domingo, 28 de mayo de 2023

 

VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD


5 poemas de Llenos los niños de árboles, de Cristina Sánchez-Andrade

05 May 2023

LAURA DI VERSO

Cristina Sánchez-Andradepoesía

5 poemas de Llenos los niños de árboles, de Cristina Sánchez-Andrade

Atraviesa estos poemas un miedo que se despierta con el tiempo: el de la mordedura de la vejez. También los recorre la extrañeza que separa el amor a los hijos y la necesidad de un espacio propio; y ese otro miedo que nace de la incapacidad para expresar la ternura, o de la ausencia de algo indefinido que adopta forma de pájaro. Cristina Sánchez-Andrade ha escrito este libro hermoso, salvaje, durísimo en su honestidad, en el que surge de la sombra un mundo que se entiende como la historia propia: el universo entero cabe en un montón de tierra o en una botella vacía de leche. Llenos los niños de árboles habla sobre el entorno que hiere, sobre la memoria que cura, y lo hace desde la conciencia de que «el mundo ya estaba en mi corazón, / como la pequeña mancha de podredumbre en la cereza».

Zenda comparte cinco poemas de Llenos los niños de árboles (La Bella Varsovia).

***

ME DUELEN LAS VENTANAS

Entre yo y yo misma hay un cristal
y en la inconstancia me crecen las uñas.
Es mi manera de amar,
no conozco otra.

El afuera golpea dentro,
como un pájaro desorientado que choca contra el cristal
y no puedo abrir,
no quiero.
Pero a veces me aprietan los goznes,

y hoy me duelen las ventanas.

***

AUSENCIA

Al atardecer hierve en los riñones,
fermenta en ráfagas momentáneas y breves
lo otro constante,
que es la carne del anhelo
o el veneno del vacío.

Se enciende entonces el fuego que nunca se extingue
el tirón feroz de la sangre,

o el deseo de ser diferentes.

***

Se me desangran las cosas.
Las cosas no dichas con las que uno se muere
como heridas que se pudren por dentro.

Sangre que huele como el polvo.

***

Una vieja empuja un carricoche en el que gime un perro tapado con una manta. No le importan las miradas, ni los gatos ciegos enzarzados en bufidos verdes, ni el hervor del alquitrán caliente bajo sus pies.

Se trata de salir, de traspasar: caricia, piel.

Hace cincuenta años perdió a su hijo y ahora ese perrito se llama como él.

***

Como la lengua,
que siempre va
a la llaga de la boca
y escarba,

uno es consciente de la herida.

—————————————

Autora: Cristina Sánchez-Andrade. Título: Llenos los niños de árbolesEditorial: La Bella Varsovia. VentaTodostuslibrosAmazonFnac y Casa del Libro.


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TEMAS TERTULIA 2-6-2023

CASOS O CAOS DE COSAS.

LO SABÍA.

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



TEXTOS TERTULIA 26-5-2023

CASOS DE COSAS.

TEATRO.

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



TEATRO


Aunque la psicóloga que actualmente me ayuda a integrar mis emociones -no me gusta utilizar la palabra «gestionar» que está tan de moda- me ha avisado de que generalizar es mi forma de defenderme de las muy intensas, y posiblemente tenga razón, por el momento me basta con haber tomado conciencia de ello, es decir que voy a seguir generalizando, ya veremos cuándo y cómo lo cambio, si es que decido cambiarlo.


Dicho esto, me dispongo a hablar de lo que Calderón llamó el gran teatro del mundo, o sea, la vida, ese espacio de tiempo en el que cada quien se siente protagonista de la Historia, así, con mayúsculas, y considera a los demás actores secundarios cuando no figurantes.


Por supuesto que somos actores y, como tales, primero aprendemos las técnicas de teatro, luego hacemos prácticas y, finalmente, representamos con soltura el papel que estamos dispuestos a desempeñar a lo largo de nuestra existencia y que, aunque conserve su esencia a lo largo de los años, iremos adaptando a la edad y a las circunstancias.


Pero llegará el momento en que no queramos tanto interpretar como enseñar a hacerlo a los que vienen detrás de nosotros, pues hay un tiempo en el que todo ser humano siente la necesidad de dar algo de sí mismo, es entonces cuando nos toca coger la batuta de dirigir y ayudar a otros a encontrar su personaje.


En este último período es cuando más cuidado deberemos tener, cuando más tendremos que tirar de amabilidad, cuando más ternura habremos de emplear al echar un capote en los traspiés ajenos y, sobre todas las cosas, cuando necesitaremos recordar como si lo lleváramos grabado a fuego que de un «así es como lo hago» a un «así es como se hace» va un trecho tan largo, tan escarpado y tan oscuro que nadie debería verse obligado a transitarlo jamás.


28/mayo/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»


TEATRO.

La mejor actuación de mi vida


1981 es un año muy recordado por los españoles, especialmente el mes de febrero.  La vida, a la que no le suele faltar ese sentido del humor del tipo “¿no quieres sopa?, pues toma dos platos”, hizo que ese año me encontrara padeciendo el servicio militar. Al margen de lo ocurrido en el cuartel en que estaba recluido durante ese mes de febrero, que es otra historia, recuerdo un hecho sucedido un par de semanas antes.

