domingo, 30 de agosto de 2020

 

VOCES entre VOCES

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La tradición es la personalidad de los imbéciles”. (Maurice Ravel)



TEMAS TERTULIA 4-9-2020

Y USTED MÁS...

DEMOCRACIA

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.



Tenemos vocación de aprender”.

(Juan Eslava Galán)




 "Violeta del Carmen Parra Sandoval...", de Yeny Díaz Wentén (Chile, 1983)



Violeta del Carmen Parra Sandoval, 50 años,
la encontraron herida de bala en la sien, dentro
de carpa pobre en la calle Serrano.
Se dice que venía del sur y que era hija
de una campesina y de un profesor de
música lleno de vicios. Tuvo hijos, marido
y amor, pero vagaba guardando música
y que nunca nunca su corazón se sintió
querido. De sus hijos se cuenta
que aburridos de andar con su madre
deseaban partir lejos de ella.
"La sonrisa es para los contentos"
decía una vieja por ahí
no tengo risa,
solo tristeza y guitarra poseo,
que Dios no cante
versos de conmiseración,
que sola nací
y sola me vengo.

Los nombres de las flores se llevan triste, Violeta,
y la única música que esperamos es la del negro tambor,
retumba, retumban nuestros pobres corazones,
venga a cantar un canto al iracundo Señor.


Yeny Dían Wentén en Animitas (2015), incluido en Con mi caracol y mi revólver. Muestra de poesía chilena reciente (Vallejo & Co., Internet, 2018, selec. de Diego Alfaro Palma).

Otros poemas de Yeny Díaz Wentén
Juana Niña

FUENTE: Blog literario Asamblea de palabras


Se puede confiar en las malas personas, no cambian jamás”. (William Faulkner)


TEXTOS TERTULIA 28-8-2020

HORIZONTES.

CARTA A UN BANQUERO.

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.




HORIZONTES

«Yo fui el hijo que él deseó».


Eso dijo Astor Piazzolla en una entrevista hablando de su padre, Nonino, para quien compuso en los pocos minutos que tuvo antes de entrar a escena tras haber recibido la noticia de su muerte, la melodía Adiós, Nonino que, por supuesto, interpretó aquella noche de luto.


Escucho Adiós, Nonino mientras escribo esta nota. La música me transmite la sacudida de columnas destruidas, como si la muerte hubiera sido para Piazzolla un Hércules derribador del pilar de su triunfo, del cimiento de su identidad, del germen de su horizonte.


«Yo no fui la hija que deseaba». Pienso.


Y siento en singular.


Porque siempre hay un progenitor que nos pesa más que el otro y que nos robustece o nos debilita sobremanera.


El futuro nos viene dado tanto por aquellos que creen en nosotros como por los que no creen.


Hay quienes nos aman de tal forma que nos lanzan, sin saberlo, hacia la línea infinita de un horizonte movible que avanza cada vez que nos aproximamos a él, infinito y rojo como el corazón; y hay quienes, temerosos -tal vez- de que los superemos, nos colocan el yugo en el cuello creyendo que así nos dominarán, pero…


«…Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor a cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia…»

(«Vientos del pueblo», Miguel Hernández)


Ayer, en una conversación telefónica entre amigas, me preguntaron: «¿Has podido perdonar?»


Yo pensé (y sentí en singular): «¿Pudo perdonarse empañar mi horizonte?»



29/agosto/2020 – Victoria Blanco para «VOCESentreVOCES»



HORIZONTES.

Audio: MI LUGAR

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Rafael Cotilla



HORIZONTES

Honramos

Oscuros

Recuerdos

Izando

Zafios

O

Nuevos

Terribles

Estandartes

Siniestros


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HORIZONTES


Pescador sin pescado
con sus redes
tejidas a mano.
Pescador con su barco
en la mar hilitos dorados.
Cuarto menguante.
Sol naciente.
Dios mediante.
Estampida corriente.
Pescador sin pescado
y en el fondo
su cuerpo desciende.
Pescador sin "pecados"
que su alma

descansa por siempre.


