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TEMAS
TERTULIA 26-3-2021
PROPORCIONES
LA
ÚLTIMA PALABRA
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
“Cuando
se trata de dinero todos son de la misma religión”.
Voltaire
EL
28 DE JULIO...
El
28 de julio de un año sin gloria
nací
a la extrañeza,
y al bienestar de
los rincones familiares,
discontinuo
y sin sueño
como el que no espera
visitas.
Nunca necesité afanes para
diluirme,
ni testigos para la
emancipación al menudeo;
sin
transacciones ni pretextos
he
rechazado el clima de esas horas inevitables
vana
escoria de una imagen desenfocada.
Condenado
a negarme,
ya firmar pactos de
inactividad con maniquíes
sibilinos,
he
llegado a este mundo
como un puente
tendido a la contradicción
o al
nihilismo de los galeotes.
Guiado por
vilanos,
desatrancando puertas
cerradas al hastío de los
transportes,
he
desdeñado los mejores auspicios
y
las frambuesas anexionadas por un devaneo
de
otoño.
Al paso del tiempo,
apenas
me doy cuenta del declive de la virtud,
de
la degradación paulatina de las tormentas de
verano
de
las torres oblicuas
que se
tambalean
en el error de las
actitudes imprevisibles.
A veces
prolongo las palabras con que juego
sin
gran convicción
y vagamente sigo la
porfía
de una nueva forma de
vislumbre.
Sálvese el que pueda
en
el cataclismo de la tristeza
o en las
consolas donde naufragan los deseos
imbricados
en lo irreal
aunque sin provecho de
nadie.
Poco se sabe
de
los predestinados a la irreflexión
y
mucho menos
de los que comparten su
miseria en el
aburrimiento.
Más
de trescientos años queman mi orgullo,
mis
gestos de pana marchita
o cordobán
raído, ahíto de polvo,
sobre la
prudencia anónima
que cede a la
vanagloria de la luz.
Ahora me asomo
a los proyectos olvidados
y a las
citas equivocadas en los planes del
viento.
Sólo
una mano inadvertida repara la tramoya.
Basilio
Fernández
FUENTE:
https://www.poemas-del-alma.com/
“Cuatro
cosas no pueden ser escondidas durante mucho tiempo: la ciencia, la
estupidez, la riqueza y la pobreza”
Averroes
TEXTOS
TERTULIA 19-3-2021
NIÑOS
VERDADES
IMPOSIBLES
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
NIÑOS
Ése
que se sienta a tu lado
Que mira el mundo, tranquilo,
Que a
veces se tapa con las manos los oídos
Que se encoge de hombros en
la cama
Que sonríe, o no,
Mientras observa a su alrededor
Que
siempre va caminando contigo
Indisolublemente junto pero
separado
Que apaga las velas una vez más
Por cada año que
dejaste de cumplir
Tu
muerte
Pequeña figura que se adentra en la media infancia
Que
sigue creciendo lo que dejaste a medio hacer
Tu pequeña muerte
A
la vera de tus perennes veintidós
Un soplo de aire vivo
Por
cada día y recuerdo extinto
Tu anónima muerte
Tan tabú como
poco reconocida
Inocente como la vida misma
Incluso cuando deja
de estar aquí
Sara
V.T.
NIÑOS
Enséñales
cómo valorarse, respetarse y
tratarse
con cariño.
Trasmíteles
la importancia de dar las gracias,
de
pedir por favor o de decir buenos días.
Trátalos
como te gustaría ser tratado.
Apaga
sus miedos, regálales tiempo, enciende
sus
sueños y hazles sentir como lo que son:
Las
personas más valiosas del mundo.
SOY
SÓLO UN NIÑO
Si me gritas
me haces sordo,
Si me callas
me
haces mudo,
Si me ignoras
invisible.
Miedoso
cuando
estoy solo.
Desconfiado
al mentirme.
¡Quiéreme
soy sólo un niño!
Si me escuchas
me haces fuerte.
Cuando
jugamos
amigos.
Dame
pan
si tengo hambre.
Tápame
si tengo frío.
Si
lloro
dame consuelo.
Si río
ríe conmigo.
Edúcame
con
cariño.
Necesito tus abrazos,
tus caricias y tus
mimos.
Cuídame
si estoy enfermo.
¡Quiéreme, soy sólo
un niño!
Marisa
Alonso Santamaría,
escritora española.
Somos
los que nos dormimos con un cuento.
Los
que pensamos que el cielo cabe en una nube.
Los
que sabemos que para hacer los pájaros
se
eligen los mejores trozos de libertad.
Los
que no sabemos vender sonrisas
ni
tragarnos el llanto.
Somos
la esperanza. Eso dicen.
Somos
los de las eternas piruetas,
los
de las palabras sin sentido,
los
de los chistes inocentes.
Somos
los pequeños payasos, que reímos
porque
la vida nos hace cosquillas,
Somos
niños.
¡Regálennos
un mundo de paz y amor!
Autora:
Elsa I. Bornemann
HAYDÉE
ACOSTA
NIÑOS
El
niño giraba en el mundo que giraba en torno a él.
Recogía
nubes a paladas y sembraba colores nuevos.
El
niño era sin saberlo y miraba la lluvia con seria sorpresa.
El
niño roncaba sueños de romero y menta.
No
dudaba, sabía.
Hoy
el niño se quedó ciego...
Le
llaman adulto.
Nekovidal -
nekovidal@gmail.com
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EL
COLECCIONISTA DE VERDADES IMPOSIBLES
Usted,
como yo, está convencido de ciertas aparentes evidencias que nunca
cuestiona, con lo que se refuerzan en su mente y memoria a cada
segundo, condenándonos a perpetuarlas a los largo de nuestra
existencia, tanto si se trata de un placentero acierto como de un
doloroso error.
Usted
cree que sabe donde se encuentra, pero un físico cuántico
podría empeñarse en demostrarle matemáticamente que no es así, o
que su certeza no es más que una posibilidad entre miles y que en
realidad el 95% de la realidad escapa a su capacidad de percepción.
Usted
cree que sabe quien es, y de hecho lo sabe, es quien cree que es,
aunque eso no tenga absolutamente nada que ver con lo que usted es
para los demás, o lo que usted sería si le observaran desde
cualquiera de los billones de conciencias que habitan este universo.
Usted
cree conocer el universo que habita, sólo un par de datos tal vez le
hagan dudar: Si cada estrella de la Vía Láctea, nuestra galaxia,
tuviese el tamaño de un grano de sal, entre todas podrían llenar
una piscina olímpica, pero eso sólo si las estrellas estuvieran
juntas, sin espacio entre ellas, pero ese espacio existe: si el sol
midiese dos centímetros y medio, la estrella de nuestra galaxia más
cercana a él estaría a 716 kilómetros de distancia . . .
Otro
dato, todo eso que usted está intentando imaginar no es más que una
galaxia entre cien mil millones de galaxias . . .
Usted
cree que controla algo en su vida, necesita creerlo, y se paralizaría
aterrorizado si pudiera captar por un momento hasta qué punto su
existencia y la de sus seres queridos se encuentran en manos del
azar. Si hacemos un recorrido por la historia y observamos, aunque
sea vagamente, cuantas muertes que provocaron o evitaron miles de
otras muertes han sido debidas a una minúscula bacteria o un virus
más minúsculo aún, tal vez podamos captar un primer aspecto de esa
realidad azarosa que creemos controlar. Si pensamos que nuestra
especie ha podido sobrevivir y evolucionar gracias a las cinco
extinciones que se han dado en nuestro planeta, tres de ellas
masivas, nos veremos en el aprieto de decidir que es realmente
positivo o negativo de cuanto acontece en la vida.
Usted
cree que conoce a quienes le rodean: familiares, hijos, amigos, pero
seguro que hay, cuanto menos, un gran secreto de cada uno de ellos
que ni acertaría a imaginar. La imagen que se forma en su mente
acerca de esas personas está condicionada por su necesidad de
reforzar esa misma imagen: así nace el pensamiento unidireccional, a
quien crea bueno le verá cada día como mejor, pues todo lo
interpretará en positivo y a quien crea malo, como peor, pues todo
lo que haga esa persona lo interpretará negativamente, sin intentar
siquiera analizar con un mínimo de objetividad o distancia sus
actos. Buscaremos siempre primero reforzar los sentimientos e ideas
que nos proporcionen felicidad y nos eviten sufrimiento, sin
importarnos mucho lo irracionales que sean. Si la información sobre
determinada persona proviene de una tercera, el juego puede llegar
hasta el absurdo: a veces descubrimos, al cabo de meses o años, que
cuanto una persona nos dijo de otra no tenía nada que ver con lo
sucedido, pero esa persona necesitaba creerlo y extender y compartir
su idea para reforzarla. Por su implicación emocional directa, en
las relaciones humanas estamos muchísimo más ciegos de lo que
pudiéramos alcanzar a imaginar, aunque identifiquemos con relativa
facilidad parte de esa ceguera en los juicios y actos de otros.
Usted
cree que es consecuente con sus ideas y que sabe identificar
conductas constructivas o destructivas del ser humano, pero la
experiencia nos demuestra lo contrario: posiblemente afirme que cree
en la igualdad de derechos de las personas, pero su pulso se
acelerará y se estresará bastante si tiene que entrevistarse con un
rey, un presidente o un ministro, por el simple hecho del valor
añadido que su mente, en su fantasía, le da a esa persona,
rompiendo así, su idea presumiblemente asumida de igualdad.
Usted
posiblemente se considere una persona que admite como lógica y justa
la igualdad de la mujer con respecto al hombre, pero su forma de
juzgar los anuncios publicitarios en los que se utiliza la imagen de
una mujer seguro que no es la misma ante un anuncio en que es
utilizada la imagen de un hombre. Juzgamos con las emociones, no con
las ideas consecuencia de la experiencia y el aprendizaje, por eso
tan a menudo nuestros juicios no son más que declaraciones de
intenciones.
