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TEMAS
TERTULIA 6-3-2020
DEMASIADO
CORAZÓN
COTILLAS
y COTILLONES
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
"Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro". (René Descartes)
No
me siento cómodo aquí
¿Debo volver a la heredad abandonada?
No tengo hogar aquí
Estuve largo tiempo en Sudáfrica
Aguardando a que la lluvia parara.
He fracasado en fundar un hogar aquí
Estuve largo tiempo en Japón, esperando un cambio
Fue un mal viento el que nos lanzó sobre el mar.
Fracasé por completo en fijar residencia
Mis pulmones estaban llenos por la tormenta del desierto
Y el calor y frío de Omdurman,
Hermanos Musulmanes Extremistas nos marginan de la sociedad
Como si la tierra fuera siempre suya.
¿Dónde está pues nuestra ciudad capital?
He fracasado en asentarme
He pensado regresar a Kajokaji
Donde dulces mangos maduran dos veces por año
La Guerra de Garang se enfurece
Para que los aún no nacidos la continúen.
Toda nuestra juventud fue reclutada
Y enviada a perecer en los matorrales espinosos
Las bombas que llueven de arriba profanan nuestras tumbas.
Piedad pobre de mí, un hombre sin hogar
Proscrito de Bobi por Obote y Amin
Regresamos a nuestro hogar ancestral en el Sur de Sudán
Dejando las tumbas de padre y señor completamente cubiertas de hierba
El Jefe Olal y su maestro de ceremonias,
Yacen enterrados bajo el higo de Bobi Paidwe.
¿Dónde queda ahora exactamente nuestra heredad ancestral?
Compadezco al hombre que no tiene un hogar donde llamar:
El Nuevo Gitano o el Judío Errante.
¿Debo permanecer en el mismo sitio?
¿Regresar hacia dónde?
¿Hacia dónde avanzar?
Taban Lo Liyong, incluido en Voces del Sur. Aproximación a la poesía africana (Biblioteca Virtual Omegalfa, Internet, s. a., ed. de Equipo Fénix, trad. de Javier del Prado).
¿Debo volver a la heredad abandonada?
No tengo hogar aquí
Estuve largo tiempo en Sudáfrica
Aguardando a que la lluvia parara.
He fracasado en fundar un hogar aquí
Estuve largo tiempo en Japón, esperando un cambio
Fue un mal viento el que nos lanzó sobre el mar.
Fracasé por completo en fijar residencia
Mis pulmones estaban llenos por la tormenta del desierto
Y el calor y frío de Omdurman,
Hermanos Musulmanes Extremistas nos marginan de la sociedad
Como si la tierra fuera siempre suya.
¿Dónde está pues nuestra ciudad capital?
He fracasado en asentarme
He pensado regresar a Kajokaji
Donde dulces mangos maduran dos veces por año
La Guerra de Garang se enfurece
Para que los aún no nacidos la continúen.
Toda nuestra juventud fue reclutada
Y enviada a perecer en los matorrales espinosos
Las bombas que llueven de arriba profanan nuestras tumbas.
Piedad pobre de mí, un hombre sin hogar
Proscrito de Bobi por Obote y Amin
Regresamos a nuestro hogar ancestral en el Sur de Sudán
Dejando las tumbas de padre y señor completamente cubiertas de hierba
El Jefe Olal y su maestro de ceremonias,
Yacen enterrados bajo el higo de Bobi Paidwe.
¿Dónde queda ahora exactamente nuestra heredad ancestral?
Compadezco al hombre que no tiene un hogar donde llamar:
El Nuevo Gitano o el Judío Errante.
¿Debo permanecer en el mismo sitio?
¿Regresar hacia dónde?
¿Hacia dónde avanzar?
Taban Lo Liyong, incluido en Voces del Sur. Aproximación a la poesía africana (Biblioteca Virtual Omegalfa, Internet, s. a., ed. de Equipo Fénix, trad. de Javier del Prado).
"El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona". (Aristóteles)
TEXTOS
TERTULIA 28-2-2020
EGO
ANDALUCÍA
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
EL
EGO
Mira
como se mira en el espejo creyendo ser importante, valioso,
indispensable.
Mira
como te susurra al oído que no puedes ser nada sin él, como intenta
hacer de su miseria la tuya.
Mira
como se hunde con tu hambre de saber, como se revuelve agresivo
intuyendo su final en tu sabiduría y su alimento en tu estulticia.
Mira
como te hace perderte en mil fantasías estériles mientras cierra
tus ojos a la maravillosa y casi desconocida realidad cotidiana.
Te
dirá que es tú, pero sólo es tú cuando estás perdido en la
telaraña del no saber, del creer por miedo, del odiar como refugio,
del reducir la vida a lucha mientras te convierte en víctima de ti
mismo.
Mira,
y nunca dejes de mirar diáfanamente o te convertirá en un ciego que
cree ser omnipotente, que cree verlo todo y saberlo todo cuanto más
ignorante y débil es.
