domingo, 30 de abril de 2023

 

VOCES entre VOCES

http://artes-libres.blogspot.com.es/

PARA ENVIAR TEXTOS O PROPONER TEMAS:

nekovidal@gmail.com



LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.


"El canto de Lilith", de Karin Boye (Suecia, 1900-1941)


Las nubes cuelgan pesadas,

maduran en la templada oscuridad, donde se ocultan

racimos de uvas de nocturno azul

cargado de vino,

que silenciosamente derrama sobre la tierra,

cargado del vino de la Profundidad,

cargado de poder secreto

succionado del mar y del cielo

y amargo rocío en la orilla de la oscuridad.


El vapor caliente de la vida

se condensa en gotas,

cae en la noche mortalmente silenciosa.

¡Alza la copa! Deberás capturar

la llave que conduce a donde nadie ha puesto su pie,

la tierra donde se libera el espíritu,

más allá de los límites del tiempo,

sensación de eternidades

cosas que nunca se imaginan, ni se ven, ni se perciben.


Detrás de mundos en vigilia

hierven extraños mares de placer y desgracia,

hornos de fundición de las profundidades,

de los que saltó como una chispa

lo que nuestros ojos saben.

¿Te atreves a recorrer ese camino

ardiendo en el arrebato del horror?

Aterrorizada, bendecida,

llegarás a la oscura casa de las Madres eternas…


Frágil sobre espaciosas aguas,

flor de la profundidad, que no vio nunca su raíz,

libélula tímida de la noche,

¡alguna vez ha de recibirte la noche de las Madres!

La Muerte con dolor es negra.

La Muerte con deseo es blanca.

Sumergida en sus olas susurrantes

olvidarás la pálida costa brumosa de la vida.


"El corazón del mundo"

Diga: ¿Dónde se quema el corazón del mundo,

el corazón del mundo encendido?

Vive de carbón prehistórico grueso y pesado:

oscuridad negra, densa noche, caos.

¡Busque allí!

Porque así es la esencia del fuego:

fuerte con la pugna de su enemigo,

en sí una lucha, una brillante lucha;

no tiene otra esencia.

¿Y la victoria?

¿Es la victoria de la muerte?

¡Pregunta sin respuesta y miedo en vano!

El corazón del mundo es fuego,

y el fuego quiere vencer.


Karin Boye, incluido en Aullido (Internet, 20 de octubre de 2022, trad. de Hebert Abimorad).

https://franciscocenamor.blogspot.com/



TEMAS TERTULIA 5-5-2023

AMOR DIGITAL

ROJO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

"No se puede ser feliz si las cosas que hacemos son distintas a las cosas en las que creemos."
(Pearl Buck)


TEXTOS TERTULIA 28-4-2023

INICIO

BLANCO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



INICIO


Hace pocos días hablaba de música con Alain Everts -esto quiere decir que él hablaba y yo escuchaba, porque de música sólo sé disfrutarla- y, como ya ocurrió en otras ocasiones, la conversación me sirvió para mucho más.


Me explicaba Alain que cuando uno de sus alumnos se confunde en una nota la primera vez que toca una pieza, él le indica que no corte en el fallo y repita, sino que siga tocando y lo tenga en cuenta para no cometerlo la siguiente vez que la ejecute. El motivo es que si tres veces consecutivas repitiera esas pocas notas de manera incorrecta el cerebro las aceptaría como correctas y, en consecuencia, sería muy difícil, cuando no imposible, que pudiera interpretar bien la partitura alguna vez; sin embargo, si identifica el fallo y después lo rectifica dentro del conjunto de la melodía, el cerebro archiva lo bueno como bueno y desecha el error.


Esto me llevó a pensar en la vida, en mi vida, y en la cantidad de veces que reinicié el camino desde el error, tantas que mi alma y mi mente, de tanto repetirlas, tomaron como adecuadas las notas discordantes con las que entonaba la canción. Virginia Woolf en «Una habitación propia» hablaba así del ocaso: «…la hora entre dos luces […] en que, por algún motivo, la belleza del mundo es revelada y, sin embargo, está a punto de perecer […] tiene dos filos, uno de risa y otro de angustia, que parten el corazón en dos». A mí me ha costado entender que el inicio, inevitablemente, lleva consigo algo de muerte.


Yo no quería, o tal vez no podía, aceptar lo que de muerte tiene la vida para que no se me partiera el corazón, e insistía una y otra vez en repetir las notas negras de la partitura convencida de que sería capaz de rectificar lo inarmónico, hasta que un día decidí seguir tocando sin volver atrás. Las palabras de un músico me han hecho darme cuenta de que lo que aparentemente fue tirar la toalla, fue, en realidad, terminar una canción, aceptar el error y concederme el permiso de interpretar el tema desde el inicio poniendo cuidado en dar la nota correcta, recuperando, con ello, la musicalidad que conlleva el arte del bien vivir.

29/abril/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»


INICIO

Así comenzó todo.

En África, la cuna de nuestra especie, nuestros semejantes poseen esa sabiduría que tan bien se conserva a través de la tradición oral, por algo tienen la veteranía de varios cientos de milenios más que nosotros, que sólo somos los descendientes de esa tribu de unos ciento cincuenta aventureros que se marcharon de casa, posiblemente, y a la vista del resultado, tras alguna rabieta adolescente.

En África poseen, transmiten y usan refranes de sabiduría precisa, con las palabras justas, sin metafísicas aparentemente complejas y sin misticismos vacíos. Hace años, en Madrid, un estudiante africano, buen amigo, me enseñó uno de esos refranes: “Un solo grano de arena es suficiente para que el jarrón más valioso caiga de tus manos.” Lo he recordado muchas veces cuando he visto o padecido situaciones incómodas que son consecuencia de un malentendido o de un accidente aparentemente fútil pero de trágicas consecuencias.

En el origen de todo, cuando el tiempo no era ni siquiera una ilusión, los dioses vivían en algún sitio, porque sólo imaginándolos así podemos hablar de ellos. Todos los dioses y diosas son, como sabemos, seres muy creativos, como nosotros, pero a lo grande, y tras crear infinitos universos en infinitas dimensiones, empezó a germinar entre ellos la envidia, no por los universos creados, que todos eran perfectos, sino por la angustia de qué crear que fuera mínimamente innovador o diferente. Así, en una tertulia de dioses, que siempre las ha habido, de ahí nos viene la costumbre, algunos se miraban de reojo, en tensión, esperando ver el principio de la obra ajena para tomar alguna idea para forjar la propia, y crear así nuevos y diferentes universos perfectos. Las diosas, que no eran sino los dioses más sabios, sonreían observando la soberbia y estupidez de sus compañeros, que cada vez sufrían más, obsesionados por la originalidad. En una de esas reuniones, un dios cuyo nombre no merece ni pronunciarse, oyó que una diosa decía: “Ya lo creo …” en respuesta al comentario de otra, pero el dios en cuestión oyó “Ya lo creó . . . “, creyendo que se refería a un nuevo universo, perfecto como todos los anteriores, pero original, pues la diferencia, repetían cada día todos los dioses muy autosatisfechos, siempre es posible. De esta forma, el dios chismoso, se retiró con la disculpa de ir a encender una estrella para la velada y creó a toda prisa un universo, que presentó al cabo de unos instantes, apenas un millón de años, al resto de los dioses y diosas. Pero ese universo no era perfecto como los anteriores, era inestable, desequilibrado e impredecible.

El resto de los dioses y diosas observaron al creador y no fueron necesarias las palabras, ni las ideas siquiera, pero en sus miradas estaba latente el reproche a quien deja de crear para divertirse, para jugar, y lo hace sólo por soberbia, dando lugar con ello, entre otros dañinos errores, al dolor de cualquier ser, por minúsculo que sea.

Ese universo mediocre es el que habitamos, y aún pagamos, día a día, con nuestras limitaciones, nuestros miedos y la misma muerte, las consecuencias de aquel grano de arena que, en forma de simple acento que da lugar a un malentendido, y en manos de un dios soberbio, hizo germinar nuestra desgracia.

Menos mal que los otros dioses, y especialmente las diosas, de vez en cuando, en su perfección, se apiadan del dios soberbio y sus criaturas, y dejan caer sobre este universo triste unas gotas de perfección en forma de paz, amistad, libertad o simple cariño.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net


INICIO

PRÓLOGO

Todos los que estamos en el camino espiritual, sea de la tradición que sea, compartimos las mismas experiencias internas que se producen cuando la conciencia se abre a planos más elevados.

Este poemario está basado en mis largas horas de meditación y mis experiencias como discípula de un maestro de la tradición filosófica India del Vedanta.

Las experiencias que comparto me hacen sentir unida a todas las demás tradiciones espirituales, pues hay una unidad que va más allá de los nombres y las formas creadas por el ser humano.

Esa unidad es trascendente y a esa trascendencia se llega a través de cualquier camino tradicional practicado con sabiduría.

Acompaño los poemas de una pequeña explicación de la filosofía que se esconde detrás de estos versos para que los lectores que no estén familiarizados con las tradiciones espirituales de la India puedan comprenderlos mejor.

Estos poemas son el resultado de mis prácticas diarias: la repetición de mantras, la respiración controlada y el enfoque y la concentración de la mente en la meditación.

Estas prácticas me han inspirado unos estados mentales que me han inducido a escribir estos poemas que presento en castellano e inglés.

Deseo que el lector los disfrute tanto como he disfrutado yo al escribirlos.

LA AUTORA

ME HAS MIRADO

Me has mirado.

Te has fijado en algo insignificante

que también respira y quiere ser libre.

Me has mirado

y has visto un trocito de hierba.

Te has fijado en el verde y en la tierra.

Me has mirado

y te has dado cuenta

que crezco en un suelo fértil.

Me has mirado.



El discípulo es insignificante espiritualmente hasta que el maestro se fija en él/ella. Desde ese momento, el discípulo pasa a ser un proyecto del maestro y ambos trabajan para que alcance el máximo grado espiritual.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


BLANCO

Todo era blanco en la sala del psiquiátrico, Julia usaba las paredes para pintar mentalmente sus fórmulas matemáticas, mientras escuchaba algún que otro grito desesperado por la angustia o el dolor a lo lejos. Todo el tiempo que permanecía sentada ante la mesa mirando a la pared su entorno se desvanecía y solo existían los números y los signos, parecía estar bajo el influjo de algún trance, pero no era más que un estado de concentración máximo en el que podía permanecer varias horas seguidas, encadenando fórmulas, creando teorías y teoremas y desechándolos cuando ya no le convencían, se podía reconocer cuando eso pasaba porque comenzaba a mover de un lado a otro la cabeza como negando su propia existencia.

Cuando perdía la lucidez para permanecer en ese trance todo se tornaba negro, todo era hostil, y podía pasarse un día entero chillando sin parar como un alma de luto por haber perdido la luz.

No siempre fue así, hubo un tiempo en el que trabajaba como doctora adjunta en el departamento de física de la universidad. Como cualquier otro científico era un ser raro, opaco y disciplinado, al que era difícil ver con una expresión de felicidad en el rostro, un ser que deambulaba a horas intempestivas por los pasillos del edificio de la facultad y vagamente saludaba a algún ser humano, pero fue precisamente cuando se le empezó a dibujar una sonrisa permanente en el rostro cuando comenzó a perder la cabeza, su mente había llegado a desarrollar una teoría para la que el mundo todavía no estaba preparado, intentó divulgarla, darla a conocer pero todos sus colegas se la echaron abajo, la menospreciaron y se burlaron de ella, desde entonces comenzó su lucha por intentar hacerle creer al mundo que no estaba equivocada y esa obsesión la llevó a no dormir durante días, semanas, dejó de comer y se encerró en si misma y en sus teorías hasta el punto de enloquecer y que su familia tuviera que encerrarla en aquel psiquiátrico.

Así pasa sus días la mente más lúcida de nuestros semejantes la mente que un día comprendió lo que el mundo aún no estaba preparado para descubrir.

Eva Camba Paz


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

FOTOGRAFÍA

Una imagen creada con Inteligencia Artificial ganadora del Sony World Photography

La crítica de Noam Chomsky al sistema de Inteligencia Artificial Chat GPT

La Inteligencia Artificial no sólo ha llegado para quedarse, sino que ha llegado para sustituirnos en muchas de nuestras funciones como si se tratara del argumento de una distopía pesadillesca que ya se ha convertido en una polémica realidad.

Gracias a Bloghemia.

En este artículo de The New York Times, el famoso lingüista, filósofo, científico cognitivo, historiador, crítico social y activista político Noam Chomsky da su critico punto de vista hacia uno de los sistemas de Inteligencia Artificial más controvertidos de la actualidad, el Chat GPT.

"Resulta a la vez cómico y trágico, como podría haber señalado Borges, que tanto dinero y atención se concentren en algo tan insignificante, algo tan trivial comparado con la mente humana, que a fuerza de lenguaje, en palabras de Wilhelm von Humboldt, puede hacer un “uso infinito de medios finitos”, creando ideas y teorías de alcance universal"Noam Chomsky.   


chat gpt noam chomsky sociedad pensamiento inteligencia artificial 3 

Jorge Luis Borges escribió una vez que vivir en una época de grandes peligros y promesas es experimentar tanto la tragedia como la comedia, con “la inminencia de una revelación“ para entendernos a nosotros mismos y al mundo. En la actualidad, los avances supuestamente revolucionarios de la inteligencia artificial son motivo tanto de preocupación como de optimismo.

Optimismo porque la inteligencia es el medio con el que resolvemos los problemas. Preocupación porque tememos que la cepa de la inteligencia artificial más popular y de moda (el aprendizaje automático) degrade nuestra ciencia y envilezca nuestra ética al incorporar a nuestra tecnología una concepción fundamentalmente errónea del lenguaje y el conocimiento.

ChatGPT de OpenAI, Bard de Google y Sydney de Microsoft son maravillas del aprendizaje automático. A grandes rasgos, toman enormes cantidades de datos, buscan patrones en ellos y se vuelven cada vez más competentes a la hora de generar resultados estadísticamente probables, como un lenguaje y un pensamiento de apariencia humana.

Estos programas han sido elogiados por ser los primeros destellos en el horizonte de la inteligencia artificial general, ese momento tan profetizado en el que las mentes mecánicas superan a los cerebros humanos no solo cuantitativamente en términos de velocidad de procesamiento y tamaño de memoria, sino también cualitativamente en términos de perspicacia intelectual, creatividad artística y cualquier otra facultad distintiva del ser humano.

Ese día llegará, pero aún no ve la luz, al contrario de lo que se lee en titulares hiperbólicos y se calcula mediante inversiones insensatas. La revelación borgesiana de la comprensión no se ha producido ni se producirá, si los programas de aprendizaje automático como ChatGPT siguen dominando el campo de la inteligencia artificial.

 

chat gpt noam chomsky sociedad pensamiento inteligencia artificial 1

Por muy útiles que puedan ser estos programas en algunos ámbitos concretos (pueden ser útiles en la programación informática, por ejemplo, o para sugerir rimas para versos ligeros), sabemos por la ciencia de la lingüística y la filosofía del conocimiento que difieren en gran medida de la manera en que los seres humanos razonamos y utilizamos el lenguaje. Estas diferencias imponen limitaciones significativas a lo que estos programas pueden hacer, codificándolos con defectos imposibles de erradicarse.

A diferencia de ChatGPT y sus similares, la mente humana no es una pesada máquina estadística de comparación de patrones, que se atiborra de cientos de terabytes de datos y extrapola la contestación más probable en una conversación o la respuesta más probable a una pregunta científica. Por el contrario, la mente humana es un sistema sorprendentemente eficiente e incluso elegante que funciona con pequeñas cantidades de información; no busca inferir correlaciones brutas entre puntos de datos, sino crear explicaciones.

Por ejemplo, un niño pequeño que aprende un idioma está desarrollando (de manera inconsciente, automática y rápida a partir de datos minúsculos) una gramática, un sistema increíblemente sofisticado de principios y parámetros lógicos.

Esta gramática puede entenderse como una expresión del “sistema operativo” innato, instalado en los genes, que dota a los seres humanos de la capacidad de generar frases complejas y largos hilos de pensamiento.

Cuando los lingüistas intentan desarrollar una teoría de por qué una lengua determinada funciona como lo hace (“¿Por qué se consideran gramaticales estas frases y no aquellas?”), están construyendo consciente y laboriosamente una versión explícita de la gramática que el niño construye por instinto y con una exposición mínima a la información. El sistema operativo del niño es completamente distinto al de un programa de aprendizaje automático.

De hecho, estos programas están estancados en una fase prehumana o no humana de la evolución cognitiva. Su defecto más profundo es la ausencia de la capacidad más crítica de cualquier inteligencia: decir no solo lo que es el caso, lo que fue el caso y lo que será el caso (eso es descripción y predicción), sino además lo que no es el caso y lo que podría y no podría ser el caso. Esos son los ingredientes de la explicación, la marca de la verdadera inteligencia.

A continuación, un ejemplo. Supongamos que sostienes una manzana en la mano. Ahora deja caer la manzana. Observas el resultado y dices: “La manzana se cae”. Esa es una descripción. Una predicción podría ser la frase: “La manzana se caerá si abro la mano”. Ambas son valiosas y ambas pueden ser correctas.

chat gpt noam chomsky sociedad pensamiento inteligencia artificial 4Isaac Newton.

 

Pero una explicación es algo más: incluye no solo descripciones y predicciones, sino también conjeturas contrafactuales como “cualquier objeto de este tipo caería”, más la cláusula adicional “debido a la fuerza de la gravedad” o “debido a la curvatura del espacio-tiempo” o lo que sea. Eso es una explicación causal: “La manzana no habría caído de no ser por la fuerza de la gravedad”. Eso es pensar.

El talón de Aquiles del aprendizaje automático son la descripción y la predicción; no plantea ningún mecanismo causal ni leyes físicas. Por supuesto, cualquier explicación de tipo humano no es necesariamente correcta; somos falibles.

Pero esto es parte de lo que significa pensar: para tener razón, debe ser posible equivocarse. La inteligencia no solo consiste en hacer conjeturas creativas, sino también críticas creativas. El pensamiento al estilo humano se basa en explicaciones posibles y corrección de errores, un proceso que limita poco a poco las posibilidades que pueden considerarse racionalmente (como le dijo Sherlock Holmes al Dr. Watson: “Cuando hayas eliminado lo imposible, lo que quede, por improbable que sea, debe ser la verdad”).

Pero ChatGPT y programas similares, por diseño, son ilimitados en lo que pueden “aprender” (es decir, memorizar); son incapaces de distinguir lo posible de lo imposible. A diferencia de los humanos, por ejemplo, que estamos dotados de una gramática universal que limita los idiomas que podemos aprender a aquellos con un cierto tipo de elegancia casi matemática, estos programas aprenden idiomas humanamente posibles y humanamente imposibles con la misma facilidad.

Mientras que los humanos estamos limitados en el tipo de explicaciones que podemos conjeturar a nivel racional, los sistemas de aprendizaje automático pueden aprender tanto que la Tierra es plana como que es redonda. Se limitan a negociar con probabilidades que cambian con el tiempo.

Por esta razón, las predicciones de los sistemas de aprendizaje automático siempre serán superficiales y dudosas. Como estos programas no pueden explicar las reglas de la sintaxis de la lengua inglesa, por ejemplo, pueden predecir, erróneamente, que la frase “John is too stubborn to talk to” significa que Juan es tan terco que no habla con nadie (en lugar de que es demasiado terco como para razonar con él).

¿Por qué un programa de aprendizaje automático predeciría algo tan extraño? Porque podría establecer una analogía en el patrón que infirió a partir de frases como “John ate an apple” (Juan se comió una manzana) y “John ate” (Juan comió), en el que esta última significa que Juan comió algo.

El programa bien podría predecir que, como la frase “John is too stubborn to talk to Bill” (Juan es demasiado terco para hablar con Bill) es similar a “John ate an apple” (Juan se comió una manzana), “John is too stubborn to talk to” (Juan es demasiado terco para hablar) sería similar a “John ate” (Juan comió). Las explicaciones correctas de lenguaje son complicadas y no pueden aprenderse simplemente macerándolas en macrodatos.

Sin ninguna lógica, algunos entusiastas del aprendizaje automático parecen estar orgullosos de que sus creaciones puedan generar predicciones “científicas” correctas (digamos, sobre el movimiento de cuerpos físicos) sin recurrir a explicaciones (que impliquen, por ejemplo, las leyes del movimiento y la gravitación universal de Newton).

Pero este tipo de predicción, incluso cuando tiene éxito, es pseudociencia. Aunque es cierto que los científicos buscan teorías que tengan un alto grado de corroboración empírica, como señaló el filósofo Karl Popper: “No buscamos teorías altamente probables, sino explicaciones; es decir, teorías poderosas y altamente improbables”.

La teoría de que las manzanas caen al suelo porque ése es su lugar natural (el punto de vista de Aristóteles) es posible, pero solo invita a plantearse más preguntas (¿por qué el suelo es su lugar natural?) La teoría de que las manzanas caen a la tierra porque la masa curva el espacio-tiempo (opinión de Einstein) es altamente improbable, pero en realidad te dice por qué caen. La verdadera inteligencia se demuestra en la capacidad de pensar y expresar cosas improbables pero lúcidas.

La verdadera inteligencia también es capaz de pensar moralmente. Esto significa ceñir la creatividad de nuestras mentes, que de otro modo sería ilimitada, a un conjunto de principios éticos que determinen lo que debe y no debe ser (y, por supuesto, someter esos mismos principios a la crítica creativa).

Para ser útil, ChatGPT debe ser capaz de generar resultados novedosos; para ser aceptable para la mayoría de sus usuarios, debe mantenerse alejado de contenidos moralmente censurables. Pero los programadores de ChatGPT y otras maravillas del aprendizaje automático batallan, y seguirán haciéndolo, para lograr este tipo de equilibrio.

