sábado, 4 de junio de 2016

VOCES entre VOCES


La Cara, Mujer, Hembra, Estilo De Vida, Ocio, Acciones

Para eso fuimos hechos / Para recordar y ser recordados / para llorar y hacer llorar / para enterrar a nuestros muertos, “Poema de Navidad”, Vinicius de Morais

TEMAS TERTULIA 10-6-2016
NADA
ALGO
ACCIDENTES VITALES


Cada uno llama ideas claras a las que tienen el mismo grado de confusión que las suyas. Marcel Proust (1871 - 1922), escritor francés

NO SÓLO DE LETRAS SE ALIMENTA EL ESPÍRITU, SINO DE TODO CUANTO PROCEDE DE LA MANO DE LA CREACIÓN.
HE AQUÍ UNA MUESTRA DE UNOS TERTULIANOS NAVEGANDO EN LOS MARES DE LA MÚSICA:
JUAN J.C. + SPENSER + VILCHEZ =

TEXTOS TERTULIA 3-6-2016
¿CÓMO SEGUIR VIVIENDO?
POR SI ALGUIEN NO LO SABE . . .
TIEMPO

¿CÓMO SEGUIR VIVIENDO?
Puso el ayuntamiento a manar de la fuente de Cibeles, en lugar del habitual vino tinto, cerveza alemana para que los jóvenes pudieran disfrutar de una fiesta de la espuma sin necesidad de gastar detergente y echar a perder la cosecha del año.
(Onírica –o alcohólica- victoria del Real Madrid)
Sara ViTa

¿CÓMO SEGUIR VIVIENDO?
UN SIMPLE ACCIDENTE
¿Para qué darle vueltas? Fija un punto de destino, toma la carretera que hacia allí conduce; no mires demasiadas veces el retrovisor, perderías el rumbo, tampoco olvides mirarlo, podrían embestirte por la espalda; busca el número de la salida que te ayudará a llegar a la meta fijada y, si te pasaras, en la siguiente podrás cambiar de sentido e incorporarte al camino que deseas recorrer. Al fin y al cabo, eres un simple accidente ¿por qué tomarlo todo tan en serio? (*)
(*) Respuesta de Emil Cioran a su madre cuando ésta le dijo que de haber sabido lo infeliz que iba a ser, hubiera abortado.

Victoria Blanco para VOCES entre VOCES
CÓMO SEGUIR VIVIENDO
03/06/2016

¿CÓMO SEGUIR VIVIENDO?

Así, fugaz como lo poco que hemos aprendido, eterno como la materia que nos forma, delicados como el equilibrio que nos recuerda que en cualquier momento se puede acabar el juego.
Transformando con cierta magia difusa la amargura en resignación, la desesperación en esperanza y la paciencia en arte. Intentando bañar todo con la huidiza alegría imprescindible.
Sufrir, mucho si hace falta, por los errores propios y ajenos, pero sólo lo justo para aprender, ni un segundo más.
Nunca angustiarse por lo que ha de venir, porque sea lo que sea, ha de venir . . . y siempre nos sorprenderá.
Y si seguir viviendo se hace, al final, sólo por costumbre, bienvenida sea la misteriosa costumbre que, sin saber muy bien porqué, nos invita a seguir viviendo.

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¿CÓMO SEGUIR VIVIENDO?
VIRTUD O DEFECTOS

Virtud o defectos
mi vida sólo tiene defectos,
arrepentimiento
por haberme conocido
con este concepto.
Yo debería estar perfecto
y nunca he sido consciente de esto,
y es que tú
en esencia eres virtud
es lo siento,
tengo malos pensamientos.
A veces pienso que soy un objeto
no seguimos el mismo trayecto
Virtud o defectos,
conclusión:
Tu eres tu y yo soy yo.
José María Rico.

¿CÓMO SEGUIR VIVIENDO?

CUCÚ Y MANDARINA
Ya se que a este poema le falta algo
que le de cuerpo…
Y bien
felicidad
lágrima lisérgica
de la pupila de un gato
negro
que se vierte
que era dios
pero tuve que sacrificarlo
porque me hacia enfermar
esperanza
porque estaba enfermo
de ladridos
inyección letal
risas
no esta de más fornicar con hienas
sin dolor abren la puerta a la conciencia
verdades de trilero
enterado
golpe de mar
al tirano
bomba lapa a los malos
sentimientos
mentira
salta por los aires
el cohete del primer hombre
que iba y vino de la luna
una luna, dos lunas tres lunas
como panes grandes
para los pobres
pobres
I wan’t to be …. your fuking father
a principio de mes pidiendo limosnas
muñones
en mi barco pirata
pasamos por la quilla a los tuertos de corazón
con un sólo ventrículo
culo veo, culo deseas
lámparas
vacías de genios
llenas de deseos un siglo
luces
un vestido con agujeros de luces
desnudo de espada
rodillas en tierra prometida
infiel
amada y libre
te quiero
principio
metidos sin disfraz
en el tambor de la lavadora
sin suavizante
esperemos
dientes apretados
el delirio de los polvos
nuevos
y centrifugados.


Juan Jiménez Caballero - jcccj

POR SI ALGUIEN NO LO SABE . . .
Aprovechando una de las tantas normas no escritas de Voces entre Voces (poder compartir textos del pasado), envío un escrito de hace unos años sobre el poco conocido origen real de un grave problema social de nuestro tiempo. Se pueden contar por millones las personas muertas en menos de un siglo para que el hombre más rico del mundo en su momento, Hearst, continuara siéndolo, un ejemplo más del peligro de los sistemas sociales verticales. Si todas las drogas volvieran a las farmacias, donde antes estaban y deben estar, tendríamos mucho menos dolor social que soportar, además de la delincuencia y violencia a que da lugar la prohibición. Varios sindicatos de policía, bien informados, y en diferentes partes del mundo, ya han pedido la legalización de estas sustancias. Por su parte, políticos y mafiosos coinciden en su empeño de mantener este juego macabro, para unos un lucrativo negocio, para otros una buena disculpa para controlar y reprimir a la ciudadanía cuando les pudiera convenir, una tragedia sin precedentes en la historia de la humanidad que sólo en muy contadas ocasiones ha prohibido este tipo de sustancias, siempre con resultados catastróficos, pero nunca durante tanto tiempo como en el último siglo. Mientras, la tragedia continúa . . .

Marihuana: El gran engaño

Una de las características de nuestra especie es que sus individuos somos, al tiempo que gregarios y cooperativos, o precisamente por ello, fácilmente manipulables, ingenuos e incautos.

Si bien es cierto que en muchas ocasiones actuamos con excesivas precauciones en el trato con nuestros semejantes, somos muy confiados con otros asuntos que afectan, a veces de forma que no alcanzamos ni a sospechar, a nuestra existencia.
Hay libertades que no pueden ser otorgadas o conquistadas a medias, y el derecho al propio cuerpo forma parte del derecho mismo a la vida. Haga cada cual lo que quiera con su cuerpo mientras no dañe o perjudique a los demás. Personalmente siempre preferiré un jerez o un té verde a un cigarrillo de hachís, pero sobre gustos no hay nada escrito, aunque siempre habrá quien necesite imponer su verdad. Creerse en posesión de la verdad única y absoluta, la gran prueba de la estupidez humana.
La triste historia de esa planta que llamamos cáñamo o marihuana puede ser un buen ejemplo tanto de engaño y manipulación masivos como de ingenuidad humana. Llevaría horas resumir los usos que las diferentes sociedades humanas han dado al cáñamo desde hace no siglos, sino milenios. Asombra comprobar que ha sido uno de los vegetales más extendidos y utilizados: para uso textil, pocos jóvenes saben que los primeros pantalones vaqueros estaban confeccionados con cáñamo, mucho más resistente que los actuales de algodón; sogas y cuerdas de todo tipo, velas de barcos, cestos, ropa, etc. etc. También tuvo usos medicinales, reflejados en innumerables textos a lo largo de los siglos. Los recientes descubrimientos acerca de sus efectos beneficiosos para pacientes sometidos a quimioterapia no son más que una de las tantas utilidades que el ser humano le ha encontrado a esta planta.
Su uso lúdico como estupefaciente, utilizado para producir una especie de borrachera leve, no ha sido, desde luego, el principal, aunque se le dio especial importancia en algunas culturas para actos sacramentales, como medio de comunicación con sus dioses, de forma muy parecida a como los cristianos usan otra droga, el vino, en la ceremonia religiosa de la misa.
¿Qué ocurrió, entonces, el siglo pasado para que esta planta tan aparentemente útil fuera prohibida de repente en Estados Unidos y luego paulatinamente en el resto del mundo?
Es aquí donde nos encontramos con un ejemplo típico de candidez de las sociedades humanas, de manipulación y de, también hay que decirlo, lucrativo negocio al estilo americano.

