domingo, 17 de agosto de 2025

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

5 poemas de Embriología humana

03 Jun 2025 Laura di Verso

Esta curiosísima obra de divulgación explica, a través de la ciencia y del arte, el desarrollo embrionario en su totalidad. Los responsables del proyecto, Adrián Villalba y Daniel Pellicer, solicitaron poemas a dieciocho escritoras sobre el tema abordado en cada uno de los capítulos. Entre las artistas invitadas, Irene Domínguez, Marta Asunción Alonso, Ani Galván y otras.

En Zenda reproducimos cinco poemas de Embriología humana (Pinolia), de Adrián Villalba y Daniel Pellicer.

***

Ecografía

Nací en el siglo XX con trompas de Falopio.
Supongo que por eso, entre otras ruinas,
no pude evitar
respirar aliviada cuando aquel ginecólogo
se apostó caña y pincho a que serías hombre.
Conocerías los excesos.
Te dirían perdón y por favor
y gracias muchas veces
por ceder el asiento una parada.
No aprendería tu cane la misma moraleja
sin importar el cuento: esto sobra,
aquí falta,
finge si no te gusta,
disimula aún mejor cuando te
esté gustando demasiado,
ni un temblor
hasta que la lengua del elegido
se adentre en la espesura a despertarte.
Tendrías tu lugar en los estadios.
Verías tu dolor en el museo.

Martha Asunción Alonso

***

Multiplicaos

«Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,
y sojuzgadla».
(Génesis 1:28)

¿Cómo, Señor?
Si el fruto de su vientre
está marchito.
Si los linfocitos del varón
devoran desde dentro su estirpe.
Traer vida a este desdichado mundo
depende hoy del tiempo y la precariedad,
de la disminución de reserva ovárica
y de posibles alteraciones cromosómicas.
Ya no basta con la fe
en Dios o en la palabra.
(Yerma lo supo cuando tiñó de muerte sus manos).
Ahora: ensayos clínicos y concepción artificial.
FIV, FIV, FIV.
Latido concebido en una probeta,
latido sin cuerpo.
Una última esperanza ciega en la Ciencia.
Líbranos, Señor,
de una ausencia más
que cargar en nuestro pecho.

Laura Lozano Marín

***

phrénologie

qué cabeza dijeron más diminuta
cabecita despierta nido
de cóndores y de carabelas
manglar infame y boscoso
bajo el moisés pero
entretanto
jardín de infancia y sonajeros
y lepóridos tragaldabas
tenías, bebé,
cabecita acusando
incontestables rasgos de vida

el repelús de un socavoncito en el parietal
se cayó de la cuna
dos mejillas de lozana
desproporción y su nubecilla
de lunares color café con leche
avanzando rauda al llamado del sol

(vida heredada vida abrazada
muy tempranamente
empezaba apenas
la campana a tocar maitines
y tú ya pateabas ante la promesa tímida
del mar)
si hubieran abierto
bebé
si abrieran hoy
tu abultado cráneo
crujiente como la avellana
si lo estudiaran como a un meteorito
extraviado en nuestra azotea
si se remontaran a tiempos lejanos
en los que apenas eras un pulso
de curiosidad violácea y ondulante
contenido en cálices de vidrio
¿habrían visto,
bebé,
el curvado signo
de la hoz?

Ani Galván

***

Tu primera patada

Me das tu primera patada
y te respondo con un gesto mudo,
con mis manos desde fuera,
con incertidumbre.
Chocas con tu pie mi mano
y pienso en tu futuro,
en si serás futbolista o bailaor,
fan de Maradona o Carmen Amaya.
Quiero decirte que yo también
estuve ahí,
que te siento cuando corro por los verdes
prados,
cuando escucho flamenco y tú lo entonas,
desde dentro.
Tú chocas con tu pie mi mano
y todo se mueve, todo cobra sentido,
y de repente el suelo de la Tierra se nos hace
pequeño a ambos.

