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TEMAS
TERTULIA 16-12-2016
SOY
PÉSIMO
DE
COLOR VERDE
MICRORRELATOS
“Los
mayores progresos de la civilización se experimentan inicialmente
como sus peores amenazas”.
"Miles
de dioses reptan por el suelo...",
de Artur Lundkvist (Suecia, 1906-1991)
Miles
de dioses reptan por el suelo, se elevan en espiral, llenan el aire
de remolinos y de plumas,
una cosecha de dioses que desde la cumbre de la montaña se precipita hasta el mar,
dioses que comen y vomitan, ordeñan furtivamente, pisotean la tierra, prenden fuego a los bosques,
esconden ropas, derraman leche, carbonizan colmenas, malgastan azafrán,
se construyen sus templos de rayos sobre la ciudad, dejan que las serpientes piquen en los
anzuelos y que los tiburones lloren como niños dentro de bancos de arena.
¡Qué difícil es vivir con los dioses, qué imposible es vivir contra ellos!
Quién será el pobre héroe humano que entable combate con los dioses,
qué hacha llegará a sus raíces, las raíces de los dioses enterradas en cada hombre, quién las arrancará de la carne, del fondo del agua de los sueños y de las tinieblas de la sangre,
dioses que huyen para volver por lugares imprevistos,
dioses con su peligrosa felicidad y sus llaves de fuego,
dioses con ombligos de aire y ojos que flotan como burbujas en el agua.
Pero, ¡arráncalo, arranca del nido de las entrañas al dios que grita,
como se arranca el dolor de la raíz del diente!
La primera libertad es liberarse de los dioses, después vienen las demás libertades, también la liberación del tirano,
que es lo mismo que liberarse del miedo (el hombre que se deja morder por una cobra es un tirano, el hombre que se sienta en medio del fuego pintado de cal es un tirano, el milagro es poder y el poder es vida sojuzgada):
¡arranca las sangrientas raíces de los dioses aunque griten como las mandrágoras de las leyendas!
Artur Lundkvist en Ogonblick och vágor (1962), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
una cosecha de dioses que desde la cumbre de la montaña se precipita hasta el mar,
dioses que comen y vomitan, ordeñan furtivamente, pisotean la tierra, prenden fuego a los bosques,
esconden ropas, derraman leche, carbonizan colmenas, malgastan azafrán,
se construyen sus templos de rayos sobre la ciudad, dejan que las serpientes piquen en los
anzuelos y que los tiburones lloren como niños dentro de bancos de arena.
¡Qué difícil es vivir con los dioses, qué imposible es vivir contra ellos!
Quién será el pobre héroe humano que entable combate con los dioses,
qué hacha llegará a sus raíces, las raíces de los dioses enterradas en cada hombre, quién las arrancará de la carne, del fondo del agua de los sueños y de las tinieblas de la sangre,
dioses que huyen para volver por lugares imprevistos,
dioses con su peligrosa felicidad y sus llaves de fuego,
dioses con ombligos de aire y ojos que flotan como burbujas en el agua.
Pero, ¡arráncalo, arranca del nido de las entrañas al dios que grita,
como se arranca el dolor de la raíz del diente!
La primera libertad es liberarse de los dioses, después vienen las demás libertades, también la liberación del tirano,
que es lo mismo que liberarse del miedo (el hombre que se deja morder por una cobra es un tirano, el hombre que se sienta en medio del fuego pintado de cal es un tirano, el milagro es poder y el poder es vida sojuzgada):
¡arranca las sangrientas raíces de los dioses aunque griten como las mandrágoras de las leyendas!
Artur Lundkvist en Ogonblick och vágor (1962), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
QUISE,
QUIERO, QUISIERA
Que
en belleza camine.
Que
haya belleza delante de mi
y
belleza detrás
y
debajo
y
encima
y
que todo a mi alrededor sea belleza
a
lo largo de un camino de belleza
que
en belleza acabe.
(“Canto
de la noche”, pueblo navajo, Norteamérica)
TEXTOS
TERTULIA 9-12-2016
SOUL
TIZA
BUENO,
PUES . . .
SOUL
Las
arañas del salón tejían recuerdos de alcoba en cuyas redes
pretendían cazar ilusiones de escoba. Mientras, un marinero chino
fumaba en el parto una pipa de apio mientras recordaba que el soul
también existe . . .
Nekovidal -
ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
SOUL
¡Escuchad,
almas tristes!
¡Sentid
esta luz infinita!
¡Dejad
fluir la luz en vuestros cuerpos!
La
luz es el amor de los difuntos a quienes hemos amado.
¡Vivid!
¡Volad!
Kupukupu
SOUL
ESTRATEGIAS
Vencer
al ojo
silenciándolo
ya
tendrá consuelo
en
la oscuridad de la noche
Desdeñar
al trueno
desdeñándolo
Acogiéndolo
en silencio
entre
las algas del mar.
