sábado, 26 de noviembre de 2016


TEMAS TERTULIA 2-12-2016
STEVIA
PEREZA
LA NAVIDAD

La esperanza es el sueño de los despiertos”. (Aristóteles)






EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero

VÍDEO:
ME QUEDA LA PALABRA. Paco Ibáñez

"Descifrar lo que está delante de nuestros ojos requiere una lucha constante" (G. Orwell)


TEXTOS TERTULIA 25-11-2016

BUENOS O MALOS SENTIMIENTOS
UBICACIÓN
DULCE Y AMARGO


BUENOS O MALOS SENTIMIENTOS
MALOS PENSAMIENTOS
Con frecuencia nos inquieta la sensación de tener “malos” pensamientos.
En mi juventud los que pasaban por mi cabeza no contaban con el freno de las riendas que concede la experiencia, de modo que galopaban alocadamente por cada circunvolución que encontraban como si de un hipódromo se tratase hasta el punto de que en una ocasión, lejos de Madrid, sola y aterrada por las imágenes que visitaban mi fantasía, llamé a la puerta de una mente adulta y pensante para que me ayudara a dilucidar y, sobre todo, a templar lo que yo consideraba “mi maldad” interior.
Aquella, para mí maravillosa, mujer –aún puedo escuchar su risa– me dijo que no existe maldad en los pensamientos porque están generados por emociones y las emociones no son controlables; me contó, también, que el temple no reside en contenerlos sino en dominar su realización para no llevar a cabo los exabruptos, venganzas y asesinatos que pasan por nuestra mente; me explicó que hay una gran diferencia entre pensar en ganarse la vida como prostituta y ejercer como tal.
Todo eso y más me refirió; aunque con veintitantos años no se alcanza a asimilar la magnitud de tal información.
Con el paso del tiempo, tras recibir impactos que me han dispuesto a especular con desquites algo más que crueles, he comprendido las palabras de Cecilia, así se llamaba, no hay malos pensamientos, sencillamente son, es nuestra actitud, condicionada por la educación que hayamos recibido y la moral de la sociedad que nos toque vivir, la que determina qué haremos con ellos y si se los convertiremos en hechos o los archivaremos para siempre en el cuarto de atrás de nuestra memoria.
Sentirnos mal por lo que pensamos es flagelarnos gratuitamente pues, en realidad, lo que nos provoca la inquietud es la posibilidad de que pudiéramos llevar a cabo esas perversidades y aunque, según dicen los psicólogos, todos venimos con un delincuente potencial que viaja de incógnito escondido tras nuestra sonrisa, tendrían que sobrevenir un montón de circunstancias para que las riendas de nuestra razón no tiraran del bocado con fuerza suficiente para sujetar nuestros caballos.
No, definitivamente, no son malos, tampoco buenos, los pensamientos no son calificables, con ser pensamientos les basta y les sobra.

Victoria Blanco


BUENOS O MALOS SENTIMIENTOS

En estos últimos días lluviosos me dejé acariciar por el agua y, empapado, comprendí que el mismo agua cristalina que riega la vida es lluvia fértil, lágrimas, baño dulce, riada, tsunami o sudor, que no hay placer al que no acompañe un dolor ni dolor tras el que no se esconda, cauto, un placer, que todo forma parte de todo y todo vale por igual, que los sueños no tienen propietarios y así ha de ser, y que en una botella de agua no se puede encerrar, ni el río de la vida, ni un deseo sincero de crecer.
Ligera flotará la botella arrastrada por el río, y se hundirá poco a poco, triste y arrogante, cuando, pesada y llena, río se llegue a creer.
Mientras, medito sobre cuales son buenos o malos pensamientos ¿desear la cercanía de los seres queridos?, ¿desear la muerte de un tirano?, ¿simplemente desear . . .? Porque en el juego de la vida, al final, sólo gana quien juega como la vida . . . y la vida, aunque a veces no lo comprendamos, siempre juega limpio . . .

 Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

UBICACIÓN

¿Ubicación? ¿Dónde estamos?
Nos han secuestrado las palabras, así estamos. En nombre de la libertad y la democracia se bombardean y destruyen países etiquetados como dictaduras mientras se protege a otros, dictaduras mucho peores, porque son buenos clientes en la compra de armamento.
En nombre de la supuesta grandeza de un país o una religión van surgiendo líderes salvatodo que pretenden hacer fuerte una sociedad humana haciendo más débiles los derechos de sus ciudadanos.
Las peores barbaridades se hacen en nombre de las más bellas palabras, la verdad ya son sólo las mentiras que repiten insistentemente los medios de comunicación en manos de un puñado de corporaciones empresariales que deciden la verdad que coincide con sus intereses.
Nos han secuestrados las palabras, ya ni siquiera la palabra nos queda . . .