Entonces ya me encontraba trabajando en la oficina de la P.M.A. Plana Mayor Administrativa, un nombre rimbombante con que llamar a un grupo de doscientos y pico soldados de todas las profesiones imaginables cuya función era el mantenimiento del cuartel y hacer trabajos gratis en las casas de los oficiales, la corrupción se consideraba la forma habitual de vivir en el ambiente castrense.

Por caminos que no vienen a cuento, había llegado a cabo furriel y a tener como función, dentro de la oficina, el decidir semanalmente quien podía ir de permiso a su casa durante el fin de semana y quien no: otra broma de la vida: un libertario administrando la libertad ajena . . .

Intentaba ser escrupuloso en mi trabajo, pues era enorme el valor que allí dentro tenía la libertad. Nunca admití un soborno, aunque ofertas no faltaron, y la experiencia me sirvió para comprobar empíricamente la validez de muchas ideas que componían mi ideología: la concentración del poder social es un estado enfermizo en el que, al final, tan víctima es quien lo ejerce como quien lo padece.

Un viernes por la mañana, cuando se preparaba la documentación de los permisos, llegó una orden de las oficinas del coronel, el mando de mayor graduación del cuartel y el responsable último del mismo, diciendo que ese fin de semana no se marchaba nadie. Los papeles ya estaban preparados, y entre ellos figuraban los pases para firmar de tres chicos canarios que llevaban, el que menos, cuatro meses sin ir a su casa. Era un pequeño grupo a los que yo había asegurado que, cuando pidieran un permiso lo tendrían, habida cuenta de que no podían disfrutar de uno cada quince días, que era lo habitual, ya que el coste económico del viaje a su casa lo hacía imposible para ellos.

Para su desgracia, que luego sería la mía, coincidió que justo esa semana pidieron los tres canarios el permiso, y haciendo memoria recordé que dos de ellos me habían contado los pormenores: una madre enferma y una novia a punto de no soportar tanta espera: tenían que volver como fuera a las islas ese fin de semana.

Separé los tres pases del resto, que habían quedado automáticamente anulados con una sola orden que no vino acompañada, desde luego, por ninguna explicación. Me fumé un cigarro mirando los pases y pensando qué hacer para que esos chicos pudieran salir de allí ese fin de semana, hice un par de llamadas pero la respuesta de los compañeros de las distintas oficinas era la misma: “No sabemos que coño pasa, pero no dejan salir a nadie.”

Cometiendo un error que repetiría un par de veces más a lo largo de esos catorce meses militares, que era el creer que la razón o la lógica pueden tener un hueco en el ejército, cogí los tres pases y me fui directamente a hablar con el coronel. Llegué a la puerta de su despacho y, tras llamar y decir las palabras que exigía el protocolo militar: ¿Da su permiso mi coronel?, entré. El soltó un seco “Usted dirá, artillero”, y continuó con lo que estaba haciendo, firmando unos papeles. Por mi parte, comencé la exposición del asunto que hasta allí me había llevado, explicándole cuanto tiempo habían estado esos chicos sin ver a su familia, exagerando un poco el drama de la madre enferma y cambiando a la novia por una hermana, enferma también. El tipo me escuchó con aparente atención, y ya hacia el final de mi discurso se recostó hacia atrás en su butaca y me miró de una forma que ya me hizo presentir que aquello no iba bien. Cuando hube terminado le miré a los ojos, otro pecado imperdonable en el ejército, y esperé su respuesta: se levantó lentamente, el color de su cara empezó a cambiar y a pasar por tonos cada vez más vivos y de repente dio un grito de ¡FIRME, artillero! Ahora era él quien soltaba, a gritos, una parrafada: qué qué me había creído, que si no había recibido reiteradamente una orden, la de permisos cancelados, que había circulado durante la mañana por todas las oficinas, que si no había oído hablar de la cadena de mando que debía seguirse para hablar con cualquier superior, que si la jerarquía, que si las normas, que si  . . .  Según iba soltado su discurso yo iba calculando: me quedan seis meses de mili, con suerte, me sacarán del calabozo una semana antes de licenciarme, comprendí que desde el punto de vista de ellos, lo que acababa de hacer era imperdonable, más teniendo en cuenta que no tenía ni siquiera el galón de cabo, a pesar de tener funciones de cabo furriel: me había negado a hacer el examen alegando que no tenía tiempo porque tenía que estudiar magisterio con un pase especial que había conseguido para poder salir a las clases, otra historia curiosa.

Su discurso lo terminó como lo empezó, a gritos, y con la frase: “Retírese, y no se mueva de su batería, pronto recibirá órdenes”. Taconazo, media vuelta y, según pongo la mano sobre el pomo de la puerta oigo que me dice, gritando, claro: “Artillero, ¿de donde es usted?” Yo, que lo daba todo por perdido y empezaba a estar ya más  cabreado que acojonado, me volví y con la voz más fuerte que pude soltar le espeté: “De la República Oriental del Uruguay, mi coronel”, y me marché.

