domingo, 12 de febrero de 2023

 

VOCES entre VOCES

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nekovidal@gmail.com



LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

 

"Fragmento", de Phyllis Webb

(Canadá, 1927-2021)


Esa violeta

                  bien en la arboleda

                                                o en la luz

es la partícula diminuta

                                  del crecimiento dado de un área;

Háblale a esa violeta

                                   o llama a la luz

y lo que es devuelto

                                 no es eco

sino la sustancia muda

                                    de la obra del amor.


Phyllis Webb, incluido en Antología de la poesía anglocanadiense contemporánea  (Los libros de la frontera, Barcelona, 1985, selec. y trad. de Bernd Dietz).

FUENTE:https://franciscocenamor.blogspot.com/

"No tendría ningún inconveniente en recibir la llamada de cualquier dios. Pero observando a quienes se dicen sus representantes en este mundo temo que ésta pueda ser a cobro revertido". (Nekovidal) 

TEMAS TERTULIA 17-2-2023

LA ANTINOTICIA

TU NOMBRE

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


TEXTOS TERTULIA 10-2-2023

DESENCANTO

DESMEMORIA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

"Creo que cualquier bandera entorpece. Lo que tenemos que tener es una bandera de justicia, de bondad, de educación, de cultura, de sensibilidad, de filantropía, otro sustantivo maravilloso de los griegos, el amor a los otros"

(EL PAÍS,Emilio Lledó, filósofo) 


DESENCANTO

A QUIÉN ADORAN

A quién adoran

En templos, mezquitas, iglesias y sinagogas.

Saben acaso que no se puede adorar a ningún Dios

antes de haber amado al hombre.

A quién adoran

esos que siempre traen nuestras guerras,

que borran la paz de la faz de la tierra.

Saben acaso que en cada hombre que maltratan

está la semilla del Dios al que dicen que adoran.


Hay que amar al hombre para amar a Dios. Este es el mensaje espiritual que trasciende en todas las tradiciones espirituales.

Alexandra di Stefano Pironti

(Salto al Infinito)


"Esperó y rogó que no hubiese otra vida. Entonces se dio cuenta de que había una contradicción implicita ahí, y esperó simplemente que no hubiese otra vida".

Douglas Adams

EL DESENCANTO DEL VATICANO

Había sido un sincero e ingenuo hombre de fe. Había cumplido a lo largo de su vida todos los preceptos del catolicismo, del primero al último. Su Santidad el Papa había sido su modelo y guía, el ser humano mortal al que Nuestro Señor, por alguna razón, había elegido como su representante en la Tierra. Siempre le había imaginado como alguien muy especial, y aunque albergaba algunas pequeñas dudas sobre detalles de su naturaleza semidivina, concretamente sobre sus urgencias y necesidades fisiológicas, nunca, por vergüenza, se había atrevido a plantearlas a su párroco, confesor y amigo. Decidió, simplemente, que una persona de la categoría de su Santidad, elegido por Dios entre miles de millones, no podía estar encadenado a ciertas miserias y servidumbres del cuerpo, y así, libre de tales ataduras, le había imaginado siempre.

Antes de morir quería ver el Vaticano, y sus hijos le regalaron ese viaje tan ansiado por él.

Tuvo el privilegio de visitar los aposentos pontificios gracias a ciertas gestiones de su hijo mayor.

Ahí no se puede pasar”, le advirtió amablemente la guía alemana que le acompañaba en su recorrido.

¿Qué hay tras esa puerta?, preguntó.

El retrete de su Santidad”, dijo, haciendo un uso de la palabra algo impropio, pero comprensible en un hispanohablante no nativo.

En tan sólo un instante se derrumbó su imagen de un hombre superior y semidivino. Ya nunca recuperó la fe.

Nekovidal nekovidal@gmail.com 

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 DESMEMORIA

Estoy un poco cansada, además de saturada, de las pseudo filosofías ahora tan en boga y cuyos gurús -algunos se hacen llamar coach cuando no terapeutas- insisten, una y otra vez, en tratar de convencer a todo quisqui de que estamos capacitados para manejar los recuerdos a nuestro antojo y componer un pasado al gusto para resolver, así, el presente y diseñar el futuro.

No creo necesario explicar que cuando alguien acude a este tipo de recurso, generalmente, lo hace desde la necesidad de salir de un bucle de dolor, de un momento de crisis, de una caída a los infiernos, buscando herramientas para poder vivir; lo que se encuentra, al menos en algunos casos, es con una sobrecarga de culpabilidad al entender que si está sufriendo es, sencillamente, porque quiere o porque es torpe, puesto que todo ser humano puede seleccionar sus recuerdos.

Esto, sin duda alguna, lleva a la dependencia de quienes transmiten tanta sabiduría sobre el manejo de recuerdos -la mayoría viven muy bien-, aunque, por otro lado, ellos no dejan de recordar su pasado en cada charla o en cada libro, relatando repetitivamente cómo acaeció su gran salto al conocimiento profundo del alma; es decir, viven de memorizar su vida ante aquellos a los que tratan de convencer de las ventajas que tiene la desmemoria selectiva.

Cabe decir que la vida nos resultaría a todos mucho más sencilla si pudiéramos sacar del baúl de los recuerdos solo aquellos que nos hacen bien, pero no es así, ese baúl es un cajón de sastre y hay de todo, incluso memoria que no es nuestra, memoria impuesta por otros: ¿quién, por ejemplo, no ha rechazado a un familiar o a un vecino sin saber de él nada excepto que su madre lo rechazaba?

Creo, sinceramente, que solo hay dos cosas que podemos hacer con nuestras memorias; una es aprender a discernir entre las propias y las impuestas (esto es esencial) y, la otra, dejar de alimentar los malos recuerdos con emociones actuales, mantenerlos a dieta; de ahí a borrarlos, va un abismo. Es muy probable que sin memoria lleváramos una vida infeliz, insulsa y casi trágica si tenemos en cuenta las palabras de Martin Heidegger: «La gran tragedia del mundo es que no cultiva la memoria».

11/febrero/2023 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»

"Conocí el bien y el mal, pecado y virtud, justicia e infamia; juzgué y fui juzgado, pasé por el nacimiento y la muerte, por la alegría y el dolor, el cielo y el infierno; y al fin reconocí que yo estoy en todo y todo está en mi" (Hazrat Inayat Khan)

DESMEMORIA

Nos olvidamos de los malos momentos, dicen que es un mecanismo de defensa de nuestro cerebro, no recordamos los desplantes, las malas palabras y los malos modos, pero cuando alguno de estos vuelven a repetirse nos devuelven a esas sensaciones que ya teníamos metidas en algún cajón y vuelven las angustias, los miedos y las inseguridades. La memoria dicen que es selectiva pero tratándose de sensaciones desagradables es como si estuvieran bajo nuestra piel latentes y vuelven a activarse con el recuerdo, como una ortiga activa una urticaria. Puede que siempre estén ahí o puede que nos abandonen algún día, ese día si llega, será cuando la desmemoria sea una bendición, cuando la vida se defienda contra el pasado de la mejor manera que puede y es olvidándolo para siempre, enfrentando el momento actual con una actitud diferente y con la tranquilidad que dan los años y las lecciones aprendidas y creando una nueva serie de recuerdos que no hagan daño si se repiten con posterioridad.

Eva Camba Paz


 MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.


EL PROGRESO COMO PRETEXTO

10 FEBRERO, 2023 

GUI (Graphical User Interface) concept.

Por José Marcelo Ruiz

El profesor Yuval Noah Harari habla, en su libro Sapiens, de cómo la ciencia moderna da por sentado que no lo sabemos todo. Que las cosas que sabemos pueden ser erróneas, si al obtener nuevos conocimientos se demuestran que no son ciertos. Las observaciones empíricas y experimentos realizados por los científicos se confirman usando fórmulas matemáticas; así la ciencia no tiene dogma. Pero dichos descubrimientos no quedan en teorías, sino tienen la finalidad de desarrollar nuevas tecnologías, para adquirir nuevos poderes.

La concepción de Francis Bacon, de que el « saber es poder», es practicada por los gobernantes para usar la ciencia al servicio de sus intereses políticos y económicos. Los gobernantes de los estados modernos piden a sus científicos soluciones para las áreas de la política nacional, de la energía a la salud, la eliminación de residuos sólidos… Pero son las fuerzas militares del mundo, las que financian y dirigen gran parte de la investigación científica y el desarrollo tecnológico; y, es preocupante, que se utilicen para las guerras y el terrorismo. (No se encuentren soluciones políticas). Sólo hay que recordar hechos históricos: la detonación de la primera bomba atómica en Alamogordo (Nuevo México). Y, en la década de 1940, los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Soviética destinaron enormes cantidades de dinero para financiar la física nuclear, que les permitirían desarrollar armas nucleares. (Este periodo coincidió con el inicio de la revolución científica). En nuestros pensamientos están los conflictos económicos, políticos que se dan, y el peligro que las guerras suponen en el presente siglo XXI. Esto es así, porque la ciencia no es una empresa que pueda actuar en un plano ético, y ser libre; está sujeta a la actividad humana. Los científicos no son conscientes de los intereses políticos, económicos y religiosos que controlan el flujo del dinero. De hecho, actúan por pura curiosidad; y, ellos no dictan los programas a realizar. La ciencia es incapaz de establecer sus propias prioridades, así como determinar qué hacer con sus descubrimientos. Financiar ciencia pura, no afectada por el provecho económico, es imposible. Todo está determinado, primordialmente, por la utilidad y el lucro.

Para pensar éticamente, hemos de acogernos a las tradiciones mitológicas que planteaban leyes generales, las cuales no estaban acogidas a fórmulas matemáticas, como: “el mundo es un campo de batalla entre el bien y el mal. Una fuerza maligna creo la materia, mientras que una fuerza buena creó el espíritu. Los humanos están atrapados entre estas dos fuerzas, y deben escoger el bien sobre el mal”.

Este pensamiento ético me conduce a ese ideal de progreso que dice: el hambre, la pobreza, las enfermedades, las guerras… No son destinos inevitables para la humanidad; incluso, se habla de la muerte.  Antes, eran frutos de nuestra ignorancia. Ahora, gracias a los avances de la ciencia y de la tecnología, es posible solucionarlos y evitarlos. Es verdad, que es cierto, la vida humana se está alargando, las enfermedades se pueden evitar, y que el hambre, la pobreza desaparezcan. Lo triste es utilizar el progreso como pretexto, para que impere el poder del hombre contra el hombre.

José Marcelo Ruiz

Este artículo se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 10 de febrero de 2023. Mi agradecimiento personal al director del medio D. Francisco Gálvez por su interés por los temas de cultura, de opinión y pensamiento.

https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2023/02/10/el-progreso-como-pretexto/

LA OBRA DEL ARTISTA. UNA VISIÓN HOLÍSTICA DEL UNIVERSO” (Frei Betto)

Creo en el Dios liberado del Vaticano y de todas las religiones existentes y por existir. El Dios que antecede a todos los bautismos, preexiste antes que los sacramentos y desborda todas las doctrinas religiosas. Libre de los teólogos, se derrama gratuitamente en el corazón de todos, creyentes y ateos, buenos y malos, de los que se creen salvados y de los que se creen hijos de la perdición, y también de los que son indiferentes a los abismos misteriosos del más allá de la muerte.


Creo en el Dios que no tiene religión, creador del Universo, donador de la vida y de la fe, presente en plenitud en la naturaleza y en los seres humanos. Dios orfebre de cada ínfimo eslabón de las partículas elementales, desde la refinada arquitectura del cerebro humano hasta el sofisticado entrelazado del trío de cuarqs.


Creo en el Dios que se hace sacramento en todo lo que acerca, atrae, enlaza y une: el amor. Todo amor es Dios y Dios es lo real. En tratándose de Dios, dice bellamente Rumi, no se trata del sediento que busca el agua  sino del agua que busca al sediento. Basta con manifestar la sed y el agua mana.
 
Creo en el Dios que se hace refracción en la historia humana y rescata todas las víctimas de todo poder capaz de hacer sufrir al otro. Creo en teofanías permanentes y en el espejo del alma que me hace ver a Otro que no soy yo. Creo en el Dios que, como el calor del sol, siento en la piel, aunque sin conseguir contemplar o agarrar el astro que me calienta.
 
Creo en el Dios de la fe de Jesús, Dios que se hace niño en el vientre vacío de la mendiga y se acuesta en la hamaca para descansar de los desmanes del mundo. El Dios del arca de Noé, de los caballos de fuego de Elías, de la ballena de Jonás. El Dios que sobrepasa nuestra fe, disiente de nuestros juicios y se ríe de nuestras pretensiones; que se enfada con nuestros sermones moralistas y se divierte cuando nuestro arrebato profiere blasfemias.
 
Creo en el Dios que, en mi infancia, plantó una acacia en cada estrella y, en mi juventud, se asomó cuando me vio besar a mi primera enamorada. Dios fiestero y juerguista, el que creó la luna para engalanar las noches de deleite y las auroras para enmarcar la sinfonía pajarera de los amaneceres.
 
Creo en el Dios de los maníacodepresivos, de las obsesiones sicóticas, de la esquizofrenia alucinada. El Dios del arte que desnuda lo real y hace resplandecer la belleza preñada de densidad espiritual. Dios bailarín que, sobre la punta de los pies, entra en silencio en el palco del corazón y, comenzada la música, nos arrebata hasta la saciedad.


Creo en el Dios del estupor de María, del camino laboral de las hormigas y del bostezo sideral de los agujeros negros. Dios despojado, montado en un borrico, sin piedra donde reclinar la cabeza, aterrorizado de su propia debilidad.
 
Creo en el Dios que se esconde en el reverso de la razón atea, que observa el empeño de los científicos por descifrarle su juego, que se encanta con la liturgia amorosa de cuerpos excretando jugos para embriagar espíritus.
 
Creo en el Dios intangible al odio más cruel, a las diatribas explosivas, al corazón hediondo de aquellos que se alimentan con la muerte ajena. Dios, misericordioso, se agacha hasta nuestra pequeñez, suplica un suave masaje y pide arrullos, exhausto ante la profusión de idioteces humanas.

Creo, sobre todo, que Dios cree en mí, en cada uno de nosotros, en todos los seres engendrados por el misterio abismal de tres personas unidas por el amor y cuya suficiencia desbordó en esta Creación sustentada, en todo su esplendor, por el hilo frágil de nuestro acto de fe.


Frei Betto es fraile dominico y escritor, autor de "La Obra del Artista. Una visión holística del Universo", entre otros libros.

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 53 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco,  memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores.
 
Asesor de movimientos sociales, camo las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 45 años. En los años 2003 y 2004 fue asesor especial del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva y coordinador de Movilización Social del Programa Hambre Cero.


Traducción de J.L.Burguet

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