domingo, 18 de agosto de 2024

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS  PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.
LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISAREL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.

"Variaciones de lo rojo con pájaros contra la pena de muerte", de Inés Aráoz (Argentina, 1945)


¡Ay, la terrible belleza roja de la muerte!

De lo que, desde tan lejos, llamamos muerte

ROJO

La piedra que la mano arroja

Rojo al volver la piedra con dos alas de nube rota


También es pájaro el aleteo del sueño

Contra la nube roja que nos desasosiega


También es pájaro la sangre que el ojo vierte

Al cruzar la horqueta


Rojo el desesperado batir de alas

Sobre el corazón del mundo


Rojo el dolor emplumado que mi mano arroja

Roja la piedra que dispersa la blanca fragancia

De la nube


ROJO

La luz del crimen


El estupor rojo


Inés Aráoz en Echazón y otros poemas (2008), incluido en Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006, ed. de Irene Gruss).


Otros poemas de Inés Aráoz

Ache efe

https://franciscocenamor.blogspot.com/

TEMAS TERTULIA 23-8-2024

AYÚDAME CON LA CORONA

NO ES

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

La vida es una sucesión de lecciones que hay que vivir para poder comprenderlas.”
(Ralph Waldo Emerson)

TEXTOS TERTULIA 16-8-2024

TU MIEDO ME ASUSTA

LUZ

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

TU MIEDO ME ASUSTA


El miedo tiene un gran poder, la energía que emite es densa y confusa. A los miedos incontrolables, difícilmente superables, los llamamos fobias. Aceptamos los recelos propios y denostamos los ajenos, posiblemente para ocultarnos el dominio que ejercen sobre nosotros nuestros propios temores que nos arrastran igual que el viento a las hojas secas.

Así como existen infecciones ocultas bajo una apariencia saludable, existen miedos disfrazados de valor y el mayor de ellos es el temor de habernos confundido en la elección de la forma de vida; éste, salvo que se tomen medidas drásticas, tiende a crecer con los años, ya que cuanto más tiempo llevemos vivido más difícil nos resultará asumir que nuestros criterios no son tan acertados como pensábamos.

Tal vez por eso los seres humanos nos empeñamos en imponer las ideas a toda costa; y si colectivamente la ideología se ha venido instaurando mediante matanzas -celebradas cuando la «victoria» cae en tejado propio-, a nivel individual la cosa cambia un poco, aunque el que más y el que menos busca el apoyo del grupo para dar carta de naturaleza a lo que se piensa. Hablar en plural produce una insólita sensación de certeza, falsa pero útil.

El quid de la cuestión radica en evitar que el miedo se convierta en cabreo, pues si bien el primero deja abierta la puerta a la retirada del campo de batalla, el enojo solo permite el ataque y, generalmente, lo hace a través de una embestida desproporcionada, excedida.

No es difícil entender que lo que vemos claramente en los movimientos colectivos lo llevamos a cabo de manera particular en la vida cotidiana.

Es por esta razón que cuando hablo formalmente conmigo, y son muchas las horas de diálogo, me digo: tu miedo me asusta, recuerda las veces que te llevo a decir palabras que jamás se borrarán de la memoria de quien las escuchó y a hacer cosas que ya nunca podrás deshacer, ten cuidado con él, sujeta bien las riendas de tus caballos, haz que tu carácter domine a tu temperamento.

Nadie te amenaza, querida mía, simplemente cada uno hace lo que puede con lo que es; aléjate si lo consideras oportuno, pero baja la guardia, y si presientes que vas a desbarrar porque el día está gris o la noche fue demasiado larga recuerda que es tu miedo quien te asusta así es que, mejor que actuar por impulso generando futuros recuerdos desagradables, ejercita el músculo de la entereza, templa tu alma, aplaca tu acción y domina tu lengua.


16/agosto/2024 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»

TU MIEDO ME ASUSTA

Rojiblanco

Vuelvo la mirada adentro
Para ver cómo evito llorarte
El ruido de tu ausencia
Los espacios deshabitados rasgados

Borrar tus rastros
En un intento desesperado
Por no verte en cada esquina
Por no mirarte en tu no estar

El peso de la pena
Esa opresión de la que tanto hablan
Apretando el pecho desde dentro
Conteniendo lo incontenible

Luchar contra mí misma
Contra mi protector, ése que
En un intento por protegerme
Del dolor, de la tristeza inacabable
Me distancia y me aleja de ti

Hay que llorar, dicen
Y lloro y lloro, sola y en compañía
Pero no se acaba, sólo se transforma

Mi protector vuelve a jugarme un revés
Me acomoda, me habitúa, me enfada
Todo con tal de ahorrarme sufrir
Esto que tiene los días contados
Pero que no acaba de terminar

Te intento proteger de la pena
Medio ciclo lunar, pero me puede la mía
Empiezo contando los días al derecho
Llega el ecuador
Apenas me alivia la perspectiva
De repetir lo sufrido hasta ahora
…pero empiezo la cuenta atrás

Camino al borde de un abismo
A veces estoy colgando de una cuerda
Aunque tardo en verlo
Y cuando me percato, ya estoy cayendo

Si me alejo del borde, no te veo
Veo tus fotos, tus palabras
Pero estáticas, inofensivamente inertes
Si me alejo del borde, no me ves
Pero ya no tengo que vigilar si caigo
Arrastrada por tus palabras vivas

Huir del amor
Qué triste
El amor vinculado a tanto dolor
Qué triste

Es un silencio turbio porque
Te siento, te recuerdo, te veo
Aunque sea en forma de espejismo
Te veo, te oigo, te huelo
En mis espacios interiores habitados por ti

Apuesto por que la añoranza
Deje de estar en carne viva
Deje de sangrar y resangrar un día y otro
Me pesa tu tristeza
Que callada y avergonzadamente
Agradezco que disimules

Y cuento los minutos infinitos
En mi supuesta burbuja de vida
Donde todo sigue transcurriendo
Igual pero diferente
Más gris
Menos rojo
Más sordo
Menos agudo
Más plano
Menos doloroso
…dudo
Quizás atenuado

S.V.T.

https://iderinaweb.wordpress.com/2024/08/15/rojiblanco/

LUZ

ATRAPANDO LA LUZ DEL INVIERNO

Al principio yo también creía en dioses.

Esperaba paciente que su luz me impregnara e hiciera de mi el espejo en que reflejar su grandeza.

Adoré, con la debilidad que crea la dependencia, a mis padres, mis profesores y esas personas tan serias a los que todos temían y respetaban.

Era aquel tiempo incierto pero dulce de la infancia, en que nada sabía, pero no sufría, porque ni sabía que no sabía, ni sospechaba siquiera que se pudiera llegar a saber o a creer que se sabe.

Siguiendo el curso de la naturaleza, en mi adolescencia rompí todos los ídolos, y con la candidez de la juventud, coloqué, sin saberlo, a otros en su lugar.

Luché con ira contra la ira, contra el dolor sembrando dolor, contra la intransigencia de la injusticia siendo intransigente ante ella. Creía, sin la menor duda, justa la ira de los justos.

Cometí cuantos errores pueda cometer un ser humano, sólo el azar hizo que mis manos no se mancharan de sangre. Conocí casi todos los placeres que esta vida puede regalar y sufrí casi todos los dolores que el destino pueda deparar, el peor, sin duda, la muerte de seres queridos.

Era torpe como todos los creyentes, obsesionado con vencer, sin sospechar siquiera donde se encontraba mi enemigo, sin sospechar que todos nuestros enemigos lo son tan sólo porque les concedemos tal puesto en nuestra vida y en nuestra mente.

Era un ciego intentando alcanzar la luz golpeándola con su bastón blanco.

El tiempo fue aclarando mis pensamientos algo más rápido que mi pelo, fue domando tanta energía, enseñándome a no desperdiciar la vida, enseñándome, poco a poco, a vivir. . .

A mis padres, hermanos y amigos pude verles, al fin, como personas en toda su magnitud y miseria, ni mejores ni peores que yo mismo.

Aprendí a mirar con un mínimo de comprensión tanto al arrogante, como al codicioso, al iracundo o al que se engaña a si mismo hablando de paz, amor y fraternidad, mientras autojustifica sus egoísmos y mezquindades. Aprendí a mirar las ideas por las que en otro tiempo hubiera dado la vida, como unas ideas más en un mar de ideas que a diario dan a luz nuestras mentes.

Aprendí, casi, a perdonar y casi, a perdonarme a mi mismo.

En todo encontré luz y sombra: En la sombra de nacer sin una tierra a la que pudiera llamar mía, la luz de sentir que mi patria era todo el planeta; en la sombra de haber padecido la soledad, la cálida luz de la amistad; en la sombra de la muerte, el aprecio constante y creciente por la vida . . .

Ya hace mucho que no creo en los dioses que son predicados y representados por mortales. Tiempo ha que escucho indiferente el murmullo de las plegarias vacías que llenan los templos. Una diminuta chispa de luz me hizo comprender un día que hay tantos dioses como seres humanos, y que ninguno es mejor o peor que otro, mientras su existencia no siembre dolor.

Mis dioses, que nunca exigen adoración, aunque siempre solicitan compañía, son de este mundo, son los hijos de esa especie contradictoria, que con ímpetu adolescente, es incapaz de cuidar el espacio que habita, de ser responsable de sus actos, de sospechar siquiera el lugar donde se encuentra dentro su caótica juventud evolutiva . . .

