domingo, 20 de febrero de 2022

 

VOCES entre VOCES

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TEMAS TERTULIA 25-2-2022

¿CUÁNDO?

VIAJES

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


"MIEDO Y BELLEZA" - Collage Nekovidal


GLORIA FUERTES QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Gloria Fuertes que estás en los cielos

Con el Dios del anciano del parque,
con el Dios que tejiste en tus versos...
Con el dios que te hizo payaso
Gloria Fuertes que estás en los cielos...

Gloria Fuertes que estás en los niños
En los hombres y mujeres del pueblo.
Gloria Fuertes que un mes de noviembre
Te escapaste sin boli y cuaderno.
Gloria Fuertes que estás donde Philips
Donde Chelo, Asunción y otros muertos
Gloria Fuertes que ya sabes todo
Lo que pasa después del silencio

Gloria Fuertes que estás en mi vida
Te has llevado un buen trozo del pecho.
Gloria Fuertes que estás donde sea..
No me basta la voz del recuerdo...
Yo te quiero en tu casa y tus cosas
Con un wiskhy un pitillo y un verso.

Belén Reyes

FUENTE: POEMAS DEL ALMA


TEXTOS TERTULIA 11-2-2022

HASTA QUE LA PANDEMIA NOS SEPARE

MIEDOS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


HASTA QUE LA PANDEMIA NOS SEPARE

Triste es ver abandonar la vida a un ser vivo, aún cuando sabemos que gracias a ello la vida prosigue, más triste aún es cuando se trata de un ser humano, más aún cuando se trata de un ser querido, cercano.

Para nosotros, los aún vivos, la muerte se identifica siempre, irremediablemente, con el dolor, pero entre todos los dolores y todas las formas de muerte ninguna hay tan lacerante como cuando muere la amistad, el apoyo mutuo, la confianza, el cariño, el amor, a manos del peor monstruo imaginable, la peor pandemia: el miedo.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com

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MIEDOS

Desde que a finales de los ochenta vendí mi Seat600, dejé de coger el volante de manera continuada; sí que lo hacía en momentos puntuales, pero nada que ver con la destreza que da la práctica cotidiana. Creo que «soltar el volante» no fue otra cosa que el símbolo de haber decidido soltar las riendas de mi vida como si, ante aquellas circunstancias tan adversas, bajar los brazos fuera mi única defensa.

Cuando se deja la vida en manos ajenas quienes toman las riendas son los propios miedos y no es cómodo ni gratificante hacer camino desbrozando temores. Un buen día, hace ahora algo más de un año, no sé si por ganas de hacerlo o por rabia de haberlo dejado de hacer, quise retomar el volante o, lo que viene a ser lo mismo, quise ser yo quien de nuevo manejara mis caballos. Qué difícil hacer algo que uno lleva muchos años sin practicar, no tanto por la falta de costumbre como por las referencias que se tienen de cuando se hacía a diario.

No era lo mismo conducir 40 km a los treinta años para ir a casa de mi pareja que coger el coche ahora para ir a comprar al súper a 2 km, pero sentir el volante en mi mano me devolvió parte de la seguridad perdida y me confirmó que aún tenía la capacidad; sin embargo, en cada cambio de marcha seguían acompañándome un grupo de miedos indefinidos que no lograba entender hasta que, hace poco, tuve la oportunidad de llevar a mi lado a un acompañante exclusivo: la persona que más quiero en la vida en este momento.

Fue al día siguiente cuando tomé conciencia, pero lo cierto es que desde el preciso momento de arrancar supe que los miedos no estaban allí. Y es que había tanto amor en el coche que no quedaba espacio para ellos. Pero el amor no solo alejó el miedo, también despertó las cosas que, por su causa, dormitaban en mí; recordé, entonces, lo que dijo Huxley: «El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente, el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor, el miedo expulsa también a la inteligencia, a la bondad, a todo pensamiento de belleza y verdad y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma».


Qué cosa tan curiosa la vida, alguien se aproxima a uno buscando calor y resulta que lo que consigue, sin saberlo, es sacar todo el amor que uno lleva dentro y que, además, resulta ser la única medicina efectiva para soltar los miedos y abrazar la vida. Un gracias no abarca lo que siento, pero es lo único que alcanzo a decir.


19/febrero/2022 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»



MIEDOS

EL PODER DEL MIEDO


Con amenazas más o menos encubiertas, directas o indirectas, los padres asustan a sus hijos, los maestros a sus alumnos, los empresarios a sus empleados, los sacerdotes a sus feligreses, los gobiernos a los ciudadanos y la banca, a todos ellos, vivimos en un mundo sumergido en miedo.

En un extraño y maravilloso libro, Los papalagui (*), publicado hace casi un siglo, se van enumerando, desde el punto de vista de otra cultura, la samoana, las rarezas de la nuestra, la occidental.

Se habla, entre otras cosas, de la extraña costumbre que tenemos, tienen nuestros medios de comunicación, de difundir siempre noticias negativas, muchas veces escabrosas y hasta tétricas, sin dejar apenas espacio para las que son mayoría en las sociedades humanas: las positivas. La prueba de que es así es que, a pesar de tantas desgracias, nuestra especie no sólo sobrevive sino que se extiende por la faz de la tierra con la rapidez de una plaga y el nivel de vida material de los humanos, a pesar de todo, es cada vez mejor, cualquier ciudadano de clase media actual vive mucho mejor que el rey o emperador más poderoso hace tan sólo un siglo.

Creo que no es casual esta extraña y mentalmente poco saludable costumbre tan extendida, diversos estudios neurológicos demuestran que razonamos peor, en todos los sentidos, cuando estamos bajo la influencia del miedo y el estrés, especialmente si es una situación continua en el tiempo. Así, un mecanismo aparentemente informativo se transforma en un medio de manipulación social eficaz y temible.

No se trata de estar todo el día sonriendo y celebrando la vida sin más, sin prestar atención a tantos problemas de todo tipo presentes en nuestras vidas, para los que, además, se nos niegan las herramientas para solucionarlos al negar una democracia directa y continua y reducirla al patético ritual de introducir un papel en una urna cada cuatro años, se trata de solucionar esos problemas escuchando de una forma continua a la mayoría de los ciudadanos, se trata de que los ciudadanos elijan por sí mismos en qué se ha de gastar su propio dinero, se trata de votar una vez al año los PGE (Presupuestos Generales del Estado) en vez de cada cuatro años a quienes decidirán a sus antojo en que se ha de gastar esa ingente cantidad de dinero.

Mientras, millones de personas viven aterrorizadas por la existencia, por ejemplo, de extremistas de determinada religión, cuando siempre los ha habido en todas las religiones y en todas las épocas, sin caer en la cuenta de que las posibilidades de morir en un atentado son incluso menores que la de que les caiga un avión encima.

El miedo permite, además, manipular la memoria de manera que nadie recuerde quien creó esos grupos y los financió durante años ni los verdaderos intereses que se esconden tras ellos.

El miedo atenaza la capacidad de razonamiento de los individuos, les hace más débiles y manipulables, hace años que sabemos que una persona bajo los efectos del miedo piensa y decide peor, se equivoca a menudo y sufre, además, todo tipo de dolencias psicosomáticas.

Daría el mundo, especialmente nuestra cultura occidental, un gran paso adelante si en vez de almacenar tantos miedos que condicionan y marcan nuestras vidas como no podemos ni sospechar, los concentráramos todos en uno sólo: en el miedo al miedo, nuestro gran tirano.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com

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MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


METAMORFOSIS

Vuela la oruga en frágil mariposa

El escúalido pato emerge en bello cisne.

Los árboles desnudos del otoño

se visten de color en primavera.

El sol funde las nieves del invierno

y en calor vuelve al frío, en el estío.

La luna inexorable se transforma

mostrando cada noche su condición cambiante.

Este es el lado bueno de las cosas,

la rutina coherente que equilibra la vida.

Tras ella un lado oscuro se mantiene constante

desafiando las leyes de humanidad y justicia.

No hay fases para el hambre, ni cotas para el odio

que crece indiferente al clamor indefenso.

Las voces se convierten en gritos de agonía,

la violencia se expande en sangre derramada.

Hasta el mar, ese mismo que es luz,

que es puerta abierta, que es vida y es poesía,

El mar también es tumba.


HAYDÉE ACOSTA


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