José María Rico - Spencer



CARTA A UN BANQUERO.


A los únicos banqueros que les voy a dedicar unas palabras, y que merecen todo mi agradecimiento,

son los que han hecho que tenga todo tipo de recuerdos , vivencias, y emociones desde mi infancia hasta hoy, permitiendo que pudiera sentar diferentes emociones compartidas 

o no. Gracias señores banqueros.


YJG




CARTA A UN BANQUERO.


"Calamidad de los tiempos cuando los locos guían a los ciegos"

(W. Shakespeare, El rey Lear)

Muy Sr. mío:

Usted no me conoce personalmente, soy uno de sus miles de clientes, una de esas personas que le entrega sus ahorros de toda la vida o del último mes, si los hay, de forma que con ellos, unido a los de miles de ciudadanos más, puede usted crear y mantener su negocio.

Al ser usted una persona cuyo elevado nivel de formación se da por hecho, seguro que tendrá conocimiento de que su profesión ha sido, a lo largo de la historia, y en muy diferentes culturas, una de las más despreciadas, considerándose en Grecia o China a los banqueros y prestamistas los penúltimos en la escala social, sólo por delante de los esclavos. Nuestros antepasados, inmersos en un mundo duro y hostil, donde sobrevivir suponía un tremendo esfuerzo diario, despreciaban profundamente a quien vivía del trabajo ajeno, y como posiblemente también sabrá, durante siglos, a lo largo de la Edad Media europea, la usura fue de los delitos más duramente castigados. Me dirá usted, con cierta lógica, que eran otros tiempos, el mundo era más primitivo, más simple y el ser humano poco más que un animal luchando por su supervivencia.

No será necesario que le recuerde tampoco, desde mi modesta posición de historiador, cómo aquellos primeros banqueros, muchos de ellos clandestinos al principio, fueron transformando su lucrativo negocio en poderosas organizaciones que acababan decidiendo, incluso, quién habría de reinar o gobernar, o qué pueblos habrían de padecer una guerra o genocidio a fin de mantener y aumentar el poder de dichas organizaciones. Así llegamos, como usted sin duda sabe, al presente, donde los componenetes de su gremio se permiten decidir, ya sin disimulo, quienes habrán de ser los presidentes o primeros ministros de turno, sin pasar por el trámite de unas elecciones supuestamente democráticas. El método es tan simple como eficaz: los partidos políticos deben tener deudas con ustedes, las suficientes para que, en el supuesto de que apareciera un elemento díscolo o heterodoxo en cualquier partido se pueda neutralizar a éste e impedirle ganar cualquier elección por el simple método de reclamar la deuda. En España, por ejemplo, sólo hay dos partidos que no tienen deuda con la banca: Los Verdes y Unidas Podemos, no es casualidad que sean constantemente atacados por los medios de comunicación, el setenta por ciento de los cuales se encuentran en manos de l amisma banca.

Pero es de otra forma como me quiero dirigir a usted, no desde el reproche o la confrontación, sino buscando cuanto, como humanos, tenemos en común, de forma que, si lo hacemos desde un punto de vista pragmático y dialogante, redundará, sin duda, en un beneficio mutuo, por extraño que pueda parecer a simple vista.

Usted, como yo, y como todos nuestros semejantes, por el hecho de nacer en este planeta está supeditado a la vida del mismo, la salud del planeta no es ya un asunto de jóvenes ecologistas, es un asunto serio cuyo desenlace, por mucha información que creamos tener, se nos escapa. Ya hemos conseguido identificar todas las extinciones habidas en nuestro planeta desde su formación y sabemos, sin lugar a dudas, que ha habido algunas peores que la que estamos provocando nosotros, pero ninguna a un ritmo tan acelerado. Nos encontramos en una encrucijada, y si se cumplen las peores previsiones, de poco servirán las disculpas que cada uno alegue llegado el momento, será una condena sin apelación. Por el poder que usted ostenta, muy por encima de muchos gobernantes, su responsabilidad es también mayor, y tal vez lo que menos llegue a imaginar es que algunas de sus decisiones pueden dar lugar en un futuro más o menos cercano, a la muerte de millones de personas, entre los que pueden encontrarse sus mismos descendientes. Por favor, reflexione.

Usted posiblemente sea una persona de ideas conservadoras, pues bien es sabido que la banca siempre ha tenido esa tendencia natural a ponerse del lado de ideologías que pretenden mantener las cosas como están o incluso volver a lo más tradicional si cabe. Esa es una actitud, señor mío, sumamente llamativa en usted, porque si algo ha caracterizado a la banca a lo largo de los siglos es el aprender de los errores cometidos y adaptarse a los cambios.

Le invito a echar un vistazo a la historia: La banca apoyó a las monarquías europeas contra las ideas de las revoluciones que se dieron en los actuales Estados Unidos y Francia pero, con el tiempo, ese modelo fue el adoptado por la mayoría de los países: apostaron ustedes por los perdedores.

Ustedes se opusieron a la abolición de la esclavitud, que consiguieron retrasar, pero fue abolida a lo largo de dos siglos.

Se opusieron también a la igualdad racial, pero es, al menos teórica y legalmente, un hecho en casi todo el mundo.

Se opusieron al derecho a voto de las mujeres, la mitad de la Humanidad, pero ya es una resalidad incuestionable en casi todo el mundo.

Se opusieron, de la mano de estamentos religiosos, al divorcio, que no sólo se instituyó, sino que es, estadísticamente hablando, más practicado actualmente por personas neofóbicas (conservadoras) que por parejas neofílicas (progresistas).

Puede dar la impresión de que han apostado siempre a caballo perdedor, pero no es el objeto de este escrito hacer reproches, sino invitarle a comprender que, desde un punto de vista histórico, el cambio es una condición permanente.

Ahora una nueva idea, un movimiento ciudadano nuevo, la llamada democracia directa o democracia participativa, está surgiendo en el Primer Mundo, y posiblemente se irá extendiendo, de una forma u otra, con el tiempo. La idea es tan simple como extender la toma de decisiones de una pequeña élite política a camente está demostrado que cuanto mayor es el número de personas que participan en l atoma de una decisión menor es la posibilidad de error.

Básicamente los directistas o demócratas directos hacen dos propuestas que son, de hecho reformas constitucionales aplivcables a cualquier carta magna: Declaraciones de guerra siempre supeditadas a referendums vinculantes : sólo entrará en guerra un pais si lo deciden así la mayoría de sus ciudadanos. La segunda propuesta es la gran temida por la clase política: Los presupuestos Generales del Estado que hasta ahora son votados en los parlamentos pasarán a ser refrendados por todos los ciudadanos puesto que suya es esa enomre cantidad de dinero ya que proviene de sus impuestos. El método sería tan simple como escribir al lado de cada partida del presupuesto + o – X%. Haciendo la media de todos los ciudadanos saldría la corrección en más o en mnos a aplicar para ese año, con los aumentos o disminuciones en cada partida presupuestaria.

Usted se opone, piensa que esos ciudadanos son sus enemigos, pero olvida que no es un odio personal el que sienten hacia usted, tan sólo exigen un mínimo de justicia, que no arruinen sus vidas para poder aumentar apenas unas décimas su porcentaje de beneficio anual. Pero por encima de eso, esas personas reclaman un sistema social más avanzado, más evolucionado, que antes o después ha de llegar, como llegaron todos los cambios anteriores, permitiendo decidir a todos los ciudadanos los asuntos más importantes que les afectan, como declaraciones de guerra o presupuestos del estado y, en general, cuanto condiciona su vida social. Si usted admite el derecho a voto, ¿por qué no admitir que ese derecho se practique más a menudo a través de sistemas informatizados? Seguro que se tomarán decisiones que le perjudicarán, pero a cambio, por ser como somos, una especie social, las decisiones de la mayoría, si no se manipula la información a la que tiene acceso, serán siempre beneficiosas para la mayoría, y eso le incluye a usted y sus familiares. Si lee con detenimiento la historia y la experiencia que nos transmite, se convencerá sin la menor duda de que esa idea saldrá adelante y se convertirá en una realidad, y ante eso tiene usted dos opciones: navegar al ritmo de la historia u oponerse a ella, por el primer camino posiblemente podrá conservar usted parte de su fortuna y varios privilegios, por el segundo, forzará a un cambio más radicalizado que a nadie beneficiará, no hay nada más peligoso que la desespereción, especialmente para quienes ostentan el poder. Por favor, reflexione.

Usted, como yo, tiene hijos, y posiblemente nietos, para los que deseará, sin duda, el mejor futuro posible. Como sin duda sabrá, en los últimos años se está dando en el mundo un fenómeno de acumulación de riqueza que nos ha hecho retroceder a índices de los años veinte del siglo pasado. Puede pensar que si esa acumulación se da en usted y su familiares supondrá algo beneficioso para ustedes, pero la historia nos demuestra irrefutablemente que ése es un proceso sumamente peligroso que origina tensiones que desembocan, antes o después, inevitablemente, en cambios sociales drásticos, sangrientos en muchas ocasiones, ¿es ése el futuro que desea?

Una suma de diez millones de euros es más que suficiente para garantizar no sólo la supervivencia, sino un verdadero bienestar material a cualquier ser humano. Si, a partir de ahí, seguir acumulando riqueza crea esas peligrosas tensiones sociales, no parece muy acertado continuar por ese camino.

Me dirá que desconozco los mecanismos reales por los que se mueve el mundo, que el hombre es un lobo para el hombre, etc., etc., pero yo le hablo desde la experiencia histórica, algo concreto, mientras que usted me habla de la supervivencia de un sistema que es, matemáticamente hablando, insostenible, porque eso que llamamos crecimiento económico tiene como frontera el mismo planeta, y antes o después habremos de cambiar a otro modelo, cualquiera, pero sostenible. Por favor, reflexione.

Usted, y en eso tal vez no nos parezcamos todos los seres humanos, posiblemente se sentirá atraído por la idea de pasar a la historia, de ser recordado no sólo como un banquero más, uno entre cientos, uno del montón, por poderoso que llegue a ser, sino como alguien merecedor de ser conservado en la memoria colectiva de nuestra especie a lo largo de los siglos. Ese puesto lo ocupará el banquero o banqueros que sepan adelantarse a la historia, que no se queden encerrados en la acumulación de riqueza, sino que sepan plantear, con imaginación e inteligencia, un modelo de convivencia que redunde en bienestar social. No le hablo, supongo que ya lo sabrá, de repartir generosamente su riqueza, de poco serviría a largo plazo, sino de crear mecanismos que aseguren la paz, el bienestar y la cultura entre los seres humanos. Mantenemos en la memoria los miles de años de hambre y miseria de nuestra especie pero actualmente tenemos, por primera vez, todas las herramientas tecnológicas necesarias para crear un verdadero paraíso en la tierra. Pensamos con esquemas grabados en nuestra mente a lo largo de miles de años de hambre y sufrimiento y no parecemos preparados para comprender que ya no necesitamos padecer esos miedos, ya hay, por primera viz en la historia, alimento y cultura para todos, ahora debemos empezar a educar como libre a ese cerebro esclavo. Por favor, reflexione.

Nuestros mundos y nuestras vidas pueden parecer muy alejados y diferentes, pero compartimos mucho más de lo que imaginamos. Usted o yo podemos caer víctimas de una enfermedad, y tal vez nos espere una muerte evitable si determinado laboratorio, tal vez incluso uno cercano financiado o dependiente de su banco, no ha fabricado ese medicamento que nos podría curar porque no es rentable por ser demasiado efectivo, el mejor cliente es el enfermo crónico, sin duda sabe que esas cosas suceden a diario. Ambos podríamos morir víctimas de la codicia, o nuestros familiares y de poco le serviría su enorme fortuna, no se podría desarrollar ese medicamento en semanas. Usted, como yo, puede ser víctima de cualquier acto delictivo, y nos puede costar también la vida. Como sabrá, la delincuencia es endémica donde campa la pobreza y la frustración, y son las llamadas sociedades del bienestar las más seguras en ese sentido. Por supuesto, usted puede pagar escoltas y hasta ejércitos, pero el rencor que millones de personas van acumulando hacia usted y su profesión es tan peligroso como imprevisible.

Usted, como yo, toma a diario alimentos envasados en recipientes que ya sabemos que son tóxicos a medio y largo plazo, posiblemente conocerá el resultado de los análisis hechos a eurodiputados hace unos años, en los que detectaron en sus cuerpos hasta setenta componentes tóxicos, a pesar de ser todos ellos personas que habían llevado una vida materialmente acomodada. No contamos todavía con la tecnología para eliminar esos tóxicos, ni se dedican apenas medios a investigarlos, hay quien considera que no son rentables dichos estudios. Esos venenos que circulan por su sangre y la mía nos condenan a ser las primeras generaciones de un ser humano tan consumido como consumista, y da como resultado que ya el 40% de los hombres europeos tengan problemas de fertilidad, y que vayan naciendo generaciones de seres débiles y condenados a la extinción. Exactamente el mismo porcentaje padece algún tipo de alergia hoy en día en Europa, hace setenta años era apenas el 4%. No deja de haber una cierta justicia poética en el hecho de que seamos los ciudadnos del Primer Mundo los más intoxicados por nuestra forma de vida. También sucedió antes entre los patricios, la aristocracia de la antigua Roma, víctimas de las lujosas y carísimas tuberías de plomo para canalizar el agua a sus viviendas. Los plebeyos, que bebían el agua directamente de los pozos, sobrevivieron.

Como ve, tenemos en común mucho más de lo que, en principio, podríamos pensar. Por ello le invito a cambiar, aunque sea levemente, su punto de vista, que sin duda condicionará sus acciones. En unos años usted, como yo, no seremos más que el recuerdo de nuestros actos, nada más, poco importará que nuestra tumba sea de mármol, simple tierra o cenizas al viento. No tiene sentido acumular cuanto ni podremos disfrutar ni hará que sobreviva de nosotros un recuerdo amable en quienes nos den sepultura. Muy posiblemente no recordará usted el nombre de ningún gobernador británico de la India mientras fue colonia británica, pero Gandhi está en su memoria, en la mía y estará también en la de nuestros descendientes. Ese es el destino humano, y no lo digo en un sentido idealista o metafórico, a través de la ciencia ya hemos podido demostrar matemáticamente, mediante la Teoría de Juegos, y neurológicamente con el descubrimiento de las neuronas espejo, la importancia de la sociedad en nuestra especie. Hoy en día sabemos que una decisión, del tipo que sea, tomada por todos los ciudadanos, en vez de por una élite, sin importar su ideología, es siempre la que tiene menos posibilidad de error. Nada somos los unos sin los otros, y llegados al punto de desarrollo en que nos encontramos, sólo los que lo comprendan sabrán navegar en la historia futura. Quienes se opongan, las llamadas personas neofóbicas, conseguirán retrasarlo, tal vez unas décadas, tal vez un siglo, pero no podrán detenerlo, nunca pudieron antes. El resto de la Humanidad seguirá su camino, antes siervos, súbditos, después ciudadanos que delegaban las decisiones en la clase política, quieren ahora ser ciudadanos que tomen las decisiones que les afectan, y lo conseguirán, porque han elegido el camino que está en la misma estructura de su especie, una especie social: la colaboración y el apoyo mutuo.

El motivo de la presente no es otro que invitarle a que se informe, a que reflexione, y pueda participar de ese cambio, de ese paso evolutivo, que espero sepa comprender y del que depende nuestro futuro y el de de nuestros descendientes.

Sin otro particular, le saluda atentamente;

Un ciudadano.


Nekovidal nekovidal@gmail.com

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