domingo, 4 de febrero de 2024

 VOCES entre VOCES

http://artes-libres.blogspot.com.es/ 

PARA ENVIAR TEXTOS O PROPONER TEMAS: nekovidal@gmail.com



LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.



3 poemas goliardos

27 Ene 2024

/

LAURA DI VERSO

La edición bilingüe de los Carmina Burana trae una introducción de Francisco Rico, responsable tanto de la edición como de la traducción de este volumen, en la que califica la poesía de los goliardos de “docta y desgarrada, risueña y cruel, retórica y no ajena a la tradición popular, delicada y violenta”. Este libro brinda una oportunidad sin igual para conocer la gran lírica profana del Medievo.

En Zenda reproducimos tres poemas de los Carmina Burana (Galaxia Gutenberg).

***

II

[Antaño florecía el estudio]

Antaño florecía el estudio,
ahora ya para en tedio;
en tiempos triunfaba el saber,
pero acabó prevaleciendo el jugar.
Antes de tiempo aparece
la picardía en los niños,
que por malevolencia
rechazan la sabiduría.
Siglos atrás, en cambio,
apenas se permitía a los discípulos
descansar después
de estudiar noventa años.
Ahora los chicos de diez años
se han sacudido ya el yugo y se ven libres
y, así, se jactan de maestros;
los ciegos despeñan a los ciegos,
vuelan sin plumas las aves,
los borricos tañen la lira,
los bueyes triscan por las cortes
y los pregoneros de la esteva se hacen caballeros.
Vuelto infame, Gregorio
debate ahora en la taberna;
Jerónimo, el severo,
pleitea por un adarme;
Agustín por un campo
y Benito por una cuba de vino
disputan a escondidas
y aun abiertamente en el mercado.
A María le cuesta estar sentada
y a Marta le disgusta trabajar;
el vientre de Lía es ya estéril,
a Raquel se le inflaman los ojos.
El rigor de Catón
se resuelve ya en francachelas
y la castidad de Lucrecia
viene a servir a una torpe lascivia.
Lo que la edad pasada rechazó
brilla ahora bien a las claras;
el calor en frío,
la humedad en sequedad,
la virtud en vicio se convierte,
el trabajo se transforma en ocio;
todas las cosas se apartan ahora
de la senda debida.
Considere todo esto el varón prudente,
limpie y descargue su corazón,
no vaya a ser que diga en vano «¡Señor!»
en el juicio final:
que a quien el juez acuse entonces
no le cabrá apelar.

***

V

[Plaño las heridas de la Fortuna]

1

Plaño las heridas de la Fortuna
con ojos lacrimosos,
pues sus dones,
rebelde, me arrebata.
Bien cierto es lo que se lee:
tiene algunos cabellos sobre la frente,
pero en la mayor parte pasa
la Ocasión calva.

2

En el trono de la Fortuna
me sentaba yo orgulloso,
coronado con las variopintas
flores de la prosperidad;
y como antes florecía
feliz y dichoso,
ahora me veo caído de lo más alto,
privado de toda gloria.

3

La rueda de la Fortuna va girando:
voy yo de caída
y a otro lo llevan a lo alto;
excesivamente exaltado,
el rey se asienta encima de todo.
Pero ¡guárdese de la ruina!
Bajo el eje, en efecto, hallamos
a Hécuba, también reina.

***

VII

[Mientras floreció la juventud]

1

Mientras floreció la juventud,
cupo y plugo
hacer mi antojo,
a voluntad
campar, por cumplir
el placer de la carne.

2

Obrar así ahora,
vivir tan libremente,
llevar pareja vida,
lo veda la edad viril:
ella suspende y revoca
la ley de las costumbres.

3

La edad moza amonestaba,
enseñaba, aconsejaba
–e incluso asentía a ello–:
«Nada está prohibido».
Todo lo permitía
y lo perdonaba.

4

Ahora quiero arrepentirme,
abandonar y enmendar
cuanto temerariamente cometí;
desde ahora me aplicaré
a las cosas serias, los vicios
cambiaré por la virtud.

—————————————

Autor: Anónimo. Título: Carmina Burana. Cantos de goliardo y poemes de amor medievales. Traducción: Francisco Rico. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todos tus libros.

https://www.zendalibros.com/3-poemas-goliardos/



TEMAS TERTULIA 9-2-2024

CLASE MEDIA

APRENDIENDO A VIVIR

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 2-2-2024

NO ES ESTO NI AQUELLO

JUEGOS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

                                                    


NO ES ESTO NI AQUELLO


La vida no es esto ni aquello, la vida, como dijo García Márquez, «… no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla». Sentimos la vida como aquellos ciegos de la parábola india sentían al elefante mientras tocaban solo una parte, sin tener conciencia de la totalidad.


Sin embargo, una cosa es la vida y otra la historia.


No solo vivimos, también interpretamos lo vivido; por lo tanto, la historia solo puede existir mediante una construcción colectiva, una puesta en común de recuerdos individuales, subjetivos, destellos puntuales y a veces incoherentes, de los que participaron en nuestros momentos y de nosotros cuando fuimos simples invitados en los momentos de otros.


El intercambio de recuerdos es la única forma de obtener una película completa en lugar de fotogramas aislados, pero hay que hacerlo con el ánimo de añadir información y sin despreciar la memoria ajena, de lo contrario, el intento de polifonía se convierte en una lucha de egos asustados por el más que posible riesgo de no poseer la verdad absoluta, algo que conduciría inexorablemente a una profunda soledad.


Quiero incidir en el final de la versión jainista de la parábola que dice así: «Todos ustedes están en lo cierto. La razón por la que cada uno está diciendo diferentes cosas es que cada cual tocó una parte diferente del elefante. Por lo tanto, el elefante tiene todas las características que mencionaron».


Comprobado que la verdad no es esto ni aquello, intuyo que, además de la responsabilidad sobre nuestra propia vida, tenemos también la de compartir con los demás lo que somos y contarles lo que percibimos y cómo lo percibimos y, a su vez, permitir que ellos nos cuenten lo que tengan que contarnos, tal vez así logremos hacer de la vida una travesía menos desconcertante y más acogedora.


04/febrero/2024 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»

NO ES ESTO NI AQUELLO

Los occidentales somos, mucho más de lo que creemos, propensos a separar las ideas en los extremos: esto es así y punto.

Convencidos hasta hace poco de nuestra superioridad cultural, enfermedad que aún padecen los más desinformados de nuestra tribu, rápidamente sentamos cátedra sobre cuanto es bueno o malo, correcto o incorrecto, dejando muy poco margen para la duda, eso que dicen que es la verdadera base de la sabiduría.


Por otra parte, tanto nosotros como nuestros supuestos representantes solemos actuar con una mezcla de hipocresía y falta de consecuencia que a veces produce vergüenza ajena. Por cierto: ¿puede realmente una persona representar a otra? No creo que pueda ser más que su portavoz puesto que hablamso de seres únicos e irrepetibles.


En el último año hemos podido asistir a un espectáculo de este tipo: mientras toda Europa parecía indignarse porque el ejército ruso atacó a un país donde sus conciudadanos estaban siendo bombardeados hace años por el hecho de ser de origen ruso, un país donde tiempo antes se había dado un golpe de estado con elementos que llevaban orgullosos esvásticas tatuadas, imperdonable invasión, apenas dos países, España y Bélgica, se han mostrado opuestos a la invasión del territorio y bombardeo de población civil en Palestina por parte del ejército de Israel, el mismo estado supuestamente democrático que exime a sus minorías integristas de obligaciones ciudadanas, margina a judíos que no sean blancos (me contó una amiga periodista que en varias ocasiones preguntó a los soldados israelíes de origen sefardí, siempre en el frente, sobre la razón de que siempre fueran ellos los que estaban en primera linea, la respuesta fue: “Órdenes”

De los pocos judíos africanos y del trato que reciben mejor ni hablar...

El Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial fue una de las tantas vegüenzas de la humanidad, lo que sudede en Gaza hoy es la otra cara de la moneda. La conclusión es evidente: no hay pueblos o religiones correctos e incorrectos, el error hay que buscarlo en alguna parte de nuestra propia naturaleza.

Todas las sociedades humanas, como todas las personas, creen ver lo correcto, analizar con objetividad, poseer la verdad, pero la historia y la propia experiencia nos viene a demostrar que ninguno es poseedor de la verdad. Paradójicamente, esa variedad y riqueza de pensamiento que nos podría hacer más sabios y felices nos mantiene, en el primitivo estado evolutivo en que nos encontramos, a un paso de la barbarie.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net

NO ES ESTO NI AQUELLO

LOS ADJETIVOS ENGAÑOSOS

Neti, Neti…no es esto, ni aquello.

Nada es bueno, ni malo;

ni bello, ni feo;

ni querido, ni odiado.

¿Cómo nos atrevemos a separar en opuestos?

Dios crea con el verbo y ordena que algo sea.

Y eso es Él, un verbo sin nada que se le pueda unir.

Nosotros destruimos la belleza de la Creación

añadiendo adjetivos al Ser.

Ni Él ni la Creación pueden ser descritos.

Neti, neti.


Neti, neti es una expresión que significa “no es esto ni aquello”, pues lo indescriptible no puede ser descrito. Dios no se puede describir, pero el hombre, en su atrevimiento adjetiva todo en vez de entender la magia del mundo.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.

JUEGOS

He jugado a todos los juegos del mudo.

Los de la calle:

pídola,

rescate,

chapas

y canicas;

el burro de saltar niños en ele,

al churro, media manga y mango entero,

y ya, por no parar

ni dejar de jugar,

fui campeón al bote;

piedra, papel, tijera,

y hasta a saltar la comba

mi extraña habilidad

me hacía invencible,

mágico e increíble.


Los de la casa,

de las tardes de inviernos

con el agua escurriendo en los cristales:

parchís,

ajedrez,

damas,

cartas,

oca…

y carreras de coches a Escalextric,

cuando había dinero,

espacio

y ganas.


(Que ganas siempre había,

pero espacio y dinero,

siempre faltan)


Los días se pasaban en la calle,

y el juego… 

Eso era; JUEGO.

Libertad, diversión y hasta alegría.


Pero la vida…

La vida era otra cosa

y nunca era de rosa que pintaba,

ni siquiera en el sexo apetecido,

que, por supuesto,

no era para nada alternativo.


Estudios,

cole,

casa,

pellizcos de los curas…

bofetadas de padre,

y señor mío,

castigo,

humillación,

y a decir ¡basta!

solo para muy dentro,

y en secreto,

y tragarte la sal

hasta los tuétanos,

con el orgullo intacto,

pero prieto.


Me quedé con mis juegos,

mis amigos,

mi Segovia feliz

y con mis tíos,

y así sobreviví

hasta mis días,

olvidando lo oscuro

y en lo claro, alegría.


Pero hoy no me acostumbro

a este juego de vida

en que solo jugar

es trabajo constante;

y en que el papel que juegas

es cambiante

desde el amanecer

al nuevo día.


Premios,

saltos,

tesoros,

maravillas…,

luchas a espada,

dando muerte a dragones

y quimeras;

palizas a rameras Grand theft auto,

y, por supuesto, guerra;

comandos de la muerte

en las aceras,

misiles,

bombas,

drones

y vuelta a comenzar,

vuelta tras vuelta;

cadáveres andando

y sus muñecas tuertas.


No me acostumbro al vértigo,

a las horas,

minutos que transcurren

en carrera,

sin pasar tan siquiera,

siempre atento

al devenir de un tiempo

que no llega a llenar

la sombra de un reloj

en la pulsera.


Y menos me acostumbro

a esa obsolescencia tan temprana

del avatar que abraza

esta agonía,

solo en la soledad

de mi ventana,

para resucitar cada mañana,

vistiendo nuevas galas,

jugando nuevamente hasta el derroche,

e ir muriendo puntual,

noche tras noche.


Paul Martin


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


«VIVIMOS TIEMPOS DESCREÍDOS, PERO SOMOS MUY CRÉDULOS»

¿Recuerdas la última promesa que has hecho o te han hecho? Con esta pregunta inicia Marina Garcés (Barcelona, 1973) su último ensayo, titulado ‘El tiempo de la promesa’ (Anagrama). La filósofa y profesora de la UOC, una de las pensadoras españolas más influyentes de los últimos años, defiende la capacidad de dar ese «acto de palabra» que nos construye como sociedad y nos permite relacionarnos como ciudadanos. La autora de obras tan relevantes como ‘Nueva ilustración radical’ o ‘Ciudad princesa’ vuelve a recurrir a figuras literarias, históricas y filosóficas para hacernos reflexionar sobre lo que supone la batalla por el valor de la palabra en un presente inestable y un futuro poco esperanzador.




Llama la atención que, en una época de crisis e incertidumbre, en la que prima el miedo al compromiso, usted reivindica la promesa como forma de apropiarse del futuro. ¿Cuál es la génesis del proyecto?  

Precisamente nace de la inquietud que tengo sobre cómo hablar hoy del futuro, en un tiempo de crisis como el nuestro donde vivimos en la inmediatez y la fractura. En 2022 preparé una conferencia y una acción con jóvenes para la Bienal de Pensamiento de Barcelona y me di cuenta de cómo separamos el presente del futuro, como si hubiera un abismo insalvable entre lo que podemos hacer ahora y lo que esperamos de los años venideros, y sobre todo cómo percibimos futuros amenazantes y peligrosos. Es un síntoma de nuestro tiempo: proyectamos deseos y sueños que no sabemos bien cómo conectar. Por eso quise darle la vuelta, rebatir eso con la promesa. Prometer es un acto que se hace en presente, pero que tiene en cuenta un futuro en común. De hecho, creo que prometer para construir un proyecto común es algo muy ligado a la juventud, a los primeros amores o ilusiones.

Afirma que el descontento rige nuestras vidas y que la pérdida de esperanza en el futuro se ha universalizado. ¿Se ha perdido el valor de la promesa, del compromiso?  

Creo que la vemos como una retórica publicitaria porque estamos saturados de promesas vacías en el espacio político, social y mediático, se nos presentan continuamente estrategias de seducción muy poco creíbles. Para mí hay dos problemas: la banalización de la palabra y su mercantilización en el capitalismo actual, y la fragmentación del tiempo. Por un lado, la palabra se ha vuelto una de las grandes mercancías, en la forma de crear una experiencia colectiva que no genera ningún vínculo personal pero sí muchos deseos de consumo. Por otro lado, vivimos en un presente que no anuncia nada que no sea su propia destrucción. La promesa está en crisis porque nos da miedo comprometernos a algo que no sabemos si va a estar en nuestra mano poder cumplir.

Sostiene que la evolución de la tecnología resta peso a las promesas en favor de las predicciones. ¿Cómo ve las posibilidades de la inteligencia artificial?

Actualmente estamos dominados por un ansia de predicción. Como nos sentimos amenazados por no tener el control de nuestras vidas, respondemos con esa necesidad. La IA está ofreciendo una expectativa de seguridad, y por lo tanto la posibilidad de que nos enfrentemos a menos accidentes imprevistos. Me resulta interesante preguntarme para quién trabajan las nuevas tecnologías, pero la verdad es que no le atribuyo a la IA un potencial creador. Al final, es un algoritmo que realmente no tiene nada de creativo, lo que está haciendo es combinar y recombinar elementos ya existentes.

Habla de la crisis de las tres grandes promesas occidentales: Dios, el Estado y el capitalismo. ¿Este derrumbe explica la sensación de amenaza e incertidumbre?

