domingo, 10 de julio de 2016

VOCES entre VOCES
El largo plazo es una guía engañosa para los temas de actualidad. A largo plazo todos estaremos muertos. John Maynard Keynes (1883 - 1946), economista británico

TEMAS TERTULIA 15-7-2016
BRINDIS
BOLA DE CRISTAL
CARTA DE DESPEDIDA




VOCES entre VOCES
Si crees que a nadie le importa si estás vivo, prueba a no pagar las letras del coche. James Harold Wilson (1916 - 1995), político laborista británico y primer ministro dos veces.

TEXTOS TERTULIA 8-7-2016
¿POR QUÉ VINO EL VINO?
CLIENTE FIJO
CUALQUIER COSA

¿POR QUÉ VINO EL VINO?

¿Por qué viene el vino a sacar lo mejor y lo peor de las personas?
¿Por qué vino el vino, siendo noble como es, a ser la droga sacramental de la que terminó siendo la más agresiva de las religiones occidentales?
¿Por qué se llama simposium a una reunión de elementos engreídos que creen ser expertos en un tema, cuando era originalmente una saludable reunión de amigos para disfrutar y compartir la alegría y sabiduría que conlleva libar unas cráteras de vino?
¿Por qué vino el vino a tejer alianzas y pactos con Morfeo y no con Afrodita? Jodido vino peleón . . .
¿Por qué vino el vino, preguntas, Irene? Pues porque se enteró de que en el Vinoleto había nacido algo parecido a una tertulia y sabe que ninguna está completa sin su presencia.
Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

CLIENTE FIJO
CUANDO YO DESAPAREZCA

Cuando yo desaparezca de vuestras vidas
quizás me convierta en una pequeña luz
en la lejanía.
Pero será cuando yo desaparezca.
Cuando esté en el olvido para vuestras vidas
quizás la brisa del jazmín os lleve a algún
recuerdo mío.
Pero será cuando esté en el olvido.
Ese día en que desaparezca, ya está en camino.
Y nada lo detendrá, porque así está
escrito en el destino.
Cuando yo desaparezca de vuestras vidas…
Ay! Cuantos lamentos y paños,
Derrochareis por mi falta de ausencia.
Cuando yo desaparezca, todo
Quedará en el olvido.

José María Rico

CLIENTE FIJO

Una vez me lo contaron como una anécdota real, otra como un simple chiste, puesto que la realidad siempre supera a la ficción, supongo que puede haber sido ambas cosas. Me limito a contarlo tal y como lo oí:
Un hombre tenía la extraña costumbre de llegar a un bar y pedir siempre dos copas, bebiéndose ambas.
Día tras día repetía su extraño ritual hasta que al cabo de un tiempo, habiendo ya confianza, pues se le consideraba un cliente fijo, el camarero se atrevió a preguntar: “Disculpe, ¿por qué pide usted cada día dos copas en vez de pedir una a una las que quiera beber?”
Mire, es que yo tengo un amigo al que aprecio como a un hermano, vive y trabaja al otro lado del mundo, en América, y al partir nos prometimos que siempre que nos tomáramos una copa en un bar pediríamos dos, una para cada uno, y las beberíamos en recuerdo de nuestra amistad”.
Ah, comprendo, una gran amistad sin duda”, respondió el camarero.
Al cabo de un tiempo, el hombre llegó un día al bar a su hora habitual y pidió sólo una copa. El camarero, preocupado, le preguntó: “¿Es que le ha pasado algo a su amigo?”
No, está bien, hace un par de días recibí carta suya, es que esta mañana he ido al médico y me ha dicho que tengo que dejar de beber.”
Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

CUALQUIER COSA

SIMPLES PALABRAS
No son silencios las palabras
que desprenden rencores y odios
Precisamente no son silencios
aquellas que emanan destrozos
y derrumban esperanzas en ellas.
Pero son las de silencios
Las que “aman” 
Las que sólo con una mirada
Desprenden paz , armonía
Seguridad en sí mismas.
Son aquellas tan simples
que sin escucharlas…
Te enamoras.

