VOCES
entre VOCES
TEMAS
TERTULIA 27-1-2017
EL
GRITO.
SIN
ANESTESIA.
EL
NOMBRE DEL PATO.
"No puede entrar en razón quien piensa de
forma automática" (Ayn Rand)
Quiero que la muerte de México sea hermosa
Quiero que su muerte sea un acto bello e inexplicable como los pájaros
Quiero que el pasado sea un hecho maravilloso que se forja en el futuro
Quiero que mi nombre sea la vida
Quiero que América se desdoble y se muestre como un acantilado de OVNIS
Quiero que mi sexo sea la vida
Quiero que la tradición literaria de las personas sea el movimiento de las cometas
Quiero que mi patria sea la vida
Quiero que los literatos suban de nuevo a los árboles y renombren cada noche las constelaciones del abecedario
Quiero que los poetas dejen de llamarse poetas y comiencen a llamarse sueños y que los sueños comiencen a llamarse estrellas o luciérnagas o arroyos o triciclos
Quiero que la juventud sea una postura frente al mundo y no una postura frente a los años
Quiero que a la poesía se le confunda con la narrativa y a la narrativa con un tratado científico y a éste con un nuevo sistema planetario
Quiero que mi clase social sea la vida
Quiero que los poetas le tengan miedo a la inmortalidad y a la permanencia
Quiero ser llamado universitario no por estar en la universidad sino por estar en el uni-verso
Quiero que el poema se confunda con un tratado filosófico o un tratado político o un venado herido en la mitad del bosque
Quiero que mi nacionalidad sea la vida
Quiero que cuanta persona lea este manifiesto lo destruya y construya otro más auténtico y hermoso
Quiero que los grupos literarios de esta época contemplen entre sus integrantes a las rocas y a los ríos y a los superhéroes del espacio
Quiero que los artistas arrojen sus obras a los mares y comiencen a escribir sobre sus cuerpos
Quiero que mi edad sea la vida
Quiero que la literatura universal sea llamada en el futuro la historia de la preliteratura
Y quiero que los poemas más hermosos de mi generación sean escritos en las paredes del metro
David Meza, incluido en Nayagua. Revista de poesía (nº 21, febrero de 2015, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).
"Quien se dirige a los instintos habla al interior del ser humano y encuentra más rápidamente la respuesta". (Amos Bronson Alcott)
TEXTOS
TERTULIA 20-1-2017
¿EMOCIÓN
O SENTIMIENTO?
PLÁSTICO
HUMO
¿EMOCIÓN
O SENTIMIENTO?
Si
tus sueños pesan
guiales hacia la libertad.
Si tu sueños pesan, libéralos,
no te quedes agazapada.
Una
vez anduve descalzaguiales hacia la libertad.
Si tu sueños pesan, libéralos,
no te quedes agazapada.
sobre los cortantes vidrios de mi propio fracaso.
Con rencor y sin reparo salté una y otra vez
hasta que de sangre las huellas,
mi rastro iba marcando.
Continué continuando, emprendiendo una lucha frenética,
que rompe esquemas, cuando todo lo ves nublado.
Ya no estoy sola,
el ente
a mi lado se ha quedado.
Me acompaña siempre, aunque no me hubiese enterado
de no ser por las ataduras,
que mis sueños se habían inventado.
María Martín
¿EMOCIÓN
O SENTIMIENTO?
Confesiones
(Letra
y Música.- Babelain)
Confieso
que no tengo/ argumentos suficientes
Para
sentirme cómplice/ del resto de la gente
Navego
a la deriva/ en un barco de vela
Cuando
reina la calma/ toco las castañuelas
Sin
pensar
Sin
pensar que un instante/ todo puede irse al garete
Y
tendría que olvidarme/ de tocar el clarinete
Porque
tras esa breve calma/ siempre llega la tempestad
Y
de nuevo los viejos monstruos/ nos muestran su potestad
Su
potestad…su potestad
Confieso
que algunas veces/ tiraría por la borda
Todo
lo que acumulo /aunque se pueda armar la gorda
Con
tal de poder sentirme/ ligero de equipaje
Pero
para eso/ hay que tener cierto coraje
Y
arriesgar
Arriesgar
sin miramientos/ con espíritu guerrero
Haciendo
caso omiso/ de los cientos de agoreros
Que
anuncian los sucesos/ como aves de mal agüero
Igual
que algunos líderes /con su acento plañidero
Plañidero…plañidero
Confieso
que no tengo/ argumentos suficientes
Para
estar todo el santo día/ murmurando a regañadientes
No
tengo ningún barco/para navegar a la deriva
Solo
quiero organizar/ mi propia contraofensiva
Contraofensiva
Si
después de una cierta calma/ aparece la tempestad
Y
los mismos monstruos de siempre/ nos muestran su potestad
No
hay que perder los estribos/ de algo sirve la experiencia
De
aquí a cincuenta años/ todos calvos a ciencia cierta
A
ciencia cierta
José
Luis Álvarez http://totovaca.blogspot.com.es/
¿EMOCIÓN
O SENTIMIENTO?