Esa especie que, impregnada por igual de luz y de sombra, es capaz de los más creativos y destructivos actos, pero tan entrañable en su alocada inocencia, en sus utópicos ideales, que siempre consigue alcanzar, en su desordenado crecimiento . . .

Pasó el tiempo, y ya en el invierno, aquella chispa primigenia se transformó poco a poco en la llama de una vela, diminuta, pero suficiente para ver que no existía en lo humano ni un ápice de maldad o bondad, tan sólo miedo, amor, fantasía y necesidad.

Tras medio siglo con los ojos abiertos, sigo preguntándome:

¿Qué es la luz? Y no me inquieta la pregunta, tan sólo me sorprende ese empeño nuestro en intentar atrapar cuanto desconocemos, rindiendo homenaje, sin saberlo, a lo más humano de nuestra naturaleza humana: la curiosidad.

Todos atrapados por la duda de si habrá primavera tras el último invierno, si todo esto tiene sentido, o es sólo un absurdo cuento, por la duda de si todo no se quedará, al final, en apenas cien años de soledad.

Porque aquí estamos todos, incluso quienes no lo sospechan, reunidos bajo el anhelo común de atrapar la luz, bajo el estigma de la sombra de nuestros miedos, todos tan diminutos como todopoderosos, tan frágiles como eternos, y apenas consolados por el calor fraterno de cuanto compartimos.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com

ARTES LIBRES www.arteslibres.net



LUZ

ME HAS MIRADO

Me has mirado.

Te has fijado en algo insignificante

que también respira y quiere ser libre.

Me has mirado

y has visto un trocito de hierba.

Te has fijado en el verde y en la tierra.

Me has mirado

y te has dado cuenta

que crezco en un suelo fértil.

Me has mirado.

El discípulo es insignificante espiritualmente hasta que el maestro se fija en él/ella. Desde ese momento, el discípulo pasa a ser un proyecto del maestro y ambos trabajan para que alcance el máximo grado espiritual.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

PLATÓN Y EL MITO DE LA CAVERNA (EN EL SIGLO XXI)

¿Vivimos en el presente dando por reales las sombras? Si los esclavos en la caverna de Platón debían descubrir que las sombras no eran la verdad, en el mundo actual habría que discernir qué hace parte del juego de espejos que crea una sociedad hiperconectada.

Raquel C. Pico@raquelpicoIlustración Óscar Gutiérrez

Desde que creó en el siglo V a. C. la Academia de Atenas, la voz de Platón ha sido uno de los pilares de la filosofía universal. El filósofo griego bebió de las bases de sus predecesores, sentó las nuevas para quienes lo siguieron y, especialmente, buscó llevar a la práctica su pensamiento filosófico. Al fin y al cabo, Platón tenía claro que la filosofía era fundamental para el buen gobierno.

Y es ahí donde se enmarca su emblemática caverna, ese mito que aparece en La República y que sirve a Platón para hablar de forma alegórica de dos mundos que capturan la profundidad del conocimiento. Por un lado, está el mundo de las ideas, ese que solo se conoce gracias a la razón, y, por otro, el mundo de lo sensible, que se captura por los sentidos y que, precisamente por eso, no es del todo fiable.

Dos voces —la de Sócrates, su maestro, y la de Glaucón, el aprendiz de gobernante— desgranan la historia. «Imagina una cueva subterránea que tiene a lo largo una abertura que deja paso libre a la luz», dice Sócrates. Ahí viven «encadenados desde la infancia» unos hombres. Son, de modo literal y de modo figurado, esclavos. Solo pueden ver lo que tienen delante, las sombras de las cosas que pasan por delante de la luz (y que otras personas hacen y escogen desde fuera de la cueva). Esa es su realidad.

Platón expone de forma alegórica los dos mundos que capturan la profundidad del conocimiento

Pero ¿qué ocurre cuando esa realidad choca con la real, es decir, con la del mundo de las ideas? Si uno de los esclavos fuera «arrancado» de la caverna y lanzado al mundo que está más allá de las sombras, accedería al fin a los conocimientos: vería por primera vez el sol; descubriría que lo que estaba viendo eran solo simulaciones; que la verdad es otra. Una verdad que a lo mejor querría compartir con sus compañeros de cueva, pero hacerlo no será tan sencillo.

Acostumbrado a ver la luz real, cuando vuelva a la caverna le costará volver a ver en el mundo de las sombras. Sus compañeros, al ver su difícil reincorporación, desconfiarán aún más del mundo exterior, les parecerá peligroso. En lugar de aceptar que el retornado ha descubierto que la vida en la caverna es un eco deformado del mundo real, percibirán que salir de la oscuridad solo causa problemas e intentarán evitarlo. «Si a alguien se le ocurriese liberarlos para sacarlos de allí y llevarlos a la región superior, ¿no intentarían capturarlo para darle muerte?», pregunta Sócrates a Glaucón. «Seguro que sí», responde. «Esa es, querido Glaucón, la imagen de la condición humana».

