VOCES
entre VOCES
TEMAS
TERTULIA 23-12-2016
CARTA
A MI MISMO
EL
HIELO AZUL
ALMA.
"Quien
busca la belleza en la verdad es un pensador, quien busca la verdad
en la belleza es un artista". (José de Diego)
—Noche
de lluvia mezclada con el viento;
noche de nieve mezclada con la lluvia...
Sin un amparo y arrecido de frío,
sólo royendo algún terrón de sal,
sorbiendo lento las heces de un mal vino,
tosiendo hondo, la nariz moqueando
mientras mesaba la barba medio rala,
y alardeaba: «Y no hay quien me aventaje
de hombre a hombre.» Arrecido de frío,
yo me arropaba en edredón de cáñamo,
y me enfundaba en bastos pellizones,
los que tenía. Era fría la noche,
y la pasaban hambreando de muerte
el padre y la madre del que es aún más pobre;
su esposa e hijos llorando pordiosean.
En estos tiempos, ¿qué haces tú por el mundo
para pasar la vida?
—Dirán que el cielo y que la tierra es ancha;
para mí ambos bien estrechos que son.
Dirán que el sol y que la luna brillan;
a mí ninguno me quiere iluminar.
¿Así es el hombre? ¿O así soy sólo yo?
Me acaeció ser al menos un hombre,
y estoy formado semejante a los hombres.
Una pelliza, no de blando algodón
sino de andrajos que cuelgan a jirones
como las algas, me cubre las espaldas.
En una choza roma y desvencijada,
sobre la tierra desparramo la paja
donde mis padres junto a mi cabecera,
mi esposa e hijos junto a mis mismos pies
acurrucados en vela desvarían;
está el hogar sin calor y sin humo;
en los pucheros cuelgan las telarañas,
y hasta olvidamos cómo cocer arroz.
Como los tordos gimen nuestras gargantas,
cuando de pronto —como dice el refrán
que «lo que es corto, lo acorto y lo recorto»—
hasta la choza llega la voz de mando
del alcaldazo con látigo en la mano.
¿Así será sin quite ni remedio
el camino del mundo?
Yamanoue no Okura, incluido en Manioshu. Colección para diez mil generaciones (Ediciones Hiperión, Madrid, 1980, ed. y trad. de Antonio Cabezas García).
noche de nieve mezclada con la lluvia...
Sin un amparo y arrecido de frío,
sólo royendo algún terrón de sal,
sorbiendo lento las heces de un mal vino,
tosiendo hondo, la nariz moqueando
mientras mesaba la barba medio rala,
y alardeaba: «Y no hay quien me aventaje
de hombre a hombre.» Arrecido de frío,
yo me arropaba en edredón de cáñamo,
y me enfundaba en bastos pellizones,
los que tenía. Era fría la noche,
y la pasaban hambreando de muerte
el padre y la madre del que es aún más pobre;
su esposa e hijos llorando pordiosean.
En estos tiempos, ¿qué haces tú por el mundo
para pasar la vida?
—Dirán que el cielo y que la tierra es ancha;
para mí ambos bien estrechos que son.
Dirán que el sol y que la luna brillan;
a mí ninguno me quiere iluminar.
¿Así es el hombre? ¿O así soy sólo yo?
Me acaeció ser al menos un hombre,
y estoy formado semejante a los hombres.
Una pelliza, no de blando algodón
sino de andrajos que cuelgan a jirones
como las algas, me cubre las espaldas.
En una choza roma y desvencijada,
sobre la tierra desparramo la paja
donde mis padres junto a mi cabecera,
mi esposa e hijos junto a mis mismos pies
acurrucados en vela desvarían;
está el hogar sin calor y sin humo;
en los pucheros cuelgan las telarañas,
y hasta olvidamos cómo cocer arroz.
Como los tordos gimen nuestras gargantas,
cuando de pronto —como dice el refrán
que «lo que es corto, lo acorto y lo recorto»—
hasta la choza llega la voz de mando
del alcaldazo con látigo en la mano.
¿Así será sin quite ni remedio
el camino del mundo?
Yamanoue no Okura, incluido en Manioshu. Colección para diez mil generaciones (Ediciones Hiperión, Madrid, 1980, ed. y trad. de Antonio Cabezas García).
"Los
espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el
alma".(George Bernard Shaw)
TEXTOS
TERTULIA 16-12-2016
SOY
PÉSIMO
DE
COLOR VERDE
MICRORRELATOS
SOY
PÉSIMO
¡NO
SÉ QUÉ PONERME!
Bien
sabéis la estructura
de
las noches
Callad
las camas
ralladas
como un disco.
La
mentira absuelve a los jueces
Justicia
. . . Justicia . . .
grita
el harapo
Socorro
. . . Socorro . . .
grita
el cine mudo
Amanece
y
¡no sé qué ponerme!
Jose
Luis Álvarez
SOY
PÉSIMO
Mi
capacidad de disimulo es prácticamente inexistente pues, aun
pudiendo evitar la reacción verbal ante las estupideces y las
malicias, mi forma de mirar no admite normas de diplomacia y clava la
pupila, ni azul ni motivo de poemas, en quien dice o hace algo que
insulte mi inteligencia, aunque ésta no necesita demasiado para
sentirse afrentada.
Pero cómo no mirar con
irritación a quienes van de “sobraos” y no hacen más que
pasarse de listos, o a quienes confunden su identidad presente con la
que un día tuvieron, o a aquellos otros que mediante el dramatismo
consiguen que me estruje el cerebro hasta sacar una digna conclusión
para sus problemas a la que ellos, en breve, pondrán su firma.
Ante
cosas como éstas, bagatelas sin importancia como las llaman los que
las llevan a cabo, no me queda más que sonreír y emitir un casi
imperceptible “claro, claro” mientras mis ojos lanzan
destellos mortales y el semblante se me descuadra como tocado por el
pincel de Picasso.
Y
es que soy pésima para ocultar lo que siento.
Madrid, 16 diciembre 2016
Victoria
Blanco
SOY
PÉSIMO
Te
arrancaré de un bocao tu corazón
y
me lo comeré con cebolla
para
ponerlo una pizca amargo.
Y
cuando a estés vacío de sentimientos,
te
olvidaré para siempre,
porque
ya no me interesarás.
José
María Rico.
SOY
PÉSIMO
Soy
pésimo en todo lo que hago menos en lo mío.
Ah,
¿y qué es lo tuyo?
Intentar
ser óptimo.
Nekovidal -
ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
DE
COLOR VERDE
Por favor, perdona la arrogancia y destructiva locura de nuestra joven especie.
MCGC
DE
COLOR VERDE
Había
una vez un cuento que no quiso acabar con colorín colorado, sino de
color verde, con un verderín verderado. Tuvo un final trágico: Unos
le tacharon de hereje, otros de inmaduro, los veganos le persiguieron
con ideas caníbales y más de un coche le pasó por encima con el
pretexto de que estaba en verde.
Nekovidal -
ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
MICRORRELATOS
*
Había una vez un niño que quiso ser muñeco de nieve y sentir el
sol.
El
niño se convirtió en luz.
*
Había una vez una semilla mutilada que quiso ser un árbol hermoso.
Su
deseo era tan grande que el universo confabulaba para realizarlo.
(Diciembre
2016 Kupukupu)
MICRORRELATOS
*
Había una vez una vez que perdió la vez en la fila de veces y no
pudo llegar a ser el principio de un cuento.
*
Era un relato tan corto, tan corto, que decidió llamarse “Silencio”.
En su barrio le pusieron de sobrenombre “Shhh”.
*
Había una vez un niño tan, tan feliz que nunca deseó ser adulto.
Los padres se empeñaron en llevarlo al psicólogo . . .
*
Caperucita, acosadora irredenta, persiguió durante años al lobo,
pero nadie se creyó el cuento . . .