Enséñame
una de esas cartas
que
te escribía antaño
leámosla
juntos
y
deja que nuestras mentes
gocen
y revolotee nuestro pasado.
José
María Rico
¿EMOCIÓN
O SENTIMIENTO?
La
neurología es uno de las tantos campos de la ciencia que nos ha
sorprendido en los últimos años con descubrimientos sobre nuestra
mente que nos invitan más a filosofar y reflexionar que cualquier
otra frase certera como un dardo del tipo “Sólo sé que no sé
nada” socrático.
Recuerdo
uno que me llamó especialmente la atención, en el que mediante
escáneres cerebrales se seguía el recorrido de nuestras decisiones
desde su origen hasta que las expresamos o tenemos consciencia de
haberlas tomado, la diferencia, en ese estudio concreto, era de 300
milisegundos, diferencia de tiempo entre el momento que creemos tomar
una decisión y cuando realmente la tomamos o algo o alguien la toma
esos milisegundos antes.
Estudios
similares cuestionan nada más y nada menos que el libre albedrío,
al parecer no decidimos en realidad nada, sino que cada acto y
supuesta decisión es consecuencia de todo lo vivido anteriormente,
de nuestro bagaje genético y de un orden o desorden paradójico que
no comprendemos y cuya existencia recién estamos comenzando a
descubrir.
A
partir de ahí, ¿qué decir?, ¿emoción o sentimientos?, ¿realidad
o mera ilusión?, ¿causalidad o casualidad? ¿libertad o . . .?
Yo
también sólo sé que no sé nada . . .
Nekovidal-
nekovidal@gmail.com
ARTES
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PLÁSTICO
“…Era
una ciudad de plástico de esas que no quiero ver
de edificios cancerosos y corazón de oropel,
donde en vez de un sol amanece un dólar,
donde nadie ríe donde nadie llora…”
de edificios cancerosos y corazón de oropel,
donde en vez de un sol amanece un dólar,
donde nadie ríe donde nadie llora…”
Estos
versos pertenecen a la canción Chica plástica de
Rubén Blades. Corría la década de los 80 y ya se vislumbraban los
cambios, pero aún había comunicación y contacto humano,
compañerismo y espíritu de lucha, aún se confiaba en el vecino y
se pedía prestado el coche o la cámara de fotos a ese amigo que
vivía algo mejor que uno y al que no se le envidiaba, al contrario,
se le apoyaba para que ascendiera en su línea de vida. Pero
comenzaba a olerse el plástico, se olía la tostada.
Rubén
hablaba de Estados Unidos y en España lo sentíamos muy lejano
porque la situación era diferente, el panorama laboral prometedor,
el futuro inmobiliario una panacea, la informática nos abría las
puertas a un mundo sin explorar, las agencias de viajes ponían al
alcance de nuestros bolsillos miles de paraísos y la emigración que
recalaba en nuestra tierra –ávida de novedades por aquel entonces–
era solvente y culta. Vivíamos tan felices que nos convencimos de
que el sueño sería eterno.
Durante
las tres décadas siguientes se produjo un significativo proceso de
cambio que fue modificando las situaciones externas y también
nuestra actitud interior; poco a poco el plástico se metió por los
rincones, primero como opción y después como imposición, las
tarjetas de crédito sustituyeron gradualmente el uso de dinero en
efectivo y los sentimientos fueron suplantados por el postureo;
llegamos a convertirnos en competidores compulsivos y unos italianos
en los pies nos conferían más identidad que nuestra propia alma;
hasta el día en que nos dimos de bruces contra el espejo y vimos que
estábamos sin salida que nos estábamos ninguneando a nosotros
mismos y a los demás.
Nos
despertó la sacudida de nuestro propio esperpento.
Y
es que, mientras nos dedicábamos a enloquecer, la sociedad nos fue
absorbiendo y nos colocó en un mundo que nada tenía que ver con el
que habíamos imaginado. Los que venían de fuera ya no eran
solventes y sus formas de vida desestabilizaban la nuestra que había
echado en el olvido las no tan lejanas cartillas de racionamiento; el
amigo al que pedíamos prestado el coche y que por fin había
triunfado sólo tenía ojos para el polvo blanco que se llevaba su
salud y sus ganancias; el jefe que había sido compañero de trabajo
unos años antes nos miraba con superioridad desde su flamante coche
y nosotros no teníamos ni idea de para qué demonios podríamos
utilizar ese traje que nos había costado un dineral y que sólo
tenía cabida en fiestas a las que jamás tendríamos acceso.
Es
ahora, después de un buen puñado de años creyéndonos dioses y
pretendiendo que solos éramos alguien, tras patinar sobre el lago
helado de la individualidad, cuando comenzamos a dar la vuelta a la
tortilla y queremos pagar de nuevo con monedas y sentir cosas bonitas
y preferimos ser a tener; es ahora cuando volvemos a mirarnos a los
ojos sin miedo, aunque tímidamente, porque sabemos que no es el
color de la piel ni el hambre lo que nos convierte en delincuentes
sino la prepotencia y la soberbia las que nos transforman en
suicidas; es ahora cuando, cansados de tanta independencia perniciosa
y de tanta estúpida competitividad, estamos girando el volante para
movernos en una nueva dirección, ahora que ya hemos comprobado en
carne propia que el plástico nos ahoga si nos cubre el rostro y nos
pudre el alma si nos envuelve el cuerpo.