Embaucar
al Arco Iris
ignorándolo
Ya
mostrará sus colores
cuando
cese el espejismo
Violar
al sexo
acariciándolo
Brillará
su único cuerno
con
la luz de las estrellas.
José
Luis Álvarez
SOUL
AGUAFIESTAS
No compro la navidad
porque a los que sentimos frío,
se nos calan más los huesos con tanto falsario suelto.
Y sienten toda su hambre.
Y el despilfarro los que apenas comen,
las cabezas chupadas de tus gambas .
Las calles de los olvidados se ven más oscuras con el negocio de la luces,
que oculta la pobreza de nuestras mentiras
y la verdad aquiescente de los sin nombre.
Todo vale, con tal de metérnosla doblada . . .
No pasa nada, si ahorcas y exhibes en tu balcón a un tipo gordo
con barbas blancas, de forma masiva e indolente.
Acuérdate, de camuflarlo siempre de rojo.
Aunque antes era verde.
Mientras sus majestades y los camellos nos esperan en los suburbios,
para pasarnos, a precio de saldo, toda su magia.
Os aviso:
Algún día nos pasará factura, engañarnos como a niños....
Falsear, con cuernos de renos voladores la historia.
Bueno. . . Como te decía,
no compro la navidad ,
porque ponen a la fuerza, bajo toque de queda las realidades
y a lo humano de la tristeza.
Sí, y a la fuerza , la policía secreta de los sentimientos,
reclutada de las filas del paro, para estos casos,
te buscará para marcarte a sangre y fuego
la cara con la sonrisa incierta.
Irán a tu casa o te buscarán debajo del puente
por lo del desahucio.
Y en el patíbulo. Si es necesario.
Si estás cercano a la muerte,
por robar dos gallinas, que nos engordaran el caldo.
Las cámaras de seguridad, te disparan rayos lasser.Te fulminan
si no compras. Si no gastas.
Y lo que más me revuelve el estómago,
son los famosos maratones solidarios.
¿Qué más les da a los zombies,
cómo acabe o nos empiece un año?
Mira, si hay que brindar se brinda.
Pero dejémonos de tanta máscarada de besos y confeti,
que me vais a echar a perder el whishy.
Lo cierto es,
que ya no queda, de aquella droga que nos ponía tan felices.
Juan
Jiménez Caballero
TIZA
A
mediados de los años setenta del siglo pasado yo disfrutaba, como
millones de adolescentes españoles, de una magnífica educación
nacionalcatólica en un instituto de enseñanza media de Carabanchel
Bajo, un distrito al suroeste de Madrid. Dicha educación incluía
materias tan instructivas como la F.E.N. (Formación del Espíritu
Nacional), impartida siempre por un falangista, o la omnipresente
religión, que recibíamos de diferentes curas de diferentes edades
pero idéntico pensamiento integrista.
Eran
los últimos tiempos del franquismo, la época que se dio en llamar
“dictablanda”, en la que se seguía torturando y matando, pero
menos.
Los
jóvenes empezábamos a cuestionar ciertas cosas, la religión entre
ellas y, al no existir mecanismos de protesta o debate social de
ningún tipo, nos consolábamos con pequeños actos que eran,
básicamente, travesuras propias de la edad.
Para
negarnos a recibir clases de religión habíamos colocado, en una
ocasión, mesas y sillas detrás de la puerta de entrada de la clase,
sin mejor resultado que recibir la visita de un grupo de policías
llamados por el cura quienes, tras echar la puerta abajo, se pasearon
por la clase de alumnos medio temblorosos regalándonos frases como
“¿Hay algún rojo hijo de puta por aquí? A que no tiene cojones
de levantarse quien colocó esas mesas tras la puerta”. Con una
pistola en el cinto cualquier medio hombre se cree muy macho . . .
Por
supuesto, nadie se levantó . . .
Lo
cierto es que, de unos treinta chicos, sólo dos se mantenían al
margen de esos intentos de protesta contra un integrismo religioso
impuesto con tanta brutalidad como fuera necesaria para perpetuarse.
Cambiaron
de cura, el nuevo era bastante viejo y parecía menos despótico que
el anterior, pero las protestas y sabotajes continuaron. El siguiente
paso fue proveernos cada uno de un trozo de tiza e ir trazando en los
faldones de la parte trasera de la sotana del cura, mientras se
paseaba por los pasillos de la clase, largas lineas blancas que éste
no notaba por el amplio vuelo de la sotana.
El
resultado era que, al salir de clase lucía en su parte trasera algo
parecido a la cola de un traje de novia.
Personalmente
no participé en tal juego durante los primeros dias, me parecía que
el cura nuevo no era tan despótico como el anterior y llegué a
sentir, en mi ingenuidad juvenil, cierta pena por él.
Pero
un día, al ir al servicio entre clase y clase, sorprendí al cura en
la puerta del baño acariciando la cara de un chico de los cursos
inferiores, tendría unos doce años. La forma de acariciarle y,
sobre todo, su mirada, con la que me crucé al pasar, eran todo menos
limpias y honestas.
