VOCES
entre VOCES
“Para
eso fuimos hechos / Para recordar y ser recordados / para llorar y
hacer llorar / para enterrar a nuestros muertos”,
“Poema de Navidad”, Vinicius de Morais
TEMAS
TERTULIA 10-6-2016
NADA
ALGO
ACCIDENTES
VITALES
Cada
uno llama ideas claras a las que tienen el mismo grado de confusión
que las suyas.
Marcel
Proust (1871 - 1922), escritor francés
NO
SÓLO DE LETRAS SE ALIMENTA EL ESPÍRITU, SINO DE TODO CUANTO PROCEDE
DE LA MANO DE LA CREACIÓN.
HE
AQUÍ UNA MUESTRA DE UNOS TERTULIANOS NAVEGANDO EN LOS MARES DE LA
MÚSICA:
JUAN
J.C. + SPENSER + VILCHEZ =
TEXTOS
TERTULIA 3-6-2016
¿CÓMO
SEGUIR VIVIENDO?
POR
SI ALGUIEN NO LO SABE . . .
TIEMPO
¿CÓMO
SEGUIR VIVIENDO?
Puso
el ayuntamiento a manar de la fuente de Cibeles, en lugar del
habitual vino tinto, cerveza alemana para que los jóvenes pudieran
disfrutar de una fiesta de la espuma sin necesidad de gastar
detergente y echar a perder la cosecha del año.
(Onírica
–o alcohólica- victoria del Real Madrid)
Sara
ViTa
¿CÓMO
SEGUIR VIVIENDO?
UN
SIMPLE ACCIDENTE
¿Para qué darle
vueltas? Fija un punto de destino, toma la carretera que hacia allí
conduce; no mires demasiadas veces el retrovisor, perderías el
rumbo, tampoco olvides mirarlo, podrían embestirte por la espalda;
busca el número de la salida que te ayudará a llegar a la meta
fijada y, si te pasaras, en la siguiente podrás cambiar de sentido e
incorporarte al camino que deseas recorrer. Al fin y al cabo, eres un
simple accidente ¿por qué tomarlo todo tan en serio? (*)
(*)
Respuesta de Emil Cioran a su madre cuando ésta le dijo que de haber
sabido lo infeliz que iba a ser, hubiera abortado.
Victoria
Blanco para VOCES
entre VOCES
CÓMO
SEGUIR VIVIENDO
03/06/2016
¿CÓMO
SEGUIR VIVIENDO?
Así, fugaz como lo poco que hemos aprendido, eterno como la materia que nos forma, delicados como el equilibrio que nos recuerda que en cualquier momento se puede acabar el juego.
Transformando con cierta magia difusa la amargura en resignación, la desesperación en esperanza y la paciencia en arte. Intentando bañar todo con la huidiza alegría imprescindible.
Sufrir, mucho si hace falta, por los errores propios y ajenos, pero sólo lo justo para aprender, ni un segundo más.
Nunca angustiarse por lo que ha de venir, porque sea lo que sea, ha de venir . . . y siempre nos sorprenderá.
Y si seguir viviendo se hace, al final, sólo por costumbre, bienvenida sea la misteriosa costumbre que, sin saber muy bien porqué, nos invita a seguir viviendo.
Así, fugaz como lo poco que hemos aprendido, eterno como la materia que nos forma, delicados como el equilibrio que nos recuerda que en cualquier momento se puede acabar el juego.
Transformando con cierta magia difusa la amargura en resignación, la desesperación en esperanza y la paciencia en arte. Intentando bañar todo con la huidiza alegría imprescindible.
Sufrir, mucho si hace falta, por los errores propios y ajenos, pero sólo lo justo para aprender, ni un segundo más.
Nunca angustiarse por lo que ha de venir, porque sea lo que sea, ha de venir . . . y siempre nos sorprenderá.
