para pedirle cosas,
perdón, fortaleza, soluciones
y reclamos. No fuiste
dios aunque estuvieras
en mi altar y no te pedí
como si lo fueras. Me
pediste la espera y
al final tenías razón
la espera es lo peor
la espera es pensar
y no hacer nada. Pero
en la espera recetada
por Dios puede pasar
que las cosas se acomoden
que no te atiendan nunca
y la herida cierre, que
la puerta -esa- no
se golpee nunca más.
De ahí, me doy
media vuelta y camino
despacio, sin hablar
sin escribir, hacia
el otro lado del mundo
por un camino distinto.
***
Vida en el universo
Ojalá todo se quedara quieto
La semilla no brotara
Es el día después de las elecciones
Y ganó el pueblo, todo es promesa
Y papelitos en el suelo, es el primer día
Que espié tu perfil y te mandé
algo, ni un sí ni un no, todo es promesa.
Un terreno fértil donde las palabras van plantando
movimiento a la superficie plana. Es una llanura baldía
que se codifica a medida que avanza, y configura un destino,
el viaje emocional y filosófico.
Vas a darme un beso en el baño de chicas
en una lectura torcida
voy a sentir tu pija dura en el jean vas a darme
en el sillón de casa donde me dieron uno, dos, mil
novios. voy a darme besos con otro no me va gustar
la lengua loca una serpiente hachada voy a pedir
que me rescates y vas a renunciar. vas a aparecer
en el tablero de búsquedas random
en la oficina de google vas a hablar en perfecto voy
a desdibujar mi deseo en pos del tuyo vas a cargar
antivirus en mi compu nueva y las tintas porque
sos un poco solemne y no comés pescado
vamos a abrazar el alcohol y tener sexo
triste y un par de mañanas con panza
de mate vamos a ver una peli con propina
ideológica que te va a gustar
vamos a dormir juntos la siesta vos vas
a dormir la siesta yo voy tomarme un cuartito
vamos a irnos un finde a colonia clase style
vas a decirme jenny
por jenny holzer
por jenny williams
por jenny von westphalen
por jenny packham
por jenny mccarthy
calamity jane
jenny from the block
y vamos a pensar en vivir juntos
en el barrio cerrado de tu facebook
pero sin decirnos nada
vas a poner algo de cris en tu muro algo de cris
no irónico y el kirchnerismo
nos separará el kirchnerismo
nos separará
la militancia nos separará
la cuenta del chino nos separará
la ansiedad nos separará
la poesía nos separará
internet nos separara
el aire acondicionado nos separará
el realismo nos separará
el freelancismo nos separará
todo va a pasar muy rápido
porque en realidad quiero quemar todo
terminar terminar terminar
antes de que se convierta en algo
somos lo que resta de nuestros proyectos
de autodestrucción y no sé qué pensar
de lo que llamás tu obra.
¿son buenas tus obras? ¿son malas?
ya no sé qué es el arte ni entonces
cómo salvarme estamos por ahí,
en la capital del desencuentro
haciendo arte o plata
para que nos quieran, entonces
todo está bien todo está
bien todo lo horrible
también está bien.
bien por nosotros que rezamos
por los que rezan de verdad.
bien por nosotros que caminamos entre fantasmas.
el corazón encuentra su presa y sale
música, algo realmente abstracto,
como cuando alguien alimenta su proyecto
en base a sentimientos, tan inestables
como los pasos de un bebé, que rara vez
encuentra un ritmo sostenido.
pero las bases, mentira, se transforman.
las narraciones pierden sus orígenes en los mitos del tiempo y
vuelven sus horizontes reales en el ojo de la mente.
nos alejamos. desde arriba,
reaccionamos a los marrones del desierto
y al verde de la vegetación y al azul del cielo
y las nubes, y el cielo está abajo, encerrado en una pelota
de cristal… Es hermoso, es hermoso. De lejos,
vemos lo brillante, no vemos las estrellas, vemos los bordes
negros. todo es a la vez claro y enciclopédico,
Este es nuestro hogar. Siempre va a ser nuestro hogar.
Nuestro
punto de origen. queremos salir pero no queda otra
que hacer
de esta una base sustentable.
https://www.zendalibros.com/3-poemas-de-marina-mariasch/
TEMAS TERTULIA 4-10-2024
MAR
DESIERTO
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
TEXTOS TERTULIA 27-9-2024
CARO
BARATO
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
CARO
CARÍSIMO
¿Qué sale caro en la vida?
Soñar con paraísos en los que nunca ponemos la primera piedra.
Reír sin ganas, por miedo o compromiso.
Vivir soñando con pequeños sueños: un coche grande, un traje caro o cualquier objeto material no imprescindible para una sana felicidad, comparándolo, además, con cuanto tiene tu vecino. Confundir, en definitiva, el precio y el valor de las cosas.
Creer en el discurso hueco de cualquiera que se cree con derecho a gobernar tu vida personal o social, los llaman políticos.
Creer que el amor es servidumbre o dolor.
Mirar la vida con miopía o mezquindad.
No darse cuenta de que ya hace un par de siglos que es la banca quien gobierna el mundo y los políticos sus patéticos lacayos.
Rogar un derecho o negárselo a alguien.
Creer que existen personas buenas o malas en vez de personas sanas o enfermas.
No saber poner la otra mejilla u olvidar que, por alguna razón, todos tenemos sólo dos.
Creer que el ruido es felicidad y que la felicidad se puede comprar.
Convencerse de que existe una sola idea o religión por la que vale la pena matar o morir.
No saber distinguir a quien miente y, lo que es peor, a quien se miente a si mismo.
No proteger a los niños y respetar a los ancianos, nuestro antes y después ante la vida.
Creer que lo hasta ahora creído ha de ser creído para siempre, olvidar que la más antigua tradición humana fue una innovación, una idea nueva, una novedad, en su momento.
Todo esto, antes o después, sale carísimo . . .
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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CARO
No tiene culpa mi lengua
del veneno de la serpiente
y a uno le duele de morderse hasta los pensamientos.
Es cierto,
en nuestra boca cabe todo, canciones de amor
al lucero del alba.
El regusto a pólvora; de un tiro a bocajarro.
Pepín Espinosa
BARATO
ME SOBRAN CONCEPTOS
Tengo un concepto de cómo tengo que vivir.
Un concepto que vino de mi ADN,
que llegó con mi padre y mi madre.
Mi maestro me dice que borre los conceptos,
que haga un contrato de compra-venta con él.
Si yo le doy a mi maestro mis conceptos,
él me da mi libertad.
El maestro es el que conduce al discípulo a la libertad. Sin embargo, para alcanzar esa libertad tenemos que dejar nuestra genética que es nuestro Karma.
Alexandra Di Estefano Pironti.
“Un salto al infinito” Ediciones Carena.
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
El dilema del erizo de Schopenhauer: cómo encontrar la distancia justa para no hacernos daño y ser felices
Las relaciones humanas son complejas. Si nos acercamos demasiado a alguien, podemos acabar sufriendo. Si nos alejamos de todos, la soledad se vuelve insoportable. Es esto, precisamente, lo que abordaba Schopenhauer en su parábola del erizo, que puede enseñarte a tener relaciones más saludables.
Redactora especializada en estilo de vida y nutrición
Es una fría noche de invierno. Dos erizos se acercan en busca de calor muto. Pero cuanto más se acercan, más se lastiman con las púas del otro. Así que se alejan. Sin embargo, al perder el contacto con el otro, el frío vuelve a atenazarles, y vuelven a intentar acercarse. Repiten el ciclo una y otra vez, hasta encontrar la distancia adecuada: suficientemente cerca para compartir el calor, suficientemente lejos para no lastimarse con las púas.
Esta parábola, que le otorgó a Arthur Schopenhauer la fama que tanto ansiaba en 1851, es conocida como El dilema del erizo. Más allá de su simpleza como cuento, refleja la compleja naturaleza de las relaciones humanas y la lucha por encontrar el equilibrio entre la intimidad, y el distanciamiento.
El dilema del erizo
A primera vista, podrías pensar que el final de este cuento es, sin duda alguna, un final feliz. Quizá sea así porque no conoces la reflexión que su autor, Schopenhauer, “el filósofo del pesimismo”, hizo sobre la misma. En la misma expresaba que, pese a que los erizos había encontrado la distancia adecuada, esta jamás les permitiría estar completamente a salvo de los pinchazos, ni completamente arropados por el calor contrario. Siempre se encontrarían en un punto lo suficientemente cómodo, pero no tanto como habrían deseado.
Y es que lo que Schopenhauer buscaba señalar por medio de esta metáfora es que, en nuestras interacciones, estamos atrapados entre dos males: la soledad y el peligro de lastimarnos los unos a los otros.
Seguro que este dilema te hace sentir identificada, porque le sucede a todo el mundo. Vemos en esta parábola el reflejo de una búsqueda de equilibrio que todos, en mayor o menor medida, hemos experimentado alguna vez. Por ejemplo, en el contexto de la pareja, demasiada cercanía puede hacer que te sientas asfixiada emocionalmente. Y el contrario, la distancia emocional, puede hacer que un sentimiento de vacío y desconexión comience a hacer mella en la pareja. La clave, por tanto, reside en encontrar la distancia adecuada.
La ambivalencia emocional en el amor
Sigmund Freud, en su obra Psicología de grupo y análisis del yo, utilizó el dilema del erizo para explicar lo que él denominó “ambivalencia de los sentimientos”. Según Freud, las emociones humanas en el amor están invariablemente mezcladas: “en el amor, hay odio; en el odio, amor.
Esta ambivalencia es parte de la naturaleza humana, y aceptar su existencia es crucial para navegar nuestras relaciones íntimas sin expectativas irreales de perfección.
El dilema del erizo puede ayudarnos a comprender esto de forma metafórica, para luego aplicarlo en nuestra vida. Porque, si bien se trata de un conflicto filosófico, solo si lo traducimos en aplicaciones prácticas tendrá un valor real en nuestras vidas.
¿Cómo aplicar el dilema del erizo a tu vida?
Si esta parábola ha resonado contigo y con todo lo que sucede en tu interior, es porque representa la experiencia humana en sí misma. Y, por suerte, puedes usar esto para trabajar ciertos aspectos de la forma en la que te relacionas con los demás, para intentar encontrar esa distancia adecuada que te permita huir de la soledad, sin acabar lastimándote. Para ello, te recomendamos poner en práctica los siguientes consejos:
Comunícate con claridad y honestidad. La clave para evitar lastimar al otro y ser lastimado es la comunicación. Hablar abierta y sinceramente sobre tus necesidad y expectativas ayuda a establecer límites claros y evitar malentendidos.
Respeta el espacio de los demás. Cada persona necesita su espacio. No importa si estamos en una relación de pareja, amistad o trabajo. El respeto por la individualidad del otro es esencial. Aprender a dar espacio cuando es necesario y aceptar que todos necesitamos momentos de soledad es parte del equilibrio.
Aprende a gestionar el conflicto. El conflicto es inevitable en cualquier relación cercana. En lugar de evitarlo, invierte tu energía en aprender a enfrentarlo de forma constructiva. Las discusiones no tienen por qué volverse destructivas. Al contrario, pueden convertirse en oportunidades para ajustar esa “distancia emocional” y fortalecer el vínculo.
Acepta la ambivalencia emocional. Las emociones humanas no son simples. Debes aceptar que puedes amar y sentir, al mismo tiempo, frustración o irritación por aquella persona a la que amas. La perfección no existe, y aceptar esa realidad te ayudará a disfrutar plenamente de tus conexiones con otras personas.
Desarrolla tu calor interior. Elizabeth Gilbert, autora de Comer, Rezar, Amar, mencionó en su libro el dilema del erizo para explicar que había aprendido a generar su propio calor interior. El propio Schopenhauer también hacía mención de este hecho. El enfoque de la autora, sin embargo, era menos pesimista, y afirmaba que cultivar este calor interior es esencial para mantener relaciones saludables, puesto que evita que dependamos completamente del calor de los demás. Así, encontrar esa “distancia saludable” es más sencillo.