Irene Domínguez

***

Repasando para el
examen de biología

si terminamos pronto esta página
podremos parar a merendar
es fácil escucha
dentro del cuerpo hay algo
que viaja a través de los años
por eso eres morena por
eso al enfadarte
se te arruga el mentón
como a tu abuelo
es fácil verás no te rías
significa que tu cara es el resultado
de mucha gente que
se quiso significa
que espero que te guste esta nariz
es de mi padre y no sé fingirla
como finjo no haber pensado
en unos hijos con los
ojos de tu madre
y los labios de la mía

Elisa Fernández

—————————————

Autor: Daniel Pellicer y Adrián Villalba (ed.). Título: Embriología humana: Un viaje al origen de la vida. Editorial: Pinolia. Venta: Todos tus libros.

https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-embriologia-humana/

TEMAS TERTULIA 22-8-2025

CARPE DIEM

HETERÓNOMOS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 15-8-2025

METAMORFOSIS

RENACIMIENTO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


METAMORFOSIS Y RENACIMIENTO

Mientras la metamorfosis pregunta : ¿Quién eres? el renacimiento contesta: ¿Quién no eres?

Cada metamorfosis es un primer renacimiento, y cada renacimiento es una última metamorfosis.

Sabrina Chakour


METAMORFOSIS

Me modelo cada día para adaptarme al sonido de lágrima del mundo, me fraguo en el fuego eterno de la duda y me arrullo entre disparos de artillería.

Cada nuevo día viene a arañar con cautela las esperanzas, con cuidado de que la hemorragia no sea mortal, pero que sangre...

Hasta los pájaros desafinan, confundidos por el ensordecedor silencio ante la infamia.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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METAMORFOSIS

La brasa del alma

Unas lágrimas de tierra cayeron
desde el cielo,
apagando la chispa del alma,
curando la amargura de la confesión.

Una gota de arrepentimiento perfumada
por las montañas,
capaz de extinguir
las llamas,
deshacer el nudo del tiempo
de la confusión de la mente,
liberar el bien,
sembrar la luz.


Una gota de odio concentrada,
es capaz de envenenar mares,
de derribar castillos,
y de devolver el corazón rabioso,
liberar la vergüenza
sembrar el mal
sólo con palabras.


Llegó una nube temblorosa
que riega a los vivos,
rellena la tierra
y teje su embozo,
como una capa para los muertos.


La tobillera del alma se oxidó

atraviesa las almas, las traspasa,
entra con un hilo negro en la oscuridad.


Amanece
y el rocío se desvanece,
el corazón sufre,
y lo raro se desvanece.
Para el que no tiene alma
su pérdida es la ganancia.

El cementerio calculó sus muertos
y tamizó sus grietas,
el arrepentimiento hiló su desnudez.


La estrella cayó
y las voces se vistieron con su silencio.

Se corta la cabeza del hablador,
con la espada de la lengua,
la tumba abrió su puerta,
se mezcla la balanza,
se escucha mucho ruido

y todavia no se encuentra respuesta a la vida.

La brasa del alma se encendió

en la brasa del cuerpo,
las venas de la tierra se quemaron
con las cenizas de la soledad.

Las almas, teniendo alas,

en el cielo encontraron el descanso
más dulce que la miel en el panal.

Assya Ouarda

METAMORFOSIS

Es agradable, muy agradable, cuando me estrecha entre sus brazos, me besa y me acaricia, esa forma que tiene de hacer que me sienta alguien importante en su vida, alguien único.

Cocina para mi, sabe que yo soy un inútil en esas cosas, siempre los mejores platos, y si no tiene tiempo, incluso las comidas preparadas que elige son también las mejores.

Sí, me mima, lo reconozco, su vida está completamente entregada a mi, hasta quiero creer que soy el gran amor de su vida.

Me quiere, lo sé, y espero que ella también comprenda que yo, de alguna forma, aunque diferente, pero no menos intensa o valiosa, también la quiero.

Ella cree que no la entiendo, más de una vez me ha dicho: ¿Por qué no me hablas?, mientras yo me limito a mirarla con una media sonrisa, espero que comprenda cuanto quiero decirle con mi fingido silencio.

Compartimos lo más importante: el día a día, la repetitiva pero que nosotros convertimos en única y especial vida cotidiana.

Los dos somos una especie de filósofos de los sentimientos, cada uno a su manera, ella es socrática, lo suyo es preguntar todo, “¿me quieres?, repite a diario, y mil variantes de la misma pregunta que yo no me cansaría nunca de responder. Por mi parte, soy más de la escuela de Diógenes el Cínico, por razones obvias . . .

Cuando me estrecha entre sus brazos y la observo con la mirada perdida siento que su amor es sincero, leal, absoluto. Me hace vibrar, sentirme vivo, con ganas de salir a saludar la vida dando una vuelta en medio de la naturaleza.

Creo que entre nosotros hay algo serio, nunca la he visto mirar a otros como me mira a mi . . .

