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TEMAS
TERTULIA 8-11-2019
ARRITMIAS
FUTURO
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
“Los
móviles son el sueño de Stalin, porque emiten cada dos o tres
minutos una señal de ubicación. Y peor aún, uno de sus
procesadores tiene una puerta trasera universal que los convierte en
dispositivos de escucha que no se apaga nunca”.(Richard Stallman)
ruido de orugas por qué fúnebre una sílaba-clavo, dos, tres, y el día se hace noche, no más o al revés una sílaba se desclava, antes del sonido, en el sonido, después del sonido (desconfiar) aullando todos los casos de rosa, sin ventana, en un latín absoluto, así es mi vida allí yo deshago los ruidos de flashs, las bandas y la momia dijo sin labios (estaba mamando) is it as bad as that cuidando de recalcar el that con una elegancia de crooner que no engañó a nadie sobre la suma gravedad de la literalidad Dominique Fourcade, incluido en Poesía francesa actual (Biblioteca digital, República Dominicana, 2009). Otros poemas de Dominique Fourcade Yo explico, escritura negra... |
"El
tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto."
(Charles Chaplin)
TEXTOS
TERTULIA 1-11-2019
GOTA
DE VIDA
GATOS
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
GOTA
DE VIDA
En
lo alto de una cuesta aparece un manantial. No es turquesa como el
ideal de los manantiales. No brotan litros de agua ni cascadas,
ni grandes ni pequeñas. Solo tímidas pero persistentes gotas surcan
entre los musgos y helechos que pueblan su negra superficie.
Vida
empecinada en existir sobre una roca en otro tiempo yerma, que en
época estival hubiésemos declarado muerta sin dudarlo; terca vida
empecinada en salir (adelante, afuera, arriba) contra todo
pronóstico.
-Como aquel que salió de la más remota aldea castellana, sin expectativa ni perspectiva alguna.-
La vida siempre busca.
-Por eso muerto está el que se conforma.-
Te sientas y oyes las gotas del manantial, arrítmicas como un viejo corazón, arrítmicas como pudieran ser las notas de un piano. Glissando seguido de un tap, tap, tap. Benditos glissandi.
Notas en la cara que por unos segundos el sol se abre paso entre tanto gris.
Chilla un águila no muy lejos.
Te levantas, dispuesto a seguir rumbo este, noreste, este, noreste.
¿Una gota? Dos, tres, cuatro. Empieza a llover.
Bienvenido sea el concierto.
-Como aquel que salió de la más remota aldea castellana, sin expectativa ni perspectiva alguna.-
La vida siempre busca.
-Por eso muerto está el que se conforma.-
Te sientas y oyes las gotas del manantial, arrítmicas como un viejo corazón, arrítmicas como pudieran ser las notas de un piano. Glissando seguido de un tap, tap, tap. Benditos glissandi.
Notas en la cara que por unos segundos el sol se abre paso entre tanto gris.
Chilla un águila no muy lejos.
Te levantas, dispuesto a seguir rumbo este, noreste, este, noreste.
¿Una gota? Dos, tres, cuatro. Empieza a llover.
Bienvenido sea el concierto.
Sara
Vi Ta
GOTA
DE VIDA
IMPERCEPTIBLE
COMO UNA GOTA DE VIDA
Así
llegaste tú, gradual y progresivo,
desbordante
y torrencial también,
eterno
como la línea que marca el horizonte,
sedante
lo mismo que la respiración,
plausible
a noches, censurable a ratos.
Yo
te dejé pasar a mis confines
abriéndote
la puerta de mi desilusión,
tus
manos impregnaron de fragancia mis lodos;
no
fuiste sólo amante, aromático amor,
fuiste
mi casi todo, fuiste falta de nada.
A
través del sonido y el roce de tu voz
mis
ojos pasearon alrededor del mundo
atrapando
recuerdos que jamás yo viví,
rememorando
versos que no había escuchado,
recorriendo
senderos que nunca conocí.
