domingo, 5 de noviembre de 2023

 

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.



EXPOSICIÓN   EL ARTE DE VIVIR


Generalmente consideramos el arte como la cualidad especial de algunas personas de expresar mediante la pintura,  la música,  la literatura o cualquier otro medio algo que conmueve o emociona a la mayoría de sus semejantes. 

No solemos considerar, sin embargo,  que  amar, escuchar, ayudar o, simplemente vivir aprendiendo a dejar vivir, sea un arte.

Pero sin duda lo es.

 Quien ha vivido sembrando a su alrededor más diálogo, respeto y cariño que discordia, conflictos o indiferencia ha actuado a lo largo de su existencia, como un auténtico artista. Es más, esa expresión del arte, la que nos hace transformar lo que las circunstancias y la vida nos han brindado en bienestar, no sólo para nosotros, sino también para quienes nos han tocado como compañeros de viaje en el segmento de tiempo que constituye nuestra vida es, sin la menor duda, la máxima expresión artística posible, porque nadie puede imaginar siquiera que repercusión tendrá en la infinitud del tiempo cada una de las acciones positivas, generosas y constructivas que van jalonado nuestra existencia.


A menudo, como sucede con cualquier expresión considerada oficialmente artística, una acción no es comprendida y su efecto en quien la siente es extraño o confuso, otras veces son de una belleza luminosa, como cuando alguien salva una vida poniendo en peligro la propia.

Tal vez ese panadero, ese albañil, ese bombero, esa ama de casa o usted mismo,  cualquiera que en algún momento ha ayudado a un vecino o un desconocido sin esperar nada a cambio, nunca verá sus obras expuestas en un museo, pero esas obras, esos granos de arena, son imprescindibles, aunque no seamos a menudo conscientes de ello, para la continuidad, el bienestar y la misma  supervivencia de la humanidad. 


Esta exposición es un modesto homenaje a todos ellos, a esos artistas tan desconocidos como imprescindibles, a quienes han sabido transformar, a menudo anónimamente, sus vidas en un verdadero arte, el arte de vivir.


INAUGURACIÓN MIÉRCOLES 8 DE NOVIEMBRE 2023 A LAS 17.00 HORAS


"En el 33 yo era una niña creyente...", de Inge Müller (Alemania, 1925-1966)


En el 33 yo era una niña creyente

Mis padres eran buenos y trabajadores

Me hice adulta en el 39

Cuando estalló la guerra.


Oí esto y aquello

Contra Hitler y después a favor de Stalin

Vi: que este hizo eso y este lo dejó

Cuando eso se hizo cargo de él.


Tuve mi primer amor cuando estalló la guerra

Y cuando se marchó al frente

Lloré. Yo era una cosa tonta

Un ser inferior en relación a la nación.


Antes de caer regresó a mí

Totalmente destrozado por el crimen

No supe nada mejor que decirle: ven quédate aquí

Felices nunca hemos sido.


En el 45 todo el mundo era anciano

Yo no quería vivir y tampoco morir

Vi la herencia sin herencias

Y la movilización fue el precio.


Porque tuve que marcharme me fui

Busqué una razón

Y pensé en los árboles del parque

Y en sus labios suaves.


Bombas y cañones

Me enseñaron a tener paciencia

A considerar a los que sangran

A pensar: qué significa la culpa.


Inge Müller, incluido en Revista Poesía (Venezuela, 17 de mayo de 2021, trad. de Geraldine Gutiérrez Wienken).


Otros poemas de Inge Müller

El búnker

https://franciscocenamor.blogspot.com/


TEMAS TERTULIA 10-11-2023

DEFECTOS

EXTRATERRESTRES

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


No olvides que lo que llamamos hoy realidad fue imaginación y utopía ayer.

José Saramago



TEXTOS TERTULIA 3-11-2023

PÁJAROS DE CRISTAL.

RACISMO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

PÁJAROS DE CRISTAL

Absurdos 3

El suicidio involuntario de una golondrina

Que fue a enterrarse en un sótano
Lejos de turistas, lejos del mar
Cerca solo del núcleo de sí misma

Flotan los interrogantes
Como dientes de león
Que nunca terminan de tocar tierra
Que alzan el vuelo sin esperar por ella

Oíamos violines en honor al mayordomo
Era el premio por volcar en nuestra platea
Hacia dentro, contra los codos
Un nido de risa por bandera

El abuso del acervo comunitario
Compartimentado en habitáculos adecuados
Mirando a los lados, ¿vecino?
El peso de la losa de la sospecha

Componen los inocentes un limpio
Ju(e)go de polos enfrentados
Moho en las caras, zapatos numerados
Abrasan las alarmas contrariadas

Sara V.T.

https://iderinaweb.wordpress.com

Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen.