Efectivamente, esas tres grandes promesas están en cuestión, y generan miedo y sensación de amenaza constante. Son las tres grandes estructuras en las que se han basado las sociedades occidentales: Dios como promesa de salvación, el Estado como la estructura que garantiza el bienestar de los ciudadanos y su seguridad, y el capitalismo como la promesa de que, a cambio de trabajar y consumir, alcanzaremos el crecimiento, el éxito y la prosperidad. La crisis de todas ellas está generando una ola reaccionaria que intenta restaurarlas a toda costa, generando derivas autoritarias que solo conciben un horizonte de prosperidad para un determinado nicho, no para todo el mundo.

«Prometer es un acto que se hace en presente, pero que tiene en cuenta un futuro en común»

¿Qué hacer para evitar una ola reaccionaria?

Para mí la pregunta que debemos hacernos es justamente qué promesa podemos hacernos entre iguales. La promesa soberana es cuando pedimos desesperadamente a los líderes políticos, a la tecnología, incluso a los gurús de autoayuda, que nos prometan que nos van a salvar de la desazón que sentimos. Hay otra promesa, la igualitaria, que no implica una relación de poder y servidumbre, sino una relación de igual a igual. En el libro explico que solo cuando todos tengamos el mismo derecho a participar y ser acogidos podremos hablar de promesa igualitaria y de un contexto en el que no se excluya a nadie. Esa promesa igualitaria implica una manera diferente de concebir el futuro donde no se reduzca todo al «sálvese quien pueda» y donde no tengamos que pasar por la jerarquía del poder.

Mencionaba antes el escepticismo y una sociedad que no cree en nada. ¿No es contradictorio con el éxito de los libros de autoayuda y la cultura de Mr.Wonderful?

Es importante diferenciar entre creencia y credulidad. Vivimos tiempos descreídos, pero somos muy crédulos. Somos crédulos con la publicidad, con el horóscopo, con informaciones de fake news mientras nos confirme el estado del mundo que nos conviene. Hay cierta desesperación en encontrar un sentido al caos en el que nos encontramos, aunque sepamos que no tenemos ninguna base sólida que lo sostenga. Es curioso porque interesan credulidades temporales, como que la bruja nos diga que voy a encontrar el amor en un mes, que la publicidad nos asegure que el producto que acabamos de comprar nos hará más jóvenes en una semana, que los políticos nos aseguren el país y las aspiraciones que deseamos, y que los medios nos confirmen el sesgo ideológico que arrastramos.

¿Hasta qué punto cree que la política ha influido en la pérdida de credibilidad, y de qué manera conecta esto con los medios de comunicación?

No hay política sin sistema mediático, son dos caras de la misma moneda. A mí me preocupa cómo se manipula el concepto de democracia, que es una gran figura de la promesa igualitaria. En una sociedad democrática hay una igualdad real de derechos, una participación de todos en la vida pública, unas propuestas políticas concretas que ofrecen un horizonte. Sin embargo, ahora el centro de la vida política no es el contenido de los mensajes que se emiten, sino los efectos performativos que se generan. Se gobierna en la incertidumbre, y ahí solo vale la táctica inmediatista, el golpe de efecto. En un contexto donde la gente está desesperada, hay espacios políticos y mediáticos que buscan sacar rédito. Cuando hay políticos que afirman que España se rompe y hay medios suscribiendo esa idea, se están aprovechando de los miedos de la gente.

«¿Cómo te vas a comprometer si estás esclavizado? La precariedad estrecha tus posibilidades de movimiento»

El miedo tiene mucho que ver con la inseguridad. En su ensayo, habla del «tiempo del accidente». ¿A qué accidentes se refiere?

Acuño ese término para referirme a todos los imprevistos que forman parte naturalmente de la vida, pero que se han vuelto una constante hoy porque el accidente se ha normalizado y vivimos en él permanentemente. Pienso en los contratos temporales donde no sabes si te van a renovar, en las rupturas amorosas de relaciones que nunca han sido concretadas como estables, en pérdidas emocionales y lutos posteriores… Si todo esto es la constante, no podemos vincularnos de forma sana los unos con los otros, porque tampoco podemos proyectar un futuro en común.

