domingo, 16 de diciembre de 2018


VOCES entre VOCES



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TEMAS TERTULIA 21-12-2018

RECOVECOS
RAZONEMOS
MICRORRELATOS Y AFORISMOS

El humano es un animal creador: su mente se desequilibra positivamente para crear y, si no lo consigue, se desequilibra negativamente para vivir.(Jorge Wagensberg)






I

El lenguaje calmo de los bosques: el zumbido de las abejas.
La miasma de los crepúsculos: la luminiscencia de la noche.
La vieja pagoda a lo lejos: la cúspide en el vacío.
La imagen de las ruinas vencidas: el carmín tenebroso.
El alma vagabunda: el profundo dolor.
La impaciencia del campo: el reloj al anochecer.


II

El sentimiento de abatimiento: el color del índigo.
La belleza del cielo: el frío intenso del dolor.
La soledad enclaustrada de la plegaria: la incertidumbre distante.
La respiración cuando se pone el sol: la decadente dinastía de Tang.
La ley en acción y la música que la acompaña: la muerte y su duelo.
El viejo templo budista está ahora destruido: los oscuros sufras.


III

El vuelo tantas veces repetido: la inmensa destrucción.
La creencia en la noche apacible: el cuerpo sepultado.
El silencio curado de quien no dice nada: el espíritu reticente.
La antigüedad querida teñida de un azul oscuro e inabarcable: el infinito.
El sentimiento que produce extrañeza: las cenizas grises.
El tributo a las tumbas: la primavera joven.


Feng Naizhao en 
La linterna roja (1928), incluido en El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949  (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez).

Dialogar significa primero preguntar, después escuchar.” (Antonio Machado)


TEXTOS TERTULIA 14-12-2018

INCANDESCENTE
A MI TAMBIÉN ME DIJERON
MICRORRELATOS Y AFORISMOS


INCANDESCENTE

Carta de un joven sirio a su amada:
Incandescente era tu mirada cuando me decías que me querías, fría la mirada social que no comprendía nuestro amor.
Incandescentes eran aquellos versos que tanto nos conmovieron, fríos aquellos himnos patrióticos que llamaban a la guerra.
Incandescentes aquellas plegarias, como frías todas aquellas falsas confesiones.
Incandescentes eran los ojos de ese adolescente, nuestro joven paisano, contando la tragedia de su familia, fríos y muertos los ojos de quienes provocaron esta guerra tan cruel e injusta como todas.
Incandescentes tus labios, fríos los gritos que los difamaban, que nos condenaron a ser absurdos Romeos y Julietas en una tierra hostil.
Incandescente la vida, ¿recuerdas como en nuestra tierra convivíamos todas las miradas diferentes del cristianismo y del islam en paz?, fría la ignorancia cruel que no sabe proteger la enriquecedora diferencia de la vida, respetarla y disfrutarla.
Hasta que podamos volver a nuestro hogar, sabes que te guardo en mi memoria y en mi corazón.
Hasta siempre, te quiero.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net


A MI TAMBIÉN ME DIJERON
Audio: ESPERANZA
Rafael Cotilla



A MI TAMBIÉN ME DIJERON
. . . QUE NOS ESTAMOS RECUPERANDO . . .

Me jode esta recuperación que nos está matando.
No tengo manos para el reparto de limosnas.
Dicen que vamos en buena dirección en este túnel
sin salida.
Me sangran los oídos de escuchar
que todo ya va bien…
Mientras, miles de muertos vivos en esta cruenta guerra,
seguimos sin enterrar.
Entre tumbas y números, el hambre, la indignidad
y la gran mentira con que llenan la boca
a los malheridos de indiferencia y frialdad.
Resuena, en el hilo musical la grosera propaganda,
nos piden opinión sobre el sexo de los ricos
y de los ángeles.
De noche, en el dolor de la verdad y del silencio,
cuando ya no hacen efecto las pastillas,
que nos dan para dormir,
adivinamos en pesadillas las carcajadas de los amos.
Mañana, con la misma tristeza maquillada en la cara,
les seguiremos tocando las palmas por alegrías
a los que mandan.
El espectáculo debe continuar,
aunque ya no queden artistas ni arte.
Pero, necesitamos que alguien nos regale un buen cuento,
de final feliz, aunque no haya perdices ni princesas.
Deseamos que tú nos digas
que tenemos sangre en las venas.
Sangre de un color muy rojo clamando al Cielo.
Queremos que él nos arranque
los pies del suelo
con una bocanada de libertad y un sueño.
Para sentir, pedimos que tú
hundas la mano en nuestro pecho
y nos toques más fuerte el corazón.
Buscamos un amanecer que, como un cuchillo,
desgarre el velo y dé luz a nuestros ojos cerrados.
Pero primero, dejemos de alimentar ese dolor
que nos pone de rodillas.
Y apostemos, cada uno, por ser ese alguien que ansiamos.
Agua de mayo para nuestros desierto.

JJC – Juan Jiménez Caballero


A MI TAMBIÉN ME DIJERON

A mi también me dijeron que no vale la pena luchar, que siempre ganan los mismos, los más poderosos, sin más razón que la fuerza bruta, pero leí cientos de libros de historia y un pequeño gran hombre me dijo: “Somos siempre los soldados derrotados de un ejercito invencible” y dudé . . .

A mi también me dijeron que en el amor y en la guerra todo vale, pero vi que los pocos que habían aprendido a amar nunca necesitaban la mentira y que en la guerra sale lo peor del ser humano, pero también lo mejor, y que en el amor es donde hay que ser más cuidadosos y nunca caer en la mentira, y dudé . . .

A mi también me dijeron que somos los reyes de la vida en este planeta, la especie superior, pero al ver mares y bosques agonizando, tanto dolor innecesario, tanta falta de respeto a la vida, dudé . . .

A mi también me dijeron que si no golpeas te golpean, pero probé algunas veces a poner la otra mejilla y a menudo no recibí ningún golpe, sino alegría y gratitud, entonces, sobre la supuesta maldad del ser humano, dudé . . .

A mi también me dijeron que mi patria era la mejor y mi religión la única verdadera, pero conocí tantas y tantas buenas personas de otras patrias y otras religiones que, inevitablemente, dudé . . .

A mi también me dijeron que callara, que no vale la pena alzar la voz, que siempre se paga con el dolor o la muerte, pero recordé ese río denso de voces que se alzaron antes de mi para conquistar con su esfuerzo, a veces con su vida, los derechos que hoy cotidianamente disfrutamos y, por mera dignidad, no tuve la menor duda de que no debía callar.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net


MICRORRELATOS Y AFORISMOS

El intento de diálogo con un fanático es tristemente inútil, mil veces le puedes invitar a comprobar datos, realidades y números sobre el asunto que se está debatiendo, mil y una vez lo evitará y seguirá insistiendo en su discurso emocional, en sus consignas, en sus plegarias.
Es muy triste observar que, a partir de cierta edad, si no se ha recibido una buena educación, ésa que nos enseña a pensar de una forma analítica y crítica, ya parece imposible abrir una mente encerrada en si misma, tanto más cerrada cuanto más ignorante, tanto más ignorante cuanto más segura de sus dogmas.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com ARTES LIBRES www.arteslibres.net

***

Las mismas ganas contenidas de gritar: TE AMO como de suplicarte que te vayas, déjame. Suéltame, desaparece. No quiero volver a . . . nada.
Las mismas

Lourdes Pérez





                             (Anochecer de Coney Island)

La mujer gorda venía delante
arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores;
la mujer gorda
que vuelve del revés los pulpos agonizantes.
La mujer gorda, enemiga de la luna,
corría por las calles y los pisos deshabitados
y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma
y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos
y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido
y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas.
Son los cementerios, lo sé, son los cementerios
y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena,
son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora
los que nos empujan en la garganta.

Llegaban los rumores de la selva del vómito
con las mujeres vacías, con niños de cera caliente,
con árboles fermentados y camareros incansables
que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva.
Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio.
No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta,
ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido.
Son los muertos que arañan con sus manos de tierra
las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres.

La mujer gorda venía delante
con las gentes de los barcos, de las tabernas y de los jardines.
El vómito agitaba delicadamente sus tambores
entre algunas niñas de sangre
que pedían protección a la luna.
¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
Esta mirada mía fue mía, pero ya no es mía,
esta mirada que tiembla desnuda por el alcohol
y despide barcos increíbles
por las anémonas de los muelles.
Me defiendo con esta mirada
que mana de las ondas por donde el alba no se atreve,
yo, poeta sin brazos, perdido
entre la multitud que vomita,
sin caballo efusivo que corte
los espesos musgos de mis sienes.

Pero la mujer gorda seguía delante
y la gente buscaba las farmacias
donde el amargo trópico se fija.
Sólo cuando izaron la bandera y llegaron los primeros canes
la ciudad entera se agolpó en las barandillas del embarcadero.

                  New York, 29 de diciembre de 1929.

Federico García Lorca en Poeta en Nueva York (1930), incluido en Poesía de la vanguardia española  (Taurus Ediciones, Madrid, 1981, selec. de Germán Gullón).
Otros poemas de Federico García Lorca

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