domingo, 13 de febrero de 2022

 

VOCES entre VOCES

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TEMAS TERTULIA 11-2-2022

HASTA QUE LA PANDEMIA NOS SEPARE

MIEDOS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


COLLAGE: "Miradas" - Nekovidal

QUE EL HOMBRE DEL SUEÑO NO LLEGUE

Que el hombre del sueño no llegue tsé-tsé,
no me vea abandonado a merced del león y sea tarde
para mutar en masai y lanza, es decir: “La vida! El Africa..!”
y no también: la mamba

que todos mis atardeceres han deseado un Holland & Holland
partir el cráneo del búfalo, un único balazo, un búfalo como la noche
sin tam tams innecesarios

contar esta hazaña en las hogueras, la carne de bronce, dialectos de la lluvia
diamantes y estrellas, ni musulmán ni hebreo ni cristiano siquiera,
y ríe, ríe si pudieras, y dame, un dios cualquiera: un búfalo muerto,
o mamba entre los pies desnudos, cuernos de animal
dibujados, semiborroneados, en la tierra

ciento veintitres mil moscas (y no llegues)
espinas que desgarran si se corre entre las fiebres
dame, embiste contra mí, con un dios, una máscara cualquiera
carga, desde dorado pastizal desde drogado sueño,
y tsé-tsé en el aire, que es voluta verde... que se quema

pero mi búfalo huele, el aceite de la escopeta, y en realidad huye de este poema
como un diamante negro o mejor dicho, escapa como ópalo, desaparece: como estrella
y he quedado en la actitud del caminante, viento rojo desde mis espaldas,
mi plexo blanco / sobre la luna llena

y ventea así la bestia ausente, la fragilidad de mis palabras,
y el cazador pisa entonces al fin, descalzo, a la mamba
y ya no vuela sobre mí la mosca del sueño, sino la mariposa nocturna
y desdoblado: el cazador que es desde el hombre que soy

ya no despierta.

Héctor Urruspuru


Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho.

Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia“ (Anónimo)


TEMAS TERTULIA 11-2-2022

MAR

METAMORFOSIS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


MAR

A Mar la conocí en la orilla del mar, cuando la marea baja nos sorprendió jugando con las huellas de nuestros pies y manos en la arena.

Me dijo que era hija del mar, “como todos”, contesté, “pero mis padres me gestaron sobre el mar, en el pesquero del abuelo, que ahora descansa en su fondo”.

Le gustó que la comparara con el Nacimiento de Venus de Botticelli y a mi me gustó que le gustara.

La nuestra fue una verdadera y hermosa historia de amor.

Mar no temía al mar, y su valor se transformaba en mi dolor cada vez que salía a nadar, en un insufrible miedo a perderla.

Mar era realmente valiente, ha sido la única persona que ha cruzado mi vida que me demostró no tener miedo al amor en cualquiera de sus formas.

Un día el mar, comprensiblemente celoso de su valentía, no la devolvió a la tierra, seguro que su abuelo la ayudó en el tránsito.

Ha pasado casi un año, debería estar destrozado, hay heridas que nunca cicatrizan, pero el dolor se hace mucho más llevadero porque cada tarde, a la misma hora en que nos despedimos antes de su último viaje, siento en mi nuca el roce de su mano al acariciarme, exactamente como hacía siempre, como lo hizo también esa última vez.

No sé si hay algún tipo de vida más allá de la muerte, soy consciente de que estoy condenado a saberlo, pero ya sé sin la menor duda que el amor sobrevive.


Nekovidal - nekovidal@gmail.com

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SUS PINCELADAS, AGUA DE MAR.

11 FEBRERO, 2022 JOSEMARCELORUIZ 

Francisco Gombau pintando

Por José Marcelo Ruiz

En memoria de Francisco Gombaau

Él era de esos seres paridos por la mar. El agua salada corría por sus venas. La luz del Mediterráneo habitaba tan dentro de él que le cegaba el alma. Sus pinceladas eran agua de mar; así lo requerían sus acuarelas. El pincel lo golpeaba con la firmeza y con el dominio que le caracterizaba. Se sentía a gusto al develar el misterio de la mirada de la luz mediterránea. Derrochaba luz, pero la sombra tenue envolvía la composición de sus obras, de manera tan acertada, que quedaba en su justa medida. Surgía el aire en el paisaje, se respiraba… El paisaje estaba vivo, porque se sentía oír el latir de su corazón”.