Lo que menciona entronca directamente con la precariedad. ¿La libertad de prometer choca con la imposibilidad de sostener proyectos y afectos?

Hoy en día se usa la palabra libertad con mucha facilidad. Si no dispones de la capacidad de cambiar, intervenir o reorientar el sentido de tu vida personal y colectiva, no eres libre. Si tú estás en manos de otros porque careces de las herramientas para decidir por ti mismo y saber qué va a ser de ti mañana, no puedes ser un individuo libre. La promesa no solo supone un objetivo a futuro, también implica establecer un vínculo con alguien y comprometerte con esa acción. ¿Cómo te vas a comprometer si estás esclavizado? La precariedad estrecha tus posibilidades de movimiento. Actualmente hay un gran simulacro de una libertad mercantilizada que le sirve a la derecha neoliberal para justificar el «sálvese quien pueda» y otros discursos individualistas.

¿Diría que la flexibilidad es un reflejo del mercado de consumo actual?

Esto se ve claramente en el ámbito laboral, con las formas de trabajar y las maneras de vincularnos afectivamente. La sociedad que hemos desarrollado es narcisista y ególatra porque nos hemos ido encaminando hacia unas formas de flexibilidad que tienen que ver con el mercado de consumo actual y esa necesidad de generar rédito, de ganar a toda costa y de hacerlo desde un prisma individual. La destrucción del tejido social tiene mucho que ver con la sensación de estar de paso.

¿La incertidumbre tiene que ver con vivir más aislados en la época actual, con menos vínculos de confianza? 

Cuando uno vive con la incertidumbre y no sabe si lo que tiene ahora va a continuar en el corto plazo, es inevitable despertarse pensando que le acechan peligros inminentes. En este contexto, hay un aislamiento y un gran individualismo, que además va acompañado de una falta de confianza en nosotros y en los demás. La promesa es algo concreto, no es abstracto, y se dirige a alguien en particular, pero si no tenemos confianza vamos a caer en la impotencia de repetir: «No puedo prometerte nada», y además también nos va a costar creer en aquello que nos prometen. Como decía antes, hay mucha credulidad, pero creemos muy poco en los otros. Todo esto hace que haya una falta de confianza sobre la repercusión que pueden tener nuestras acciones para cambiar el mundo.

«El peligro de la extrema derecha no puede ser el único argumento de la izquierda»

Usted ha estado vinculada a los movimientos sociales y políticos que surgieron tras la crisis y desembocaron en el 15-M, cuando sí se creía que se podían cambiar las cosas. ¿Qué balance hace?

El 15-M parece muy lejano, pero no ha pasado tanto tiempo. La crisis del 2008 se presentó como una crisis financiera, pero se convirtió en una crisis política de representación y de valores colectivos. En ese contexto, el 15M dio una respuesta colectiva igualitaria en términos de democracia y de justicia social. El lema de entonces era «Democracia real Ya», y se puso en entredicho que la democracia dependiera solo del sistema de partidos. Ahora siento que se ha terminado un ciclo, hemos cerrado una etapa en la que se impulsaron nuevas propuestas políticas sobre una serie de cuestiones, como la corrupción, el concepto de castas, o el clasismo en la educación. Ahora asistimos a un repliegue identitario donde, en lugar de radicalizar la democracia, se ha pasado a creer que no sirve y que necesitamos regresar al autoritarismo. No es una ola reaccionaria que amenace solo España, está en todas partes.

Podemos capitalizó políticamente el descontento de aquella época en España, aglutinó muchas sensibilidades. ¿Cómo ve su evolución y el papel de la izquierda en el panorama actual? 

Todo ha ido tan rápido que creo que necesitamos un análisis calmado y serio de cómo hemos llegado al descontento actual y cómo podría haber sido esa nueva política. Estoy convencida de que parte de la decepción actual tiene que ver con el corto recorrido de la traducción política que representó Podemos. Una pregunta clave que no se hizo correctamente en su momento es qué significa convertirse en un partido político y qué margen de transformación hay. Respecto a la izquierda, diría que el peligro de la extrema derecha no puede ser su principal argumento. Ese peligro existe, pero no puede ser el único que se exponga, porque es un argumento perdedor. Lo que tenemos ahora es una amenaza reaccionaria reforzada en otros espacios.