Con
toda aquella vida que inhalé entre tus brazos
descubrí
sinfonías dentro del corazón,
bebí
de tus deseos, respiré de tu alma,
quedó
impreso en mi pelo el brillo de tu cuerpo
y
en mi piel descarnada el sabor de tu amor.
Marchaste
una mañana,
como
marchan las noches al roce de la luz;
fui
abriendo lentamente los ojos que aún te guardan
hasta
tomar conciencia de aquella realidad,
sintiéndome
feliz por no haberte soñado,
sintiendo
la tristeza de no tenerte más.
Te
fuiste de la misma manera que llegaste,
silencioso
y preciso, realista, tenaz,
dejando
entre mis dedos un beso imperceptible,
una
gota de vida que no seca jamás.
Victoria
Blanco
GOTA
DE VIDA
AUDIO:
Como ausente
Rafel
Cotilla
GOTA
DE VIDA
Una gota de vida es ésa que siembra lo eterno. A veces tiene forma de
palabra, o de libro, o de viaje, o de sonrisa . . . Lo que ella riega
siempre crece, es vida que da lugar a vida y siendo tan aparentemente
poco, es eterna.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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GATOS
MENOS
MAL QUE SÓLO SOY UN GATO
Yo
sé que soy tan sólo un gato. Vivo con un grupo de humanos desde
tres días después de nacer, cuando fui brutalmente separado de mi
madre y mis hermanos.
Ya
tengo cinco años, y mi idea sobre los humanos no ha mejorado en
absoluto: son realmente estúpidos, y lo que es peor, crueles. Ellos
creen que los gatos y los demás animales no podemos pensar y
comunicarnos, el engreimiento es otra de sus virtudes, pero nada más
lejos de la verdad; tenemos que ocultar nuestras capacidades ya que
la experiencia nos ha demostrado que los humanos temen aquello que no
llegan a comprender, y destruyen todo lo que les produce temor; si se
enteraran, nos someterían a crueles experimentos o, simplemente, nos
exterminarían, como ya han hecho con otras especies, e incluso con
tribus enteras de sus semejantes.
El
grupo, familia, como lo llaman ellos, con que vivo, no tiene
problemas de alimentación y viven, materialmente hablando, muy bien,
pero es asombrosa su obsesión por perder el tiempo trabajando más
para comprar más cosas que luego no tienen tiempo de usar.
El
jefe del grupo es abogado, una extraña profesión que consiste en
mentir lo mejor posible para defender a otros humanos que han hecho
algún daño al grupo donde viven, a fin de que no sean encerrados en
jaulas que ellos llaman cárceles; lo más curioso es que Roberto,
que así se llama mi amo, considera un verdadero triunfo personal que
un asesino defendido por él quede libre, siendo el hecho de su
culpabilidad o inocencia algo secundario para él. Nunca he logrado
comprenderlo.
Julia,
mi ama, es funcionaria, a veces me lleva en una cesta al lugar donde
trabaja para que sea manoseado impunemente por sus amigas; por lo que
pude deducir, su trabajo consiste en salir a desayunar y comprar el
periódico, leer el periódico, comentar con sus compañeras el
periódico, pintarse las uñas, y protestar ante su jefe, que aparece
dos días a la semana por la oficina, de la cantidad de trabajo que
se va acumulando por falta de personal; ocasionalmente escribe, entre
suspiros, algo en el ordenador.
Los
niños, por su parte, acuden a un edificio sumamente ruidoso por su
presencia que en una ocasión, siendo muy pequeño, tuve la
desgraciada oportunidad de visitar, una de las experiencias más
terribles de mi infancia. Allí, teóricamente, han de ser instruidos
por un grupo de adultos llamados profesores para saber enfrentarse,
en la edad adulta, a las dificultades que les presente la vida. En la
práctica parece ser un lugar donde son depositados los niños para
que sus padres puedan descansar hasta el siguiente encuentro con
ellos, pues los humanos rara vez consiguen convivir en armonía con
sus crías, desbordados por la energía que éstas emanan.
Los
seres humanos son, y esto ni ellos mismos lo niegan, seres muy, muy
extraños.
Y
si creen que exagero, les contaré como es una semana cualquiera con
el grupo con el que vivo, una pareja y dos crías que, a pesar de
tener ya cuatro y siete años se encuentran, como todos los humanos a
esa edad, en un muy primitivo y lamentable estado de desarrollo.
El
lunes comenzó como todos los lunes: gritos para despertar a los
niños, que ya por costumbre se agazapan debajo de las sábanas en
cuanto oyen las voces de sus padres. Roberto, malhumorado,
murmurando: "Joder, otro lunes", y Julia que, con los ojos
semiabiertos, le mira y no dice nada. Este suele ser el día de las
peleas matrimoniales que, sistemáticamente sólo abarcan dos temas:
que ella gana más en su trabajo que él en su bufete, lo cual, no sé
por que, molesta sobremanera a mi amo, y un antiguo novio de Julia,
que ella ya tiene más que olvidado pero que mi amo se resiste a
dejar en el baúl de los recuerdos; el esquema es, invariablemente,
cada lunes, el mismo:
-“Márchate
con él si tanto le querías”.- dice mi amo al tiempo que disimula
su miedo ante la sola idea de ser abandonado por Julia.
-“Déjame
en paz”.- responde ella aparentando indiferencia, pero halagada por
el ataque de celos de su marido.
Yo
suelo optar por marcharme al jardín y esperar, pues ya he tenido
oportunidad de comprobar, cuando era más joven, que los humanos son
propensos a descargar sus iras en cualquier víctima inocente, y aún
recuerdan mis riñones alguna injusta patada de lunes.
Los
martes no son mucho mejores, el ambiente en la casa es todavía
tenso, y sólo el ruido de los juegos de Rebeca y Andrés, los hijos
de mis amos, dan una nota de humor que, cuando deciden sustituir sus
juguetes por mi cansado cuerpo, se transforma en humor negro.
Los
martes por la noche mi amo ve, invariablemente, su programa favorito
de televisión, una extraña máquina que les obsesiona pero posee la
virtud de mantenerles callados, con lo cual dejan de decir sandeces
unos minutos.
Se
trata de un curioso programa, que ellos llaman documental
informativo, que cuenta como viven, o mejor dicho, se matan, las
personas en otras partes del planeta.
Eso
que ellos llaman guerra es una de las tantas cosas sobre los humanos
que todavía no he conseguido comprender del todo.
Los
gatos tenemos nuestras disputas, desde luego, si llega un forastero a
poner en tela de juicio el liderazgo del rey de nuestro barrio habrá
una terrible pelea, pero será entre ellos dos, a ninguno se le
ocurriría decirnos que todos los demás gatos debemos luchar, como
hacen los soldados humanos, para mantener sus privilegios. Por otra
parte, también es cierto que ninguno de nosotros sería tan necio
como para hacerles caso y secundarles en su locura.
Mi
amo finge interés durante todo el programa, pero yo he observado que
las pupilas se le dilatan especialmente cuando salen escenas
monstruosas de sus hermanos de especie destrozados por alguno de sus
mortíferos inventos para matar, y su mirada me da miedo. . .
El
miércoles pasado fue un día un tanto especial: hubo una extraña
visita. Era un señor bajito y malhumorado con el que, a pesar de su
manifiesta impertinencia, mis amos se mostraban muy amables y
condescendientes, y resultó divertido ver el temor de mi amo a pesar
de ser mucho más fuerte que ese al que definieron, una vez se hubo
marchado, como "jodido inspector de Hacienda". No llegué a
comprender cual era el tema que trataban, pero entre mis amos se creó
un ambiente de complicidad ante el enemigo común que consiguió, por
fin, hacer desvanecer los restos de la pelea del lunes.
Esa
es otra de las curiosidades humanas: la necesidad de un enemigo común
para lograr reconocer a sus propios amigos.
