TEMAS
TERTULIA 4-8-2017
PAISAJES
Y
VENDRÁ EL INVIERNO
EL
SUSURRO DE UN CANTO
La tontería es la más extraña de las enfermedades, el enfermo nunca sufre, los que de verdad la padecen son los demás. (Albert Einstein)
*
El
dolor no nos sigue: camina adelante.
*
A
veces, de noche, enciendo una luz, para no ver.
*
Veía
yo un hombre muerto. Y yo era pequeño, pequeño, pequeño... ¡Dios
mío, qué grande es un hombre muerto!
*
Una
cosa bella es dos cosas: bello y cosa. Y las dos cosas nunca se dan
juntas.
*
Soy
un habitante, pero ¿de dónde?
*
Hace
mucho que no pido nada al cielo y aún no han bajado mis brazos.
*
Otra
vez no quisiera nada. Ni una madre quisiera otra vez.
*
Yo
también tuve un verano y me quemé en su nombre.
*
Te
deben la vida y una caja de fósforos y quieren pagarte una caja de
fósforos, porque no quieren deberte una caja de fósforos.
*
No,
no es nada, nada. Es sólo dolor.
*
Palabras
que me dijeron en otros tiempos, las oigo hoy.
*
Nada
más que un infinito de esperas y el fin de un infinito de esperas.
Nada más.
*
Mi
nombre, más que llamarme, me recuerda mi nombre.
*
A
veces necesito la luz de un fósforo para alumbrar las estrellas.
*
Quien
ha hecho mil cosas y quien no ha hecho ninguna, sienten iguales
deseos: hacer una cosa.
*
Una
flor y un infinito de puñales. Y sólo una flor mata. Está de más
un infinito de puñales.
Antonio Porchia, incluido en Antología de la poesía surrealista latinoamericana (Editorial Galache, México, 1974, ed. de Stefan Baciu).
Antonio Porchia, incluido en Antología de la poesía surrealista latinoamericana (Editorial Galache, México, 1974, ed. de Stefan Baciu).
"La
preocupación hace que las cosas pequeñas proyecten grandes
sombras”. (Proverbio Sueco)
TEXTOS
TERTULIA 28-7-2017
TIEMPO
AL TIEMPO
MUSTAFÁ
RECUÉRDALO
TIEMPO
AL TIEMPO
He
leído por ahí que alguien “se suicidó en legítima defensa”.
Yo no. Yo me suicidé en defensa de la humanidad (propiamente dicha).
Ahora
que caigo, si llego a saber que podía inventar una frase como esta
última, a lo mejor no me hubiera suicidado. No es que sea gran cosa,
pero por algo se empieza.
A
lo que vamos; ¿quién necesitaba a un tipo como yo, con poca
capacidad de sufrimiento y mucha para disfrutar de la vida? Un tipo
que ya sólo vivía de las rentas y no aportaba nada a la sociedad.
Alguien que se asomaba frecuentemente a las ventanas o a los espejos
buscando respuestas, o lo que es peor, milagros. Que traficaba con
sombras y recuerdos de la niñez. Que cantaba muy bajito para que no
lo oyera nadie. Que huía de las tertulias y ansiaba ser invisible, a
ser posible, todo el rato.
¿Quién
necesitaba a un tipo que odiaba los espectáculos en general? Que
creía en los presentimientos de los mirlos, o en el equilibrio de
las derrotas, o en la heroicidad de los gestos inútiles.
Ahora,
en esta especie de limbo, donde también se encuentran ilustres
personaje suicidados como Rene Crevel, Jacques Rigaut, Maupassant,
Tralk... me encuentro en mi salsa. Aunque a algunos aún no se les ha
desinflado el hinchado ego del todo. Pero están en ello y poco a
poco hacen como que notan mi presencia y bajan algunos peldaños de
su pedestal.
Algún
día podré sentarme con ellos a tomar un café y, como hablo muy
poco, no se notará mucho que no domino su idioma.
“Por
fin sabré quien soy” parece ser que dijo Borges en su último
momento. Yo aún no lo he descubierto. Tiempo al tiempo.
