domingo, 28 de marzo de 2021

 

VOCES entre VOCES

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TEMAS TERTULIA 2-4-2021

APRENDICES DE MALOS

EMERGENCIA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.



"La travesía de los jardines", de Nimrod (Chad, 1959)


    En nosotros erige sus cumbres la llanura. Revela el atardecer que nos llena los ojos de una luz dulce. Su diseño -su aliento- cerca la cabaña donde el horizonte viene a perfilarse: este es nuestro umbral, nuestra alma, nuestro diario de a bordo. Calor y sombra se alejan. La línea de fuga, como bloques de una bella base despliega su amplitud. A ella ascendemos, al pájaro friolero que descifra el azul, pasa las páginas de un libro límpido.

    El libro del cielo, la ofrenda océana para quien sondea y es sondeado. Un dios compartido, un dios que abre la vía al encanto sin salidas.


Nimrod, incluido en Poesía negra. Antología de poesía africana francófona contemporánea  (Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de la Región de Murcia, 2007, selec. y trad. de A.Salom).


Otros poemas de Nimrod

Carta a JaphetColma el estiaje nuestros deseosIn memoriam RuandaLos caminos

FUENTE: Asamblea de palabras


Nuestras vidas empiezan a terminar el día en que guardamos silencio sobre las cosas que importan."
(Martin Luther King Jr.)


AUTORRETRATO: VALERIA

TEXTOS TERTULIA 26-3-2021

PROPORCIONES

LA ÚLTIMA PALABRA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.




PROPORCIONES

Me dicen: escucha
Y hablo
Me dicen: calla
Y oigo

Llueven mensajes vacíos de estas nubes
Cansadas del picor en sus ojos al mirar cada amanecer
Cansados los amuletos de tanto proteger sin ser protegidos
Cansadas las patas de conejo de no poder saltar

Duele el diciembre oscuro antes de ver la nieve
Separando las uvas de las campanadas
Qué más da, qué mas doy, qué más das
Si al fin los gigantes caben en cajitas de música

Como un cactus en el Ártico, cúpula del alma
Desgastada cual mentira mil veces contada
Llaman al timbre pero no es el hijo perdido
Croan las ranas y aquí nunca deja de llover

Encadenado a este tablero de ajedrez
Ríe el demonio con su carrera ganada
Ojalá la afonía del gato fuese una cerveza malentendida
Verde caricatura de un maullido incomprendido

Me dicen: sigue
Y paro
Me dicen: piensa
…Y decido sentir


Sara V.T.

https://iderinaweb.wordpress.com



LA ÚLTIMA PALABRA


Cuentan los ancianos que, de entre todas las guerras, a cual más infame, que había creado la locura humana, aquella había sido la última, pero también la más cruel: tanto odio y frustración se habían acumulado, que se pretendió destruir lo más humano del ser humano: se asesinaron las palabras.

Sólo sobrevivió una, la que consiguió, con tesón, cariño y paciencia, resucitar a todas sus hermanas muertas y trajo este tiempo de paz y hermandad que desde entonces disfrutamos: Se llamaba Esperanza.


 Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net



LA ÚLTIMA PALABRA



Cuando somos pequeños -y no tan pequeños- la última palabra la tienen las madres, algo que demuestran rematando la situación con el consabido «porque lo digo yo… y punto»; me parece a mí que a partir de ahí crecemos pensando que pronunciar la última palabra en una discusión supone no tanto llevar razón como ser quien manda, ser el mejor… y punto.


No suelo discutir con frecuencia, me resulta cansado, fundamentalmente porque la mayoría de las discusiones no se llevan a cabo para escuchar los argumentos del otro, sino para exponer los propios, para autoconvencernos de que estamos en lo cierto y, generalmente, pensamos que lo conseguiremos más rápido si los exponemos a gritos… y punto.


También esto debió de quedarnos grabado de cuando nuestra madre se veía obligada a subir el volumen de la voz hasta el infinito o más allá para hacerse oír entre llantos y mocos; y es que las madres consiguen gritar de tal manera que el alarido ha dado lugar a la canción del pájaro chogüí; en realidad, el pájaro era un indiecito «que sobresaltado por un grito de su madre perdió apoyo y cayendo se murió», parece que luego voló, pero vamos que el susto se lo llevó puesto… y punto.


A la molestia de tener que escuchar argumentos a chillidos a la vez que vociferamos los nuestros, hay que unirle lo agotador que es estar pendiente de cuál será la última palabra de aquel con el que discutimos, pues sería maravilloso que conociéramos las intenciones de nuestro interlocutor -sospecho que por la otra parte el deseo es idéntico- para quedarnos más anchos que panchos acabando la discusión al más puro estilo cervantino con un sencillo ¡vale!.. y punto.


En fin, que después de varios lustros buscando una fórmula que me permitiera la participación serena en una discusión, he comprendido que no hay discusiones, sino peleas, y que no se conversa para conocer ideas nuevas, sino que se habla para confirmar a viva voz las ideas propias, por lo que he decidido hacer del silencio mi última palabra; ese silencio desarma al otro porque es irrebatible, nos evita un desgaste innecesario, beneficia a todos al amortiguar el fastidioso alboroto que genera la soberbia y, sobre todo, es la mejor última palabra que se puede usar porque lo digo yo… y punto.



26/marzo/2021 – Victoria Blanco para «VOCESentreVOCES»



LA ÚLTIMA PALABRA

Hubo un señor cuya última palabra fue “EL FIN”.

Me muero por saber cuál será la mía.

MK


LA ÚLTIMA PALABRA


Encontré entre tus lapices de colores

el azul de tus ojos,

y dibujé con él,

un palpitante corazón rojo.


José María Rico


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.

Hoy yo estoy en medio de los dos...


Esta tarde aparece ella, me pide para comer, me quedo mirándola y pienso: Si yo estoy igual que tú . . .

Lógicamente, me da las gracias y me cuenta su historia, yo le pregunto: ¿es verdad lo que me cuentas o me estás engañando?

Me lo jura por nuestro Dios. . .

Ahora soy yo la que da el consejo a ella. Creo que un poco si me ha engañado pero qué más da...


Acaso los que no nos creemos vagabundos no será que somos más vagabundos, pero con los ojos cerrados para no ver la realidad.

       Anoche los no vagabundos me miraban con asombro, por estar compartiendo un banco y un enchufe con un corazón verdadero. Esta tarde me vuelven a mirar los no vagabundos por hablar con ella.

¡Qué triste es no poder sentarnos en unas escaleras de la calle, en un banco, sentarnos donde nos de la gana, para no ser cuestionados 

Pero lo más triste es que el que mira de reojo y no de frente no ve cuando caen las lágrimas de los ojos ...


Me siento entre los dos y eso ha sido un honor porque al lado ha estado esa lección que mi ego no me dejaba ver.


Gracias a los dos, muchas gracias


Pilar L.S.  


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