sábado, 5 de noviembre de 2016


TEMAS TERTULIA 11-11-2016
LA PROHIBICIÓN
NA UND ? (¿Y . . .?) ¿Y QUÉ?
LAS SIETE FRUTAS SAGRADAS DE ISRAEL

"Creo que cualquier cosa es posible . . . No hay nada que sea demasiado bueno para ser verdad, nada que sea demasiado fantástico para que no pueda suceder y nada demasiado maravilloso para durar y bastar toda la vida".
(Anthony Hopkins)











Entre los blancos a quienes, cuando son casi polares, se les ve circular la sangre por los ojos, debajo del pelo pajizo,
Y los negros nocturnos, azules a veces, escogidos y purificados a través de pruebas horribles, de modo que sólo los mejores sobrevivieron y son la única raza realmente superior del planeta;
Entre los que sobresaltaba la bomba que primero había hecho parpadear a la lámpara y remataba en un joven colgando del poste de la esquina,
Y los que aprenden a vivir con el canto marchando vamos hacia un ideal, y deletrean Camilo (quizás más joven que nosotros) como nosotros Ignacio Agramonte (tan viejo ya como los egipcios cuando fuimos a las primeras aulas);
Entre los que tuvieron que esperar, sudándoles las manos, por un trabajo, por cualquier trabajo,
Y los que pueden escoger y rechazar trabajos sin humillarse, sin mentir, sin callar, y hay trabajos que nadie quiere hacerlos ya por dinero, y tienen que ir (tenemos que ir) los trabajadores voluntarios para que el país siga viviendo;
Entre las salpicadas flojeras, las negaciones de San Pedro, de casi todos los días en casi todas las calles,
Y el heroísmo de quienes han esparcido sus nombres por escuelas, granjas, comités de defensa, fábricas, etc.;
Entre una clase a la que no pertenecimos, porque no podíamos ir a sus colegios ni llegamos a creer en sus dioses,
Ni mandamos en sus oficinas ni vivimos en sus casas ni bailamos en sus salones ni nos bañamos en sus playas ni hicimos juntos el amor ni nos saludamos,
Y otra clase en la cual pedimos un lugar, pero no tenemos del todo sus memorias ni tenemos del todo las mismas humillaciones,
Y que señala con sus manos encallecidas, hinchadas, para siempre deformes,
A nuestras manos que alisó el papel o trastearon los números;
Entre el atormentado descubrimiento del placer,
La gloria eléctrica de los cuerpos y la pena, el temor de hacerlo mal, de ir a hacerlo mal,
Y la plenitud de la belleza y la gracia, la posesión hermosa de una mujer por un hombre, de una muchacha por un muchacho,
Escogidos uno a la otra como frutas, como verdades en la luz;
Entre el insomnio masticado por el reloj de la pared,
La mano que no puede firmar el acta de examen o llevarse la maldita cuchara de sopa a la boca,
El miedo al miedo, las lágrimas de la rabia sorda e impotente,
Y el júbilo del que recibe en el cuerpo la fatiga trabajadora del día y el reposo justiciero de la noche,
Del que levanta sin pensarlo herramientas y armas, y también un cuerpo querido que tiembla de ilusión:
Entre creer un montón de cosas, de la tierra, del cielo y del infierno,
Y no creer absolutamente nada, ni siquiera que el incrédulo exista de veras;
Entre la certidumbre de que todo es una gran trampa, una broma descomunal, y qué demonios estamos haciendo aquí, y qué es aquí,
Y la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes, deben ser diferentes, serán diferentes;
Entre lo que no queremos ser más, y hubiéramos preferido no ser, y lo que todavía querríamos ser,
Y lo que queremos, lo que esperamos llegar a ser un día, si tenemos tiempo y corazón y entrañas;
Entre algún guapo de barrio, Roenervio por ejemplo, que podía más que uno, qué coño,
Y José Martí, que exaltaba y avergonzaba, brillando como una estrella;
Entre el pasado en el que, evidentemente, no habíamos estado, y por eso era pasado,
Y el porvenir en el que tampoco íbamos a estar, y por eso era porvenir,
Aunque nosotros fuéramos el pasado y el porvenir, que sin nosotros no existirían.
Y, desde luego, no queremos (y bien sabemos que no recibiremos) piedad ni perdón ni conmiseración,
Quizás ni siquiera comprensión, de los hombres mejores que vendrán luego, que deben venir luego: la historia no es para eso,
Sino para vivirla cada quien del todo, sin resquicios si es posible.
(Con amor sí, porque es probable que sea lo único verdadero.)
Y los muertos estarán muertos, con sus ropas, sus libros, sus conversaciones, sus sueños, sus dolores, sus suspiros, sus grandezas, sus pequeñeces.
Y porque también nosotros hemos sido la historia, y también hemos construido alegría, hermosura y verdad, y hemos asistido a la luz, y alguna vez a lo mejor hemos sido la luz, como hoy formamos parte del presente.
Y porque después de todo, compañeros, quién sabe
Si sólo los muertos no son hombres de transición.

Roberto Fernández Retamar, incluido en Nueva poesía cubana (Ediciones Península, Barcelona, 1970, ed. de José Agustín Goytisolo).

Una estimada tertuliana me lo regala y yo lo comparto, ambos sabemos que todo crece cuando se convierte de todos.
Gracias.
De nada.

"La abundancia es tranquila pero el hambre no 

descansa"   (Proverbio Zulú)

TEXTOS TERTULIA 4-11-2016
MALOS PENSAMIENTOS
¿QUÉ QUEDA?
ABANDONO


MALOS PENSAMIENTOS
Si supieras lo que oculto en mi celofan, igual me invitas a tu tarta...

J.M. Rico

MALOS PENSAMIENTOS

Mis recurrentes malos pensamientos me empujan una y otra vez a hacerme creer que todo el mundo es bueno, o que, al menos, vale la pena usar un día más para intentar averiguarlo. No me quejo, pero . . . así me va . . .

 Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com


¿QUÉ QUEDA?

Cuando quitas de tu mente todos los dioses que te han dicho que existen sin más prueba que el miedo para crearlos, ¿qué queda?

Cuando quitas de tu vida el tiempo perdido en perseguir quimeras o falsos sueños de ideologías, religiones, patrias y naciones, ¿qué queda?

Cuando borras con tu imaginación la codicia del mundo, la mezquindad, la injusticia y la violencia, en el mundo, ¿qué queda?

Cuando miras hacia atrás, repasas tu vida y quitas cuanto en su momento te pareció importante y el tiempo demostró que era superfluo, de tu vida, ¿qué queda?

Cuando destruimos en las sociedades humanas el respeto, la empatía, la solidaridad, el apoyo mutuo, de todo lo humano, ¿qué queda?

Cuando el tiempo aja nuestros cuerpos, esquilma nuestros sueños y miramos la vida ya más como espectadores que como actores de la misma, ¿qué queda?

Cuando ya no sobrevive en nuestro interior casi nada de esa curiosidad natural que tanta energía y fuerza nos daba para aprender y vivir en nuestra infancia, ¿qué queda?

Cuando borras de tu imaginación los sueños e ilusiones que alimentan tus ganas de vivir, de ti, ¿qué queda?

Pues eso que queda, casi nada, es suficiente a cada persona para desear amanecer un día más, para regar cualquier ilusión sin pararse mucho a pensar si está sembrada en un valle fértil o en un estéril desierto, para, a pesar de todo, seguir adelante.

Ésa es la agridulce paradoja de la existencia humana.

Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

ABANDONO

Vamos a plantearnos que estamos todos locos, eso explicaría cómo somos y resolvería muchos misterios" dijo Mark Twain y nos recordó Neko en el último correo.

Nos vendieron la locura como maligna, retorcida, ajena, perversa con el fin de que la sustituyéramos por una vida insustancial y desaprovechada que nos conduciría, cuando menos, al cielo… eso sí, después de muertos. Pues bien, yo abandono, abandono la idea de la cordada, de seguir la senda, de hacer alpinismo por riscos que no quiero recorrer; abandono el protocolo, la ceremonia, lo políticamente correcto, lo bien visto; abandono el arte de saber cómo comportarme y qué decir en cada momento; abandono la autopista de los amores convencionales y anodinos que conducen al sexo sin pasión; abandono, en definitiva, morir en vida. Acojo en cambio la locura, la inmensa locura, de viajar por mi propio destino sin billete de vuelta. Lo que en realidad me mueve es alcanzar el misterio de la luna.