José
Luis Álvarez
TIEMPO
AL TIEMPO
Que
te alejes
de
lo tóxico
no
es sólo
un
sueño irrepetible,
es
el deseo
de
cada individuo
afectado,
y
que el tiempo
ponga
lo demás.
José
María Rico
TIEMPO
AL TIEMPO
Con el tiempo llegan esas palabras que son exhaladas,
igual que el humo de un cigarrillo.
Cigarrillo que daña los pulmones y palabras que queman el alma.
Palabras que no tienen sentido y contaminan como colillas.
Cigarrillos consumidos después de haberse encendido, y amor apagado porque se ha quemado.
Cigarrillos llenos de nicotina para esos labios a los que les falta vida.
Labios que sabían besar y esos besos se transformaron en rutina.
Pero también puede ocurrir lo contrario, y como si de una bonita canción se tratara, hablaré de la pasión:
Pasión
apasionada que nunca se acaba.
Amor desbordado, pero a la vez controlado.
Amor que nunca está cansado, como un velero navegando por aguas que se han ido amansando.
Velero de mis sueños, que sólo yo entiendo.
El tiempo al tiempo ha demostrado, que era posible lo imposible y que era creíble lo increíble.
Amor que no se oxida, amor para siempre inamovible.
Amor desbordado, pero a la vez controlado.
Amor que nunca está cansado, como un velero navegando por aguas que se han ido amansando.
Velero de mis sueños, que sólo yo entiendo.
El tiempo al tiempo ha demostrado, que era posible lo imposible y que era creíble lo increíble.
Amor que no se oxida, amor para siempre inamovible.
M.C.G.C.
TIEMPO
AL TIEMPO
El
tiempo, ese paradójico verdugo que nos da vida y muerte a cada
instante, te da la oportunidad de construir tu pequeño universo, ése
que formará parte del Todo para la eternidad.
El
tiempo, como el buen vino, tiene su justa medida: quien beba
demasiado del pasado se embriagará y su ceguerá le impedirá ver el
camino que ha de llevarle, inevitablemente, al futuro, ese futuro
que también le cegará si lo bebe en exceso sin conocer el recorrido
del pasado.
El
tiempo, ese río por el que estamos condenados a navegar, siempre
ofrece aguas calmas, sólo hay que aprender a buscarlas, aprender a
navegar acampando en la orilla cuando el río baja bravo porque
necesita su espacio. No hay entonces mejor uso del tiempo que para
meditar.
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MUSTAFÁ
Mustafá,
como miles de personas, había llegado a Europa arriesgando su vida
varias veces y gastando en su viaje todos los ahorros de su familia.
Europa
no era el paraíso esperado, pero trabajando duro se podía salir
adelante y así lo hizo él, pudiendo trasladar a parte de su familia
al cabo de pocos años y al resto un tiempo después. La última en
llegar a ese mundo extraño fue la abuela, por la que Mustafá sentía
un especial aprecio, pues había sido abuela y madre a la vez,
criándole mientras los padres trabajaban de sol a sol en el campo,
ella le había enseñado a leer y escribir y cuanto sabía sobre la
naturaleza y la vida en general.
Todo parecía ir bien, sus hermanos encontraron trabajo, unos con más suerte que otros, sus padres abandonaron una vida dura del campo para disfrutar de un bien merecido descanso y colaborando en la crianza de sus nietos para dejar más tiempo libre a sus hijos que tenían que simultanear varios trabajos para mejorar la economía familiar.
Pero al cabo de unos años, aprovechando una fiesta familiar, la abuela tomó la palabra e hizo una petición que a muchos les costó comprender:
“Querida
familia, ya soy vieja y poco puedo aportarles ya a ustedes salvo
molestias...”
Por
parte de todos hubo una réplica entre indignada y sorprendida:
“Abuela,
¿cómo dice eso? Usted es el pilar de esta familia, nos ha criado,
ha trabajado toda su vida, nunca será una molestia, es un honor
poder tenerla con nosotros”.
“Agradezco esas palabras, y sé que son sinceras,” contestó la anciana, “pero noto que me falta algo en estos últimos días de mi vida”.
“Esta
tierra y su gente”, prosiguió, “nos han acogido con respeto y
cariño, ha sido tierra de emigrantes y tal vez por eso guardan en la
memoria el dolor y los esfuerzos de sus antepasados, la mayoría son
buena gente . . .”
“Nunca
hemos vivido materialmente mejor que ahora, el hambre nunca ha
entrado en esta casa desde que pisamos esta tierra, pero noto que me
falta algo, quiero volver a ver a los niños jugando en la calle, sus
gritos, su alegría, quiero volver a vivir en un lugar donde las
cerraduras no sean necesarias, donde la gente comparta su pan, aunque
sea poco, donde se ría en las fiestas sin medir quien tiene más
dinero para gastar en ella, donde los perros ladren entusiasmados
cuando los hombres bailan, porque saben que nunca se les abandonará,
donde la vida aún tiene ese sabor de antes, cuando había pocas
máquinas y muchas ilusiones. De esta tierra que llaman Europa
salieron los hombres que conquistaron el mundo, todo lo hicieron
suyo, incluso a otras personas, convencidos de que todo se puede
comprar y vender, pero creo que perdieron su alma por el camino . .
.”
“No
quiero que piensen que soy ingrata, hemos sido bien recibidos, se nos
ha respetado, pero hay un tipo de calor que extraño, quiero volver a
mi tierra y morir allí”.
La abuela recibió una ola de reproches y preguntas a las que pudo responder sólo repitiendo lo que ya había dicho.
Pero
Mustafá, que la miraba desde una esquina de la mesa en silencio y
con lágrimas en los ojos, la comprendía, él también apreciaba su
tierra de acogida, pero también notaba que faltaba algo, aunque
sospechaba que tal vez ese calor de vida también se había apagado
ya en su tierra natal, pero no se atrevió a decírselo a su abuela.
Dos meses después la abuela partió, en un viaje que sabía que, muy posiblemente, significaría no volver a ver a sus hijos y nietos, pero sentía que tenía que hacerlo.
En el aeropuerto, Mustafá
la abrazó y besó su frente, no dijo nada, no hacía falta, desde
que era niño su abuela sabía leer en sus ojos.
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RECUÉRDALO
RECUÉRDALO
una vez más:
CARPE
DIEM: Este podría ser tu último día con vida
Carpe
Noctem: Tu vida puede cambiar de la noche a la mañana
Carpe
Vesperam: Todo pasa y poco queda
Carpe
Mane: la esencia de la existencia es el cambio
Carpe
te ipsum: No te auto-engañes…Trata de convertir en eterno este
instante.
Una
vez más, recuérdalo.
J.M.C.C.
RECUÉRDALO
Cuando
las pasiones, los placeres o las tragedias mueven las hojas del árbol
de la vida, cuando crees saberlo todo sin saber nada, cuando intentas
comprender pero ya ni importa, algo se desequilibra por alguna razón
que escapa a nuestra capacidad de comprensión, una razón mucho más
allá de nuestra lógica y de nuestros sentimientos, una razón más
allá de nuestra mente.
Cuando
eso ocurra, en ese irrepetible momento insoportablemente dulce o
amargo, la vida te está dando una lección. Recuérdalo.
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RECUÉRDALO
Recuerdos de palabras guardadas en un cajón,
palabras escritas en una reunión de dos.
Reuniones en la vida que, a veces, no han tenido explicación, y del pasado se habló con emoción.
Emociones que pueden ser compartidas o no.
Recuérdalo, cuando quieras abrir el cajón.
M.C.G.C.
RECUÉRDALO
Recuérdalo:
Casi siempre se cosecha lo que se siembra, pero nadie puede evitar el
granizo que, azarosamente, puede destruir en unos minutos toda tu
cosecha. La vida, en su para nosotros incomprensible paradoja,
funciona así . . .
Al final, inevitablemente, serás polvo, sólo polvo y retazos de memoria, pero nadie podrá borrar nunca la eterna huella de tu paso por este universo. Recuérdalo.
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