En realidad mi matrícula era M, de Madrid, 36, y ya era en Madrid donde había vivido más tiempo de mi vida, además de que ya por entonces tenía muy claro el peligro que escondía el concepto de patria, pero, sabiéndome perdido, pensé, con una rapidez que me asombró a mi mismo, que al menos podría darme ese último gusto, esa especie de ufanía de los derrotados que ya por entonces tan sabiamente había definido Benedetti, ese sí, uruguayo de pura cepa. La clave, por supuesto, no estaba en el hecho de presentarme como extranjero, sino en el de poder presentarme como republicano ante un elemento del todavía ejército franquista, dentro de la más absoluta legalidad y sin faltar a la verdad. En eso consistió la actuación, porque cada vez que alguien me pregunta de dónde soy, no puedo evitar actuar, sin ninguna intención de engañar, pero actúo, porque si digo simplemente “ciudadano del mundo”, creen que es una respuesta evasiva o graciosa, y no lo es. Por otra parte, ¿cómo explicar que me siento realmente del mundo y desde luego gallego, madrileño, uruguayo, andaluz y hasta japonés y que no hay en ese sentimiento múltiple ningún conflicto o contradicción?

Bajé las escaleras del cuartel calculando qué llamadas tenía que hacer para dejar la vida mínimamente ordenada para los siguientes meses, yo mismo había visto pasar por la oficina documentos en los que se aplicaba con dureza la ley militar, condenando a chavales a estar semanas o meses en una cueva insalubre por cualquier nimiedad. Sólo me preocupaba que me soltaran antes de seis meses. Pasaron las horas, el día siguiente y hasta tres días esperando sin recibir noticia alguna.

Y nunca llegó el parte de arresto, mi castigo se limitó a esos tres días sufriendo por lo que nunca habría de llegar, eso fue lo que terminé aprendiendo de esa situación: que la mayoría de nuestros sufrimientos provienen del temor a lo que pueda ocurrir y de tanto pensar y angustiarnos, acabamos siendo nuestros propios carceleros, como yo lo fui de mi mismo durante aquellos tres días.

Muchas veces he reflexionado desde entonces sobre la razón de que aquel coronel decidiera finalmente no imponer ni siquiera un mínimo castigo: tal vez comprendió que lo reclamado era justo, tal vez era el típico machote que pensó:¡Qué cojones le ha echado este chaval!, tal vez se dijo, es normal que no sienta España, es extranjero, o tal vez pidió mi ficha al SIM (Servicio de Inteligencia Militar), que incluía las fichas policiales sobre asuntos políticos y pensó, si jodo a éste, igual paso de Artillería a Aviación, como Carrero Blanco, que dejó la Marina para echarse a volar . . .  supongo que nunca lo sabré.

Al cabo de seis meses me licencié sin mayores problemas, habiendo sido el único cabo furriel del ejército español que no fue cabo y el único soldado raso que saltó el escalafón militar de la base a la cúspide y sobrevivió para contarlo.


Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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TEATRO

ROMPERME

Rompo la imagen que refleja el espejo.

Cada mañana le doy un puñetazo,

con los puños cerrados, bien fuertes.

Primero le asesto el golpe que destroza el Ego,

luego le atizo un segundo golpe que destruye la ignorancia.

La aversión y el apego a la vida

son los últimos golpes que recibe.

Hasta que no queda espejo donde mirarme

y es tiempo de reinventarme cada día.


Otros obstáculos al camino espiritual son, además del ego, la ignorancia, la aversión, el apego a la vida. Cuando destruimos estos estados de la mente en nosotros, tenemos la posibilidad de reinventarnos.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Qué hay tras el fenómeno Wattpad: de escribir gratis en la red a publicar con grandes editoriales

Ariana Godoy, Mercedes Ron, Inma Rubiales y Anastasia Untila: todas estas autoras empezaron a escribir en una plataforma y ahora publican libros físicos. Han sabido canalizar el sentir de los lectores más jóvenes, sus libros son superventas y conquistan también el audiovisual.

ANA FERNÁNDEZ ABAD | 27 MAY 2023

escritoras Wattpad

De arriba abajo, Inma Rubiales, Mercedes Ron y Anastasia Untila. FOTO: ANTÁRTICA

Descubrí Wattpad con una búsqueda de internet, puse vampire stories, no fue por una recomendación de nadie. En aquel momento no me podía permitir comprar libros y ahí eran gratis”. Así dio Ariana Godoy (Zulia, Venezuela, 33 años) con esta plataforma para compartir escritos fundada hace 17 años en Canadá por Allen Lau e Ivan Yuen. En 2009 Godoy estaba bajo el influjo de Crepúsculo, de Stephenie Meyer, y quería leer más historias de vampiros. En Wattpad descubrió Dinner with a Vampire, de Abigail Gibbs, se enganchó, y decidió probar con un relato propio; le cogió gusto a contar historias. Lo que empezó como afición ha acabado en fenómeno editorial: su novela A través de mi ventana suma en la plataforma 371 millones de lecturas (en el momento de escribir este artículo); en 2019 el sello Alfaguara, del grupo Penguin Random House, editó el libro físico; la historia se convirtió en un éxito el año pasado en versión película en Netflix, que el 23 de junio estrena una segunda entrega audiovisual, titulada A través del mar. “Las cosas han cambiado mucho, hace unos años era muy difícil que una editorial te tuviera en cuenta. Yo les enviaba el manuscrito de A través de mi ventana y me decían que no porque estaba gratis en Wattpad y no querían nada visto. Ahora te buscan para hacerte una propuesta por estar ahí”, añade Godoy, que en abril publicó La revelación (Montena), donde vuelve a los vampiros.