Y si seguir viviendo se hace, al final, sólo por costumbre, bienvenida sea la misteriosa costumbre que, sin saber muy bien porqué, nos invita a seguir viviendo.
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¿CÓMO
SEGUIR VIVIENDO?
VIRTUD
O DEFECTOS
Virtud
o defectos
mi vida sólo tiene defectos,
arrepentimiento
por haberme conocido
con este concepto.
Yo debería estar perfecto
y nunca he sido consciente de esto,
y es que tú
en esencia eres virtud
es lo siento,
tengo malos pensamientos.
A veces pienso que soy un objeto
no seguimos el mismo trayecto
Virtud o defectos,
conclusión:
Tu eres tu y yo soy yo.
mi vida sólo tiene defectos,
arrepentimiento
por haberme conocido
con este concepto.
Yo debería estar perfecto
y nunca he sido consciente de esto,
y es que tú
en esencia eres virtud
es lo siento,
tengo malos pensamientos.
A veces pienso que soy un objeto
no seguimos el mismo trayecto
Virtud o defectos,
conclusión:
Tu eres tu y yo soy yo.
José María Rico.
¿CÓMO
SEGUIR VIVIENDO?
CUCÚ
Y MANDARINA
Ya
se que a este poema le falta algo
que le de cuerpo…
que le de cuerpo…
Y
bien
felicidad
lágrima lisérgica
de la pupila de un gato
negro
que se vierte
que era dios
pero tuve que sacrificarlo
porque me hacia enfermar
esperanza
porque estaba enfermo
de ladridos
inyección letal
risas
no esta de más fornicar con hienas
sin dolor abren la puerta a la conciencia
verdades de trilero
enterado
golpe de mar
al tirano
bomba lapa a los malos
sentimientos
mentira
salta por los aires
el cohete del primer hombre
que iba y vino de la luna
una luna, dos lunas tres lunas
como panes grandes
para los pobres
pobres
I wan’t to be …. your fuking father
a principio de mes pidiendo limosnas
muñones
en mi barco pirata
pasamos por la quilla a los tuertos de corazón
con un sólo ventrículo
culo veo, culo deseas
lámparas
vacías de genios
llenas de deseos un siglo
luces
un vestido con agujeros de luces
desnudo de espada
rodillas en tierra prometida
infiel
amada y libre
te quiero
principio
metidos sin disfraz
en el tambor de la lavadora
sin suavizante
esperemos
dientes apretados
el delirio de los polvos
nuevos
y centrifugados.
felicidad
lágrima lisérgica
de la pupila de un gato
negro
que se vierte
que era dios
pero tuve que sacrificarlo
porque me hacia enfermar
esperanza
porque estaba enfermo
de ladridos
inyección letal
risas
no esta de más fornicar con hienas
sin dolor abren la puerta a la conciencia
verdades de trilero
enterado
golpe de mar
al tirano
bomba lapa a los malos
sentimientos
mentira
salta por los aires
el cohete del primer hombre
que iba y vino de la luna
una luna, dos lunas tres lunas
como panes grandes
para los pobres
pobres
I wan’t to be …. your fuking father
a principio de mes pidiendo limosnas
muñones
en mi barco pirata
pasamos por la quilla a los tuertos de corazón
con un sólo ventrículo
culo veo, culo deseas
lámparas
vacías de genios
llenas de deseos un siglo
luces
un vestido con agujeros de luces
desnudo de espada
rodillas en tierra prometida
infiel
amada y libre
te quiero
principio
metidos sin disfraz
en el tambor de la lavadora
sin suavizante
esperemos
dientes apretados
el delirio de los polvos
nuevos
y centrifugados.
Juan
Jiménez Caballero - jcccj
POR
SI ALGUIEN NO LO SABE . . .
