domingo, 18 de septiembre de 2022

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.


"SEMILLAS CROMÁTICAS" - Collage, Nekovidal.

TEMAS TERTULIA 23-9-2022

PREPOTENCIA

ATRAPADO EN EL TIEMPO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

QUE EL TRABAJO DIGNIFICA ES UN CUENTO.

"No se puede pedir a un cuerpo cansado y consumido que se dedique al estudio, que sienta el encanto del arte: poesía, música, pintura, ni menos que tenga ojos para admirar las infinitas bellezas de la naturaleza. Un cuerpo exhausto, extenuado por el trabajo, agotado por el hambre y la tisis no apetece más que dormir y morir.

Es una torpe ironía, una burla sangrienta, el afirmar que un hombre, después de ocho o más horas de un trabajo manual, tenga todavía en sí fuerzas para divertirse, para gozar en una forma elevada, espiritual. Sólo posee, después de la abrumadora tarea, la pasividad de embrutecerse, porque para esto no necesita más que dejarse caer, arrastrar. A pesar de sus hipócritas cantores, el trabajo, en la presente sociedad, no es sino una condena y una abyección."

"Los bellos cantos a las masas activas, laboriosas, pujantes: los himnos a los músculos vigorosos: las aladas peroraciones al trabajo que ennoblece, que eleva, que nos libra de las malas tentaciones y de todos los vicios, no son más que puras fantasías de gentes que nunca han tomado el martillo ni el escalpelo, de gentes que nunca han encorvado el lomo sobre un yunque, que jamás se han ganado el pan con el sudor de su frente."

Severino Di Giovanni


TEXTOS TERTULIA 16-9-2022

DUDAS

HIPOCRÁS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Las mentes grandes discuten sobre ideas, las medianas sobre cosas y las pequeñas sobre personas“. (Proverbio Chino)


DUDAS

Siendo pequeña tenía muy claro que ese músculo que hay dentro de la boca se llama «luenga», claridad que se enturbió cuando, tras aprender a leer, comprendí que se llama lengua. A partir de entonces comencé a dudar si decía las palabras correctamente; y no, no lo hacía, entre otras muchas recuerdo especialmente «significa» que yo escuchaba como «se ignifica»; tal vez la recuerdo en especial por su significado (no podía dejar pasar este juego de palabras).

La atención en el uso correcto de las palabras dio paso a poner el ojo también en los conceptos; visto lo visto podía ser que el sentido que daba a las cosas distara mucho del suyo real. Así me di cuenta de que confundía esquina con rincón, entrar a la terraza con salir a la terraza, sentarse en la mesa con sentarse a la mesa; en fin, una sarta de barbaridades que se ven solo si uno se detiene a analizarlas.

Sin embargo, en la batalla por mejorar mi entendimiento y mi manera de exponer las cosas, me di cuenta de que, curiosamente, casi nadie daba importancia a ciertas cuestiones ya que eran errores aceptados socialmente, es decir, políticamente correctos. Aquello redujo mi intención de extender lo aprendido, aunque no disminuyó la de seguir con mis análisis.

Hoy, mi observación va más allá de las palabras y los conceptos, alcanzando mi propia memoria, planteándome si mi vida fue tal y como yo creo que fue o he hecho una adaptación de ella; lo que me lleva a examinar el presente del mismo modo y a no tener muy claro si lo que veo, incluso lo que siento, está contaminado por una interpretación de mi cerebro.

Con todo esto intento moverme por la vida con la mayor honestidad y congruencia posibles. No puedo hacer otra cosa más que vivir según mis criterios, lo que no me exime de tener serias dudas sobre la veracidad de los mismos, dudas de las que estoy completamente segura.

18/septiembre/2022 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»


Nada viaja más rápido que la velocidad de la luz, con la posible excepción de las malas noticias, que obedecen a sus propias leyes especiales”.
(Douglas Adams)

DUDAS

¿Para qué sirven las dudas? Me preguntaban mientras dudaba si preguntármelo o no.

Dudé antes de contestar, pero finalmente lo hice.

Usted, como yo, cree que cuanto ve, siente y piensa es lo correcto, tal vez admita que a veces, y sólo a veces, se equivoca, pero en realidad está convencido de que el mundo, la vida, las cosas son como usted las ve y siente.

Es posible que sea así muchas veces o que viva usted inmerso en una fantasía incluso peligrosa para usted o quienes le rodean. Es posible que esté padeciendo una enfermedad mental que ni sospecha o que la información que ha recibido sobre determinado asunto sea claramente errónea.

Para eso, para inmunizarle del fanatismo, el integrismo o el mismo infierno, sirven las dudas, para invitarle a cada paso a mirar de otra manera, a probar diferentes puntos de vista y poder así proteger y ampliar su mente y su espíritu, o sea, usted mismo.

Resumiendo: ¿Tiene usted dudas? Tranquilo, es síntoma de salud mental. Sólo un idiota puede estar completamente seguro de todo.

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LA RAZÓN SE PIERDE RAZONANDO“

(Acción poética)


HIPOCRÁS

El joven Hipocrás pensaba demasiado, ya lo había dicho su abuelo años atrás.

“ . . . Si los dioses del Olimpo nos crearon a nosotros los mortales, ¿quién creó a los dioses del Olimpo? ... ¿Y quién creó a los creadores de los dioses del Olimpo? ¿Existe algún ser que no cree algo a lo largo de su existencia? ...”

“ . . . Tal vez los dioses y los mortales estén hechos de la misma materia, más perecedera en unos que en otros, pero idéntica en su esencia. Tal vez todo ser posee un ánima cíclica, tal vez incluso toda materia. ¿Tiene ánima un grano de arena?”

El padre de Hipocrás, agobiado ante el peso de tanta pregunta, algunas incómodas, descubrió para su hijo la vocación de pastor, a fin de apartarle en lo posible de la compañía de otros elementos extraños como él que pululaban por la polis.

Siete años después, necesitando comparar y compartir sus ideas con las de sus semejantes, Hipocrás solicitó el permiso paterno para volver a Atenas, pero le fue denegado: “No, no hace mucho le hicieron beber la cicuta a un viejo loco que preguntaba la mitad que tú. Sigue en el monte y conservarás la vida.”

Hipocrás se resignó y comenzó a escribir sus muchas preguntas y sus algunas respuestas en unas tablillas de barro que luego cocía con la abundante leña de los bosques y vitrificaba con arena del río. “Algún día caerán en manos de otro tejedor de preguntas como el viejo Sócrates, se decía, y ese pensamiento le consolaba en su soledad.

Llegó a reunir, a lo largo de treinta y siete años, mil quinietas veintiocho tablillas que su sobrino, dos semanas después de su muerte, vendió para ser trituradas y formar parte de los cimientos de uno de los tantos templos en honor de Apolo.

Uno de los esclavos que acarreó las tablillas enterró una docena con la idea de volver a buscarlas y engrosar, con su venta, sus ahorros destinados a comprar su libertad, pero nunca regresó, pues murió poco después de neumonía.

Las tablillas aparecieron a mediados del siglo XIX en un bazar de Estambul y meses después fueron nuevamente enterradas en los sótanos del Museo Británico.

Hipocrás no fue considerado un sabio hasta mediados del siglo XXII cuando, con casi todas las respuestas ante sí, el ser humano necesitó más que nunca deleitarse con el sabor de una pregunta.

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