Esta maestra de español que da clases en Raleigh (Carolina del Norte, Estados Unidos) es uno de los rostros de una generación que ha revolucionado el panorama editorial: según las estadísticas de la plataforma, 85 millones de personas descubren y comparten historias en ella cada mes, el 90% es de la generación Z (de finales de la década de los noventa a principios de los 2000) y hay textos en 50 idiomas. Su triunfo ha sido una sorpresa para el sector, que además ha visto crecer el número de lectores jóvenes. El Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España, publicado en febrero, revelaba que “los índices de lectura españoles aumentaron 5,7 puntos en los últimos 10 años, con una especial incidencia entre los adolescentes”. Rosa Samper, directora literaria de Montena, corrobora que nadie esperaba este estallido: “Ha sido un éxito de ventas que autores, libreros y editores hacía tiempo que no veíamos. Y, lo más importante, ha supuesto romper el mito de que los jóvenes no leen. Además, es el triunfo del fandom, porque los libros de Wattpad son más que libros, son una comunidad vibrando al mismo tiempo con una historia”.

escritoras Wattpad

La autora Ariana Godoy. FOTO: ANTÁRTICA


Inma Rubiales (Almendralejo, 21 años) subraya la importancia de ese sentido de pertenencia. Sus lectoras son sobre todo chicas de entre 15 y 22 años, principalmente españolas y latinoamericanas (para las escritoras resulta muy sencillo conocer quién es su público porque la plataforma les da estadísticas con los perfiles a través de la herramienta Writer Analytics). Las seguidoras de esta joven que estudia Publicidad y Relaciones Públicas se autodenominan ‘liantas’. “Somos como una familia que empezó siendo muy pequeñita y aunque ahora se ha hecho grande no se pierde ese contexto de familiaridad”, explica Rubiales. Ella comenzó a escribir en una libreta de pentagramas en las clases del conservatorio de música, “por puro aburrimiento”, y publicó su primer libro, Un amigo gratis, en primero de Bachillerato. “Si tuviera que resumir el fenómeno de Wattpad con una palabra sería oportunidades. Es como YouTube para los cantantes, nos da una oportunidad a las personas que no teníamos cabida en el mundo editorial y como lo estamos petando en internet eso llama la atención de las editoriales grandes”, afirma. Acaba de lanzar El arte de ser nosotros con Planeta, editorial que la fichó en 2021. Lola Gulias, editora de ficción en lengua española del sello, cuenta cómo llegó a ella: “Llevábamos tiempo haciendo ‘catas’ de algunas de las novelas que acumulan más lecturas en Wattpad y nos llamó la atención de la calidad de la escritura de Inma Rubiales y fue la que decidimos publicar”.

Sin prejuicios

La gratuidad de la plataforma y el acceso fácil a todo tipo de textos, la existencia de una comunidad previa y medible y la posibilidad de recibir reacciones en el instante a lo escrito son algunas de las claves del éxito que se repiten al hablar de los autores surgidos de Wattpad. “Lo bueno es que no estás sola al escribir, recibes feedback instantáneo y se crea esa comunidad”, recalca Mercedes Ron (Buenos Aires, 29 años). Este mayo ha publicado 30 sunsets para enamorarte, primera entrega de la Saga Bali. Su editorial, Montena, destaca en letras doradas en la portada del libro “1.500.000 de ejemplares vendidos” y Prime Video estrenará el 8 de junio Culpa mía, una película inspirada en el primer volumen de su trilogía Culpables. Ron, que estudió Comunicación Audiovisual, ha seguido el proceso, le gustaría ver otras obras suyas convertidas en series o filmes. Vive en España desde los nueve años, ha crecido en Sevilla, y aunque reconoce que de niña “odiaba la lectura”, con Crepúsculo se enganchó a ella, como Ariana Godoy. “Empecé a devorar todo sobre vampiros, ya había leído todo lo que había en la biblioteca y dije pues nada, ¿por qué no escribir mis propias historias?”, recuerda, “la primera era de fantasía y siempre romance, porque yo me considero una autora de romántica”. Antes de volcar sus escritos en la web los envió a concursos, editoriales… “Era un gasto económico importante, tenía que imprimirlo, mandarlo por correo, y luego no recibía ninguna respuesta, era como muy triste”. Ahora suma nueve libros publicados.

Las autoras de la plataforma han entendido muy bien que el público se está acostumbrando a una narrativa serial. Los libros en papel, a no ser que te remontes al folletín, no podían hacer eso, escribir por entregas. En Wattpad sí, puedes escribir un capítulo al día y dejar a las lectoras ‘colgadas’ con ganas de más. Es todo un arte y no todo el mundo es capaz de dominarlo. Joana Marcús es una auténtica maestra en esto”, reflexiona la editora Rosa Samper. Muchos de esos textos que enganchan a los lectores más jóvenes hablan de fantasía, de amistad y, sobre todo, de amor. En su informe de tendencias para 2023 el equipo de contenidos de la web destaca subgéneros como Fantasy Romance, Billonaire Romance, Mafia Romance y Werewolf Romance. “En general hay mucha narrativa romántica en Wattpad, que es un género escrito y consumido mayoritariamente por mujeres”, confirma la editora Lola Gulias.