El
jueves fue un día muy bullicioso. Mi amo apareció por casa cargado
de regalos, pues había ganado un caso y, según él, debía
celebrarse que un ladrón volviera a estar libre. Hubo regalos para
todos: para los niños sofisticados juguetes electrónicos, con los
que acabará jugando mi amo pero, y esto es realmente asombroso, sólo
a escondidas cuando no haya nadie en casa; es curioso que se
avergüence de jugar, noble costumbre que los gatos conservamos
durante toda nuestra vida, y no se avergüence, sin embargo, de su
canallesco trabajo.
El
regalo para mi ama fue macabro y de mal gusto: un abrigo hecho con
pieles de animales que, tras olerlo, pude comprobar, aliviado, que no
eran gatos. Otra rareza humana. Y a si mismo se obsequió mi amo con
un enorme aparato de gimnasia que, a buen seguro, no utilizará hasta
el comienzo del verano, cuando vaya a asarse, untado en grasa, bajo
el sol de alguna playa; entonces descubrirá, como cada año, que en
las personas abúlicas como él, la gastronomía no es buena
compañera de la estética.
El
viernes suele ser un día animado dentro de la monotonía semanal;
como los niños no tienen que madrugar al día siguiente para ir a la
escuela, se quedan hasta tarde viendo la televisión con sus padres.
La elección de los programas suele ser motivo de disputa, pero ésta
nunca pasa a mayores: se termina viendo, simplemente, el que ha
elegido mi amo, que suele ser alguna violenta película de acción.
Dentro de unos días, en cuanto tenga ocasión, les dará a sus hijos
un discurso sobre lo malo de pelearse en la escuela, y que todo se
puede solucionar mediante el diálogo; los niños le escucharán
boquiabiertos, pero no por asombro ante su madurez y sabiduría, como
él cree, sino porque no aciertan a compaginar en su infantil cabeza
humana lo que dice su padre con lo que hace. En cualquier caso yo
pagaré, como siempre, las consecuencias, ya que los niños se
empeñarán en repetir conmigo las crueles escenas que han visto en
la pantalla y, claro, a mí siempre me toca el papel del malo.
A
los sábados los llamo yo el día-sorpresa, porque nunca se sabe como
va a terminar. Por la mañana dejan a los niños en casa de sus
abuelos y mis amos se marchan a lo que ellos llaman divertirse que
consiste en comer y beber excesivamente para poder, a la mañana
siguiente, caminar defectuosamente.
Sobre
lo que en mi pobre naturaleza hacen una vez que vuelven a casa
mencionaré tan sólo un ejemplo: cuando mi amo se empeñó en
perseguirme por toda la casa para ponerme una de sus ridículas
prendas de vestir, una corbata, y acabó siendo rescatado del tejado
por los bomberos. . .
Pero
no crean que soy un pesimista, ya sé que hay humanos buenos y
razonables, pero, a pesar de ser mayoría, su voz rara vez se oye,
ahogada por los gritos y canalladas de una minoría obsesionada por
el poder, como el más miserable gato pendenciero.
Aunque
no cabe duda que desde un punto de vista ecológico, el ser humano es
una de las especies más dañinas que se han dado en este planeta en
todos los tiempos, ayer por la tarde, mientras estaba solo en casa,
observé desde la ventana donde estaba sentado dos hechos que me han
hecho meditar mucho sobre la naturaleza humana: un joven minino, hijo
de una familia de gatos que viven en la calle desde hace años, fue
atropellado por un coche al cruzar la calle. El conductor, un
jovencito humano con una música estridente en su coche, en compañía
de otros tres igualmente ebrios, no sólo no freno para evitar el
atropello, sino que giró para provocarlo, tras lo cual profirieron
un extraño grito de alegría, fue horrible . . .
Yo
no podía salir para ayudarle, encerrado como estaba, y me limité a
salir a la azotea, desde donde comencé a llamar con maullidos a los
padres del gatito, pero antes de que llegaran se acercaron a auxiliar
al herido una anciana humana con quien parecía ser su nieta. Lo
recogieron con cuidado y se dispusieron, por lo que pude oír, a
llevarlo a un veterinario mientras le acariciaban para consolarle.