Desde
ese día participé en el juego de protesta con las tizas como uno
más, con la diferencia de que yo no llevaba una tiza blanca, sino
una rosada, que provocó muchas risas contenidas en la clase e impuso
la moda de llevar cada uno una tiza de color diferente, regalando al
cura en cada clase algo parecido a una multicolor cola de pavo real.
Días
después de me acercó un compañero de clase que tenía fama de ser
de una familia de rojos, aunque en aquella España ignorante rojo se
podía ser igual por ser un simple republicano que por ser un
marxista radical, y me dijo: “Tú también te has dado cuenta de
que el cuervo es maricón, ¿verdad? Yo asentí con la cabeza y él
siguió hablando. “A mi el que sea marica me da igual, como si se
quiere follar a una cabra, pero he oído que le mete mano a los
pequeños en los servicios, habría que castrarle al muy hijo de puta
. . .”
Ese
día aprendí dos cosas: Que la España nacionalcatólica de la
dictadura que la congeló en el tiempo y la condenó a perder, una
vez más, el tren de la modernidad, escondía perversiones que apenas
podía imaginar y que, incluso alguien considerado radical podía
tener la amplitud de miras de admitir cualquier diferencia en cuanto
a tendencias o gustos sexuales siempre que éstas no fueran
destructivas para otras personas, especialmente si era alguien
indefenso como un niño.
Viendo
la España actual no puedo dejar de asombrarme de la grandeza de
espíritu de la mayoría de sus ciudadanos, resistiendo una vez más
la injusticia de una minoría que se niega insistentemente a dejar
atrás la Edad Media, sembrando cíclicamente miseria e ignorancia en
un pueblo que, sin que sepamos muy bien como, sabe guardar en su
interior la verdadera nobleza, la de quien sabe convivir respetando.
Por
lo visto, y por suerte, aún no han podido inventar un arma o una
religión que mate eso . . .
Nekovidal -
ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
TIZA
ME
RECONCOMIA
Yo
me reconcomía en mis sueños
Por
tener una gota de ti
Le
cantaba a la luna llena
De
aquellas noches de abril
Y
con una tiza
Pintaba
corazones en el suelo
Vacíos
por dentro
Para
llenarlos de rosas y jazmín
Esos
mismos corazones
Que
nunca llegaron a latir…
eran
como un bucle pesado
que
no se encontraba entre sí
y
desde aquella noche
pensando
en tantos reproches
de
la misma vida …
sentado
en aquella silla,
me
decidí,
que
como todo tiene un principio
también
tiene su FIN.
José
Maria Rico
BUENO,
PUES . . .
Lo
que tememos es lo que atraemos porque la vida tiene olfato perruno y
cuando huele el desasosiego nos lanza un mordisco cuando menos al
tobillo -si no a la yugular- enfrentándonos a aquello que nos lo
produce.
La
soledad es una de los pesadillas más profundas del ser humano y, sin
embargo, levantamos muros a nuestro alrededor para aislarnos en lugar
de construir caminos que nos conduzcan a otros humanos y que, a su
vez, les dejen paso hacia nosotros; hemos eliminado de nuestro campo
el instinto de cooperación necesario para sobrevivir, coexistir y,
sobre todo, desarrollar nuestros potenciales y crecer
equilibradamente. En la sociedad actual ese instinto se ha sustituido
por la búsqueda de acólitos que, lejos de ayudar a que nos
enderecemos cuando hemos sido tocados por una tormenta, se limitan a
asentir y corroborar cuanto decimos y hacemos, halagándonos hasta
donde precisa nuestro ego y olvidando quiénes somos.
Bueno,
pues aunque nos rodeemos de compinches a los que dirigirnos con el
clásico y cansino ¿a que sí? mientras les miramos con ojos de
carnero a medio degollar a fin de que confirmen nuestro discurso, su
asentimiento no nos sacará de esa terrible reclusión. En lugar de
buscar gratificación en la complacencia deberíamos, por el bien
individual y colectivo, tomar conciencia de nuestros semejantes y
ocuparnos de sus necesidades y anhelos que, sin duda, descubriremos
idénticos a los nuestros.
Madrid
9 diciembre 2016.
Victoria
Blanco
BUENO,
PUES . . .
Bueno,
pues . . . empecemos por el final y tomémonos todo esto con absoluta
seriedad, o sea, muy en broma. Derrochemos el tiempo que no nos sobra
y disfrutemos de las tragedias cotidianas, discrepemos de las
discrepancias y hartémonos de nada. Seamos hijos de nuestra prole y
padres de nuestros ancestros, guerreros pacifistas y sabios
ignorantes, misántropos altruistas y cercanías distantes, profetas
en nuestra tierra y precursores del remoto pasado.
Construyamos
escombros y aburrámonos con tanto asombro.
Aceptemos
certeramente la duda irrefutable.
Soñemos
realidades.
Bueno,
pues . . . eso.
Nekovidal -
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