VOCES
entre VOCES
TEMAS
TERTULIA 6-1-2017
PRESENCIAS
PECES
DE CIUDAD
UNO
DE LOS CONTRIBUYENTES A LA RUINA DE ESPAÑA
"El demonio, al ver que no podía vencer a su creador, inventó las religiones para que combatieran entre si.
Por eso, si intentas imponerme a tu dios, sea cual sea, tu dios no es el verdadero.
El verdadero no necesita de ti, ni de ningún sacerdote, para mostrar su grandeza. Tampoco necesita imponerse por la fuerza: Todo cuanto existe es la prueba permanente de su poder". (Proverbio amazónico)
"No hay palabras para definir el amor...", de Kabir (India, 1440-1518)
No
hay palabras para definir el amor
ni manera de adivinarlo.
Es como el mudo que toma azúcar
y no puede describirnos su dulzura.
ni manera de adivinarlo.
Es como el mudo que toma azúcar
y no puede describirnos su dulzura.
"Por más que leas las escrituras...", de Kabir (India, 1440-1518)
Por
más que leas las escrituras
no llegarás muy lejos.
La sabiduría se concentra
en las dos sílabas de la palabra «amor».
no llegarás muy lejos.
La sabiduría se concentra
en las dos sílabas de la palabra «amor».
Kabir,
incluido en Poemas
de Kabir. Mística de la India medieval (Miraguano
Ediciones,
Madrid, 2011, ed. y trad. de Enrique
Gallud Jardiel).
Otros
poemas de Kabir
Dios mora en ti como la fragancia en la flor..., El maestro es el lavandero..., La vina está callada...,
Dios mora en ti como la fragancia en la flor..., El maestro es el lavandero..., La vina está callada...,
"Lo
verdaderamente natural son los sueños, porque permanecen al margen
de la descomposición de la naturaleza" (Bob Dylan)
TEXTOS
TERTULIA 30-12-2016
ACCIDENTES
VITALES
LA
MADRUGADA
PIENSO
DEMASIADO
ACCIDENTES
VITALES
En
2016 se cumplen 100 años del nacimiento de Dadá.
(Este
es mi humilde homenaje)
La
Hormiga Dadaísta
Alguien
le inoculó el virus a la incauta y fría hormiga y ahora busca unos
labios que le sirvan de almohada.
Con
un candor inusual representa lo inaudito, se baja en las estaciones
donde el tren nunca ha parado.
De
madrugada embotella gatas etruscas en celo. Y por la tarde las suelta
en los altares más altos.
Ha
encontrado un gran embudo, un horizonte y un pato. Lo ha mezclado
todo en uno y ha salido un mosquetero.
El
mosquetero es inútil pero su porte impresiona. Le guiña el ojo a
una extraña y la tumba sobre el heno.
La
extraña gime y perjura que su novio es más certero. El mosquetero
se irrita y pilla cierto mosqueo.
La
hormiguita no interviene, está ocupada en sus cosas. En un hilo, una
cigüeña, una pasión sin sentido.
El
virus de DADÁ no tiene ningún antídoto. Ahora todo el hormiguero
sufre con sus consecuencias.
La
hormiguita dadaísta mira por la cerradura y ve un mundo sin
enjundia.
Por
eso inventa un cacharro donde cabe todo dentro. Agita el
caleidoscópio y su sorpresa es mayúscula cuando observa el
maremagnum:
Vírgenes
fluorescentes con piernas de bailarina
Trombones
con un sonido de tomillo y azahar
Señoras
con un ombligo por donde sale un fakir
Matasuegras
que intoxican con sus risas infantiles
Estrellas
del firmamento con un pendiente de hueso
Escaleras
para viudas que sueñan ser transparentes
…
La
hormiguita, excitada, urde de inmediato un plan. A partir de este
momento nunca mirará de frente. No chocará con la vida ni siquiera
de costado.
Viajará
por el espacio como los peces del río. No morderá los anzuelos que
le lanzan los perversos, los que para ser normales odian a los
distintos.
José
Luis Álvarez
ACCIDENTES
VITALES
Cuando
tenía cuatro añitos mi padre, que llevaba más de veinte haciendo
las Américas como emigrante, decidió que ya era hora de volver, que
la morriña le pesaba más que las maletas. Vendió cuanto tenía en
la Suiza de América y preparó todo para el regreso.
En
veinticuatro horas el peso se devaluó un cincuenta por cien y mi
padre, como tantos otros, vio reducidos los ahorros de tantos años de trabajo a la mitad.
El
viaje se retrasó cinco años más, y gracias a ello mi hermana y yo
tuvimos oportunidad de conocer una escuela republicana donde estaba
terminantemente prohibido a los profesores hablar de política o
religión a los niños y donde un simple cachete a un alumno suponía
la expulsión inmediata del maestro.
Al
otro lado del mar, años después, nos esperaba una escuela
nacionalcatólica donde hasta los conserjes tenían derecho a
maltratar a los niños, a los que se les aleccionaba en un integrismo
religioso que muy poco tenía que envidiar a locuras similares de otras religiones monoteístas en estos tiempos.
A
pesar de la ilusión acumulada durante toda nuestra infancia por
conocer la tierra de nuestros padres que era, de alguna manera y sin
duda, la nuestra, mi hermana Lina y yo nos preguntábamos qué
habíamos hecho para que nos castigaran enviándonos a esas escuelas
que eran todo lo contrario de la escuela libre que habíamos conocido
hasta entonces, la escuela pública uruguaya, sin duda una de las
mejores del mundo en aquella época.
Pocos
años después, con el final de la dictadura, en España volvió a
amanecer lenta y levemente, intentando recuperar tanto tiempo
perdido, mientras Uruguay se hundía lentamente hasta llegar a una
dictadura que crió varias generaciones casi iletradas mientras
encarcelaba, expulsaba o asesinaba a la mitad de sus maestros,
exactamente igual que había hecho antes la dictadura franquista en
España, exactamente igual que hacen todas las dictaduras de todos
los colores.
Muchos
años después, cuando mi padre me contaba los detalles de esa
bancarrota familiar, yo le consolaba diciéndole que hiciera cuentas
e imaginara que a dos de sus cuatro hijos les dió una de las mejores
educaciones posibles en la época, que imaginara que nos había
enviado a Lina y a mi a los mejores colegios suizos y que así
gastó aquel dinero. No sé si le sirvió de consuelo, pero a mi
hermana y a mi, sin duda, ese accidente vital nos cambió la vida.
Ella es una de las mejores concertistas de guitarra española
actuales, ambos tuvimos el privilegio de la mejor experiencia que
puede regalar la vida a un ser humano: conocer el paraíso y el
infierno . . . y sobrevivir a ambos.
Por
mi parte, acabé siendo, entre otras cosas, un narrador que recopila
accidentes vitales como el que acabo de escribir.
Nekovidal -
ARTES LIBRES - nekovidal@gmail.com
ACCIDENTES
VITALES
LLEGARÁ
EL DIA EN QUE
TE
DARÁS CUENTA DE QUE
LO
QUE TUVISTE , TENÍA MÁS VALOR
QUE
LO QUE POSEES...
José
Mª Rico
NUNCA
SABRÁS LOS SECRETOS DE LA AURORA
PORQUE
LOS ENTERRARE BAJO MI TUMBA.
José
Mª Rico
LA
MADRUGADA
En
el límite
De
sopetón, a la hora de la siesta, llega la lluvia. Cae con fuerza,
quitando protagonismo al silencio, que se creía muy importante. Subo
la persiana de la ventana y desde la cama observo cómo un pájaro
empapado cruza el espacio entre olivo y olivo. No me apetece
levantarme todavía; así que escribo tumbado, en mi libreta, la que
siempre dejo en la mesilla para apuntalar los sueños antes de que se
evaporen. Como aquél sueño en el que parece ser que tuve una
extraña asociación con un gato de Angora, que se movía con una
parsimonia desesperante (no podía despegarme de él, ¡¡¡yo era su
sombra!!!), pero que al no tomar nota al despertar, se me olvidaron
los detalles para siempre. O aquel otro donde podía oír un Aria de
Don Giovanni de Mozart en el fondo del mar, en la absoluta oscuridad.
Yo buscaba con la mano, a ciegas, el interruptor de la luz, pero solo
tocaba cuerpos viscosos de peces abisales. No recuerdo nada más.
Creo
que ahora estoy despierto, y de sopetón también, me viene a la
memoria una frase de Bukowski: “Mi ambición está limitada por mi
pereza”. Y a pesar de todo, o quizá por eso mismo, termino
levantándome.
José
Luis Álvarez
"Voces
entre Voces" 30/12/16
Juegos
literarios.
De
noche salgo con mis cámaras
buscando
un risco una montaña
buscando
ruinas o una playa.
El
viento amaina, el mar descansa,
brillan
estrellas que las nubes tapan
un
rayo que rompe la madrugada.
Sobre
el mar un arco naranja,
nubes
rojas en el azul del alba,
de
súbito la mañana estalla.
Tonos
cálidos, sombras que avanzan,
contrastes
tibios que la luz degrada,
colores
vivos que el sol destapa.
Por
dentro el espíritu en calma,
en
un todo universo y alma
en
comunión con la madrugada.
Diego
Francisco Guevara de Bonis
LA
MADRUGADA
Rafael
y Laura observaban abrazados en la cama el amanecer a través de la
ventana, para ellos la madrugada del nuevo día traía consigo el
comienzo de una nueva vida que se presentaba en ese momento como la
primera piedra de un paraíso lleno de ilusiones. La vitalidad
juvenil tenía la fuerza necesaria para llenar sus vidas de futuro,
la ceguera imprescindible para creer que su amor sería eterno, la
grandeza de lo casi incomprensible, sobraban las palabras . . .
En
su celda, Manuel, próximo a cumplir los sesenta y dos que nunca
llegaría a cumplir, había terminado de redactar las últimas cartas
de despedida. Se había negado a recibir cualquier sacramento o
supuesto consuelo de un cura al que sabía responsable de la muerte
de más de una docena de vecinos del pueblo, todos culpables del
mismo delito: Haberse afiliado a un partido republicano. Ninguno
había empuñado un arma durante la guerra, ninguno había hecho más
daño que tener unas ideas diferentes a las de la minoría que había
provocado esa guerra fratricida, pero Manuel sabía que su destino
sería, en menos de una hora, el de acompañar a sus vecinos en la
fosa común que se había excavado tras la tapia del cementerio.
Rafael,
absorto todavía en el recuerdo de la piel de Laura, preparó su arma
para un nuevo fusilamiento, ya no tenía las incómodas dudas de los
primeros días, el sargento se lo había dicho a todos muy
claramente: “El que dude irá a hacerles compañía”.
Intentaba
no mirar la cara de las personas a las que iba a disparar, apenas
apuntaba y cerraba los ojos, pero esta vez no pudo evitar ver el
rostro sin afeitar de su maestro, el que le había enseñado a leer y escribir, el que le aconsejó como un padre sobre sus primeras dudas
y amores: “Si la quieres, háblale, creo que a Laura le gustas,
muéstrale tu corazón sin miedo, si ella también te quiere será el
principio de una nueva vida para los dos, el amor siempre es hermoso,
y si ella no siente lo mismo, respeta su decisión, por mucho que te
duela, la libertad debe ser siempre la primera condición del amor.”
A
la orden de “¡Fuego!” sonaron los disparos y la sangrienta tragedia se repitió una vez más en las tierras de España, pero
esta vez hubo un fusil que no escupió muerte . . .
Aquella
madrugada, en la mente de Rafael sonaban las palabras de su maestro
al tiempo que seguía pensando en Laura, como lo seguiría haciendo
durante muchos años, y la vida volvió a vencer, una vez más, y a
pesar de todo, a la muerte.
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PIENSO
DEMASIADO
Cuando
pienso en dolores sin solución diluidos en una solución espesa de
dolores, en amores sin futuro por estar cargados de pasado, en
desesperadas ilusiones sin esperanza, en ideas sin sentido que
siempre van contrasentido, en horizontes sin nubes cargadas de
lágrimas vitales, en lágrimas sin nubes que las lleven de paseo más
allá del horizonte, en sociedades enfermas que no saben socializar,
en individuos miopes que sólo ven, en su ceguera, individualidad, en
maravillas perennes y tragedias caducas, en hechiceras hechizadas y
hechizos infantiles, en palabras mudas cargadas de haches, en hachas
que talan palabras altisonantes, en . . .
Sí,
sé que entonces, cuando pienso que pienso, pero me olvido de
sentir, pienso demasiado . . .
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