Esta cita, que ahora reescribo en pasado, se refiere a Francisco Gombau Blanchandel que nació 07/02/1949 en Vinarós (Castellón), a la orilla del mar. Que ha fallecido el 20/01/2022.

 Un golpe de olas le arribó al puerto de Caleta  de Vélez. Le veía ganándose su sustento como ‘sotarrae’ (persona cuyo oficio es arreglar las redes). Pero su vocación artística se manifiesta y nos muestra sus acuarelas en una exposición realizada desde el 15 al 27 de abril del año 2000, en la sala “Casa Larios” de la Tenencia de Alcaldía de Torre del Mar. Que, en esta fecha, le dediqué el comentario en el catálogo de presentación de sus obras, al cual pertenece la expresada cita. Se quedó a vivir entre nosotros. Siendo prolífico en exposiciones, cuya presencia alternaba entre su pueblo natal y la Axarquía, y siempre influenciado por la querencia de la luz mediterránea, las faenas del mar, su paisaje…

En marzo de 2017 me sorprendió con una exposición que denominó La luz del Mediterráneo en la Axarquía y en el Baux Maestrat, donde mostraba el paisaje mediterráneo desde su pueblo natal Vinarós hasta la Axarquía. Eran obras de madurez. En ellas, la luz penetraba en el agua. El agua se convertía en espejo para reflejar el alma del paisaje. Lo hacía dejando su melancolía, con objeto de atrapar los instantes de ánimo. Cuyos instantes se transfiguraban en miradas de luz.

Recuerdo que le pregunté: “Y la mar, el mundo de la mar, Francisco, ¿por qué quieres atraparlo? Él me contestó: no, nunca se puede atrapar la mar. Sólo se la siente”. Porque él era consciente de la fugacidad de la vida. Me decía también que el ánimo lo es todo. Que lo único que podía atrapar con sus pinceladas eran las sensaciones.

 Ahora me basta con contemplar sus obras para comprender que se vive sólo unos instantes. ¡Qué grande es el arte humano cuando deja reflejado esos instantes de vida, esas sensaciones! Sentir cómo camina todo hacia la ‘Nada’ creadora.

Me duele su ausencia, la del amigo Francisco. Pero sus obras me confortaran siempre. Le tendré presente mientras la vida y la memoria me dejen. Cuando me acerque al mar, la mar me recordará su persona. Y pensaré en el testamento del poeta: “Todo lo que soy/ la mar se lo trague. / Lego las olas/ incesantes/ como pensamientos/ eternos”. Entonces la mar y yo hablaremos en silencio de la vida, de los soñadores que amaron y aman la mar.

                                                                                   José Marcelo Ruiz

Este artículo se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 11 de febrero de 2022. Mi agradecimiento personal al director del medio D. Francisco Gálvez por su interés por los temas de cultura, de opinión y pensamiento.

Fotos de obras del autor:

Francisco Gombau arreglando las redes.Tenencia de Alcaldía- Torre del Mar

Barco de pesca

https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2022/02/11/sus-pinceladas-agua-de-mar/

                                                                                 


METAMORFOSIS

Nos pasamos la vida convenciéndonos de que lo conocido es «lo normal». ¡Lo normal! Como si hubiera formas de vida normales y anormales. Es cierto que existen situaciones muy difíciles que obligan a vivir en condiciones desfavorables, ya sea económica o emocionalmente, pero dentro del grupo mayoritario que tiene (tenemos) cubiertas las necesidades de supervivencia y progreso, cualquier forma de vida es normal.