Aprovechando
una de las tantas normas no escritas de Voces entre Voces (poder
compartir textos del pasado), envío un escrito de hace unos años
sobre el poco conocido origen real de un grave problema social de
nuestro tiempo. Se pueden contar por millones las personas muertas en
menos de un siglo para que el hombre más rico del mundo en su
momento, Hearst, continuara siéndolo, un ejemplo más del peligro de
los sistemas sociales verticales. Si todas las drogas volvieran a las
farmacias, donde antes estaban y deben estar, tendríamos mucho menos
dolor social que soportar, además de la delincuencia y violencia a
que da lugar la prohibición. Varios sindicatos de policía, bien
informados, y en diferentes partes del mundo, ya han pedido la
legalización de estas sustancias. Por su parte, políticos y
mafiosos coinciden en su empeño de mantener este juego macabro, para
unos un lucrativo negocio, para otros una buena disculpa para
controlar y reprimir a la ciudadanía cuando les pudiera convenir,
una tragedia sin precedentes en la historia de la humanidad que sólo
en muy contadas ocasiones ha prohibido este tipo de sustancias,
siempre con resultados catastróficos, pero nunca durante tanto
tiempo como en el último siglo. Mientras, la tragedia continúa . .
.
Marihuana:
El gran engaño
Una de las características de nuestra especie es que sus individuos somos, al tiempo que gregarios y cooperativos, o precisamente por ello, fácilmente manipulables, ingenuos e incautos.
Si
bien es cierto que en muchas ocasiones actuamos con excesivas
precauciones en el trato con nuestros semejantes, somos muy confiados
con otros asuntos que afectan, a veces de forma que no alcanzamos ni
a sospechar, a nuestra existencia.
Hay
libertades que no pueden ser otorgadas o conquistadas a medias, y el
derecho al propio cuerpo forma parte del derecho mismo a la vida.
Haga cada cual lo que quiera con su cuerpo mientras no dañe o
perjudique a los demás. Personalmente siempre preferiré un jerez o
un té verde a un cigarrillo de hachís, pero sobre gustos no hay
nada escrito, aunque siempre habrá quien necesite imponer su verdad.
Creerse en posesión de la verdad única y absoluta, la gran prueba
de la estupidez humana.
La
triste historia de esa planta que llamamos cáñamo o marihuana puede
ser un buen ejemplo tanto de engaño y manipulación masivos como de
ingenuidad humana. Llevaría horas resumir los usos que las
diferentes sociedades humanas han dado al cáñamo desde hace no
siglos, sino milenios. Asombra comprobar que ha sido uno de los
vegetales más extendidos y utilizados: para uso textil, pocos
jóvenes saben que los primeros pantalones vaqueros estaban
confeccionados con cáñamo, mucho más resistente que los actuales
de algodón; sogas y cuerdas de todo tipo, velas de barcos, cestos,
ropa, etc. etc. También tuvo usos medicinales, reflejados en
innumerables textos a lo largo de los siglos. Los recientes
descubrimientos acerca de sus efectos beneficiosos para pacientes
sometidos a quimioterapia no son más que una de las tantas
utilidades que el ser humano le ha encontrado a esta planta.
Su
uso lúdico como estupefaciente, utilizado para producir una especie
de borrachera leve, no ha sido, desde luego, el principal, aunque se
le dio especial importancia en algunas culturas para actos
sacramentales, como medio de comunicación con sus dioses, de forma
muy parecida a como los cristianos usan otra droga, el vino, en la
ceremonia religiosa de la misa.
¿Qué
ocurrió, entonces, el siglo pasado para que esta planta tan
aparentemente útil fuera prohibida de repente en Estados Unidos y
luego paulatinamente en el resto del mundo?
Es
aquí donde nos encontramos con un ejemplo típico de candidez de las
sociedades humanas, de manipulación y de, también hay que decirlo,
lucrativo negocio al estilo americano.
En
los años treinta el papel se obtenía industrialmente de dos
fuentes: del cáñamo, que daba lugar a un papel de excelente
calidad, sumamente ecológico y que tenía como único inconveniente
que requería mucha mano de obra para el cuidado y recolección de la
planta, y de la madera, sistema que aún se sigue utilizando hoy en
día y que, como todos sabemos, además de provocar una grave
deforestación, da lugar a una de las industrias más contaminantes.
Los
años treinta, como prácticamente todo el siglo pasado, fue una
época de inventos en todas las áreas, y entre las innumerables
máquinas que se crearon y que hicieron menos duras las labores
agrícolas se encontraba el descortezador mecánico. Con este aparato
la obtención de papel a partir del cáñamo pasaba a ser no solo el
sistema más ecológico, sino también el más rentable.
¿Por
qué entonces en esa misma época se prohibió el cáñamo en vez de
aumentar su producción?
Llegados
a este punto entran en escena tres personajes: el primero es William
Randolph Hearst, el hombre más rico del mundo en su época. Hearst
era propietario de una importante cadena de periódicos en Estados
Unidos y como sus empresas consumían grandes cantidades de papel,
pensó que podría reducir costes si él mismo compraba los
aserraderos y demás empresas relacionadas con la producción de
papel, y así lo hizo, invirtiendo en ello enormes sumas de dinero.
Pero en 1935, con el invento del descortezador mecánico antes
mencionado, mientras miles de familias de agricultores en todo el
mundo soñaban con un futuro mejor, Hearst se preocupaba por los
aserraderos y fábricas procesadoras de pasta de papel que había
comprado, condenadas a una ruina inminente.
Pero
lejos de resignarse y admitir que seguiría siendo multimillonario,
pero vería su fortuna reducida en parte, decidió que tenía que
haber alguna forma de vencer a su nuevo enemigo, esa planta que daba
papel de mejor calidad, más barato y sin apenas usar productos
químicos en su elaboración. Y utilizó para ello su mejor arma: la
manipulación informativa a través de los periódicos de su
propiedad. Inició una campaña en la que presentaba al cáñamo, la
marihuana, como el origen de todos los males: delitos, violencia,
etc. Hearst nunca incluyó en los artículos de sus periódicos ni un
sólo informe médico o científico porque todos ellos decían
claramente que no se trataba de una planta peligrosa y que tenía, en
cambio muchas cualidades positivas, tanto medicinales como de uso
industrial. A pesar de ello, millones de americanos le creyeron y
empezaron a ver un enemigo en una de las plantas más útiles al ser
humano y que era también, entre decenas de usos, fumada por quien le
apeteciera, como lo habían hecho, entre otros muchos, los serios y
respetables presidentes George Washington o Tomas Jefferson, ambos
conocidos y declarados cultivadores y consumidores de marihuana.
Pero
no era suficiente tener a la opinión pública de su lado para
conseguir prohibir un cultivo tan beneficioso, Hearst necesitaba
algún cómplice poderoso, y aquí entra en escena el segundo
personaje: la empresa petroquímica Dupont, que ya entonces contaba
con plantas de producción distribuidas por toda América. Esta
empresa también tenía sus razones para combatir a esa planta que se
empeñaba en seguir siendo tan incómodamente útil: por una parte
Dupont tenía la patente del ácido sulfúrico, muy contaminante,
pero utilizado en grandes cantidades en el procesamiento de la pasta
de papel obtenida de la madera, con lo que Hearst era uno de sus
mejores clientes. Por otra parte, Dupont acababa de desarrollar dos
fibras artificiales, el rayón y el nylon, que encontraban en el
cáñamo a un ecológico e incómodo competidor.
Los
intereses de las empresas de Hearst y las de Dupont coincidían
plenamente. Dupont tenía contactos en las altas esferas de la
política y las finanzas americanas, entre ellos Andrew Mellon, que
era presidente del Mellon Bank, el principal proveedor de recursos
financieros de Dupont. La sobrina de Mellon estaba casada con nuestro
tercer personaje, Harry Anslinger, comisionado del Departamento
Federal de Narcóticos, un individuo que ha pasado a la historia
vinculado a varios asuntos turbios que no vienen al caso. Este fue el
político ruidoso y tenaz que defendería los intereses de Hearst y
Dupont, enarbolando la bandera de la moral, el patriotismo y las
buenas costumbres. Dio en el Congreso encendidos discursos contra el
cáñamo, pero nunca pudo presentar una prueba o un sólo estudio
científico que apoyara su tesis. Repitió una y otra vez que era una
droga terrible que provocaba agresividad y que debía ser prohibida.
Cuando le presentaron informes médicos que decían que era imposible
que tal planta provocara agresividad, sino justamente lo contrario,
que aplacaba el ánimo, dijo entonces que era una planta
antipatriótica, pues no permitiría tener buenos soldados. . .
Así,
el trío Anslinger-Dupont-Hearst, con la ayuda inestimable de la
mafia y congresistas corruptos a sueldo de ella, consiguió que en
1937 el cáñamo fuera prohibido en Estados Unidos. A partir de ahí
se produjo un efecto dominó que haría que la planta acabara, tras
miles de años de convivencia pacífica con el ser humano, prohibida
en prácticamente todo el mundo: Si algún país quería tener buenas
relaciones con Estados Unidos tenía que incluir tan extraña
prohibición entre sus leyes, arruinando a miles de familias de
agricultores y obligándose a producir o comprar productos más caros
y contaminantes.
No
debemos olvidar a un colectivo que apoyó en todo momento y con todos
los medios a su alcance la prohibición del cáñamo: la mafia
americana, con todas sus diferentes ramas. La razón no era otra que,
tras haberse enriquecido desmesuradamente gracias a la Ley Seca que
prohibió el alcohol una década antes, quería una nueva materia
ilegal que diera lugar a un boyante mercado negro, como sucede
siempre que se prohíbe una sustancia. El rotundo fracaso que había
supuesto la Ley Seca, dejando a su paso cientos de muertos y 200.000
ciegos por beber alcohol adulterado, no fue lección suficiente para
que la sociedad americana no cayera nuevamente en la trampa de un
negocio muy dañino socialmente, pero al mismo tiempo muy lucrativo
para una minoría codiciosa y sin escrúpulos.
Hasta
los años treinta, cuando incluso drogas mucho más peligrosas, como
la cocaína y la heroína, se vendían libremente en las farmacias
bajo receta médica y control sanitario, el problema social de las
drogas no existía, de igual forma que el cáñamo, utilizado en sus
mil formas, no llamaba la atención porque una minoría lo fumara en
sus ratos de ocio. Fue la prohibición la que consiguió llamar la
atención de los jóvenes, al tiempo que les negaba toda información
objetiva sobre el origen del problema, haciéndoles caer en la doble
trampa de ofrecer una substancia a la que posiblemente no hubieran
hecho caso de no estar prohibida, y hacerla deseable, especialmente
en la adolescencia, por el mero hecho de prohibírsela.
Los
nefastos resultados sociales que tal prohibición ha tenido es
conocido de todos, muriendo a diario decenas de personas en el mundo
como resultado de la misma, mientras las mafias de todo el mundo y
las empresas farmacéuticas continúan haciendo de esta tragedia
social su sangriento negocio. Sólo algunos países como Suiza u
Holanda han sabido enfrentarse con seriedad y pragmatismo al
problema, legalizando las drogas blandas, como en el caso holandés,
o administrando heroína controlada sanitariamente a los adictos a la
misma, como en Suiza, eliminando así completamente la delincuencia
vinculada a estas drogas.
Esa
es la triste historia de esta planta y la campaña de difamación que
se desató contra ella. ¿Estuvieron equivocados los griegos,
romanos, persas, hindúes, chinos, y tantas otras culturas que la
utilizaron durante siglos sin el menor problema, hasta la época de
nuestros abuelos, o somos nosotros los equivocados y manipulados, que
vivimos en este extraño tiempo de prohibición?
Es difícil calcular cuantos millones de hectáreas de bosques en todo el mundo no habrían sido destruidos de no haber seguido la historia tan retorcido camino, de no haber prevalecido los intereses mezquinos de un pequeño grupo de hombres sobre los del resto de la humanidad.
Es difícil calcular cuantos millones de hectáreas de bosques en todo el mundo no habrían sido destruidos de no haber seguido la historia tan retorcido camino, de no haber prevalecido los intereses mezquinos de un pequeño grupo de hombres sobre los del resto de la humanidad.
Pero
posiblemente, y a pesar de que estos son datos históricos conocidos,
y fácilmente comprobables hoy en día, la prohibición continuará
durante quien sabe cuantos años más, porque le proporciona un
lucrativo negocio a políticos corruptos y a las mafias de todo el
mundo, a fabricantes de armas y empresas químicas.
Es
asombroso comprobar las estadísticas de muertes por drogas
anteriores a la prohibición de las mismas, cuando estaban todas
ellas, como una medicina más, en las farmacias: hasta los años
treinta, la mayoría de los jóvenes no mostraban interés por
consumirlas, al no tener el aliciente de lo prohibido, y los pocos
que lo hacían no tenían que delinquir para conseguirlas, no creando
el consiguiente problema social. Las drogas ilegales hoy en día eran
utilizadas casi siempre por personas mayores como analgésicos ante
enfermedades crónicas dolorosas, no creando por ello ningún
conflicto social. Los muy pocos casos de muerte por sobredosis (entre
4 y 12 anualmente en los años 30 en España) eran casos encubiertos
de eutanasia o suicidio, casi siempre de personas con cánceres
terminales.
Los
enormes gastos de su prohibición y las consecuencias negativas de la
misma las pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos,
mientras algunas empresas farmacéuticas, como Eli Lilly, de la que
fue director George Bush padre, tienen el multimillonario negocio de
las patentes por la producción sintética de los principios activos
del cáñamo, principios que forman parte fundamental de muchas
medicinas. Este negocio se vendría abajo si esos compuestos químicos
se obtuvieran de forma natural de la planta en vez de sintetizarlos.
Pero
somos ingenuos, absurdamente incautos, y a pesar de que hoy día
tenemos todos estos datos a nuestra disposición, sigue pesando más
sobre todas las sociedades del mundo el engaño a que sometieron a
nuestros abuelos un grupo de sinvergüenzas codiciosos hace apenas
ocho décadas.
Si
fuéramos algo más cautos, un poco más desconfiados,
investigaríamos el origen de hechos y costumbres que damos por
buenos sólo porque nos han acostumbrado a ellos desde niños,
indagaríamos sobre el origen de la clase política antes de votarles
o, mejor aún, exigiríamos que nos consultaran antes de hacer las
leyes que van a condicionar nuestras vidas: averiguaríamos cual fue
el verdadero origen de cada guerra, el de cada religión, y
llegaríamos posiblemente a exigir que se nos permitiera gobernar
nuestra vida social, que diera la democracia un paso más, como ha
hecho a lo largo de la historia, exigiendo que se nos permitiera
votar, mediante sistemas informáticos, las leyes más importantes
que nos gobiernan: declaraciones de guerra, presupuestos, sueldos de
los políticos, privilegios de la banca, etc.: media hora a la semana
sería suficiente. Tendríamos así en nuestras manos las
herramientas necesarias para mejorar el mundo con una efectividad que
nos asombraría.
¿Cuánto
tardaríamos en proponer y promulgar una ley que prohibiera los
paraísos fiscales, refugio de los billones robados impunemente en la
última crisis, o una ley que gravara los capitales financieros
especulativos, para conseguir evitar fácilmente, con ese dinero, la
muerte diaria de más de 27.000 niños por hambre o falta de vacunas?
Posiblemente,
si hiciéramos eso ya no moriría tampoco ningún joven por las
drogas adulteradas que les venden las mafias, posiblemente se
acabarían todas las guerras en unos pocos años y con ellas tantos
negocios de muerte. . .
Pero
ese sería otro mundo, un mundo que, tal vez porque históricamente
siempre ha ido mejorando, aunque muy poco a poco, o tal vez porque
soy humano y por tanto de naturaleza absurdamente ingenua, creo que,
algún día, y a pesar de todo, llegará a ser realidad.
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TIEMPO
Estábamos
una tarde un grupo de amigos matando el tiempo hablando sobre la
naturaleza del tiempo, con una copa de vino en la mano que parecía
poseer el extraño poder de dilatarlo o contraerlo por momentos.
Transcurrían los minutos y las horas mientras nuestras alucinadas
mentes intentaban interpretar, con más arrogancia que certeza,
cuanto no podíamos ni imaginar al margen de nuestra misma existencia
ni, desde luego, dicha existencia al margen del tiempo.
¿Qué es el
tiempo? ¿Una dimensión? ¿Tan sólo una ilusión?
¿Una
manifestación de la eternidad? ¿Qué es la eternidad entonces?
¿Es la
percepción del tiempo un privilegio de la conciencia? Si es así,
¿de qué tipo de conciencia?
Si lo único
permanente es el cambio, ¿son tiempo y cambio una misma cosa?
Si el tiempo
es la substancia de que estamos hechos, ¿somos eternos?
Si hacemos
caso a la Teoría de la Relatividad: ¿es la existencia humana, o
cualquier otra, algo más que ocupar eternamente una porción del
espaciotiempo?
¿Quién
estaba más acertado, Heráclito o Parménides? ¿Tiene sentido
hablar de acertado ante ideas humanas, especialmente cuando éstas
tratan del tiempo?
¿Dónde
queda, en fin, el tiempo tras su encuentro con la Física Cuántica .
. .?
Así iba
pasando la tarde, el planeta se tomaba su tiempo en girar con
aparente parsimonia, a unos 1.600 kilómetros por hora, sin carnet y
sin haber pasado el test de alcoholemia, un loco, y ese giro hizo
llegar, una vez más, la noche.
Cuando nos
retiramos no pudimos evitar mirarnos unos a otros con cierta cara de
necios y murmurar algo frustrados: "Si ya sabíamos que era
imposible encontrar una respuesta, ¿para qué hemos perdido el
tiempo hablando del tiempo?"
Sólo el que
más veces había besado la copa de vino acertó a contestar, aunque
con voz algo gangosa: "Porque es lo más sabio que puede hacer
un ser humano con sus migajas de tiempo, su efímero paréntesis
temporal, hablar de aquello que no conoce, compartir sus dudas,
temores, saberes, certezas y falsas certezas con sus semejantes y
así, poco a poco, hacerse algo más sabio o, cuanto menos y si es
posible, algo menos miedoso ante las agridulces realidades
inevitables".
Y tras tomar
la penúltima, nos fuimos a dormir.
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TIEMPO
Cuando
nacemos no sabemos el tiempo que pasaremos aquí. Por ese
motivo el tiempo es lo más valioso en nuestra vida. Según va
pasando, vamos aprendiendo muchas cosas, no sólo por nuestra
experiencia, sino también a través de la experiencia de los demás.
Siempre estamos en continuo aprendizaje. Todos los días sentimos
curiosidad por saber o aprender determinadas cosas, pero esto no es
suficiente, casi siempre hay que equivocarse primero para aprender,
desgraciadamente, nuestro aprendizaje es lento. Tendríamos que
dedicar todo nuestro tiempo a enriquecernos como personas, a vivir
cada día como si fuera el último y ampliar todo lo que podamos
nuestra capacidad de amar.
Me
gustaría tener tiempo en mi vida para todo esto y llegar a ser una
persona con algo de sabiduría, pero seguramente me faltará tiempo
para aprender todo lo que me gustaría.
Me
doy cuenta de que es tan sólo un sueño, pero: ¿Es el tiempo, al
fin y al cabo, algo más que un sueño?
María
CGC
MÁS
VALE TARDE QUE NUNCA . . .
EL
MAR
No
quiso el rey marino vernos juntos
Dijo para siempre nunca más
Chocamos con cristales
Y resonaba nunca más
Padre bello,
No puedo luchar contra ese dios
Nadie puede pisarle el lomo
Yo y mi hada raspamos los cristales
Dijo para siempre nunca más
Chocamos con cristales
Y resonaba nunca más
Padre bello,
No puedo luchar contra ese dios
Nadie puede pisarle el lomo
Yo y mi hada raspamos los cristales
Con
la cabeza golpeamos esa distancia infame
Hada bella golpeaba y golpeaba
Sangraba sangraba
Lo dije no mi hada
Y el hada bella golpeaba y golpeaba
Se golpeaba
No golpee nuestro beso
Seguía ella como ariete
Sin mí no quería vivir
Sin mí no era hada
Yo golpeaba la fuente dura
Desde una flecha salté como Heleno
Y no volví a verla otra vez
Hada bella golpeaba y golpeaba
Sangraba sangraba
Lo dije no mi hada
Y el hada bella golpeaba y golpeaba
Se golpeaba
No golpee nuestro beso
Seguía ella como ariete
Sin mí no quería vivir
Sin mí no era hada
Yo golpeaba la fuente dura
Desde una flecha salté como Heleno
Y no volví a verla otra vez
Mi
hada Tisbe,
Ese dios malvado
Nos tiene lejos
Tú ya me olvidas y lo has perdido
Yo nunca un cisne a Leda
Serás siempre mi amor de cielo
Mi hada Tisbe nunca lo olvide
Nunca lo olvide
Ese dios malvado
Nos tiene lejos
Tú ya me olvidas y lo has perdido
Yo nunca un cisne a Leda
Serás siempre mi amor de cielo
Mi hada Tisbe nunca lo olvide
Nunca lo olvide
María
Martín
EXCLUSIÓN
SEPARACIÓN
Entró
en la cafetería donde solía desayunar y, mientras con la mirada
perdida introducía los terrones de azúcar en el café pensó: “Así
se está deshaciendo mi vida, como este azucarillo, pronto no quedará
nada . . . ”. Cuando se disponía a tirar el sobre del azúcar en
el cenicero, vio que había en él algo escrito:
"No
penséis en dirigir los caminos del amor; es el amor quien, si os
encuentra dignos, dirigirá vuestros caminos." Gibran Khalik
Gibran, "El Profeta" (1923).
Y,
de repente, captó el sentido de todo, como aquella inolvidable vez,
cuando apenas tenía ocho años, en que comprendió, como una
iluminación, que ella era ella, y que esa separación ya irrevocable
de sus padres y de cuanto la había atado a algo externo, la
convertía en alguien único y más grande dentro del universo.
Ahora
debía dar otro paso, separarse física, pero sobre todo
anímicamente, de la persona con la que había compartido media vida,
y esa separación, ese paso, si era de crecimiento, no había razón
para que fuera doloroso, como no lo fue aquel de su infancia.
No
tenía derecho al rencor hacia su pareja, pero tenía derecho a
seguir su camino. No tenía derecho a la ira, pero sí a la libertad
de continuar su proceso vital, que esa persona ya no quería ni sabía
compartir.
Respiró
hondo, salió a la calle y, como haciéndole un guiño, el sol asomó
levemente tras un mar de nubes grises, tal vez queriendo recordarle
que en toda oscuridad habita una luz, y que no puede existir la una
sin la otra.
Nekovidal
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