domingo, 27 de marzo de 2022

 

VOCES entre VOCES

http://artes-libres.blogspot.com.es/

PARA ENVIAR TEXTOS O PROPONER TEMAS: nekovidal@gmail.com

GENEALÓGICA

las hijas del nuevo mundo
son blancas como las luces de los shoppings
pálidas como los panes de mc donald′s
translúcidas lágrimas finales de best sellers

las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
fuimos oscuras habitantes de hotel
tuvimos negras maneras de mirar
queríamos la vida en símbolos extraños
películas de bergman

las paridoras frígidas de las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
querían una historia sumergida en channel
casarse vírgenes con una réplica de cary grant
tener muñecas rubias de mejillas rosadas
mascadoras de chicle leyendo mujercitas

las hijas huérfanas de las madres frígidas del viejo mundo
queríamos las curvas mullidas de la marylin
y el aspecto latino de una amante del che

pero ellas
las nietas de la decadencia
las hijas del imperio del nuevo mundo
sólo desean ser
delgadas como un tallo
livianas como el ala de una mariposa
anhelan despertar
con los dedos más largos cada día
para hundirlos hasta el fin de sus amígdalas
y vomitar sin voluntad
lo que resta del siglo.

Laura Yasan

FUENTE: https://www.poemas-del-alma.com/laura-yasan-genealogica.htm


"VERDADES INEXPLICABLES" Collage, Nekovidal

GENEALÓGICA

las hijas del nuevo mundo
son blancas como las luces de los shoppings
pálidas como los panes de mc donald′s
translúcidas lágrimas finales de best sellers

las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
fuimos oscuras habitantes de hotel
tuvimos negras maneras de mirar
queríamos la vida en símbolos extraños
películas de bergman

las paridoras frígidas de las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
querían una historia sumergida en channel
casarse vírgenes con una réplica de cary grant
tener muñecas rubias de mejillas rosadas
mascadoras de chicle leyendo mujercitas

las hijas huérfanas de las madres frígidas del viejo mundo
queríamos las curvas mullidas de la marylin
y el aspecto latino de una amante del che

pero ellas
las nietas de la decadencia
las hijas del imperio del nuevo mundo
sólo desean ser
delgadas como un tallo
livianas como el ala de una mariposa
anhelan despertar
con los dedos más largos cada día
para hundirlos hasta el fin de sus amígdalas
y vomitar sin voluntad
lo que resta del siglo.

Laura Yasan

FUENTE: https://www.poemas-del-alma.com/laura-yasan-genealogica.htm

"Que el diccionario detenga las balas".(Acción Poética)


TEMAS TERTULIA 1-4-2022

IMPREVISTOS

CANSANCIO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


Pide consejo al que sabe corregirse a si mismo.”

(Leonardo da Vinci)


TEXTOS TERTULIA 25-3-2022

IDIOMAS

LA MEJOR ACTUACIÓN DE MI VIDA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

                                                     

IDIOMAS


Decía Federico Fellini que un idioma distinto supone una visión diferente de la vida. Al parecer, está científicamente comprobado que cada idioma desarrolla una forma de sentir que, a su vez, se refleja en la comunicación, no solo en las palabras, también en el tono de voz y en la gesticulación, algo fácilmente comprobable si se observan los múltiples matices y expresiones corporales tan desiguales que se dan en las distintas zonas de un mismo país.


Siguiendo mi costumbre de extrapolar las certezas a campos dudosos, voy a permitirme divagar sobre los idiomas para añadir un concepto que he dado en llamar «jerga emocional»; esto no es otra cosa que la mezcla del idioma propiamente dicho, ya sean palabras recogidas en el diccionario o vocablos extraoficiales, con la emoción personal e intransferible que cada voz produce en nosotros y que, inevitablemente, abraza nuestro discurso queramos o no.