En 2016, por ejemplo, el chatbot Tay de Microsoft (precursor de ChatGPT) inundó el internet de contenidos misóginos y racistas, tras haber sido contaminado por troles cibernéticos que lo llenaron de datos de adiestramiento ofensivos.

chat gpt noam chomsky sociedad pensamiento inteligencia artificial 2

¿Cómo resolver el problema en el futuro? Al carecer de capacidad para razonar a partir de principios morales, los programadores de ChatGPT restringieron de manera burda la posibilidad de aportar algo novedoso a los debates controvertidos; es decir, importantes. Se sacrificó la creatividad por una especie de amoralidad.

Consideremos el siguiente intercambio que uno de nosotros (Watumull) mantuvo hace poco con ChatGPT sobre si sería ético transformar Marte para que pudiera albergar vida humana:

Nótese, a pesar de todo el pensamiento y lenguaje en apariencia sofisticados, la indiferencia moral nacida de la falta de inteligencia. Aquí, ChatGPT exhibe algo parecido a la banalidad del mal: plagio, apatía y obviedad.

Resume los argumentos estándar de la literatura mediante una especie de superautocompletado, se niega a adoptar una postura sobre lo que sea, alega no solo ignorancia sino falta de inteligencia y, en última instancia, se defiende con un “solo cumplía órdenes”, trasladando la responsabilidad a sus creadores.

En resumen, ChatGPT y sus afines son constitutivamente incapaces de equilibrar la creatividad con la restricción. O bien generan de más (produciendo tanto verdades como falsedades, respaldando decisiones éticas y no éticas por igual) o generan de menos (mostrando falta de compromiso con cualquier decisión e indiferencia ante las consecuencias). Dada la amoralidad, la falsa ciencia y la incompetencia lingüística de estos sistemas, solo podemos reír o llorar ante su popularidad.

https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/20093-la-critica-de-noam-chomsky-al-sistema-de-inteligencia-artificial-chat-gpt.html



domingo, 23 de abril de 2023

 

VOCES entre VOCES

http://artes-libres.blogspot.com.es/

PARA ENVIAR TEXTOS O PROPONER TEMAS: 

nekovidal@gmail.com



LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

7 poemas de Jorge Ortega

15 Feb 2023

/

JUAN DOMINGO AGUILAR



7 poemas de Jorge OrtegaFoto: Alejandro Meter.


Jorge Ortega es un poeta nacido en Mexicali, México, en 1972. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado más de una veintena de libros de poesía y ensayo en México, Argentina, España, Estados Unidos, Canadá e Italia. Su trabajo poético ha sido traducido al inglés, chino, alemán, portugués, francés e italiano, y forma parte de múltiples compilaciones de poesía mexicana contemporánea. Igualmente ha colaborado con poemas, reseñas y textos de crítica sobre poesía en diversos medios culturales de Hispanoamérica, tales como Buenos Aires PoetryLetras LibresNexosPeriódico de PoesíaQuimera Revista de Occidente. Asimismo, ha participado en festivales de poesía y congresos de literatura en variadas ciudades de América, Europa y Asia, y se ha desempeñado como profesor visitante en universidades de California. Entre otros reconocimientos, ha obtenido el Premio Estatal de Literatura de Baja California en 2000 y 2004 en los géneros de poesía y ensayo, respectivamente; el Premio Nacional de Poesía Tijuana en 2001; el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines en 2010; y, recientemente, mereció el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2022 en la categoría de poesía con la obra Hotel del Universo. Su publicación más actual es la antología poética bilingüe español-italiano “Luz bajo las piedras”, que apareció el verano de 2020 en Roma, Italia. En octubre de 2022 se cumplieron 30 años de la publicación de su primer libro, titulado Crepitaciones de junio, cuya evocación conmemora ahora tres décadas de labor escritural ininterrumpida. Ingresó en 2007 al Sistema Nacional de Creadores de Arte de México.

***

Justificante de ausencia

He olvidado cómo empezar a escribir.
He olvidado cómo empezar un poema.

Un paso al frente, dos. Una frase,
dos líneas.

Vuelvo aquí luego de mucho tiempo,
semanas, meses,

limbos

de la desmemoria
relegados aun más
por la farsa del mundo.

Lo que sucede afuera representa la roca
en la boca de la cueva.

Todo pronunciamento es irrisorio
junto a la realidad que nos excede.

Pero brota de un grano de mostaza
el árbol cuya rumorosa sombra
mitiga la sequía.

***

La vía del éter

El mundo cabe intacto en el silencio.

Lo prueba una mañana de domingo
en que por vez primera, después de no sé cuánto,
todo es lo que es
sin hacer ruido.

Las llamadas a misa, los camiones,
las maniobras de albañilería
—seguetas, mazos, cumbias—
y los repartidores de Uber Eats
cohabitan a la sombra de un incierto receso.

Plenitud de la inmovilidad.

Baja la marea del pandemónium,
sube la marea de la ataraxia
ahogando los clamores.

La intensidad conjura en los tejidos, una revolución
prospera al interior de una bellota,
el bagazo se pudre en la basura
en cámara lenta
para ofrecer a nadie
la esencia de su abono.

La cuarentena blinda los cristales, acoraza los patios
cerrándose al efluvio de la vida.

Pero en el tegumento de la cosas
bullen ya los átomos
de una nueva era.

***

Cuenta regresiva

El tiempo es una forma de medir la vejez.
Nos vamos consumiendo ya desde que nacemos.
El corazón resguarda su clepsidra de sangre.
La piel es una brújula del cuerpo que declina.
El geranio del parto orienta las edades.
Dormita en la semilla el mosto del ocaso.
El camino de ida es el mismo de vuelta.
El camino de vuelta comienza en el principio.
La plenitud precede a la putrefacción.
La tumba es la placenta de los sueños futuros.
En lo que pestañeas surge y claudica un reino.
Una arruga, una cana, toma una eternidad.
Adentro de la fruta madura la inmundicia.
El vientre es la raíz del árbol de la muerte.

***

Barranca de la carnicería

Sólo los muertos saben
lo que ha pasado allí.

Sólo a ellos
les ha sido otorgado
conocer la verdad, interpretarla
desde el primer hachazo

o el tiro de gracia

con ojos sorprendidos.

Nadie se percató de lo ocurrido.
Un taxista a deshoras, un trailero,
un peón desbalagado.

La soledad fue el único testigo.

Si hablaran los arbustos
del cerro de la nada
serían también borrados por el fuego.

***

Ancho de banda

Bajo el pulso del viento las ramas enjoyadas de hojas color verde lima se mueven y crujen.
El río del tráfico suena a lo lejos como una cascada efervescente.
Una pareja camina por el parque compartiendo el ascua de oro de un cigarrillo.
El ojo pasmado de la luna se asoma a nosotros desde fuera del cosmos.
La calle vacía cobra vida con un gato veloz que cambia de acera.
Un grupo de ciclistas pasa levitando como un tropel de gacelas.
La impávida lechuza sorprende al oficinista en su regreso a casa.
Una corredora trota en ropa fosforescente y deja tras de sí un rastro de luz.
El aire intenta hablar pero se adelantan los grillos.
La marea de la oxigenación trabaja confiada a la continuidad.
El frío recubre con su diadema de escarcha las luminarias del alumbrado público.
Los faros de los autos son los cálidos fanales de un hogar rodante.
El clamor de las canchas culmina en torno al sol de un balón detenido.
Esta porción de mundo es un jardín encantado que encubre la entrada a otro mundo.
Flota en el ambiente un enjambre de señuelos cuyo origen y destino ignoramos.
El diorama de las apariencias reserva un irresistible llamado.
El barrio se apaga dientes para afuera: fachadas vemos, ritos no sabemos.
La noche ha terminado de impregnar con su tinta el papiro del cielo.
Cae el telón. La oscuridad acoge el universo de todas las combinaciones.