Porque
creo firmemente que hay esperanza, hago mías las palabras de la
mujer de Maheu en Germinal de Émile
Zola: “…Yo lo único que pido es que éstos entren en razón y
sean más sensatos y espero que lo hagan porque, después de todo, la
gente no es tan mala como dicen…”
Victoria
Blanco – 18 enero 2017
PLÁSTICO
El
plástico es, sin duda, un símbolo de nuestra época, que decidirá
el futuro si se llamará Era atómica o Era de los combustibles
fósiles, que incluiría inevitablemente todo tipo de plásticos.
Dos
anécdotas reales creo que ilustran con patética claridad hasta
donde ha llegado el ser humano actual en su demencia consumista:
En
Buenos Aires recibe la policía un aviso por un accidente en una de
las anchas avenidas del centro de la ciudad, un transeúnte había
sido atropellado por un vehículo al cruzar la calle. Los servicios
de urgencia nada pudieron hacer, el hombre ya había fallecido. Al
redactar el parte policial varios testigos coinciden en su
testimonio: “Cruzó sin mirar, iba hablando por el celular ...”
Se procede al levantamiento del cadáver y, al recoger los objetos
personales del difunto, uno de los policías observa, boquiabierto,
que el teléfono celular no era tal sino una imitación, un aparato
de juguete, el hombre había muerto víctima de su afán consumista,
de mostrar al resto del mundo que tenía un aparato que,
evidentemente, no podía comprar, la tragicomedia de la estupidez
humana . . .
En
Santiago de Chile los centros comerciales se encuentran con un
problema imprevisto que les supone horas y horas de trabajo extra
para sus empleados: Durante los fines de semana familias enteras se
trasladan a esos centros y se dedican a llenar carros de la compra
con objetos de todo tipo, todos ellos caros, de lujo, para, una vez
que llegan a las puertas de salida, dejarlos allí y marcharse sin
comprar absolutamente nada, una forma también tragicómica de
alimentar su afán consumista.
Por
desgracia, todos podemos encontrar ejemplos similares mirando a
nuestro alrrededor a nuestros vecinos o conocidos: Familias enteras
endeudadas por comprar objetos que ni necesitan ni les proporcionan
más felicidad que la que puedan imaginar en sus enfermas mentes
víctimas de una forma de vivir donde el poseer ha esclavizado
completamente al ser.
Mientras
tanto, ese consumismo, unido a la absurda y peligrosa idea de la
obsolecencia programada, va destruyendo el medio ambiente
extinguiendo especies que la vida tardó millones de años en crear y
condenando a la misma especie destructora a enfermedades físicas y
mentales desconocidas hasta ahora.
¿Puede
llegar más lejos aún la locura humana del consumismo? Me temo que
sí, lo inimaginable de hoy, para bien o para mal, será la realidad
de mañana...
Nekovidal-
nekovidal@gmail.com
ARTES
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HUMO
Arde
el tabaco, flotan etéreas volutas de humo en el ambiente cargado de
la habitación, con la mano las quieres coger pero se escapan, se
cuelan entre los dedos, desaparecen, alegoría del alma que se esfuma
mientras consumes la vida a ratos que no puedes retener, tumbado en
la cama ves tú mundo volar, una foto en el espacio, un segundo
impreso en la eternidad.
Din
don, din don, el cartero, el butano, un vendedor, lo atiendes ausente
y vuelves a la cama a fumar en el espacio cargado de tu habitación,
¿qué sentido tiene la vida?, ¿por qué se escapa como el humo
entre los dedos de la razón?, ¿es amor lo que consume la vida? Pero
también dolor, vivir es sufrir, amar, reír...¿qué sentido tiene
la vida sino vivir?
Doy
otra calada y el humo está ahí, no lo puedo coger, pero está ahí,
cargando el aire que respiro, encerrado entre las paredes de mi
habitación, ¿será así el alma?, ingrávidas partículas sin
materia que se desprenden del cuerpo según la vida se consume. ¿Irán
a formar parte del Gran Águila retornando el préstamo que nos hizo
como dice Don Juan?,¿irá al cielo?¿subirá a gozar con las
huríes?, ¿qué es el alma? Vanas esperanzas para los que no
creemos, que duro es vivir sin esperanza . . .
El
alma es un conjunto de pensamientos, lógicos o no, que alberga
nuestro subconsciente y nuestra razón, que genera el cerebro y
cuando éste deje de funcionar el alma se irá, desaparecerá como el
humo del tabaco de la habitación, al rato.
¿Qué
sentido tiene la vida sino vivirla?
Diego
de Bonis
¡Cómo me gusta lo que contáis y cómo lo contáis!. Besos a todos.
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