Es sabido que lo que aprendemos de niños queda grabado para siempre en nuestra memoria aunque no lo recordemos. Tirando del hilo de esta idea, tiene sentido pensar que cuando decimos «agua» la palabra no solo lleva la carga del líquido elemento, sino que está impregnada de las emociones que vivimos cuando por primera vez comprendimos lo que significaba y pudimos relacionarla bien con la agradable sensación de satisfacer una necesidad o, por el contrario, con la imposibilidad de hacerlo y el desapacible contacto con la sed.


Por lo tanto, decir «agua» no tiene el mismo peso específico para todo el mundo, como ocurre con aire, con jabón, con beso, con odio, con amor… Esto significa que entendernos con otra persona es sumamente complicado por muy despacito que hablemos y muy buena pronunciación que tengamos. En realidad, no existe nadie capaz de comprender a otro ser humano en su totalidad, pues no es posible ver las luces y las sombras que contienen sus palabras, ni sentir los afectos y los desamores que conformaron su particular vocabulario.


Pensar que comprendemos a los otros o que somos comprendidos por ellos no es más que una quimera, una realidad virtual que nos ayuda a no sentirnos absolutamente solos con nuestros pensamientos. Somos propietarios de una «jerga emocional» exclusiva, creadora y también conductora de los conceptos que exponemos al mundo, no estaría de más tomar conciencia de que cuando hablamos somos interpretados, igual que nosotros interpretamos las palabras ajenas. Si tenemos esto en cuenta sucederá un auténtico milagro: el respeto se hará verbo.


Al saber que toda palabra va cargada de emociones que nunca seremos capaces de descifrar, pondremos más interés en escuchar al otro y mucho más cuidado en lo que decimos y en cómo lo decimos, dando lugar a una suerte de comunicación, combinación de escucha sincera e intención de darse a conocer, que transformará una conversación ordinaria en un hecho absolutamente extraordinario. Parece una simpleza, pero no lo es; también parece fácil, y tampoco lo es.

23/marzo/2022 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»

Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio.” (Leonardo da Vinci)

LA MEJOR ACTUACIÓN DE MI VIDA

1981 es un año muy recordado por los españoles, especialmente el mes de febrero.  La vida, a la que no le suele faltar ese sentido del humor del tipo “¿no quieres sopa?, pues toma dos platos”, hizo que ese año me encontrara padeciendo el servicio militar. Al margen de lo ocurrido en el cuartel en que estaba recluido durante ese mes de febrero, que es otra historia, recuerdo un hecho sucedido un par de semanas antes.

Entonces ya me encontraba trabajando en la oficina de la P.M.A. Plana Mayor Administrativa, un nombre rimbombante con que llamar a un grupo de doscientos y pico soldados de todas las profesiones imaginables cuya función era el mantenimiento del cuartel. Por caminos que no vienen a cuento, había llegado a cabo furriel y a tener como función, dentro de la oficina, el decidir semanalmente quien podía ir de permiso a su casa durante el fin de semana y quien no: otra broma de la vida: un libertario administrando la libertad ajena.

Intentaba ser escrupuloso en mi trabajo, pues era enorme el valor que allí dentro tenía la libertad. Nunca admití un soborno, aunque ofertas no faltaron, y la experiencia me sirvió para comprobar empíricamente la validez de muchas ideas que componían mi ideología: la concentración del poder social es un estado antinatural y enfermizo en el que, al final, tan víctima es quien lo ejerce como quien lo padece.

Un viernes por la mañana, cuando se preparaba la documentación de los permisos, llegó una orden de las oficinas del coronel, el mando de mayor graduación del cuartel y el responsable último del mismo,  diciendo que ese fin de semana no se marchaba nadie. Los papeles ya estaban preparados, y entre ellos figuraban los pases para firmar de tres chicos canarios que llevaban, el que menos, cuatro meses sin ir a su casa. Eran un pequeño grupo a los que yo había asegurado que, cuando pidieran un permiso lo tendrían, habida cuenta de que no podían disfrutar de uno cada quince días, que era lo habitual, ya que el coste económico del viaje a su casa lo hacía imposible para ellos.