En los años treinta el papel se obtenía industrialmente de dos fuentes: del cáñamo, que daba lugar a un papel de excelente calidad, sumamente ecológico y que tenía como único inconveniente que requería mucha mano de obra para el cuidado y recolección de la planta, y de la madera, sistema que aún se sigue utilizando hoy en día y que, como todos sabemos, además de provocar una grave deforestación, da lugar a una de las industrias más contaminantes.
Los años treinta, como prácticamente todo el siglo pasado, fue una época de inventos en todas las áreas, y entre las innumerables máquinas que se crearon y que hicieron menos duras las labores agrícolas se encontraba el descortezador mecánico. Con este aparato la obtención de papel a partir del cáñamo pasaba a ser no solo el sistema más ecológico, sino también el más rentable.
¿Por qué entonces en esa misma época se prohibió el cáñamo en vez de aumentar su producción?
Llegados a este punto entran en escena tres personajes: el primero es William Randolph Hearst, el hombre más rico del mundo en su época. Hearst era propietario de una importante cadena de periódicos en Estados Unidos y como sus empresas consumían grandes cantidades de papel, pensó que podría reducir costes si él mismo compraba los aserraderos y demás empresas relacionadas con la producción de papel, y así lo hizo, invirtiendo en ello enormes sumas de dinero. Pero en 1935, con el invento del descortezador mecánico antes mencionado, mientras miles de familias de agricultores en todo el mundo soñaban con un futuro mejor, Hearst se preocupaba por los aserraderos y fábricas procesadoras de pasta de papel que había comprado, condenadas a una ruina inminente.
Pero lejos de resignarse y admitir que seguiría siendo multimillonario, pero vería su fortuna reducida en parte, decidió que tenía que haber alguna forma de vencer a su nuevo enemigo, esa planta que daba papel de mejor calidad, más barato y sin apenas usar productos químicos en su elaboración. Y utilizó para ello su mejor arma: la manipulación informativa a través de los periódicos de su propiedad. Inició una campaña en la que presentaba al cáñamo, la marihuana, como el origen de todos los males: delitos, violencia, etc. Hearst nunca incluyó en los artículos de sus periódicos ni un sólo informe médico o científico porque todos ellos decían claramente que no se trataba de una planta peligrosa y que tenía, en cambio muchas cualidades positivas, tanto medicinales como de uso industrial. A pesar de ello, millones de americanos le creyeron y empezaron a ver un enemigo en una de las plantas más útiles al ser humano y que era también, entre decenas de usos, fumada por quien le apeteciera, como lo habían hecho, entre otros muchos, los serios y respetables presidentes George Washington o Tomas Jefferson, ambos conocidos y declarados cultivadores y consumidores de marihuana. 
Pero no era suficiente tener a la opinión pública de su lado para conseguir prohibir un cultivo tan beneficioso, Hearst necesitaba algún cómplice poderoso, y aquí entra en escena el segundo personaje: la empresa petroquímica Dupont, que ya entonces contaba con plantas de producción distribuidas por toda América. Esta empresa también tenía sus razones para combatir a esa planta que se empeñaba en seguir siendo tan incómodamente útil: por una parte Dupont tenía la patente del ácido sulfúrico, muy contaminante, pero utilizado en grandes cantidades en el procesamiento de la pasta de papel obtenida de la madera, con lo que Hearst era uno de sus mejores clientes. Por otra parte, Dupont acababa de desarrollar dos fibras artificiales, el rayón y el nylon, que encontraban en el cáñamo a un ecológico e incómodo competidor.
Los intereses de las empresas de Hearst y las de Dupont coincidían plenamente. Dupont tenía contactos en las altas esferas de la política y las finanzas americanas, entre ellos Andrew Mellon, que era presidente del Mellon Bank, el principal proveedor de recursos financieros de Dupont. La sobrina de Mellon estaba casada con nuestro tercer personaje, Harry Anslinger, comisionado del Departamento Federal de Narcóticos, un individuo que ha pasado a la historia vinculado a varios asuntos turbios que no vienen al caso. Este fue el político ruidoso y tenaz que defendería los intereses de Hearst y Dupont, enarbolando la bandera de la moral, el patriotismo y las buenas costumbres. Dio en el Congreso encendidos discursos contra el cáñamo, pero nunca pudo presentar una prueba o un sólo estudio científico que apoyara su tesis. Repitió una y otra vez que era una droga terrible que provocaba agresividad y que debía ser prohibida. Cuando le presentaron informes médicos que decían que era imposible que tal planta provocara agresividad, sino justamente lo contrario, que aplacaba el ánimo, dijo entonces que era una planta antipatriótica, pues no permitiría tener buenos soldados. . .
Así, el trío Anslinger-Dupont-Hearst, con la ayuda inestimable de la mafia y congresistas corruptos a sueldo de ella, consiguió que en 1937 el cáñamo fuera prohibido en Estados Unidos. A partir de ahí se produjo un efecto dominó que haría que la planta acabara, tras miles de años de convivencia pacífica con el ser humano, prohibida en prácticamente todo el mundo: Si algún país quería tener buenas relaciones con Estados Unidos tenía que incluir tan extraña prohibición entre sus leyes, arruinando a miles de familias de agricultores y obligándose a producir o comprar productos más caros y contaminantes.
No debemos olvidar a un colectivo que apoyó en todo momento y con todos los medios a su alcance la prohibición del cáñamo: la mafia americana, con todas sus diferentes ramas. La razón no era otra que, tras haberse enriquecido desmesuradamente gracias a la Ley Seca que prohibió el alcohol una década antes, quería una nueva materia ilegal que diera lugar a un boyante mercado negro, como sucede siempre que se prohíbe una sustancia. El rotundo fracaso que había supuesto la Ley Seca, dejando a su paso cientos de muertos y 200.000 ciegos por beber alcohol adulterado, no fue lección suficiente para que la sociedad americana no cayera nuevamente en la trampa de un negocio muy dañino socialmente, pero al mismo tiempo muy lucrativo para una minoría codiciosa y sin escrúpulos.
Hasta los años treinta, cuando incluso drogas mucho más peligrosas, como la cocaína y la heroína, se vendían libremente en las farmacias bajo receta médica y control sanitario, el problema social de las drogas no existía, de igual forma que el cáñamo, utilizado en sus mil formas, no llamaba la atención porque una minoría lo fumara en sus ratos de ocio. Fue la prohibición la que consiguió llamar la atención de los jóvenes, al tiempo que les negaba toda información objetiva sobre el origen del problema, haciéndoles caer en la doble trampa de ofrecer una substancia a la que posiblemente no hubieran hecho caso de no estar prohibida, y hacerla deseable, especialmente en la adolescencia, por el mero hecho de prohibírsela.
Los nefastos resultados sociales que tal prohibición ha tenido es conocido de todos, muriendo a diario decenas de personas en el mundo como resultado de la misma, mientras las mafias de todo el mundo y las empresas farmacéuticas continúan haciendo de esta tragedia social su sangriento negocio. Sólo algunos países como Suiza u Holanda han sabido enfrentarse con seriedad y pragmatismo al problema, legalizando las drogas blandas, como en el caso holandés, o administrando heroína controlada sanitariamente a los adictos a la misma, como en Suiza, eliminando así completamente la delincuencia vinculada a estas drogas.
Esa es la triste historia de esta planta y la campaña de difamación que se desató contra ella. ¿Estuvieron equivocados los griegos, romanos, persas, hindúes, chinos, y tantas otras culturas que la utilizaron durante siglos sin el menor problema, hasta la época de nuestros abuelos, o somos nosotros los equivocados y manipulados, que vivimos en este extraño tiempo de prohibición?
Es difícil calcular cuantos millones de hectáreas de bosques en todo el mundo no habrían sido destruidos de no haber seguido la historia tan retorcido camino, de no haber prevalecido los intereses mezquinos de un pequeño grupo de hombres sobre los del resto de la humanidad.
Pero posiblemente, y a pesar de que estos son datos históricos conocidos, y fácilmente comprobables hoy en día, la prohibición continuará durante quien sabe cuantos años más, porque le proporciona un lucrativo negocio a políticos corruptos y a las mafias de todo el mundo, a fabricantes de armas y empresas químicas.
Es asombroso comprobar las estadísticas de muertes por drogas anteriores a la prohibición de las mismas, cuando estaban todas ellas, como una medicina más, en las farmacias: hasta los años treinta, la mayoría de los jóvenes no mostraban interés por consumirlas, al no tener el aliciente de lo prohibido, y los pocos que lo hacían no tenían que delinquir para conseguirlas, no creando el consiguiente problema social. Las drogas ilegales hoy en día eran utilizadas casi siempre por personas mayores como analgésicos ante enfermedades crónicas dolorosas, no creando por ello ningún conflicto social. Los muy pocos casos de muerte por sobredosis (entre 4 y 12 anualmente en los años 30 en España) eran casos encubiertos de eutanasia o suicidio, casi siempre de personas con cánceres terminales.
Los enormes gastos de su prohibición y las consecuencias negativas de la misma las pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos, mientras algunas empresas farmacéuticas, como Eli Lilly, de la que fue director George Bush padre, tienen el multimillonario negocio de las patentes por la producción sintética de los principios activos del cáñamo, principios que forman parte fundamental de muchas medicinas. Este negocio se vendría abajo si esos compuestos químicos se obtuvieran de forma natural de la planta en vez de sintetizarlos.
Pero somos ingenuos, absurdamente incautos, y a pesar de que hoy día tenemos todos estos datos a nuestra disposición, sigue pesando más sobre todas las sociedades del mundo el engaño a que sometieron a nuestros abuelos un grupo de sinvergüenzas codiciosos hace apenas ocho décadas.
Si fuéramos algo más cautos, un poco más desconfiados, investigaríamos el origen de hechos y costumbres que damos por buenos sólo porque nos han acostumbrado a ellos desde niños, indagaríamos sobre el origen de la clase política antes de votarles o, mejor aún, exigiríamos que nos consultaran antes de hacer las leyes que van a condicionar nuestras vidas: averiguaríamos cual fue el verdadero origen de cada guerra, el de cada religión, y llegaríamos posiblemente a exigir que se nos permitiera gobernar nuestra vida social, que diera la democracia un paso más, como ha hecho a lo largo de la historia, exigiendo que se nos permitiera votar, mediante sistemas informáticos, las leyes más importantes que nos gobiernan: declaraciones de guerra, presupuestos, sueldos de los políticos, privilegios de la banca, etc.: media hora a la semana sería suficiente. Tendríamos así en nuestras manos las herramientas necesarias para mejorar el mundo con una efectividad que nos asombraría.
¿Cuánto tardaríamos en proponer y promulgar una ley que prohibiera los paraísos fiscales, refugio de los billones robados impunemente en la última crisis, o una ley que gravara los capitales financieros especulativos, para conseguir evitar fácilmente, con ese dinero, la muerte diaria de más de 27.000 niños por hambre o falta de vacunas?
Posiblemente, si hiciéramos eso ya no moriría tampoco ningún joven por las drogas adulteradas que les venden las mafias, posiblemente se acabarían todas las guerras en unos pocos años y con ellas tantos negocios de muerte. . .
Pero ese sería otro mundo, un mundo que, tal vez porque históricamente siempre ha ido mejorando, aunque muy poco a poco, o tal vez porque soy humano y por tanto de naturaleza absurdamente ingenua, creo que, algún día, y a pesar de todo, llegará a ser realidad.
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TIEMPO
Estábamos una tarde un grupo de amigos matando el tiempo hablando sobre la naturaleza del tiempo, con una copa de vino en la mano que parecía poseer el extraño poder de dilatarlo o contraerlo por momentos. Transcurrían los minutos y las horas mientras nuestras alucinadas mentes intentaban interpretar, con más arrogancia que certeza, cuanto no podíamos ni imaginar al margen de nuestra misma existencia ni, desde luego, dicha existencia al margen del tiempo.

¿Qué es el tiempo? ¿Una dimensión? ¿Tan sólo una ilusión?
¿Una manifestación de la eternidad? ¿Qué es la eternidad entonces?
¿Es la percepción del tiempo un privilegio de la conciencia? Si es así, ¿de qué tipo de conciencia?
Si lo único permanente es el cambio, ¿son tiempo y cambio una misma cosa?
Si el tiempo es la substancia de que estamos hechos, ¿somos eternos?
Si hacemos caso a la Teoría de la Relatividad: ¿es la existencia humana, o cualquier otra, algo más que ocupar eternamente una porción del espaciotiempo?
¿Quién estaba más acertado, Heráclito o Parménides? ¿Tiene sentido hablar de acertado ante ideas humanas, especialmente cuando éstas tratan del tiempo?
¿Dónde queda, en fin, el tiempo tras su encuentro con la Física Cuántica . . .?

Así iba pasando la tarde, el planeta se tomaba su tiempo en girar con aparente parsimonia, a unos 1.600 kilómetros por hora, sin carnet y sin haber pasado el test de alcoholemia, un loco, y ese giro hizo llegar, una vez más, la noche.

Cuando nos retiramos no pudimos evitar mirarnos unos a otros con cierta cara de necios y murmurar algo frustrados: "Si ya sabíamos que era imposible encontrar una respuesta, ¿para qué hemos perdido el tiempo hablando del tiempo?"

Sólo el que más veces había besado la copa de vino acertó a contestar, aunque con voz algo gangosa: "Porque es lo más sabio que puede hacer un ser humano con sus migajas de tiempo, su efímero paréntesis temporal, hablar de aquello que no conoce, compartir sus dudas, temores, saberes, certezas y falsas certezas con sus semejantes y así, poco a poco, hacerse algo más sabio o, cuanto menos y si es posible, algo menos miedoso ante las agridulces realidades inevitables".
Y tras tomar la penúltima, nos fuimos a dormir.

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TIEMPO

Cuando nacemos no sabemos el tiempo que pasaremos aquí.  Por ese motivo el tiempo es lo más valioso en nuestra vida. Según va pasando, vamos aprendiendo muchas cosas, no sólo por nuestra experiencia, sino también a través de la experiencia de los demás. Siempre estamos en continuo aprendizaje. Todos los días sentimos curiosidad por saber o aprender determinadas cosas, pero esto no es suficiente, casi siempre hay que equivocarse primero para aprender, desgraciadamente, nuestro aprendizaje es lento. Tendríamos que dedicar todo nuestro tiempo a enriquecernos como personas, a vivir cada día como si fuera el último y ampliar todo lo que podamos nuestra capacidad de amar.
Me gustaría tener tiempo en mi vida para todo esto y llegar a ser una persona con algo de sabiduría, pero seguramente me faltará tiempo para aprender todo lo que me gustaría.
Me doy cuenta de que es tan sólo un sueño, pero: ¿Es el tiempo, al fin y al cabo, algo más que un sueño?

María CGC

MÁS VALE TARDE QUE NUNCA . . .

EL MAR
No quiso el rey marino vernos juntos
Dijo para siempre nunca más
Chocamos con cristales
Y resonaba nunca más
Padre bello,
No puedo luchar contra ese dios
Nadie puede pisarle el lomo

Yo y mi hada raspamos los cristales
Con la cabeza golpeamos esa distancia infame
Hada bella golpeaba y golpeaba
Sangraba sangraba
Lo dije no mi hada
Y el hada bella golpeaba y golpeaba
Se golpeaba
No golpee nuestro beso
Seguía ella como ariete
Sin mí no quería vivir
Sin mí no era hada
Yo golpeaba la fuente dura
Desde una flecha salté como Heleno
Y no volví a verla otra vez
Mi hada Tisbe,
Ese dios malvado
Nos tiene lejos
Tú ya me olvidas y lo has perdido
Yo nunca un cisne a Leda
Serás siempre mi amor de cielo
Mi hada Tisbe nunca lo olvide
Nunca lo olvide
María Martín

EXCLUSIÓN
SEPARACIÓN
Entró en la cafetería donde solía desayunar y, mientras con la mirada perdida introducía los terrones de azúcar en el café pensó: “Así se está deshaciendo mi vida, como este azucarillo, pronto no quedará nada . . . ”. Cuando se disponía a tirar el sobre del azúcar en el cenicero, vio que había en él algo escrito:
"No penséis en dirigir los caminos del amor; es el amor quien, si os encuentra dignos, dirigirá vuestros caminos." Gibran Khalik Gibran, "El Profeta" (1923).
Y, de repente, captó el sentido de todo, como aquella inolvidable vez, cuando apenas tenía ocho años, en que comprendió, como una iluminación, que ella era ella, y que esa separación ya irrevocable de sus padres y de cuanto la había atado a algo externo, la convertía en alguien único y más grande dentro del universo.
Ahora debía dar otro paso, separarse física, pero sobre todo anímicamente, de la persona con la que había compartido media vida, y esa separación, ese paso, si era de crecimiento, no había razón para que fuera doloroso, como no lo fue aquel de su infancia.
No tenía derecho al rencor hacia su pareja, pero tenía derecho a seguir su camino. No tenía derecho a la ira, pero sí a la libertad de continuar su proceso vital, que esa persona ya no quería ni sabía compartir.
Respiró hondo, salió a la calle y, como haciéndole un guiño, el sol asomó levemente tras un mar de nubes grises, tal vez queriendo recordarle que en toda oscuridad habita una luz, y que no puede existir la una sin la otra.
Nekovidal – ARTES LIBRES – nekovidal@gmail.com


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