Es
tu ego, pero no te confundas, tú eres mucho más, aunque él
intentará que nunca lo sepas.
Nekovidal -
nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRES - www.arteslibres.net
EL
EGO
Yo
nací para danzar desnudo.
Yo nací para ser aire.
Yo en la noche
alimento luciérnagas.
Yo nací para ser grito,
Yo nací para ser aire.
Yo quiero sentir
sólo primaveras y flores.
Yo nací para ser aire
.
Yo muero por ser beso.
Yo muero por ser beso.
JJC
-Juan Jiménez Caballero
EL
EGO
Yo me esfuerzo
me
esfuerzo y me esfuerzo
a
que tus nalgas pase
por
delante de mis ojos,
pero
tú te empeñas
en
esconderlas,
paseando
tus pantorrillas
por
la acera del cuartel.
Dicen
que hay otras
que
se dejan ver...
José
María Rico
ANDALUCÍA
Sólo
ha habido tres ciudades en la historia de Occidente que hayan sido
las mayores en población durante al menos dos siglos: Roma, por
supuesto, Londres, a partir de la Revolución Industrial y la
desconocida: Córdoba, la ciudad más grande de Europa hace mil años,
con su medio millón de habitantes, sus quinientos baños, sus
bibliotecas, y sus perfumes que usaban hasta los campesinos, aunque
fuera la modesta agua de limón, mientras los reyes cristianos del
norte de la Península Ibérica y de Europa, bajo la dictadura del
integrismo religioso impuesto por la Iglesia y la ignorancia,
apestaban.
Mientras,
una nueva religión se iba extendiendo rápidamente, como en su
momento lo había hecho el cristianismo. En la Península Ibérica el
cristianismo ya había calado en la población, pero el catolicismo
era minoritario, sólo lo practicaban las élites visigodas, el resto
de la población era arriana, creían en Dios, pero no comprendían
que Jesucristo, siéndolo, hubiera sido crucificado, los dioses, por
definición, son inmortales. Éste fue el panorama que se encontró
ese ejército recién llegado que daría algo parecido a un golpe de
estado, hablar de invasión, siendo entre diez y doce mil hombres,
parece exagerado.
No
impusieron su nueva religión, sólo un pequeño impuesto a los no
creyentes, muchos de los cuales pasaron del arrianismo al islamismo
con facilidad, ambos consideraban a Jesucristo un profeta...
La
nueva religión, a diferencia del cristianismo, no perseguía ni
destruía la cultura grecolatina, al contrario, la estudiaba y
propagaba, ésa fue la clave de su expansión cultural.
En
Al Andalus las mujeres escribían poesía sin que ello se considerara
ni un pecado ni una aberración.
Tan
sólo algunos reinos cristianos peninsulares imitaban, con sus reyes,
las modas y costumbres de Córdoba, el resto de Europa, más allá de
los Pirineos era, simplemente, tierras semisalvajes hundidas en la
barbarie feudal. No es que Córdoba o Al Andalus fueran un paraíso,
pero, para su tiempo, en esa época y comparándola con su entorno,
sí se puede considerar como tal, sólo ciudades como Damasco o
Bagdag se podían igualar a ella mientras París o Londres no pasaban
de ser unas aldeas insalubres.
Es
una época plagada de mitos y desconocimiento, incluso para los
andaluces actuales, descendientes, al menos parte de ellos, de
aquella gente, muy pocos conocen la grandeza, sobre todo cultural,
que supuso aquella experiencia.
Juzgar
la religión musulmana con los esquemas actuales carece de todo
sentido y reducirla a una minoría de fanáticos agresivos no
muestra más que desconocimiento e ignorancia, todas las religiones
han tenido sus radicales, incluso los mismos cristianos en sus
orígenes, cuando quemaban los templos de otras religiones, algo
inaudito hasta entonces e incomprensible para los romanos y otros
pueblos, de ahí las persecuciones que sufrieron.
El
tema es largo, complejo y espinoso...
Por
poner tan sólo un ejemplo de la importancia de Al Andalus y Córdoba
en la historia europea, sin las traducciones que se hicieron de
textos de geometría y matemáticas de los originales griegos
y latinos al árabe clásico y posteriormente a otras lenguas
europeas no hubiera sido posible el posterior desarrollo tecnológico,
ni el Renacimiento, intento de retorno al pasado esplendor
grecolatino, ni la posterior Revolución Industrial.
Es
difícil imaginar siquiera que hubiera sido de Europa sin Córdoba y
la Escuela de Traductores de Toledo, enlace de su cultura con el
resto de Europa, tal vez las semillas de la ciencia y la tecnología
se hubieran quedado, simplemente, al otro lado del Mare Nostrum, del
Mediterráneo, y tal vez seríamos nosotros hoy los que nos
jugaríamos la vida para intentar llegar a la otra orilla, un viaje a
vida o muerte para intentar alcanzar algo parecido a un mediocre
paraíso que, al menos, sería mucho mejor que las guerras o miserias
que estaríamos padeciendo.
Las
dos orillas del Mediterráneo:
UN
BAÑO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE.
En una orilla, cebados y dormidos, creen saber,
En la otra, despiertos y hambrientos,
saben a que sabe el hambre.
En una orilla, agobiados por la eterna búsqueda,
necesitan ansiosos creer que han encontrado.
En la otra aún no hay tiempo para naderías.
En una orilla, la pupila vacua de la soberbia,
En la otra, los ojos vacíos de la necesidad,
En ambas orillas, tristes miradas tristes.
En una orilla, un dios, de nombre Dios,
En la otra un dios, el mismo, pero de nombre Alá.
En ambas, la codicia alimenta la falsa diferencia.
En una orilla, la historia del olvido,
en la otra, el olvido de la historia,
En ambas, la necesidad de olvidar.
En una orilla el ayer de una orilla,
enfrente, el mañana de la otra orilla,
Entre ambas, el hoy siniestro de una pesadilla.
En una orilla, a ciegas, se intenta saltar al paraíso.
En las playas del paraíso, otra vez, un cuerpo inerte.
¿Cuándo se podrán cruzar las dos orillas sin que
el viaje sea un baño entre la vida y la muerte?
En una orilla, cebados y dormidos, creen saber,
En la otra, despiertos y hambrientos,
saben a que sabe el hambre.
En una orilla, agobiados por la eterna búsqueda,
necesitan ansiosos creer que han encontrado.
En la otra aún no hay tiempo para naderías.
En una orilla, la pupila vacua de la soberbia,
En la otra, los ojos vacíos de la necesidad,
En ambas orillas, tristes miradas tristes.
En una orilla, un dios, de nombre Dios,
En la otra un dios, el mismo, pero de nombre Alá.
En ambas, la codicia alimenta la falsa diferencia.
En una orilla, la historia del olvido,
en la otra, el olvido de la historia,
En ambas, la necesidad de olvidar.
En una orilla el ayer de una orilla,
enfrente, el mañana de la otra orilla,
Entre ambas, el hoy siniestro de una pesadilla.
En una orilla, a ciegas, se intenta saltar al paraíso.
En las playas del paraíso, otra vez, un cuerpo inerte.
¿Cuándo se podrán cruzar las dos orillas sin que
el viaje sea un baño entre la vida y la muerte?
Nekovidal -
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MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
***
UNIVERSO
A ESCALA
Nuestros
ojos brillando entre las sombras como estrellas dispersas en el
cielo.
Nuestros
cuerpos chocando beso a beso como hacen las orillas con las olas.
Nuestras
voces mezcladas en el aire con susurros y cantos, como pájaros.
Nuestra
casa surcada de caminos con soles y tormentas, como la Tierra.
Nuestra
sangre germinando en vida como semilla en la naturaleza.
Nuestro
pequeño mundo, tan inmenso, con un destino cierto, como el Planeta.
Haydée
Acosta Godoy. De mi poemario “CÁLIZ DE AUSENCIA” (2016).
***
Cuéntame
un cuento que no incluya dolor, placer, amor o pasión, cuéntame un
cuento sin cuento.
Podría
hacerlo, pero ya no sería un cuento humano....
Nekovidal nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRES www.arteslibres.net
***
Gracias a la vida y al destino porque te ha puesto en mi camino y tu mano me ha rescatado del abismo cada día, cada minuto, cada segundo de los últimos 365 días, porque gracias a ti he empezado a creer en los milagros y ahora sé que nada es imposible.
No me faltes nunca.
Lourdes
Pérez
Ella
se preguntaba si podía acariciar al difunto.
La enfermera le dijo que sí que podía.
¿No se envenenaba una de cadáver?
No, no se envenenaba.
Habían estado viendo una reposición en la tele,
él había hecho una profunda aspiración
y entonces había... ocurrido.
Lo ideal sería que los dos nos fuésemos juntos
habían dicho muchas veces.
Ahora quedaba allí sola
como una rebanada de pan olvidada en el tostador.
Usted, enfermera, ¿me entiende?
La entiendo.
¿Tal vez podría lavarme la mano después?
Claro que podría.
Pero no es necesario ¿verdad?
No, no es necesario
Entonces voy a acariciarlo, sí, al difunto.
Werner Aspenström en Sorl (1983), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
La enfermera le dijo que sí que podía.
¿No se envenenaba una de cadáver?
No, no se envenenaba.
Habían estado viendo una reposición en la tele,
él había hecho una profunda aspiración
y entonces había... ocurrido.
Lo ideal sería que los dos nos fuésemos juntos
habían dicho muchas veces.
Ahora quedaba allí sola
como una rebanada de pan olvidada en el tostador.
Usted, enfermera, ¿me entiende?
La entiendo.
¿Tal vez podría lavarme la mano después?
Claro que podría.
Pero no es necesario ¿verdad?
No, no es necesario
Entonces voy a acariciarlo, sí, al difunto.
Werner Aspenström en Sorl (1983), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
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