Alegoría, no mito

La historia de la caverna aborda los diferentes niveles del conocimiento, el enfrentamiento entre el mundo sensible y el mundo de la razón. El sol se convierte en un símbolo de «la idea del bien», de aquello que lo ilumina todo y permite captar la verdad, que se produzca la aletheia, ese momento en el que se desvela la esencia. Platón no solo cuenta cómo se produce el descubrimiento del conocimiento, sino también el complejo camino hacia la ética. Y quizá sean todas estas capas —y lo que nos lleva a pensar sobre las zonas grises de lo que sabemos y lo que no— lo que hace que el mito de la caverna siga todavía resonando.

Sin embargo, hablar de mito no es exactamente correcto, de acuerdo con Aida Míguez, profesora de Filosofía de la Universidad de Zaragoza, pues Platón usa imágenes, símiles y alegorías en sus obras, no mitos: «Esa imagen de la caverna forma parte del proyecto de denuncia: Platón denuncia la mercantilización del saber en general». La caverna es un «artefacto»; un relato que ayuda a comprender el punto que elabora el filósofo, según explica Bernat Torres, profesor de la Facultad de Humanidades de la Universitat Internacional de Catalunya. La caverna está en un contexto concreto. La República habla al futuro gobernante, se centra en cómo educarlo y cómo debe aprender a serlo. Y «no podemos aprender la tradición occidental sin Grecia», apunta Míguez.

La caverna hoy

¿Podemos usar la alegoría de la caverna para entender el presente? Hoy en día, el mundo parece, cada vez más, un juego de espejos, en el que lo que es y lo que se ve no son exactamente lo mismo. Si tuviésemos que resumir la actualidad en palabras clave, se usarían términos como policrisis, incertidumbre, desconfianza, fake news posverdad. Así, la alegoría parecería un atajo potencial para entender los matices de un contexto cada vez más complejo.

Aborda los diferentes niveles del conocimiento, el enfrentamiento entre el mundo sensible y el mundo de la razón

No obstante, Míguez es reacia ante la idea de rescatar del pasado para comprender el presente, de escudriñar claves que solventen los problemas y las preguntas del ahora en un escrito de la Grecia antigua. Para la profesora, los diálogos de Platón «son obras de arte» y, según su postura, no usamos otras obras de arte como palanca para entender el hoy. Por eso, afirma que deberíamos «tener conciencia del abismo histórico que separa a los griegos de nosotros» y no atribuir elementos al pensador, puesto que, por ejemplo, lo que leemos no es su voz sino la de sus personajes: «No se puede reducir a Platón a tres tesis». Así, sostiene que: «Lo que la gente conoce hoy es un cliché cultural».

Por el contrario, Torres señala que «leer a Platón siempre ayuda»: sus palabras son una palanca para tener una visión más crítica, para pensar y cuestionar. Esto pues, al fin y al cabo, la esencia de la caverna es invitar a reflexionar sobre la realidad, intentar ir al origen de lo que se sabe y de lo que no. Y sí, Torres también recuerda que el tiempo ha pasado y que hay cosas inconmensurables, que entre lo que era normal entonces y lo que lo es ahora puede haber abismos, pero la esencia sigue siendo la misma: «Platón nos hace reflexionar sobre muchas cosas, casi todas las importantes de la vida». Puntualmente, en la alegoría de la caverna, nos está diciendo que hay que ser suspicaces; invita a sustraerse de la vida política para mirarla desde fuera y volver a entrar en ella con la conciencia de sus complejidades.

En un mundo que se siente cada vez más polarizado y en el que los matices inevitables de la realidad cada vez son más pasados por alto, esta interpretación es especialmente atractiva. Lo que La República captura es que no puede existir una pasión por el poder y el dinero a la hora de acercarse a la política, sino que debe hacerse desde la honestidad. Platón, recuerda Torres, conocía muy bien la corrupción, que está muy lejos de ser un invento moderno, y apunta que La República puede ser un diálogo sobre lo que debería saber un gobernante de hace dos milenios, pero «ahí está retratando la vida política de cualquier sociedad».

https://ethic.es/2024/08/platon-y-el-mito-de-la-caverna-en-el-siglo-xxi/?_gl=1*1rttbpr*_up*MQ..*_ga*MTU2ODgxNTc2OC4xNzI0MDA1Mzg3*_ga_0LL6WCT924*MTcyNDAwNTM4NC4xLjAuMTcyNDAwNTM4NC4wLjAuMTcyNDUxMjM0Ng..


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