Madrid, 4 noviembre 2016 Victoria Blanco para VOCES entre VOCES – Nerja (Málaga)

ABANDONO

Turry llevaba realmente una vida perra, era uno más de los miles de animales domésticos abandonados cada día por el ser humano a lo largo y ancho del planeta. Su vida no había sido muy dura al principio, criado por su raza, fue separado de su madre y hermanos unos meses después de nacer y en esos primeros meses no había conocido el maltrato ni el hambre.
Pero luego, cual Lazarillo de Tormes, en su vida se fueron sucediendo uno tras otro los diferentes amos y grupos humanos que le acogieron, sin que sus habilidades le sirvieran de mucho para evitar cada nuevo abandono, casi siempre en estaciones de servicio.
Aprendió con presteza a llevar y traer cosas, a vigilar la casa con diligencia, incluso a buscar socorro en caso necesario, pues al oír la palabra “avisa” salía corriendo a buscar alguien a quien indicaba donde se encontraba la persona supuestamente herida o necesitada de ayuda. Pero ninguna de estas habilidades consiguieron evitar que fuera una y otra vez abandonado, sin que acertara a entender la razón última, pues aún comprendiendo el lenguaje humano mucho más de lo que éstos creían, las razones eran tan peregrinas como un viaje de un mes de la familia o la manía de algunos de sus componentes porque no obedecía constantemente a sus caprichosos requerimientos o el esfuerzo que suponía sacarle cada día unos minutos de paseo, o la simple crueldad o brutalidad de uno de los componentes del grupo.
Poco a poco fue aprendiendo a leer las señales que presagiaban un nuevo abandono y sabía que mañana se volvería a repetir, sólo la más pequeña de la familia le abrazaba con ojos tristes repitiéndole: “No te preocupes, Turry, me ha dicho papá que te va a llevar a un sitio donde tendrás muchos amiguitos y donde podré ir a visitarte”. Pero Turry sabía que no era cierto, a pesar de la ingenua sinceridad de la pequeña.
A la mañana siguiente le encerró su último amo en el maletero del automóvil cuyos olores tanto le recordaban momentos de felicidad en compañía de su amiguita y, una vez más, fue abandonado en una estación de servicio a las afueras de la ciudad.
Vió alejarse el automóvil sin un gesto de despedida siquiera y, resignado, comenzó, como en ocasiones anteriores, su largo peregrinar por el arcén de la carretera en busca de lo que el destino le quisiera deparar.
Ya estaba anocheciendo cuando sintió un olor que le era familiar, y luego unos gritos lejanos, siguió andando hasta ver, en el fondo de un barranco, el vehículo de su última familia y en su interior, aprisionado, el que había sido su amo y supuesto amigo que, con la cara ensangrentada, le gritó insistentemente al verlo: “Avisa, avisa, avisa . . .” Turry dudó, su naturaleza canina le decía que debía hacerlo, que debía hacer todo lo posible por defender a su manada, a su grupo, a su familia, incluso poniendo en peligro su propia vida si fuera necesario, pero algo en su interior le frenaba, algo que no conseguía identificar, algo fuera de su naturaleza, algo que había aprendido con los humanos . . .
Confuso, agachó la cabeza y continuó su camino, con la esperanza de encontrar, en alguna parte, un grupo humano al que poder llamar, al fin, su familia.

 Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

MALOS PENSAMIENTOS /ABANDONO/¿QUÉ QUEDA?
Malos pensamientos, abandono, ¿qué queda?
"Voces entre Voces" 04-11-16

Malos pensamientos me asaltan cuando me abandono a la melancolía, vanos remordimientos que me oprimen el alma cuando la soledad me asfixia, soledad elegida pero no deseada, esta libertad tiene precio, un precio muy alto, soledad, libertad para hacer lo que quiera.
En soledad escribo lo que pienso como lo siento, sin fraude, y cuando escribo no estoy solo, pienso en los que me puedan leer y hablo contigo que me estás leyendo y te doy las gracias por pasar un rato conmigo y te cuento cosas que hablando no sabría contar, y tú me escuchas y yo te cuento cosas íntimas, recuerdos, sensaciones, situaciones, sentimientos, y yo escribo pensando en cómo agradar para que pases un rato más conmigo y así ahuyento los malos pensamientos y poco a poco abandono la melancolía, y vuelvo a ser yo, y empiezo a pensar en positivo, quizá para agradar, me da igual, funciona, y vuelve la esperanza y mañana será otro día y lo que me oprime tendrá solución, sólo hay que luchar y tener esperanza, y esperanza es la clave, sin esperanza compañera ¿qué queda?

Diego Francisco Guevara de Bonis



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