¿Ya no hay prejuicios hacia esos géneros? “Yo creo que el prejuicio al género juvenil es un prejuicio hacia los jóvenes, se ve básico porque va dirigido a ellos, se nos ve como un grupo sin pensamiento propio que no quiere hacer nada más que ir de fiesta. Hay gente que cuando les digo que escribo romance juvenil me pregunta cuándo voy a escribir algo serio”, lamenta Inma Rubiales. “Tengo la esperanza de que se acabe con los prejuicios y se nos dé la credibilidad que queremos y el espacio que creo que nos merecemos. Porque la romántica es un género que se lee muchísimo”, enfatiza Mercedes Ron. Anastasia Untila (Chisinau, Moldavia, 23 años) reivindica el género: “Me encanta leer y escribir romance. Y creo que la gente ya no se siente tan incómoda al reconocerlo”. Ahora publica Ladrona de guante negro (Grijalbo), la historia de amor, y erotismo, de una ladrona y un policía. “No pasa nada por decir que te gusta el romance erótico, antes había cierto rechazo, no se tomaba en serio”, apunta. Ella se lanzó a escribir al leer un fanfic de Justin Bieber. La historia no estaba acabada y quiso ponerle un final. “Luego una amiga me dijo que existía Wattpad y empecé, escribía y borraba luego las historias, la primera la escribí en catalán, porque desde los tres años vivo en Barcelona, era de un grupo de amigos, todos los clichés del Friends to Lovers”, recuerda. Su editora, María Terrén, sostiene que el tirón de estos temas es innegable: “Los que mirasen esos géneros por encima del hombro lo seguirán haciendo, pero no podrán negar su valor en el mercado y cómo consiguen mover a los lectores. Los números no mienten”.

 

FOTO: ILUSTRACIÓN: MARÍA MEDEM

Nos vemos en las ferias (y en TikTok)

El fenómeno es cuantificable en las ferias del libro o las firmas de ejemplares. Y también en TikTok, donde bajo la etiqueta #booktok muchas personas comparten vídeos con sus lecturas o sus estanterías: se ven libros perfectamente ordenados, o subrayados y señalados con marcadores de colores. Aunque empiezan a leer en Wattpad, quieren releer en físico, el libro es un objeto codiciado. “Para las editoriales ha sido una sorpresa comprobar que los lectores quieren el libro en papel, para subrayar sus frases preferidas o llevarlos a las firmas”, explica Lola Gulias, de Planeta. En cierto modo resulta paradójico: muchas de estas autoras superventas comenzaron escondidas en el anonimato que les daba la plataforma en la que compartían sus textos online. Inma Rubiales se ríe al contar que sus padres casi la castigan cuando les contó que estaba en Wattpad. “Imagínate que tu hija de 11 años llega a la cocina y te dice tengo una novela en internet con medio millón de lecturas… Luego entraron en razón”, comenta. Anastasia Untila también se refugiaba en el secretismo: “No les dije que había empezado a escribir en Wattpad y que tenía reconocimiento. Escribía en secreto, para mí. Y de pronto se lo solté: ‘Mamá, es que tengo cuatro millones de lecturas, ¿qué te parece?’. Creo que se quedó un poco en shock”, cuenta la escritora, que estudió Dirección y Administración de Empresas porque veía sus textos “como un hobby”.

La pandemia, apunta Ariana Godoy, le dio un impulso importante a las lecturas en la plataforma: “Fue un boom, no paraba de ver crecer los lectores”. Pero, subraya Anastasia Untila, no resulta tan sencillo llegar al público: “La portada que subes en Wattpad tiene que llamar la atención, como la sinopsis, hay que intentar destacar y es difícil al principio, que los que van a empezar a escribir allí no se esperen tener números de la noche a la mañana, es un proceso bastante largo”. Para quienes triunfan, hay un momento en el que es imposible asimilar la magnitud de lo logrado, comprender que tus lectores superan el número de habitantes de tu país, por ejemplo, como Mercedes Ron, que con Culpa mía acumula de momento 52,9 millones de lecturas. “Se pierde la noción, es difícil imaginarte a tanta gente leyendo tu libro. A mí me impresionó mucho cuando me dijeron que había llegado al millón de ventas. Era un sueño. La pandemia ayudó muchísimo a que la lectura creciera”, asegura. Muchas veces, los encuentros cara a cara con los seguidores son los que consiguen hacer palpable el impacto. Inma Rubiales aún recuerda su primera firma: “Fue en 2019, en la Feria del Libro de Madrid, con Un amigo gratis. Luego vino la pandemia y volví en 2022. Iba corriendo con mis padres y empecé a ver una cola de chicas, mi madre decía: ‘Tiene que ser un escritor famoso’. Y de pronto vi que llevaban mi libro. Pasé de 25 personas a 200”. Ariana Godoy dice que lo entiende, porque en el fondo, ellas también son fans: “Yo por Stephanie Garber, la autora de Caraval, haría fila todo el día si fuera necesario”. María Terrén, editora de Ediciones B y Grijalbo, resume el alcance del fenómeno: “Estas autoras han conseguido lo que la música y el cine llevan años haciendo, son los nuevos Backstreet Boys”.

Artículo actualizado el 27 mayo, 2023 |

domingo, 21 de mayo de 2023

 

VOCES entre VOCES


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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD


"Sobre ruedas", de Beatriz Villacañas 

(España, 1964)


En la llanura estéril

que hay entre la dicha y la tristeza

busco el escalofrío

de ver nacer a un héroe en mi carne

respirando

doscientos kilómetros por hora.


En el limbo del deseo adormecido

donde reina

el sentido común de la otra gente

yo y mi Yamaha,

que arde entre mis muslos,

encendemos el aire

y colocamos ruedas en el tiempo.


En las fachadas negras

donde la lluvia pierde su inocencia

y chorrea envilecida hacia el asfalto,

escribo soliloquios brevísimos de letras:

desentierro mi voz.


En el sosiego de alquitrán de cualquier carretera,

camino, para tantos, de ida y vuelta,

me dejo seducir por el infierno,

por el deseo perverso

de saber hasta dónde

puede arrastrar el corazón al cuerpo.


Beatriz Villacañas en Dublín (2001), incluido en La voz y la escritura 2006. 80 nuevas propuestas poéticas desde los viernes de la Cacharrería  (Ediciones Sial, Madrid, 2006).

FUENTE:https://franciscocenamor.blogspot.com/



TEMAS TERTULIA 26-5-2023

CASOS DE COSAS.

TEATRO.

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.




TEMAS TERTULIA 19-5-2023

LA OLLA

LÚGUBRE

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


LA OLLA

Que la vida es algo tan frágil como inestable y sorprendente es algo que todos acabamos aprendiendo con los años, que la realidad siempre supera a la ficción lo sabemos sin la menor duda cuantos escribimos.

Aquella mañana el grupo de amigos había salido en dirección a Meknes, en el centro de Marruecos, con la intención de recoger a un familiar de uno de ellos que tenía una tienda de muebles en el centro de la ciudad, una zona que se transforma a diario en uno de eso mercadillos en que es posible encontrar cualquier cosa que uno pueda imaginar, un lugar donde la vida se muestra en todo su esplendor y miseria. Cometieron el error de intentar llegar hasta la tienda en coche, atravesando un mar de personas que se cruzaban con motos, coches, carros, bicicletas y hasta algún burro de cuatro patas sorprendido por la riada humana.

En un mometo determinado se escuchó un ruido y comenzaron los gritos. Diego, quien conducía, había atropellado una olla de aluminio situada fuera de la seguridad del grupo de ollas de un anciano vendedor. Tras el ruido vinieron los gritos, tras los gritos los curiosos, y entre ellos quien pensaba la forma de sacar beneficio de la situación al ver la matrícula extranjera. Pretendiendo ayudar al vendedor gritaban y gesticulaban como si la olla fuera un pobre chiquillo atropellado con la evidente intención de sacar más dinero por ella y luego reclamar al vendedor su parte correspondiente. El vendenor, por su parte, colocó la olla abollada delante de la otra rueda del vehículo, tal vez para paralizar éste o tal vez para que otro posible atropello acabara con el dolor de la criatura de aluminio. Los que permanecíamos en el interior del vehiculo calculamos que todo se resolvería en un par de minutos abonando el importe de la olla mientras cerrábamos las ventanillas del vehículo al ver asomar por ellas a varios adolescentes que observaban los bolsos que había en su interior, posiblemente con la intención de invitarlos a un recorrido turístico por la ciudad. Pero el bullicio proseguía, el más ruidoso no era el vendedor ni la pobre olla, que no dijo ni este asa es mía, sino el par de veinteañeros oportunistas. Al cabo de unos minutos apareció un hombre alto que portaba en su cinturón un walkie-talkie. Personalmente creí que era un gurdia de seguridad del mercadillo, alguien encargado de ordenar mínimamente tanto caos, pero era un policía de paisano. Hizo una llamada y sentenció que eramos inocentes y que la olla no debía haber estado allí, además el vendedor no había pagado la correspondiente licencia del puesto. Hadiya, la esposa de Diego, se acercó de todas formas al anciano vendedor y le dio un billete de cien dirhans, unos diez euros, pero éste lo rechazó, no valía la pena contradecir el dictamen del policía. Finalmente pudimos proseguir nuestro lento viaje entre aquella marea humana.

Al día siguiente, ya a punto de salir del país, se nos cruzó en medio de la carretera un hombre de mediana edad que se levantaba la ropa mientras reía, posiblemente un enfermo mental, la rapidez de reflejos de Diego evitó una tragedia.

Alguien comentó: “Ayer el atropello de la olla y hoy éste al que se le fue la olla, salgamos rápido de este país ardiente como una sartén. . . “

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¿LÚGUBRE?

SE DESAPARECE EN TRES GENERACIONES

En tres generaciones se borrará mi nombre;

nadie sabrá que nací, viví y morí.

Seré un ser anónimo que hice a veces el bien

y otras veces el mal.

Un ser genérico, sin importancia alguna.

Sin embargo, alguien me destinó a vivir

y me trajo al mundo.

Si entendí para qué viví, vencí.

Y si no, tendré que repetir el viaje.

Volver un millón de veces.

La vida del ser humano es pasajera y aunque nos perdamos en la memoria del tiempo, hay un motivo por el que nacemos y vivimos. Si entendemos el motivo o Dharma por el que estamos aquí, es posible que no tengamos que repetir el viaje de vuelta a este mundo.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


LÚGUBRE


María se movía lentamente entre los surcos, ayudada por su nieto, ese que tanto se parecía a Damián. Un par de guardias civiles  jóvenes observaban la escena desde lejos, y María no podía evitar volver periódicamente la vista hacia ellos. ¿Seguro que no tomarán represalias? No, abuela, que Franco ya murió, y fíjese en esos guardias, los dos nacieron después de la muerte del dictador, como yo, seguro que hasta votan a los socialistas, no se preocupe.

Pero María no podía evitar mirarles de reojo cada cierto tiempo: la mitad de su vida la había pasado con miedo, un miedo profundo que va calando hasta el alma, hasta invadir los gestos más cotidianos.

A la abuela María, como a tantos, le tocó vivir y ver marchitarse su juventud durante una guerra. Eran cinco hermanos, tres chicos y dos chicas, sin muchas ideas políticas, pero con el sentido de la justicia connatural a todo ser humano.

A su familia sólo se le recordaba un comentario durante aquellos años: lo dijo ella misma, cuando Anastasio, de los pocos afiliados a CNT en el pueblo, insultó al cura llamándole “Hijo de la Inquisición por no decir de otra cosa.“ María dijo entonces: “Esto no lleva a nada …” Sus dos hermanos, Damián y Luis, callaron, y ese silencio les costaría la vida unos meses después, cuando el cura facilitó a los golpistas una lista con veintisiete españoles que él juzgaba merecedores de ser asesinados por el bien, supuestamente, de los españoles, o mejor dicho, de su España imaginaria. Todas esas personas fueron fusiladas tras una sesión de tortura que consiguió aumentar la lista a treinta y dos, pero fusiladas previo ofrecimiento de confesión y comunión, por supuesto.

Hoy ese nieto que tanto se parece a Damián intenta contener las lágrimas al ver las lágrimas de su abuela, y la ayuda a sentarse, agotada por la caminata, sobre una roca.

Animo, abuela, que al fin Damián y Luis tendrán un entierro digno, que menos. ¿Está bien, abuela?

Hijo, yo estoy muy lúgubre, ve tú con los demás.

Cuando volvieron a buscarla, apenas media hora más tarde, María estaba recostada sobre la roca, aparentemente dormida. En su mano derecha el pañuelo con que poco antes se había secado las lágrimas, en la izquierda aquel reloj de Damián parado en 1937, que un falangista joven de un pueblo vecino le había entregado, pretendiendo así lavar su conciencia, tras el asesinato.

Su nieto la miró y pensó: “Pobre abuela, su corazón, tan curtido por años de injusticia y dolor, no ha podido soportar una gota, sólo una gota, de justicia”.

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MEMORIAS


Nosotros somos, en parte, memoria de nosotros mismos. Dice Joaquín M. Fuster que vivir sin memoria sería como vivir sin identidad, una especie de amnesia emocional que nos dejaría en manos de cualquiera que nos diera la pauta, a merced del concertino que apareciera en nuestro camino.


Aunque el alma de quien escribe siempre se entrevé en sus líneas, hay autobiografías y memorias dignas de leerse, y lo son no porque relaten la vida del protagonista, sino porque detallan el entorno y las circunstancias sociales del momento. Sin irme muy atrás en el tiempo se me ocurren Bioy Casares, García Márquez o Patty Smith que claro que nos cuentan un trozo de su vida, pero caramba qué bien lo hacen y de qué manera tan sutil nos acompañan en el viaje hacia su ambiente.


Tengo la seguridad de que la intención de las personas cuyas memorias han pasado a la historia de las letras no era solucionar sus problemas emocionales, sino poner el acento en temas concretos que merecen la pena ser conocidos. Pues bien, la actual coyuntura social está dando lugar a un fenómeno que no me asusta, pero me ofende: permitir a cualquier friki contar sus intimidades, ya sean enfermedades mentales, situaciones familiares o cómo salió de las adicciones, y publicarlas sin vergüenza alguna para monetizar asuntos que pertenecen, o deberían pertenecer, a la más estricta intimidad.


Y la cosa, aunque indecente, no sería tan grave si estos personajes no se erigieran en adalides de la redención poniéndose como ejemplo de la victoria sobre sí mismos, cuando no convirtiéndose en «coaches» (entrenadores) emocionales que llenan teatros y se enriquecen instaurando una especie de mundos sectarios -o estás con ellos o estás contra ellos- basados en filosofías que pueden hacer tanto daño al alma como otras adicciones hacen al cuerpo. Es verdad que algunos grandes han dado voz a ciertos problemas con el fin de visibilizarlos socialmente, pero han seguido ganándose las habichuelas con su profesión y, posiblemente, sus denuncias hayan quedado postergadas a causa de tanto intrusismo.


Así que, cuando los veo hablando en televisión o en cualquier otro medio, como si estuvieran por encima del resto de los mortales, me gustaría decirles que los problemas psicológicos se resuelven con ayuda de profesionales que han estudiado una carrera, y los relatos de la vida privada se les cuentan a amigos del alma, esos que dan abrazos y comparten mesa, mantel y cafés; lo otro, hacer negocio de la salvación, contar a los demás las cuitas más truculentas y convertirlo en medio de vida no es digno, ni es ético. Aunque creo que ya lo saben, pero deben de estar tan metidos en sus memorias que se les ha olvidado la decencia.


21/mayo/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES» 


¿Se puede aprender a ser feliz?

 por Fátima Servián Franco          



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En los días del final de la primavera y comienzo del verano aumentan las horas de luz y las temperaturas, a algunos les llega la paga extra de verano, se acercan las vacaciones… Por eso son considerados los días más felices del año y se habla del Yellow Day (20 de junio).

Sin entrar en juicios sobre la moda de que todos los días del año tengan una causa (como el Blue Monday, el tercer lunes de enero, considerado el día más triste del año), sí entraremos a valorar cómo estos días de “felicidad” y “tristeza” dejan de lado los componentes más importantes para cuantificar estos estados: los mecanismos internos y subjetivos de las personas.

¿Se puede ayudar a las personas a aumentar su felicidad? ¿Cómo se podría fomentar el bienestar subjetivo? ¿Por qué los hallazgos sugieren que los programas de entrenamiento mental ayudan a mejorar el bienestar psicológico? En definitiva, ¿es la felicidad modulable y entrenable?

¿Qué sabe la ciencia sobre la felicidad?

Un artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology evaluó el bienestar subjetivo analizando la efectividad del entrenamiento mental para ayudar a desarrollar nuevas formas de nutrir nuestra propia felicidad.

La sensación de felicidad se ha conceptualizado como el bienestar experimentado por las personas, tanto en pensamientos como en sentimientos.

Desde los primeros estudios, el bienestar subjetivo se ha definido como la forma en que los individuos experimentan la calidad de su vida en tres aspectos mentales diferentes. Eso sí, interrelacionados.

Estos son el afecto negativo poco frecuente, el afecto positivo frecuente y las evaluaciones cognitivas de satisfacción con la vida en varios dominios (salud física, relaciones y trabajo).

Se ha llevado a cabo un creciente cuerpo de investigación con el objetivo de identificar los factores que afectan a la felicidad, operacionalizados como el bienestar subjetivo. Aunque la definición de felicidad tiene una larga historia y se remonta a argumentos filosóficos y a la búsqueda de la sabiduría práctica, en los tiempos modernos se ha equiparado al hedonismo.

Hoy en día, varios académicos sostienen que los altos niveles de bienestar subjetivo dependen de una perspectiva multidimensional que abarca componentes tanto hedónicos como eudemónicos. Desde este punto de vista los individuos parecen centrarse más en el funcionamiento psicológico óptimo, en vivir una vida profundamente satisfactoria y actualizar su propio potencial, crecimiento personal y sentido de autonomía. En psicología, esta postura se apoya en la teoría de la motivación humana de Maslow.


El programa mencionado para entrenar el bienestar subjetivo fue, esencialmente, un entrenamiento informado y suave de la mente, y en particular de las emociones. Estuvo basado en el principio de que el bienestar individual está indisolublemente ligado al desarrollo de las virtudes y fortalezas humanas internas.

Como el equilibrio emocional, el yo interno, conciencia, una actitud abierta y solidaria hacia uno mismo y los demás. Todo ello dota a la persona de una claridad mental que puede fomentar una comprensión más profunda de la propia realidad y la de los demás.

Hasta la fecha, la evidencia sugiere que la felicidad es, en cierta medida, modulable y entrenable. Por lo tanto, las estrategias cognitivas y conductuales simples que los individuos eligen en sus vidas podrían mejorar la felicidad, más que las condiciones externas y ambientales que proponen el Yellow day.

No todo serán estímulos positivos

Pero, ¿por qué no nos preguntamos lo inverso? ¿Por qué nos entrenamos día a día, sin saberlo, para no ser felices?

La concepción exclusivamente hedonista y externa de la felicidad ha calado en nuestros cerebros sobrestimulados de noticias. Consejos, novedades y una infinidad de material disponible para ser consumido. Sin elegirlo, sin pedirlo o sin saber por qué y para qué.

Con nuestros cerebros raptados por los input de información externa, buscamos el cero afecto negativo. Es un objetivo sumamente difícil de alcanzar. Al final, para sobrevivir y adaptarse a la naturaleza humana, existe un gran volumen de emociones displacenteras necesarias que deben ser experimentadas. El afecto negativo forma parte de nuestro día a día.

Otra condición que buscamos con demasiada intensidad, duración y frecuencia es el hedonismo. Obviamos como la habituación disminuirá y cambiará lo hedónico y cómo, para resistirnos a ello, aumentaremos lo deleitable hasta cotas tan altas que serán incompatibles con las demás demandas.

En definitiva, para conseguir un mejor bienestar subjetivo (o felicidad) no debemos poner el foco solo en lo externo.

Saber qué hay que entrenar para conseguir un mejor estado interno está cada vez más cerca. Los resultados de las investigaciones en psicología muestran que nuestro cerebro podrá adaptarse. Pero, ¿le conviene a la industria que esto suceda? Y lo más importante, ¿queremos que pase?

Los beneficios de los programas de entrenamiento mental contemplativo para mejorar nuestro estado subjetivo de felicidad hablan por si solos. Eso sí, el desconocimiento general de la población sobre estos programas y medidas hace que sean mirados con desconfianza e incredulidad.

Shutterstock / Sergey Tinyakov

La divulgación de artículos científicos específicos sobre el bienestar subjetivo debe ser un eje central para romper los parapetos que la sociedad tiene sobre la felicidad. No olvidemos que la humanidad se compone de personas que no cesan, ni han cesado, de buscarla.The Conversation



Fátima Servián Franco, Psicóloga General Sanitaria. Directora del Centro de Psicología RNCR y PDI en la Universidad Internacional de Valencia, Universidad Internacional de Valencia

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

https://www.yorokobu.es/se-puede-aprender-a-ser-feliz/