domingo, 10 de abril de 2022

VOCES entre VOCES

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Hoy sé que los quebrados son olivos

cercados en el área de la escuela.
Hoy sé que llevan remo y blanca vela
los amados balandros adjetivos.

Hoy sé que aquellos tiempos están vivos,
que cada asignatura es centinela
que vigila un recuerdo y lo revela
con gesto y con presencia redivivos.

Me encontré solitario, inerte, ciego,
sin risueño pasado, sin el juego
alegre entre los vientos del verano,

y yo busqué en los álamos mi vida
y al no encontrarla la creí perdida,
y estaba aquí, al alcance de la mano.

José Hierro

 (De Prehistoria literaria, 1939)


Llegué por el dolor a la alegría

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

José Hierro (De Alegría, 1947)


"EUFEMISMO" - Collage, Nekovidal

TEMAS TERTULIA 15-4-2022

NOCHE DE BRUJAS

RUMOR

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Hay tres clases de personas: Aquellas que ven, aquellas que ven lo que se les muestra y aquellas que no ven.” (Leonardo da Vinci)


TEXTOS TERTULIA 8-4-2022

VERGÜENZA

EJAIVLE

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

EJAIVLE


Solo podemos analizar los hechos una vez que han acontecido, cuando ya son pasado, y los analizamos con los ojos de hoy que, por supuesto, no se corresponden con los que ayer miraban la situación. También soñamos el mañana desde el ahora y hasta nos permitimos actuar como dueños de lo que vendrá sabiendo, sin embargo, que no es posible adivinar el futuro así sea éste dentro de un segundo o dentro de cien años.


Aun sin entenderla, doy por buena -faltaría más- la teoría de la relatividad, pero me fastidia un poco que debido a la limitación humana solo podamos percibir el tiempo de manera lineal. Por otro lado, reconozco que viajar en sentido contrario a la marcha del vehículo nos desconcierta tanto que, cuando tenemos que hacerlo, procuramos no mirar por la ventanilla para evitar la sensación de ser engullidos que nos provoca ver alejarse el horizonte.


Pues bien, a pesar de conocer todo esto, no puedo evitar gastar tiempo en acariciar la expectativa de volver al pasado para reescribir el guión de mi vida, es decir, regresar al pasado para diseñar un futuro más amable que sea, finalmente, mi actual presente; de hecho, creo que si camino con fruición hacia adelante es porque llevo en mí la esperanza de habitar alguna vez ese instante pretérito y poder cambiar un sí por un no, o viceversa.


La lógica me dice que la permuta de un monosílabo no sería garantía de sentirme cómoda en mi otra piel y mi otra vida, que deje de perder instantes valiosos para planear futuros que nunca serán puesto que están basados en pasados que no fueron, que abra mis sentidos al momento, que no convierta mi vida en una disparatada sala de espera porque, como dijo Yasunari Kawabata: «Uno no puede sentarse a esperar el pasado. El tiempo y los ríos no corren para atrás».


Sin embargo, muchas veces, a escondidas y en voz baja para que no se despierte mi yo sensato, hablo con Einstein y le suplico que me ayude a entender eso de la curvatura espacio-tiempo, que me explique, si lo cree oportuno, lo de los campos gravitatorios y el principio de equivalencia y, al comprenderlo, conseguir hacer «ejaivle» hasta aquel tiempo, sin más pretensión que la de sentir la dicha del eterno segundo que tardaría en llevar a cabo ese anhelado cambalache de monosílabos.


09/abril/2022 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»


"Ojalá que tu adiós esté lleno de regresos". Acción Poética


EJAIVLE

Lo decían mis padres y todos los adultos que me conocieron en la infancia: éste va a ser muy viajero, y era verdad: nací con ímpetus y curiosidades impropios de aquella tierna edad, y tardé mucho en comprender que los viajes más interesantes se suelen hacer sin moverse del sitio.

De todos los viajes, hay uno que ocupa un lugar privilegiado en mi memoria: Al despertar aquel día, todavía somnoliento, me vi rodeado de rostros desconocidos que se movían y gritaban en torno mío. De algunos creía guardar ciertos recuerdos difusos, pero otros me eran completamente desconocidos, y apenas acertaba a comprender algo de cuanto me decían. Decidí seguir durmiendo.

Tiempo después volví a despertar para encontrarme de la mano de una mujer que parecía saber quien era yo, decía llamarse Noicanigami, y era tan vitalista como hermosa, aunque parecía, en ocasiones, contradecirse al elegir los diferentes destinos por los que me guió, todos ellos lugares que ni había imaginado que existieran.

Nos acompañó en nuestro viaje, siempre a cierta distancia, pero sin perdernos de vista, otra mujer de mirada taciturna llamada Oiriled, que por alguna extraña razón provocaba en nosotros una sensación de alarma y desazón al aproximarse.

Noicamigami me advirtió: “No te preocupes, no es mala, pero está enferma. Tiene siempre las manos heladas, intenta que no te toque con ellas”.

Al cabo de un tiempo llegamos a la comarca de Aicnecseloda, una tierra extraña y no exenta de peligros, en la que Oiriled parecía encontrarse más a gusto, mientras una expresión de desconcierto se dibujaba cada mañana en el semblante de Noicanigami. El clima no era muy apacible allí, y las tormentas, terremotos y diluvios eran frecuentes.

Los bosques de Aicnecseloda estaban repletos de unas extrañas flores llamadas sanomroh que producían cada una un efecto diferente al ser olidas: unas hacían crecer los cuerpos, otras provocaban agresividad, otras sosiego, otras miedo . . . Eran como narcóticos, cuya mezcla solía tener efectos imprevisibles. Allí me presentó Noicanigami a su amiga Dadisoiruc, un ser inquieto que parecía tener interés por todo lo nuevo o diferente que encontraba ante si. Al ser yo forastero, me interrogó durante horas sobre mi origen, mis gustos, mi vida y hasta mis ilusiones.

Al terminar el banquete de bienvenida, y antes de retirarnos a dormir, Noicanigami se acercó y me dijo: “Mañana recorreremos con Dadisoiruc el bosque de sanomroh. Te acompañaremos, pero será tu viaje, tuya será la responsabilidad del mismo, y tuyos los peligros y placeres que encuentres, superes o disfrutes. El recuerdo de todos ellos te acompañarán en la memoria hasta el fin de tus días”.

Aquel recorrido entre extrañas y coloridas flores de sanomroh, cuya duración no sabría delimitar con certeza, me hizo disfrutar y padecer vivencias que hasta entonces me eran completamente desconocidas. Mi cuerpo y mi mente sufrieron transformaciones que me convertían, a cada paso, en un ser nuevo, sumido en un constante ciclo de renacimientos.

Conocí placeres que de tan intensos me acercaron a las fronteras del dolor, y dolores tan profundos que me hicieron dudar, en alguna ocasión, si valía la pena seguir adelante, pero luego, ya saliendo del bosque, sonreía recordando las ideas de abandono, y me sentí sinceramente estúpido por haberlas tenido.

Al oler una flor blanca creé y destruí dioses en mi mente con tal presteza, que llegué a dudar, finalmente, que existiera siquiera uno de ellos.

Me sentí abrigado por el calor de la solidaridad al oler una flor rojinegra, y abandonado a la crueldad y el egoísmos humanos al oler una azul.

Cuando ya creía haberlo sentido todo, el olor de una pequeña flor verde transformó mi vista hasta hacerme abarcar la grandiosa diversidad de la vida. Me sentí, en un instante, diminuto e infinito a la vez , y así concluí el viaje.

Dos días después salimos de los límites de Aicnecseloda para adentrarnos en Zerudam, un lugar de campos de tierra negra y clima más apacible, donde el tiempo transcurría al ritmo estable de cuatro estaciones bien definidas.

Allí, al cabo de un tiempo, el suficiente para que conociera la nueva comarca y algunos de sus secretos, Noicanigami se despidió de mi con un fuerte y prolongado abrazo, susurrándome al oído: “Siempre estaré a tu lado, pero ahora ha llegado el momento de que continúes tu camino, ya estás preparado para ser padre y perpetuar el grandioso y agridulce camino de la vida”.

En aquel momento yo tenía veintinueve años, al año siguiente sería padre por primera vez, y desde entonces he vivido con la certeza de que siempre hay una tierra más allá y un sentimiento más acá, a veces a nuestro lado, que no conocemos.

Noicanigami cumplió su promesa y siempre ha permanecido cerca de mi, apareciendo a veces de una forma un tanto inoportuna, pero siempre cuando he necesitado su ayuda. Ocasionalmente la acompaña la extraña Oiriled, y casi siempre la inquieta Dadisoiruc y, a pesar de lo diferentes que son, nunca las he visto discutir.

El extraño viaje continúa aún hoy, y presiento que aún quedan, no importa si pocos o muchos, sentimientos y tierras por conocer.


Consejo para su lectura: Invierta las letras de cada nombre propio y de la palabra “anomroh” y el relato resultará más comprensible para la razón, aunque menos interesante para la imaginación, perdón, quiero decir para Noicanigami.

Nekovidal nekovidal@gmail.com

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MIGUEL HERNÁNDEZ: LAS TRES HERIDAS

1 ABRIL, 2022 JOSE MARCELO RUIZ 

Por José Marcelo Ruiz

Para hablar de un poeta como Miguel Hernández no basta con leer su biografía, exige, además, conocer sus obras, sentir su poesía y comprobar cómo trasciende en el tiempo. Tuve la suerte y el acierto de adquirir la segunda edición de su obra poética completa, la cual se publicó en España, editada por ZERO S.A. en 1977, porque la primera edición se publicó en Argentina. Os confieso que en esos años de convulsión y transición política era estudiante de Magisterio en la Universidad de Málaga, el libro lo pude comprar gracias al dinero que cobré pegando carteles en las primeras elecciones democráticas de 1977. La aparición de su obra supuso para mí un motivo emocional, porque suponía luchar por el cambio: la ruptura de la dictadura e iniciar un tiempo nuevo, la democracia.

La lectura de su obra influyó tanto en mi pensamiento que supuso un despertar en lo poético. Ello me condujo a conocer su vida. Pero lo más importante era profundizar en su poesía, releyendo y estudiando sus poemas. Porque Miguel Hernández es ejemplo de cómo se hace el poeta y de compromiso con la poesía. En la dedicatoria que hace a Vicente Aleixandre en su libro Viento del Pueblo, así lo expresa:

«Vicente: A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. Nosotros venimos brotando del manantial de las guitarras acogidas por el pueblo, y cada poeta que muere deja en manos de otro, como una herencia, un instrumento que viene rodando de la eternidad de la nada a nuestro corazón esparcido”. (Hernández, 1937)

El latido de su poesía es el de un corazón herido que sangra por tres heridas: la del amor, la de la muerte, y la de la vida. La del amor que leemos en su poemario Cancionero y romancero de ausencias. La de la muerte que expresa en su poemario Viento del pueblo, con la presencia de la guerra. Y la de la vida que es la herida de la injusticia social y de la falta de libertad. Una herida tan profundamente abierta en su pecho, que le llevó al presidio y a la muerte. En este sentido, Miguel Hernández se nos muestra no sólo como un ejemplo de poeta, sino también de hombre.

Ese amor que padece ante la ausencia de sus seres queridos, como fue la muerte de su primer hijo (“Corazón que en el tamaño/ de un día se abre y se cierra. / La flor nunca cumple un año / lo cumple bajo tierra”),o la de su amigo Ramón Sijé y su elegía son ejemplos de ello.

El tema de la soledad desgarradora y la herida de la vida es consecuencia también de esa actitud en la que el ‘hombre devora al hombre’, lo vemos expresado en el poema Eterna sombra. Cuando Miguel Hernández es encarcelado, el poeta se siente él mismo una cárcel en medio de “una gran soledad de rugidos” al verse precipitado en la tiniebla impuesta e injusta. “Soy una abierta ventana que escucha, por donde ver tenebrosa la vida. / Si por un rayo de sol nadie lucha / nunca ha de verse la sombra vencida”. Este poema pertenece a sus últimos poemas finales -sin clasificar en ningún libro- que escribe en las cárceles. Su poesía alcanza un punto culminante, su mundo poético era vasto y profundo, Su lenguaje es rico, sugeridor y comunicativo. Es una poesía de grave acento humano y de entrañable autenticidad.

Su primer libro Perito en luna es un poemario que surge de sus lecturas y es consecuencia de su formación literaria y humanística. De Góngora y autores del barroco, de quienes coge el hipérbaton y la métrica; y a ellos se une la lectura de los poetas alicantinos de la época y, además, el contacto con la generación 27. Toma lo más vanguardista de Rafael Alberti, de Gerardo Diego, de Jorge Guillén… De Gabriel Miró toma la estética preciosista. La poesía de este libro es una transmutación de la realidad, haciendo una acumulación de metáforas que consigue ir de lo concreto a lo abstracto, creando acertijos poéticos; así lo denominó Gerardo Diego. Es bucólico y con una calidad descriptiva paisajística extraordinaria. “Hay un constante estío de ceniza/ para curtir la luna de la era, […] ¡Oh, tú, perito en lunas: que yo sepa /qué es de mejor sabor y sepa!”.

 El libro El rayo que no cesa es un poemario donde asimila y supera las contradicciones del barroco, ha comprendido la concepción cósmica. Parte de la fuerza amorosa lírica de Vicente Aleixandre, a ello añade lo paisajístico de Garcilaso. El resultado es una poesía de amor atormentado, trágico: “Un carnívoro cuchillo/ de ala dulce y homicida/ sostiene un vuelo y un brillo/ alrededor de mi vida”.

En el libro Viento del pueblo la personalidad de Miguel Hernández cuaja, el poeta muestra su  noble sinceridad, se siente hombre del pueblo «pueblo de misma leche» dirá con fuerza expresiva en su poema. La poesía es esencia misma del pueblo, y tiene sus raíces en la tierra. El poeta interpreta ese sentimiento colectivo. Los elementos poéticos son la sangre y la boca. La sangre como vida que ofrece, la boca como la palabra en sus versos, como aliento en la lucha humana, como armas no mortíferas, sino de generosa entrega. Lo social lo vemos en poemas como el niño yuntero. La guerra y la muerte están presentes. La muerte como sufrimiento que hay que asumir, que abre la herida en el corazón humano, en aquel que queda vivo, pero herido para siempre. Pero el poeta defiende al pueblo cantando, esa es su lucha. “Vientos del pueblo me llevan/ vientos del pueblo me arrastran/ me esparcen el corazón/ y me avientan la garganta”. La palabra se libera de imágenes para expresar la cruda realidad.

En los poemas de El hombre acecha, que ya el título nos anticipa, ‘el hombre se enfrenta al hombre’. Encontramos poemas contemporáneos a la guerra, y también poemas escritos en las cárceles. La guerra había acumulado experiencias demasiado feroces, el hambre, las mutilaciones y la destrucción, a esto se une el presidio, que, en su conjunto, ensombrecen su poesía. Lo dice todo en la dedicatoria: dedico este libro a Pablo Neruda. “[…] Tú preguntas por el corazón y yo también. Mira cuántas bocas cenicientas de rencor, hambre, muerte, pálidas de no cantar, no reír, resecas de no entregarse al beso profundo”.

Cancionero y romancero de ausencias es el libro de memorias, porque se nutre de los recuerdos, es el amor de ausencia. Pero expresa las tres heridas, de la que he mencionado, la vida, el amor, la muerte, tres heridas que laceran al poeta. Pero es una misma herida, a fin de cuentas. “En el fondo del hombre, / agua removida. / En el agua más clara/ quiero ver la vida. / En el fondo del hombre, / agua removida. / En el agua más clara/ sombra sin salida”. Es un poemario donde el poeta deposita su alma. Lo construye con versos cortos, una métrica de estrofas breves y con un lirismo entrañablemente sobre acogedor. La poesía se hace palabra honda, el poeta se encuentra consigo mismo. “De aquí al cementerio, todo / es azul, dorado, límpido. / Cuatro pasos y los muertos. / Cuatro pasos y los vivos”.

Murió en la madrugada del 28 de marzo de 1942, después de tres años de persecuciones y cárceles. Murió en la prisión alicantina –en la tierra que tanto quiso– a los 32 años de edad. La primavera, recién estrenada, debió de regresar de súbito al invierno, porque algo alto y hermoso se helaba para siempre. De algún modo el paisaje se anublaría, pues como dejó escrito: “Muere un poeta y la creación se siente/ herida y moribunda en las entrañas”.

                                                                                   José Marcelo Ruiz

          Bibliografía: Obra Poética completa Editorial Zero S.A. 1977

Este artículo se ha publicado en la revista poética-literaria AL -ALBA (nº 50) de Málaga, de la Asociación Literaria Malagueña «Ana Léon Ramos», en la primavera-verano 2022. Con motivo LXXX aniversario de la muerte del poeta Miguel Hernández Gilabert (1942-2022).


https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2022/04/01/miguel-hernandez-las-tres-heridas/





 

domingo, 3 de abril de 2022

 VOCES entre VOCES

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RIMA IV

No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

Gustavo Adolfo Béquer

FUENTE: https://www.poemas-del-alma.com/rima-iv.htm

TEMAS TERTULIA 8-4-2022

VERGÜENZA

EJAIVLE

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



   "LA PUERTA DEL IRRACIONALISMO" Collage, Nekovidal.

TEXTOS TERTULIA 1-4-2022

IMPREVISTOS

CANSANCIO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


Lo que pienses, lo serás.

Lo que sientas, lo atraerás.

Lo que imagines, lo crearás.”

(Buda)


IMPREVISTOS

¿Existe un sólo acto, un sólo hecho, en esta dimensión paradójica que habitamos que no sea, al fin y al cabo, un imprevisto?

Sólo la mente humana, incapaz de navegar en la incertidumbre y sedienta, en su primitivismo, de certeza, necesita recurrir a la fantasía constante de tener control, de prever, de saber, de creer captar y conocer la realidad, por eso es tan propensa al engaño y al autoengaño.

Tan sólo cuando se libera, ocasionalmente, de esa cadena o condena llega a crear, o a realmente amar, o a enloquecer.

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Corta es la vida, el camino largo, la ocasión fugaz, falaces las experiencias, el juicio difícil.

(Hipócrates)


CANSANCIO

HOY ESTÁIS SECOS

Ramiro era un “tumbao” por voluntad propia, un hombre que, ya cansado, había decidido que se tumbaba, en la cama si la había, y que de ahí no le movía nadie, una extraña costumbre que se ha dado en algunos pueblos andaluces y, posiblemente, en otros lugares del mundo.

La familia, en casos como el de Ramiro, podía decidir si cuidarle o no, con todo lo que conllevaba, y casi siempre alguien decidía hacerlo.

Ramiro, harto de la vida y agotado por la misma, había decidido renunciar, después de tantas eternas jornadas de sol a sol en el campo, de sueños de cuero y mil noches de hambre. Creía tener, y sin duda tenía, derecho a tal renuncia.

En la cama sobre la que cayó, quedó, y fue su hermana Berta la que cargó sobre sí la responsabilidad de mantenerle con vida, tal vez como pago por aquellas veces, tantas, en que él le había regalado parte del pan negro de centeno con que consolaban el hambre durante la infancia de la postguerra española.

En el entorno de Ramiro sólo hubo, durante años que llegaron a ser lustros, un ser vivo además de su hermana: una maceta con claveles al lado de su mesilla de noche a la que saludaba cada mañana y con la que hablaba en silencio más a menudo de lo que hubiera recomendado cualquier psicólogo.

Pasó el tiempo, que fue convirtiendo a Ramiro y Berta en ancianos, llenando ella su vacío con el vacío de la televisión y enclaustrado él en un mundo en el que, al fin, tenía tiempo para convertirlo en su tiempo, “tiempo para cavilar”, como le gustaba decirse a si mismo.

Una mañana, tras esperar casi una semana la comida que ya nunca llegaría, Ramiro se incorporó en la cama para observar, al otro lado del pasillo, el cuerpo inerte de su hermana, que yacía allí desde hacía días víctima de un infarto. Volvió lentamente la vista hacia la maceta de claveles, también agonizantes por falta de riego, y no pudo contener el llanto, un llanto amargo y prolongado, que consiguió arrancar de su cuerpo el poco agua que aún contenía. Se miró las manos, aún callosas a pesar de los años de inactividad, y vio como las lágrimas se escurrían por su rostro y se acumulaban en el cuenco de sus palmas.

Lloró hasta secar su cuerpo, hasta purgar el último dolor, la última pena de cuantas había arrastrado en su vida, lloró por todas y cada una de las personas que habían compartido con él parte de sus vidas, lloró por aquella guerra injusta, como todas, pero ésta más, sin saber ni siquiera ahora en qué cuneta estaba enterrado su padre, como tantos, por haber cometido el único delito de respetar la ley, lloró por tantos amigos perdidos, por tanto dolor compartido, por su hermana, su querida hermana, lloró por la miseria implacable que convierte tantas vidas en miseria tan sólo. Lloró porque pensó, acertadamente o no, que siempre hay más llanto que risa en este mundo, lloró y lloró. . .

Sintió, al fin, un enorme alivio que hizo desaparecer hasta la sensación de hambre, volvió su vista nuevamente hacia la maceta de claveles, observó el diminuto charco que sus lágrimas habían formado en sus manos, y regó con él la reseca tierra de la maceta. “Hoy estáis secos”, dijo, y volvió a tumbarse y cerrar los ojos, esta vez, ya sin pena ni llanto, para siempre.

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"Los hombres, para hacer el mal, deben primero creer que lo que hacen es bueno”

(Alexander Solzhenitsyn).


MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

* ¿Es malo quien desea lo que no tiene porque no puede tener lo que desea y sólo sabe desear?


* Dígame, majestad, señor banquero, señor político, señor con mucho dinero y poder pero muy pocos sueños, usted que en su arrogancia tanto desprecia a sus semejantes, ¿por qué está usted tan condenado a muerte como ellos?

* ¿Qué te hizo convencerte de que comprendías todo sólo porque te convenciste a ti mismo de que comprendías algo?

*¿Cuándo dejaste de ser un sabio que sabe que no sabe y siempre duda para empezar a ser un necio que cree que sabe y ya no tiene nada que preguntar?

*El ser humano, acorralado por la incertidumbre, empezó a llamar amor a cualquier sucedáneo amasado con sus miedos.

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ENTREVISTA A SEBASTIÁN RUIZ RIVAS PINTOR Y AUTOR  DE LA EXPOSICIÓN  «DESTELLOS DE LA MEMORIA».

Entrevista realizada por José Marcelo Ruiz

» AL CONTEMPLAR MIS OBRAS DESCUBRO QUE TRASMITEN BELLEZA Y ADEMÁS UNA INQUIETUD CONMOVEDORA»

Sebastián Ruiz Rivas y José Marcelo Ruiz

PREGUNTA.- Hábleme usted  de la exposición Destellos de la memoria, que estará en el Centro de Arte Contemporáneo de Vélez- Málaga hasta el 15 de abril.  En ella hay un trabajo donde capta la luz que se cuela en los interiores: las casas,  los edificios. ¿Cómo surge esa necesidad y esa motivación?

RESPUESTA.- Esta exposición es una síntesis de mi dedicación al arte.  Observo la luz que se cuela  desde el exterior por las rendijas y sus distintos efectos lumínicos. Es una luz que se presenta siempre en movimiento, por lo tanto se transforma. Ello me motiva para estudiarla y buscar los  materiales para plasmarla; lo hago como un reto ante su dificultad, así como por su originalidad y el lenguaje metafórico que posee.    

P.- ¿Qué materiales emplea para plasmar las difracciones de la luz, y qué dificultades se les presentan?

R.- El objetivo es  plasmar  lo etéreo y el movimiento de la luz,  así como las sensaciones lumínicas que trasmiten; consiguiendo corporalidad orgánica. Los materiales empleados es  una mezcla mixta de óleo, acrílico, esmalte sintético y resina. Los instrumentos que utilizo  son: el aerógrafo, los espráis, y los pinceles para el fondo. En cuanto a las dificultades a las que me he enfrentado, en lo técnico con una actitud de tesón en la búsqueda de los resultados deseados. En el aspecto emocional me ha atraído esa mirada de la luz y sus cambios fugaces, a ello se ha unido mi estado anímico: me refiero a esas `sombras ocultas que tenemos en nuestra personalidad`, que gracias al arte se consigue superar, ser más feliz.

 P.- ¿Qué tendencias pictóricas ha seguido?

El trabajo artístico que hago sobre la difracción de la luz, donde   hay un lenguaje y se crea  una belleza.  Así como, emocionalmente, trato el tema del olvido, en el cual descubro una luz que se difumina y se oscurece al penetrar en las casas abandonadas, en esas sombras que se ocultan en la memoria perdida. No he encontrado autores que directamente lo traten. Pero ha sido mi mirada al arte plástico, a  pintores clásicos como: Velázquez, Rembrandt, pintores nórdicos… E incluso en el mundo de la arquitectura, los que me han  estimulado y les he estudiado para seguir esa tendencia pictórica, que sí, me han influenciado muchísimo.   

P.- ¿Qué  sensaciones  trasmiten su pintura?

Mis obras al contemplarlas, descubro que  trasmiten belleza. Pero, además, una inquietud conmovedora, al sentir cómo esa luz me mira y, a la vez, me interroga.

P.-  La exposición la denomina destellos de la memoria. ¿Qué significa  este concepto y a qué se refiere?

Toda motivación artística se inicia desde una búsqueda. Pero como decía Pablo Picasso: “lo que vale es lo que se encuentra en el acto creativo”. Lo que encuentro es la  necesidad  de humanizar mis obras. Ello me evoca añoranza, ir hacia mi  infancia y rescatar esa memoria del pasado. Es una memoria cargadas de sombras. Que se cuele ese rayo de luz hace desvanecer parte de la oscuridad, esto da esperanza y ánimo para proseguir. Destellos de la memoria significa  quedarse con esos recuerdos, que como luciérnagas iluminan en la noche; a sabiendas que caminan hacía el olvido.

P.- Hay una serie de obras que denomina Olvido, hábleme usted de ellas.

La serie del olvido comenzó ante la visión de  casas en ruinas y cómo el ramaje de plantas   las cubre,  y ver como la luz se matiza y tiene dificultad para penetrar. Esta imagen es una metáfora de la pérdida de memoria total. Me implica, de manera emocional, a pensar y estudiar ese estado de falta de identidad. Y, al contrario, de Destellos de la memoria, que es deseo de mantener latente los recuerdos. Para ello se recurre a dejar escrita la historia, mantener viva la cultura de los pueblos. En el olvido es el miedo a que lo verdaderamente humano desaparezca y muera. Esto es lo que pretendo dejar reflejado en mis obras.       

 P.- ¿Qué les diría usted a las personas para animarles a visitar su exposición?

 Les  digo que es una exposición que les hará reflexionar, porque son obras evocadoras que les van a conmover.  Aunque lo vean  de manera personal. Todos coincidirán que les invita a meditar sobre la vida.  

José Marcelo Ruiz

Esta entrevista se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 25 de marzo de 2022. Mi agradeciminto personal al director del medio D. Francisco Gálvez por su interés por los temas: de cultura, de opinión y pensamiento.

OBRAS: