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TEMAS
TERTULIA 1-2-2020
PADRE
HISTORIA
E HISTERIA
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
Buscar la felicidad es una de las principales fuentes de la infelicidad (Eric Hoffer)
Y
una mañana cuando estaba en el bosque me encontré de pronto ante la
cosa,
Me la encontré en un claro verde guardado por álamos y robles escamosos.
Y los mugrientos detalles de la escena se elevaron, colocándose entre el mundo y yo.
Había un diseño de huesos blancos durmiendo olvidados sobre una almohada de cenizas.
Y el muñón carbonizado de un árbol apuntando en forma acusadora su lento dedo franco al cielo.
Había rotas extremidades de árboles, pequeñas venas de hojas quemadas y un rollo chamuscado
de cáñamos grasientos:
Un zapato vacante, una corbata vacía, una camisa rasgada, un solitario sombrero y un par de
pantalones llenos de sangre negra
Y sobre el pasto pisoteado había botones, fósforos muertos, puchos de cigarros y cigarrillos,
cáscaras de maní, un seco frasco de gin y el lápiz labial de una prostituta;
Trazos diseminados de alquitrán, un incansable adorno de plumas y el prolongado aroma de la
gasolina.
Y a través del aire de la mañana el sol vertía una sorpresa amarilla en las cuencas de los ojos de un
cráneo de piedra . . .
Y mientras yo estaba allí, una fría piedad congeló mi mente por la vida que había terminado.
El suelo agarró mis pies y mi corazón fue rodeado por heladas paredes de miedo.
El sol murió en el cielo; un viento de noche murmuró en el pasto y manoseó a las hojas en los
árboles; el bosque se vació en gruñidos de jauría; la oscuridad gritó con voces sedientas y los
testigos se levantaron y vivieron.
Los secos huesos se agitaron, sonaron, se elevaron fundiéndose con mis huesos.
Las grises cenizas formaron carne firme y negra, penetrando en mi carne.
El frasco de gin pasó de boca en boca; los cigarros y los cigarrillos se encendieron, la prostituta
manchó de rojo sus labios,
Y mil rostros se arremolinaron a mi alrededor, clamando por el incendio de mi vida...
Y entonces me tuvieron, me desnudaron, batiendo mis dientes en la garganta hasta que tragué mi
propia sangre.
Ahogaron mi voz en el tumulto de sus voces y mi cuerpo mojado y negro resbalaba y rodaba en sus
manos mientras me ataban a un tronco.
Y mi piel se adhería al caliente alquitrán burbujeante, cayendo de mí sobre los blandos terrenos.
Y los plumones y las púas de las blancas plumas penetraron en mi carne cruda y yo gemí en mi
agonía.
Entonces enfriaron piadosamente mi sangre, enfriada con un bautismo de gasolina
Y en una llamarada de rojo me elevé al cielo como el dolor se levanta como agua, mis extremidades
hirviendo.
Jadeando, implorando, me agarré como un niño a los calientes costados de la muerte.
Ahora yo soy huesos secos y mi rostro un cráneo de piedra mirando al sol en sorpresa amarilla.
Richard Nathaniel Wright, incluido en Nueva poesía USA. de Ezra Pound a Bob Dylan (Ediciones de la flor, Buenos Aires, 1970, selec. y trad. de Marcelo Covián).
Me la encontré en un claro verde guardado por álamos y robles escamosos.
Y los mugrientos detalles de la escena se elevaron, colocándose entre el mundo y yo.
Había un diseño de huesos blancos durmiendo olvidados sobre una almohada de cenizas.
Y el muñón carbonizado de un árbol apuntando en forma acusadora su lento dedo franco al cielo.
Había rotas extremidades de árboles, pequeñas venas de hojas quemadas y un rollo chamuscado
de cáñamos grasientos:
Un zapato vacante, una corbata vacía, una camisa rasgada, un solitario sombrero y un par de
pantalones llenos de sangre negra
Y sobre el pasto pisoteado había botones, fósforos muertos, puchos de cigarros y cigarrillos,
cáscaras de maní, un seco frasco de gin y el lápiz labial de una prostituta;
Trazos diseminados de alquitrán, un incansable adorno de plumas y el prolongado aroma de la
gasolina.
Y a través del aire de la mañana el sol vertía una sorpresa amarilla en las cuencas de los ojos de un
cráneo de piedra . . .
Y mientras yo estaba allí, una fría piedad congeló mi mente por la vida que había terminado.
El suelo agarró mis pies y mi corazón fue rodeado por heladas paredes de miedo.
El sol murió en el cielo; un viento de noche murmuró en el pasto y manoseó a las hojas en los
árboles; el bosque se vació en gruñidos de jauría; la oscuridad gritó con voces sedientas y los
testigos se levantaron y vivieron.
Los secos huesos se agitaron, sonaron, se elevaron fundiéndose con mis huesos.
Las grises cenizas formaron carne firme y negra, penetrando en mi carne.
El frasco de gin pasó de boca en boca; los cigarros y los cigarrillos se encendieron, la prostituta
manchó de rojo sus labios,
Y mil rostros se arremolinaron a mi alrededor, clamando por el incendio de mi vida...
Y entonces me tuvieron, me desnudaron, batiendo mis dientes en la garganta hasta que tragué mi
propia sangre.
Ahogaron mi voz en el tumulto de sus voces y mi cuerpo mojado y negro resbalaba y rodaba en sus
manos mientras me ataban a un tronco.
Y mi piel se adhería al caliente alquitrán burbujeante, cayendo de mí sobre los blandos terrenos.
Y los plumones y las púas de las blancas plumas penetraron en mi carne cruda y yo gemí en mi
agonía.
Entonces enfriaron piadosamente mi sangre, enfriada con un bautismo de gasolina
Y en una llamarada de rojo me elevé al cielo como el dolor se levanta como agua, mis extremidades
hirviendo.
Jadeando, implorando, me agarré como un niño a los calientes costados de la muerte.
Ahora yo soy huesos secos y mi rostro un cráneo de piedra mirando al sol en sorpresa amarilla.
Richard Nathaniel Wright, incluido en Nueva poesía USA. de Ezra Pound a Bob Dylan (Ediciones de la flor, Buenos Aires, 1970, selec. y trad. de Marcelo Covián).
"Mientras
vivamos en la ignorancia, seremos siempre los unos enemigos de los
otros." (Proverbio árabe)
TEXTOS
TERTULIA 24-1-2020
PÁJAROS
EL
VIENTO QUE SE LLEVA NUESTRAS IDEAS
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
PÁJAROS
Hay
pájaros de barro como ésos a los que Manolo García echa a volar,
pájaros de mal agüero de los que todos huimos como del diablo,
pájaros bobos que nos provocan risa, cotorras que hablan sin parar,
carpinteros que usan su pico para tamborilear en los árboles,
frágiles e intensos como el colibrí y cantores como los jilgueros.
Pero
de todos los pájaros que conozco me gustan sobremanera los que
sobrevuelan mi cabeza; ellos colocan los sueños a mi alcance y son
invisibles al resto del mundo; a veces, por casualidad, alguien
escucha su aleteo y entonces, no entiendo muy bien el porqué, saca a
pasear los trabucos rompeilusiones
que carga en su mochila y dispara contra ellos sin darse cuenta de
que esos pájaros son mi mundo y sólo se extinguirán cuando yo deje
de tener ilusiones, amor y ganas.
Si
te quieres, si me quieres, ni se te ocurra tocarlos porque si los
dañaras, si hirieras siquiera la punta de una de sus alas,
seguramente haré caer sobre ti la mayor tormenta de desilusión que
puedas imaginar; no te acerques a mi enjambre de sueños para
maltratarlos porque si lo haces es probable que me enfade y se me
ocurra enfrentarte a tu realidad, a tus mermas, a tus vacíos, a tus
carencias, a tus vicios y, en un segundo, en un solo segundo, habré
tirado abajo ese castillo de naipes que mantienes pegado con Loctite.
Y
es que, mis pájaros, son flores de otro mundo.
25/01/2020
– Victoria Blanco para «VOCESentreVOCES»
PÁJAROS
Todas
las mañanas, durante años, compraba el pan en la misma panadería
sin intercambiar con el panadero más palabras que el saludo y la
despedida.
Un
día, al encontrarse ella un pájaro herido en la puerta de la
panadería hablaron por primera vez, y mucho . . .
Un
año después son una de esas muy pocas parejas que son felices cada
día y aún les falta tiempo para reír y soñar juntos.
El
pajarillo, por supuesto, sobrevivió, mimado por quienes le
necesitaron al principio como pretexto de sus ganas de verse, querido
luego como el artífice accidental de aquel amor providencial.
Nekovidal -
nekovidal@gmail.com
ARTES LIBRES www.arteslibres.net
EL
VIENTO QUE SE LLEVA NUESTRAS IDEAS
Aunque
a veces es necesario algo de veneno,
para poder tragar la vida.
Y a la deriva van los barcos de la dignidad humana.
Mañana será mañana, pero no sabemos hasta que punto.
No resistimos por heroísmo, sino porque nos viene en la gana.Es tiempo de que caigan las caretas.
para besarnos de corazón todos en los labios.
Abandonemos las palabras de lengua de serpiente.
Y la poesía será quemar el cielo y la tierra, o no será nada.
para poder tragar la vida.
Y a la deriva van los barcos de la dignidad humana.
Mañana será mañana, pero no sabemos hasta que punto.
No resistimos por heroísmo, sino porque nos viene en la gana.Es tiempo de que caigan las caretas.
para besarnos de corazón todos en los labios.
Abandonemos las palabras de lengua de serpiente.
Y la poesía será quemar el cielo y la tierra, o no será nada.
J.J.C.
- Juan Jiménez Caballero
EL
VIENTO QUE SE LLEVA NUESTRAS IDEAS
(Dedicado
a Ester)
La
miel del pañal -claro que sí-
Las natas del piano
Los olores del arco iris
Ojo, Fede, tul, mosqueta
¿Mofeta?
No, idiota –perdón-
Pero déjame seguir un trato más
Mientras sigan vibrando las fuerzas
De la pequeña viola asturiana
Mientras otras profesiones pinten de añil el alba
Mientras dicten y oren en Arabia
¿Y lo divertido que es empujar letras?
Pobres, caen al vacío
Pero enseguida vuelven a saltar
O a cantar, y vuelven a ir, y vuelven a clamar
¿El qué?
Su derecho a existir, por supuesto
Hubo quien una vez habló
Del suicidio de las letras en el mar
¡Qué disparate!
¡Qué descabellado!
Como si alguien fuera a tomarse semejante sopa
-tan salada-
El marisco está cotizado, sí
Almas en tejas y barbudos bien hechos
Camaleones, grandes mejillas y cien ollas
Pero ¿lo percibes?
Es el principio del fin
Comienza en la cara y acaba… en la cola.
Las natas del piano
Los olores del arco iris
Ojo, Fede, tul, mosqueta
¿Mofeta?
No, idiota –perdón-
Pero déjame seguir un trato más
Mientras sigan vibrando las fuerzas
De la pequeña viola asturiana
Mientras otras profesiones pinten de añil el alba
Mientras dicten y oren en Arabia
¿Y lo divertido que es empujar letras?
Pobres, caen al vacío
Pero enseguida vuelven a saltar
O a cantar, y vuelven a ir, y vuelven a clamar
¿El qué?
Su derecho a existir, por supuesto
Hubo quien una vez habló
Del suicidio de las letras en el mar
¡Qué disparate!
¡Qué descabellado!
Como si alguien fuera a tomarse semejante sopa
-tan salada-
El marisco está cotizado, sí
Almas en tejas y barbudos bien hechos
Camaleones, grandes mejillas y cien ollas
Pero ¿lo percibes?
Es el principio del fin
Comienza en la cara y acaba… en la cola.
Sara
Vi Ta
EL
VIENTO QUE SE LLEVA NUESTRAS IDEAS
Sé
que comenzó siendo una brisa suave de caricias amorosas, de cuidados
familiares, de risas y alegría ante ese ser diminuto recién
llegado.
Sé
que la brisa siguió siendo apacible durante los primeros años,
cálida, segura, pero sé también que luego llegó la tormenta...
Recuerdo
que el viento arreciaba, empeñado en arrastrar en una sola dirección
cuanto osara poner en entredicho su dirección única.
Sé
que pronto arrasó cuanto la vida nos había enseñado: a distinguir
el amor del interés, lo bueno porque da ganas de vivir de lo malo
porque la quita, lo imprescindible de lo superfluo, las ilusiones
creadoras de las ilusiones destructoras, la realidad del teatro del
teatro de la realidad y, sobre todo, la propia ceguera.
Yo
que sé, todos los sueños e ilusiones tienen un precio y casi
siempre vale la pena pagarlo. Pocas cosas admiro más de la
naturaleza humana que a quienes supieron morir, con orgullo y
dignidad, gritando “¡Viva la libertad!” sabiendo que eran las
semillas de un bienestar que nunca podrían disfrutar, que eran algo
tan etéreo e indispensable como, tan sólo y nada menos que,
semillas de futuro.
Su
amor a sus seres queridos, a su especie, a la vida, a la justicia,
eran suficientes para ellos para que valiera la pena.
Yo
que sé, el vendaval lo arrasa todo, las ilusiones, las razones y las
sinrazones, los sueños y hasta lo que creíamos imposible que fuera,
es, para bien y para mal, es...
Siempre
el viento, a veces brisa, a veces huracán, a veces aire limpio, a
veces locura y tormento, pero siempre el viento...
Yo
que sé, ¿somos acaso culpables por tener un corazón de viento?
Nekovidal -
nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRES www.arteslibres.net
EL
VIENTO QUE SE LLEVA NUESTRAS IDEAS
Qué
locura
echar
a perder
este
aliento
que
tan calentito
nos
mantenía.
No
sé si merece
la
pena lo que
nos
espera:
comportarnos
como
almas
desconocidas.
José
María Rico
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
- “El tiempo es la sustancia de que estoy hecho.
- El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;
- es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
- es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.
- El mundo, desgraciadamente, es real;
- yo, desgraciadamente, soy Borges".
(Jorge
Luis Borges)
*
En el otro lado del mundo había un vagabundo que buscaba su tierra,
el lugar de donde se es, esa loca ilusión a la que llamamos
“patria”. Envejeció y tuvo tiempo de aprender que tu patria es
cualquier tierra donde tienes un amigo.
Ya
han pasado muchos años, el hombre está enterrado en un lugar
lejano, no importa donde, está enterrado en su patria.
*Lucía
lucía sus lúdicas luces de luciérnaga retando al lucero del alba.
Lucía aún tuvo que luchar mucho para llegar a ser, realmente, la
lúcida Lucía que sólo lucía a Lucía.
Nekovidal -
nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRES www.arteslibres.net
***
Esta
noche te buscaré en el cielo
y
te pediré un deseo:
que
el mundo se hunda
y
que me sostengan tus brazos.
Lourdes
Pérez
Espada
(Sayf) su nombre, espadas sus ojos. Desenvainadas, las tres me
matarían.
¿No le basta con una? Pero incluso me golpea la vaina, sus párpados.
Cuando le cautivé sus ojos coquetones me cautivaron; amos y cautivos, los dos, a la vez.
¡Oh Espada, trata a tu cautivo de amor con compasión! No te pido libertad como galardón.
Muhammad ibn Abbad al-Mutamid, incluido en Amores iguales. Antología de la poesía gay y lésbica. Panorama general (La Esfera de los libros, Madrid, 2002, selec. de Luis Antonio de Villena, trad. de Miguel José Hagerty).
Otros poemas de Muhammad ibn Abbad al-Mutamid
¿No le basta con una? Pero incluso me golpea la vaina, sus párpados.
Cuando le cautivé sus ojos coquetones me cautivaron; amos y cautivos, los dos, a la vez.
¡Oh Espada, trata a tu cautivo de amor con compasión! No te pido libertad como galardón.
Muhammad ibn Abbad al-Mutamid, incluido en Amores iguales. Antología de la poesía gay y lésbica. Panorama general (La Esfera de los libros, Madrid, 2002, selec. de Luis Antonio de Villena, trad. de Miguel José Hagerty).
Otros poemas de Muhammad ibn Abbad al-Mutamid