domingo, 2 de octubre de 2016

*VOCES entre VOCES

TEMAS TERTULIA 7-10-2016
EL VIENTO QUE SE LLEVA NUESTRAS IDEAS
LAS SOMBRAS
LO QUE IBA A PASAR EN EL AÑO 2000

"Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen" (Ernest Hemingway)






¿Cuánto mis cascabeles tendré que sacudir
Y besarte la frente, triste caricatura?
Para dar en el blanco, de mística virtud,
Mi carcaj, ¿cuántas flechas habrá de malgastar?

En fintas sutilísimas nuestra alma gastaremos,
Y más de un bastidor hemos de destruir,
Antes de contemplar la acabada Criatura
Cuyo infernal deseo nos colma de sollozos.

Hay algunos que nunca conocieron a su Ídolo,
Escultores malditos que el oprobio marcó,
Que se golpean con saña en el pecho y la frente,

Sin más que una esperanza, ¡Capitolio sombrío!
Que la Muerte, cerniéndose como sol renovado,
Logrará, al fin, que estallen las flores de su mente.

Charles Baudelaire en Las flores del mal (Alianza Editorial, Madrid, 1984, versión de Antonio Martínez Sarrión).Otros poemas de Charles Baudelaire
CorrespondenciasEl crepúsculo vespertinoEl gatoEl hombre y el marEl vino de los traperos,  ElevaciónLas ventanasLesbosLos búhosLos farosLos gatosSpleen

TEXTOS TERTULIA 30-9-2016
AGUA PARA MI MOLINO
¡NI UNA PALABRA MÁS!
COMO SALVAR VUESTRO PLANETA

Como decía Korczac, ninguna revolución merece la pena si no tiene en cuenta la felicidad de los niños y niñas. Porque los niños felices es mucho más probable que sean adultos felices que no tengan necesidad de amargarle la vida a nadie. Y porque las revoluciones que hagamos pensando en los niños --o, mejor dicho, escuchando a los niños-- serán revoluciones que, en realidad, serán buenas también para todos los demás. Ese es el reto que nos queda por delante: escuchar a los niños. Escucharles sin juicios ni prejuicios, sin expectativas ni paternalismo. Solo así dejaremos de tenerles miedo. Y, de paso, es posible que dejemos de tener miedo a vivir con autenticidad.

AGUA PARA MI MOLINO
 RODOLLAS
Soy un elefante sin memoria,
que baila ballet
en estos días de pólvora.
Hago funambulismo sobre los rascacielos
de los pigmeos.
Me arrastro. Surfeo como nadie
en tu baba de caracol .
Soy un don poco con tarjeta de visita,
pero alzado por un sueño.
Mitad hombre, mitad perro corro a buscarte,
cuando me tiras un hueso.
Y me comiste la uñas. Por eso no araño.
Beso en secreto los labios,
de los maniquíes en las tiendas.
Soy un cobrador del frac desnudo,
que no quiere dineros.
Sólo cobrar en carne y en especias.
Soy un perfomance de la humana existencia.
El original de la copia,
que guardabas en blanco y negro.
Bebo el rocío de los amaneceres
en sus espinas.
Y vuelo cosido al suelo
por la oscuridad de las luces.
Soy un ángel promesa,
expulsado del paraíso por dejar la puerta abierta.
Si, soy un embustero.
Un viejo joven
con eterno acné en la certeza.
Pero tengo muy claro, que escupo en el odio
de todos los dioses.
JJCC


Agua para mi molino, Como salvar el planeta.
"Voces entre voces" 29/09/16
Recordando unas palabras que de un famoso político una vez dijo, político en cuestión que como todos sabéis; de origen irlandés, concretamente de Sandycove, el pueblo de James Joyce, lo digo por la parte de los Fitzgerald: "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país" Yo digo "No te preguntes qué puede hacer el planeta por ti, pregúntate que puedes hacer tú por el planeta"
Agua que rueda mi molino, molino que muela la harina, harina masa del pan, pan que a la humanidad alimenta.
Si no llega el agua no rueda el molino, por no haber no hay ni harina ni pan que a la humanidad sustenta.
Agua que rueda mi molino y sigue su camino regando huertos, aliviando la sed de los hombres, animales y plantas, sucia viene, contaminada, a nada ni nadie sacia la sed si no aumenta.
Agua que en la mar muere y en las nubes se renueva, sucia llega, corales mata y peces envenena.
Agua que al cielo llega, estratos, cirros, cúmulos, nimbos, blancos, grises y negros crea, agua que devuelve a la tierra gotas, gotas de lluvia ácida que quema.
Y tú te preguntas ¿Como salvar el planeta? ¡Niño, tira esa bolsa al suelo!, ¿Y con los residuos de la fábrica que hacemos? ¡Viértelos al desagüe!¡Echa más sulfato al tomate que este año hay más mosquitos! No hay quien te entienda.
¿Y tú te preguntas como salvar el planeta?
Deja que corra agua para mi molino, que venga abundante, limpia y pura que de ella dependen el mar, el cielo, y la tierra.

Diego Francisco Guevara de Bonis.