*
Había una vez un sueño que quería ser realidad . . . Le tenían
por tonto en su pueblo, el Reino de los sueños.
*
Cuenta la leyenda que la tal leyenda es una cuentista legendaria a la
que no conviene tomarse muy en serio.
*
Había una vez un rey que tenía tres hijas, pero en vez de meterlas
en una botella decidió dejarlas elegir su vida.
No
fue el rey más poderoso, pero sí el más sabio y feliz . . .
*
Reflexión sobre derechas e izquierdas políticas:
¿Cuál
es tu ilusión en la vida?
Cazar
gacelas, dijo el guepardo.
Cazar
búfalos, dijo el león.
¡Qué
lástima! Nunca podremos ponernos de acuerdo.
*
Soñaba que sus sueños no eran sueños mientras soñaba que vencía
su insomnio.
*
Había una vez una hormiga que no comprendía como funcionaba el
mundo de las hormigas, por eso deseaba ser oso hormiguero para
devorar a todas sus vecinas.
*
Érase una vez un niño que quería llegar a ser un hombre y le
dijeron que para conseguirlo tenía que ver el mar. Caminó durante
días cientos de kilómetros hasta la costa, pero cuando llegó sólo
sintió unas ganas irresistibles de orinar.
*
Le preguntó la hormiga a la cigarra. ¿Por que no trabajas?
Respondió
la cigarra. ¿Por qué trabajas tú?
La
hormiga sacó el “Manifiesto comunista” de Karl Marx y la cigarra
“El derecho a la pereza” de Paul Lafargue y desde entonces ahí
andan debatiendo incansables, con millones de años de evolución por
medio.
*
Había una vez un mundo de gigantes con complejo de inferioridad y
otro mundo de enanos con complejo de grandeza . . . sus guerras nunca
pasaron de escaramuzas.
*
Oscuras certezas de la cetrería: “¡Qué vueles muy alto!”, le
deseaba sinceramente un halcón a una paloma.
*
Había una vez un cuento que nunca llegó a contarse entero. Unos lo
llamaban “El relato eterno”, otros, “La jodida vida cotidiana”.
Nekovidal -
ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
NAVIDAD
PILARÍN,
LA NIÑA A LA QUE NO LE GUSTABA LA NAVIDAD
Érase una vez una niña a la que la Navidad la entristecía, nunca para ella fue una fecha alegre, siempre observaba su entorno tratando de buscar un sentido a la fiesta...
Preguntaba a su mamá, que en esos días estaba demasiado ocupada preparando ingentes cantidades de comida, que nunca nadie se la comería...
Preguntaba a su papá, que estaba demasiado ocupado organizando los miles de pedidos que vendían sus tiendas por las fiestas...
Buscaba a sus hermanas mayores y tampoco sabían darle razones mientras elegían una y cien cosas para lucir más hermosas en esas fechas...
Pilarin intentaba sin éxito buscarle sentido a la Navidad, en esa fiesta sentía mucho más profundamente las ausencias de quienes cada día compartían la vida con ella.
Todos a los que tanto quería y para evitar tanta insistencia de la niña en encontrar respuestas a preguntas que nadie se hacía, la mandaron escribir la carta de los regalos que desearía tener en Navidad.
Con lápiz y papel, se dispuso a escribir la carta, pero cuando trataba de hacer una lista de regalos, no encontraba ninguno que la satisfaciera, las cosas que deseaba no se podían comprar y sólo la magia o los sueños de los niños las podrían hacer realidad.
Con el papel en la mano y el lápiz en ristre, se acercó a su dulce abuelita María a buscar respuestas (era la persona más anciana que jamás hubiese conocido, tenía la cara surcada de arrugas, con unos ojos azules como el cielo, tan dulces y bondadosos, que la convertían en la persona que Pilarin tanto amaba...) con la paciencia de una niña, se sentó a los pies de su abuelita, esperando que se le abrieran los ojos, cada vez más a menudo reposaba su vida cansada durmiendo. Como siempre hacía cuando así la veía, rodeó sus manos nudosas con las suyas y con la dulzura que sólo posee la inocencia de un niño, se las besaba despacio y mientras en silencio pensaba lo guapa que era su abuelita María...