En el ensayo sostiene que para entender el pasado es más interesante buscar los distintos inicios que la raíz.   

Sí, hay dos maneras de ir hacia el pasado. La primera es dirigirnos a la raíz, al origen como el único principio, y la otra es buscar los principios múltiples. Para mí es una manera mucho más libre de entender de dónde venimos y atender de una forma mucho más abierta al curso de las vidas y de las historias. Me parece que centrarse en la narrativa lineal es reducir la mirada. De hecho, una de las batallas culturales de nuestra época se juega justamente en quién monopoliza el pasado y su significado. Se habla mucho de la nostalgia, pero realmente el pasado no es reaccionario, lo es el uso que se le pueda dar.

«Una de las batallas culturales de nuestra época se juega justamente en quién monopoliza el pasado y su significado»

La promesa aparece como algo positivo, pero también como una herramienta reaccionaria.

Efectivamente, es una de las paradojas interesantes que analizo de la promesa. A los trabajadores no se les dice que sean buenos en su trabajo, sino que proyecten la posibilidad de ser algo exitoso. La educación no vale tanto por lo que aprendes, sino por la promesa de incluir un futuro en el que tengas éxito y reconocimiento social. Los políticos son más considerados por lo que vaticinan que por lo que hacen. La propia pareja funciona en relación a la promesa de formar una familia o construir algo en el futuro que aporte valor. Todo esto hace de la promesa una forma de esclavitud. Por un lado, tenemos esta dificultad para comprometernos a través de la palabra con los demás, y por otro vivimos todo el tiempo en relación a algún tipo de promesa que no sabemos quién hace, quién la tiene que cumplir y por lo tanto también a quién reclamar las promesas incumplidas.

Resulta interesante el concepto de las promesas heredadas, como la promesa de la familia o el éxito. De hecho, recurre al Quijote para demostrar que la promesa puede ser perjudicial.

Las sociedades se han organizado de ese modo, a través de estructuras como el matrimonio y la fidelidad sostenida en el tiempo, o la del trabajo y el éxito. La promesa también puede ser una forma de violencia, como cuando alguien nos dice «prométeme que no querrás a nadie igual» o «prométeme que darías todo por mí». El Quijote es una buena parodia de la promesa, porque nos presenta los usos chantajistas que se pueden hacer con ella. La promesa no es ni buena ni mala de por sí, hay que preguntarse qué expectativas crea y los motivos que nos llevan a ella. Yo defiendo que hay promesas que debemos romper porque las hemos hecho bajo el yugo de la desigualdad, del poder o incluso de la manipulación. A veces heredamos promesas que generan ansiedad, porque no podemos vivir inmersos en una vorágine ansiosa de no estar a la altura de las promesas que nos habíamos hecho. La universidad tiene mucho que ver con las promesas de realización y éxito que se han roto, por ejemplo.


https://ethic.es/2024/01/entrevista-marina-garces/?_gl=1*15g5nby*_up*MQ..*_ga*NDMwOTQwOTk0LjE3MDcwNjk0OTg.*_ga_0LL6WCT924*MTcwNzA2OTQ5NS4xLjAuMTcwNzA2OTQ5NS4wLjAuODk0NTcwODk3


Nosotros dimos al Imperio romano su más grande jefe, Trajano; su más ilustrado retórico, Quintiliano; su más amargo sátiro, Marcial; su más profundo filósofo, Séneca; su más verdadero poeta, el inmortal Lucano”.(Emilio Castelar)

Trajano, Adriano y Teodosio llegaron a ser grandes emperadores y Gala Placidia, emperatriz regente de su hijo Valentiniano. Dos clanes hispanos ejercieron el poder en dos fases clave del Imperio: el primero en la época dorada de Trajano y Adriano, el segundo, en la etapa plateada de Teodosio”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario