domingo, 24 de marzo de 2024

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

5 poemas de El hombre que alimentaba su alma, de Sergio Macías

LAURA DI VERSO

 

Sergio Macías es un diplomático chileno afincado en España que, además, se ha convertido en uno de los máximos especialistas del paso de Pablo Neruda por nuestro país. Tras consolidarse él mismo como una potente voz poética, vuelve a las librerías con El hombre que alimentaba su alma, un poemario sobre un viajero que contempla la vida y el paisaje, y que lleva todo eso al papel desde una sensibilidad poderosa y un sentido del ritmo sólido y contagioso.

En Zenda reproducimos cinco poemas de El hombre que alimentaba su alma, de Sergio Macías (Vitruvio).

***

AMARTE

Deseo amarte en este día,
cuando el sol peina
las cabelleras de los árboles,
y se anida como caracol
en las bocas de las flores.
Entregarme a ti como un río
que se pierde en el mar.
Amarte sobre un lecho de pétalos
que se extienden a la luz,
bajo las nubes que desbordan el horizonte.
Y amarte aún más profundamente,
a la hora en que se encienden los cirios del cielo.

***

ANGUSTIA

La angustia viene
desde nuestro destierro bíblico
con extraños y hondos sonidos.
Es una ansiedad que no cabe
en el camino de los huesos.
Esta ahí, como galaxia silenciosa
en nuestro mortal universo.

***

MARCADA EXISTENCIA

Nuestra existencia
está llena de pesadumbre,
hastío, ansiedades extrañas
y misteriosas andaduras,
naufragios, dichas fugaces,
y recuerdos que se revuelven
en el pozo del silencio.
Nos dejamos llevar por ilusiones.
Por el amor que embriaga el corazón,
y la luz que fluye de un poema
para no vivir cansados
de nosotros mismos.

***

LA CREACIÓN Y OTROS MOTIVOS

Cuando se creó el cosmosel hombre se dio cuenta
que todo tiene un final.
Se apoderó del corazón el miedo.
Inventó a Dios contra la Nada.
Entonces, aparecieron los filósofos.
Hablaron de la inmortalidad,
de lo efímero y del cansancio de vivir.
Y Shakespeare pudo concebir motivos
para las víctimas de sus tragedias.

***

GOTAS

Una gota de luz
se derrama sobre el espacio.
Una gota de lluvia
se volatiliza en la arena.
Una gota de sangre
se extiende sobre el cuerpo.
Una gota de luna
envuelve la noche.
Una gota de amor
cubre a los amantes.
Y una gota de silencio
a los huesos de la muerte.

—————————————

Autor: Sergio Macías. Título: El hombre que alimentaba su alma. Editorial: Vitruvio.

https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-el-hombre-que-alimentaba-su-alma-de-sergio-macias/

TEMAS TERTULIA 29-3-2024

GENERACIONES

CUALQUIER COSA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Poco se aprende con la victoria, pero mucho con la derrota”.
(Proverbio japonés)

TEXTOS TERTULIA 22-3-2024

DERROTAS

LUGARES

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

DERROTAS

El coeficiente intelectual medio de la población mundial, que desde la posguerra hasta finales de los años 90 siempre había aumentado, en los últimos veinte años está disminuyendo...

Es la vuelta del efecto Flynn. Parece que el nivel de inteligencia medida por las pruebas disminuye en los países más desarrollados. Muchas pueden ser las causas de este fenómeno. Una de ellas podría ser el empobrecimiento del lenguaje. En efecto, varios estudios demuestran la disminución del conocimiento léxico y el empobrecimiento de la lengua: no solo se trata de la reducción del vocabulario utilizado, sino también de las sutilezas lingüísticas que permiten elaborar y formular un pensamiento complejo. La desaparición gradual de los tiempos (subjuntivo, imperfecto, formas compuestas del futuro, participio pasado) da lugar a un pensamiento casi siempre al presente, limitado en el momento: incapaz de proyecciones en el tiempo. La simplificación de los tutoriales, la desaparición de mayúsculas y la puntuación son ejemplos de ′′ golpes mortales ′′ a la precisión y variedad de la expresión. Solo un ejemplo: eliminar la palabra ′′ señorita ′′ (ya desueta) no solo significa renunciar a la estética de una palabra, sino también fomentar involuntariamente la idea de que entre una niña y una mujer no hay fases intermedias.

Menos palabras y menos verbos conjugados implican menos capacidad para expresar las emociones y menos posibilidades de elaborar un pensamiento. Los estudios han demostrado que parte de la violencia en la esfera pública y privada proviene directamente de la incapacidad de describir sus emociones a través de las palabras. Sin palabras para construir un razonamiento, el pensamiento complejo se hace imposible. Cuanto más pobre es el lenguaje, más desaparece el pensamiento. La historia es rica en ejemplos y muchos libros (Georges Orwell-1984; Ray Bradbury - Fahrenheit 451) han contado cómo todos los regímenes totalitarios han obstaculizado siempre el pensamiento, mediante una reducción del número y el sentido de las palabras. Si no existen pensamientos, no existen pensamientos críticos. Y no hay pensamiento sin palabras. Cómo se puede construir un pensamiento hipotético-deductivo sin condicional? Cómo se puede considerar el futuro sin una conjugación en el futuro? Cómo es posible capturar una tormenta, una sucesión de elementos en el tiempo, ya sean pasados o futuros, y su duración relativa, sin una lengua que distingue entre lo que podría haber sido, lo que fue, lo que es, lo que podría Ser, y lo que será después de que lo que podría haber sucedido, realmente sucedió? Queridos padres y maestros: damos a hablar, leer y escribir a nuestros hijos, a nuestros estudiantes. Enseñar y practicar el idioma en sus formas más diferentes. Aunque parezca complicado. Especialmente si es complicado. Porque en ese esfuerzo está la libertad. Quienes afirman la necesidad de simplificar la ortografía, descontar el idioma de sus ′′ fallas ", abolir los géneros, los tiempos, los matices, todo lo que crea complejidad, son los verdaderos artífices del empobrecimiento de la mente humana.

No hay libertad sin necesidad. No hay belleza sin el pensamiento de la belleza."

Irene Vallejo

DERROTAS

Desde que comprendí hace años que nadie nos puede derrotar o esclavizar sin nuestro consentimiento, que sentirse derrotado es imprescindible para ser derrotado, que sólo nosotros nos engañamos, hundidos en nuestros miedos y fantasías, arrastrado por el torrente de nuestras emociones, que sólo hay lecciones, no derrotas o fracasos, que sólo somos polvo en el viento pero nos creemos a menudo dioses, ya no temo a nada salvo a los malentendidos y a la ignorancia propia y ajena.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net

DERROTAS

LA ÚLTIMA AÑORANZA

Hay una añoranza que abarca todas las añoranzas.

Te deja el corazón pesado y la mirada distante.

Te hace beber de todos los vasos de vino,

probar de todas las mesas, dormir en todas las camas.

Saciarla es imposible, pues su origen no es de este mundo.

Solo el buscador del espíritu sabe dónde encontrarla.


La insatisfacción que tenemos dentro los seres humanos en una añoranza de una felicidad que se nos escapa siempre.

Alexandra Di Estefano Pironti. 

Un salto al infinito” Ediciones Carena.

DERROTAS

El Otro

Lacan dice que la constitución del cuerpo depende del Otro. Es a partir de la relación con el Otro primordial que se constituye el cuerpo del niño. El otro, al mismo tiempo que lo confronta con su imagen, le dice por ejemplo: "Tenés los ojos de tu padre".

Esos significantes pronunciados por los padres se ligan a su imagen y se incorporan a la identidad que el niño asume.

La identificación simbólica impide que el niño quede atrapado en el mundo imaginario.

Juan Disante

https://verbosa-mudez.blogspot.com/

LUGARES

Llenamos los lugares con nuestra presencia y los lugares van llenando nuestros recuerdos y conciencia, nuestra memoria y anhelos.

Un buen día, cuando al fin sentimos que todos los lugares nos acompañan hasta el final del camino, hasta nuestro último día, somos conscientes, al fin, de cuan largo y extenso ha sido nuestro camino, aún siendo tan sólo apenas un soplo de eternidad.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

ARTESLIBRES www.arteslibres.net


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

LA GUERRA CULTURAL EXISTE… EN TWITTER

En una sociedad hiperconectada, la percepción de que hay una confrontación a favor o en contra de cualquier cosa crece, y la cultura se convierte en un lugar para la trinchera. O, al menos, eso se desprende de las redes sociales.

Las palabras se pueden retorcer, estrujar y aporrear para que adquieran una forma e intención concretas. El sustantivo guerra, por ejemplo, viene siempre acompañado de un adjetivo: civil o fría, de los cien años o la de las rosas, híbrida o asimétrica. Ahora, en los mercadillos de ideas le añaden el de cultural, un término que se ha convertido en un lugar para la trinchera. Y no se trata de un fenómeno nuevo, sino todo lo contrario. Por eso conviene desmontar algunas falacias que se repiten una y otra vez.

La reciente exhumación del término guerra cultural está emparentada con la orfandad que dejó a su paso la demolición del materialismo histórico. Al desplomarse el marxismo y fracasar la posibilidad de construcción de una sociedad sin clases, la izquierda se quedó sin sustancia propia, sin señas de identidad. De ahí que, durante los años 60 y 70, ante la certeza de que el capitalismo no desaparecía, el marxismo se volcó en la crítica cultural. Es esa misma crítica la que hoy regresa ungida con el don de la viralidad.


En una sociedad hiperconectada crece la percepción de la confrontación a favor o en contra de casi cualquier cosa: veganos contra carnívoros, negacionistas versus epidemiólogos, hombres contra mujeres, feministas de izquierdas frente a feministas de derechas o –en el combate más reciente– progresistas contra neorrancios, el epíteto con el que una parte de la izquierda acusa de conservadora a la otra. Son los apocalípticos y los integrados de Umberto Eco, pero sesenta años después.

La disidencia está proscrita al pensamiento dominante. Cualquier opinión distinta en materia de discriminación racial, igualdad de género, derechos de los homosexuales y colectivos LGTBI o la revisión del discurso colonialista es ahora objeto de cancelación. Lo que comenzó con la corrección política ha acabado en un programa ideológico y profundamente autoritario que cristaliza en el término guerra cultural, ese trampantojo del que conviene desmontar algunos elementos. Entre ellos, la pregunta sobre cuál es la incidencia que tiene en el mundo real más allá de Twitter.

La primera muerte

Las palabras no bastan para modificar una realidad, pero sí para construir una versión interesada de ella. Precisamente, es la receta clásica de populismos y totalitarismos, donde se vacían las palabras de un contenido y se rellenan de otro para que sea más eficaz su efecto segregador. Es también la lógica de los bandos que distingue entre el facha y el rojo o el revolucionario y el contrarrevolucionario, y que consiste en enunciar al otro con la condición que le atribuimos, no como realmente es.

Este sistema convierte la convivencia en combate y nos entrena para una batalla que irá librándose en el tiempo y que ocupa todos los espacios de la vida. Ahí, las palabras actúan como una fuerza de ocupación, porque no todo el mundo puede usar un revólver, pero sí las palabras. Por ese motivo a cada ciudadano se le entrega un racimo de ellas, por lo general con un nuevo significado deliberadamente simple cuyo fin es generar la absorción de una idea.

«La crítica cultural sobre la que se volcó el marxismo regresa hoy ungida con el don de la viralidad»

El uso machacón de un término peyorativo o ambiguo acaba en asimilación, hasta convertir en normal algo que no lo es. Es el sustrato de lo que la guerra cultural persigue. Al travestir la verdad en relato se funda una nueva realidad que no se puede comparar y acaba dándose por buena. Así, el ladrón queda convertido en libertario, la víctima en culpable y la verdad en utilería.

La pasión por silenciar y confundir es tan antigua porque sus resultados son irreversibles y duraderos. Escritores que han padecido procesos como el apartheid han sido capaces de identificarlo con la claridad con la que lo hizo Doris Lessing en su ensayo Las cárceles que elegimos (Lumen) y donde recoge que la primera tarea de quien ejerce el poder es la degradación del lenguaje, la segunda es la repetición y la tercera, el recurso del eslogan, que consiste en reducir ideas complejas a una fórmula verbal simple. Vuelve ahora la vieja receta, servida en nuevas y relumbrantes presentaciones.

Twitter y equidistancia

La guerra cultural la libran quienes ocupan los extremos. El centro se ha vuelto un lugar tan inverosímil como sospechoso –incluso incómodo–, en el que los conservadores, liberales y socialdemócratas coinciden, justamente, en la refutación de las posiciones más beligerantes, ya sean de la ultra izquierda o la ultra derecha. Esa categoría que Pedro Herrero ha calificado como «no-izquierda», y que actúa como una categoría de descarte.

Más que una ideología, a los integrantes de una supuesta «no-izquierda» los une el derecho a la refutación y la disensión; la posibilidad de resistirse. La informidad de la etiqueta «no-izquierda» como categoría no exime al pensamiento conservador de padecer una parálisis, incluso una cierta sensación de complejo, que algunos actores culturales, sobre todo los más jóvenes, desean corregir: no hay por qué asumir una agenda impuesta, sino crear una propia. El espíritu de los tiempos, su prisa sobre todo, inducen a la simplificación; la necesita. La guerra cultural no existiría sin Twitter.

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