domingo, 3 de febrero de 2019


VOCES entre VOCES



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    "Para mí, las únicas certezas dignas de fe son las que desayunan dudas cada mañana."(Eduardo Galeano)





TEMAS TERTULIA 8-2-2019

LÍNEAS QUEBRADAS O QUEBRADEROS DE CABEZA
QUISIERA
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.






Silencio. Sólo de vez en cuando una araña mueve su tela,
o el viento roza suavemente un álamo delante de la ventana.
¡Oh! ¡Qué bien se respira, con qué dulzura puede soñar el alma!
No hay aquí ningún ruido, ninguna sonrisa que limite mis pensamientos.

Como el esclavo que con su fuerza rompe las ataduras
y siente de nuevo en el corazón la vida apagada,
así yo, liberado un instante de penosos tormentos,
siento y entiendo la belleza y el encanto del silencio.

Porque cuando nuestro corazón no se integra en el círculo del banquete,
cuando pensamientos diversos tienen que convivir,
cuando un alma es incapaz de entenderse con otra,
de nada sirve embriagarse con el néctar de la bebida,
ni la risa, ni el canto, ni la fiesta. ¡Todo es tormento!
Allí donde mi pensamiento sea libre, allí habitan el placer y la vida.

Cyprian Norwid, incluido en Antología de la poesía polaca desde sus orígenes hasta la Primera Guerra Mundial (Editorial Gredos, Madrid, 2006, ed. y trad. de Fernando Presa González).
Otros poemas de Cyprian Norwid
GeneralidadesNerviosOda a los contemporáneos

    "No hay más calma que la engendrada por la razón". (Séneca)


TEXTOS TERTULIA 1-2-2019

LUCIÉRNAGAS.
TENEMOS QUE APRENDER.
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.

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LUCIÉRNAGAS.

Cuando tenía ocho años mi padre compró una bodega donde se harían durante dos años los mejores vinos de la comarca, que fuera el preferido de curas y frailes de la zona, también vinicultores, era la prueba de ello.
Allí pasé, entre veinte hectáreas de viñedos, bosques y todo tipo de animales, los que fueron sin duda los mejores años de mi infancia.
Narrar todas aquellas vivencias supondría un libro que podría competir en páginas con la “Historia de los heterodoxos españoles”, de Menéndez Pelayo incluyendo, como no, mi primera historia de amor.
Vivir en contacto con la naturaleza durante un tiempo debería ser una materia escolar obligatoria para cualquier niño.
Recuerdo, entre tantas cosas, la primera vez que vi luciérnagas en mi vida.
Lina, mi hermana mayor, ya era entonces, con apenas diez años, una consumada guitarrista, la música marcó su vida desde los cuatro años y aún hoy sigue siendo, ya profesora de conservatorio y concertista, el epicentro de su vida.
Aquella noche de verano, como tantas, familiares y amigos pidieron a Lina que tocara algo a la guitarra para amenizar la velada. Ella, como solía hacer, dijo que tocaría sólo si Tony, yo, cantaba, en parte porque era tímida, como yo, y en parte por molestar, estábamos en esa edad en que los hermanos están constantemente compitiéndo y picándose. Sabía bien que si me negaba los adultos se encargarían de presionarme o chantajearme. Años después, ya siendo adultos, me dijo que yo tenía muy buen oído, la voz se encargó el tabaco de dejarla sólo para tangos.
Tras las negociaciones habituales cedí a condición de que yo elegía las canciones.
Lina comenzó a tocar sacando a la guitarra, como siempre ha sabido hacer, lo mejor de su alma musical, y yo empecé a cantar unos segundos después, quiero recordar que la canción era “Zamba de mi esperanza”, folclore rioplatense.
Cuando la canción iba por la mitad y los adultos guardaban todos silencio con una seriedad que no solían tener para sus propios asuntos, vi al otro lado del velador, a la espalda de Lina, en el jardín cercano, unas lucecitas intermitentes que centelleaban. Con un gesto, sin dejar de cantar, le indiqué a Lina que mirara detrás de ella, lo hizo sin dejar de tocar la guitarra y, durante apenas un minuto ambos, hasta entonces niños de ciudad, quedamos extasiados con la visión de centenares de luces que parecían seguir el ritmo de su música y mi canto. Cuando terminó la canción los dos salimos corriendo, ante la sorpresa de los mayores, para disfrutar boquiabiertos de aquel espectáculo mágico y nuevo para nosotros, intentando retener aquellas lucecitas entre las manos y corriendo detrás de ellas mientras los adultos, la mayoría gente de campo, sonreían.
Durante un tiempo creí, con esa maravillosa capacidad infantil para transformar lo cotidiano en fantasía, que las luciérnagas aparecían cuando nosotros cantábamos, atribuyendo a la música poderes mágicos que el tiempo se encargó de enseñarme que realmente tiene sobre los seres vivos, aunque sobre las luciérnagas, todo hay que decirlo, creo que está todavía pendiente de estudio.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net



TENEMOS QUE APRENDER

La idea generalizada es que nadie nace sabiendo, pero yo creo que nacemos sabiéndolo todo, incapacitados para la supervivencia física, pero eruditos, casi místicos me atrevería a decir, y conocedores de lo que los adultos llaman secretos de la vida. Traemos de fábrica lo que actualmente se denomina el segundo cerebro, situado en nuestro estómago da alojamiento a unos 100MM de neuronas y, al parecer, tiene una precisa y dura vara de mando.
Salvo casos puntuales, de niños somos sabios; comemos y defecamos a un ritmo paralelo, dejamos de ingerir alimentos si nos saturamos y dormimos cuando la fiebre nos asalta, no necesitamos las indicaciones de un médico para hacer reposo cuando estamos rendidos y reconocemos el momento exacto en el que retomar la actividad habitual, los ritmos circadianos organizan a la perfección los ciclos de vigilia y sueño y sabemos darle a todo su identidad y su espacio. La comida es sólo comida y el agua, agua; el chocolate es dulce y el limón ácido; los charcos están para chapotear y la nieve para jugar tirando bolas y hacer el ángel; las baldosas sirven para marcar bien las rayas que no hay que pisar y el plástico de burbujas para entretenerse reventándolas una a una; las pipas son para comer a cualquier hora y las palomitas para ver películas, los bocatas tienen que ser grandes, las películas divertidas, el amor fácil, los jerseys no tienen que picar y hay tiempo para la risa, los enfados, el juego, los descubrimientos…
Venimos a este mundo aprendidos y para convertirnos en personas respetables tenemos que aprender a desaprender.

02/02/2019 – Victoria Blanco para “VOCESentreVOCES”


TENEMOS QUE APRENDER.

Creo que antes que aprender tenemos que aprender a desaprender, a borrar de nuestra mente, sobrecargada de fantasías destructivas, tantos miedos, prejuicios y mentiras que nos han inculcado las sociedades enfermas y primitivas en que nos ha tocado nacer.
Desaprender esos tópicos destructivos que tanto daño han hecho a la Humanidad:
Que el único dios verdadero es el nuestro, sólo porque así lo han dogmatizado durante siglos quienes más lejos han estado del cristianismo y más cerca del poder y del dinero. Cualquier dios es verdadero y necesario para la mente que lo crea o admite como suyo y todos son respetables mientras no caigan sus prosétitos en la aberración de intentar imponerlo a los demás como único.

Que unas sociedades y culturas humanas son superiores a otras, nos sorprenderíamos de la sabiduría de pueblos a los que llamamos primitivos para solucionar problemas ya graves en nuestra sociedad como las relaciones vecinales o la transición de la adolescencia a la edad adulta de los jóvenes. Todas las sociedades humanas, de la primera a la última, como todas las personas, tienen algo que aprender y algo que enseñar.

Que las personas, el mundo, es malo, que hay que desconfiar de todo y de todos, que hay que golpear antes de que te golpeen, que el ser humano es destructivo. No, el ser humano es un buen ser social, pero lleno de miedos, por eso ataca y no comparte, no usa su mejor arma, el apoyo mutuo, no conoce lo mejor de si mismo, no se conoce a si msmo, es un ser casi todopoderoso, pero débil en sus miedos, cambiando a menudo lo más valioso por bisutería, su poder por fruslerías, su vida por teatro, lo esencial para su felicidad por lo superfluo.

