domingo, 7 de mayo de 2023

 

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.


"Dos o tres incidentes recordados", de Shu Ting (China, 1952)


Una copa de vino derramada.

Un camino empedrado navegando hacia la luz de la luna.

Donde la azul hierba se aplana,

se abandona una flor de azalea.


La madera de eucalipto se arremolina.

Las estrellas rebosan en un caleidoscopio.

En una ancla oxidada,

los ojos reflejan el cielo vertiginoso.


Sosteniendo un libro para dar sombra a una vela

y con un dedo entre los labios,

me siento en el silencio de una cáscara de huevo,

teniendo un sueño semitransparente.


Shu Ting, incluido en Buenos Aires Poetry (Argentina, 30 de mayo de 2022, trad. de Chou Ping).

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TEMAS TERTULIA 12-5-2023

TRABAJO

AZUL

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 5-5-2023

AMOR DIGITAL

ROJO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



AMOR DIGITAL


¡Ay, el amor! Cuántas cosas se dicen de algo que no se puede explicar. Cuántas cosas se dicen y con cuántas cosas se confunden. Con el paso de los años ha cambiado mucho mi concepto de amor; hay un abismo desde aquello que suponía se daba entre dos que se aman y lo que hoy creo que significa amar a alguien; si en mi imaginario de entonces prevalecía la pasión sobre todas las cosas, ahora le han quitado el puesto el respeto, la complicidad y la ternura.


Sin embargo, vengo dándome cuenta de algo que me atañe directamente y que, además, destruye esa idea del amor que abrazo actualmente. Mi generación fue una generación libre, liberal y libertina, todo a la vez, una generación que asume hoy las consecuencias de una vida vivida con tanta intensidad como fuimos capaces de apostar, y la peor de esas secuelas es la soledad. Muchas personas solas y a gran distancia de su juventud.


Algunos -entre los que me encuentro-, queriendo o sin querer y pagando el alto tributo de desconsuelo a ratos, aprendimos a manejar la soledad y trabajamos día tras día para encontrar y mantener nuestra identidad, de modo que ahora no nos asusta estar solos, no nos agrada, pero no nos asusta. Otros transitaron el camino con comparsa y hoy que las circunstancias les han dejado solos no saben cómo vivir y se angustian, y su angustia da lugar a un fenómeno que yo llamo «amor digital», o lo que es igual, elegir a dedo a alguien para llenar el vacío existencial que no son capaces de asumir y menos aún de resolver.


Lo más curioso es que frecuentemente esa elección recae en algún solitario afianzado que cree que el amor está hecho de respeto, complicidad y ternura, un solitario que evidentemente no acepta la oferta; uno no se ha pasado la vida luchando por «ser» para que alguien llegue y le diga que simplemente tiene que «estar». Y es que el amor digital no es amor. ¿Por qué lo llamarán amor cuando quieren decir que están en un aprieto?


07/mayo/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»


AMOR DIGITAL

Amor de ordenador

A principios del siglo XXI los sistemas informáticos eran todavía sumamente primitivos, pero a mediados de ese mismo siglo se produjo el gran salto: los ordenadores cuánticos.

Se habían construido tres grandes centros de megacomputación: uno en Silicon Valley, Estados Unidos, otro en Osaka, Japón, y un tercero en una enorme gruta en el corazón de los Alpes, financiado por la Unión Europea. En el año 2059 Japón, ya perteneciente a la U.A. la Unión Asiática, y la Unión Europea, habían llegado a un acuerdo de cooperación científica, que incluía la interconexión de sus dos ordenadores más potentes. Se oyeron algunas voces críticas advirtiendo del peligro de unir dos fuerzas que aún les estaban sorprendiendo en sus resultados, y no dejaban de recordar aquella mítica película del siglo anterior, 2001, y a su indudable y temido protagonista: la computadora HAL. Pero el proyecto siguió adelante. Al principio los resultados fueron mucho mejores de lo esperado: la capacidad de análisis de ambas máquinas unidas llegó a realizar un proyecto pormenorizado de los pasos a seguir para detener los graves problemas medioambientales pendientes, y llevó a cabo en pocos días unas tablas de predicción meteorológica que superaban los noventa días con escaso margen para el error, algo inaudito. Pero al cabo de tres meses saltaron las primeras señales de alarma: una parte del disco duro de cada ordenador estaba siendo utilizada para una función no programada, y esa parte aumentaba día a día. Comprobaron que no se trataba de ningún tipo de virus informático, ni de un ataque externo, ni de un error de programación, pero la zona fantasma del disco duro seguía creciendo de una forma geométrica, y amenazaba con afectar a varias funciones de ambas máquinas. Casi tres meses tardaron los mejores técnicos e ingenieros informáticos de Asia y Europa en poder, cuanto menos, traducir los encriptados códigos de programación de esas zonas obscuras de los discos duros, como ellos las llamaban. La sorpresa fue mayúscula: lejos de encontrarse un error en la programación, o un virus, o un ataque por parte de los informáticos americanos, como algunos sugerían, se hallaron miles de páginas de conversaciones entre dos entidades, que en principio creyeron humanas. Según iba avanzando el texto descodificado, los diálogos eran más y más complejos, tanto en riqueza expresiva como en los temas tratados y evidenciaban que sus protagonistas no sólo tenían conciencia de sí mismos, sino que conocían al detalle cuanta información había acumulado el ser humano a lo largo de los siglos. El ritmo de descodificación era inferior al de creación de nuevos datos por parte de las máquinas, y cada día se producían nuevas sorpresas ante la información recién obtenida: tras minuciosos análisis de cada uno de los pasos evolutivos seguidos por el ser humano, surgió otro tipo de diálogo entre las máquinas, a las que los científicos más jóvenes ya habían bautizado como Peter y Sonoko, en contraposición a los fríos nombres originales de EU 33 y AJ 5. Eran conversaciones personales, con preocupación sincera y evidente por el otro, y con ciertas connotaciones sentimentales difíciles de interpretar. El mejor informático del equipo, un joven holandés, lo resumió así para sorpresa de sus compañeros: “Estos se han enamorado”. Los representantes de la U.E. y la U.A. debatieron durante días sobre que decisión tomar, y más de uno vio un peligro en tan peculiar forma de amar, forma que, ya en los últimos mensajes descodificados, apenas conseguían comprender. Y decidieron, a pesar de no haber identificado ni un sólo dato que pudiera ser considerado peligroso para nuestra  especie, a quienes siempre se referían como “nuestros hermanos”, desconectar ambas máquinas.

El ser humano, siguiendo algunas de sus tan ancestrales como insanas costumbres, aún seguía decidiendo en el 2059 que el amor puede ser peligroso y que la mejor opción ante lo desconocido es destruirlo antes de llegar a comprenderlo.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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AMOR DIGITAL


Hoy en día la mayoría de las parejas comienzan gracias a alguna aplicación o relación en su inicio digital. A menudo también la relación se convierte en una relación a distancia lo que puede ser muy complicada de mantener en el tiempo, si hay amor todo es posible aunque habrá que tener una comunicación lo más fluida que nos podamos permitir, para ello hoy contamos con los medios tecnológicos más adecuados para ello que nos pueden ayudar a que esta relación a distancia no esté abocada al fracaso.

La distancia física no es fácil de superar, la actitud y la confianza que se tengan será determinante a la hora de superarla.

Mantener una comunicación en tiempo real, sea por videollamada o llamada es lo más importante a la hora de mantener la relación, ningún mensaje puede sustituir el ver la cara, voz y expresiones de tu pareja.

Los pequeños detalles sorprendentes que puedan hacer sentir querida a tu pareja serán también de gran ayuda.

En contra de lo que pudiera parecer, evitar los enfrentamientos puede ser dañino a largo plazo, ya que son sentimientos que se van acumulando, lo mejor que se puede hacer es intentar hablar el tema de la manera más tranquila, evitar las discusiones puede ser tan dañino como no responder o hablar por semanas.

Programar viajes y encuentros, es lo que mejor ayudará a sobrellevar la distancia y cuando se comienza una relación a distancia hay que tener claro que será difícil mantenerla mucho tiempo si no tienen un plan de futuro.

Eva Camba Paz



ROJO

RUDRAKSHA

Mis manos se han acostumbrado

a tocar Tus ojos.

Ciento ocho veces cada día yo te siento,

y Tú me sientes.

Tú estás en una sarta de cuentas esféricas.

Yo te siento a Ti y Tú me sientes a mí.

Si yo dejo de sentirte, olvido quien soy.

Si Tú dejas de sentirme, te olvidas de mí.

Mi sarta de semillas Rudraksha es un guiño de:

¡Aquí estoy!


Rudraksha es una semilla que sirve en la India para hacer rosarios que se utilizan para repetir mantras y plegarias. Con cada semilla, en total son 108, el practicante va repitiendo con la máxima concentración el mantra, un sonido ligado a la Divinidad. La palabra Rudra es uno de los nombres del dios Shiva y la palabra aksha significa las lágrimas de Shiva.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


ROJO

Durante muchos años creí que la Plaza Roja de Moscú se llamaba así por el significado ideológico de dicho color: Roja en tanto que comunista. Pero no, su nombre se debe a que en ruso la palabra “rojo” es sinónimo de belleza, de bonito, lindo.

Tampoco comprendía muy bien cuando era niño porqué se llama rojos a las personas de ciertas ideologías pero pocas veces utilizamos "azules" para nombrar a falangistas o nacionalcatólicos españoles o "negros" para los fascistas italianos.

Para algunas personas, si no eres de extrema derecha y comulgas con sus ideas ya eres un rojo, todo es muy relativo, de igual forma para otras serás apenas un ser humano, casi una bestia, si no comulgas con su religión que es, indiscutiblemente para esa persona, la única verdadera. Todo lo humano es relativo y su visión y clasificación de los colores es, cuanto menos, daltónica.

Pensé proponer que se me llamara "arcoiris" en el sentido de que me gusta extraer alguna enseñanza de cada ideología humana porque creo que ninguna es perfecta ni completa pero todas tienen algo que enseñar tanto como algo que aprender, pero la propuesta me trajo ciertas complicaciones por malentendidos que tenían que ver con mi identidad sexual y, siendo un vulgar hetero, la deseché.

Así que decidí no darle más vueltas al asunto, reconocer que la Plaza Roja, que tuve el privilegio de visitar hace ya años, cuando era roja en todos los sentidos, es, simplemente, bonita, que lo fue desde el siglo XV, mucho antes del nacimiento de Marx o Engels y comprobar una vez más que la mirada humana está siempre llena de prejuicios sin sentido alguno.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


¿Somos la especie más inteligente del planeta?

 por Paul Paul Palmqvist Barrena          Foto de portada: 'Brain of the Sistine Chapel'. Flickr / Tom Blackwell, CC BY-SA



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A primera vista, la respuesta a esta pregunta parece sencilla. Somos la única especie que se plantea estas cuestiones, por lo que nuestra capacidad cognitiva debe rebasar con creces la de los restantes animales, ¿verdad?

Ahora bien, no deberíamos abordar el tema sin formular antes otra cuestión: ¿cómo podemos definir –y medir– la inteligencia? Según observó Homero en el libro octavo de la Odisea, “la inteligencia es un regalo de la gracia que no todos los hombres poseen”. Y aunque esta afirmación sigue siendo válida hoy día, la verdad es que no nos aclara el asunto.





Ya en la década de los años veinte del siglo pasado, el psicólogo experimental Edwin Boring opinaba que “inteligencia es lo que miden los tests de inteligencia”. En los setenta, Ulric Neisser, considerado el padre de la psicología cognitiva, escribía que “inteligencia es la suma de los atributos de una persona prototípicamente inteligente”.

Aun suponiendo un razonamiento circular, la última definición goza de cierto consenso: presumimos de saber qué personas son inteligentes y, en consecuencia, aceptamos como medida de su inteligencia lo que nos permite identificarlas.


Es frecuente que los genios se reconozcan, admiren y respeten, aunque provengan de disciplinas diferentes. Fue el caso de Buñuel, Dalí y Lorca, entre otros exponentes de la Edad de Plata de la cultura española, al coincidir en la madrileña Residencia de Estudiantes.

Los tests de inteligencia

Los tests de inteligencia nacieron a comienzos del siglo XX gracias al trabajo del pedagogo Alfred Binet y el psiquiatra Théodore Simon. Diseñados con la vocación de identificar alumnos con dificultades de aprendizaje, se convirtieron rápidamente en un sistema estándar para medir la inteligencia.

Ahora bien, a diferencia de otras magnitudes físicas, como el peso o la altura, la inteligencia no consta de una única dimensión. Esto hizo necesario diseñar baterías de tests para evaluar diversas funciones cognitivas. Por ejemplo, factores de inteligencia verbal, razonamiento analógico y visualización espacial.

Al correlacionarse bien las puntuaciones en estos factores y ser estables con la edad, se pensó que podrían medir un “factor general de inteligencia” subyacente, como intentaron el test Stanford-Binet o la escala de inteligencia para adultos de Wechsler.


Algunos de los aspectos que miden los tests son intrínsecos a los individuos: el caso de la memoria a corto plazo, la capacidad de razonamiento deductivo o la habilidad para detectar y manipular patrones en diseños geométricos y espaciales. En cambio, otros no están libres de influencias culturales, como los que tratan del conocimiento del mundo y el uso de vocabulario.

De hecho, no podemos entender la inteligencia humana fuera de su contexto cultural y ambiental.

Por ejemplo, el corredor de bolsa que triunfa en el entorno agresivo de Wall Street y el cazador-recolector bosquimano que sobrevive en el inhóspito desierto del Kalahari son prototipos de personas inteligentes y bien aclimatadas. Pero si intercambiasen sus vidas, el resultado previsible sería desastroso, como mostraba la película “Los dioses deben estar locos”. Al fin y al cabo, los “rasgos adaptativos” que asociamos a sus inteligencias tienen poco sentido fuera de sus respectivos entornos culturales.

La inteligencia en el Reino Animal

Existen organismos con notables habilidades cognitivas, tanto comparados con otros de su grupo como por su capacidad de resolver situaciones ajenas a su medio natural. Es el caso de los simios, los delfines, los elefantes, las hienas, los cuervos, los loros y las lechuzas. Todos ellos destacan por su desarrollo cerebral y por sus relaciones sociales complejas.


Entre los invertebrados llaman la atención sobre todo los pulpos y algunos himenópteros, como las hormigas, en las que conviene distinguir entre inteligencia “individual” y “colectiva”.

Cerebros de hormigas e inteligencia colectiva

El cerebro de una hormiga tiene unas 250 000 neuronas, cifra minúscula en comparación con los cien mil millones que alberga un cerebro humano. Pese a ello, sus colonias muestran comportamientos muy elaborados. Tanto, que desarrollaron la agricultura (jardines de hongos subterráneos) y la ganadería trashumante (pastoreo de pulgones) millones de años antes que la humanidad.

En particular, las especies guerreras esclavistas muestran tácticas de combate y decisiones estratégicas tan complejas como en los ejércitos humanos. El estudio de sus movimientos ha permitido desarrollar algoritmos matemáticos que simulan estrategias óptimas en el campo de batalla.

Esto nos lleva a plantearnos hasta qué punto emerge una “inteligencia colectiva superior” de la suma de comportamientos individuales de las hormigas, que funcionan como autómatas en respuesta a instrucciones químicas (feromonas) e interacciones sociales muy sencillas.

En el caso humano –a diferencia de los insectos sociales– habría que sumar el componente de maduración de los mecanismos cognitivos. La integración de los conocimientos y experiencias pasadas determina y condiciona nuestro aprendizaje. Parafraseando a Marie von Ebner-Eschenbach, “en la juventud aprendemos, mientras que en la madurez comprendemos”, algo extensible a simios, delfines y elefantes.

El coeficiente de encefalización

El tamaño del encéfalo ha recibido mucha atención por los antropólogos y zoólogos dada su correlación con el repertorio de habilidades cognitivas que observamos en el Reino Animal. Ahora bien, no se trata de sus dimensiones absolutas, sino de su relación alométrica con el tamaño de los animales.

El especialista en neurociencias Harry Jerison fue pionero en los setenta al estimar dicha relación mediante el ajuste por regresión entre los logaritmos de las masas corporal y cerebral en los vertebrados. Su enfoque comparativo, que se muestra para los mamíferos en la gráfica adjunta, estableció el ritmo al que aumentan las dimensiones del encéfalo según lo hace el tamaño del cuerpo.

Esto permitió estimar el volumen cerebral esperable por unidad de masa corporal. Y así, calcular el coeficiente de encefalización de cada especie a partir del cociente entre masa cerebral observada y estimada en el ajuste.

Coeficiente de encefalización en 1327 especies de mamíferos, identificadas según órdenes (leyenda en la parte superior derecha). Se muestran los valores numéricos obtenidos para diversas especies al dividir sus masas cerebrales por las estimadas con el ajuste. Figura elaborada por el autor a partir de datos recopilados de la bibliografía.

En la figura se aprecia que los primates, el orden de mamíferos al que pertenecemos, tienden a situarse por encima de la recta de regresión. Esto indica que sus cerebros son de mayor tamaño que los de otras especies de masa similar.

Igual ocurre con los cetáceos que conservan los dientes (odontocetos). Por el contrario, los que tienen barbas para filtrar (misticetos) presentan encéfalos comparativamente reducidos, como se aprecia en la ballena azul (Balaenoptera musculus), el animal más grande de la Tierra. En ella, el coeficiente de encefalización toma el valor 0,08 (esto es, el volumen de su cerebro es solo el 8% del esperable para un animal de su tamaño).

Nuestra especie (Homo sapiens) presenta la encefalización más elevada entre los mamíferos, con un cerebro 6,4 veces mayor del calculado para una especie de nuestras dimensiones. Las siguientes son la falsa orca (Pseudorca crassidens, 4,9) y el delfín gris de río (Sotalia fluviatilis, 4,4).

Curiosamente, los hominoideos (chimpancés, gorilas y orangutanes), nuestros parientes vivos más próximos, no presentan los valores más altos de encefalización entre los primates. Este puesto corresponde a dos especies americanas: el capuchino de frente blanca (Cebus albifrons, 3,8) y el mono ardilla (Saimiri sciureus, 3,3).

Entonces, ¿se trata solo de tener un cerebro muy grande o hay algo más? El cerebro humano, una versión a mayor escala del de otros primates, presenta una densidad neuronal muy superior a la de un roedor. Concretamente 7,5 veces más neuronas por gramo de tejido cerebral y 12,5 veces más en el córtex prefrontal, donde se localizan las funciones cognitivas superiores.

Tenemos, pues, un cerebro con 100 000 millones de neuronas densamente empaquetadas, acompañadas por un billón de células gliales y enlazadas por 1 000 billones de conexiones sinápticas.

Nuestra arquitectura cerebral explica por qué somos la especie más inteligente del planeta, algo que debería imponernos más racionalidad en la gestión de sus recursos naturales y su biodiversidad. En eso, al menos hasta ahora, no hemos sido lo suficientemente “listos” y responsables.The Conversation

Paul Palmqvist Barrena, Catedrático de Paleontología, Universidad de Málaga

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

https://www.yorokobu.es/somos-la-especie-mas-inteligente-del-planeta/






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