José María Rico

¿CUALQUIER COSA?

MARIPOSAS
De colores son las mariposas.
Van llegando en el momento del silencio
donde la soledad de mi corazón alberga el alma
donde el estrés desaparece, y comienza ya a
asomar la calma.
Versos y letras que vuelan por el aire
esperando a su turno para ser colocadas
son como las mariposas de mil colores
que ninguna de ellas quieren ser atrapadas
por la pluma de esta aprendiz de poeta.
Y sólo ellas en su intenso vuelo rasante
todas y cada una de ellas acarician mi corazón 
y mi alma, algunas quieren hablar de mil amores
alguna otra del sol brillante y la luna plateada
muchas de ellas de penas, sinsabores
y de alegría y fiesta, las más osadas y atrevidas.
Interrogaciones, puntos, comas, vocales y consonantes
vuelan hasta la morada de mi mente y yo sólo
uso como pluma para escribir mis sentimientos donde
voy mojando en la tinta que no es otra que la sangre
que de mi corazón brota, mientras sigo intentando coger
las mil y una  mariposas y por colores ordenarlas
dentro del ¡¡¡CORAZÓN de mil colores!!!
María Martín

CUALQUIER COSA

Cualquier cosa es por lo que discuten, aparentemente al menos, en la mayoría de los parlamentos.
Cualquier cosa puede dar lugar a una disputa en una pareja que, aparentemente también, se aman.
Por cualquier cosa discuten los niños, cuestiones aparentemente pueriles. . . .
Cualquier cosa pueda dar lugar al inicio de una guerra, la vanidad y el orgullo de un par de reyes dementes y hasta un simple partido de fútbol.
Cualquier cosa te puedes encontrar caminando por cualquier calle: Una moneda que, si está de cara, dicen, te traerá suerte, un paquete de tabaco con algo de droga dentro, un anillo, una cartera, una navaja, una carta sin remitente ni destinatario o el amor de tu vida, cualquier cosa, incluso la muerte.
Cualquier cosa es, precisamente, eso, cualquier objeto o idea de valor incierto, cualquiera de los miles de elementos, gestos y actos que van componiendo nuestras vidas.
Lo triste es que en medio mundo, hoy en día, la vida humana sea poco más que eso: Cualquier cosa.
Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com


