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TEMAS
TERTULIA 26-6-2020
DEL
BIGOTE Y SUS CONJUNTOS
MUCHA
MIERDA
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
“La experiencia no es más que el nombre que damos a nuestros errores”.
(Oscar
Wilde)
SER
ANTE LOS OJOS (EN EL UMBRAL)
Gerardo
Guinea Diez
El
ser
y todo el yo congregado,
en la orilla del fin de siglo,
en la pupila de un niño
que jamás descifrará
el cabreo del tiempo.
El ser y todo el yo congregado.
En la orilla del tiempo,
en el margen más lejano,
en donde nace el viento
que sopla con la fuerza de Hércules.
El ser y todo el yo congregado
por Ulises que se resiste a no volver.
El ser, aprendiz de brujo,
en el mediodía de este hoy
que llaman posmodernidad
nada más para ahuyentar el fantasma de la
soledad.
El ser,
navegando hacia el muelle de los signos en fila:
tus ojeras;
inventando la nada para inaugurarse a sí
mismo, desde el canto del gallo,
desde el sueño de un pájaro
que premedita la rama y la hoja,
que anticipa con humildad
el tenue color de la mañana,
referente de horas inútiles
que agrietan las certezas,
de ésas que nos someten
a dos verdades para serninguna,
para que con júbilo de rosas
y miedo tempranero,
vivamos la experiencia de la libertad:
tributo inevitable de los desertores.
El ser
y nuestro desabrido afán;
el que nace en nuestra
renuencia a la perennidad.
El ser
y la fugacidad de nuestra obediencia,
sí, esa extraña manera de estar en el mundo
resistiendo con lo imprescindible, a pesar
de las certezas que nos anuncian un triunfo
seguro, inevitable, definitivo.
El ser
y la ebriedad de una reputación
que enaltece lo absurdo
de ciertas verdades;
aquellas que hoy nos garantizan
prosperidad eterna,
tanto como las pesadillas
de los sueños milenaristas.
y todo el yo congregado,
en la orilla del fin de siglo,
en la pupila de un niño
que jamás descifrará
el cabreo del tiempo.
El ser y todo el yo congregado.
En la orilla del tiempo,
en el margen más lejano,
en donde nace el viento
que sopla con la fuerza de Hércules.
El ser y todo el yo congregado
por Ulises que se resiste a no volver.
El ser, aprendiz de brujo,
en el mediodía de este hoy
que llaman posmodernidad
nada más para ahuyentar el fantasma de la
soledad.
El ser,
navegando hacia el muelle de los signos en fila:
tus ojeras;
inventando la nada para inaugurarse a sí
mismo, desde el canto del gallo,
desde el sueño de un pájaro
que premedita la rama y la hoja,
que anticipa con humildad
el tenue color de la mañana,
referente de horas inútiles
que agrietan las certezas,
de ésas que nos someten
a dos verdades para serninguna,
para que con júbilo de rosas
y miedo tempranero,
vivamos la experiencia de la libertad:
tributo inevitable de los desertores.
El ser
y nuestro desabrido afán;
el que nace en nuestra
renuencia a la perennidad.
El ser
y la fugacidad de nuestra obediencia,
sí, esa extraña manera de estar en el mundo
resistiendo con lo imprescindible, a pesar
de las certezas que nos anuncian un triunfo
seguro, inevitable, definitivo.
El ser
y la ebriedad de una reputación
que enaltece lo absurdo
de ciertas verdades;
aquellas que hoy nos garantizan
prosperidad eterna,
tanto como las pesadillas
de los sueños milenaristas.
Fuente:
Poemas del alma
"No
hay necesidad de separar al monarca de la mafia: toda autoridad es
igualmente mala”.
(Oscar
Wilde)
TEXTOS
TERTULIA 19-6-2020
HILANDO
FINO
CONTIENDA
PERPETUA
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
HILANDO
FINO
Trenzar
labios con besos/ manos con caricias/ letras con palabras/ sonidos
con cantos/ suspiros con aire/ latidos con emociones/ como hebras de
hilo/ ir formando mandalas/ como encajes sutiles/ que formen la trama
perfecta/ del Universo en equilibrio.
HAYDÉE
ACOSTA (Nerja)
HILANDO
FINO
Hilando
fino aprendí a leer y escribir, así se hizo mucho más ancho el
camino.
Hilando
fino amé un par de veces y hasta hoy pienso: Entonces sí que hilé
fino.
Hilando
fino me fui perdiendo en la chispa de unos ojos con la esperanza de
que diera sentido al destino.
Hilando
fino nos vamos perdiendo en impredecibles caminos, con buena
intención, hilando y liando fino.
Hilando
fino cometemos los peores errores porque, en nuestra arrogancia,
creemos conocer la naturaleza del hilo.
Hilando
codo con codo, hilando con respeto y cariño, hilando con alguien,
hilando juntos...
Así
hilamos, sin darnos cuenta siquiera, cada vez más fino.
Hilando
fino, muy fino, encontré la última y definitiva verdad: La verdad
no existe o, dicho con otras palabras, existen tantas verdades como
mentes vivas, que viene a ser lo mismo.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRESwww.arteslibres.net
CONTIENDA
PERPETUA
“La
esperanza puede volver loco a un hombre”
decía Ellis Redding (Morgan Freeman) en Cadena Perpetua.
Yo
me siento condenada a «contienda perpetua» por culpa de la
esperanza.
Como
Descartes, estaría dispuesta a dar todo lo que sé por la mitad de
lo que ignoro. No creo que una vida sea suficiente para absorber la
cantidad de conocimiento que contiene el Universo.
La
esperanza que me condena es creer que todo el mundo quiere saber
aquello que yo valoro.
Nada
que ver con la realidad.
Del
mismo modo que a mí me importa poco o nada aprender a coser, dejar
los cristales como el jaspe o cocinar el mejor potaje del mundo, a
otros les importa un bledo pronunciar bien una palabra, escribirla
correctamente u ocupar su tiempo en entender que el Discurso
del Método es un
ensayo sobre una forma de ver la vida.
Aun
teniendo conciencia de que las cosas son como son, intento catapultar
a la conquista del conocimiento a quienes pasan por mi vida; estoy
convencida de que todos tenemos la misma capacidad y de que el
cerebro responde cuando se le ejercita.
Pasada
la primera batalla y sufrida la segunda, incluso digerida la tercera,
comprendo que ante mi tentativa de divulgación los demás reaccionan
como yo ante una caja de costura o un spray limpiacristales.
Entonces
me retiro y doy por perdida la guerra.
Pero
en el fondo, ese fondo que nos sitia el alma por las noches con el
suspiro inmediato a conciliar el sueño, sé que la semilla ha sido
sembrada.
Quizás
debería dejar de batallar. O no. La cuestión es empeñarse en morir
o empeñarse en vivir.
Tal
vez, como Ellis Redding, encuentre un cómplice que me haga convertir
la esperanza en proyecto de vida y poder, así, evitar la locura.
O
quién sabe si llegará un día en el que, liberándome de esta
contienda perpetua, deje atrás la esclavitud y ponga rumbo a la más
hermosa playa de Zihuatanejo.
19-junio-2020
– Victoria Blanco para «VOCESentreVOCES»
CONTIENDA
PERPETUA
Camino
largo, insustancial, hacia ninguna parte.
Hoy por hoy, la fachada de la vacuidad, el sucedáneo
de lo fútil, un sinónimo de la vulgaridad. Aflojar la tensa cuerda
de la contienda, sería alcanzar la serenidad de la autoestima, la
dignificación del perdón, el triunfo del respeto. Es la vida, sólo
que para unos es la perpetua supremacía de la razón porque sí, por
vanidad o falso orgullo, o por egoísmo, o simplemente por falta de
empatía con el mundo. Otros prefieren, como dijera Machado, Paz con
los hombres y Guerra con sus entrañas.