Jorge Luis Borges

PÁJAROS DE CRISTAL

Duros como la roca, capaces de sobrevivir a miles de años de hambre, guerras, miseria, injusticia. Capaces de las peores villanías cuando se dejan llevar por sus emociones, capaces de destruir, incluso, su propio medio, lo más antinatural que se pueda imaginar.

Pero esos mismos seres son también capaces de las mayores heroicidades por la vida, los mayores gestos de amistad y amor en todas sus formas. Pueden proteger y salvar a otras especies, repoblar extensiones enormes de bosques quemados, recoger y amparar animales abandonados, enviar comida o ayuda a seres al otro lado del mundo, seres que ni conocen.

Es el ser humano, grandioso, bello, delicado y frágil como un pájaro de cristal, un ave hermosa que aún no ha aprendido a volar.


Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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PÁJAROS DE CRISTAL

LO TENGO TODO

No me privo de nada, lo tengo todo,

aunque me dicen que no como, no bebo,

no compro y no disfruto la vida.

No hay nada que quiera tener que no tenga,

pues ya conozco la cara de la otra moneda

y sé cómo jugar con fuego y quemarme.

Por esto no busco ni espero.


Todas las tradiciones espirituales aconsejan llevar una vida frugal y no tener expectativas. Cuando uno vive así, es cuando se encuentra a Sí Mismo.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.




Es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado.

Alfred Lord Tennyson

RACISMO

Solemos identificar las actitudes racistas básicamente con la ignorancia, lo cual es cierto sin duda, pero en muchos casos el origen de tan absurda actitud radica en alguna vivencia personal, que lleva a identificar al grupo del que consideramos causante de nuestro infortunio como responsable del mismo. Un caso reciente ilustrará cuanto digo:


Marta, un ama de casa en la cuarentena, comienza de repente a mostrar a diario su animadversión hacia las personas de origen magrebí; aprovecha cualquier ocasión para criticarles cayendo en generalizaciones tan obtusas como irreales. Comentando con una vecina suya el reciente y extraño cambio de actitud de Marta, aquella comenta que recientemente había recibido la visita de una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos; el esposo había sido un amor de juventud de Marta, según su vecina su único verdadero amor, al que tuvo que renunciar por la imposición paterna, al ser el chico de entonces miembro de una familia económicamente modesta, no apto, según criterio paterno, para cónyuge de su hija.

Había regresado al pueblo, donde permaneció unos días, tras largos años de ausencia, felizmente casado con una mujer argelina, de la que resultaba evidente que estaba muy enamorado. Desde ese día, comentaba la vecina de Marta, ésta no era la misma: siempre irascible, su reciente racismo no era más que una de las incomprensibles transformaciones negativas que se habían producido en su vida.


Otro caso similar es igualmente ilustrativo: uno de los clientes habituales del bar donde suelo tomar café a diario es un joven de menos de treinta años, Matías, al que en varias ocasiones he oído comentarios despectivos y racistas contra personas de otras razas o nacionalidades. Si se le solicita un argumento que avale dichos comentarios se obtiene el mismo dicho a gritos. Lo último que recuerdo haberle oído es que “los negros no piensan más que en follar, habría que castrarlos a todos . . . ”

Julián es el único cliente del establecimiento que mantiene una cierta amistad con Matías. Se conocen desde la infancia e hicieron el servicio militar juntos. Con motivo de una discusión que tuvieron hace unos días, Julián, fuera de sí y con evidente ánimo de ofender, recriminó a Matías que “toda tu mala leche te viene por pichacorta, recuerda lo que pasó en la mili. . .”

La obsesión de Matías por temas sexuales era más que evidente, y unida a la leyenda sobre las dimensiones del pene de los hombres de color forjó, ante la inevitable comparación, muy posiblemente, su racismo.