¿UTOPÍA?
El desencanto universal con el sistema político, que caso tras caso demuestra ser corrupto e ineficaz hasta el cansancio, nos vuelve una y otra vez sobre la pregunta ¿Cómo elegir a los mejores? Mas allá de que es difícil siquiera definir mejores, ¿mejores en qué?, subyace en la pregunta la idea de que el sistema funciona, que son los hombres los que fallan, y con ello la esperanza de que aparezcan “los salvadores” a rescatarnos.
El desastre universal que vivimos debería llevarnos a pensar que no es así, existen en el propio sistema, son inherentes a él, factores que hacen a su mal funcionamiento, no hay manera de hacerlo andar bien.
Quienes así opinamos, pensamos que deberíamos gastar mas energía en decidir que hacer, en lugar de gastarla en elegir a quienes decidan por nosotros y en ese sentido miramos con buenos ojos la idea de una Democracia Directa.
Pero los más veteranos en estas lides hemos aprendido, a fuerza de golpes, que nos enfrentamos a un gran problema, a la mayoría de los ciudadanos no les interesa la cosa pública, prefieren delegar, llegados a su casa tras las labores diarias se sientan a ver TV y no están dispuestos a informarse, discutir y decidir responsablemente, prefieren el ocio, un ocio que, al cabo de los años, les acaba resultando carísimo.
En resumen, los directistas (partidarios de la democracia directa) cometimos el mismo error que los reprensativistas (partidarios de la democracia representativa, el sistema vigente actualmente): idear un sistema que funciona con personas que no existen. De igual forma que no contamos con un conjunto suficiente de hombres probos y capacitados para gobernar, tampoco hay una masa crítica de ciudadanos informados e interesados, dispuestos a dar su tiempo desinteresadamente.
Para complicarlo mas aún, decidir todo entre todos, para sus detractores, tiene sus riesgos, entonces se proponen diversas formas de voto calificado, una idea muy antigua, excluir a los iletrados, a los tontos y ¿por qué no, ya que estamos, a los pobres, a los negros, a los judíos, y un pasito más a los homosexuales y, ya que estamos, nos libramos también de las mujeres?
Suena conocido ¿no? En la medida en que todos sufrimos los resultados de las decisiones tomadas por la clase política, sea cual sea su ideología, es evidente que todos debemos tener el derecho de decidir sobre la cosa pública. Lo que sí es aceptable es que no sea una obligación, es decir, que a quienes no les interese, se autoexcluyan, evitando así los desvíos que produce la manipulación sobre quienes no se informan.
Siguiendo con esta línea de pensamiento, planteamos la siguiente cuestión: ¿recuerdan que alguien les haya preguntado si desean ser representados?, ¿recuerdan haber firmado una Cesión de Derechos a favor de cualquier tipo de representantes políticos?, ¿no es más bien que el sistema nos obliga a votar por ellos y sólo podemos expresar nuestra disconformidad mediante el voto nulo?
Sucede que “LA DEMOCRACIA” no es otra cosa que la democracia representativa, se asume que la representación es su forma normal, natural, mientras que la democracia directa es considerado algo de los antiguos griegos y de anarquistas trasnochados.
En otras palabras, se asume que delegar el derecho a decidir sobre la cosa pública, sobre la propia vida social, es lo normal, de hecho, nadie lo cuestiona, posiblemente como consecuencia de sistemas educativos creados y controlados por los mismos que pretenden perpetuarse en ese status quo como en otro tiempo, y durante milenios, lo hizo la aristocracia, no hay un sólo trabajo donde quede claro que es un Derecho que nos han conculcado.
Hoy vivimos la era de la reivindicación de nuestros derechos, incluso en áreas hasta hace poco impensadas, la igualdad de género, por ejemplo, pero nadie parece reparar en el hecho de que un derecho fundamental, como es decidir sobre la cosa pública, está restringido a elegir a quienes lo harán por nosotros, con un mecanismo bastante deficiente por cierto, y un par de elementos de democracia directa muy difícilmente aplicables dada los mecanismos implementados.
Hemos revolucionado el mundo de los derechos hasta un punto en que un travesti puede estar al frente de una oficina pública, no es impensable que en un futuro sea presidente, pero no hemos logrado algo tan simple como tener derecho a decidir sobre el farolito que ilumina (o no) la calle enfrente a nuestra casa o si queremos que la marihuana se venda libremente o no.
Creo que es hora de exigir la revisión de ese contrato nunca firmado, exigir nuestro derecho a autorepresentarnos políticamente, como ya existe, por ejemplo, a nivel judicial. Eso no va en detrimento de quienes quieren seguir siendo representados, allá ellos, pero nosotros desconocemos ese contrato y exigimos su inmediata suspensión, con la correspondiente devolución de nuestro derecho a decidir.
Se preguntarán ahora: ¿Y cómo se hace eso? Bueno, habrá que debatir e instrumentarlo, quizás se requiera de reformas constitucionales, pero el primer paso ha de ser, incuestionablemente, el debate, como hace tan sólo un siglo lo hubo, y mucho, sobre el derecho a votar de la mitad de la Humanidad, las mujeres. Un método sería que todos los que así pensamos firmemos una declaración jurada de adhesión a un sistema alternativo, que supondría abstenernos de votar en las elecciones e integrarnos en una Asamblea Virtual de Ciudadanos, cuyo voto valdría la cuota proporcional de los representantes sustituidos por los ciudadanos que quisieran asumir tal derecho. Eso comenzando con el poder legislativo, de ser exitoso se podría extender a los demás.
Dicho de otra manera, supongamos que en cierto país cada diputado representa 50.000 votantes, asumamos que 150.000 se suman a este sistema, bueno, hay 3 diputados menos (que además son 3 sueldos menos) y su voto es el voto de esa Asamblea, lo que ese grupo de ciudadanos libremente decidieran sobre sus vidas.
Cuantos más ciudadanos exijan la devolución de su soberanía, más directo será el sistema, sin afectar a aquellos que quieran seguir siendo representados.
Mencionamos esta idea no porque sea la mejor, sino a modo de ejemplo, el método se verá en su momento, lo que debemos lograr primero es ponernos de acuerdo sobre el fondo de la cuestión, ¿QUEREMOS O NO QUE NOS DEVUELVAN NUESTRO DERECHO A DECIDIR?... Queda planteada la pregunta.
Agradecemos cualquier colaboración y participación en este debate.
Eduardo Abenia <eduardo@abenia.net>

