domingo, 21 de julio de 2024

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS  PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.
LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISAREL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.

5 poemas de Cada vez más tierra, de Teresa Garbí

03 Feb 2024 LAURA DI VERSO

 

El nuevo poemario de Teresa Garbí, Cada vez más tierra, bebe de las mismas fuentes y profundiza en los mismos temas que el anterior: El aire encendido. La autora establece un vínculo con los padres muertos y lo hace desde ese espacio limítrofe que hay entre la vida y la muerte. Un espacio que sólo existe en la poesía.

En Zenda ofrecemos cinco poemas de Cada vez más tierra (Renacimiento), de Teresa Garbí.

***

[CUÁNTA TIERRA EN EL CANTO…]

Cuánta tierra en el canto de un pájaro:
bosques, selvas, cielos estrellados.
En un solo tono.

Mientras, se derrumba el mundo.

***

[SE HAN DETENIDO LOS DÍAS…]

Se han detenido los días.
Parada forzosa.
Se frenan las imágenes, se aplastan.

Debajo, la infancia, las pobres
horas que vivimos
y no nos salvan.

***

[TRES FLORES HAN BROTADO…]

Tres flores han brotado en una grieta
de mi casa.

Las riego: son mi jardín.

Tres flores perseveran para salvar
al mundo.

***

[TODO ESTÁ EN ORDEN…]

Todo está en orden:
Somos prisioneros
pero canta el ruiseñor
en el jardín
y corre el cervatillo
por la ciudad desierta.

***

[HAS VENIDO PARA VER LOS ÁRBOLES…]

Has venido para ver los árboles, la luz que se filtra
entre las hojas, el agua.

Has venido para escuchar el canto del grillo y de los
pájaros.

Eres testimonio de algo que brilla en la sombra y
nunca ha dicho nada.

—————————————

Autora: Teresa Garbí. Título: Cada vez más tierra. Editorial: Renacimiento. Venta: Todos tus libros.

BIO

Teresa Garbí nace en Zaragoza. Estudia Filología Románica en esa ciudad y cursa estudios de Bellas Artes, en Barcelona. Ha trabajado en el Colegio Universitario de Huesca; en Institutos de enseñanza Media de Lérida y de Valencia; en la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia y en la Biblioteca Valenciana. En 2013 funda Uno y Cero Ediciones. Entre sus obras de creación destacan: Grisalla, 1981; Espacios, 1983; Alas, 1987; Cinco, 1988; La sombra y el pozo, 1993; El pájaro solitario anida tras el muro, 1997; El bosque de serbal, 2001; Desde el silencio, nadie, 2007; Leonardo da Vinci: obstinado rigor, 2009. Ha publicado un ensayo: Mujer y literatura, 1997, y varios libros para aprendizaje de español y para lectura de enseñanza media (Una pequeña historia, 2000; La gata Leocadia y La gata Leocadia en la granja, 2002; El regreso, 2005), y dos ediciones de obras clásicas: El caballero de Olmedo, de Lope de Vega, 2004, y Romancero gitano, de García Lorca, 2011.


https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-cada-vez-mas-tierra-de-teresa-garbi/

TEMAS TERTULIA 26-7-2024

AUTOCRÍTICA

PERDÓN

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 19-7-2024

FRAGILIDAD

SECRETOS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

FRAGILIDAD

Nunca sabemos lo frágiles que somos hasta que perdemos lo irrecuperable, lo que nada ni nadie nos puede devolver: un ser querido, una ilusión, la esperanza, o la propia vida.

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FRAGILIDAD

No te extrañes si me viste muy pálido.

Tuve que enterrar mis vísceras.
Y congelar mi sangre en tuper de plástico.
Para no sufrir.
Me queda el delirio de tu cuerpo,
que me da la vida
y me quita el hambre.
Mientras tú duermes
mojo mis ojos en un café largo,
para sentir muy despierto,
que en la madrugada
sigues a mi lado respirando.
Después de comernos, en una noche,
todos los ángeles
y todos nuestros demonios.
Que no todo fue un sueño.
Pero, por favor,

hoy dime donde están las llaves
de las esposas...
Tengo que ir a pintar las calles
para ti de soles y rosas.
Tengo que convencer a los unicornios
de que existes.
Y me amas...