Usted
cree que quiere a alguien y alguien le quiere a usted, pero nunca
conseguirá separar los actos amorosos que da o recibe de sus
necesidades. Nunca sabrá si busca la felicidad de esa persona por
verdadero amor, empatía o fraternidad o por conseguir que siga a su
lado a cambio del bienestar que recibe. Y nunca podrá saberlo porque
el origen del mecanismo de elección de esas actitudes se encuentra
en una infancia que ni puede recordar ni posiblemente tuviera, ni por
sí mismo ni con ayuda, capacidad de analizar en el supuesto de que
consiguiera recordarla.
Usted
cree que está informado sobre lo que sucede en el mundo, pero sus
fuentes de información se limitan a una serie de noticias
seleccionadas por un pequeño grupo de agencias de prensa controladas
a su vez por un grupo aún menor de directivos. Por eso las vidas en
África no valen lo mismo que en el Primer Mundo. Su mente se va
acostumbrando a ese juego y poco a poco considera normal que así
sea, aunque esa insana costumbre signifique que perderá más tiempo
y energía en pensar y angustiarse por ese desconsolado matrimonio
inglés que sufre por esa hijita a la que drogaron para que no
molestara y poder irse a cenar con los amigos, en vez de esas 30.000
madeleines que mueren cada día por causas fácilmente evitables.
Peor, e igualmente irreal es esa absurda costumbre de informar sólo
de lo negativo, los más oscuro del ser humano, cuando lo cierto es
que sobrevivimos cada día porque lo mayoritario, a pesar de la
triste realidad, es la actitud colaboradora y solidaria de la
mayoría.
Usted
cree que gobierna su vida social. Posiblemente mire con cierto
desprecio la actitud ignorante de nuestros antepasados que creían
que el señor feudal lo era por gracia y designio divino, pero no se
ve absurdo creyendo en un sistema que sólo le consulta cada cuatro
años y le impide regir una parte de su vida social como rige tantas
otras facetas de su vida, casi siempre con mucho más acierto
que la mayoría de los políticos a los que, en su fantasía, cree
personas más preparadas, sabias, cultas e importantes que usted.
.
. . pero no se preocupe, intente buscar ese equilibrio que le impida
convertirse en un ser enquistado en un par de ideas cómodas o un ser
que desperdicia su vida en luchas estériles; riegue el campo de las
ideas, el único camino a la libertad y al disfrute de la vida pasa
por el conocimiento, en cualquiera de sus formas; viva y deje vivir,
pero no olvide la impresionante grandeza y riqueza del universo que
habita, no olvide que ya sabemos que nuestro cerebro no está
diseñado para captar objetivamente la realidad, sino sólo la parte
de ésta que nos ayude a sobrevivir; no olvide que, con lo que hasta
hoy sabemos, podemos afirmar que todas nuestras verdades no son
más que verdades imposibles, construidas con ese material del que,
como recordamos ocasionalmente, están hechos los sueños . . .
Nekovidal -
nekovidal@gmail.com
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EL
COLECCIONISTA DE VERDADES IMPOSIBLES
El
vagabundo y ella
Pero,
¿acaso sé yo donde estoy?
Me
pregunto en este justo momento de mi vida . . .
¿Son
circunstancia, son coincidencias o, quizás mejor, son señales?
Eso
quiero pensar . . .
¿Por
qué?
En
la noche pasada yo tuve la oportunidad de compartir un pitillo con un
vagabundo. Él compartió el enchufe de la pared de una cafetería y
el banco donde descansaba mientras su móvil se cargaba.
Con
todos los honores que se le puede hacer a una mujer me invita a
compartir su banco y cargo mi móvil.
Me
dijo: "Yo tengo tiempo toda la noche".
Pensé:
Claro y a mí también me sobrarán horas de la noche...
Pero
él no sabía que yo esa noche estaba en sus mismas circunstancias,
pero con una pequeña diferencia: yo aún tenía el corazón encogido
por el dolor y él ya había curado el suyo.
Solo
curado, no olvidado.
Le
pregunté porqué estaba en la calle cuando se había hundido su
vida.
Con
toda la sinceridad que se puede tener no le importó contármelo.
Entonces
le dije: no me vas a creer pero yo esta noche también estaré como
tú.
Pero
me atreví a más: él había sido sincero ¿por qué no había de
serlo yo con él?
Le
pregunté: ¿Te puedo contar mi vida un poco?
Me
dijo: Sí, por favor.
Al
finalizar mi historia me repito una y otra vez en un tono de los más
flojo que se puede oír: ¿Tú crees que eres capaz de olvidar?
Y
otra vez con una sonrisa me repitió: ¿Tú crees que eres capa de
olvidar?
Tantas
veces me lo pudo decir que olvidé cuantas llevaba...
Y
finalizó con la frase completa: Pues si tú crees que eres capaz de
olvidar, olvídalo todo y perdónalo, las personas somos humanos y
nos equivocamos. . .
Pilar
L.S.
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
*
Las
personas miedosas suelen ser manipuladoras, las aterrorizadas,
violentas.
¿Quién
te gustaría que estuviera a tu lado en el momento de tu muerte?
¿Qué
nos hace atarnos a certezas absurdas mientras negamos dudas
evidentes?
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