Que existen razas superiores o inferiores, la ciencia ya lo ha demostrado sobradamente, no sólo no existen razas mejores o peores, el mero concepto de raza no tiene sustento científico en nuestra especie.

Que conceptos como patria o país son algo más que una fantasía cambiante a lo largo de los siglos. Llegar a provocar guerras amparándose en ese concepto no es más que una prueba más de cuanto nos queda por evolucionar. Habitamos un planeta, ésa es la única patria de nuestra especie, tener apego o cariño por las personas y lugares más cercanos nunca debería chocar con un concepto más amplio de grupo, la humanidad.

Y tantas otras mentiras y prejuicios que lastran nuestra evolución y nos alejan de un paraíso que, hoy por hoy, ya está alcance de nuestra mano.
Aprendamos a desaprender, luego estaremos ya preparados para nuestro bautismo de cultura, arte, bienestar y, sobre todo, la sabiduría necesaria para comprender la realidad.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net



TENEMOS QUE APRENDER.

A CADA COSA SU ACENTO
Audio:


Rafael Cotilla




TENEMOS QUE APRENDER.

Tenemos que aprender a vivir
sentados sobre este volcán en erupción.
Con una venda en los ojos
y una brida en las manos,
dando tierra de nadie y música a nuestros muertos.
Tenemos que aprender a vivir
con la alfaca clavada en el estómago.
Sin piedras de culpa en los bolsillos.
Tenemos que aprender a soñar
en nuestra cama de faquir.
Tenemos que aprender
a anidar en la cuerda floja
Y a andar borrachos de rosas y vino.
Tenemos que aprender a despertar
desayunando sonrisas y soles.
A luchar
contra sus gigantes y nuestros molinos.
Tenemos que aprender a de ser
mecenas de nuestra ruina.
Tenemos que aprender
a dejar derribar muros
y a tender puentes.
A desobedecer leyes y sacramentos.
Tenemos que aprender
a gozar, entre pirañas en la bañera.
Y a comernos los mocos en la de las sirenas.
Tenemos que aprender a decirles que no les debemos nada,
y que tenemos derecho a todo.
Tenemos que aprender a gritar "Basta"
y que nos chupen … otra cosa en vez de la sangre.
Tenemos que aprender a hacernos el amor,
todos los días, y no la guerra a nosotros mismos.
Tenemos que aprender a hacer canciones
con los balidos de las ovejas negras.
Y, sobre todo, tenemos que aprender a vomitar todas las cárceles
que hemos mamado...

JJC – Juan Jiménez Caballero


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS

***
¡Pobres mortales con complejo de inmortalidad, pobres niños que han perdido el tesoro de la inocencia sin haber abrazado todavía el calor de la sabiduría!
Aún así, los amaneceres siempre estarán ahí para nosotros.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net
***
Acabaré con
todos los insectos
que me rodean.
No soy segundo
plato de nadie.

José María Rico


***
Nada . . . Aire e ilusión, eso es todo lo que has sido.
¿Te he vuelto a pensar? Debe ser la luna . . .

Lourdes Pérez


***
Si hemos de buscar un consenso al respecto, concluyamos que la verdad, lo justo, lo correcto, es la solución, camino o alternativa, que supone la felicidad de la mayoría de las personas implicadas.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net





El té está frío y
acaban de apagar el televisor
(reportaje sobre la pascua en Israel)
cuando un hongo brillante llena la ventana,
el rectángulo de paisaje cae al mismo tiempo de la
pared, un instante, se detienen, escuchan, se echan
al suelo, se acurrucan en la raída alfombra,
vuelven a cerrar los ojos,
recuerdas
el horno
de
y lloró
ay grita
ella
quieres
decir
las parcas
balbucea
él tragando aire ardiente y ahogándose...

Gyrðir Elíasson en Einskonar höfudlausn, (1986), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de José Antonio Fernández Romero).

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