HAYDÉE
ACOSTA
(Nerja)
CONTIENDA
PERPETUA
No
existe en la naturaleza ninguna contienda perpetua, la Vida no comete
ese tipo de errores, siempre busca soluciones mediante la simbiosis,
el parasitismo o el apoyo mutuo.
Pero
en nuestro interior, en ese diálogo aparentemente inevitable con
nosotros mismos sí se pueden desarrollar contiendas que, en
apariencia, nos parecen perpetuas: creerlo es un ejemplo más de la
arrogancia, esta sí perpetua, de los humanos.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRESwww.arteslibres.net
CONTIENDA
PERPETUA
Tal
vez la vida no me pedía tanto, tal vez mis sueños no eran más que
un espejo de mi alma.
Y
en esta madrugada que se dibuja fría y amarga, tal vez tan solo yo
pueda ser mi reina.
Y
danzar con mi cuerpo y mis alas, y bailar sola esta melodía
sedienta.
Tal
vez la vida tan solo me pida mirarme y sentirme parte única de
este corazón sediento cuya agua se evapora en amargos sorbos cuando
despierta sueña de la nada.
Tal
vez la vida me pida tan solo caer y sentarme despacio, sosegada y en
silencio, sin correr detrás de sueños que nunca volvieron, sin ser
más yo que esa niña que llevo dentro.
Tal
vez la vida me parezca caprichosa, efímera y locuaz,
Pero
son mis ojos los que visten mi locura y mi alma quien desviste tanto
amor que llevo dentro.
@bpecas
CONTIENDA
PERPETUA
Ahora
soy yo
quien
escupe
en
las comisuras
de
tus labios.
Soy
yo quien bebe
de
tu baba.
Ahora
soy yo
quien
tiene la llave
de
tu censura.
¿Y
quién soy yo
para
tanta repugnancia?
Soy
el "elegido".
José
María Rico - Spencer
CONTIENDA
PERPETUA
Audio:
TODOS
PAGAMOS PORTAZGO
Rafael
Cotilla
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
***
Es
tan triste como paradójico comprobar que algunos sufrimientos
enseñan más que muchos placeres.
***
Si
me dijeran: “Pide un deseo”. Pediría no tener ningún deseo que
lastre cada paso de la vida.
***
La
curiosidad, dicen, mató al gato. No lo sé, pero estoy seguro de que
fue la curiosidad la que convirtió al homo sapiens en humano.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRESwww.arteslibres.net
Con
qué claridad veo ahora el sentido
de los años de mi juventud y de mi vida placentera.
¡Qué inútiles arrepentimientos! ¡Qué vanos...!
Pero, entonces, no comprendía su sentido.
En el transcurso disoluto de mi juventud
iban tomando forma mis proyectos sobre la poesía,
perfilándose el contorno de mi arte.
Por eso, nunca fueron firmes mis arrepentimientos.
Y mis propósitos de contenerme y de cambiar
sólo duraban, a lo sumo, dos semanas.
Constantino Cavafis, incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
Otros poemas de Constantino Cavafis
de los años de mi juventud y de mi vida placentera.
¡Qué inútiles arrepentimientos! ¡Qué vanos...!
Pero, entonces, no comprendía su sentido.
En el transcurso disoluto de mi juventud
iban tomando forma mis proyectos sobre la poesía,
perfilándose el contorno de mi arte.
Por eso, nunca fueron firmes mis arrepentimientos.
Y mis propósitos de contenerme y de cambiar
sólo duraban, a lo sumo, dos semanas.
Constantino Cavafis, incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
Otros poemas de Constantino Cavafis
Bellas
flores blancas, Darío, Desesperación, Edipo, El
dios abandona a Antonio, Esperando
a los bárbaros, Ítaca, La
ciudad, Negocio, Pasa
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