***

Jardín central

El follaje es más vasto
que el árbol del que brota.

Abajo, desde el suelo,
la sombra los acoge por igual
como el tibio regazo
de una madre amorosa.

Los frutos que han caído hasta podrirse
marcan los días sin eco,
invaden el olvido,
pautan la soledad
de las preguntas huérfanas.

Un mozo en bicicleta se detiene
al rondar por ahí. Prendido de una rama,
atolondrado ya por el mazo del so
hurga en el cenote de una pausa
un metro de frescura.

La sombra contiene al mundo
y en su pozo de agua oscurecida
reverdece el futuro.

***

Abraxas

Palabras de este mundo
para hechos de otro mundo.

Arrojas el anzuelo
al estanque del cosmos
y pescas la escafandra
de un náufrago de cielo.

Hundes el papalote
en la manga del viento
y regresa enjoyado
de líquenes y conchas.

Lo que no ha sido o lo que ya fue
emerge del abismo del deseo
y cuaja en el lenguaje.

Los túneles del tiempo,
el sumidero de los hoyos negros
custodian la raíz
del sueño que germina en lo que nombras.

https://www.zendalibros.com/7-poemas-de-jorge-ortega/



TEMAS TERTULIA 28-4-2023

INICIO

BLANCO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 21-4-2023

¡QUÉ BIEN ME LO PASÉ!

TE ODIO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



¡QUÉ BIEN ME LO PASÉ!





Anotaciones del diario de James, un turista nórdico en la Costa del Sol:

Ayer fui a una fiesta curiosa: se reunían músicos y escritores y mostraban sus obras sobre un tema específico, en ese caso el acto estaba dedicado a Cervantes, por celebrarse el Día del Libro.

Cantó un coro, leyeron unos textos, la mitad de ellos en castellano antiguo, por lo que no entendí casi nada, pues no soy más que un turista en esta tierra cálida y extraña, y el idioma siempre marca un límite, una lástima.

Bebían, comían, charlaban, y hasta hicieron un extraño ritual del norte de España al que llamaron “queimada”. Parecía que era un encuentro de personas donde no había nada que demostrar, me gustó el ambiente . . .

El año próximo volveré a pasar por allí, ha valido la pena.

¡Qué bien me lo pasé . . . !”

 

* Anotaciones del diario de Raúl, un joven residente en el extrarradio de Madrid:

Anoche salimos de caza. Hay que limpiar España. Éramos ocho camaradas, todos con los cojones bien puestos.

Ya sabemos donde se esconden las ratas, donde hay basura. Primero nos cruzamos con un moro, ese ya se acordará de nosotros hasta que se muera, si todavía sigue vivo . . .

Después cayeron dos gitanos: “Payos hijos de puta” nos gritaban mientras les pisábamos la cabeza.

Y para terminar la noche, un negro que hurgaba en la basura, estará una temporada alimentándose con una sonda en algún hospital de mierda.

Joder, que noche, gritaban como cerdos . . .

¡Qué bien me lo pasé . . . !

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net


TE ODIO

DESERTORA DE EJÉRCITOS

Desertora de ejércitos,

entrego mis armas,

mi armadura de malla,

la espada y la lanza.

Todo lo rindo ante ti,

pues estás en el lado correcto de la batalla.

Ganas sin luchar,

poniendo tus caléndulas y jazmines sobre las espadas.

¡Qué bonito matar la ignorancia con una flor!


La vida es como un campo de batalla, como se describe en la escritura hindú “El Bhagavad Gita”. Hay que estar del lado correcto para poder ganar la batalla. En esa batalla simbólica, el contrincante es siempre la ignorancia.


Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.

TE ODIO

LA FUENTE DE LOS CANDADOS

No sé donde comenzó esa curiosa costumbre, pero varias ciudades tienen una extraña atracción ¿turística?, por ejemplo una fuente, a la que llaman Fuente de los Candados, creo recordar que en otros lugares es un puente, o una farola, o cualquier objeto donde se pueda colocar un candado de tal forma que quede allí, pretendidamente, para la eternidad.

Se supone que cada candado expresa y simboliza el amor irreductible, al menos en el momento de su colocación, de alguna pareja, que suele grabar, a veces torpemente, sus iniciales en ellos.

Pero yo me pregunto: ¿Es un candado el objeto más apropiado para expresar una relación amorosa entre dos personas?

Me viene a la memoria esa leyenda, atribuida a una tribu de indios americanos, que contaba como dos jóvenes enamorados, preocupados por conservar su amor para siempre, y temerosos de perder cuanto estaba recién comenzando, fueron a consultar, al más anciano y sabio de la tribu, sobre la forma de evitar que algún día pudiera romperse la unión entre ellos, que en ese momento se les antojaba eterna.

El anciano encargó a cada uno de ellos capturar un ave, y luego, una vez que estuvieron ante él con ellas, les invitó a unirles las patas mediante una soga y dejarlas libres. Al intentar volar, ambas se entorpecían mutuamente su camino, con lo que acababan siendo prisioneras de esa unión.

De igual forma, les dijo el anciano, si intentáis encadenar vuestras vidas, ninguno de los dos podréis conservar vuestro amor”. “Vivid juntos en libertad, y si cada día elegís libremente estar el uno al lado del otro, esa será la mejor forma de conservar vuestro amor para siempre.”

La pareja, previsiblemente, si comprendieron la lección que pretendía enseñarles el anciano, envejecieron juntos y felices.

Mirando la fuente, plagada de candados, algunos nuevos, otros ya oxidados, pensaba en cuál sería un buen símbolo de la unión, del enamoramiento entre dos personas, pues un candado, por muy de moda que se haya puesto, me parece un tanto grotesco, posiblemente por recordar a los siniestros cinturones de castidad medievales.

Tal vez es que me falta un punto de romanticismo postmoderno, pero yo apostaría por algo más ligero y abierto, tal vez, simplemente, una cuchara.

En algunos pueblos celtas, en Gales, concretamente, el novio tallaba con paciencia y esmero una bonita cuchara de madera, que entregaba a la novia en el momento de proponerle vivir juntos. Podemos creer, poéticamente, que no sólo se comprometía, al entregarla, al sustento material, sino al espiritual, mediante la compañía, la comprensión y el diálogo compartidos diariamente.

Por otra parte, una cuchara se puede doblar fácilmente por su mango para ser colocada en una fuente o un puente, pero claro, también se puede desdoblar, pero para eso inventamos los humanos, desde tiempos ancestrales, al tiempo que la unión, la separación, pues una vez pasada la fase inicial de enamoramiento, de alucinación hormonal, es cuando viene el verdadero examen, que la mayoría suele pasar con trampas, cayendo en la rutina, la desidia y el autoengaño, que les lleva a irse marchitando poco a poco en solitaria compañía, por no haber sabido cuidar con verdadero amor el día a día de la comunicación y la convivencia.

Y es que es tan fuerte la capacidad de ilusionarnos que tenemos los humanos, que hasta de ilusión nos ilusionamos, y de igual forma que vivimos cada momento creyéndonos eternos, y olvidando la provisionalidad de todo, olvidamos que algo tan serio y vital como los sentimientos se debe regar y cuidar cada día, e ir construyendo con tesón y paciencia, buscando y hallando en la pareja elegida, pretendidamente para siempre, o para un solo día, cuanto de mágico tiene la condición humana. Lo contrario sólo traerá frustración o mentiras, ambas más o menos compartidas.