AGUA PARA MI MOLINO

Hay un olor impreciso que no inunda nuestro cuerpo a través del olfato, sino en una suerte de ósmosis con todo cuanto nos rodea. No existe humano capaz de controlarlo por si sólo, ni grupo, por numeroso que sea, que pueda imponerlo. Viene a nosotros cuando jugamos limpio con la vida, cuando la acariciamos en vez de intentar retenerla. Ni está a la venta ni admite más especulación que ser o no ser. Siendo gratis, quien lo posee es rico y afortunado.
Lo sentí por primera vez cuando un grupo de niños pequeños dijimos no a los matoncillos que nos tenían atemorizados, y aún cuando el olor se mezclaba con el sabor de la sangre bajando por la garganta era un aroma inolvidable. También en la adolescencia, cuando se abrían las puertas de algunas casas para acoger a los jóvenes manifestantes que huían de la policía en un país que apenas podía soñar con la democracia. Lo volví a sentir cuando, hartos de divagar jugando a ser ecologistas puros, una mente tan amiga como lúcida propuso: limpiemos esta playa y dejemos de hablar, y aquella playa olió a paraíso. Cada vez que he abrazado a una mujer sintiendo que abrazaba también a una amiga, olía sin duda a paraíso. Cada carta que llega de ese niño apadrinado al que no conozco pero sé que existe porque sus palabras huelen a paraíso. Y en más de una ocasión he sentido fugazmente ese olor en una tertulia, cuando no hay mente que caiga en la trampa del ego ni ego que esclavice a mente alguna.
Así nos va regalando la vida esas bocanadas de un aroma tan sutil que desaparece si lo persigues, y tan justo, que nunca arropará a quien no aprenda a disfrutar del placer ajeno tanto como del propio.
Ése es el verdadero olor del paraíso, el agua que mueve realmente nuestros molinos.

Nekovidal – ARTES LIBRES - nekovidal@arteslibres.net

¡NI UNA PALABRA MÁS!
UNA ORDEN DESACERTADA

De qué manera tan torpe nos comportamos cuando discutimos y en el preciso instante en que la disputa llega a su punto álgido, ése en el que nos sabemos irracionales insistiendo en explicaciones que ya no son atendidas ni entendidas, el contrincante aprovecha que hemos bajado la guardia para, en defensa propia o acusación ajena, lanzarnos una ofensa con tan certera puntería que se nos clava cual daga en una herida abierta y nosotros, infelices, dolidos, soliviantados, le decimos categóricos: ¡ni una palabra más!
Es tan absurdo dirigir esa orden a quien nos ha herido, humillado o maltratado porque, entre otras cosas, no la acatará y seguirá parloteando sin tregua y lo hará a partir de ahora con la superioridad que le confiere saber que tiene la capacidad de hacernos daño; de tal forma que esa orden es una orden desacertada. Lo saludable sería dirigirla hacia nosotros mismos y, al más puro estilo de los personajes de Allende o Esquivel, defendernos enmudeciendo voluntariamente, silenciándonos a nosotros mismos, amordazándonos para no transmitir información a nuestro agresor, para no dotar de armas a quien nos ha infligido daño.
El silencio es una armadura que atemoriza a quienes gustan de las injurias, les deja esperando respuesta y, mientras, nosotros podremos coger fuerza para pensar con claridad, para caer en la cuenta de que no es necesario contestar a lo que no nos ha sido preguntado, ni explicar los detalles de nuestras decisiones, ni aclarar las dudas que, sin derecho, otros tienen sobre nuestra vida y nuestros sentimientos; a veces, muchas veces, tal vez siempre, es mejor guardar silencio que caer en la trampa del ultraje mutuo y permitirnos escupir palabras de las que probablemente más tarde nos arrepentiremos.
De modo que cuando algún petulante inseguro y pernicioso, sin más trofeos que una lengua viperina, buena memoria y un conocimiento de las debilidades humanas mayor de lo que sería deseable, descargue sobre ti su rabia contra el mundo, recuerda, mírale a los ojos y ordénate a ti mismo: ¡ni una palabra más!

30 septiembre 2016
Victoria Blanco para VOCES entre VOCES – Nerja

¡NI UNA PALABRA MÁS!

Pues eso: . . . . . . . . . (*)

(*) Nunca me ha gustado esa expresión, sólo la palabra nos hace humanos y, aunque depende del contexto y las circunstancias, quien, ante cualquier argumento, recurre a cortar la comunicación, está poniendo la primera piedra de un conflicto o una guerra . . . siempre hay que dejar las puertas abiertas a las palabras, tanto como es aconsejable cerrarlas a la certeza absoluta que conduce al fanatismo.
Pero, como vivimos en una dimensión paradójica, no es menos cierto que, como dicen los chinos: “Somos amos de nuestros silencios y esclavos de la palabra dicha”

Nekovidal – ARTES LIBRES - nekovidal@arteslibres.net

¡NI UNA PALABRA MÁS!
Cuando vuelvas,
si es que vuelves
ya no me interesarán
tus palabras, y
quizás no me pondrá
nervioso tus miradas,
si es que te miro…
José Mª Rico

AGUA PARA MI MOLINO +
¡Ni una palabra más! Salvad vuestro planeta y tendréis todos agua para vuestros molinos. (Último mensaje de los Hiros antes de transformarnos en una granja con la que alimentar otras especies racionales que sí habían sabido salvar su planeta y evolucionar).

Nekovidal – ARTES LIBRES - nekovidal@arteslibres.net


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