DEBATE
(Debate escrito, el verbal se perdió en la noche de Nerja, entre vino y bocanadas de humo. Difícil adivinar cual de los dos será eterno.)

Victoria Blanco:
Totalmente de acuerdo con Eduardo.

Yo quitaría las interrogaciones al título porque las utopías cosmopolitas se vienen reclamando desde que una cabeza pensante vio que el poder se aprovechaba de todo y de todos, pero para llevarla a cabo habría que permitir que todas las personas desarrollaran sus capacidades intelectuales, cosa que JAMÁS van a permitir; en 1497 Savonarola lo dejó claro con la hoguera de las vanidades.

El pragmatismo  desde John Dewey , padre de la pedagogía progresista, hasta Richard Rorty, luchador incansable por la igualdad de derechos humanos, ha tratado de promover, al mismo tiempo, la crítica y la responsabilidad mediante una división entre lo privado y lo público, dejando al ámbito privado las demandas de auto-creación, de transformación, de crítica radical y al de lo público las demandas relativas a la solidaridad, la responsabilidad, la reciprocidad, la eliminación de la crueldad y la humillación.  

Pero no hay modo de establecer entre ellas una división fácil para integrar en el mismo "paquete", por un lado, nuestros deseos de solidaridad y justicia social y, por otro, nuestras más queridas peculiaridades privadas. No hay manera de conseguir una unión coherente entre leer libros que nos golpean y descolocan y ayudar a los desfavorecidos, entre mis personales manías intelectuales y mi implicación con la mejora del mundo real.

Conseguir respeto recíproco y solidaridad, a la vez, cada vez está más lejos de ser una probabilidad, ya se encargan, ellos, los que mandan, de llenarnos la cabeza con necesidades que no tenemos y con odios que no nos corresponden para que, entre guerra y guerra de peones, crezcan sus beneficios.

Un abrazo a todos y gracias por ayudarnos a seguir pensando y sintiendo.
Victoria Blanco