Los pocos afortunados que alcanzan ese nivel de sintonía con otra persona saben muy bien de que hablo, saben que es entonces cuando lo inexplicable cobra sentido, porque no es, al final, esa falsa mística del amor, sino la amistad, la empatía en toda su majestuosidad, la que hace que valga la pena compartir un segmento de eternidad con determinada persona, haciendo del cariño el mejor cariño, del sexo el mejor sexo, y de la compañía la mejor compañía.

Todo ello estará, sin importar cuanto dure, muy por encima de obsesiones posesivas, miedos, hipocresías, contratos sociales y matrimoniales, o cualquiera de las farsas con las que, llamándolas amor, muchos pretenden en vano llenar sus vidas, matándose así mutuamente, a veces culminando en la locura de un asesinato y las más, en la muerte espiritual por soledad y hastío.

Sé muy bien que mi propuesta de la cuchara no será muy bien acogida por los fabricantes de candados, que seguro que tienen el beneplácito y la bendición de los sacerdotes de muchas religiones, esos que gritan iracundos: "Lo que Dios une, no lo puede separar el hombre", mientras hipócritamente dan consejos sobre educación sexual al tiempo que hacen, teóricamente al menos, voto de castidad.

Pero por mucho que les moleste a cerrajeros y sacerdotes, la cuestión es que a ninguno de esos señores les he prometido amor eterno, porque sé que a lo más que podemos aspirar, es al aprendizaje continuo, y porque sé, y creo que de todos debería ser bien sabido, que, en cuestión de eso que llamamos amor, no hay nada más estúpido y destructivo que una mentira.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


José Antonio Marina: “Deberíamos hacer una vacuna contra la estupidez”

Neus Tomàs





José Antonio Marina, fotografiado en su estudio.José Antonio Marina, fotografiado en su estudio. Olmo Calvo

15 de abril de 2023

José Antonio Marina (Toledo, 1939) no es solo un pedagogo. Es el profesor que todos querríamos tener. No es solo un escritor. Es el ensayista al que se recurre porque siempre piensa antes y mejor que tú. Y no es solo un catedrático de Filosofía. Es el filósofo que nos traduce a los clásicos sin caer en la pedantería. Es también el primer entrevistado en este rincón porque probablemente pocos autores como él pueden ayudarnos más a reflexionar con cierto atino. O al menos a intentarlo.

Marina se define como un filósofo a pie de calle, investigador privado, bailarín en el mundo de las ideas, seducido por la inteligencia creadora, guía en la selva del lenguaje, crítico social, filósofo, escritor, profesor de instituto, ¡Ah! y un maravilloso horticultor. Es todo eso pero sobre todo es uno de los pensadores más lúcidos como demuestra en esta conversación en la que hablamos de su último libro, 'El deseo interminable' (Ariel). Se trata de un ensayo en el que analiza ese deseo interminable llamado felicidad y en el que nos enseña que para entender la historia y nuestra evolución es imprescindible tener en cuenta el papel que juegan las emociones.

Usted diferencia felicidad, en minúscula, de Felicidad. ¿Por qué son cosas distintas?

Porque en minúscula es cualquier satisfacción de un deseo. En oposición a los animales, que cuando satisfacen un deseo se quedan tranquilos, los humanos no. Cuando satisfacemos uno, aparece otro, y otro...De manera que por una parte disfrutamos si satisfacemos un deseo pero a la vez padecemos una cierta ansiedad porque siempre nos queda alguno por cumplir. Los humanos soñamos con una especie de estado en el que por fin todos nuestros deseos estén satisfechos. No sabemos lo que es pero pensamos 'qué bien estaría si ya no echase nada en falta'. A eso es lo que hemos llamado Felicidad, en mayúscula.

Por lo tanto es una búsqueda interminable.

Exactamente, una búsqueda interminable para un deseo interminable. Lo que ocurre es que a lo largo de la historia se produjo un cambio y es que, además de la felicidad individual, subjetiva, existe una felicidad objetiva, aquella situación social en la que me gustaría vivir porque es un escenario en el que mi anhelo personal estaría más satisfecho. Así como la primera felicidad es más difícil de definir, en la segunda es más fácil que nos pongamos de acuerdo porque todos querríamos vivir en una situación en la que se respetasen nuestros derechos, no hubiese discriminación, tuviésemos participación en el poder o existiesen políticas de ayudas. Ese fue el descubrimiento de los ilustrados.

Entonces una primera lección sería que para ser felices debemos ocuparnos de que el mundo esté mejor.

Sí. Es una catástrofe social que estemos tan interesados en la felicidad como experiencia subjetiva porque significa que hemos roto el hilo entre la búsqueda de la felicidad personal y la social. Cuando nos replegamos rompemos el dinamismo más noble que ha tenido la humanidad y es la búsqueda de la felicidad pública, que en último término es la justicia, el modo de resolver bien los problemas.

Hay un apartado que titula ‘la pasión por la justicia’ y describe cómo hay autores que admiten “un sentimiento de lo justo y lo injusto”. ¿Quién decide qué es justo y qué es injusto? Porque no siempre tiene que ser lo que establece la ley puesto que una norma también puede ser injusta.   

Defino la justicia como la mejor solución posible a los problemas de la convivencia. Los seres humanos somos conflictivos y para mantener la paz hemos buscado soluciones. Han ido cambiando porque se han encontrado mejores soluciones. De ahí que la historia de los derechos sea la gran historia de la humanidad. En último término es justo todo aquello que va a favorecer la pública felicidad. Yo odiaba la palabra felicidad, estaba harto, y sin embargo descubrí que esa tendencia a buscar mejoras de vida es la felicidad. La permanente búsqueda de la justicia es su paraguas. Cuando se quiere aplicar es cuando vienen las leyes.

Es una catástrofe social el que estemos tan interesados en la felicidad como experiencia subjetiva porque significa que hemos roto el hilo entre la búsqueda de la felicidad personal y la social

Mientras leía su último libro escuché que se celebraba el día mundial de la felicidad y en la radio incluso dieron un listado por países que encabezaba Finlandia. ¿Nos lo creemos o es solo ese marketing que le llevaba a detestar el término?

La felicidad subjetiva no se puede medir porque es el diferencial entre lo que se espera y lo que se recibe. Por eso a veces países muy pobres aparecen como felices porque si esperan poco, con poco es suficiente. En otros, ya avanzados, con muchas necesidades ya cubiertas, se aspira a más y de ahí que la posibilidad de decepcionarse sea mayor. Lo que sí se puede medir es la pública felicidad a partir de criterios que incluyen la confianza en las instituciones, la transparencia o la falta de corrupción, entre otros.

En el libro hace referencia también a la inteligencia y la razón y de ahí se deriva una pregunta para la que no sé si existe respuesta: ¿Por qué si somos tan inteligentes cometemos tantas estupideces?

Para buscar una respuesta hay que mirar la historia bajo rayos gamma y ver cuáles son los componentes emocionales. Siempre que cometemos un disparate es porque el mundo pasional se impone al racional. Somos seres divididos incluso biológicamente puesto que nuestro cerebro trabaja a dos velocidades. Mientras los centros emocionales cambian muy poco, la parte cognitiva, la corteza cerebral, cambia y aprende con mucha rapidez. La cuestión es cómo desde la parte cognitiva podemos controlar las emociones sin prescindir de ellas puesto que necesitamos su energía.

En ese campo, el de la razón y la historia, también las religiones juegan un papel importante. ¿Se puede analizar la felicidad sin tener en cuenta la religión?

Las religiones han jugado un papel respecto a la felicidad personal porque dan seguridad, confianza o esperanza, con independencia de que sea verdad o no. Quitan el miedo aunque a la vez provocan otros. Es esa vinculación con la felicidad subjetiva la que ha hecho que no hayan desaparecido pese a que su parte de defunción se ha firmado muchas veces a lo largo de la historia. No conocemos ningún pueblo que en algún momento no haya tenido una religión porque, por una parte, los unifica, y después porque explica cosas, da normas morales y proporciona esperanza. Eso es un paquete muy fuerte.  

Marina recibió el Premio Nacional de Ensayo con su primer libro, 'Elogio y refutación del ingenio' (Anagrama, 1993) Olmo Calvo

Otro comportamiento humano que también cita, y que han estudiado desde Hegel a Marx y Foucault, es el de la obediencia. ¿Por qué obedecemos? 

Esto es tan importante que para entenderlo divido la Historia en dos periodos. El primero es el de la obediencia, que es el más fundamental y ha durado muchos siglos, en el que se consideraba que era la virtud esencial para la convivencia. O sea que tanto el poder político como el religioso insistían en que la obediencia a las leyes o a Dios era absolutamente necesaria porque favorecía la sociabilidad

Lo que supuso un cambio radical en el paso de la inteligencia animal a la humana es que la especie se domesticó a si misma. Se ha impuesto normas y eso le ha permitido ir dirigiendo su propia inteligencia. Los niños desde muy pequeños reciben órdenes y de esta manera empiezan a controlar su sistema nervioso. A los cuatro años ya atienden órdenes externas y comienzan a dárselas a ellos mismos para dirigir su comportamiento. Cuando la obediencia se lleva al terreno político y social provoca cosas buenas y malas. La buena es que permite la convivencia pero la parte mala es que el poder se puede exceder y transformar la convivencia en esclavitud o en autoritarismo. De ahí que surjan movimientos de rebeldía como son la revolución francesa o la americana. 

Empieza entonces el segundo periodo en el que la obediencia es tan sumamente fuerte que de repente emerge con tal fuerza que se producen obediencias ciegas como la del nazismo. Además, hay que tener en cuenta que en épocas de crisis o crispación la gente prefiere obedecer a tener que tomar decisiones. En momentos de confusión prefiere una autoridad fuerte. 

¿En momentos de confusión se escoge autoridad antes que libertad?

Sí, y por eso aparecen perfiles autoritarios como Orbán en Hungría, Trump en Estados Unidos, Erdogan en Turquía o Bolsonaro en Brasil. 

En uno de sus artículos advertía de que cualquier gobernante puede convertirse en un tirano apelando a la Razón de Estado.

Claro. La Razón de Estado permite conferirle derechos por encima del individuo. Es el fascismo cuando considera que el individuo no es nada y el Estado lo es todo, es el dueño y en esa especie de idolatría al Estado se le puede pedir cualquier sacrificio al ciudadano. El poder es expansivo, siempre quiere más poder. Los sistemas de freno tienen que venir de fuera. Para ello se necesita una clara conciencia de los derechos.

Considera que nuestra evolución nos juega una mala pasada porque nos impulsa a la identificación con nuestro grupo y a la hostilidad contra los demás. ¿Tenemos manera de protegernos de la polarización?

Las emociones son algoritmos psicológicos, procesos muy establecidos. Por ejemplo, si percibo un obstáculo, la emoción que tengo es furia y el acto que quiero llevar a cabo es destruirlo. Si lo que veo es un peligro, la emoción que se desencadena es el miedo y lo que quiero es huir, agredir u optar por la sumisión. Es decir, nuestros programas emocionales actúan con independencia de nuestra conciencia. Lo que podemos hacer es no vengarnos, pero no porque no tengamos ganas. Si nos situamos en el afán de poder, siempre se quiere más, e incluso cuando lo ejercen buenas personas, se altera su manera de ver las cosas y empiezan a ver enemigos donde antes veían amigos.

Respecto a las personas que ostentan el poder, le traslado una de las preguntas que usted se ha formulado ¿Le caracteriza al buen político o al buen gobernante disponer de una intuición especial para saber lo que debe hacer?

He dedicado mucha parte de mis investigaciones a intentar descubrir qué mecanismos hacen que tomemos determinadas decisiones. Una de las cosas que me han interesado es ver cómo entre las inteligencias que más influyen socialmente están las de los políticos. Sin embargo, el político es un tipo de profesión que no tiene procesos de aprendizaje. No existe una carrera para ser político y eso que es una función de una extremada complejidad. Tiene que saber qué hay que hacer, después tiene que saber mandarlo, manejar muchas fuerzas para unirlas...Eso es muy complicado. No se aprende en ningún sitio y necesitamos descubrir un método de formación de políticos. No pueden saberlo todo pero sí tener una capacidad especial para hacerse cargo de la situación, las prioridades y saber hacer las preguntas necesarias para que se las contesten otros.

El político es un tipo de profesión que no tiene procesos de aprendizaje. No existe una carrera para ser político y eso que es una función de una extremada complejidad

Después de haberlo estudiado, ¿qué políticos pondría en la categoría de buenos políticos?

Roosevelt era un gran político. Tenía lo que en medicina sería ojo clínico o el olfato en periodismo. A mí me interesa saber si cuando hablamos de intuición es algo real o no. Lo que llamamos intuición es la capacidad de manejar mucha información al mismo tiempo y saber movilizarla.

Quien me descubrió cuál podía ser el procedimiento fue el equipo de psicólogos rusos que entrenaba a sus jugadores de ajedrez. La primera vez que Kaspárov se enfrentó a un programa de IBM, ganó el jugador y cuando le preguntaron si había sido muy difícil contestó que no porque la máquina no tenía sensación de peligro, el ser capaz de detectar en un solo vistazo dónde estaba la parte amenazada del tablero. Eso lo entrenaron a base de la memoria, de saberse 55.000 jugadas. Y en segundo lugar, se trata de activar ese conocimiento y proyectarlo sobre el tablero. El buen político tiene una visión muy amplia y la capacidad de distinguir dónde está lo importante.

¿Se atreve a dar algún nombre de los que mejor intuición tienen en el tablero actual?

En el paisaje internacional, Clinton era hábil y de los que sabía por dónde iban las cosas. Ahora quien las tiene más claras es el presidente chino, Xi Jinping. El gran cambio allí fue dejar a un lado el marxismo-leninismo y regresar a la tradición confuciana, que no valora la libertad sino la armonía. En Europa me pareció que Angela Merkel fue una buena política porque fue capaz de aprender. Se equivocó con las medidas que adoptó con la primera crisis económica y cambió después.

Kissinger decía que, después de haber tratado con tantos mandatarios, los políticos en general no aprenden nada cuando están en el poder. Con la idea que entran, salen, entre otras cosas porque a su alrededor les animan a pensar que ya lo saben todo. En cambio, Macron me ha decepcionado porque no ha aprendido. Y sigo con mucho interés a Pedro Sánchez porque creo que está aprendiendo.

¿En qué nota que Pedro Sánchez está aprendiendo?

En que se está dando cuenta de que posiciones ideológicas muy firmes, que era el problema del bipartidismo, tienen que suavizarse planteando los problemas que hay que resolver y estudiando cómo se hace. Estoy muy interesado en ver cómo maneja el tema catalán. Me parece que conviene distinguir entre el gobernante que se deja llevar por lo que le conviene en ese momento y el que sabe que hay que aprender en el mismo tratamiento de los problemas. Cuando un político no tiene una solución a un problema lo que debe hacer es aprender a resolverlo. En el proceso de maduración de los problemas se va aprendiendo.

En el tema catalán y otros lo que puede pasar es que no exista una solución.

Ni siquiera sabemos si todos los problemas tienen solución. Necesitamos elevar el debate político. Que haya enfrentamientos entre seres humanos es inevitable. Que pueda haberlos entre derechos, que es lo que desconcierta más, también es inevitable. Lo que hay que hacer entonces es entrar en la ponderación. Porque a lo mejor en un caso un valor puede ser prioritario y en otro no. Si esos enfrentamientos se plantean en modo conflicto, que es como se ha hecho en la política ancestral, implica que tiene que haber un ganador y un perdedor, es decir, una suma cero puesto que se busca destrozar al adversario y lo que uno gana lo pierde el otro. La otra manera de plantearlo es en formato problema y ante un conflicto de derechos buscar como ir ajustando el problema.   

Sigo con mucho interés a Pedro Sánchez porque creo que está aprendiendo

Escribió un artículo en el que recordaba que durante su infancia, nadie les decía a los niños que tenían que ser felices. Lo que se les decía era que tenían que ser buenos. ¿Estamos educando peor a nuestros hijos?

El mundo es más complicado porque es más heterogéneo, algo que en principio puede ser bueno porque a nosotros nos educaron en un mundo muy monolítico. La educación tiene cuatro patas: conciencia de los deberes, conciencia de los derechos, valoración de la libertad y valoración de la obediencia. Nuestra educación se basaba solo en dos, deberes y obediencia. No tener conciencia de los derechos y de la libertad era un fallo muy grande. Esa generación decidió educar a sus hijos en las dos patas que a ella le faltaron y pasamos a educar solo en la conciencia de los derechos y la libertad, olvidando las otras dos. 

Nos está costando entender que deben ser las cuatro patas.

Nos cuesta y no lo estamos consiguiendo.

¿Entonces también era más fácil diferenciar qué era verdad y qué era mentira? 

Sí y no. Sí porque teníamos muy claro que unas cosas eran verdad y otras eran mentira. Y no porque vivíamos en un mundo muy dogmático en el que nos decían lo que era verdad desde un principio y no teníamos sentido crítico. Ahora, sobre todo desde la Filosofía, hay un desinterés radical por la verdad, y un desinterés total por el pensamiento crítico. Y lo que surge es la glorificación de la opinión. El 'yo pienso esto, no tengo que darte más explicaciones y además me tienes que respetar'. Una cosa es que todas las personas sean respetables pero sus opiniones pueden ser estúpidas, insultantes o criminales. Hay un desinterés generalizado por la verdad y Trump supo captarlo como nadie. Eso produce un desarme intelectual tremendo.

Una cosa es que todas las personas sean respetables pero sus opiniones pueden ser estúpidas, insultantes o criminales

¿Le asusta todo lo que estamos viendo y la revolución que ya nos anuncian que implicará la Inteligencia Artificial?

Por esas casualidades del destino sigo la Inteligencia Artificial desde el año 57. Tenía 17 años y un profesor de matemáticas me dijo que en Estados Unidos había aparecido una cosa rarísima que se llamaba Inteligencia Artificial y que hacía cosas como la que es humana. Se presentó un programa que resolvía problemas por su cuenta. Después llegó el gran salto, en los últimos 15 años. Ahora se está acelerando de una forma brutal como estamos viendo con el ChatGPT. Desde el punto de vista tecnológico es maravilloso.

Cada vez que aparece un avance de este tipo el cerebro cambia. Hasta ahora ha sido para bien, desde la anotación algebraica a la musical, porque la amplitud de nuestra inteligencia ha ido aumentando. ¿Qué pasa con la Inteligencia Artificial? Que en principio también puede ampliarla pero es tan sumamente potente que puede convencernos de que es capaz de tomar mejores decisiones que la humana. ¿Dónde surge el problema? Con los datos no podemos competir con la artificial pero existen también los valores. Un ordenador no entiende de valores como la dignidad. Podemos correr el peligro de ir hacia un mundo dirigido por los datos, que puede ser muy racional pero muy inhumano. Vamos a pensarlo.

¿No lo estamos pensando?

No, y ese es el problema. En teoría lo tenía que hacer la Filosofía pero en este momento es un desastre.

Está muy decepcionado con la Filosofía.

Es que en el momento en que prescinde de la idea de la verdad se convierte en autobiografía. No se trata de contar lo que piensa sino decir por qué lo piensa. Toda opinión tiene que estar justificada. Ahora estamos acostumbrados a mensajes cortos, consignas o insultos, pero no a los argumentos. Es el chiste de 'The New Yorker' en el que se ve a un juez en lo alto del estrado y les está diciendo a los abogados: 'Miren, para agilizar el proceso vamos a pasar de las pruebas e iremos directamente a la sentencia'.

O sea que la Filosofía y un poco la sociedad en general damos por buenas aseveraciones sin preguntarnos ni el cómo ni el porqué. ¿Nos estamos olvidando de pensar?

Es que es un ejercicio muy pesado y por eso nos estamos volviendo tan dogmáticos.

¿Cómo podemos combatirlo?

Pues igual que estoy trabajando en cómo podríamos formar a los políticos en los que verdaderamente confiaríamos nuestro futuro también llevo tiempo dándole vueltas a si podríamos hacer una vacuna contra la estupidez.

¿Es una pregunta o una afirmación?

Es una afirmación. Es más, creo que deberíamos hacer una vacuna contra la estupidez. Para ello tenemos que saber bien cómo funciona y así establecer los sistemas de protección. Padecemos una enfermedad que he denominado inmunodeficiencia social. No reconocemos los problemas que tenemos y si los detectamos no creamos los anticuerpos. Un ejemplo es la corrupción. Otra cosa. ¿No te llama la atención que cuando algo se propaga en las redes se diga que se ha viralizado? Un virus no es algo ideal. No tener claros los conceptos o no buscar la verdad porque implica un esfuerzo son cuestiones que deberíamos ver cómo resolvemos.

Se ha propuesto escribir una ‘Historia universal de las soluciones’. Resolver problemas como los que hemos ido citando no es solo una tarea cognitiva. Usted defiende que hace falta valentía, tenacidad y capacidad de soportar el esfuerzo. ¿Nos puede dar alguna pista más?

Lo primero es darse cuenta de que la función de la inteligencia es encontrar soluciones. Todo lo que nos rodea, también las instituciones o los sistemas económicos son soluciones y lo que falta ver es si son las mejores soluciones. Cada sociedad ha tenido sus problemas, desde cómo se organiza la familia a cómo se reparten los bienes. Cada cultura lo ha resuelto a su manera.

Otra prueba de que para comprender los asuntos humanos es preciso conocer su historia.

Es que si coges las soluciones en abstracto no vas a poder compararlas. La base de la inteligencia es favorecer que cada vez se produzca un mayor movimiento de convergencia y sean soluciones más universales.

Fuente: https://www.eldiario.es/cultura/jose-antonio-marina-deberiamos-vacuna-estupidez_1_10112308.html?utm_source=adelanto&utm_medium=email&utm_content=Socio&utm_campaign=15/04/2023-adelanto&goal=0_10e11ebad6-77be49ce7b-57397985&mc_cid=77be49ce7b&mc_eid=4c3076429b