sábado, 27 de junio de 2009

UNA FRIA MAÑANA CUALQUIERA

UNA FRIA MAÑANA CUALQUIERA

Una fria mañana cualquiera, la más inesperada, te puedes encontrar en medio de una gran ciudad necesitando una ambulancia, y el tráfico será el segundo dedo de la mano que habrá de robarte la vida. El primero fue la falta absoluta de medicina preventiva, la que debería haberte enseñado qué era sano e insano, qué costumbre te podría salvar la vida o condenarte en pocos años, ese tipo de medicina que nunca nos fue habitual, salvo los escasos consejos de algún familiar o amigo.
El tercer dedo de la garra mortal lo pondrá la burocracia, que se puede presentar en forma de retraso en lista de espera, recepcionista o médico de guardia estresado. De poco sirve gastar cifras enormes anualmente en nuevas tecnologías si no se enseña a manejarlas a quien debe trabajar con ellas. La máquina de la burocracia necesita constantemente el tan escaso aceite de la lógica para funcionar con un mínimo de eficacia.
El cuarto dedo mortal lo pondrá la industria farmacéutica, cuyos terroríficos negocios dan en los últimos años buen material para los más enrevesados guiones de cine. Ningún medicamento barato debe salir al mercado a sustituir otro ya existente aún cuando sea mucho más efectivo. Hay vacunas descubiertas y por descubrir que nunca deben ver la luz. ¿Para qué una vacuna del SIDA mientras sea una de las enfermedades más dañinas en el Tercer Mundo pero de las más rentables en el Primer Mundo? Una enfermedad crónica es un buen negocio, su cura, no.
Y el quinto dedo que completará la mano que acabará con nuestra vida es la más humana de las locuras: la deshumanización, que siempre es tan dañina como autodestructiva, pero que nos presenta su cara más cruel en forma de canalla de bata blanca anteponiendo sus emociones desbocadas, su interés económico, su simple comodidad o incluso su intento de relacionarse con una enfermera al cumplimiento de sus funciones médicas.
Tanto si tienes fe en algún ente metafísico como si no, si alguna fria mañana cualquiera, la salud te ha dicho hasta aqui y necesitas una ambulancia u otra ayuda externa, reza, porque la sombra de esos cinco dedos puede transformarse en mortal en forma de tráfico intenso, negligencia o ley implacable del azar. Y nunca duele más que cuando ves que es la mano o voluntad de un semejante la que te está arrancando la vida con la indiferencia con que sólo puede actuar alguien que está mucho más muerto de lo que tú lo estarás nunca.
Nekovidal 2009 – nekovidal@arteslibres.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario