domingo, 28 de diciembre de 2025

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

5 poemas de Ana Martín Puigpelat

04 Nov 2025 Laura di Verso

Pocos temas tan universalmente humanos y sin embargo tan poco explorados como el deterioro y la vejez de la mujer, artesana histórica del cuidado. Como dice Julieta Valero, este poemario “aborda con hondura la sabiduría silente y la aspereza de dos vidas que sobreviven juntas a una tiniebla que se viene”.

En Zenda publicamos cinco poemas de La hermana aprendida (Bartleby), de Ana Martín Puigpelat.

***

UNA mujer ha visto tempestades, domina el agua, el
resplandor de la jungla y aun así supera en edad al tiempo.
Ha crecido de más y nada corresponde a la premisa
niña/herida/madre/la que saltó a la comba para comer
espacio y, quizá, ser dueña.
Ha llegado hasta aquí volcada sobre sí misma.
Envejece. No está sola.

Otra mujer diferente a su postura transita por su voz en el
trayecto ciego ante los años.

 

***

HOY la lluvia y la calima acortan los huesos.
Reverbera un suspiro en la infusión como alas de zapatero
en la tormenta.
Manglares/otras aguas.
O el suspiro, quizá, es solo memoria/materia transparente
con aroma a cuarto sin ventilar.
Así se sobreentiende que pasa la mañana mientras el agua
se muda en caldo.

***

OTRA vez entre sus manos la madeja y el ovillo en la otra.
Hubo tardes de respaldo y soledad.
Ya son dos y parsimonia.
Es como el sollozo: acorta el espacio

y lo comprime.

***

REMUEVE
la tierra seca no hospeda gusano, apenas pueden los dedos
deshacer manojos como acero.
Remueve. Desmadeja la raíz de las azaleas, atrocha el hielo
y al intruso.
Remueve/Aparta/Olvida.
Saldrá la flor. No dudes.

La sabiduría de la cuñada.

***

A Agustín Sánchez Antequera

CADA vez que pasan los caballos
nos decimos adiós
con la misericordia de quien siempre ha sentido
cercanía en las manos.

Nada supo perturbar el silencio.
Nosotras, olvidadas, suplimos la alegría con constancia.
La constancia del sueño impertinente,
a cualquier compás del día,
la constancia de cocer cada patata,
la constancia de la herida y su medicamento,
la constancia de lavar.

Nosotras, las de entonces, las iguales,
las que ya no ven el cielo,

siempre que nos despedimos
pasan los caballos.

—————————————

Autora: Ana Martín Puigpelat. Título: La hermana aprendida. Editorial: Bartleby. Venta: Todos tus libros.

BIO

Ana Martín Puigpelat (Madrid, 1968) ha publicado los libros de poesía Los amores de los días equivocados (Soneto, 1994), Álbum de fotos (Premio internacional de poesía Ciudad de Miranda, Ayuntamiento de Miranda de Ebro, 1998), Los enemigos del alma (Castalia, 2001), Naranjas robadas (Premio Marina Romero, Asociación de escritores y artistas españoles, 2004), Estado de noria (Sial, 2006), De la noche a la noche (El árbol de Afur, 2007), La deuda (EugenioCano editor, 2008), Apuntes para un génesis (Amargord, 2009), Lyon 1943 (El sastre de Apollinaire, 2011), Tabula rasa (junto a Nuria Ruiz de Viñaspre. La Garúa, 2013), El descanso del viento (Polibea, 2014), Pan duro, antología (Ars poética, 2019) y Caligrafías extrañas (Evohé, 2020). En teatro ha estrenado las obras Coches, robo y lunas en el año 2000 y Amortal en 2010, además de pequeños textos en montajes colectivos, asistencias poéticas, dramaturgias y adaptaciones de teatro clásico, y en especial la creación colectiva Heridas, un encargo de la Universidad Complutense para el Women’s Worlds 08 junto con las dramaturgas Carmen Losa, Gracia Morales, Rosa Molero y Nidia Moros.

https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-ana-martin-puigpelat/

TEMAS TERTULIA 2-1-2026

AÑO NUEVO

OJOS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 26-12-2025

NAVIDAD

POESIA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Colaboración gráfica: Victoria Blanco.

NAVIDAD

Nunca

Atesores

Vivencias

Ingratas

Dedicadas

A

Doler

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POESIA

Si yo fuera poeta sería un tipo distraído, de esos que no distingue muy bien el precio y el valor de las cosas porque cree que todo es valioso.