JJC – Juan Jiménez Caballero


SECRETOS


Jamás un secreto se silencia eternamente, como todo en la vida los secretos también tienen fecha de caducidad; unas veces caducan porque nos pesan demasiado y para aligerar la carga los compartimos voluntariamente; otras veces porque aparece alguien capaz de sonsacarnos lo que no hubiéramos querido decir en ese momento ni a esa persona; y en algunas ocasiones, las más dañinas desde mi punto de vista y más frecuentes de lo que sería deseable, porque cansados y exhaustos de protegerlos durante toda la vida los gritamos a los cuatro vientos.


Hay quienes mantienen la teoría de que los secretos de familia se traspasan energéticamente de generación en generación hasta que alguno de sus miembros los libera conscientemente; si bien no me atrevo a dar plenamente por buena esta teoría, algo de cierto veo en ella, al menos en lo que a mi familia y a mí se refiere.


Pero este no es el tema que quiero abordar ahora, de lo que quiero hablar es de la manera en la que tratamos la intimidad de los otros que, aunque no sea un secreto propiamente dicho, es parte privada de unas vidas que no son la nuestra y que conocemos no porque nos haya sido compartida, sino porque las circunstancias así lo han dispuesto; me parece interesante observar el respeto o la falta del mismo que manifestamos hacia la intimidad ajena.


Del mismo modo que, aun sin aprobar el robo, puedo entender que alguien sustraiga algo que luego va a utilizar y no me cabe en la cabeza que se quite algo a otro para tirarlo a la basura, mi alma es capaz de dar por humano -no por bueno- el hecho de compartir una confidencia, ya que si uno mismo no la guarda es utópico pretender que un tercero lo haga; pero ir contando por activa y por pasiva cómo es la vida de alguien en su intimidad, cuáles son sus hábitos, sus costumbres y demás detalles que a nadie importan y nada reportan a quien las cuenta, me parece obsceno, además de ser una confesión manifiesta de deslealtad y no tanto de dudosa fiabilidad, como de fiabilidad nula.


Y es que guardar un secreto no es tan solo poner bajo llave tu lengua a la hora de contar aquella infidelidad que te compartieron probablemente en medio de mucha angustia, que también; guardar un secreto es respetar a los demás y no hablar al mundo entero del callo que viste cuando ayudaste a alguien a ponerse los zapatos o de la aspereza de la piel de aquel a quien diste la mano para que siguiera caminando o de la camiseta ajada que llevaba puesta la persona a la que fuiste a visitar cuando estaba con gripe. Quizá el asunto esté en lo que dijo mi tocaya Vicki Baum: «Hay quienes no tiene ningún respeto por los secretos ajenos, porque ellos mismos no guardan los suyos», pero no me lo parece, porque quienes hablan de las vidas de los demás suelen ser herméticos cuando de la suya se trata.

18/julio/2024 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»

SECRETOS

Miras los mundos que, brotando en tu mente al leer, escuchar una memlodía o ver una imagen, pasan a formar parte de ti, como los juegos forman la infancia, como los recuerdos forman la existencia, como cada momento vivido construye nuestra memoria, nuestro propio ser . . . y cada uno de esos instantes son, paradójicamente, tan efímeros como eternos. Ése es el secreto y misterio de la vida.

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SECRETOS

HIJOS DE UN REY

Tendremos la sensación de haber llegado

aunque tantas veces daremos un paso atrás.

El camino permite perderse, caerse, dañarse,

rasgarse las vestiduras por el dolor.

Pero también nos deja levantarnos,

vencer pequeñas batallas,

y ganar la gran batalla sobre nosotros mismos

sacando la ignorancia sobre quienes somos.

Pues creímos ser mendigos y todos somos hijos de un rey.

Un rey que no es de este mundo.