Nekovidal:
La tiranía de la costumbre se impone en nuestras mentes como ni acertamos a sospechar siquiera. La propuesta de Eduardo es de tal peso lógico que ningún político de cualquier color ideológico puede oponerse o rebatirla sin faltarnos al respeto a los ciudadanos, sin decirnos a gritos o mediante estudiados eufemismos que no somos más que un rebaño de imbéciles incapacitados para ejercer nuestras más elementales funciones sociales, incapacitados para decidir sobre nuestras propias vidas.
Pero no lo harán, recurrirán a disculpas y discursos vacíos para mantenernos pasivos, frustrados, miedosos, todo lo necesario para que nada cambie mientras cada cuatro años todos los profesionales de la mentira seguirán prometiendo un cambio que nunca llegará de su mano, el juego perfecto, que todo aparente cambiar para que todo siga igual.
Que jueguen con nuestro dinero, fruto de nuestro trabajo, dilapidándolo en sus vergonzoso juegos sangrientos es terrible, que jueguen con nuestras ilusiones es triste e indigno, que nos tomen por imbéciles es el resultado lógico de la inercia en que nos han educado y domesticado, que nos digan que vivimos en sociedades libres es un monumento al cinismo.
La filosofía a la que nos invita esa élite privilegiada que elige, un caso único, sus propios sueldos y condiciones laborales no siendo más que nuestros empleados, es evidente: Opina, pero obedece.
Ante propuestas como las de Eduardo tendrán que dar un paso más, quitarse parte de la máscara y decirnos a la cara: Votadnos, imbéciles, creed en la falacia de nuestros argumentos, ni se os ocurra pretender poseer el derecho inalienable a decidir sobre vuestras vidas, fuisteis criados como esclavos y como esclavos viviréis, convencidos de que sois libres, los esclavos perfectos, ya no necesitamos perseguiros, encarcelaros y mataros como a vuestros abuelos y abuelas, vosotros lo haréis mientras creéis comprender como funciona todo, mientras repetís cuanto queremos que repitáis.
Y al que se resista ya nos encargaremos nosotros de desprestigiarle, humillarle y llamarle idealista, siempre ha funcionado hasta ahora, repetiremos miles de veces nuestras mentiras a través de nuestra prensa, casi toda, y seréis vosotros mismos quienes os encargaréis de lincharle.
Votad, ilusos, votad . . .
Nekovidal


Así puede salvarte la vida el amor por la palabra escrita

Leer y escribir a mano no es solo una inversión en inteligencia. Hasta la depresión tiene miedo de los libros


"Siempre me había considerado un amante de la lectura, pero hace unos años constaté que existía una gran diferencia entre que te gusten los libros y que los necesites. En mi caso, me identifico con las personas que dependen de los libros para disfrutar de una vida plena”. Es el testimonio que acompaña al escritor Matt Haig (Sheffield, Reino Unido, 1975) desde que a los 24 años cayó en una depresión que superó gracias a la lectura y la escritura. Sus miedos, esperanzas y satisfacciones fueron sintetizadas 15 años más tarde en el reciente libroRazones para seguir viviendo (Seix Barral), que Haig escribió porque, afirma, “las palabras, a veces, realmente pueden liberarte”.

Libros contra el ombliguismo

Aunque leer o escribir puede que no sean el antídoto mágico a la infelicidad o la depresión, lo cierto es que cuando Haig habla de libros, lo hace desde un agradecimiento sincero, casi reverencial, por haberle devuelto las ganas de vivir. Pero, ¿cómo pueden salvarnos la vida? Parece que el quid de la cuestión reside en cómo y dónde ponemos el foco de nuestra atención. Al menos, así lo cree Haig: “Cuando leía no pensaba en otra cosa. Me di cuenta de que los límites del mundo (mi mundo) iban mucho más allá de aquellos que mi mente había levantado. Leer me distraía, me calmaba. Y al escribir sentía como si mis pensamientos fueran más lento de lo normal”. Una observación en sintonía con la visión que apunta Rita Otero, psicóloga y coordinadora del taller de psicoescritura en Minerva Psicólogos, quien identifica la ralentización del pensamiento como una de las virtudes de la escritura: “El movimiento articular de la mano a la hora de escribir tiene una velocidad mucho menor que nuestros pensamientos, y esto favorece el desarrollo de ideas más serenas y meditadas”.
Leer ficción mejora la facultad de entender y predecir emociones y pensamientos en los demás
El investigador Facundo Manes corrobora estas teorías desde el punto de vista de la neurología. “La escritura manual, al ser más lenta, nos obliga a sintetizar y reorganizar la información”. Según el neurocientífico, “un estudio reciente llevado a cabo por Pam Mueller y Daniel Oppenheimer, publicado en la revista Psychological Science, estudió las diferencias entre escribir a mano o en el teclado de un ordenador. Los investigadores pidieron a un grupo de universitarios que tomara nota de una charla TED, la mitad a mano y el resto con ordenador. Los resultados evidenciaron que los primeros transmitieron mejor comprensión conceptual de la información, y quienes escribieron en el ordenador la transcribieron de manera más literal y mostraron menor comprensión. En otro estudio, las investigadoras Karin James y Laura Engelhardt, de la Universidad de Indiana (EE UU), demostraron que la escritura manual favorece el aprendizaje: los alumnos que toman apuntes a mano recuerdan más y logran una comprensión más profunda de los contenidos.

