VOCES entre VOCES
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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.
5 poemas de Roque Dalton
Roque Dalton fue un poeta, ensayista, periodista, activista político e intelectual nacido en San Salvador, El Salvador, en 1935. En Chile comenzó a estudiar el marxismo y cuando retornó a su país se convirtió en un activo propagandista político, afiliado al Partido Comunista de El Salvador (PCS). Fundó el Círculo Literario Universitario de El Salvador, junto con el poeta guatemalteco Otto René Castillo. En 1957 viajó a la URSS, lo que marcó su militancia, y en ese mismo viaje conoció al futuro fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Carlos Fonseca Amador. Su intensa independencia y posicionamiento crítico, incluso con el propio partido, y la pugna entre la corriente militarista del ERP y sus opositores, tuvo como resultado su detención y posterior ejecución. Algunas de sus obras más importantes son El turno del ofendido (1962), Taberna y otros poemas (1969), Pobrecito poeta que era yo… (1975), Las historias prohibidas del Pulgarcito (1974) o Un libro rojo para Lenin (1986).
***
ARTE POÉTICA 1974
Poesía
Perdóname
por haberte ayudado a comprender
que no estás hecha sólo de
palabras
***
COMO TÚ
Yo,
como tú,
amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas,
el paisaje
celeste de los días de enero.
También
mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote
de las lágrimas.
Creo
que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y
que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de
los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y
el pan,
la poesía de todos.
***
EL GRAN DESPECHO
País
mío no existes
sólo eres una mala silueta mía
una palabra
que le creí al enemigo
Antes
creía que solamente eras muy chico
que no alcanzabas a tener de
una vez
Norte y Sur
pero ahora sé que no existes
y que
además parece que nadie te necesita
no se oye hablar a ninguna
madre de ti
Ello
me alegra
porque prueba que me inventé un país
aunque me deba
entonces a los manicomios
Soy pues un diosecillo a tu costa
(Quiero
decir: por expatriado yo
tú eres ex patria)
***
YO ESTUDIABA EN EL EXTRANJERO EN 1953
Era
la época en que yo juraba
que la Coca Cola uruguaya era mejor que
la Coca Cola chilena
y que la nacionalidad era una cólera
llameante
como cuando una tipa de la calle Bandera
no me quiso
vender otra cerveza
porque dijo que estaba demasiado borracho
y
que la prueba era que yo hablaba harto raro
haciéndome el
extranjero
cuando evidentemente era más chileno que los porotos.
***
EL SER SOCIAL DETERMINA LA CONCIENCIA SOCIAL
Las campanas del otoño hacen difícil la primera nevada.
Como
si el sacristán fuera el demonio
viejo muñeco de paja puesto a
arder para siempre.
La
tristeza de la tos
y si te descuidas un poco, cariño,
la vida
se te vuelve una jornada de Anita la Huerfanita
un solo llanto
entre gordos.
En
todo caso trabajar en un país socialista
y no ganar para comprar
bufanda o guantes
hace amar la metafísica fundamental
desear
su violín lila para volver
a la playa donde puedes hartarte de
flores por el ombligo.
Ay
es que soy funcionario
del Partido Comunista más chiquito del
mundo
uno que tratará de hacer su revolución sin miles de
muertitos
porque se arruinarían las posibilidades de la
agricultura nacional
con las tumbas.
TEMAS TERTULIA 19-1-2024
SUPONGAMOS
¿ES O NO ES?
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
TEXTOS TERTULIA 12-1-2024
DEFECTOS
NUEVO Y VIEJO
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
DEFECTOS
No
existen las cargas neutras
Desde
el principio de los tiempos
Un
juicio en la línea de tiempo uno
Rebotando
en la línea de tiempo dos
El
sustrato mojado de nuestro ser
Lamentable
caricatura la que dejamos salir
Puntos
suspensivos, puntos de cruz,
Puntos
finales, puntos de luz
Subo
a las carencias de Finlandia
Consumiendo
mañanas fuertes
Ayer
hizo palanca en hoy
Izamos
pañuelos de rendición
Solo
quedan ratones en los silos
Perdimos
las riendas de un nuevo yo
Sara V.T.
https://iderinaweb.wordpress.com
DEFECTOSNo tiene culpa mi lengua
del veneno de la serpiente
y a uno le duele de morderse hasta los pensamientos.
Es cierto,
en nuestra boca cabe todo, canciones de amor
al lucero del alba.
El regusto a pólvora; de un tiro a bocajarro.
Pepín Espinosa
DEFECTOS
El Hombre y el Espejo
¿ Qué irá pensando ese hombre caminando solo por la vereda perdida ?
Que
su salario no alcanza para su sustento
que es tan gregario en su
propia soledad
que le da por ser interior cada viernes por
medio
que por qué los quereres heridos.
¿Qué maleado pensamiento lo sojuzga?
Debo
concederle su polifonía
cuando admira las grandes columnas
el
gigante montaje de la razón y del orden
los ascensores de
cuarenta pisos
las tortas cubiertas de crema en las
vidrieras
debo concederle que quizá admire el progreso
con
las manos en sus bolsillos desocupados
que siga enemistado con
sus propios zapatos
que siga esperando...
que siga esperando
vaya a saber qué.
Pero
no puedo concederle
que yendo a ninguna parte
el hombre
desierto en su pensamiento
se sienta transitorio
no
pueda avizorarse en la oscura noche
no se salga más allá de él.
Tal
vez haya un dominante espejo que lo refleja
... pero no lo deja
ver.
Juan Disante
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NUEVO Y VIEJO
EL SER QUE ME HABITA
Con frecuencia escucho decir a personas que han superado los sesenta años de edad que por dentro no se sienten mayores, sino vitales y activas como cuando tenían treinta. Confieso que yo también lo percibo así, como si quien soy de verdad no tuviera mucho que ver con esta entidad que me envuelve.
Hace pocas horas, pensando en mi infancia y en mi adolescencia, caí en la cuenta de que en aquella época tampoco sentía que mi cuerpo correspondiera al ser que me habitaba, solo que entonces era una mujer adulta la que se hallaba encerrada en el cuerpo de una muchacha con toda la vida por delante.
Muchas veces, a modo de broma, protesto por la señora mayor que se pone delante de mí en espejos y fotografías y no me deja verme; como algunos sabéis, me reconozco perfectamente e incluso, a veces, me agrada mi aspecto aunque me avise de que ahora hay más vida por detrás que la queda por venir.
Todos estos pensamientos me han llevado a especular sobre la posibilidad de que sea un solo ser el me habita desde siempre y que lo que enseño al mundo: mi rostro, mi cuerpo, mi carácter… no sea más que un envoltorio. Lo que de niña me parecía bello, ahora me lo sigue pareciendo; lo atroz, hoy, también es una atrocidad para mí; asimismo lo justo me resulta justo y la deslealtad igual de inmunda.
Quizás mi cuerpo no sea más que la vestimenta, la herramienta que me permite andar por el mundo y que se va desgastando en aras de una esencia que permanece intacta y trata de alcanzar formas más elevadas de conciencia a base de experimentar la materia.
Y aunque esta idea pueda pareceros estrambótica, decidme de dónde, si no, proviene esa sensación común a todos los seres de sentirse la misma persona desde el primer recuerdo hasta el último aliento.
12/enero/2024
Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»
NUEVO Y VIEJO
Se dice que, en general, los seres humanos nos dividimos en neofóbicos y neofílicos. A los primeros no les gustan las novedades, los cambios, son las personas que solemos definir como tradicionalistas, conservadores, de derechas, etc.
Los neofílicos, por su parte, son personas que se sienten cómodas con las novedades, las buscan, y les gusta hacer cambios o tener experiencias nuevas, son a quienes solemos definir como progresistas, de izquierdas, etc.
Pero el mismo estudio llegaba a la conclusión de que, aunque suele prevalecer una de las dos posturas en toda persona, todos somos una mezcla de ambas: podemos ser neofóbicos en algunos aspectos y neofílicos en otros.
Personalmente siempre me ha asombrado de los neofóbicos y su defensa de las tradiciones su dificultad para comprender que toda tradición, incluso la más antigua, fue una innovación y posiblemente un escándalo en su momento, cuando se hizo por primera vez. De los neofílicos me asombra su incapacidad para saber conservar lo que de positivo tienen muchas costumbres del pasado, como la costumbre de que un presidiario trabaje, siempre dentro de unas condiciones dignas, para pagarse su manutención, al fin y al cabo es un individuo en deuda con la sociedad que le ha acogido y a la que ha decepcionado con su comportamiento, o que los hijos traten con un mínimo de respeto a sus padres y abuelos.
Como en tantos otros aspectos de la vida, el equilibrio parece la opción más saludable, pues dentro del pasado, lo único de lo que tenemos noticia al fin y al cabo, no todo es positivo o negativo, bueno o malo, y el futuro no es, en definitiva, más que una ilusión posible, una fantasía que regamos cada día con esperanza.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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NUEVO Y VIEJO
LA MENTE ES UN EQUILIBRISTA
La mente es un equilibrista
con un pie en el silencio
y el otro pie en el mundo.
El mundo tiene una atracción fatal.
El silencio no sabe de trucos, ni coqueteos,
simplemente te libera de la servidumbre del mundo.
Y, sin embargo, son pocos lo que quieren ser liberados.
La mente es nuestro mejor amigo y nuestro peor enemigo; es el silencio y es el ruido del mundo. Si se consigue mantener la mente en silencio y dejar de pensar continuamente, uno se libera del sufrimiento del mundo.
Alexandra Di Estefano Pironti.
“Un salto al infinito” Ediciones Carena.
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
LA PERSONALIDAD DE LOS CENTENARIOS: OCHO INGREDIENTES PSICOLÓGICOS DE LA LONGEVIDAD
Según demuestran las investigaciones, las personas que experimentan más emociones positivas y que están más satisfechas con sus vidas tienen mayores probabilidades de vivir más.
Soplar más de cien velas en la tarta de cumpleaños está dejando de ser algo excepcional. Según la División de Población de la ONU, 621.000 personas habían superado el umbral de los tres dígitos en 2021, cuando en 1990 apenas sumaban 92.000.
España, donde se desarrollan nuestras investigaciones, es precisamente uno de los países con mayor número de centenarios en el mundo: 19.639, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. De ellos, el 77% son mujeres.
Claves de un envejecimiento saludable
Dentro esta población, nuestro equipo de investigación ha estudiado las características de aquellas personas que alcanzaron esa edad de forma saludable. Esto implica no manifestar signos de deterioro cognitivo y gozar de una razonable autonomía física, pues es ese grupo privilegiado el que puede aportar ciertas claves sobre cómo envejecer saludablemente.
Los factores genéticos y de estilo de vida son muy relevantes para alcanzar la longevidad extrema en buen estado, pero ¿qué ocurre con los factores psicológicos? Según demuestran las investigaciones, las personas que experimentan más emociones positivas y que están más satisfechas con sus vidas tienen mayores probabilidades de vivir más.
Adicionalmente, los recursos psicológicos (el optimismo, la resiliencia, la autoestima, etc.) no solo son los ingredientes que nutren el bienestar psicológico, sino que también contribuyen a la salud mental y física.
Con sus propias palabras
En una reciente investigación nos preguntamos si los centenarios saludables efectivamente presentan recursos psicológicos o características positivas de la personalidad que les podrían haber ayudado a afrontar con mayor éxito las situaciones traumáticas, las dificultades y los retos a los que les somete una vida tan longeva.
Para responder a esta cuestión realizamos entrevistas en profundidad a 19 personas con buena salud de entre 100 y 107 años (16 eran mujeres). Así encontramos que los centenarios compartían 19 recursos psicológicos, que agrupamos en 8 categorías. Aquí las acompañamos con algunos testimonios representativos:
1. Vitalidad
Los entrevistados son personas activas y participativas, involucradas con la vida y con una clara voluntad de seguir viviendo. Algunos habían trabajado hasta edades muy avanzadas y en la actualidad seguían activos física e intelectualmente.
«He estado cosiendo hasta los 98 años –[en referencia a su profesión de modista]–. Ahora me gusta mucho hacer crucigramas y lo intento con los sudokus. Bajo las escaleras en ascensor, pero las subo andando, para ejercitar las piernas». (Mujer, 100 años); «A las 6 es la fiesta de los abuelos y yo voy a ir. Además hay bingo, y no me lo quiero perder». (Hombre, 100 años).
2. Gusto por la interacción
Les caracteriza la sociabilidad. Se sienten queridos por quienes les rodean y han ayudado a los demás siempre que han podido a lo largo de su vida.
«Nunca me ha costado hacer amigos; yo para eso soy muy simpática. He tenido muchas amistades». (Mujer, 104 años); «Aquí me quieren mucho. Cada vez que cruzo con una monja, me hace un cariño y me dice algo bonito, y eso no se lo hacen a todos». (Hombre, 100 años). «Una pareja mayor de pocos recursos venía a comer a mi casa todos los días». (Mujer, 102 años).
3. Compromiso
Han sido personas responsables, competentes, trabajadoras, valoradas, queridas y honestas. Perseveraron para lograr sus objetivos.
«Mis jefes me apreciaban mucho. Estuve siete años con ellos y el día que me casé la señora lloraba como si fuera mi madre». (Mujer, 103 años); «Hace cuatro años me rompí la cadera, y al mes o así ya estaba andando, sin muletas y sin andador, sin nada. Soy muy perseverante» (Mujer, 101 años).
4. Control
Han llevado las riendas de sus vidas, mostrando autonomía de criterio y sabiendo encontrar las oportunidades.
«Cuando mi marido enfermó, tuve que enfrentarme a todo. Asumí los negocios de mi marido, llevé las cuentas y los bancos, mandé a los hombres, todo». (Mujer, 102 años).
5. Motivación intelectual
Se trata de personas curiosas que valoran la cultura, con motivación por aprender. En muchos casos, son lectores infatigables.
«Muchas veces, cuando estaba con el ganado, cometía el error de leer y las ovejas se metían al sembrado. Entonces llegaba el guarda y decía: «No ves dónde están metidas las ovejas, que se están comiendo la siembra» (…) Yo he leído todo lo que he podido y he escrito también mucho». (Hombre, 100 años).
6. Positividad
Muestran agradecimiento y son capaces de disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas.
«La vida me lo ha dado todo, gracias a Dios. Me ha dado disgustos, como perder a familiares, pero no lo he pasado mal». (Mujer, 100 años).
7. Resiliencia
A pesar de las dificultades (infancias difíciles, pérdida de seres queridos, la guerra civil, el covid…), han sabido seguir adelante con sus vidas y, en algunos casos, redirigirlas. Sobre todo, no se han dañado psicológicamente por la experiencia de la adversidad.
«Estaba muy unido a mi mujer. Cuando murió, yo tenía 97 años y mi hija pensó que no lo superaría. Al principio estuve mal, pero luego pensé que solo se vive una vez y que hay que ser fuertes, que a mi mujer no le gustaría verme mal». (Hombre, 101 años).
8. Inteligencia
Han sabido asumir retos para los que no tenían formación expresa y los han superado con éxito. Les encanta aprender y son curiosos. Su conversación es rápida, ágil y tienen buena memoria. Saben leer y escribir –algunos sin haber ido a la escuela– y han adaptado y dirigido sus vidas hacia caminos que les satisfacían.
«Durante veinte años fui presidente de la Cámara Agraria [nunca tuvo formación específica]» (Hombre, 100 años).
Las lecciones de los centenarios
El análisis de la vida de los centenarios saludables nos aporta algunas pistas para alcanzar una vejez saludable, como las siguientes:
Mantenerse físicamente activos.
Cuidar las relaciones sociales, expresar amor a los seres queridos y tener una actitud de ayuda.
Promover actitudes de compromiso, responsabilidad, honestidad y perseverancia a lo largo de la vida.
Plantear objetivos realistas a corto/medio plazo y empeñarse en alcanzarlos.
Tener una visión amplia para encontrar oportunidades más allá del entorno cercano o la zona de confort.
Establecer orden y ciertos hábitos en la vida diaria, para que las exigencias cotidianas no nos agobien.
Mantener activa la mente, incluso explorando nuevas áreas de conocimiento y aprendizaje (pintar, escribir, etc.).
Ser curioso. Por ejemplo, aprendiendo sobre nuevas culturas, viajando, leyendo…
Practicar la gratitud, siendo consciente de todo lo bueno que hay en la vida.
Disfrutar, aprendiendo a identificar y explotar las experiencias positivas diarias.
Desarrollar habilidades que nos permitan aceptar eventos negativos y estresantes como parte de la vida. Y, en la medida de lo posible, extraer la esencia positiva de un evento adverso.
Desafiar la mente. Intentar resolver problemas que sean progresivamente más difíciles.
Mª Dolores Merino Rivera es profesora de Psicología Diferencial, y, de Bienestar Psicológico y Salud Laboral, Universidad Complutense de Madrid. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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