La vida espiritual es difícil y a veces uno tiene la sensación de avanzar y otras veces de retroceder. Por ignorancia, nos vemos a veces como mendigos espirituales, pero en realidad dentro de cada uno de nosotros está presente una parte de la Divinidad.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.


SECRETOS

Concentrarnos

en el poema

es tu forma

es mi techo

el tiempo

el origen

lo justo,

enfunda:

frecuentar la memoria

condecir la verdad

asolear a los nietos.

Juan Disante

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MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


Andrés Cabrera, el ‘youtuber’ anarquista: “Si tu vida es una mierda no grites a un árbitro, grita a tu jefe”

El periodista, que dio un giro tras lograr medio millón de seguidores como creador de contenido deportivo, publica su primera novela, ‘Monrovia’, mientras produce una serie de documentales sobre pueblos autogestionados

Muchos graduados en Periodismo tardan años en encontrar, si es que lo hacen, la estabilidad deseable ejerciendo la profesión para la que se han formado. Andrés Cabrera (Madrid, 32 años), poco después de completar los estudios en la Universidad Complutense, buscó su espacio al margen de los medios tradicionales y se convirtió en uno de los precursores del periodismo deportivo online con canales como Campeones Charlas de fútbol, ambos en YouTube, junto a Guillermo González y Juan Arroita. “En tres años era un fenómeno en el mundo hispanohablante, llegamos a medio millón de seguidores. Una locura de la que poder vivir, porque en una situación así muchas marcas te buscan”. Pero Andrés, que rehuye los parámetros de la meritocracia y se apresura a destacar que “vivir de eso es la excepción y habrá gente que lo haga mejor sin tener éxito”, reconoce que no era feliz.

Llegaba a casa y me sentía vacío. Estaba deprimido. Teníamos que producir muchos más vídeos, generar más visualizaciones, no podíamos permitirnos parar”. Con los fines de semana “hipotecados” por el fútbol, el periodista también vio cómo su vida personal se reducía a un círculo de contactos con los que tenía poco en común. “Yo vengo de una familia de clase trabajadora. De repente, entre 2014 y 2016, me va muy bien haciendo mi trabajo como periodista y comunicador y me veo con gente a la que no estoy habituado a tratar, mismamente youtubers con unas conversaciones que no se parecen en nada a las que tengo con mis colegas de toda la vida. Me sentía al margen”, recuerda. “Tampoco teníamos jefes, pero sí reuniones con gente con unos códigos que no me gustaban, muy falsa, que solo quiere sacar dinero de ti y finge que le importas. Se me quedó grabado un episodio: tomar un café con un señor empresario que dejó 10 euros de propina, como muestra de poder absurda, de mira cómo me sobra el dinero”.

MÁS INFORMACIÓN

Una breve estancia en un centro social okupado en Atenas, donde llegó a través de amistades, es el punto de no retorno que fija en su proceso de toma de conciencia. “Yo estaba en un momento de mi vida completamente diferente en Madrid, pero amigos míos estaban viviendo algo así en su día a día. No me lo esperaba. Vi cosas que no había visto nunca, estructuras violentas del poder que me hicieron pensar. Empecé a leer ciertos textos, me vi identificado y en 2019 decidí alejarme del periodismo deportivo. Me afilié a CNT y me uní a proyectos como una radio libre, una huerta colectiva o una biblioteca social en Granada”. Ahora, Cabrera ha publicado su primera novela, Monrovia (Distrito 93), donde indirectamente plasma las cuestiones, inseguridades y, también, contradicciones con las que ha convivido en los últimos años

Andrés Cabrera, periodista y escritor, fotografiado en el complejo cultural Matadero en Madrid.Andrés Cabrera, periodista y escritor, fotografiado en el complejo cultural Matadero en Madrid.JACOBO MEDRANO