Leer, mejor en voz alta

La psicóloga Otero también comparte las bondades de la lectura. Pero señala una interesante distinción entre las terapias narrativas. Por un lado, existe una corriente que ve en la escritura un acto terapéutico per se, y por otro, la tendencia (que ella defiende), que estipula que para que sea realmente curativa, debería ir acompañada de su lectura en voz alta a otras personas ajenas al texto. “A lo largo de los años he podido comprobar cómo leer en voz alta a los compañeros de taller tiene un efecto positivo e inmediato en aspectos tan importantes como la empatía, el apoyo mutuo, la comprensión y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales”. Aspectos relevantes, pero no menos que la información que se desprende de “los quiebros e inflexiones de la voz o los cambios de velocidad que se producen en ciertos párrafos”, apostilla.
Sea en voz alta o para sus adentros, Matt Haig explica que mientras sufrió depresión y volvió a casa de sus padres devoraba todo tipo de libros tanto de ficción como de no ficción. Como buen “adolescente pródigo” leía, entre otros, El guardián entre el centeno (J. D. Salinger) o Rebeldes (Susan E. Hinton). Solo tenía (y mantiene) una excepción: jamás tocó libros en los que apareciera el suicidio. “Pensaba que si leía las historias de Ernest Hemingway o Sylvia Plath acabaría como ellos”.
Según un estudio publicado en 'Psychological Science', tomar apuntes a ordenador limita la comprensión

Emociones casi reales

Cuando Haig escribió su libro tenía muy claro que quería mostrar el lado más positivo de su experiencia: “Empecé a narrar mi historia desde abajo, partiendo del momento más difícil y duro. A partir de ahí, la cosa solo podía mejorar”. Escribirlo, pero sobre todo plasmar sus pensamientos hace tres lustros cuando trataba de salir de la depresión, le permitió llevar a cabo una valiosísima descarga emocional. Como dice la psicóloga Rita Otero, “el papel no juzga, escucha en silencio, permite volcar en él todo aquello que necesita ser expresado”.
El neurólogo Facundo Manes confirma que la lectura puede ayudar a superar situaciones difíciles. Se basa en estudios como el realizado con más de 4.000 adultos en la Universidad de Liverpool (Reino Unido), que demostró que las personas que leían regularmente tenían menores sensaciones de estrés y depresión que aquellos que no leían con regularidad. “Cuando leemos se activa toda nuestra maquinaria cerebral, lo cual incluye no solo las áreas asociadas al lenguaje y a la memoria, sino también a nuestras experiencias en general y a nuestras emociones”.
Especialmente interesantes son las conclusiones de ciertas investigaciones, que menciona Manes, y que demuestran “que cuando leemos acerca de una experiencia se activan las mismas áreas cerebrales que se activarían si la estuviéramos viviendo realmente. Por ejemplo, cuando leemos verbos de acción como 'correr' o 'comer', se activan las mismas áreas que nos permiten mover los pies o la boca, o cuando leemos palabras como 'jazmín' se activan las especializadas en el procesamiento olfativo”.
Otro estudio publicado en Science reveló que quienes leían novelas de ficción mejoraban su capacidad de entender y predecir emociones y pensamientos en sus congéneres.

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