Creo que todos, o casi todos, hemos descartado nuestra verdad más de una vez para encajar en un puzzle que ni entendíamos, ni nos correspondía entender, ni nos importaba en absoluto, todo ello en aras de ser «normal» dentro del «normal» colectivo al que pertenecíamos; claro que existe un tiempo en el que las adaptaciones son necesarias, supervivencia manda, pero una vez cogido el tranquillo y casi sin darnos cuenta nos plantamos en la treintena con esa maldita mecánica vital de acomodo incorporada.


Lo que aprendimos en casa lo trasladamos al mundo de las amistades, al académico y, finalmente, continuamos esparciéndolo por el laboral. Pues, bien, resulta que esa serie de adaptaciones constantes funcionan como pequeñas metamorfosis acumulativas, esto es que se van superponiendo una sobre otra y tapan nuestra auténtica identidad, hasta el punto de que un día nos miramos en el espejo y lo que vemos no tiene nada que ver con lo que notamos que bulle en nuestro interior.


Es exactamente ese día cuando tomamos conciencia de que existe en nosotros una esencia oculta que clama por ver la luz, por vivir, por respirar. Pero esa esencia no puede salir de golpe y porrazo porque cientos de capas nos han arrugado el alma y nuestra alma, acostumbrada a vivir encogida, para poder estirarse a sus anchas, tiene primero que salir de su entumecimiento y arrancarse el miedo que nos impide realizar la metamorfosis más auténtica: ser verdad.


Se necesitan decisión y contundencia a raudales para convertirse en lo que uno es y enfrentarse a los demás, a los demás y, con más dureza si cabe, al ente que hemos jugado a ser hasta ese momento. Pero no existe otra forma de conseguir la paz y el equilibrio. No obstante, conviene que, sin quitar poder a la decisión de ser lo que quiera que sentimos ser, tengamos en cuenta el consejo que Kafka puso en labios del protagonista de «La Metamorfosis»: «Pero al mismo tiempo no olvidaba recordar que reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas».

10/febrero/2022 – Vicki Blanco para “VOCESentreVOCES”


METAMORFOSIS

Es agradable, muy agradable, cuando me estrecha entre sus brazos, me besa y me acaricia, esa forma que tiene de hacer que me sienta alguien importante en su vida, único.

Cocina para mi, sabe que yo soy un inútil en esas cosas, siempre los mejores platos, y si no tiene tiempo, incluso las comidas preparadas que elige son también las mejores.

Sí, me mima, lo reconozco, su vida está completamente entregada a mi, hasta quiero creer que soy el gran amor de su vida.

Me quiere, lo sé, y espero que ella también comprenda que yo, de alguna forma, aunque diferente, pero no menos intensa o valiosa, también la quiero.

Ella cree que no la entiendo, más de una vez me ha dicho: ¿Por qué no me hablas?, mientras yo me limito a mirarla con una media sonrisa, espero que comprenda cuanto quiero decirle con mi fingido silencio.

Compartimos lo más importante: el día a día, la repetitiva pero que nosotros convertimos en única y especial vida cotidiana.

Los dos somos una especie de filósofos de los sentimientos, cada uno a su manera, ella es socrática, lo suyo es preguntar todo, “¿me quieres?, repite a diario, y mil variantes de la misma pregunta que yo no me cansaría nunca de responder. Por mi parte, soy más de la escuela de Diógenes el Cínico, por razones obvias . . .

Cuando me estrecha entre sus brazos y la observo con la mirada perdida siento que su amor es sincero, leal, absoluto. Me hace vibrar, sentirme vivo, con ganas de salir a saludar la vida dando una vuelta en medio de la naturaleza.

Creo que entre nosotros hay algo serio, nunca la he visto mirar a otros como me mira a mi.

Hoy, como cada día cuando nos reencontramos, la acaricio, me besa, en respuesta, ya no sé si beso o lamo su cuerpo, todo es encantadoramente confuso.

Ahora, al fin, la veo ponerse el abrigo, me guiña un ojo, me abalanzo sobre ella , me pone la correa y salimos de paseo, es el mejor momento del día . . .

Nekovidal - nekovidal@gmail.com

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MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


LOS PELIGROS DE NO LEER:

Chicas que dicen que quieren un romance como el de Romeo y Julieta sin saber que duró tres días y acabó con seis muertos.


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