domingo, 22 de enero de 2017

VOCES entre VOCES

TEMAS TERTULIA 27-1-2017
EL GRITO.
SIN ANESTESIA.
EL NOMBRE DEL PATO.



"No puede entrar en razón quien piensa de 
forma automática" (Ayn Rand)








A las siguientes generaciones (Manifiesto)

Quiero que la muerte de México sea hermosa

Quiero que su muerte sea un acto bello e inexplicable como los pájaros

Quiero que el pasado sea un hecho maravilloso que se forja en el futuro

Quiero que mi nombre sea la vida

Quiero que América se desdoble y se muestre como un acantilado de OVNIS

Quiero que mi sexo sea la vida

Quiero que la tradición literaria de las personas sea el movimiento de las cometas

Quiero que mi patria sea la vida

Quiero que los literatos suban de nuevo a los árboles y renombren cada noche las constelaciones del abecedario

Quiero que los poetas dejen de llamarse poetas y comiencen a llamarse sueños y que los sueños comiencen a llamarse estrellas o luciérnagas o arroyos o triciclos

Quiero que la juventud sea una postura frente al mundo y no una postura frente a los años

Quiero que a la poesía se le confunda con la narrativa y a la narrativa con un tratado científico y a éste con un nuevo sistema planetario

Quiero que mi clase social sea la vida

Quiero que los poetas le tengan miedo a la inmortalidad y a la permanencia

Quiero ser llamado universitario no por estar en la universidad sino por estar en el uni-verso

Quiero que el poema se confunda con un tratado filosófico o un tratado político o un venado herido en la mitad del bosque

Quiero que mi nacionalidad sea la vida

Quiero que cuanta persona lea este manifiesto lo destruya y construya otro más auténtico y hermoso

Quiero que los grupos literarios de esta época contemplen entre sus integrantes a las rocas y a los ríos y a los superhéroes del espacio

Quiero que los artistas arrojen sus obras a los mares y comiencen a escribir sobre sus cuerpos

Quiero que mi edad sea la vida

Quiero que la literatura universal sea llamada en el futuro la historia de la preliteratura

Y quiero que los poemas más hermosos de mi generación sean escritos en las paredes del metro


David Meza, incluido en Nayagua. Revista de poesía (nº 21, febrero de 2015,   Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).

"Quien se dirige a los instintos habla al interior del ser humano y encuentra más rápidamente la respuesta". (Amos Bronson Alcott)




TEXTOS TERTULIA 20-1-2017
¿EMOCIÓN O SENTIMIENTO?
PLÁSTICO
HUMO

¿EMOCIÓN O SENTIMIENTO?


Si tus sueños pesan
guiales hacia la libertad.
Si tu sueños pesan, libéralos,
no te quedes agazapada.
Una vez anduve descalza
sobre los cortantes vidrios de mi propio fracaso.

Con rencor y sin reparo salté una y otra vez
hasta que de sangre las huellas,
mi rastro iba marcando.

Continué continuando, emprendiendo una lucha frenética,
que rompe esquemas, cuando todo lo ves nublado.

Ya no estoy sola,
el ente
a mi lado se ha quedado.

Me acompaña siempre, aunque no me hubiese enterado
de no ser por las ataduras,
que mis sueños se habían inventado.


María Martín

¿EMOCIÓN O SENTIMIENTO?
Confesiones
(Letra y Música.- Babelain)

Confieso que no tengo/ argumentos suficientes
Para sentirme cómplice/ del resto de la gente
Navego a la deriva/ en un barco de vela
Cuando reina la calma/ toco las castañuelas
Sin pensar

Sin pensar que un instante/ todo puede irse al garete
Y tendría que olvidarme/ de tocar el clarinete
Porque tras esa breve calma/ siempre llega la tempestad
Y de nuevo los viejos monstruos/ nos muestran su potestad
Su potestad…su potestad


Confieso que algunas veces/ tiraría por la borda
Todo lo que acumulo /aunque se pueda armar la gorda
Con tal de poder sentirme/ ligero de equipaje
Pero para eso/ hay que tener cierto coraje
Y arriesgar

Arriesgar sin miramientos/ con espíritu guerrero
Haciendo caso omiso/ de los cientos de agoreros
Que anuncian los sucesos/ como aves de mal agüero
Igual que algunos líderes /con su acento plañidero
Plañidero…plañidero

Confieso que no tengo/ argumentos suficientes
Para estar todo el santo día/ murmurando a regañadientes
No tengo ningún barco/para navegar a la deriva
Solo quiero organizar/ mi propia contraofensiva
Contraofensiva

Si después de una cierta calma/ aparece la tempestad
Y los mismos monstruos de siempre/ nos muestran su potestad
No hay que perder los estribos/ de algo sirve la experiencia
De aquí a cincuenta años/ todos calvos a ciencia cierta
A ciencia cierta

José Luis Álvarez http://totovaca.blogspot.com.es/


¿EMOCIÓN O SENTIMIENTO?