Hoy, como cada día cuando nos reencontramos, la acaricio, me besa, en respuesta, ya no sé si beso o lamo su cuerpo, todo es encantadoramente confuso . . .Y ahora, al fin, la veo ponerse el abrigo, me guiña un ojo, me abalanzo sobre ella, me pone la correa y salimos de paseo, es el mejor momento del día . . .

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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METAMORFÓSIS

Un mono desnudo con determinación de existir en la duda.

Nos persigue la esperanza de andar erguidos.

Dos ojos rasgados de vida .

Dos ojos abiertos a un espacio tan inmenso que nos duele.

El aullido en un orgasmo que llegó hasta la luna.

Un escarbar en el barro con las manos,

para desenterrar nuestros deseos y nuestros huesos.

Resistir en tierra de amor. En tierra de nadie.

Somos agua. Una promesa de tierra en el gran océano.

Seres mágicos que sonríen, lloran y cantan.

Una respiración de fuego que nos incendia el pecho.

Metáfora. Una descarga eléctrica abriendo la flor 

de cada pensamiento en nuestra cabeza.

Un embrión de hombre pájaro en el vientre eterno.

Preguntas lanzadas a la cara del aire.

Un estómago que digiere como puede la existencia.

Somos niños que no se acostumbran a dormir sin un beso.

JJC – Juan Jiménez Caballero

RENACIMIENTO

La búsqueda no es un ir, 

menos aún llegar;

es soportar el encuentro

en la ausencia de lo que buscamos:

dejarse encontrar

en la renuncia a lo esperado.

«Renuncia», Hugo Mújica

Hace un tiempo, una mujer me contaba lo difícil que le estaba resultando conciliar la vida familiar y laboral.

Lo curioso era que, como ella misma reconocía, sus circunstancias no eran especialmente adversas:

Tenía la posibilidad de pasar varias horas todos los días con sus hijos.

Había logrado acceder al puesto de responsabilidad que quería para sentirse realizada profesionalmente.

Sin embargo...

No disfrutaba de su día a día:

Cuando estaba con sus hijos, pensaba en lo que tenía que hacer después.

Cuando estaba en el trabajo, pensaba en que podría ser mejor madre.

Afortunadamente era una persona con cierta capacidad de introspección, así que ella misma me decía que era consciente de que el cambio no se tenía que dar en su entorno sino en ella misma, en cómo se tomaba las cosas interiormente, en cómo se organizaba, pero...


Pero...


Todas sus frases terminaban con un "pero".

Cuando le intentaba sugerir o animar a que pensara ella misma alguna ACCIÓN diferente o nueva para implementar, todas las respuestas eran del tipo:

"Sé que tengo que hacerlo pero..."

"Sí, si lo que tendría que hacer es..."

Frases ambiguas (y sin querer escapistas) que le impedían bajar a tierra y materializar el primer paso, cualquier "primer paso", para cambiar la situación en la que se encontraba.

Al final de la consulta le animé a concretar:

"¿Qué es lo que podrías hacer HOY diferente?"

"¿Podrías ponerle fecha y hora? ¿Cuándo lo vas a hacer?"

Era una acción pequeñita, sin aparente trascendencia. Esa acción en sí misma no iba a cambiarle la vida.

Pero sí era suficiente para empezar a mover la rueda.

Si eso no funcionaba, podía probar otra cosa.

Pero ya habría salido de ese discurso que giraba continuamente en torno a sus dificultades, su sufrimiento y "lo que ya sabía".


(Todo lo que sabía con la cabeza, no con el corazón.

Que es lo que realmente nos mueve).

Y por fin tenía fecha y hora: viernes a las 6 de la tarde.

(Si no le llegamos a poner fecha y hora, fácilmente habría podido pasar otro año más sintiéndose igual).


Concretar nuestros sueños, deseos, propósitos... es una de las claves para empezar a tomar acción y ver cambios reales.

No todo acaba ahí, claro.

De hecho, es más un punto de partida que un final.

Tiene sus matices, pero eso ya te lo cuento otro día.


¿Y tú?


¿Crees que también te cuesta concretar y bajar a tierra esas cosas que "sabes que tendrías que hacer" desde hace mucho?


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"Si quieres algo que nunca tuviste, debes hacer algo que nunca hiciste".

Sara Vidal Tanaka - Caminando con Sara


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

No necesitamos viajar a Marte: diez lecciones de José Saramago para la humanidad del futuro

Se publica una edición ilustrada de ‘Un azul para Marte’, un cuento que el premio Nobel portugués escribió a finales de los años sesenta



El escritor José Saramago en una imagen de archivo, en Madrid en el año 2000

El escritor José Saramago en una imagen de archivo, en Madrid en el año 2000 Luis Torres / EFE

Cristina Ros

9 de agosto de 2025 21:44 h

Actualizado el 10/08/2025 08:38 h

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Han pasado quince años desde la muerte de José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, 2010) y su literatura parece ir aún más a contracorriente de la deriva que ha tomado Occidente que cuando se escribió. De escritura compleja, con una voz que tiende a la introspección y se apoya en el fluir de la conciencia, sus obras poseen un importante calado filosófico, se vertebran en torno a elementos simbólicos, son incisivas y elusivas, mira la realidad con los ojos desengañados y el intelecto vivo, pero nunca la sirve llana. Leerlo puede aportar un placer intelectual difícil de explicar; ahora bien, en estos tiempos en los que prolifera el 'contenido' de digestión rápida, puede ser apartado por difícil, exigente, raro.

Lanzarote, José Saramago y Pilar del Río: una historia de amor

Lanzarote, José Saramago y Pilar del Río: una historia de amor

El escritor, el verdadero escritor literario, ha sido siempre un rebelde, un inconformista, un artista de la palabra que se sabe un inadaptado en la sociedad; es natural, por lo tanto, que su público sea también minoritario, que sus creaciones provoquen el desconcierto y la incomprensión de las mayorías. Es, de hecho, 'deseable': la literatura no nació para la complacencia acrítica, debe ofrecer algo más. Esa vocación, ese instinto, se manifiesta en cualquiera de sus textos, y esto incluye la narrativa infantil, que cuando va en serio no es ni tan inocente ni tan plácida como suele creer quien no se acerca a ella jamás.

Se acaba de publicar en España Un azul para Marte (Lumen infantil, 2025, trad. Basilio Losada), un texto breve que el autor escribió en 1969 para el periódico A Capital y que luego se incorporó al volumen de crónicas Deste Mundo e do Outro (1971). La edición está ilustrada por Claudia Legnazzi, que hace un gran trabajo para complementarlo, dado lo escueto que es y la escasez de descripciones. Navega por la escala de grises –una decisión que se entiende al leerlo– y apuesta por imaginar la superficie del planeta rojo con líneas geométricas y una imaginería robótica, de la ciencia ficción clásica.

El narrador es un terrícola que, a su regreso, da cuenta de un viaje a Marte. A pesar de la apariencia, y de lo bien que lo viste la editorial, calificarlo de “cuento” es peliagudo. No es una fábula al uso, al menos no de la forma que predomina hoy. Saramago, conocedor de los clásicos, adopta el registro de la parábola para transmitir una serie de lecciones; esto es, Un azul para Marte es ante todo un texto para pensar, quizá más orientado a adultos, aunque se exprese desde una voz virgen, la voz de quien ha pisado una tierra extranjera y explica lo que ha visto sin juzgar, con transparencia. Y tiene un final de los que no lo dan todo masticado, que invita a releer y a seguir haciendo preguntas (quién sabe: quizá incluso a 'continuar' el relato, cada lector a su manera).

Doble página ilustrada por Claudia Legnazzi de 'Un azul para Marte' Lumen

Pero, antes de llegar a la última página, regala unas cuantas píldoras para reflexionar. La única transgresión que se permite el narrador es contar lo que ha visto allí pese a haber prometido a los marcianos que no lo haría. Lo hace, confía, por el bien de la humanidad; y es como si Saramago nos guiñara el ojo: un escritor sabe bien lo que significa utilizar un material ajeno o traicionar un secreto para convertirlo en una narración memorable. Bajo la sencillez aparente del relato, este tiene múltiples capas; lo que escribe este autor nunca es solo lo que parece, y nunca será igual la interpretación de los lectores.

Diez lecciones 'marcianas'…

1. Hospitalidad hacia el extranjero. El viajero terrícola no avisó de su llegada, pero aun así los marcianos lo reciben con atención, dedican su tiempo a enseñarle el planeta para que no se sienta perdido, se acoplan al desconocido pese a los eventuales contratiempos que les pueda ocasionar. Una lección que, en la Tierra, puede aplicarse al tratamiento de la inmigración, sobre todo cuando (también) llega de improviso.

2. Protección de los servicios públicos. Sin emplear una terminología burocrática, la filosofía de vida de la población autóctona se fundamenta en la máxima “Cada marciano es responsable de todos los marcianos”, una idea que recuerda al reparto igualitario de las tareas menos gratas que plantea asimismo Ursula K. Le Guin, además de remitir a la recaudación de impuestos para garantizar las necesidades básicas de todos.

3. Compromiso activo. “Mientras estuve allí […], nunca vi que un marciano se encogiera de hombros”, dice el narrador. No basta con tener buenas intenciones: hay que pasar a la acción cuando es necesario, sea para ayudar a otro o para rebelarse (o ambos, porque de hecho suelen ir de la mano). Promueve los vínculos, el fortalecimiento de la comunidad frente al individualismo egoísta.

4. Pacifismo. En Marte “no hay guerras. Nunca las ha habido”. Los conflictos se pueden resolver de otra manera; o, también puede ser, no se generan tantas tensiones porque la población, 'toda' la población, vive en igualdad de oportunidades, sin ansias de poder. Es probable que peque de idealismo –ya no por rechazar un conflicto armado, sino porque parece negar cualquier tipo de desavenencia–, pero esto lleva al siguiente punto, muy pertinente.

5. Contra el determinismo biológico. Los marcianos ni siquiera saben lo que es la guerra, no entienden al forastero cuando se lo explica. Esto refuta el determinismo que justifica muchas atribuciones de la sociedad con falsos fundamentos “biológicos”; el ser humano no nace sabiendo guerrear, ni es propenso a la violencia. No tiene por qué ser “un lobo para el hombre” si no se lo enseñan. Lo mismo vale para las creencias infundadas sobre las mujeres, las etnias minoritarias y demás colectivos que han sufrido muchas injusticias a lo largo de la historia.

Doble página ilustrada por Claudia Legnazzi de 'Un azul para Marte' Lumen

6. Sin desigualdades geográficas. “Lo que más me desconcertó”, confiesa el viajero, “fue no saber qué era campo y qué era ciudad”. De entrada, esto puede transmitir una imagen lúgubre y tristemente uniforme de Marte; ahora bien, si vamos más allá del mapa físico, hay una lectura política interesante: nadie es más que otro por vivir en una zona determinada, el transporte llega a todas las áreas, cualquier lugar, por remoto que sea, dispone de más que suficiente para vivir. Que no haya distinción entre campo y ciudad hay que entenderlo en términos de servicios, de oportunidades.

7. Contra el utilitarismo. “Al final, ya no me sorprendía ver un gran hospital o un gran museo o una gran universidad […] en lugares para mí inesperados”. Para los marcianos, invertir en educación, sanidad y cultura no es ningún despilfarro: no solo aseguran que todos los ciudadanos puedan acceder a ellos, sino que procuran, por ejemplo, que haya suficientes profesores en todos los centros, aunque exista poca demanda de una carrera.

8. Defensa de la educación humanista. Derivado de lo anterior, se entrevé una defensa implícita de aquellos estudios ninguneados en esta era capitalista: el arte, la literatura, los clásicos grecolatinos, la filosofía, la historia… Todo lo que integra las humanidades, es decir, lo que nutre el pensamiento crítico y promueve la creatividad. En Marte, la formación del alumno en esta dirección se prioriza a cualquier enseñanza técnica orientada solo al beneficio material e inmediato.

9. Contra la colonización (espacial). Puede parecer una descortesía, pero los marcianos no pretenden devolver la visita del terrícola. No es desprecio ni desinterés, tan solo que antes de nada deben ocuparse de sus asuntos. Dicho de otro modo: antes de fantasear con viajes intergalácticos, más vale conocerse a uno mismo, conocer su propio entorno y solucionar los problemas de sus semejantes. Trabajemos por mejorar lo que tenemos en lugar de soñar con un crecimiento desaforado.

10. Búsqueda incansable. En Marte falta algo, y a sus habitantes les pesa; después de todo, no es un planeta ideal. Así sucede con todo: el mundo, la vida, nosotros, nada ni nadie es perfecto, no existe la “compleción”. Con todo, los marcianos no se resignan: su curiosidad insaciable los empuja a tomar cada carencia como un estímulo para no dejar de investigar, de aprender, de buscar alternativas. Y quizá esa sea la mejor expresión de estar vivo.

https://www.eldiario.es/cultura/libros/no-necesitamos-viajar-marte-diez-lecciones-jose-saramago-humanidad-futuro_1_12522868.html



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