Es así como suelen surgir las actitudes racistas o xenófobas: son una de las varias salidas que se le presentan a una mente saturada de miedo o frustración para hacer más llevadera su desgracia. Lejos están de imaginar que han iniciado el camino diametralmente opuesto, ya que una actitud humanitaria les abriría puertas que si podrían llevarle al alivio de su dolor.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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El amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de frente a la muerte

Octavio Paz


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



PREOCUPACIONES


Mi madre era modista, yo me sentía muy orgullosa de ello porque lo habitual era que las mamás se dedicaran a sus labores; aunque menuda regañina me costó poner aquello en la solicitud de la beca para mis estudios, ya que la cantidad concedida hubiera sido mayor de haber puesto S.L.

Pero qué demonios sabía yo de solicitudes y de trámites si aún me faltaban tres meses para cumplir los diez años; sin embargo, los mayores se sacudieron la responsabilidad de no habérmelo explicado y decidieron que yo tendría que haberlo deducido. En aquel entonces yo no tenía capacidad para llamarles imbéciles, que fue lo que me parecieron, y hacerles entender que estaban dando a una niña responsabilidades que les correspondía asumir a ellos y, además, cargando sobre sus hombros una culpa que no tenía.


Aún no he olvidado la sensación de impotencia que sentí frente a lo que me pareció un batallón de ejecución en lugar de mi grupo de pertenencia; supongo que esta situación junto a otras similares fueron conformando mi rebeldía, mi manera de afrontar la vida y posiblemente, no lo sé, dieran lugar a mi negativa inconsciente a formar una familia. Dado que tuve la suerte de tomar conciencia de lo influenciable que es la mente de un niño, siempre he procurado no trasmitirles a ellos, a los niños, ideas contradictorias o que escapen a su comprensión.


Cuando veo las guerras que actualmente nos envuelven, las cosas tan terribles que los adultos hacen contra otros adultos y que repercuten en los niños, recuerdo a aquellos mayores que se sacudieron su responsabilidad como si de polvo se tratara y, aunque la muerte de tantos pequeños me encoge la barriga, me inquieta y me conmueve sobremanera pensar en los supervivientes y en los nacidos en medio de la batalla.


¿Cómo les afectarán las situaciones que están atravesando? ¿En qué hombres y mujeres de mañana se convertirán los inocentes de hoy? ¿Cuántas cosas cambiarán por culpa del dolor que les está siendo infligido? ¿En qué se transformará su robada inocencia? Y me hace temblar pensar que algunos -afortunadamente no serán todos- heredarán el odio y se convertirán en los futuros mayores que maltratarán a los niños del porvenir.


Y después de muchas imágenes crudas, las noticias pasan a hablar de inteligencia artificial y de viajes a Marte y de moda sostenible, y a mí se me viene a la cabeza la frase de Einstein: «La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices».


Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»


La sociedad del miedo y el odio, por Byung Chul-Han

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  • Última actualización: 24 Octubre 2023
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  • PENSAMIENTO

A la globalización le es inherente una violencia que hace que todo resulte intercambiable, comparable y, por ende, igual. La comparación igualatoria total conduce, en último término, a una pérdida de sentido. El sentido es algo incomparable. Lo monetario no otorga por sí mismo sentido ni identidad.

La violencia de lo global como violencia de lo igual destruye esa negatividad de lo distinto, de lo singular, de lo incomparable que dificulta la circulación de información, comunicación y capital. Donde dicha circulación alcanza su velocidad máxima es precisamente donde lo igual topa con lo igual. 

Gracias a Bloghemia.

Ese violento poder de lo global que todo lo nivela reduciéndolo a lo igual y que erige un infierno de lo igual, genera una contrafuerza destructiva. Jean Baudrillard señaló que la vesania de la globalización engendra terroristas a modo de dementes. Según eso, el penal de Guantánamo sería el equivalente a los manicomios y las cárceles de aquella sociedad disciplinaria y represiva que, por su parte, engendra delincuentes y psicópatas. 

 

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Byung Chul-Han.

 

Con el terrorismo ha sucedido algo que, yendo más allá de la intención inmediata de los actores, apunta a unas convulsiones sistemáticas. Lo que mueve a los hombres al terrorismo no es lo religioso en sí, sino más bien la resistencia del singular frente al violento poder de lo global.

Por eso, esa lucha contra el terrorismo que se centra en determinadas regiones y en determinados grupos de personas es una desesperada acción sustitutiva. Incluso la expulsión del enemigo encubre el verdadero problema, que tiene una causa sistemática. Lo que engendra el terrorismo es el terror de lo global mismo. 

El violento poder de lo global barre todas las singularidades que no se someten al intercambio general. El terrorismo es el terror del singular enfrentándose al terror de lo global. La muerte, que no se somete a ningún intercambio, es lo singular por antonomasia. Con el terrorismo, la muerte irrumpe brutalmente en el sistema, en el cual la vida se totaliza como producción y rendimiento. La muerte es el final de la producción.

La glorificación de la muerte por parte de los terroristas y esa actual histeria con la salud que trata de prolongar la vida como mera vida a cualquier precio se suscitan mutuamente. Sobre esta conexión sistemática repara la sentencia de AlQaeda: «Vosotros amáis la vida, nosotros amamos la muerte». 

Baudrillard señala la peculiaridad arquitectónica de las Torres Gemelas, que ya en 1993 fueron el objetivo de atentados terroristas islámicos. Mientras que los rascacielos del Rockefeller Center reflejan la ciudad y el cielo sobre sus fachadas de vidrio y acero, las Torres Gemelas no implicaban ninguna referencia externa, ninguna relación con lo otro.

 

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Fotograma de La Haine.

 

Los dos edificios gemelos, iguales entre sí y que se reflejan mutuamente, constituyen un sistema cerrado en sí mismo. Imponen lo igual, excluyendo por completo lo distinto. El atentado terrorista abrió brechas en este sistema global de lo igual. 

El nacionalismo que hoy vuelve a despertar, la nueva derecha o el movimiento identitario son asimismo reacciones reflejas al dominio de lo global. Por eso no es casualidad que los seguidores de la nueva derecha no solo sean xenófobos, sino también críticos del capitalismo. Tanto esa alabanza nacionalista y romántica de la frontera como el terrorismo islámico obedecen al mismo esquema de reacción en vista de lo global. 

El neoliberalismo engendra una injusticia masiva de orden global. La explotación y la exclusión son constitutivas de él. Construye un «apóptico», una construcción basada en una «óptica excluyente» que identifica como indeseadas y excluye por tales a las personas enemigas del sistema o no aptas para él.

El panóptico sirve para el disciplinamiento, mientras que el apóptico se encarga de la seguridad. Incluso dentro de la zona de bienestar occidental el neoliberalismo recrudece la desigualdad social. En último término, elimina la economía de mercado social. 

Alexander Rüstow, quien acuñó el concepto de «neoliberalismo», constató que si la sociedad se encomienda únicamente a la ley mercantil neoliberal se deshumaniza cada vez más y genera convulsiones sociales. Por eso señala que hay que completar el neoliberalismo con una «política vital» que siembre solidaridad y civismo.

Sin esta rectificación del neoliberalismo a cargo de la «política vital» surgen unas masas inseguras, que actúan movidas por el miedo y que se dejan captar fácilmente por fuerzas nacionalistas étnicas. 

El miedo por el futuro propio se trueca aquí en xenofobia. El miedo por sí mismo no solo se manifiesta como xenofobia, sino también como odio a sí mismo. La sociedad del miedo y la sociedad del odio se promueven mutuamente. 

Las inseguridades sociales, unidas a la desesperación y a un futuro sin perspectivas, constituyen el caldo de cultivo para las fuerzas terroristas. El sistema neoliberal cultiva directamente estos elementos destructivos, que solo a primera vista parecen opuestos a él. En realidad, el terrorista islámico y el nacionalista étnico no son enemigos, están hermanados, pues comparten una genealogía común. 

El dinero es un mal transmisor de identidad. Sin embargo, puede reemplazarla, pues el dinero proporciona a quien lo posee al menos una sensación de seguridad y de tranquilidad. Por el contrario, quien ni siquiera tiene un poco de dinero no tiene nada: ni identidad ni seguridad.

Así, forzosamente se evade a lo imaginario, por ejemplo a la idiosincrasia de un pueblo, la cual pone rápidamente a disposición una identidad. Al mismo tiempo se inventa un enemigo, por ejemplo el islam. Es decir, a través de unos canales imaginarios levanta unas inmunidades para alcanzar una identidad que otorga sentido.

 

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Fotograma de La Haine.

 

El miedo por sí mismo hace que inconscientemente se provoque la nostalgia de un enemigo. El enemigo es, aunque de forma imaginaria, un proveedor de identidad: El enemigo es nuestra propia pregunta como figura. Por este motivo tengo que confrontarme con él combatiendo, para así obtener mi medida propia, mi frontera propia, mi figura propia.

Lo imaginario compensa una carencia en la realidad. También los terroristas habitan lo imaginario. Lo global hace que surjan unos espacios imaginarios que promueven una violencia real. El violento poder de lo global debilita al mismo tiempo las defensas inmunitarias, pues estas estorban la circulación global acelerada de información y de capital. Precisamente ahí donde los umbrales inmunitarios son muy bajos el capital fluye mucho más rápido. 

Dentro de ese orden de lo global que hoy es hegemónico y que totaliza lo igual en realidad solo existen más iguales u otros que son iguales. No es en esas vallas fronterizas que se han levantado recientemente donde se despierta la imaginación creadora de fantasías referidas a otros. Ante tales vallas, la imaginación se queda estupefacta y sin habla. 

En realidad, los inmigrantes y los refugiados no nos resultan distintos, no nos resultan ajenos, no son unos extraños a causa de los cuales se sienta una amenaza real, un verdadero miedo. Ese miedo solo existe en la imaginación. Los inmigrantes y los refugiados se perciben más bien como una carga.

Lo que se siente hacia ellos cuando se los considera como posibles vecinos es resentimiento y envidia, unos sentimientos que, a diferencia del temor, el miedo y el asco no son una auténtica reacción inmunológica. Las masas xenófobas están contra los norteafricanos, pero luego pasan las vacaciones con todos los gastos pagados en sus países. 

Para Baudrillard, la violencia de lo global es carcinomatosa. Se propaga como «células cancerígenas […] a través de una proliferación inacabable de pólipos y de metástasis». Baudrillard explica lo global con ayuda del modelo inmunológico: "No es casualidad que hoy se hable tanto de inmunidad, de anticuerpos, de trasplante y de rechazo». El virulento poder de lo global es una «violencia viral, la violencia de las redes y de lo virtual".

La virtualidad es viral. Resulta problemática esta descripción inmunológica de la interconexión. Las inmunidades ocluyen la circulación de información y comunicación. El "me gusta" no es una reacción inmunológica. El virulento poder de lo global, en cuanto violencia de la positividad, es posinmunológico.

 

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Fotograma de World Trade Center.

 

Baudrillard no se da cuenta de este cambio de paradigma constitutivo del orden digital y neoliberal. Las inmunidades forman parte del orden terrenal. La sentencia de Jenny Holzer "protegedme de aquello que quiero" hace ver justamente el carácter posinmunológico de la violencia de la positividad. 

El "contagio", la "implantación", la "expectoración" y los "anticuerpos" no explican el exceso actual de la hipercomunicación y de información. La demasía de lo igual puede provocar vómitos, pero la regurgitación no proviene de una sensación de asco que se refiera al distinto, al extraño.

El asco es un "estado de excepción, una crisis aguda de autoafirmación frente a una alteridad inasimilable". Es precisamente la falta de negatividad de lo distinto lo que provoca síntomas como la bulimia, los "atracones de series" o la "sobreingesta compulsiva". No son virales. Más bien se explican en función de esa violencia de la positividad que es inasequible a toda defensa inmunitaria. 

El neoliberalismo es cualquier cosa menos el punto final de la Ilustración. No lo guía la razón. Precisamente su vesania provoca unas tensiones destructivas que se descargan en forma de terrorismo y nacionalismo.

La libertad de la que hace gala el neoliberalismo es propaganda. Lo global acapara hoy para sí incluso valores universales. Así, incluso se explota la libertad. Uno se explota voluntariamente a sí mismo figurándose que se está realizando. Lo que maximiza la productividad y la eficiencia no es la opresión de la libertad, sino su explotación. Esa es la pérfida lógica fundamental del neoliberalismo. 

En vista del virulento poder de lo global se trata de proteger lo universal para que no quede acaparado por lo global. Por eso es necesario hallar un orden universal que también se abra a lo singular. Aquello singular que irrumpe con violencia en el sistema de lo global no es el otro distinto, el cual permitiría un diálogo.

En esa imposibilidad de dialogar que constituye el terrorismo radica su carácter diabólico. Lo singular renunciaría a su carácter diabólico únicamente en un estado reconciliado en el que lo lejano y distinto se quedara en una cercanía otorgada. 

La "paz perpetua" de la que habla Kant no es otra cosa que un estado de reconciliación. Se basa en valores universales que la razón se asigna a sí misma. Según Kant, se puede forzar a instaurar la paz también mediante aquel "espíritu comercial" que "es incompatible con la guerra y que, más tarde o más temprano, se acaba apoderando de todo pueblo .Pero tiene un plazo fijado y no es eterno. Lo único que por sí mismo puede forzar a instaurar la paz es el «poder del dinero".

Pero el comercio global es una guerra con otros medios. Ya en el Fausto de Goethe se dice: "Preciso fuera que nada supiese yo de navegación: / guerra, comercio y piratería son tres cosas en una, / imposibles de separar". 

El virulento poder de lo global provoca que haya muertos y refugiados como si fuera una auténtica guerra mundial. Esa paz que el espíritu comercial fuerza a instaurar no solo tiene fijado un plazo, también está delimitada espacialmente. La zona de bienestar, es más, la isla de bienestar, siendo un apóptico o una construcción basada en una óptica excluyente, está rodeada de vallas fronterizas, de campos de refugiados y de escenarios bélicos.

Kant no se dio cuenta del carácter diabólico, de la irracionalidad del espíritu comercial. Su enjuiciamiento resultó tenue. Suponía que dicho espíritu comercial instauraría una paz "prolongada". Pero esta paz no es más que una apariencia. El espíritu comercial solo está dotado de un entendimiento calculador. Carece de toda razón. Por eso es irracional aquel sistema al que solo domina el espíritu comercial y el poder del dinero. 

 

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Fotograma de La lista de Schindler.

 

Precisamente la actual crisis de los refugiados revela que la Unión Europea no es más que una unión económica comercial que busca el provecho propio. La Unión Europea como zona europea de libre comercio, como comunidad contractual entre los gobiernos con sus respectivos intereses estatales y nacionales, no sería para Kant una construcción racional, una "alianza de los pueblos" guiada por la razón que se comprometiera a defender valores universales como la dignidad humana. 

La idea kantiana de una paz perpetua fundada por la razón alcanza su punto culminante con la exigencia de una "hospitalidad" sin condiciones. Con arreglo a eso, todo extranjero tiene derecho de estancia en otro país. Puede pasar un tiempo ahí sin sufrir reacciones xenófobas "mientras se comporte pacíficamente en su sitio".

Según Kant, nadie tiene "más derecho que otro a estar en un lugar de la Tierra". La hospitalidad no es una noción utópica, sino una idea vinculante de la razón: Como en los artículos anteriores, aquí no se está hablando de filantropía, sino de derecho, y entonces hospitalidad (ser acogedor) significa el derecho que un extranjero tiene a que los demás no lo traten xenófobamente por el hecho de haber llegado a sus tierras.

La hospitalidad no es una manera fantasiosa ni exagerada de imaginarse el derecho, sino una aportación necesaria que viene del código no escrito para completar tanto el derecho estatal como el derecho internacional convirtiéndolos en derecho humano público, para de este modo instaurar la paz perpetua, y solo bajo esta condición uno puede gloriarse de hallarse en una continua aproximación a ella. 

La hospitalidad es la máxima expresión de una razón universal que ha tomado conciencia de sí misma. La razón no ejerce un poder homogeneizador. Gracias a su amabilidad está en condiciones de reconocer al otro en su alteridad y de darle la bienvenida. Amabilidad significa libertad

La idea de hospitalidad ostenta también algo universal más allá de la razón. Para Nietzsche es expresión del alma "sobreabundante". Está en condiciones de albergar en sí todas las singularidades: ¡Y que aquí me sea bienvenido todo lo que está en devenir, lo que anda errante, lo que va buscando, lo que es fugaz! De ahora en adelante la hospitalidad será mi única amistad. 

La hospitalidad promete reconciliación. Estéticamente, se manifiesta como belleza. Siempre acabaremos siendo recompensados por nuestra buena voluntad, por nuestra paciencia, por nuestra equidad, por nuestra ternura hacia lo extraño, despojándose lo extraño lentamente de su velo y presentándose como una nueva belleza indecible: ese es su agradecimiento por nuestra hospitalida. 

La política de lo bello es la política de la hospitalidad. La xenofobia es odio y es fea. Es expresión de la falta de razón universal, un indicio de que la sociedad todavía se encuentra en un estado irreconciliado. El grado civilizatorio de una sociedad se puede medir justamente en función de su hospitalidad, es más, en función de su amabilidad. Reconciliación significa amabilidad.

 

byung chul han sociedad filosofia 6
Fotograma de La lista de Schindler.
https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/20330-la-sociedad-del-miedo-y-el-odio-por-byung-chul-han.html  

 

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