Enséñame una de esas cartas
que te escribía antaño
leámosla juntos
y deja que nuestras mentes
gocen y revolotee nuestro pasado.
José María Rico


¿EMOCIÓN O SENTIMIENTO?

La neurología es uno de las tantos campos de la ciencia que nos ha sorprendido en los últimos años con descubrimientos sobre nuestra mente que nos invitan más a filosofar y reflexionar que cualquier otra frase certera como un dardo del tipo “Sólo sé que no sé nada” socrático.
Recuerdo uno que me llamó especialmente la atención, en el que mediante escáneres cerebrales se seguía el recorrido de nuestras decisiones desde su origen hasta que las expresamos o tenemos consciencia de haberlas tomado, la diferencia, en ese estudio concreto, era de 300 milisegundos, diferencia de tiempo entre el momento que creemos tomar una decisión y cuando realmente la tomamos o algo o alguien la toma esos milisegundos antes.
Estudios similares cuestionan nada más y nada menos que el libre albedrío, al parecer no decidimos en realidad nada, sino que cada acto y supuesta decisión es consecuencia de todo lo vivido anteriormente, de nuestro bagaje genético y de un orden o desorden paradójico que no comprendemos y cuya existencia recién estamos comenzando a descubrir.
A partir de ahí, ¿qué decir?, ¿emoción o sentimientos?, ¿realidad o mera ilusión?, ¿causalidad o casualidad? ¿libertad o . . .?
Yo también sólo sé que no sé nada . . .

Nekovidal- nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES-www.arteslibres.net


PLÁSTICO
“…Era una ciudad de plástico de esas que no quiero ver
de edificios cancerosos y corazón de oropel,
donde en vez de un sol amanece un dólar,
donde nadie ríe donde nadie llora…”

Estos versos pertenecen a la canción Chica plástica de Rubén Blades. Corría la década de los 80 y ya se vislumbraban los cambios, pero aún había comunicación y contacto humano, compañerismo y espíritu de lucha, aún se confiaba en el vecino y se pedía prestado el coche o la cámara de fotos a ese amigo que vivía algo mejor que uno y al que no se le envidiaba, al contrario, se le apoyaba para que ascendiera en su línea de vida. Pero comenzaba a olerse el plástico, se olía la tostada.
Rubén hablaba de Estados Unidos y en España lo sentíamos muy lejano porque la situación era diferente, el panorama laboral prometedor, el futuro inmobiliario una panacea, la informática nos abría las puertas a un mundo sin explorar, las agencias de viajes ponían al alcance de nuestros bolsillos miles de paraísos y la emigración que recalaba en nuestra tierra –ávida de novedades por aquel entonces– era solvente y culta. Vivíamos tan felices que nos convencimos de que el sueño sería eterno.
Durante las tres décadas siguientes se produjo un significativo proceso de cambio que fue modificando las situaciones externas y también nuestra actitud interior; poco a poco el plástico se metió por los rincones, primero como opción y después como imposición, las tarjetas de crédito sustituyeron gradualmente el uso de dinero en efectivo y los sentimientos fueron suplantados por el postureo; llegamos a convertirnos en competidores compulsivos y unos italianos en los pies nos conferían más identidad que nuestra propia alma; hasta el día en que nos dimos de bruces contra el espejo y vimos que estábamos sin salida que nos estábamos ninguneando a nosotros mismos y a los demás.
Nos despertó la sacudida de nuestro propio esperpento.
Y es que, mientras nos dedicábamos a enloquecer, la sociedad nos fue absorbiendo y nos colocó en un mundo que nada tenía que ver con el que habíamos imaginado. Los que venían de fuera ya no eran solventes y sus formas de vida desestabilizaban la nuestra que había echado en el olvido las no tan lejanas cartillas de racionamiento; el amigo al que pedíamos prestado el coche y que por fin había triunfado sólo tenía ojos para el polvo blanco que se llevaba su salud y sus ganancias; el jefe que había sido compañero de trabajo unos años antes nos miraba con superioridad desde su flamante coche y nosotros no teníamos ni idea de para qué demonios podríamos utilizar ese traje que nos había costado un dineral y que sólo tenía cabida en fiestas a las que jamás tendríamos acceso.
Es ahora, después de un buen puñado de años creyéndonos dioses y pretendiendo que solos éramos alguien, tras patinar sobre el lago helado de la individualidad, cuando comenzamos a dar la vuelta a la tortilla y queremos pagar de nuevo con monedas y sentir cosas bonitas y preferimos ser a tener; es ahora cuando volvemos a mirarnos a los ojos sin miedo, aunque tímidamente, porque sabemos que no es el color de la piel ni el hambre lo que nos convierte en delincuentes sino la prepotencia y la soberbia las que nos transforman en suicidas; es ahora cuando, cansados de tanta independencia perniciosa y de tanta estúpida competitividad, estamos girando el volante para movernos en una nueva dirección, ahora que ya hemos comprobado en carne propia que el plástico nos ahoga si nos cubre el rostro y nos pudre el alma si nos envuelve el cuerpo.
Porque creo firmemente que hay esperanza, hago mías las palabras de la mujer de Maheu en Germinal de Émile Zola: “…Yo lo único que pido es que éstos entren en razón y sean más sensatos y espero que lo hagan porque, después de todo, la gente no es tan mala como dicen…”

Victoria Blanco – 18 enero 2017


PLÁSTICO

El plástico es, sin duda, un símbolo de nuestra época, que decidirá el futuro si se llamará Era atómica o Era de los combustibles fósiles, que incluiría inevitablemente todo tipo de plásticos.
Dos anécdotas reales creo que ilustran con patética claridad hasta donde ha llegado el ser humano actual en su demencia consumista:
En Buenos Aires recibe la policía un aviso por un accidente en una de las anchas avenidas del centro de la ciudad, un transeúnte había sido atropellado por un vehículo al cruzar la calle. Los servicios de urgencia nada pudieron hacer, el hombre ya había fallecido. Al redactar el parte policial varios testigos coinciden en su testimonio: “Cruzó sin mirar, iba hablando por el celular ...” Se procede al levantamiento del cadáver y, al recoger los objetos personales del difunto, uno de los policías observa, boquiabierto, que el teléfono celular no era tal sino una imitación, un aparato de juguete, el hombre había muerto víctima de su afán consumista, de mostrar al resto del mundo que tenía un aparato que, evidentemente, no podía comprar, la tragicomedia de la estupidez humana . . .
En Santiago de Chile los centros comerciales se encuentran con un problema imprevisto que les supone horas y horas de trabajo extra para sus empleados: Durante los fines de semana familias enteras se trasladan a esos centros y se dedican a llenar carros de la compra con objetos de todo tipo, todos ellos caros, de lujo, para, una vez que llegan a las puertas de salida, dejarlos allí y marcharse sin comprar absolutamente nada, una forma también tragicómica de alimentar su afán consumista.
Por desgracia, todos podemos encontrar ejemplos similares mirando a nuestro alrrededor a nuestros vecinos o conocidos: Familias enteras endeudadas por comprar objetos que ni necesitan ni les proporcionan más felicidad que la que puedan imaginar en sus enfermas mentes víctimas de una forma de vivir donde el poseer ha esclavizado completamente al ser.
Mientras tanto, ese consumismo, unido a la absurda y peligrosa idea de la obsolecencia programada, va destruyendo el medio ambiente extinguiendo especies que la vida tardó millones de años en crear y condenando a la misma especie destructora a enfermedades físicas y mentales desconocidas hasta ahora.
¿Puede llegar más lejos aún la locura humana del consumismo? Me temo que sí, lo inimaginable de hoy, para bien o para mal, será la realidad de mañana...

Nekovidal- nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES-www.arteslibres.net


HUMO

Arde el tabaco, flotan etéreas volutas de humo en el ambiente cargado de la habitación, con la mano las quieres coger pero se escapan, se cuelan entre los dedos, desaparecen, alegoría del alma que se esfuma mientras consumes la vida a ratos que no puedes retener, tumbado en la cama ves tú mundo volar, una foto en el espacio, un segundo impreso en la eternidad.
Din don, din don, el cartero, el butano, un vendedor, lo atiendes ausente y vuelves a la cama a fumar en el espacio cargado de tu habitación, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿por qué se escapa como el humo entre los dedos de la razón?, ¿es amor lo que consume la vida? Pero también dolor, vivir es sufrir, amar, reír...¿qué sentido tiene la vida sino vivir?
Doy otra calada y el humo está ahí, no lo puedo coger, pero está ahí, cargando el aire que respiro, encerrado entre las paredes de mi habitación, ¿será así el alma?, ingrávidas partículas sin materia que se desprenden del cuerpo según la vida se consume. ¿Irán a formar parte del Gran Águila retornando el préstamo que nos hizo como dice Don Juan?,¿irá al cielo?¿subirá a gozar con las huríes?, ¿qué es el alma? Vanas esperanzas para los que no creemos, que duro es vivir sin esperanza . . .
El alma es un conjunto de pensamientos, lógicos o no, que alberga nuestro subconsciente y nuestra razón, que genera el cerebro y cuando éste deje de funcionar el alma se irá, desaparecerá como el humo del tabaco de la habitación, al rato.
¿Qué sentido tiene la vida sino vivirla?

Diego de Bonis

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