PALABRAS SECUESTRADAS

El Miedo, tan cobarde como arrogante y astuto, lideraba la horda de palabras violentas y enajenadas que iban arrasando, una tras otra, todas las aldeas habitadas por los diferentes idiomas que hasta entonces habían convivido en armonía.
Tomad la lista, que no escape ni una: Ilusión, Libertad, Curiosidad, Empatía, Amistad, Convivencia . . . y, sobre todo, que no escape el cabecilla, un tal Amor. Los quiero a todos muertos y olvidados o prisioneros antes de que acabe el día”.
Miedo observaba desde lo alto de una colina como eran arrasadas una a una las aldeas, como ardían las innumerables casas de las palabras, mientras comentaba indiferente a Envidia, una de sus amantes, lo grandioso de su obra, el bien que hacían poniendo orden en esas palabras rebeldes que durante siglos se habían negado a servir al poder instituido por Miedo, buen hijo de Hipocresía y nieto de Debilidad, pero incapaz de atraer a Consecuencia y a Igualdad, sus amores platónicos secretos, a las que tanto hubiera deseado poseer. Envidia disfrutaba viendo la destrucción de cuanto nunca alcanzaría a tener ni compartir. Soberbia sonreía, imaginando el sufrimiento de Libertad y Modestia, sus siempre odiadas enemigas. 
A Cobardía le brillaban los ojos observando la enorme llanura donde, al morir cada palabra, se elevaban al cielo las letras que la componían simulando volutas de humo.
Desde su cueva, el Silencio Creador notaba el palpitar de su hermano gemelo y vecino, el Silencio Destructor, fiel servidor de Miedo. Sabía que algo grave estaba sucediendo. La abuela Magia no pudo resistir tanto dolor, murió observando como Integrismo, Fanatismo e Ignorancia saqueaban sus baúles y pretendían con ello robar su sabiduría. Sólo la consoló, en su último momento, ver a su nieta Ciencia ponerse a salvo con su madre Razón, huyendo ambas a lomos de Pensamiento, el caballo de Abstracción, su otra abuela.
Tras el ataque, dirigido personalmente por la hija mayor de Miedo, la insaciable y estúpida Ira, vino el reparto del botín: Libertad, Ilusión y Curiosidad fueron, junto con tantas otras palabras hasta entonces libres, cargadas de cadenas y desde entonces, esclavas, arrastran una triste existencia entre sus captores. Alguna ya comienza a padecer el síndrome de Estocolmo. Otras fueron llevadas a los burdeles administrados por Egoísmo, un hijo bastardo de Miedo. Allí acabaron Poesía, Política y Democracia entre otras y allí el ingenuo e inocente Paraíso acabó transformándose en paraíso fiscal. 
Lógica y Alegría, en compañía de Placer, Solidaridad, Sexo y Hedonismo entre otras, huyeron al monte, resistiéndose al nuevo orden, y desde entonces fueron llamadas bandoleras, criminales y proscritas indeseables. Allí se reunieron días después con otro fugitivo, Amor, y su inseparable amigo Respeto. Aún siguen su lucha.
Mientras, desde la más alta de las colinas que rodeaban los reinos de las palabras, el imprevisible y siempre bienhumorado abuelo Azar sonreía enigmáticamente.
De la violación de la hermosa Empatía por Miedo, creía éste que habría de nacer su heredero, una princesa a la que pensaba llamar Tiranía. Nunca llegó a sospechar que el fruto que Empatía llevaba en su vientre desde días antes era una niña hija del compañero de Empatía, el rebelde, sabio y tierno Amor. 
Miedo sintió miedo de no conceder a Empatía, que habría de criar a la que creía su heredera, su única petición: poder elegir el nombre de su hija y, tras sopesar los pros y los contras, lo consintió. Empatía llamó a su recién nacida hija, que algún día habría de gobernar sobre todos los reinos de las palabras, como había acordado llamarla con Amor, su eterno compañero de juegos y padre de la niña: la llamó Esperanza.

 Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

DULCE Y AMARGO

Adivina, se repite en bucle,
de la vida va este acertijo
como el té moruno amargo y dulce.

Dulce eres como marca el rito
el primero de los tres vasos bebo
tu cuerpo ardiente  a sorbitos

a tus besos acostumbrado quedo 
té suave y cálido con el tiempo
abrazados cuerpo con cuerpo
y al beber del vaso postrero
frío y amargo sorbo, hielo y hiel
del dulce sólo queda el recuerdo
la pesa del tiempo inclina el fiel
en la balanza de los sentimientos
olvidados los días de risa y miel
¿qué fue lo que se llevo el tiempo?
camino que todos hemos pasado 
algunos muchas veces y no miento.

Diego Francisco Guevara de Bonis

DULCE Y AMARGO

EL ACORDE MÁS TRISTE
Escarabajos aullando
Ventisca en la travesía
Hace mucho que partimos
y nadie salió a despedirnos.

Se acumulan los kilómetros
las arrugas y las canas
No hay principio ni hay fin
Parece que no nos esperan

Toda clase de espejismos
confunde a la caravana
Todo parece un obstáculo
sobre todo el pensamiento

Quién sabe cuanto nos queda
Nadie quiere que se agoten
el agua y la simpatía
aunque alguno ya especula

Como ya no hay gravedad
surgen nubes de mentira
sueños y versos líquidos
Submarino en el desierto

No hay posibles culpables
sólo quedan los delitos
los perros y las farolas
y un tristísimo acorde.

José Luis Álvarez

DULCE Y AMARGO

LA VÁLVULA DE LA VIDA

Ya me cansé de beber de tu aliento
y me postré en el aire de infla ruedas,
a ver si desde alguna válvula
aspirando y aspirando,
llegue a la nube y divisé
una nueva golondrina
que me haga palpitar
las pestañas de la vida.

José María Rico

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