jueves, 25 de junio de 2009

ECONOMÍA SOSTENIBLE

Hasta hace poco, una economía sostenible era, aparentemente, tan sólo una opción idealista, una forma alternativa de vivir y manejar los recursos materiales disponibles.
Podemos retrasarlo, como mucho, una generación más, pero desde ahora, o es una economía sostenible o no es, y la plaga que supone nuestra especie se transformará en una epidemia patológica en la que nosotros mismos nos uniremos irremediablemente a la lista de las tantas especies que hemos hecho desaparecer.
Cierto árbol de la jungla tropical segrega un zumo azucarado sin otro fin que remunerar su trabajo a una especie de hormiga que le defiende del ataque de pulgones, que le parasitarían y secarían.
El árbol, si se cuida y respeta, siempre produce y regala su azucarado manjar, incluso cuando no hay ningún peligro a la vista, cumple honestamente el pacto con sus socios. El árbol, como cualquier ser vivo, como cualquier planeta, siempre encontrará un cómplice, tal vez un simple virus, que complete su círculo de equilibradas necesidades vitales.
Suenan las sordas pero implacables trompetas de un previsiblemente cruel pero justo juicio final, ya pasó la alocada adolescencia de nuestra especie, se acabó el despilfarro.
El planeta y, sobre él, los supervivientes, seguirán girando algunos millones de años más, indiferentes a nuestra arrogancia juvenil.
Ya sólo nos resta decidir si queremos ser hormigas o pulgones.

Nekovidal 2009 – nekovidal@arteslibres.net

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