sábado, 10 de diciembre de 2016

VOCES entre VOCES

TEMAS TERTULIA 16-12-2016
SOY PÉSIMO
DE COLOR VERDE
MICRORRELATOS

Los mayores progresos de la civilización se experimentan inicialmente como sus peores amenazas”.





"Miles de dioses reptan por el suelo...", de Artur Lundkvist (Suecia, 1906-1991)
Miles de dioses reptan por el suelo, se elevan en espiral, llenan el aire de remolinos y de plumas,
una cosecha de dioses que desde la cumbre de la montaña se precipita hasta el mar,
dioses que comen y vomitan, ordeñan furtivamente, pisotean la tierra, prenden fuego a los bosques,
esconden ropas, derraman leche, carbonizan colmenas, malgastan azafrán,
se construyen sus templos de rayos sobre la ciudad, dejan que las serpientes piquen en los
 anzuelos y que los tiburones lloren como niños dentro de bancos de arena.
¡Qué difícil es vivir con los dioses, qué imposible es vivir contra ellos!
Quién será el pobre héroe humano que entable combate con los dioses,
qué hacha llegará a sus raíces, las raíces de los dioses enterradas en cada hombre, quién las arrancará de la carne, del fondo del agua de los sueños y de las tinieblas de la sangre,
dioses que huyen para volver por lugares imprevistos,
dioses con su peligrosa felicidad y sus llaves de fuego,
dioses con ombligos de aire y ojos que flotan como burbujas en el agua.
Pero, ¡arráncalo, arranca del nido de las entrañas al dios que grita,
como se arranca el dolor de la raíz del diente!
La primera libertad es liberarse de los dioses, después vienen las demás libertades, también la liberación del tirano,
que es lo mismo que liberarse del miedo (el hombre que se deja morder por una cobra es un tirano, el hombre que se sienta en medio del fuego pintado de cal es un tirano, el milagro es poder y el poder es vida sojuzgada):
¡arranca las sangrientas raíces de los dioses aunque griten como las mandrágoras de las leyendas!
Artur Lundkvist en Ogonblick och vágor (1962), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).

QUISE, QUIERO, QUISIERA
Que en belleza camine.
Que haya belleza delante de mi
y belleza detrás
y debajo
y encima
y que todo a mi alrededor sea belleza
a lo largo de un camino de belleza
que en belleza acabe.
(“Canto de la noche”, pueblo navajo, Norteamérica)

TEXTOS TERTULIA 9-12-2016
SOUL
TIZA
BUENO, PUES . . .

SOUL

Las arañas del salón tejían recuerdos de alcoba en cuyas redes pretendían cazar ilusiones de escoba. Mientras, un marinero chino fumaba en el parto una pipa de apio mientras recordaba que el soul también existe . . .

Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com


SOUL

¡Escuchad, almas tristes!
¡Sentid esta luz infinita!
¡Dejad fluir la luz en vuestros cuerpos!
La luz es el amor de los difuntos a quienes hemos amado.
¡Vivid!
¡Volad!

Kupukupu

SOUL
ESTRATEGIAS

Vencer al ojo
silenciándolo
ya tendrá consuelo
en la oscuridad de la noche

Desdeñar al trueno
desdeñándolo
Acogiéndolo en silencio
entre las algas del mar.

Embaucar al Arco Iris
ignorándolo
Ya mostrará sus colores
cuando cese el espejismo

Violar al sexo
acariciándolo
Brillará su único cuerno
con la luz de las estrellas.

José Luis Álvarez

SOUL

AGUAFIESTAS

No compro la navidad
porque a los que sentimos frío, 
se nos calan más los huesos con tanto falsario suelto.
Y sienten toda su hambre.
Y el despilfarro los que apenas comen,
las cabezas chupadas de tus gambas .
Las calles de los olvidados se ven más oscuras con el negocio de la luces,
que oculta la pobreza de nuestras mentiras
y la verdad aquiescente de los sin nombre.
Todo vale, con tal de metérnosla doblada . . .
No pasa nada, si ahorcas y exhibes en tu balcón a un tipo gordo
con barbas blancas, de forma masiva e indolente.
Acuérdate, de camuflarlo siempre de rojo.
Aunque antes era verde.
Mientras sus majestades y los camellos nos esperan en los suburbios,
para pasarnos, a precio de saldo, toda su magia.
Os aviso:
Algún día nos pasará factura, engañarnos como a niños....
Falsear, con cuernos de renos voladores la historia.
Bueno. . . Como te decía,
no compro la navidad ,
porque ponen a la fuerza, bajo toque de queda las realidades
y a lo humano de la tristeza.
Sí, y a la fuerza , la policía secreta de los sentimientos,
reclutada de las filas del paro, para estos casos,
te buscará para marcarte a sangre y fuego
la cara con la sonrisa incierta.
Irán a tu casa o te buscarán debajo del puente
por lo del desahucio.
Y en el patíbulo. Si es necesario.
Si estás cercano a la muerte,
por robar dos gallinas, que nos engordaran el caldo.
Las cámaras de seguridad, te disparan rayos lasser.Te fulminan
si no compras. Si no gastas.
Y lo que más me revuelve el estómago,
son los famosos maratones solidarios.
¿Qué más les da a los zombies,
cómo acabe o nos empiece un año?
Mira, si hay que brindar se brinda.
Pero dejémonos de tanta máscarada de besos y confeti,
que me vais a echar a perder el whishy.
Lo cierto es,
que ya no queda, de aquella droga que nos ponía tan felices.

Juan Jiménez Caballero

TIZA

A mediados de los años setenta del siglo pasado yo disfrutaba, como millones de adolescentes españoles, de una magnífica educación nacionalcatólica en un instituto de enseñanza media de Carabanchel Bajo, un distrito al suroeste de Madrid. Dicha educación incluía materias tan instructivas como la F.E.N. (Formación del Espíritu Nacional), impartida siempre por un falangista, o la omnipresente religión, que recibíamos de diferentes curas de diferentes edades pero idéntico pensamiento integrista.
Eran los últimos tiempos del franquismo, la época que se dio en llamar “dictablanda”, en la que se seguía torturando y matando, pero menos.
Los jóvenes empezábamos a cuestionar ciertas cosas, la religión entre ellas y, al no existir mecanismos de protesta o debate social de ningún tipo, nos consolábamos con pequeños actos que eran, básicamente, travesuras propias de la edad.
Para negarnos a recibir clases de religión habíamos colocado, en una ocasión, mesas y sillas detrás de la puerta de entrada de la clase, sin mejor resultado que recibir la visita de un grupo de policías llamados por el cura quienes, tras echar la puerta abajo, se pasearon por la clase de alumnos medio temblorosos regalándonos frases como “¿Hay algún rojo hijo de puta por aquí? A que no tiene cojones de levantarse quien colocó esas mesas tras la puerta”. Con una pistola en el cinto cualquier medio hombre se cree muy macho . . .
Por supuesto, nadie se levantó . . .
Lo cierto es que, de unos treinta chicos, sólo dos se mantenían al margen de esos intentos de protesta contra un integrismo religioso impuesto con tanta brutalidad como fuera necesaria para perpetuarse.
Cambiaron de cura, el nuevo era bastante viejo y parecía menos despótico que el anterior, pero las protestas y sabotajes continuaron. El siguiente paso fue proveernos cada uno de un trozo de tiza e ir trazando en los faldones de la parte trasera de la sotana del cura, mientras se paseaba por los pasillos de la clase, largas lineas blancas que éste no notaba por el amplio vuelo de la sotana.
El resultado era que, al salir de clase lucía en su parte trasera algo parecido a la cola de un traje de novia.
Personalmente no participé en tal juego durante los primeros dias, me parecía que el cura nuevo no era tan despótico como el anterior y llegué a sentir, en mi ingenuidad juvenil, cierta pena por él.
Pero un día, al ir al servicio entre clase y clase, sorprendí al cura en la puerta del baño acariciando la cara de un chico de los cursos inferiores, tendría unos doce años. La forma de acariciarle y, sobre todo, su mirada, con la que me crucé al pasar, eran todo menos limpias y honestas.
Desde ese día participé en el juego de protesta con las tizas como uno más, con la diferencia de que yo no llevaba una tiza blanca, sino una rosada, que provocó muchas risas contenidas en la clase e impuso la moda de llevar cada uno una tiza de color diferente, regalando al cura en cada clase algo parecido a una multicolor cola de pavo real.
Días después de me acercó un compañero de clase que tenía fama de ser de una familia de rojos, aunque en aquella España ignorante rojo se podía ser igual por ser un simple republicano que por ser un marxista radical, y me dijo: “Tú también te has dado cuenta de que el cuervo es maricón, ¿verdad? Yo asentí con la cabeza y él siguió hablando. “A mi el que sea marica me da igual, como si se quiere follar a una cabra, pero he oído que le mete mano a los pequeños en los servicios, habría que castrarle al muy hijo de puta . . .”
Ese día aprendí dos cosas: Que la España nacionalcatólica de la dictadura que la congeló en el tiempo y la condenó a perder, una vez más, el tren de la modernidad, escondía perversiones que apenas podía imaginar y que, incluso alguien considerado radical podía tener la amplitud de miras de admitir cualquier diferencia en cuanto a tendencias o gustos sexuales siempre que éstas no fueran destructivas para otras personas, especialmente si era alguien indefenso como un niño.
Viendo la España actual no puedo dejar de asombrarme de la grandeza de espíritu de la mayoría de sus ciudadanos, resistiendo una vez más la injusticia de una minoría que se niega insistentemente a dejar atrás la Edad Media, sembrando cíclicamente miseria e ignorancia en un pueblo que, sin que sepamos muy bien como, sabe guardar en su interior la verdadera nobleza, la de quien sabe convivir respetando.
Por lo visto, y por suerte, aún no han podido inventar un arma o una religión que mate eso . . .

Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com

TIZA

ME RECONCOMIA

Yo me reconcomía en mis sueños
Por tener una gota de ti
Le cantaba a la luna llena
De aquellas noches de abril
Y con una tiza
Pintaba corazones en el suelo
Vacíos por dentro
Para llenarlos de rosas y jazmín
Esos mismos corazones
Que nunca llegaron a latir…
eran como un bucle pesado
que no se encontraba entre sí
y desde aquella noche
pensando en tantos reproches
de la misma vida …
sentado en aquella silla,
me decidí,
que como todo tiene un principio
también tiene su FIN.

José Maria Rico

BUENO, PUES . . .

Lo que tememos es lo que atraemos porque la vida tiene olfato perruno y cuando huele el desasosiego nos lanza un mordisco cuando menos al tobillo -si no a la yugular- enfrentándonos a aquello que nos lo produce.
La soledad es una de los pesadillas más profundas del ser humano y, sin embargo, levantamos muros a nuestro alrededor para aislarnos en lugar de construir caminos que nos conduzcan a otros humanos y que, a su vez, les dejen paso hacia nosotros; hemos eliminado de nuestro campo el instinto de cooperación necesario para sobrevivir, coexistir y, sobre todo, desarrollar nuestros potenciales y crecer equilibradamente. En la sociedad actual ese instinto se ha sustituido por la búsqueda de acólitos que, lejos de ayudar a que nos enderecemos cuando hemos sido tocados por una tormenta, se limitan a asentir y corroborar cuanto decimos y hacemos, halagándonos hasta donde precisa nuestro ego y olvidando quiénes somos.
Bueno, pues aunque nos rodeemos de compinches a los que dirigirnos con el clásico y cansino ¿a que sí? mientras les miramos con ojos de carnero a medio degollar a fin de que confirmen nuestro discurso, su asentimiento no nos sacará de esa terrible reclusión. En lugar de buscar gratificación en la complacencia deberíamos, por el bien individual y colectivo, tomar conciencia de nuestros semejantes y ocuparnos de sus necesidades y anhelos que, sin duda, descubriremos idénticos a los nuestros.

Madrid 9 diciembre 2016.
Victoria Blanco

BUENO, PUES . . .

Bueno, pues . . . empecemos por el final y tomémonos todo esto con absoluta seriedad, o sea, muy en broma. Derrochemos el tiempo que no nos sobra y disfrutemos de las tragedias cotidianas, discrepemos de las discrepancias y hartémonos de nada. Seamos hijos de nuestra prole y padres de nuestros ancestros, guerreros pacifistas y sabios ignorantes, misántropos altruistas y cercanías distantes, profetas en nuestra tierra y precursores del remoto pasado.
Construyamos escombros y aburrámonos con tanto asombro.
Aceptemos certeramente la duda irrefutable.
Soñemos realidades.
Bueno, pues . . . eso.

Nekovidal - ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com



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