La abuelita sintió a su pequeña nieta, que como un ratoncillo se escondía a sus pies y se recostaba en su viejo mandil, con su dulce voz , la preguntó: "Dime nietecita, ¿que te trae a esconderte en mis rodillas?”
Pilarin, con palabras sencillas, contestó... "Abuelita, ¿me puedes ayudar a saber que regalos puedo querer yo?"
Sorprendida por la insólita petición, la abuelita contestó: "Tendrás que saber que quiere y desea tu corazón..."
Pilarin, con alegría y mucha seguridad, contestó: "Abuelita, sólo quiero que me quieran y no les importe que yo sea diferente, que tengan tiempo para hablar conmigo y responder a mis dudas y que me contesten desde su corazón, diciéndome siempre la verdad, que no me dejen sin respuestas o me digan lo que creen que quiero oír yo..."
Nieta, dime, ¿qué preguntas has formulado y a las que no encuentras respuesta?
Abuelita, ¿por qué celebramos una fiesta que dicen que es para estar todos juntos pero que nos roba el tiempo y los momentos para una conversación?, pienso que es un error...
Dime, Pilarin, ¿qué le pedirías a la Navidad para que la esperases con ilusión?
Abuelita, pediría que las personas a las que quiero estuviesen siempre conmigo, no quisiera ver que no partícipes con nosotros de esta fiesta y que la pases dormida, sin estar con nosotros riendo...
¿Has pensado Pilarín, que a lo mejor eso es lo que yo quiero, estar sólo mirando y en silencio?
No puede ser abuelita, piensa lo triste que sería para mí saber que si yo me marchara, nadie se daría cuenta y que nadie me diría adiós o me echaría en falta...
Me piden que escriba mis deseos de nuevos regalos y no encuentro ninguno, abuelita, ¿acaso es porque soy mala o rara?
No, querida nieta, sólo eres algo diferente. Dime, si no quieres regalos, ¿qué deseos tienes para tener una Navidad feliz?
No lo sé, abuelita, solo sé lo que no quiero, contestó Pilarín entre pucheros...
Pues, querida nieta, cambiar lo que no quieres para hacer realidad tus deseos, puede ser tu regalo de Navidad.
Una vez más, pensé que mi abuelita lo sabía todo...
Pues abuelita, yo quiero que en esta fiesta no haya regalos que nadie necesita o quiere, quisiera estar con toda mi familia contando historias, mientras chisporrotean las castañas en la chimenea, quisiera que mamá no trabajase tanto haciendo tanta comida que nadie come después, quisiera que papá no trabajase tanto para comprar regalos o comida que nadie quiere o necesita y que pudiese dedicarnos su tiempo en Navidad, eso sería nuestro mejor regalo. Podría compartir miles de risas con todos, en lugar de estar tan cansado. Quisiera que mis hermanas no necesitasen elegir tantas ropas para sentirse bonitas y que en zapatillas contasen historias alrededor del fuego para echar unas risas...
Abuelita, también quisiera hacer eternos esos recuerdos, que me cojas la mano y me quites el miedo...
Abuelita, yo quiero no tener nada y recibir besos y tiempo de los que tanto quiero...
Pilarín, querida, quieres sin saberlo tocar el cielo, mira lo viejita que soy yo y todavía no logré la Navidad que tú pides. Cuando tenía tu edad se la pedí a los Reyes y hoy contigo lo volveremos a pedir para que se cumpla nuestro sueño, cariño mío ...
La abuelita María, después de acabar la carta con Pilarín, se durmió y se cumplieron sus deseos antes de irse al cielo. Desde entonces, Pilarín sigue pidiendo a los Reyes Magos la Navidad de su sueño y que, sin saberlo, había compartido toda la vida con su querida abuelita María...
María
Martín.
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