Para su desgracia, que luego sería la mía, el azar quiso que justo esa semana pidieran los tres canarios el permiso, y haciendo memoria recordé que dos de ellos me habían contado los pormenores: una madre enferma y una novia a punto de no soportar tanta espera: tenían que volver como fuera a las islas ese fin de semana.

Separé los tres pases del resto, que habían quedado automáticamente anulados con una sola orden que no vino acompañada, desde luego, por ninguna explicación. Me fumé un cigarrillo mirando los pases y pensando que hacer para que esos chicos pudieran salir de allí ese fin de semana, hice un par de llamadas pero la respuesta de los compañeros de las distintas oficinas era la misma: “No sabemos que coño pasa, pero no dejan salir a nadie.”

Cometiendo un error que repetiría un par de veces más a lo largo de esos catorce meses militares, que era el creer que la razón o la lógica pueden tener un hueco en un ejército, cogí los tres pases y me fui directamente a hablar con el coronel. Llegué a la puerta de su despacho y, tras llamar y decir las palabras que exigía el protocolo militar: "¿da su permiso mi coronel"?, entré. El soltó un seco “Usted dirá, artillero”, y continuó con lo que estaba haciendo, firmando unos papeles. Por mi parte, comencé la exposición del asunto que hasta allí me había llevado, explicándole cuanto tiempo habían estado esos chicos sin ver a su familia, exagerando un poco el drama de la madre enferma y cambiando a la novia por una hermana, enferma también. El tipo me escuchó con aparente atención, y ya hacia el final de mi discurso se recostó hacia atrás en su butaca y me miró de una forma que ya me hizo presentir que aquello no iba bien. Cuando hube terminado le miré a los ojos, otro pecado imperdonable en el ejército, y esperé su respuesta: se levantó lentamente, el color de su cara empezó a cambiar y a pasar por tonos cada vez más vivos y de repente dio un grito de ¡FIRME, ARTILLERO! Ahora era él quien soltaba, a gritos, una parrafada: qué qué me había creído, que si no había recibido reiteradamente una orden, la de permisos cancelados, que había circulado durante la mañana por todas las oficinas, que si no había oído hablar de la cadena de mando que debía seguirse para hablar con cualquier superior, que si la jerarquía, que si las normas, que si  . . .  Según iba soltado su discurso yo iba calculando: me quedan seis meses de mili, con suerte, me sacarán del calabozo una semana antes de licenciarme, comprendí que desde el punto de vista de ellos, lo que acababa de hacer era imperdonable, más teniendo en cuenta que no tenía ni siquiera el galón de cabo, a pesar de tener funciones de cabo furriel: me había negado a hacer el examen alegando que no tenía tiempo porque tenía que estudiar magisterio con un pase especial que había conseguido para poder salir a las clases, otra historia curiosa.

Su discurso lo terminó como lo empezó, a gritos, y con la frase: “Retírese, y no se mueva de su batería, pronto recibirá órdenes”. Taconazo, media vuelta y, según pongo la mano sobre el pomo de la puerta oigo que me dice, gritando, claro: “Artillero, ¿de donde es usted?” Yo, que lo daba todo por perdido y empezaba a estar ya más  cabreado que acojonado, me volví y con la voz más fuerte que pude soltar le espeté: “De la República Oriental del Uruguay, mi coronel”, y me marché.

En realidad mi matrícula era M, de Madrid, 36, y ya era en Madrid donde había vivido más tiempo de mi vida, aunque los primeros años de mivida los pasé en Uruguay, hijo de emigrantes esapñoles. Además, ya por entonces tenía muy claro el peligro que escondía el concepto de patria, pero, sabiéndome perdido, pensé, con una rapidez que me asombró a mi mismo, que al menos podría darme ese último gusto, esa especie de ufanía de los derrotados que ya por entonces tan sabiamente había definido Benedetti, ese sí, uruguayo de pura cepa.

La clave, por supuesto, no estaba en el hecho de presentarme como extranjero, sino en el de poder presentarme como republicano ante un elemento del todavía ejército franquista, donde la palabra república no sonaba mejor que demonio o herejía, y poder decirlo dentro de la más absoluta legalidad y sin faltar a la verdad. En eso consistió la actuación, porque cada vez que alguien me pregunta de dónde soy y me siento, no puedo evitar actuar, sin ninguna intención de engañar, pero actúo, porque si me limito a decir “ciudadano del mundo”, creen que es una respuesta evasiva o graciosa, y no lo es. Por otra parte, ¿cómo explicar que me siento realmente del mundo y desde luego gallego, madrileño, uruguayo, andaluz y hasta japonés y que no hay en ese sentimiento ningún conflicto o contradicción?

Bajé las escaleras del cuartel calculando qué llamadas tenía que hacer para dejar la vida mínimamente ordenada para los siguientes meses, yo mismo había visto pasar por la oficina documentos en los que se aplicaba con dureza la ley militar, condenando a chavales a estar semanas o meses en una cueva insalubre por cualquier nimiedad. Sólo me preocupaba que me soltaran antes de seis meses. Pasaron las horas, el día siguiente y hasta tres días esperando sin recibir noticia alguna.

Y nunca llegó el parte de arresto, mi castigo se limitó a esos tres días sufriendo por lo que nunca habría de llegar, eso fue lo que terminé aprendiendo de esa situación: que la mayoría de nuestros sufrimientos provienen del temor a lo que pueda ocurrir y de tanto pensar y angustiarnos, acabamos siendo nuestros propios carceleros, como yo lo fui de mi mismo durante aquellos tres días.

Muchas veces he reflexionado desde entonces sobre la razón de que aquel coronel decidiera finalmente no imponer ni siquiera un mínimo castigo: tal vez comprendió que lo reclamado era justo, tal vez era el típico machote que pensó:¡qué cojones le ha echado!, tal vez se dijo: es normal que no sienta España, es extranjero, o tal vez pidió mi ficha al SIM (Servicio de Inteligencia Militar), que incluía las fichas policiales donde ya figuraban unos antecedentes por razones políticas, los únicos que he tenido en mi vida y de los que en realidad había sido absuelto y pensó: si jodo a éste, igual paso de Artillería a Aviación, como Carrero dejó la Marina para echarse a volar . . . supongo que nunca lo sabré.

Al cabo de seis meses me licencié sin mayores problemas, habiendo sido el único cabo furriel del ejército español que no fue cabo y el único soldado raso, que yo sepa, que saltó el escalafón militar de la base a la cúspide y sobrevivió para contarlo.

Nekovidal nekovidal@gmail.com

ARTES LIBRES www.arteslibres.net


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

ENTREVISTA A EVARISTO GUERRA (PINTOR)

Entrevista realizada por José MARCELO RUIZ

De izquierda a derecha: José Marcelo Ruiz y Evaristo Guerra Zamora

EVARISTO GUERRA - Pintor y autor de la exposición «Colores veleños».

«Cuando creo, dejo en mis obras mi alma y trasmito el ser de la Naturaleza, con autenticidad y sinceridad «.

«Me gustaría que se me recordara como un creador que ama la Naturaleza; un apasionado de la luz y del paisaje de mi tierra”.

Pregunta.- He visitado la exposición Colores Veleños, que está expuesta en Málaga en las salas Migorance del Archivo Municipal, y he sentido al contemplar las obras una serenidad absoluta. ¡Cómo la intensidad de la luz que reflejaba sus paisajes me cegaba el alma! Hábleme de esa luz tan nuestra, de ese estado de serenidad que trasmite.

Respuesta.-  La luz  del paisaje veleño y de la Axarquía es una luz violácea, donde el monte con sus colores calientes  se une con el mar. El blanco es la luz intensa  del sol que le da y matiza el rojo de la tierra y el azul del mar, y ello consigue la degradación violácea de los fondos de los cerros. Esta matización del sol logra que los colores sean intensos y que apenas exista la sombra. Ello produce la sensación de ceguera debido a la pureza de los colores. Esto da serenidad en el espectador. Mi acto creativo es tragarme todo ese colorido y vomitarlo en mis obras; dejando mis sentimientos como hondas raíces.  

P.-  Haga usted una mirada retrospectiva de sus obras, en las distintas etapas de su vida. Hábleme de esa evolución creativa. ¿Qué constantes se han mantenido siempre?

R.-  Desde muy niño, sentí la necesidad de pintar, soñaba con colores. En esta etapa, pintaba lo cotidiano. Después pintaba retratos familiares. Cuando llegue a Madrid percibí  que mis obras  no tenían originalidad, porque eran lo mismo que  pintaban los demás pintores. Entonces volví a Vélez y descubrí que lo que buscaba estaba en mi tierra: su paisaje y su luz.  

Contemplo el paisaje y su luz, y los estudio de tal manera que los interiorizo. Me habla ese arcoíris de colores y surge el diálogo mientras  paseo; me siento como si fuera un tronco de árbol caminando dentro del bosque. Mi constante en mi pintura ha sido y es la presencia de la luz de mi tierra veleña y axárquica. Y al crear, no veo el  el paisaje desde la ventana, sino voy a su encuentro;  soy árbol y penetro dentro del bosque. La luz, el bosque y el paisaje quedan en mí. 

P.-  Como usted ha expresado en su creación hay un lenguaje, un diálogo que mantiene con el paisaje natural, e incluso se da una lucha y una búsqueda constante para captar la luz y su belleza, y mostrarnos como se manifiesta. Hábleme de la  razón de ser que le motiva.

R.- Necesito estar con el paisaje natural: los árboles, las plantas, las montañas y su luz… En ese estado de recogimiento, a solas con él, comienza el diálogo. Precisamente, en esas vivencias, es cuando percibo que la `Naturaleza´ es la verdad. Porque ella se manifiesta con autenticidad y entrega; ofreciendo sus frutos sin pedir nada a cambio. La razón de ser que  me motiva para pintar y crear es  el amor que le profeso.

P.- ¿Cuál es su concepción sobre el arte?

R.- El arte es el autorretrato del alma. Porque cuando creo, dejo en mis obras mi alma y trasmito el ser de la Naturaleza. Para ello, hay que hacerlo con autenticidad y sinceridad, revelando la verdad encontrada.

 P.- ¿Cuáles son los valores que deben poseer un  creador?

R.- Como he expresado, el artista como creador debe tener presente: ser sincero consigo mismo; ser original; tener compromiso y entrega en su quehacer creativo, manteniendo una lucha constante en su búsqueda; amar lo que hace; ser  generoso al entregar el mensaje y la verdad  revelada. Pero debe hacerlo con humildad.

P.- Deja usted un legado  de un gran valor artístico-creativo con una identidad y personalidad inconfundible. ¿Es usted consciente de ello?

R.- Todo creador toma conciencia de su obra desde el momento que se compromete con su destino. Que no es otro que desvelar las grandes preguntas que se hace el ser humano. Soy consciente que en mis obras no es cuestión sólo de técnicas; hay esa verdad encontrada: la Naturaleza es la razón de ser de la existencia de la vida. E ir en contra de ella, supone la perdición de la especie humana. Esto es lo que yo lego en mis obras: “Que hay que amarla”

P.- ¿Cómo le gustaría que le recordara?

R.- Como un creador que ama la `Naturaleza´; un apasionado de la luz y del paisaje de mi tierra veleña-axárquica. Que mis obras sirvan como motivación a las generaciones posteriores, para que la cuiden y la amen.

                                                                José Marcelo Ruiz

Esta entrevista se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 11 de marzo de 2022.  Mi agradecimiento al director del medio D. Francisco Gálvez por su interés por los temas de cultura, de opinión y pensamiento.

FUENTE:

https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2022/03/11/entrevista-a-evaristo-guerra-pintor/



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