VOCES entre VOCES
http://artes-libres.blogspot.com.es/
PARA ENVIAR TEXTOS O PROPONER TEMAS:

LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.
3 poemas de Adulta funcional, de Gloria Fortún
/
Gloria Fortún descubre en este poemario que ser una señora, una señora bollera y gorda, es llevar un fuego dentro, avivado por todas las contradicciones, sueños y desobediencias, así como por la voluntad en combustión de que el deseo siempre venza a la norma.
En Zenda reproducimos tres poemas de Adulta funcional (Dos Bigotes), de Gloria Fortún.
***
Adulta funcional
Poner
lavadoras y llorar.
Poner lavadoras
y llorar
con la ropa
limpia.
Toda la familia tiene
la ropa limpia.
Aguja y tejado
derrumbados,
¡Notre Dame doméstica!
Roja choza en
ruinas,
roja choza que late
al ritmo de un tambor espumoso.
Loza
con café, con cereales,
con lo que necesitéis,
que te
duele la tripa,
pues con manzanilla.
Deshacer la bolsa
húmeda
entre los dedos.
Camomila entre los dedos
y
llorar.
Madre de tu madre,
madre de tu hija,
madre de ti
misma,
hija de tus letras,
que te crean y te
envuelven.
Abecedario amniótico
para los pulcros
desiertos
catedralicios
diurnos.
***
Hay escritoras
Hay
escritoras,
lo leo en las solapas de los libros,
que viven a
caballo
entre París y Nueva York,
pero que no tienen caballo.
Yo
si tuviera un caballo
iría por las praderas, libre, libre,
y
debajo de mi sombrero habría
paz mental,
que no sé qué
es, pero
suena tan hermosa
como las puestas de sol
que dejan
a los cactus temblando.
Hay escritoras
que no dedican
poemas
cuando se enamoran
y les va muy bien,
el médico que
fue a su colegio
una repugnante mañana de otoño
a la hora del
recreo
escribió en su ficha que eran atléticas,
en la mía
marcaron
con un hierro al rojo vivo
que era pícnica,
un
sello de granja,
no te explicaban qué quería decir
pero
sabías que era peor. Yo
si fuera una vaca también
dejaría un
puñado de hierba fresca
junto a mi amor bovino
y la hierba
rimaría.
Hay escritoras
que sufren mucho escribiendo,
lo
pasan fatal, yo
si sufriera mucho escribiendo
me haría barista
y
le pondría a ella un dibujo
con espuma de leche y mirad,
por
ahí va esa tierna camarera pícnica
mugiendo a caballo.
Y le
va muy bien.
***
Besarte
Besarte
es
tumbarme
en el alfeizar
de la ventana
del último piso
de
un rascacielos
a mirar las perseidas.
Soy un pichón
de niña
loba
en un agosto
arriesgado
experta en aullar
aprendiendo
a volar.
—————————————
Autora: Gloria Fortún. Título: Adulta funcional. Editorial: Dos Bigotes. Venta: Todostuslibros.
BIO
Gloria Fortún (Madrid, 1977) concibe la escritura como territorio de libertad absoluta. Autora de los poemarios Todas mis palabras son azores salvajes (2021) y Adulta funcional (2025) y de la novela Roja catedral (2022), se dedica también a la traducción de obras escritas por mujeres. Su consagración a la literatura está siempre atravesada por el activismo feminista y la visibilidad lésbica. Es creadora y profesora de la comunidad de Escritoras Peligrosas. En otra vida fue una vaquera del Lejano Oeste.
https://www.zendalibros.com/3-poemas-de-adulta-funcional-de-gloria-fortun/
TEMAS TERTULIA 18-4-2025
ALTRUISMO
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
TEXTOS TERTULIA 11-4-2025
¿HAY AHORA?
PROPORCIONES
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
¿HAY AHORA?
Tengo sobrada experiencia resistiendo los embates de la vida, reconozco el poder que tienen sobre nosotros los diferentes estados de ánimo y pongo en valor la disciplina y el esfuerzo que se utilizan para alcanzar un objetivo; sé que Mengele y Viktor Frankl, las dos caras opuestas del ser humano, estuvieron en una ocasión frente a frente, a unos treinta centímetros de distancia, el primero sirviendo a la muerte, el segundo defendiendo la vida; he comprobado en más de una ocasión que una sonrisa abre más puertas que una mala cara y que la amabilidad tiene una onda expansiva superior a la que posee la grosería.
Tal vez por todo ello, me parece imposible que exista un ahora limpio de polvo y paja.
Últimamente vivimos en una lucha sin tregua por atrapar el ahora puro; las voces de quienes saben de relatividad y neurociencia insisten en repetirnos que solo existe el momento presente, que podemos dibujar nuevos circuitos en nuestro cerebro y que todo nos resultaría más gratificante cuando si consiguiéramos ver la parte amable de cuanto sucede.
Pero resulta que estamos conformados por una mezcla de vivencias pasadas y expectativas de futuro; es inevitable que un rostro, un comportamiento o una forma de mirar, pulsen el resorte exacto para que una antigua emoción se adueñe del presente trastocándolo y, aun suponiendo que podamos tirar de las riendas porque hayamos adquirido el temple necesario, nuestro comportamiento quedará afectado.
Lejos de apoyar la teoría de que solo existe el ahora, tiendo a creer que todos los tiempos están reunidos, que todos los instantes se entremezclan y dan como resultado, lo que dan. De la misma forma que ocurre con los sentimientos que anidan dentro del alma y hasta los más antagónicos pueden surgir a la vez. Aspirar a un ahora nirvanesco, pretender vivir en un estado de aceptación permanente, me parece, cuando menos, peligroso.
He usado alguna vez el silencio para no exacerbar una situación; Frankl se estiró tanto como pudo para que la mano de Mengele no señalara la izquierda; en ocasiones he recibido respuestas amables de personas a las que no había tratado bien; estas acciones no son respuestas inmediatas, más bien vienen conformadas por la experiencia y la decisión de apostar por una actitud ante la vida. No, no hay ahora, solo existe una memoria continuada que tal vez provenga de tiempos inmemoriales y que pudiera ser celular o quizás cultural, pero el ahora no es otra cosa que el ayer empleándose en construir futuro.
10/abril/2025 – Vicki Blanco para «VOCESentreVOCES»
¿HAY AHORA?
¿Existe el ahora cuando el pasado, con su carga agridulce, nos resta fuerzas para imaginar siquiera un futuro posible?
¿Existe el ahora, siendo como somos sólo resultado de lo vivido, no sólo nosotros sino todos nuestros ancestros en su milenaria procesión de dolor, hambre y angustia?
¿Existe el ahora cuando ante cada amanecer o atardecer nos invade la muy realista incertidumbre sobre si será el último?
¿Existe el ahora cuando un abrazo o un beso paran el tiempo?
¿Existe el ahora en la mirada brillante de mi gato o la sonrisa inquieta de mi amigo ebrio?
¿Existe el ahora cuando, en momentos como ahora, me pregunto si existe el ahora?
¿Existe algo salvo cuanto dejemos crear a nuestra fantasía, alimentada tanto de amor como de miedo, tanto de vida como de muerte?
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
ARTES LIBRES www.arteslibres.net
PROPORCIONES
EL
BESO EN LA PENUMBRA
Le gustaba
visitar aquel hotel con frecuencia, atraída por su amplia terraza y
las vistas privilegiadas que ofrecía. Desde allí, podía contemplar
la Alcazaba, la majestuosa catedral de "La Manquita", el
imponente Castillo de Gibralfaro y el bullicioso Muelle Uno. Aquella
panorámica siempre le ofrecía un espectáculo digno de
admirar.
Elegante como de
costumbre, aquella noche había optado por un total white en tonos
beige: un pantalón de pinzas, una blusa de satén con botones de
nácar, una chaqueta adornada con un broche de pluma y pedrería
dorada, y unos clásicos zapatos Mary Jane que realzaban su
feminidad.
Subió en el ascensor
con su característica sonrisa y, al llegar a la terraza, eligió un
sillón de rattán natural. Con calma, sacó un libro de su bolso de
mano y lo abrió, dejándose envolver por la lectura.
El
camarero se acercó con familiaridad.
—¿Lo
de siempre, señorita? —preguntó con una leve sonrisa.
Ella asintió y, pocos minutos después, él regresó con su cóctel favorito: un "Sea Breeze" preparado con vodka y jugo de arándanos. Al colocarlo sobre la mesa, el camarero echó un vistazo discreto a su alrededor. No había clientes observando.
Entonces,
en un gesto tan furtivo como íntimo, apartó con delicadeza un fino
y oscuro mechón que se había descolgado de su cabello y, sin
decir una palabra, depositó un beso apresurado en la piel cálida de
su cuello, como quien retrata secretos en el aire
malagueño.
Ella no apartó la
vista de su libro de sonetos del amor oscuro de Lorca , pero sus
pestañas temblaron levemente antes de volver a fijarse en la
página.
- Mari Ángeles Castillo
Romero -
PROPORCIONES
Guiaba el hilo de la luna el rocío curtido en mil amaneceres.
Los gatos esculpían silencios mientras arrullaba el tiempo el inexorable devenir.
La sorda indiferencia cotidiana iba sembrando día a día soledad mientras crujían las risas rizadas de celos.
Los ocelotes siempre se han llevado bien con los cachalotes, pero nunca han sido buenos nadadores.
Con una mano nos acuna la eternidad y con otra la muerte, por eso, implacable, nos corroe la duda de la única certeza.
Los pájaros, minúsculos dinosauros supervivientes de tantas catástrofes, siguen cantando indiferentes a todas ellas, pero esperan educados a que se callen los misiles. Pobres pájaros, heroicos sembradores de esperanzas irremplazables.
Y sobre el mar, las olas, ¡ay, las olas!, todas tan perseverantes, y efímeras como la vida...
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
ARTES LIBRES www.arteslibres.net
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
Cómo controlar la ira: 7 consejos prácticos
Claves para el autocontrol en la gestión de la ira.
Los problemas relacionados con la ira son motivo frecuente de consulta a los profesionales de la psicología.
Incluso hay terapeutas que están especializados únicamente en el control de la ira y la agresividad, dato que nos habla de que es algo que afecta a muchas personas. ¿Cómo controlar la ira? Esto es precisamente lo que se preguntan los pacientes, puesto que suele ser difícil manejar la tendencia agresiva o a enfadarse sin ayuda externa.
Hoy tratamos el problema de la ira y la agresividad, y exponemos algunos consejos para controlarla.
Artículo relacionado: "10 consejos para aprender a controlar los impulsos"
¿Qué es exactamente la ira?
La ira es una emoción que se caracteriza por un incremento rápido del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de los niveles de noradrenalina y adrenalina en sangre. También es común que la persona que siente ira se enrojezca, sude, tense sus músculos, respire de forma más rápida y vea aumentada su energía corporal.
Siendo una emoción relacionada con el impulso agresivo, algunos expertos señalan que la ira es la manifestación de la respuesta que emite nuestro cerebro para atacar o huir de un peligro. Por otra parte, el estado mental propio de los momentos de ira nos vuelve instintivos y merma nuestra capacidad para razonar.
Las causas de la ira
La ira puede surgir como consecuencia de un estado de inseguridad, envidia, miedo, etcétera. La ira puede aparecer también cuando somos incapaces de afrontar una situación concreta, pudiendo herirnos o molestarnos la forma en que actúan las personas de nuestro entorno.
En resumen, la ira o la agresividad suelen aparecer en situaciones que percibimos como una amenaza. Por tanto, la ira está fundamentada en sentimientos como el temor, el miedo, la frustración o incluso en cansancio.
Cuando nos sentimos frustrados ante algo, podemos reaccionar de varias maneras. Para el caso que nos ocupa, una de las posibles reacciones ante la frustración es la ira. La agresividad, por su parte, es la manifestación exterior de la cólera que sentimos.
La ira aparece de un modo automático ante algunas situaciones que nos obstaculizan para lograr fines u objetivos. Las emociones que sentimos no se producen sin razón, sino que cada una tiene una función específica. En el caso de la ira, el cerebro causa este estado para prepararnos para efectuar un esfuerzo superior para superar la dificultad que se nos ha presentado.
Tipos de ira
La ira tiene distintas facetas y adquiere diferentes formas:
1. La conducta agresiva y la violencia puede aparecer como una manera de lograr distintos objetivos cuando no hemos sido capaces de lograrlos sin usar la violencia. En este caso, podríamos hablar de una ira instrumental, porque la empleamos como un medio para obtener algo. Los terapeutas asocian esta conducta a unas pobres habilidades de tipo comunicativo o en el autocontrol, pero siempre será posible mejorar estos aspectos.
2. Puede aparecer la ira como explosión, a causa de haber aguantado durante mucho tiempo una situación injusta o perturbadora. Así, las pequeñas frustraciones diarias se van acumulando y, a base de no expresar nuestro malestar, acabamos estallando en un momento u otro. La solución a este tipo de círculos viciosos es gestionar adecuadamente la ira, y no ir acumulándola hasta explotar.
3. La ira como defensa surge cuando percibimos que nos están atacando o nos enfrentamos a una dificultad. Normalmente, tendemos a reaccionar de forma negativa más por intuición que por los hechos objetivos, lo que puede conducirnos a que nuestra ira sea poco justificada objetivamente.
¿Cómo controlar la ira? Algunos consejos para manejarla
Tomar conciencia de las causas que nos llevan a un estado de ira es un gran paso para avanzar hacia una buena gestión de nuestros enfados. Aprender a controlar la ira pasa por aprender a racionalizar algunas emociones e impulsos irracionales y relativizar las reacciones que nos produzcan algunos eventos de la vida.
En caso contrario, la agresividad y la ira nos puede conducir a un estado permanente de alerta que puede generar malas experiencias personales. Por tanto, uno de los factores claves en el manejo de la ira es el autocontrol, pero también cabe destacar las siguientes dinámicas en pos de desarrollar la prevención de la ira:
1. No acumular ira sino gestionarla adecuadamente
Cuando algo injusto sucede y no reaccionamos, vamos acumulando ira y enfado. Tarde o temprano, todo este enojo que vamos guardando estallará y puede dar lugar a un episodio de violencia verbal y/o física.
Por tanto, es importante afrontar los problemas con asertividad y control, para no dejar que la bola del enfado vaya creciendo por momentos.
También hay que tener en cuenta que la ira puede ser canalizada, y no necesariamente a través de patrones de comportamiento asociados a la agresividad. Por ejemplo, el estado de tensión causado por la ira puede resultar un elemento motivador para llevar a cabo actividades creativas y de expresión artística.
2. Evitar la mentalidad de ganador/perdedor
En muchas ocasiones, nos enfadamos como reacción a la frustración de no haber logrado algunos objetivos que nos planteábamos, o cuando algo no ha salido tal como esperábamos. En estos casos, la empatía es el rasgo distintivo entre aquellos que saben gestionar la frustración, controlar la ira y aceptar las contrariedades con deportividad. Debemos evitar plantear las relaciones interpersonales como un juego en que se gana o se pierde.
3. Reflexionar acerca de las causas y las consecuencias de nuestra irascibilidad
Pensar en ello y analizar si nuestra reacción emocional es realmente justificada nos puede ayudar. Muchas veces no pensamos por qué estallamos en un arrebato de ira, por ejemplo cuando conducimos un coche y reaccionamos instantáneamente insultando o haciendo gestos a otros conductores cuando hacen algo incorrecto.
En ese momento sería vital meditar sobre el porqué reaccionamos de este modo: ¿has pensado en las posibles consecuencias de tener un episodio de ira mientras estás conduciendo? Visto así tal vez vale la pena tomarse estas situaciones de otra manera.
Una de las maneras más eficaces de potenciar el auto-conocimiento y aprender acerca de cómo suelen surgir en nosotros los sentimientos de ira consiste en llevar un diario de emociones. Es decir, ir tomando notas acerca de las experiencias que nos han hecho sentir más intensamente a lo largo del día, explicando brevemente qué estábamos haciendo, dónde, lo que nos ha pasado por la cabeza, y lo que hemos hecho ante ello.
4. Descansar lo suficiente
Cuando estamos agotados física o mentalmente, nuestras reacciones de ira y los impulsos agresivos son más frecuentes y tenemos menos herramientas para gestionarlos. Por este motivo es necesario descansar y dormir las horas necesarias: tanto en el plano cuantitativo (dormir mínimo 8 horas) como en lo cualitativo (descansar bien).
Además, existen varios momentos del día en que somos más vulnerables a estallar de ira, y eso varía de una persona a otra. Somos capaces de controlar la ira cuando estamos descansados, porque podemos analizar mejor las situaciones.
5. Relajación, meditación, autocontrol...
La relajación es la mejor manera de prevenir los ataques de ira. Existen distintas formas de relajarse: practicar deporte, el yoga, la meditación, el Mindfulness, tomar un baño de agua caliente, o cualquier método que pase por distraer la mente y llevarnos a un estado de positividad.
De hecho, en los momentos concretos en que detectamos que podemos tener una reacción de ira, es una buena idea tratar de respirar profunda y lentamente durante por lo menos veinte segundos: esto hará que nuestro cuerpo se desintoxique de la negatividad y la irascibilidad que sentimos.
6. Evitar situaciones y personas irritantes
Debemos evitar encontrarnos en situaciones en que sabemos que pueden aumentar nuestra ira o llevarnos a un estado negativo. También es probable que conozcas ciertas personas que te irriten especialmente (las temidas personas tóxicas).
En la medida de lo posible, hay que tratar de evitar los contextos en que sepamos que podemos estallar, y en cuanto a las personas que nos irritan, algunas veces será imposible no tener ningún contacto (jefes, algún familiar en concreto), por tanto, en la medida de lo posible, habría que tratar de conversar con esa persona con el fin de que las interacciones no resulten tan irritantes.
7. Terapia con un psicólogo
La ayuda de un psicoterapeuta profesional y acreditado puede ayudar decisivamente a gestionar este tipo de reacciones emocionales, sobre todo cuando ha llegado un punto en que los comportamientos agresivos derivados de un mal control de la ira son frecuentes.
La terapia psicológica para estos casos está destinada a modificar actitudes que generan situaciones de enfado, y permiten lograr una reestructuración cognitiva para que el paciente pueda gestionar y controlar su ira. También se emplean algunas técnicas de control emocional para controlar la ira y manejar así la agresividad.
Además, en algunos casos extremos en los que hay involucradas psicopatologías, tal y como ocurre con el trastorno explosivo intermitente, la solución pasa necesariamente por ir a terapia.
Referencias bibliográficas
Azrin, N.H. y Nunn, R.G. (1987). Tratamiento de hábitos nerviosos. Barcelona: Martínez Roca.
Crespo, M. y Larroy, C. (1998). Técnicas de modificación de conducta. Madrid: Dykinson
Caballo, V. (comp.) (1991). Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. Madrid: Siglo XXI.
Froján, M.X. (1998). Consultoría conductual. Terapia psicológica breve. Madrid: Pirámide.
Izquierdo, A. (1988). Empleo de métodos y técnicas en terapia de conducta. Valencia: Promolibro.
Payne, R.A. (2005). Técnicas de relajación. Guía práctica. Badalona: Paidotribo.
Vallejo, M.A., Fernández-Abascal, E.G. y Labrador, F.J. (1990). Modificación de conducta: análisis de casos. Madrid: TEA.
Bertrand Regader. (2015, junio 1). Cómo controlar la ira: 7 consejos prácticos. Portal Psicología y Mente.
https://psicologiaymente.com/clinica/como-controlar-la-ira