A la manera de una novela de ideas, Monrovia se basa fundamentalmente en una serie de diálogos entre una joven, Marta, su padre Leo y su amigo Marcos mientras, escondidos en un buque portacontenedores, los tres huyen de su país, donde se ha producido una escalada autoritaria. Varios episodios a modo de flashback profundizan en ese contexto. Para dar universalidad al relato, en el libro no se llega a precisar de qué país se trata. “Monrovia habla mucho de las contradicciones y me siento muy orgulloso, porque es importante saber que una cosa es la concienciación y otra las contradicciones. Marta tiene un discurso muy marcado, pero se siente una traidora con sus amigas y su personalidad cansa a gente que no está en su mismo punto vital. No podemos ser perfectos como personas ni como revolucionarios, lo que hay que buscar son las herramientas colectivas. Dos manos entre 47 millones de habitantes son poca cosa, pero en tu pueblo o tu barrio sí influyen para parar un desahucio, organizarse en una asamblea o en un sindicato”.

Aunque reconoce haber puesto el grueso de su ideario en la protagonista, el escritor ha dispersado inquietudes y vivencias en todos sus personajes. Por ejemplo, en Marcos, un maestro de escuela que dirige un programa de música en una radio local hasta que empieza a recibir amenazas, hay ciertos ecos de su biografía. “Hay un momento en el que estoy haciendo vídeos en YouTube que ven muchísimas personas a la semana y comienzo a dar pildoritas políticas. Eso provoca que reciba algún comentario o correo amenazante. A lo mejor no son muchas personas, pero te pone en alerta, porque no es disparatado que te encuentres en un campo de fútbol al que te ha mandado la amenaza”, explica. “Con el libro busco que sea entendible la postura de Marcos, de saber que el mundo es injusto, no poder afrontarlo, pasar el verano sin salir de casa y tomar la decisión lógica de irse lejos. En determinados momentos de mi vida he estado en la situación de: pienso esto políticamente, pero el mundo me da un cague que flipas, así que mejor no me implico”.

No me gustaban las redacciones de prensa deportivas. En un medio en concreto, no contrataban mujeres porque el jefe decía que nos distraían”

Una de las inspiraciones claras que Andrés reconoce es la de la escritora y columnista Layla Martínez, cuyo ensayo Utopía no es una isla (2020), recorrido histórico por “victorias amargas y fracasos gloriosos” a través de experiencias como las sociedades piratas o el panafricanismo, cita implícitamente en el libro. “A muchas personas les pasa que se imaginan el fin del mundo antes que el fin del capitalismo. Me gustó mucho esa idea de Layla de reclamar y celebrar las victorias, porque si no, no podemos pensar en que se pueda conseguir nada”, reflexiona. “Si solo piensas en las derrotas, acabas paralizado y bajando los brazos. Tendemos a pensar que las utopías son inalcanzables, pero ya vivimos en una, la de los capitalistas. Ellos se plantearon un mundo donde nadie tocara sus órganos de poder ni sus propiedades privadas y lo consiguieron hacer realidad”.

Por la senda de Labordeta

Descubrir cómo los cambios son posibles y hay organizaciones sociales exitosas al margen del capitalismo es, precisamente, el propósito de Una utopía en la mochila, serie de documentales divulgativos que Andrés Cabrera inició en 2023. De momento, consta de dos episodios largos (más de 90 minutos cada uno), el primero sobre un pueblo oscense autogestionado –que no identifica para evitar visitas inesperadas o una represión como la que sufrió Sasé, también en la provincia de Huesca, en los noventa– y el segundo sobre Almócita (Almería), que sigue un modelo de democracia participativa, con una moneda social o una cooperativa energética. Aunque su narrativa está orientada al formato podcast, los capítulos cuentan con soporte en YouTube, sin apenas mostrar rostros, para que el espectador vea con sus ojos el funcionamiento y materialización de esos proyectos colectivos. Desde el título, alusión directa al programa de TVE Un país en la mochila (1995-2000), hasta en sus canciones de apertura y cierre (respectivamente, Somos Canto a la libertad), Cabrera hace explícita su deuda con el cantautor, escritor, político y profesor aragonés José Antonio Labordeta.