Sería, supongo, un elemento sospechoso del que nadie sabe muy bien de que va porque con todos habla, a todos escucha y con todos comparte lo poco que sabe, un tipo extraño.

Suficientemente ingenuo para confiar en el ser humano, suficientemente desconfiado para sobrevivir un día más, con fe incomprensible en nuestro futuro, receloso de lo escrito sobre el pasado, y necesariamente creyente en un futuro que sabe no vivirá.

Si fuera poeta supongo que dejaría crecer flores silvestres en mi jardín para disfrutar viendo a las abejas sacar de ellas un beneficio más importante que el económico. Aprendería geometría observando a las arañas hacer sus nidos y música escuchando a los pájaros saludar cada amanecer porque ya sabría, siendo poeta, oler la música y acariciar las letras.

Intentaría ser generoso con las ideas nuevas y mezquino con las que se declaran verdaderas e inamovibles.

Si yo fuera poeta ya sabría, además de que la luna no tiene vello, que no existe un sólo ser humano que no esté convencido de que cuanto ha hecho y hace es lo correcto y lo mejor dentro de sus circunstancias y las cartas que le ha repartido la vida.

Si yo fuera poeta no me iría de paseo con quienes se declaran con arrogancia poetas y se alimentan de sus propios versos sino con quienes saben con certeza que todo ser humano es un poeta , ése es su don y su condena, y como lo exprese es secundario.

Si yo fuera poeta, supongo que no perdería el tiempo pensando como sería si fuera poeta.

Pero aquí estoy, como todos, aprendiendo, paso a paso, a vivir y disfrutando de la regeneradora ilusión de la poesía.

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POESIA

"Imagina que en un sueño te persigue un oso.
Ahora imagina que en otro sueño, te persiguen cien osos.
¿En qué situación corres más peligro?"

Éste es un párrafo de uno de los varios libros sobre espiritualidad que estoy leyendo últimamente.

Intenta transmitirnos que (casi) nada de los sucesos a los que damos importancia habitualmente en la vida cotidiana son reales.

Me gustó particularmente porque no es uno de esos textos espirituales que "flotan" sobre la vida terrenal; y deja claro también que ante una persona que está sufriendo en un momento dado, decirle que "todo eso es pura ilusión y realmente no existe", no tiene ni pies ni cabeza.

Promueve la compasión y la acción, y no solamente quedarte sentado en tu infinita paz mientras contemplas el sufrimiento a tu alrededor.

Bueno, contemplar en realidad probablemente tampoco tendría nada de malo. El problema es el juicio.

Cuando empezamos a subir un poquito en nuestros niveles de conciencia, nos puede exasperar ver ceguera a nuestro alrededor y entrarnos ganas de decir "Pero mírate en un espejo, hombre".

No es la manera.

El camino siempre es mirar hacia dentro.

Y si te piden opinión, ahí sí, quizás puedas intentar compartir algo de tu experiencia con delicadeza.

¿Sueles tener muchos malos ratos "ilusorios"?

Espero que también puedas tener ilusiones de las buenas.

La alegría y el disfrute, curiosamente, son parte indispensable de El camino.

Si este texto ha resonado contigo y quieres recibir reflexiones y anécdotas similares en tu correo, y además te interesa el ebook gratuito "¿Por qué siempre me pasa lo mismo? 5 pistas para cambiar la perspectiva"...

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POESIA

Los no-poemas se escriben

con no-palabras y mucho olor a colonia rancia,

que espanta hasta los perros.

Los no-poemas se hacen

con no-sentimientos.

Y el tallo frío de una flor de plástico,

que te atraviesa la garganta.

Los no-poemas tienen muchas caras

por ejemplo la mía y la vuestra.

JJC – Juan Jiménez Caballero

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Cómo controlar la ira: 7 consejos prácticos

Claves para el autocontrol en la gestión de la ira.

Bertrand Regader

Bertrand Regader

Los problemas relacionados con la ira son motivo frecuente de consulta a los profesionales de la psicología.

Incluso hay terapeutas que están especializados únicamente en el control de la ira y la agresividad, dato que nos habla de que es algo que afecta a muchas personas. ¿Cómo controlar la ira? Esto es precisamente lo que se preguntan los pacientes, puesto que suele ser difícil manejar la tendencia agresiva o a enfadarse sin ayuda externa.

Hoy tratamos el problema de la ira y la agresividad, y exponemos algunos consejos para controlarla.


¿Qué es exactamente la ira?

La ira es una emoción que se caracteriza por un incremento rápido del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de los niveles de noradrenalina y adrenalina en sangre. También es común que la persona que siente ira se enrojezca, sude, tense sus músculos, respire de forma más rápida y vea aumentada su energía corporal.

Siendo una emoción relacionada con el impulso agresivo, algunos expertos señalan que la ira es la manifestación de la respuesta que emite nuestro cerebro para atacar o huir de un peligro. Por otra parte, el estado mental propio de los momentos de ira nos vuelve instintivos y merma nuestra capacidad para razonar.

Las causas de la ira

La ira puede surgir como consecuencia de un estado de inseguridad, envidia, miedo, etcétera. La ira puede aparecer también cuando somos incapaces de afrontar una situación concreta, pudiendo herirnos o molestarnos la forma en que actúan las personas de nuestro entorno.

En resumen, la ira o la agresividad suelen aparecer en situaciones que percibimos como una amenaza. Por tanto, la ira está fundamentada en sentimientos como el temor, el miedo, la frustración o incluso en cansancio.

Cuando nos sentimos frustrados ante algo, podemos reaccionar de varias maneras. Para el caso que nos ocupa, una de las posibles reacciones ante la frustración es la ira. La agresividad, por su parte, es la manifestación exterior de la cólera que sentimos.

La ira aparece de un modo automático ante algunas situaciones que nos obstaculizan para lograr fines u objetivos. Las emociones que sentimos no se producen sin razón, sino que cada una tiene una función específica. En el caso de la ira, el cerebro causa este estado para prepararnos para efectuar un esfuerzo superior para superar la dificultad que se nos ha presentado.

Tipos de ira

La ira tiene distintas facetas y adquiere diferentes formas:

1. La conducta agresiva y la violencia puede aparecer como una manera de lograr distintos objetivos cuando no hemos sido capaces de lograrlos sin usar la violencia. En este caso, podríamos hablar de una ira instrumental, porque la empleamos como un medio para obtener algo. Los terapeutas asocian esta conducta a unas pobres habilidades de tipo comunicativo o en el autocontrol, pero siempre será posible mejorar estos aspectos.

2. Puede aparecer la ira como explosión, a causa de haber aguantado durante mucho tiempo una situación injusta o perturbadora. Así, las pequeñas frustraciones diarias se van acumulando y, a base de no expresar nuestro malestar, acabamos estallando en un momento u otro. La solución a este tipo de círculos viciosos es gestionar adecuadamente la ira, y no ir acumulándola hasta explotar.

3. La ira como defensa surge cuando percibimos que nos están atacando o nos enfrentamos a una dificultad. Normalmente, tendemos a reaccionar de forma negativa más por intuición que por los hechos objetivos, lo que puede conducirnos a que nuestra ira sea poco justificada objetivamente.

¿Cómo controlar la ira? Algunos consejos para manejarla

Tomar conciencia de las causas que nos llevan a un estado de ira es un gran paso para avanzar hacia una buena gestión de nuestros enfados. Aprender a controlar la ira pasa por aprender a racionalizar algunas emociones e impulsos irracionales y relativizar las reacciones que nos produzcan algunos eventos de la vida.

En caso contrario, la agresividad y la ira nos puede conducir a un estado permanente de alerta que puede generar malas experiencias personales. Por tanto, uno de los factores claves en el manejo de la ira es el autocontrol, pero también cabe destacar las siguientes dinámicas en pos de desarrollar la prevención de la ira:

1. No acumular ira sino gestionarla adecuadamente

Cuando algo injusto sucede y no reaccionamos, vamos acumulando ira y enfado. Tarde o temprano, todo este enojo que vamos guardando estallará y puede dar lugar a un episodio de violencia verbal y/o física.

Por tanto, es importante afrontar los problemas con asertividad y control, para no dejar que la bola del enfado vaya creciendo por momentos.

También hay que tener en cuenta que la ira puede ser canalizada, y no necesariamente a través de patrones de comportamiento asociados a la agresividad. Por ejemplo, el estado de tensión causado por la ira puede resultar un elemento motivador para llevar a cabo actividades creativas y de expresión artística.

2. Evitar la mentalidad de ganador/perdedor

En muchas ocasiones, nos enfadamos como reacción a la frustración de no haber logrado algunos objetivos que nos planteábamos, o cuando algo no ha salido tal como esperábamos. En estos casos, la empatía es el rasgo distintivo entre aquellos que saben gestionar la frustración, controlar la ira y aceptar las contrariedades con deportividad. Debemos evitar plantear las relaciones interpersonales como un juego en que se gana o se pierde.

3. Reflexionar acerca de las causas y las consecuencias de nuestra irascibilidad

Pensar en ello y analizar si nuestra reacción emocional es realmente justificada nos puede ayudar. Muchas veces no pensamos por qué estallamos en un arrebato de ira, por ejemplo cuando conducimos un coche y reaccionamos instantáneamente insultando o haciendo gestos a otros conductores cuando hacen algo incorrecto.


En ese momento sería vital meditar sobre el porqué reaccionamos de este modo: ¿has pensado en las posibles consecuencias de tener un episodio de ira mientras estás conduciendo? Visto así tal vez vale la pena tomarse estas situaciones de otra manera.

Una de las maneras más eficaces de potenciar el auto-conocimiento y aprender acerca de cómo suelen surgir en nosotros los sentimientos de ira consiste en llevar un diario de emociones. Es decir, ir tomando notas acerca de las experiencias que nos han hecho sentir más intensamente a lo largo del día, explicando brevemente qué estábamos haciendo, dónde, lo que nos ha pasado por la cabeza, y lo que hemos hecho ante ello.

4. Descansar lo suficiente

Cuando estamos agotados física o mentalmente, nuestras reacciones de ira y los impulsos agresivos son más frecuentes y tenemos menos herramientas para gestionarlos. Por este motivo es necesario descansar y dormir las horas necesarias: tanto en el plano cuantitativo (dormir mínimo 8 horas) como en lo cualitativo (descansar bien).

Además, existen varios momentos del día en que somos más vulnerables a estallar de ira, y eso varía de una persona a otra. Somos capaces de controlar la ira cuando estamos descansados, porque podemos analizar mejor las situaciones.

5. Relajación, meditación, autocontrol...

La relajación es la mejor manera de prevenir los ataques de ira. Existen distintas formas de relajarse: practicar deporte, el yoga, la meditación, el Mindfulness, tomar un baño de agua caliente, o cualquier método que pase por distraer la mente y llevarnos a un estado de positividad.

De hecho, en los momentos concretos en que detectamos que podemos tener una reacción de ira, es una buena idea tratar de respirar profunda y lentamente durante por lo menos veinte segundos: esto hará que nuestro cuerpo se desintoxique de la negatividad y la irascibilidad que sentimos.

6. Evitar situaciones y personas irritantes

Debemos evitar encontrarnos en situaciones en que sabemos que pueden aumentar nuestra ira o llevarnos a un estado negativo. También es probable que conozcas ciertas personas que te irriten especialmente (las temidas personas tóxicas).


En la medida de lo posible, hay que tratar de evitar los contextos en que sepamos que podemos estallar, y en cuanto a las personas que nos irritan, algunas veces será imposible no tener ningún contacto (jefes, algún familiar en concreto), por tanto, en la medida de lo posible, habría que tratar de conversar con esa persona con el fin de que las interacciones no resulten tan irritantes.

7. Terapia con un psicólogo

La ayuda de un psicoterapeuta profesional y acreditado puede ayudar decisivamente a gestionar este tipo de reacciones emocionales, sobre todo cuando ha llegado un punto en que los comportamientos agresivos derivados de un mal control de la ira son frecuentes.

La terapia psicológica para estos casos está destinada a modificar actitudes que generan situaciones de enfado, y permiten lograr una reestructuración cognitiva para que el paciente pueda gestionar y controlar su ira. También se emplean algunas técnicas de control emocional para controlar la ira y manejar así la agresividad.

Además, en algunos casos extremos en los que hay involucradas psicopatologías, tal y como ocurre con el trastorno explosivo intermitente, la solución pasa necesariamente por ir a terapia.

Referencias bibliográficas

  • Azrin, N.H. y Nunn, R.G. (1987). Tratamiento de hábitos nerviosos. Barcelona: Martínez Roca.

  • Crespo, M. y Larroy, C. (1998). Técnicas de modificación de conducta. Madrid: Dykinson

  • Caballo, V. (comp.) (1991). Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. Madrid: Siglo XXI.

  • Froján, M.X. (1998). Consultoría conductual. Terapia psicológica breve. Madrid: Pirámide.

  • Izquierdo, A. (1988). Empleo de métodos y técnicas en terapia de conducta. Valencia: Promolibro.

  • Payne, R.A. (2005). Técnicas de relajación. Guía práctica. Badalona: Paidotribo.

  • Vallejo, M.A., Fernández-Abascal, E.G. y Labrador, F.J. (1990). Modificación de conducta: análisis de casos. Madrid: TEA.


https://psicologiaymente.com/clinica/como-controlar-la-ira

Bertrand Regader. (2015, junio 1). Cómo controlar la ira: 7 consejos prácticos. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/como-controlar-la-ira


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