Eso
es lo más extraño de los humanos: que en la misma especie conviven
los seres vivos más crueles y destructivos y también los seres más
nobles, amables y solidarios. Y eso es lo único que me permite
seguir confiando ocasionalmente en ellos y en el futuro que puedan
brindar a nuestro planeta. Algún día aprenderán a tratar a sus
semejantes más egoístas y crueles como a enfermos que son,
olvidando el erróneo concepto de maldad. Algún día aprenderán con
respecto al resto de la naturaleza y a sus propios semejantes la
primera y más importante norma de convivencia, la más simple pero
difícil de llevar a cabo: saber vivir y dejar vivir.
Hoy
es domingo y todos se han ido de paseo al parque. Aquí, acurrucado
sobre la alfombra, pienso en mi vida, la vida de los humanos, y la
vida en general. Pienso que tal vez yo sólo sea, como dicen ellos,
un animal irracional, tan sólo un gato que no puede comprender
muchas cosas de la existencia humana.
Pero
a veces también pienso: menos mal que sólo soy un gato.
Nekovidal - nekovidal@gmail.com
ARTES
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GATOS
EL
GATO VIRIATO
Al
gato Viriato no le gustaba su nombre, le maullaba a sus dueños
y
le daban boniatos.
El
gato Viriato maullaba y maullaba para que le cambiaran el nombre
pero
sus dueños creían que quería más boniatos, y se hinchó como un
globo
el pobre Viriato.
El
gato Viriato ya quería gata pero como se tiraba pedos sin parar
le
daba vergüenza salir a "gatear".
El
gato Viriato fué a una escuela de idiomas a aprender "personés"
para
hablar con sus dueños del problema de sus flatos.
El
gato Viriato se hizo famoso y daba conferencias con corbata
y
tenía locas por él a todas las gatas.
Pero
el gato Viriato ya estaba turulato de tanto tiempo de celibato
y
como no sabía "gatear" con las gatitas, las puso a todas
muy gordas dándolas boniatos.
Yolanda
Yuste
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS.
RUBIA
TONTA (canción)
Rubia
tonta
de
miles de ilusiones
y
rompecorazones
de
todo el país.
Rubia
tonta,
al
despertar te encuentro
posando
en mí cuarto
y
me haces feliz.
Quisiera
coleccionarte
tenerte
en todas partes
poder
poseerme del todo
acerca
de ti.
Tú
que eres nuestra reina,
el
mundo estaba en tus manos
no
llegaste a la espera
y
decides partir.
Rubia
tonta
de
miles de ilusiones
y
rompecorazones
de
todo el país.
Rubia
tonta
si
hubieras esperado
a
estar entre mis brazos
igual
te hago feliz.
Solo
quedan los recortes
tus
historias y los pósters,
conocida
por muchos hombres,
menos
por mí.
JMR
– José María Rico - Spencer
Como
si estuviesen petrificados se ubican en medio del espacio del cual
disponen, a una cierta distancia no pueden observarse el uno al otro
ni pueden distinguir el diseño de los objetos de su casa. Si
observaran con detención descubrirían que tanto la madera del suelo
como la tela de su vestuario están cubiertas por la trama de la
impresión. Sienten que alguien los observa, como si la presencia de
muchos ojos se instalara siempre en el mismo lugar para observarlos.
Naturalmente ninguno de ellos sabe que en realidad así es. Aunque
usted se instale frente a ellos y les escupa o les sople a los ojos
no tienen conciencia de usted. Como es natural en ellos, su piel se
eriza en una mezcla de horror y ansiedad ante la fuerte presencia de
una mirada desde fuera de su espacio.
Nuevos hombres y nuevas mujeres habitan hoy la casa.
Gustavo Barrera Calderón en Creatur (2009), incluido en Doce en punto. Poesía chilena reciente (1971-1982) (UNAM, México, 2012, selec. de Daniel Saldaña París).
Otros poemas de Gustavo Barrera Calderón
Orificio de simios
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