Andrés Cabrera, periodista y escritor, fotografiado en el complejo cultural Matadero en Madrid.Andrés Cabrera, periodista y escritor, fotografiado en el complejo cultural Matadero en Madrid.JACOBO MEDRANO

Labordeta era un gran comunicador y, como persona políticamente influyente, me resulta muy interesante. En Un país en la mochila dejaba mensajes de gran calado, sin decirte qué hacer, solo mostrando otras formas de vida y, por supuesto, posicionándose ante las injusticias”. Cabrera no duda en calificar de “minoritario” el alcance de su serie, en comparación con la época en la que comentaba, analizaba e informaba sobre fútbol. Pero no le importa. “Al venir del periodismo deportivo, tenía una amalgama bestial de seguidores y algunos no iban a tolerar nada, como la cantinela de no mezclar fútbol y política. Yo continúe por esa línea y ahí fui filtrando. Hubo muchos que me dejaron de seguir y otros que, siguiéndome desde hace diez años por el fútbol, se quedaron viendo lo que hago, porque les gusta, lo entienden o les interesa. Son los menos, claramente, la mayoría se ha ido. Pero ahora cuando me posiciono con algo como las 6 de La Suiza no recibo críticas ni odio, porque la gente que me sigue espera ese contenido y sabe quién soy. Me siento más a gusto. Tomé una buena decisión”.

Andrés sí mantiene una pequeña parcela profesional dedicada al deporte, el podcast Koppola. “Empezamos en 2018, cuando yo tenía ya algunas certezas sobre hacia dónde quería llevar mi vida, y es un espacio más irreverente, con amigos de la carrera para poder decir lo que quisiera e incluso criticar cosas del periodismo deportivo que en otros ámbitos no podría decir”, explica. También aclara que, aunque haya tomado distancia, no comparte “la visión elitista de quien dice que el fútbol es el opio del pueblo o que todos los que siguen el fútbol son becerros”. “En la vida tiene que haber lugar para el ocio, y si ese es tu ocio, perfecto. Pero hay que verlo como lo que es. Yo he llorado por el fútbol, de alegría y de tristeza. ¿En qué momento esto ha podido canalizar otras frustraciones? Que tu vida sea una mierda de lunes a viernes no justifica que el sábado grites a un árbitro. A lo mejor a quien tienes que gritar es a tu jefe”.

Profesionalmente admite guardar algunos malos recuerdos, como “la deshumanización” sufrida siendo becario o el machismo de una parte del sector: “No me gustaban las redacciones de prensa deportivas. En un medio en concreto, no contrataban mujeres porque el jefe decía que nos distraían”. Sin embargo, su afición al fútbol y dedicación le ayudaron a desarrollar otras inquietudes. “A mí siempre me ha interesado el fútbol como fenómeno sociológico, a través de la historia se pueden comprender muchas cosas del fútbol y al revés también. Por ejemplo, la guerra de los Balcanes y los grupos ultra de la antigua Yugoslavia”. En 2020, estrenó ¡Menuda historia!, un podcast donde pudo dar salida a las lecturas y documentación sobre historia del mundo que llevaba tiempo cultivando.

Me resultó gratificante que mucha gente reconociese mi trabajo, de venir del periodismo deportivo, hacer otro proyecto y que también les molase. Me pegué bastantes palizas para leer, pero eso está bien, yo creo que hay que seguir aprendiendo hasta con 80 años. Cuando dejas de aprender, te empiezas a aburrir”. Andrés, desde luego, no se aburre. Cuenta que viene de pasar varios meses en un pueblo autogestionado, habla de la emoción que sintió al comer tomates sembrados por él y de cómo liberarse del “miedo al error” propio de la empresa privada, “por las pérdidas o las reprimendas que pueda suponer”, le ayudó a asimilar con ganas el funcionamiento de la biblioteca social en la que militó en Granada. Aprender con la libertad de “no mirar el mundo de forma capitalista”, subraya, sin orientarse por el beneficio económico propio. Y luego, por supuesto, divulgar lo aprendido.

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