VOCES entre VOCES
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Nuestra
mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarnos cada vez que nos
caemos.
(Confucio)
TEMAS TERTULIA 6-11-2020
NO TODOS LOS LOCOS DICEN VERDADES
A POR CHOCOLATE
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
OJOS VERDES
Ojos que nunca me veis,
por recelo o por
decoro,
ojos de esmeralda y
oro,
fuerza es que me
contempléis;
quiero que me
consoléis
hermosos ojos que
adoro;
¡estoy triste y os
imploro
puesta en tierra la
rodilla!
¡Piedad para el que se
humilla,
ojos de esmeralda y
oro!
Ojos en que reverbera
la
estrella crepuscular,
ojos verdes
como el mar,
como el mar por la
ribera,
ojos de lumbre hechicera
que
ignoráis lo que es llorar,
¡glorificad
mi penar!
¡No me desoléis
así!
¡Tened compasión de mí!
¡Ojos
verdes como el mar!
Ojos cuyo
amor anhelo
porque alegra cuanto
alcanza,
ojos color de esperanza,
con
lejanías de cielo:
ojos que a través
del velo
radian bienaventuranza,
mi
alma a vosotros se lanza
en alas de
la embriaguez,
miradme una sola
vez,
ojos color de esperanza.
Cese
ya vuestro desvío,
ojos que me dais
congojas;
ojos con aspecto de
hojas
empapadas de rocío.
Húmedo
esplendor de río
que por esquivo me
enojas.
Luz que la del sol sonrojas
y
cuyos toques son besos,
derrámate en
mí por esos
ojos con aspecto de
hojas.
Salvador Díaz Mirón
Fuente: https://www.poemas-del-alma.com/
“Así como fomentamos la higiene física, para preservar nuestra salud, necesitamos también un sentido de higiene emocional o mental”. (El Dalai Lama, Tenzin Gystaso)
TEXTOS TERTULIA 30-10-2020
HABÍA UNA VEZ UN CIRCO
HASTA QUE LA VERDAD NOS SEPARE
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
HABÍA UNA VEZ UN CIRCO
Había una vez un circo donde los payasos invitaban a los payasos a dejar de creerse payasos.
Un circo tragicómico de leones llorones y payasos sin cosquillas.
Un circo con cerco pero siempre lejos, un circo de risa.
Un circo de sonrisas a medias y lágrimas a escondidas.
Un circo que nunca encontraba donde asentarse.
Un circo de animales tristes y cautivos.
Un circo de pasiones demasiado aliñadas con miedo y miedos que regaban para asustarse luego al ver como crecían.
Un circo lleno de héroes anónimos y cotidianos idiotas famosos.
Un circo perdido en el mucho vender y el poco vivir.
Un circo de payasos profesionales que no sabían hacer reír.
Un circo perdido en los reflejos de un prisma.
Un circo de pasiones enfermas y dioses crueles.
Un circo de domadores domados que se creían leones.
Un circo de elefantes cansados que añoraban la sabana y sábanas tendidas al sol.
Un circo de y para niños miedosos que arrastraban los miedos de sus padres además de los propios.
Un circo con una una carpa de estrellas que no veía más allá de la carpa de neón.
Un circo donde el mayor espectáculo eran los payasos asustados que se decían representantes de dioses.
Un circo de saltimbanquis a los que prohibían saltar y bancos que asaltaban.
Un circo de princesitas persiguiendo lo que les habían contado que era la felicidad y principitos que necesitaban llamarse a si mismos “sexo fuerte” para esconder su debilidad.
Un circo de caballos enfermos por cabalgar en círculos.
Un circo de dudas que rugían y domadores asustados.
Un circo de elefantes sin colmillos y leones sin melena.
Un circo lleno de paciencia servil y de la cruel estupidez de los cobardes.
Un circo lleno de pulgas que saltaban de duda en duda.
Un circo de círculos concéntricos buscando eternamente su centro.
Un circo enorme como una ola a punto de romper en la playa.
Un circo de tuertos guiados por ciegos.
Un circo lleno de disculpas y falto de razones.
Un circo para reír o llorar, de risa o de pena.
Un circo de flores brotando sobre misiles.
Un circo de equilibristas desequilibrados.
Un circo que todavía no se conocía y creía ser una opereta.
Un circo de gigantes codiciosos y enanos mentales.
Un circo de ciegos que oteaban el horizonte.
Un circo de risas a medias, medias sonrisas o risas heladas.
Un circo donde sólo algunos niños conservaban alguna sabiduría.
Un circo donde todo era provisional.
Un circo de disparates agridulces.
Un circo perfectamente imperfecto.
Un circo de felicidad por descubrir.
Un circo circular y paradójico.
Un circo de vanidades.
Un circo de paradójicas vanidades.
Un circo enfermo, pero aún vivo.
Un circo donde, aunque no lo pareciera, al final siempre vencía el espectáculo de la utopía.
Un circo que, a pesar de todo, vale la pena visitar y puede y debe oler a esperanza.
El circo del mundo . . .
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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HASTA QUE LA VERDAD NOS SEPARE
Y después del largo silencio en la mesa, al menos escogió un buen restaurante, recobró fuerzas para confesar lo que hacía tiempo le carcomía por dentro, lo que ya intuía.
“Me he enamorado”, balbuceó.
Le di la enhorabuena y agradecí su sinceridad algo extemporánea.
Maggie Daniel
HASTA QUE LA VERDAD NOS SEPARE
En «El árbol de la ciencia» Baroja, por boca de Andrés, decía: «Llegamos a querernos de verdad porque no teníamos interés en mentir». Deduzco que si la verdad nos separa es que nuestra unión nunca existió, nos unía una farsa y eso no es unión; es, más bien, una cosificación del otro, disponer de alguien para uso y disfrute propios, como si de un vestido se tratara, como se usa una mesa, como se maltrata un zapato. Da igual que la relación sea de amantes, de amigos, de padres a hijos, de hijos a padres o entre hermanos. Da igual. Si hay mentira no hay unión.
Suena mal eso de mentir en los escenarios que he citado, ¿verdad? Pensemos en los progenitores, ¡cómo van a mentir un padre o una madre a su retoño! Y si hablamos de amantes la mentira parece no tener cabida ya que, entre ellos, no suele haber más compromiso que el derivado de encuentros esporádicos e, incluso, clandestinos. Y el hermano con el que hacías piña para conseguir que os permitieran estar una hora más en la discoteca el sábado por la noche… ¡impensable la falsedad entre vosotros!, siempre habéis estado muy unidos y así seguís, ahora que ya peináis canas, haciendo causa común contra las demandas -la mayoría auténticas majaderías- de hijos, hijas, nueras y yernos.
Pero yo no me refiero a esas mentiras que estás pensando, no. Que no le cuentes a tu mejor amiga que te has enrollado con un compañero de trabajo, o que le digas a tu hija que nunca miraste a otro hombre que no fuera su padre, o que ocultes a tu hermano del alma que cuando no está delante haces caso a todo lo que te dice la nuera, no es la mentira de la que yo hablo. La que yo digo es más profunda; es una mentira tan rastrera que su primera misión es para con nosotros y tan sibilina que ni siquiera la percibimos, pero que consigue obligarnos a vivir siendo quienes no somos.
Si una oculta a su mejor amiga que ha vivido una pasión no es por capricho; lo oculta porque su condicionamiento sociocultural le ha imbuido la idea de que vivir un arrebato erótico es pecaminoso; y lleva reprimida treinta años, y sufre cada vez que siente algo similar, y cuando lo siente se le vienen a la cabeza las confesiones con don Manuel y las explicaciones detalladas que tenía que darle sobre temas íntimos. La realidad es que una no sabe quién es ni en quién se ha convertido. Va viviendo como puede y establece relaciones como si de un deber se tratara.
Por eso una, más adelante, también le ocultará a su hija que una vez hizo algo más que mirar a otro hombre que no era su padre. Y lo callará para evitar el sufrimiento, como le decía don Manuel desde el otro lado de la celosía antes de ponerle la penitencia. Y una se reconcome por dentro porque, a su vez, le gustaría ser como de verdad es -aunque no lo sepa exactamente- y decirle a su hija que la pasión existe, que la vida en pareja no es solo lo que ve en casa, que eso es convivencia, una buena convivencia basada en los proyectos comunes y en el respeto; pero no solo es bueno, querría decirle, sino que es más que aconsejable conocer la pasión. Pero se calla, una se calla, para evitar dolor.
Y es que una también sabe que el otro, ese otro con el que ha establecido un pacto de serena convivencia, se hace el fuerte cuando está con su hermano y los descendientes de uno u otro les dicen cómo deben vivir y qué tienen que comer y cuándo han de salir. Porque los hermanos, cuando están juntos, se miran y salen al balcón a echar un pitillo como si ninguna de esas ordenanzas fuera con ellos; así se relacionan el uno con el otro, a modo de cómplices frente a la injusticia. Pero cuando alguno se enfrenta solo al escuadrón que le ha tocado en suerte -y no son pocas las ocasiones-, se siente indefenso, cumple órdenes y queda malherido. Eso sí, se recompondrá, seguro, en el próximo pitillo junto a su cómplice de cruzadas.
¿Y todavía piensas que la verdad separa?
En mi opinión, nada modesta, vivimos rebozados en mentiras que nos separan hasta de nosotros mismos. Ojalá la verdad nos alcanzará como una ola y nos empapara de certezas, y nos dejara ver nuestros talentos, y nos permitiera desarrollarlos, y pudiéramos hablar del pasado entre risas y proyectar el futuro con esperanza; y regresara después en forma de huracán para llevarse entre sus remolinos todas y cada una las máscaras que utilizamos para lograr que nos quieran gentes que no nos importan, gentes a las que nosotros no queremos, gentes a las que, quizás, hasta despreciamos.
No, la verdad no separa, la verdad solo deja al descubierto a la mentira.
31/octubre/2020 - Victoria Blanco para «VOCESentreVOCES»
HASTA QUE LA VERDAD NOS SEPARE
A mis amigos y conocidos creyentes.
El
cristianismo fue, en sus primeros tiempos, una filosofía, religión
y forma de vida marcadamente espiritual en la que no existía ningún
tipo de adoración hacia las imágenes ni jerarquización alguna
dentro del grupo, nutrido básicamente por esclavos y mujeres.
Las
primeras “misas” podrían ser definidas, desde nuestra época,
como reuniones en las que se practicaban equilibradamente la tertulia
y la terapia de grupo. A nadie se le hubiera ocurrido insinuar tan
siquiera en una de esas reuniones la superioridad jerárquica de
alguno de los presentes, pues no olvidemos que el principal atractivo
de la nueva religión era el de pregonar la igualdad de todos los
seres humanos, y la idea de perdón, de ahí que calara tan hondo
entre los grupos más desfavorecidos.
Con el tiempo, sorprendente
e imprevisiblemente, terminó suplantando todo el poder terrenal del
Imperio Romano e incluso aumentándolo, a la vez que hacía de las
mujeres, inmensa mayoría entre los primeros cristianos, el grupo
social más cruelmente reprimido y perseguido.
La existencia del
Papa como superior jerárquico, o el culto a la Virgen se idearon e
impusieron varios siglos más tarde (IV y X respectivamente) de la
muerte de Jesucristo.
Revisados los ritos y formas de vida
primigenios, sin duda consecuentes con las entonces recientes
enseñanzas del Maestro, y comparados con el modus vivendi de los
representantes de las distintas iglesias cristianas a lo largo de los
siglos, hemos, objetiva e históricamente de concluir que el
cristianismo oficial, a partir del siglo III, está tan lejos de las
ideas y enseñanzas de Jesucristo como lo estuvo la religión oficial
romana de la Iglesia primitiva.
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HASTA QUE LA VERDAD NOS SEPARE
Me enamoré de un payaso
con cara de poeta.
Mientras yo escupía besos
por sus pasos
él bufoneaba burlas
dantescas.
Solo fue un bufón
con cara de poeta
que rajó el corazón
de esta marioneta.
José María Rico – Spencer
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
*Nuestra sociedad crea, mediante multitud de leyes, costumbres y normas impregnadas de injusticia, al delincuente; luego mediante otras tantas, le castiga. Alguna generación con memoria y sabiduría pondrá los cimientos del largo proceso de justicia e igualdad que consiga detener tan infame círculo de miseria e insensatez.
*Poco entienden los pájaros de aerodinámica, pero vuelan.
*Busca siempre la compañía de quien te pueda enseñar algo, me aconsejaba mi padre; tal vez te engañe, pero sólo una vez, y siempre habrás aprendido algo.
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