TEMAS
TERTULIA 11-11-2016
LA
PROHIBICIÓN
NA
UND ? (¿Y . . .?) ¿Y QUÉ?
LAS
SIETE FRUTAS SAGRADAS DE ISRAEL
"Creo
que cualquier cosa es posible . . . No hay nada que sea demasiado
bueno para ser verdad, nada que sea demasiado fantástico para que no
pueda suceder y nada demasiado maravilloso para durar y bastar toda
la vida".
(Anthony
Hopkins)
Entre los blancos a quienes,
cuando son casi polares, se les ve circular la sangre por los ojos,
debajo del pelo pajizo,
Y los negros nocturnos, azules a
veces, escogidos y purificados a través de pruebas horribles, de
modo que sólo los mejores sobrevivieron y son la única raza
realmente superior del planeta;
Entre los que sobresaltaba la
bomba que primero había hecho parpadear a la lámpara y remataba en
un joven colgando del poste de la esquina,
Y los que aprenden a vivir con el
canto marchando vamos hacia un ideal, y deletrean Camilo (quizás más
joven que nosotros) como nosotros Ignacio Agramonte (tan viejo ya
como los egipcios cuando fuimos a las primeras aulas);
Entre los que tuvieron que
esperar, sudándoles las manos, por un trabajo, por cualquier
trabajo,
Y los que pueden escoger y
rechazar trabajos sin humillarse, sin mentir, sin callar, y hay
trabajos que nadie quiere hacerlos ya por dinero, y tienen que ir
(tenemos que ir) los trabajadores voluntarios para que el país siga
viviendo;
Entre las salpicadas flojeras, las
negaciones de San Pedro, de casi todos los días en casi todas las
calles,
Y el heroísmo de quienes han
esparcido sus nombres por escuelas, granjas, comités de defensa,
fábricas, etc.;
Entre una clase a la que no
pertenecimos, porque no podíamos ir a sus colegios ni llegamos a
creer en sus dioses,
Ni mandamos en sus oficinas ni
vivimos en sus casas ni bailamos en sus salones ni nos bañamos en
sus playas ni hicimos juntos el amor ni nos saludamos,
Y otra clase en la cual pedimos un
lugar, pero no tenemos del todo sus memorias ni tenemos del todo las
mismas humillaciones,
Y que señala con sus manos
encallecidas, hinchadas, para siempre deformes,
A nuestras manos que alisó el
papel o trastearon los números;
Entre el atormentado
descubrimiento del placer,
La gloria eléctrica de los
cuerpos y la pena, el temor de hacerlo mal, de ir a hacerlo mal,
Y la plenitud de la belleza y la
gracia, la posesión hermosa de una mujer por un hombre, de una
muchacha por un muchacho,
Escogidos uno a la otra como
frutas, como verdades en la luz;
Entre el insomnio masticado por el
reloj de la pared,
La mano que no puede firmar el
acta de examen o llevarse la maldita cuchara de sopa a la boca,
El miedo al miedo, las lágrimas
de la rabia sorda e impotente,
Y el júbilo del que recibe en el
cuerpo la fatiga trabajadora del día y el reposo justiciero de la
noche,
Del que levanta sin pensarlo
herramientas y armas, y también un cuerpo querido que tiembla de
ilusión:
Entre creer un montón de cosas,
de la tierra, del cielo y del infierno,
Y no creer absolutamente nada, ni
siquiera que el incrédulo exista de veras;
Entre la certidumbre de que todo
es una gran trampa, una broma descomunal, y qué demonios estamos
haciendo aquí, y qué es aquí,
Y la esperanza de que las cosas
pueden ser diferentes, deben ser diferentes, serán diferentes;
Entre lo que no queremos ser más,
y hubiéramos preferido no ser, y lo que todavía querríamos ser,
Y lo que queremos, lo que
esperamos llegar a ser un día, si tenemos tiempo y corazón y
entrañas;
Entre algún guapo de barrio,
Roenervio por ejemplo, que podía más que uno, qué coño,
Y José Martí, que exaltaba y
avergonzaba, brillando como una estrella;
Entre el pasado en el que,
evidentemente, no habíamos estado, y por eso era pasado,
Y el porvenir en el que tampoco
íbamos a estar, y por eso era porvenir,
Aunque nosotros fuéramos el
pasado y el porvenir, que sin nosotros no existirían.
Y, desde luego, no queremos (y
bien sabemos que no recibiremos) piedad ni perdón ni conmiseración,
Quizás ni siquiera comprensión,
de los hombres mejores que vendrán luego, que deben venir luego: la
historia no es para eso,
Sino para vivirla cada quien del
todo, sin resquicios si es posible.
(Con amor sí, porque es probable
que sea lo único verdadero.)
Y los muertos estarán muertos,
con sus ropas, sus libros, sus conversaciones, sus sueños, sus
dolores, sus suspiros, sus grandezas, sus pequeñeces.
Y porque también nosotros hemos
sido la historia, y también hemos construido alegría, hermosura y
verdad, y hemos asistido a la luz, y alguna vez a lo mejor hemos sido
la luz, como hoy formamos parte del presente.
Y porque después de todo,
compañeros, quién sabe
Si sólo los muertos no son
hombres de transición.
Roberto
Fernández Retamar,
incluido en Nueva
poesía cubana (Ediciones
Península,
Barcelona, 1970, ed. de José
Agustín Goytisolo).
Una
estimada tertuliana me lo regala y yo lo comparto, ambos sabemos que
todo crece cuando se convierte de todos.
De
nada.
"La
abundancia es tranquila pero el hambre no
descansa" (Proverbio Zulú)
TEXTOS
TERTULIA 4-11-2016
MALOS
PENSAMIENTOS
¿QUÉ
QUEDA?
ABANDONO
MALOS
PENSAMIENTOS
Si
supieras lo que oculto en mi celofan, igual me invitas a tu tarta...
J.M.
Rico
MALOS
PENSAMIENTOS
Mis
recurrentes malos pensamientos me empujan una y otra vez a hacerme
creer que todo el mundo es bueno, o que, al menos, vale la pena usar
un día más para intentar averiguarlo. No me quejo, pero . . . así
me va . . .
Nekovidal
- ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
¿QUÉ
QUEDA?
Cuando
quitas de tu mente todos los dioses que te han dicho que existen sin
más prueba que el miedo para crearlos, ¿qué queda?
Cuando
quitas de tu vida el tiempo perdido en perseguir quimeras o falsos
sueños de ideologías, religiones, patrias y naciones, ¿qué queda?
Cuando
borras con tu imaginación la codicia del mundo, la mezquindad, la
injusticia y la violencia, en el mundo, ¿qué queda?
Cuando
miras hacia atrás, repasas tu vida y quitas cuanto en su momento te
pareció importante y el tiempo demostró que era superfluo, de tu
vida, ¿qué queda?
Cuando
destruimos en las sociedades humanas el respeto, la empatía, la
solidaridad, el apoyo mutuo, de todo lo humano, ¿qué queda?
Cuando
el tiempo aja nuestros cuerpos, esquilma nuestros sueños y miramos
la vida ya más como espectadores que como actores de la misma, ¿qué
queda?
Cuando
ya no sobrevive en nuestro interior casi nada de esa curiosidad
natural que tanta energía y fuerza nos daba para aprender y vivir en
nuestra infancia, ¿qué queda?
Cuando
borras de tu imaginación los sueños e ilusiones que alimentan tus
ganas de vivir, de ti, ¿qué queda?
Pues
eso que queda, casi nada, es suficiente a cada persona para desear
amanecer un día más, para regar cualquier ilusión sin pararse
mucho a pensar si está sembrada en un valle fértil o en un estéril
desierto, para, a pesar de todo, seguir adelante.
Ésa
es la agridulce paradoja de la existencia humana.
Nekovidal
- ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
ABANDONO
“Vamos
a plantearnos que estamos todos locos, eso explicaría cómo somos y
resolvería muchos misterios" dijo Mark Twain y nos recordó
Neko en el último correo.
Nos
vendieron la locura como maligna, retorcida, ajena, perversa con el
fin de que la sustituyéramos por una vida insustancial y
desaprovechada que nos conduciría, cuando menos, al cielo… eso sí,
después de muertos. Pues bien, yo abandono, abandono la idea de la
cordada, de seguir la senda, de hacer alpinismo por riscos que no
quiero recorrer; abandono el protocolo, la ceremonia, lo
políticamente correcto, lo bien visto; abandono el arte de saber
cómo comportarme y qué decir en cada momento; abandono la autopista
de los amores convencionales y anodinos que conducen al sexo sin
pasión; abandono, en definitiva, morir en vida. Acojo en cambio la
locura, la inmensa locura, de viajar por mi propio destino sin
billete de vuelta. Lo que en realidad me mueve es alcanzar el
misterio de la luna.
Madrid,
4 noviembre 2016 Victoria Blanco para VOCES entre VOCES – Nerja
(Málaga)
ABANDONO
Turry
llevaba realmente una vida perra, era uno más de los miles de
animales domésticos abandonados cada día por el ser humano a lo
largo y ancho del planeta. Su vida no había sido muy dura al
principio, criado por su raza, fue separado de su madre y hermanos
unos meses después de nacer y en esos primeros meses no había
conocido el maltrato ni el hambre.
Pero
luego, cual Lazarillo de Tormes, en su vida se fueron sucediendo uno
tras otro los diferentes amos y grupos humanos que le acogieron,
sin que sus habilidades le sirvieran de mucho para evitar cada nuevo
abandono, casi siempre en estaciones de servicio.
Aprendió
con presteza a llevar y traer cosas, a vigilar la casa con
diligencia, incluso a buscar socorro en caso necesario, pues al oír
la palabra “avisa” salía corriendo a buscar alguien a quien
indicaba donde se encontraba la persona supuestamente herida o
necesitada de ayuda. Pero ninguna de estas habilidades consiguieron
evitar que fuera una y otra vez abandonado, sin que acertara a
entender la razón última, pues aún comprendiendo el lenguaje
humano mucho más de lo que éstos creían, las razones eran tan
peregrinas como un viaje de un mes de la familia o la manía de
algunos de sus componentes porque no obedecía constantemente a sus
caprichosos requerimientos o el esfuerzo que suponía sacarle cada
día unos minutos de paseo, o la simple crueldad o brutalidad de uno
de los componentes del grupo.
Poco
a poco fue aprendiendo a leer las señales que presagiaban un nuevo
abandono y sabía que mañana se volvería a repetir, sólo la más
pequeña de la familia le abrazaba con ojos tristes repitiéndole:
“No te preocupes, Turry, me ha dicho papá que te va a llevar a un
sitio donde tendrás muchos amiguitos y donde podré ir a visitarte”.
Pero Turry sabía que no era cierto, a pesar de la ingenua
sinceridad de la pequeña.
A
la mañana siguiente le encerró su último amo en el maletero del
automóvil cuyos olores tanto le recordaban momentos de felicidad en
compañía de su amiguita y, una vez más, fue abandonado en una
estación de servicio a las afueras de la ciudad.
Vió
alejarse el automóvil sin un gesto de despedida siquiera y,
resignado, comenzó, como en ocasiones anteriores, su largo
peregrinar por el arcén de la carretera en busca de lo que el
destino le quisiera deparar.
Ya
estaba anocheciendo cuando sintió un olor que le era familiar, y
luego unos gritos lejanos, siguió andando hasta ver, en el fondo de
un barranco, el vehículo de su última familia y en su interior,
aprisionado, el que había sido su amo y supuesto amigo que, con la
cara ensangrentada, le gritó insistentemente al verlo: “Avisa,
avisa, avisa . . .” Turry dudó, su naturaleza canina le decía
que debía hacerlo, que debía hacer todo lo posible por defender a
su manada, a su grupo, a su familia, incluso poniendo en peligro su
propia vida si fuera necesario, pero algo en su interior le frenaba,
algo que no conseguía identificar, algo fuera de su naturaleza,
algo que había aprendido con los humanos . . .
Confuso,
agachó la cabeza y continuó su camino, con la esperanza de
encontrar, en alguna parte, un grupo humano al que poder llamar, al
fin, su familia.
Nekovidal
- ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
MALOS
PENSAMIENTOS /ABANDONO/¿QUÉ QUEDA?
Malos
pensamientos, abandono, ¿qué queda?
"Voces
entre Voces" 04-11-16
Malos
pensamientos me asaltan cuando me abandono a la melancolía, vanos
remordimientos que me oprimen el alma cuando la soledad me asfixia,
soledad elegida pero no deseada, esta libertad tiene precio, un
precio muy alto, soledad, libertad para hacer lo que quiera.
En
soledad escribo lo que pienso como lo siento, sin fraude, y cuando
escribo no estoy solo, pienso en los que me puedan leer y hablo
contigo que me estás leyendo y te doy las gracias por pasar un rato
conmigo y te cuento cosas que hablando no sabría contar, y tú me
escuchas y yo te cuento cosas íntimas, recuerdos, sensaciones,
situaciones, sentimientos, y yo escribo pensando en cómo agradar
para que pases un rato más conmigo y así ahuyento los malos
pensamientos y poco a poco abandono la melancolía, y vuelvo a ser
yo, y empiezo a pensar en positivo, quizá para agradar, me da igual,
funciona, y vuelve la esperanza y mañana será otro día y lo que me
oprime tendrá solución, sólo hay que luchar y tener esperanza, y
esperanza es la clave, sin esperanza compañera ¿qué queda?
Diego
Francisco Guevara de Bonis
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